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NORMAS EXCEPCIONALES PARA PAGO DE SUBVENCIONES ESCOLARES EN CONTEXTO DE PANDEMIA POR COVID-19


El señor QUINTEROS.- Señora Presidenta, la pandemia que nos afecta desde el mes de marzo ha tenido efectos que eran impensados en el sistema educacional. La suspensión de clases presenciales impuso sobre la marcha la tarea de enfrentar esta situación con nuevas metodologías, nuevos sistemas de aprendizaje, principalmente apoyados por la educación a distancia.
El sistema educacional chileno tenía escasa experiencia en esta materia, y las nuevas tareas lo han tensionado, dejando a un número importante de alumnos fuera de él por carecer de medios y condiciones tecnológicas para la vinculación telemática con sus profesores y compañeros.
Es más, hay lugares, sobre todo en mi región, donde el internet es un bien escaso, no solo por las dificultades geográficas, sino por las condiciones económicas de las familias, pues muchas de estas han tenido que elegir entre comer y pagar algunos servicios básicos o tener una conexión a internet o comprar un computador, porque acá se da por hecho que en todas las casas hay un computador.
Hemos visto cómo desde el día uno el Ministro de Educación ha esquivado estos escenarios, poniendo en el centro de sus preocupaciones la vuelta a clases, incluso invirtiendo grandes sumas de dinero en campañas que podrían haberse destinado a planes de internet o tablet para aquellos alumnos que no cuentan con estos recursos tecnológicos para que así pudiesen tener continuidad en su proceso educativo.
En este período más del 90 por ciento de los establecimientos educacionales han estado cerrados. Pudo haber servido para evaluar y revisar el modelo de financiamiento de la educación en nuestro país, que en buena medida es el responsable de su deterioro. Pero, desgraciadamente, no fue así.
Así y todo, hay asuntos que son muy difíciles de aceptar. Es incomprensible que después de casi nueve meses en que la mayoría de los establecimientos han estado cerrados como consecuencia de la pandemia, sin alumnos ni clases, se siga insistiendo en el uso de la asistencia media para el cálculo de la subvención escolar, que ya en tiempos de normalidad provoca distorsiones y perjudica a las escuelas más vulnerables. Es una muestra de la obcecación del Ministerio de Educación, que simplemente no estuvo dispuesto a innovar, resistiéndose a cualquier cambio respecto de cómo financiar la educación en momentos tan complejos para nuestra sociedad.
Este claramente es un proyecto que no se hace cargo de la nueva condición, no aporta la solución a los problemas educativos en las regiones y sigue empobreciendo a la mayor parte del sistema al no considerar los gastos adicionales que debiese generar la educación a distancia, sobre todo en las regiones con grandes áreas de ruralidad e insularidad.
Estamos terminando el año 2020. El año escolar fue irregular desde sus inicios, sin clases presenciales, perdido por una buena parte de los estudiantes, y aquí no se plantea otra propuesta para financiar las escuelas del país que persistir en el modelo vigente.
Pese a lo pobre de esta propuesta, no queda más que votarla a favor, para no seguir perjudicando aún más a nuestras escuelas y liceos.
He dicho, Presidenta.