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MEDIDAS TRIBUTARIAS DE PLAN DE EMERGENCIA PARA REACTIVACIÓN ECONÓMICA Y DEL EMPLEO


El señor QUINTEROS.- Gracias, Presidenta.
Tengo la impresión de que, definitivamente, el Gobierno parece haber perdido toda capacidad de escuchar. No lo hizo en el retiro de fondos de las AFP ni en la iniciativa de servicios básicos. Y tampoco ha escuchado, en esta misma Sala, la opinión de un conjunto de expertos y organizaciones de las micro, pequeñas y medianas empresas sobre el proyecto de ley que establece medidas tributarias para la reactivación económica y el empleo, también mal llamado "propyme".
El juicio de ellos es lapidario: la iniciativa es del todo insuficiente para enfrentar los problemas que viven las pymes a lo largo del país. Son víctimas de los efectos múltiples de la pandemia y también de un modelo que, como ocurre en Chile, tiende primero la mano a los grandes antes que a los pequeños.
El mensaje que entregaron este lunes las asociaciones no necesita interpretaciones. Quién mejor que ellos para dar cuenta de las necesidades, los problemas y las expectativas del sector. Sin embargo, el Ministro de Hacienda y, por añadidura, el Gobierno se niegan a reconocer lo que para la mayoría resulta evidente, e insisten en que la iniciativa sea aprobada tal como está con toda la celeridad posible.
Los micro y pequeños empresarios necesitan mucho más que un conjunto de medidas poco efectivas, que no atacan sus problemas y que están lejos de promover la reactivación que requieren.
¿De qué sirve rebajar los impuestos si no hay actividad y, por lo tanto, no hay utilidades que gravar con impuestos?
Las pymes necesitan mucho más que una invitación condescendiente del Ministro a revisar el sitio web de Hacienda e informarse de las medidas administrativas que se han tomado en este tiempo. Las pymes requieren respuestas y, antes que eso, necesitan espacio para ser escuchadas.
El Gobierno dice que debemos salir de esta crisis en unidad, pero hasta ahora se han negado a recibir a los dirigentes de las pymes a fin de abrir el diálogo y escuchar propuesta para un nuevo y mejor proyecto.
Existe una fundada percepción de que esta iniciativa tiene muy poco de propyme, como se la quiere hacer aparecer. ¿Cuál es el objetivo de apurar un proyecto que no significará ninguna ayuda inmediata? Pareciera que la respuesta hay que encontrarla en el beneficio de la amortización instantánea de intangibles, que favorece a las grandes empresas y cuyos alcances no están bien definidos, pues no existe una estimación del efecto financiero, dado que este instrumento siempre ha operado para bienes de capital tangibles.
La fórmula que se plantea es tan amplia y sin elementos de control que se puede interpretar como una encubierta manera de reponer el goodwill, que es un mecanismo de beneficio desterrado de los estándares tributarios internacionales. Nos recuerda las malas prácticas de algunas AFP que crearon falsas administradoras de fondos para luego fusionarse con ellas y obtener beneficios tributarios del orden de los 400 millones de dólares.
Tampoco se define en el texto el rol del Servicio de Impuestos Internos ni el del Servicio de Aduanas para valorizar los softwares, las semillas y demás activos intangibles.
¿Qué normas se aplicarán? ¿Las de la Organización Mundial de Aduanas o las del Servicio de Impuestos Internos?
En las importaciones, ¿por qué no se hace la distinción entre bienes nuevos y usados? ¿Se aplicarán normas de precios de transferencia?
Nada se dice al respecto.
El Gobierno defiende la medida argumentando que promovería la inversión en innovación y ciencia; pero no es ese el objetivo de este proyecto. Además, pretende hacerlo en un procedimiento expreso, con "discusión inmediata", eludiendo el debate profundo que normalmente conlleva toda modificación tributaria.
¿Cuál es, entonces, el verdadero propósito de este proyecto?
En síntesis, un puñado de empresas de gran tamaño se ahorrarán entre 4.700 y 5.000 millones de dólares en menos impuestos por este beneficio.
¿Y de qué empresas se trata? Concesionarias de autopistas, empresas eléctricas, productoras de pollo, empresas del retail y algunos de los holdings más importantes de Chile.
El Ministro nos dice que oponer grandes empresas contra pequeñas es una falsa dicotomía, y apela a la teoría señalando que unas y otras conforman un ecosistema armónico. ¡Por supuesto, cuando todos los integrantes del ecosistema están saludables este funciona de manera armónica, se desarrolla y evoluciona! Pero no es el caso, porque las pymes no están sanas; al contrario, están muriéndose, mientras muchas grandes empresas, para salvarse ellas mismas, no han tenido escrúpulos en hacer ajustes y cortar contratos de proveedores pymes.
De manera selectiva el Gobierno se niega a ver y a escuchar la realidad. Parece alimentar todavía la falsa convicción de que la pandemia terminará pronto...
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Se le concede un minuto, Senador Quinteros.
El señor QUINTEROS.- Voy a ocupar los tres minutos de fundamentación, señora Presidenta.
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Ocupará los ocho minutos.
Muy bien.
Tiene tres minutos más.
El señor QUINTEROS.- Una vez más la historia se repite. Llevamos meses aprobando proyectos que luego debemos enmendar porque resultan ineficaces para paliar las necesidades de las personas.
El Gobierno insiste en esta fórmula de proponer iniciativas mezquinas, engañosas y engorrosas bajo el imperativo de la urgencia. ¿Y para qué? Para que luego debamos corregir procedimientos, aumentar montos y coberturas, ampliar plazos y simplificar trámites. Es muy probable que si este proyecto se aprueba hoy, en poco tiempo más estaremos legislando nuevamente para cubrir sus baches y brechas.
¿Qué se ha aprendido de todo esto? Al parecer, nada. La soberbia expresada por Hacienda frente a las críticas al proyecto solo es comparable con la complacencia exhibida por el Presidente de la República en su Cuenta Pública el pasado viernes.
Resulta increíble la falta de humildad de las autoridades económicas de este país, o de este Gobierno, empecinadas en aprobar un proyecto que los supuestos beneficiarios no aceptan y piden revisar, mientras que el Presidente insiste en que el Congreso debe apurar el trámite de estas iniciativas de ley. ¿Y quién asume la responsabilidad de aprobar un proyecto insuficiente? ¿Cómo les explico esto a los pequeños y medianos empresarios del turismo, de la gastronomía, pesqueros y vinicultores de mi región?
No es razonable que se pida urgencia para... (falla de audio en transmisión telemática)... a los más afortunados o a los que tienen más si hay familias pobres y de clase media que no han recibido nada, que tienen solicitudes de ayuda pendientes y que a lo único que podrán echar mano será a sus propios seguros de cesantía y al 10 por ciento de sus fondos de AFP.
¡No, señor Ministro, esta vez no cuente con mi respaldo!
No puedo estar disponible para acudir en ayuda de grandes empresas y darles la espalda a miles de mipymes y a los millones de personas que están detrás de ellas.
Votaré en contra, y espero que en una Comisión Mixta puedan ser tomadas en consideración las demandas de los micro, pequeños y medianos empresarios.
He dicho.