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ANÁLISIS DE EVOLUCIÓN DE EMERGENCIA SANITARIA


El señor QUINTEROS.- En primer lugar, quiero agradecer la detallada cuenta del señor Ministro y saludar a todos los invitados y las invitadas.
A un año de iniciada la emergencia sanitaria, hay un amplio consenso sobre lo que ha sido la gestión de la pandemia, más allá de que el Gobierno haga énfasis en algunos aspectos y relativice otros. El país exige un análisis objetivo, con altura de miras, y espero que esta sesión contribuya a ello.
Lo primero que quiero decir es que hemos enfrentado la mayor crisis sanitaria de nuestra historia. Prácticamente todos los países han sido sobrepasados por ella y todos los actores hemos tratado de hacer nuestro mejor esfuerzo en favor de las personas. Pero, reconociendo la magnitud y lo inédito de la crisis, el país, por su nivel de desarrollo, el estado de sus finanzas y su propia tradición sanitaria no se merecía la situación actual de cerca de un millón de contagios y más de veintitrés mil personas fallecidas, cifras que son negativas cualquiera que sea el estándar o indicador con el que pretendamos medirnos.
Se han cometido errores, ha habido cosas que no se han hecho, y es nuestro deber insistir en ello para producir las necesarias rectificaciones.
Dentro de la gestión de la pandemia, hay que destacar la red integrada de salud, que nos ha permitido hasta el momento evitar o limitar el dilema de la última cama. Pero hoy nuevamente estamos al límite. La solución no está solo en más camas UCI o UTI, sino en mayor testeo, trazabilidad y aislamiento. Y ese ha sido el gran punto débil de la gestión estrictamente sanitaria, especialmente la trazabilidad. Debemos trazar a más personas y ser más efectivos en su aislamiento.
También hay que relevar la gestión de las residencias sanitarias. Pero incluso ello se ha visto empañado con los informes de la Contraloría, que cuestionan su uso y condiciones, además de los conflictos de intereses que se han detectado.
Podemos sentirnos orgullosos de los grandes resultados de la campaña de vacunación. Pero, reconociendo las gestiones de este Gobierno para disponer de las vacunas, el éxito de esta campaña se basa fundamentalmente en nuestra siempre olvidada atención primaria de salud, la que año a año ve postergados sus recursos con los restringidos aumentos al per cápita. Sin duda, el mayor esfuerzo lo ha hecho el personal de la salud, que no ha tenido tregua en más de doce meses. Vaya para ellos todo nuestro reconocimiento, admiración y, por sobre todo, agradecimiento.
Pero el sacrificio, que pudo haber sido evitado o al menos disminuido, ha sido el de una parte importante de la población, que ha sufrido las dramáticas consecuencias económicas y sociales del paro de la economía y que no ha contado con ayuda suficiente de parte del Estado. La tardanza e insuficiencia de esta ayuda ha tenido y tendrá consecuencias muy graves para millones de chilenos en todos los ámbitos. Desde luego, en el propio ámbito sanitario, puesto que, como lo ha reconocido el mismo señor Ministro, la falta de un efectivo sistema de seguridad social, es decir, un apoyo sólido, permanente y generalizado, no ha permitido un cumplimiento adecuado de las medidas de aislamiento.
Ahora enfrentamos una nueva ola de rápido crecimiento de los casos positivos, con mayor demanda sobre los servicios de urgencia y, sobre todo, con un aumento de la demanda de camas críticas. Las cifras hoy alcanzan las máximas históricas de esta pandemia. Detrás de este rebrote está principalmente la falta de apoyo suficiente del Estado para muchas personas cuya sustentabilidad económica depende del trabajo diario, y que por este motivo no acatan las normas sanitarias. También han contribuido el agotamiento pandémico de la población, que, cansada de las restricciones, ha descuidado las normas recomendadas, y las medidas de autorización de viajes, que, desafortunadamente, han provocado que altos números de casos se distribuyan homogéneamente a lo largo del país, no dejando zonas menos afectadas con camas de respaldo.
En este momento estamos con nuestras capacidades hospitalarias al límite y un aumento adicional es muy difícil de lograr, debido al ausentismo laboral del personal de salud, que está en extremo agotado, y a la carencia de un mayor número de especialistas.
Pero tenemos ventajas con respecto al primer rebrote.
El déficit de ventiladores, que a mediados del 2020 era crítico, hoy no existe y hay suficientes para todas las nuevas camas que se han abierto.
También se ha aprendido más sobre el comportamiento del virus y su manejo médico.
Se ha aumentado en al menos cuatro veces el número de PCR. Pero subsiste, como dije, el déficit en la trazabilidad, variante fundamental para evitar la propagación del virus.
Con todo, este tercer y grave rebrote se da en un escenario distinto, de vacunación exitosa, como se ha destacado por parte del señor Ministro. Mientras tanto, hasta que esta disminución no se haga evidente, nos esperan duros momentos. Las instituciones prestadoras de salud deberán seguir con máximos esfuerzos para aumentar y manejar eficientemente la dotación de camas críticas; el personal de salud tendrá que seguir trabajando agotadoras y duras jornadas; y las autoridades sanitarias deberán tomar medidas posiblemente más duras y restrictivas, para evitar que lleguemos al punto de no tener camas para los pacientes más graves.
Pero las medidas deben adaptarse a la realidad. Debemos seguir avanzando en protocolos para las diferentes actividades de la población. No es posible seguir decretando la suspensión indefinida de ciertas actividades, por ejemplo, de restoranes, del turismo, de gimnasios o de pequeños comercios. Esto podía entenderse en una primera fase de respuesta, pero no a un año de las primeras medidas. Estas personas, pequeñas empresas, simplemente no resistirán. Las demandas judiciales en contra del Estado, que ya se han iniciado, probablemente se van a incrementar. Deben existir condiciones estrictas, pero una de las cosas que no se ha hecho es fortalecer las capacidades del propio Estado para fiscalizarlas. No es posible que transcurrido todo este tiempo sigamos dependiendo en buena parte de las Policías y las Fuerzas Armadas.
En definitiva, señora Presidenta, sigue siendo nuestro principal desafío llegar a las personas con el apoyo suficiente.
En el ámbito legislativo, hemos aprobado todos los proyectos presentados por el Ejecutivo, pese a una actitud permanente de hostigamiento.
Desde la Comisión de Salud, que presido, seguimos disponibles para aprobar las medidas necesarias, pero también esperamos que el Gobierno escuche y haga suyas las iniciativas parlamentarias. Por ejemplo, las isapres volverán a subir los precios, que congelaron el año pasado, y los chilenos seguiremos gastando un alto porcentaje de nuestros ingresos en medicamentos. Ambas situaciones no resisten más. Invito al Ejecutivo a patrocinar un proyecto de ley para evitar las alzas de los planes de salud de las isapres mientras dure la pandemia, que se justifica por las altas utilidades que estas instituciones con fines de lucro obtuvieron durante el año recién pasado.
De la misma manera, quiero señalar que mañana pondremos en votación la idea de regular los precios de los medicamentos a farmacias, laboratorios y establecimientos de salud. Espero contar con el apoyo del Ejecutivo y, de esta manera, lograr que los chilenos paguen menos por los medicamentos.
Asimismo, se requiere un debate amplio sobre nuestro sistema de salud. Estamos disponibles para fortalecer el seguro público; para mejorar el plan de salud; para aumentar las coberturas financieras; para bajar las listas de espera; para incluir a más personas con la finalidad de mejorar las condiciones de trabajo de nuestros funcionarios sanitarios; para modernizar nuestra red de salud; para aumentar la gestión, transparencia y participación de las personas. Pero no estamos disponibles, señor Ministro, para debilitar nuestro sistema público ni perpetuar las discriminaciones.
Como dijo el señor Ministro, ha sido el sistema público, el Estado, el que ha permitido articular una respuesta. Esto ha sido fruto de la gestión de sucesivos gobiernos, y debe fortalecerse y no debilitarse.
Mención aparte son el reforzamiento que requiere la salud mental y la necesidad del apoyo sustancial y oportuno al Hospital Clínico de la Universidad de Chile. En su momento se logró formar una mesa de diálogo con el Minsal, que ha tenido dos reuniones. Hay que avanzar más rápido en este proceso.
Terminada esta pandemia tendremos un país más pobre y enfermo, más listas de espera, más cirugías postergadas, menos profesionales de la salud.
Esta es la oportunidad, señor Ministro, de avanzar hacia un nuevo y potenciado sistema público de salud, más solidario, universal y eficiente. Espero que todos estemos a la altura.
He dicho, señora Presidenta.