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REGULACIÓN DE MATRIMONIO DE PAREJAS DEL MISMO SEXO EN IGUALDAD DE CONDICIONES


El señor ELIZALDE.- Gracias, Presidenta.
Yo quisiera, en primer lugar, hacer un reconocimiento a los representantes de los grupos de la diversidad que nos acompañan en las tribunas esta tarde, en un contexto de pandemia, con un aforo reducido, por razones obvias, pero que representan a un grupo importante de personas que hace mucho tiempo nos han dado un verdadero ejemplo y que, gracias a su lucha y consecuencia, nos han permitido ir avanzando en la construcción de una mejor sociedad, una tarea que hoy día no concluye pero que en la votación de esta tarde tiene un hito muy relevante.
Y lo hago porque creo que han sido un ejemplo, primero, de valentía para enfrentar la discriminación, en muchos casos para asumir su propia experiencia de vida como un ejemplo a seguir por el respeto a la dignidad y el orgullo que todos los seres humanos debemos sentir respecto de lo que somos. Ellos han permitido, gracias a su trabajo consecuente y permanente, que la cultura en Chile cambie para el bien de todas, todos y todes.
Quiero también reconocer a aquellos que desde el Congreso Nacional plantearon, en épocas tempranas, la importancia de avanzar en una ley de matrimonio igualitario.
El Senador Girardi dio una entrevista a mediados de los noventa, que fue publicada en La Segunda, y que, en aquel tiempo, fue calificada como un verdadero escándalo. Obviamente, consiguió muy poco apoyo cuando planteó la necesidad de tener lo que en ese entonces se denominaba "matrimonio homosexual".
Y la verdad es que cuando hoy hay una mayoría sólida en el Congreso Nacional y hay una mayoría más amplia en la sociedad, pues bien, eso es el reflejo precisamente del cambio cultural que se ha producido en el último tiempo.
El primer proyecto de matrimonio igualitario fue presentado en el año 2008 por quien era Diputada en aquel entonces, la actual Senadora Adriana Muñoz, y el Diputado Alfonso de Urresti, actualmente Senador, junto a otros parlamentarios. Y después, el año 2010, un proyecto presentado por la Senadora Isabel Allende junto a los Senadores Girardi, Lagos Weber y Navarro.
¡Y cuánto tiempo ha pasado! El año 2017 la Presidenta Bachelet presentó el proyecto que estamos votando ahora, ¡en primer trámite recién!; eso sí, en su votación en particular, porque ya lo aprobamos en general.
Y es el resultado de una serie de cambios legales dentro de los cuales quiero destacar lo que impulsamos durante el Gobierno de la Presidenta Bachelet, que fue el pacto de unión civil. En aquel entonces, las bancadas que se oponen al proyecto de matrimonio igualitario señalaron que estaban disponibles para legislar en un pacto de unión civil en cuanto este fuera un estatuto jurídico que solo se aplicara a las parejas homosexuales. ¿Qué dijimos en ese momento? Que el pacto de unión civil debía ser para todo tipo de pareja, que no podía ser una legislación con lógica de gueto. Y, de hecho, se ha aplicado de manera generalizada para todo tipo de parejas y ha sido una institución que, sobre todo para las nuevas generaciones, ha cobrado un especial sentido.
Ahora, la lógica para tener matrimonio igualitario es porque representa una señal -más que simbólica, pero por cierto simbólica- respecto de que el Estado reconoce y protege a todas las familias, a todas las parejas, a todas las formas de amor. Y por eso es un paso civilizatorio importante.
Hasta hace no mucho tiempo, en Chile la homosexualidad estaba tipificada como delito. Por cierto, durante mucho tiempo no hubo condenas porque era una legislación absurda; pero, cuando se despenalizó la homosexualidad, que se conocía en aquel entonces como el "delito de sodomía" -ese era el lenguaje que se ocupaba- hubo quienes se opusieron. Y, al igual que hoy, dieron a entender que nuestra sociedad poco más que se venía abajo por esta innovación; los mismos que se opusieron a eliminar la distinción entre hijos legítimos e hijos naturales e ilegítimos; y los mismos también que votaron en contra del divorcio, aunque al poco tiempo después se acogieron a la legislación de divorcio por las crisis matrimoniales que enfrentaron.
Y hoy día, cuando uno pregunta: bueno, ¿quién se opuso a la eliminación de la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos? ¡Silencio! ¿Quién se opuso al divorcio? ¡Silencio! Nadie se hace cargo de lo que fue su postura en aquel entonces.
Pues bien, yo tengo la convicción de que en poco tiempo más, cuando se pregunte ¿quién se opuso al matrimonio igualitario?, se producirá el mismo silencio.
Con todo respeto, y guardando las proporciones, este es un avance de una magnitud trascendente.
Hoy, cuando se pregunta en el mundo: ¿quién se opuso a la eliminación de la esclavitud? ¡Silencio! Es más, nadie entiende cómo pudo darse la esclavitud, pero en su momento hubo quienes la justificaron como una institución económica fundamental, que se basaba, obviamente, en la explotación de los seres humanos. Pero hoy día nadie se hace cargo. Por cierto, ha pasado mucho tiempo.
El matrimonio igualitario es un salto civilizatorio que permite algo muy simple: que todas las personas sean respetadas en su dignidad, y su orientación sexual no debe ser una razón para ser discriminadas de ninguna forma, menos aún por el Estado. Es más, a través del matrimonio igualitario, el Estado reconoce todas las formas de amor y les concede la merecida protección jurídica que corresponde. Así de simple.
¡Y cuánto ha costado!
Ha tenido que cambiar la forma en que vemos el mundo; ha tenido que cambiar la cultura. Afortunadamente, avanzamos hacia un modo de convivencia que se centra en el respeto irrestricto a la dignidad humana.
Yo creo que la modernidad no tiene que ver con la tecnología ni con los computadores, sino con algo mucho más simple: con el establecimiento de relaciones más simétricas, más igualitarias y con la ampliación de los derechos.
Y el proyecto de ley que estamos discutiendo esta tarde da cuenta precisamente de un salto, de un avance en un país más moderno, entendiendo la modernidad como una sociedad con relaciones sociales más justas. Ese es el sentido de esta iniciativa.
Presidenta, voto a favor. Lo hago con orgullo, convencido de la importancia de este proyecto, y con mucha humildad.
Además, quiero reconocer el esfuerzo de las personas que nos acompañan en las tribunas, con quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar en otras iniciativas. La verdad es que ellos y ellas son ejemplos de cómo se debe enarbolar una causa justa, a veces contra viento y marea, a veces con el riesgo de ser impopular, pero sabiendo que se está defendiendo algo importante.
¡Qué alegría saber que hoy la gran mayoría de las chilenas y los chilenos apoya esta iniciativa gracias precisamente a la lucha consecuente de los grupos que representan todo el mundo de la diversidad!
Nos han dado una lección, una verdadera lección de vida. Y, por tanto, creo que son, sin duda, un ejemplo a seguir.
Voto a favor del matrimonio igualitario.