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REFORMA CONSTITUCIONAL SOBRE SEGUNDO RETIRO EXCEPCIONAL DE FONDOS ACUMULADOS DE CAPITALIZACIÓN INDIVIDUAL


El señor QUINTEROS.- Gracias, Presidenta.
Vivimos momentos difíciles como país, ¡qué duda cabe! Mucha gente se encuentra en una situación desesperada mientras varias instituciones tambalean y el Gobierno llega tarde y mal a todos los problemas.
En el horizonte aparece la señal positiva de una nueva Constitución, pero el trayecto está lleno de crisis, urgencias y amenazas que se suceden una tras otra y que no es posible eludir.
En este escenario, la prioridad debe estar en la ayuda a las personas. Los socialistas y la Oposición hemos insistido, una y otra vez, en una renta básica universal mientras dure la emergencia, pero el Gobierno solo accedió a un bono y luego a un IFE de monto limitado y de cobertura aún más restringida.
Frente a estas ayudas insuficientes y tardías, en la práctica el Gobierno nos ha obligado a habilitar esta forma de autoayuda, que permite a los trabajadores recurrir a sus fondos previsionales. Lo ideal hubiese sido que las personas no se vieran en la obligación de acceder a esos ahorros para paliar los mayores costos que ha significado la crisis.
Esperábamos que este esfuerzo no lo hicieran las familias, sino el Estado, y que el Gobierno diseñara y ejecutara políticas eficientes y dignas para garantizar seguridad y estabilidad económica a todo quien se viera afectado por la falta de empleo, la reducción de sus ingresos o la ralentización de la actividad económica.
Nada de eso ocurrió.
Es más, como si viviera en un mundo paralelo, primero el Gobierno criticó la iniciativa de retiro del 10 por ciento y se marginó. Luego, ante el riesgo de caer en la total intrascendencia, ha intentado bloquearla, levantando un proyecto alternativo y alegando la inconstitucionalidad de la iniciativa que estamos discutiendo.
En suma, en vez de tener una solución que ofrecer a quienes están viviendo el drama del empobrecimiento, llegamos hoy a esta votación en medio de un triste espectáculo, con la iniciativa del Congreso secuestrada por el Gobierno, con una iniciativa del Ejecutivo originalmente restrictiva e insuficiente, y con un requerimiento ante el Tribunal Constitucional presentado un domingo por la mañana.
Todo a última hora, y todo bajo un manto de opacidad y desconfianza que ni enaltece al Presidente ni apacigua el ánimo de los chilenos.
No es difícil, entonces, comprender el malestar de la ciudadanía con el Presidente, con el Gobierno, con el Congreso y con los partidos políticos.
La gente asume que detrás de toda esta maraña de maniobras y dilaciones hay un acuerdo de las elites, marcado por la falta de transparencia y por compromisos personales dedicados a defender los intereses corporativos de unos pocos, en los que más vale garantizar la estabilidad de las AFP que la sobrevivencia de la población. Y aunque esa imagen no corresponde a la realidad, es la que finalmente se impone en la opinión pública.
El Gobierno, lamentablemente, contribuye a crear este clima.
Este panorama corrobora la necesidad de aprobar este segundo retiro lo antes posible, ahora ya no solo por una razón económica, de ayuda a las personas, sino también por una razón política, porque, con sus actitudes, el Gobierno solo ha conseguido generar más distancia, más desconfianza y más rabia en la gente.
Lo que hizo el Ejecutivo puede estar dentro de sus facultades, pero es tremendamente irresponsable en la actual coyuntura, y pone en riesgo, no ya la iniciativa exclusiva del Presidente de la República, sino su propia autoridad y estabilidad.
Lo mismo ocurre con su afán por resguardar el carácter tributable del retiro, lo que a estas alturas ha pasado a ser un asunto accesorio. No es esta la vía ni el momento para pretender un aumento en la recaudación.
Seamos claros: nadie cree que el Gobierno esté preocupado por el daño que este proyecto significa a las pensiones futuras. Con o sin retiro, las jubilaciones son insuficientes, y eso solo se resolverá con una reforma profunda al sistema de pensiones y no negando el derecho de las personas a utilizar sus propios ahorros.
Respaldar este proyecto, entonces, no se trata de populismo, ni de ceder ante la voz de la calle o de las redes sociales, ni de despreciar la opinión de los expertos; se trata de ponderar... -pido treinta segundos- ... adecuadamente el momento político que vive el país.
No se busca horadar las instituciones. Al revés, se busca protegerlas, y ello exige, a veces, ceder en cuestiones que pueden llegar a ser muy relevantes.
Lo importante, entonces, es que las personas puedan disponer de un auxilio, si lo necesitan, sin mayores trámites ni requisitos.
Señora Presidenta, confío en que este proyecto será aprobado por todos los Senadores que han comprometido su voto, y que la maniobra del Ejecutivo para bloquearlo será abortada aquí y en el Tribunal Constitucional.
Lo exige el interés de los chilenos y las chilenas, que hoy lo están pasando muy mal, y lo exige...
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Un minuto, Senador.
La señora SILVA (Secretaria General subrogante).- Senador Quinteros, tiene que activar el micrófono para su tiempo extra.
El señor QUINTEROS.- Decía, señora Presidenta, que confío en que este proyecto será aprobado por los Senadores que han comprometido su voto, y que la maniobra del Ejecutivo para bloquearlo será abortada aquí y en el Tribunal Constitucional.
Lo exige el interés de los chilenos y chilenas, que hoy lo están pasando muy mal, y lo exige también el resguardo de nuestra institucionalidad, que descansa sobre un orden social hoy amagado por la acción insensible e irresponsable del Gobierno.
Voto a favor de este proyecto.
He dicho.