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NUEVO BONO CLASE MEDIA Y PRÉSTAMO SOLIDARIO PARA PROTECCIÓN DE INGRESOS DE CLASE MEDIA
La señora PROVOSTE (Presidenta).- Continuando con el tratamiento del proyecto sobre nuevo Bono Clase Media, en debate, le ofrezco la palabra a la Senadora Adriana Muñoz.


El señor QUINTEROS.- Gracias, Presidenta.
Una vez más, estamos discutiendo la pertinencia de un paquete de medidas, y una vez más el Gobierno nos conmina a aprobar estas ayudas y nos traspasa la responsabilidad de dar luz verde a una obligación, a un conjunto precario de ayudas hiperfocalizadas, excesivamente engorrosas a la hora de postular; y que también es engañoso, porque las cifras generales que ofrece el Gobierno, en la práctica y por efecto de la letra chica, están muy por debajo de las expectativas creadas.
Ante un virus que muta, el Gobierno persiste en ofrecer soluciones inmutables. Pudo haber hecho más antes, y mejor; prefirió el goteo, focalizar, regatear, apostar a que la pandemia duraría menos. Y en esa especulación empeñó la salud de la población y la economía del país. Y los costos que estamos pagando son cada vez más altos.
Han pasado más de doce meses desde el debut del COVID en Chile, y los últimos días hemos tenido las peores cifras de la pandemia sanitaria, por todos conocidas; y también económicas, con un desempleo superior al 10 por ciento, con bajas expectativas reales de la población respecto de una mejoría en el mediano plazo.
El aumento de las cifras de contagio y de fallecidos, la carencia creciente de camas críticas, y la aplicación de medidas preventivas cada vez menos eficientes en su ejecución y control conforman un panorama que ni siquiera el exitoso proceso de vacunación ha logrado contener.
La improvisación en el Gobierno también es pandémica. Un día se anuncia este paquete de apoyo; al día siguiente, y sobre la marcha, se propone cambiar las fechas de las elecciones; y luego se informa acerca del endurecimiento de las medidas de confinamiento, con decenas de excepciones, claro está, para que la gente no se exponga.
No hay, sin embargo, una correlación proporcional entre el esfuerzo que se le pide a la gente y la ayuda que se le ofrece, que está lejos de ser la que se necesita. La gran mayoría de la gente no sale a la calle porque quiere, sale porque debe trabajar y sostener a sus familias. No les podemos pedir a los pescadores artesanales, recolectores de orilla, a pequeños agricultores, conductores de colectivos, peluqueros, etcétera, etcétera, a la gente de la gastronomía y del turismo, que se quede en casa esperando que pase el nuevo peak de contagio, si no se les otorga un apoyo económico efectivo.
Muchas de esas personas no han recibido ninguna ayuda.
Y odiosamente, y por motivos ideológicos, se deja afuera a los pensionados de la Ley Valech, o de la Rettig, de derechos humanos, como si estas pensiones no fueran, al igual que la enorme mayoría, prácticamente de sobrevivencia.
Después de un largo tira y afloja, se aumenta la cobertura, pero solo para postular, y no como un derecho universal. Es decir, las mismas recetas, los mismos métodos: ayudas a cuentagotas, llenas de requisitos. Mientras tanto, el país todavía tiene un nivel relativamente bajo de endeudamiento externo, todavía dispone de fondos de reservas importantes y todavía no impone una contribución adicional a las más grandes fortunas.
No se diga, entonces, que no hay recursos.
Y no se queje el Gobierno si desde el Congreso se aprueba un nuevo retiro de fondos de las AFP, hasta ahora la única fuente de recursos más universal a la que han accedido los trabajadores, ¡como ha dicho el compañero Moreira...!
Señora Presidenta, al comienzo de la pandemia, cuando no existía claridad sobre su extensión y desastrosos efectos, se podía haber entendido la actitud cauta y restrictiva del Gobierno, pero a estas alturas, con las trágicas consecuencias que todos conocemos, no hay justificación posible para seguir insistiendo en los mismos instrumentos que se han demostrado ineficaces para cumplir los objetivos de permitir el aislamiento social de las familias.
Si antes los anuncios de cuarentena se recibían con temor y ansiedad, hoy cada vez más gente los recibe con rabia y desesperación, porque muchos perderán sus empleos formales o informales, y no podrán llevar el sustento diario a sus casas; muchos ni siquiera podrán recurrir a un eventual tercer retiro, porque ya agotaron sus fondos.
Hace varios meses, cuando analizamos el primer paquete de medidas económicas, dijimos que no bastaba; que como era un apoyo evidentemente precario y tardío, era probable que en pocos meses más estuviéramos analizando un nuevo conjunto de respaldo; que hacía falta un Ingreso Familiar de Emergencia sostenible en el tiempo, porque la crisis no sería breve. No nos escucharon.
El ex Ministro de Hacienda vino varias veces a esta misma Sala a defender con vehemencia las decisiones del Gobierno.
Le pido 30 segundos más, Presidenta.
Pues bien, esta es la tercera vez que hacemos el mismo ejercicio. La suma de la improvisación, la tacañería, la tozudez nos han dejado en esta posición.
Y el ex Ministro, que en este momento es candidato, dice que ahora sí está en condiciones de hacer todos los cambios profundos y audaces que no pudo hacer antes porque no era el Presidente. Me recuerda a aquel alto funcionario del Imperio que hace más de dos mil años, ante una decisión compleja, se lavó las manos.
Señora Presidenta, si no hay un cambio de fondo en la estrategia, en las decisiones, no sería extraño que en mayo nuevamente estemos discutiendo si el préstamo solidario es efectivo, si el IFE se prolonga, si la clase media está recibiendo el bono, y si es seguro o no hacer las elecciones. Y eso sería impresentable e insostenible.
He dicho.


El señor QUINTEROS.- Un minuto, Presidenta.
En estos últimos doce meses han cambiado los Ministros, pero la verdad es que las respuestas siguen siendo las mismas; y con esa señal, al parecer, el problema es de más arriba.
Lo dije esta mañana: desgraciadamente, este proyecto deja a un gran porcentaje de la población necesitada al margen de toda ayuda. Más encima, las cifras que ofrece el Gobierno quedan muy por debajo de las expectativas de la gente, y se sabe que lo que se entregó en enero y febrero va a ser descontado. ¡Esto es increíble!
Voto en contra.