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EVALUACIÓN POR EJECUTIVO DE MEDIDAS ADOPTADAS FRENTE A PANDEMIA DE COVID-19 Y PRINCIPALES DESAFÍOS


El señor ELIZALDE.- Señora Presidenta, en primer lugar, quiero manifestar mi preocupación por el accidente que ha sufrido el Presidente de la Cámara de Diputados, Diego Paulsen. Afortunadamente -me he comunicado con él-, no tuvo heridas de mayor consideración, ni él ni su equipo, aunque están "bastante machucados". Fueron sus palabras textuales. Sin duda, le expreso mi solidaridad al Presidente de la Cámara ante dicho accidente.
Respecto del sentido de esta sesión, es evidente que nadie sabía cuál era la dimensión que iba a tener el COVID-19 cuando empezó a propagarse en el mundo. Pero Chile tuvo una ventaja, y Latinoamérica en general: el virus atacó con anterioridad a otras zonas geográficas del planeta. Eso nos permitió tener un tiempo mayor para prepararnos adecuadamente.
Hay que reconocer que no ha sido fácil. Pero también debemos partir señalando que el Gobierno pecó de optimismo y que el estilo del Presidente en esta oportunidad nos jugó una mala pasada. Su exitismo intrínseco llevó a sacar cuentas alegres respecto de cómo estábamos preparados e, incluso, a tomar decisiones desacertadas, como el llamado a la nueva normalidad. Y las consecuencias se están pagando hoy con tasas de contagio que son realmente preocupantes y con un número significativo de personas que han fallecido.
Los socialistas participamos del diálogo con el Gobierno. Hemos concurrido a un marco de entendimiento para enfrentar la emergencia, porque nos parece que aquí todos debemos actuar de buena fe y con un espíritu constructivo. La salud pública está en nuestro ADN: Salvador Allende y Michelle Bachelet son claros ejemplos al respecto. Por cierto, jamás nos restaremos del esfuerzo que tenemos que hacer como país para generar condiciones entre todos para superar esta pandemia.
Pero eso no obsta a que en una sociedad democrática tengamos puntos de vista distintos. La unidad nacional para enfrentar la pandemia no puede significar la uniformidad respecto de lo que planteamos ni que se silencien las opiniones diferentes. Nosotros vamos a reivindicar siempre, por cierto, el derecho en una sociedad democrática de expresar matices y diferencias.
Concurrimos a los entendimientos; hemos aprobado las iniciativas que ha planteado el Gobierno. Pero con esa misma claridad queremos decir que tenemos una evaluación muy crítica respecto de la forma como se ha implementado la estrategia sanitaria para enfrentar la llamada "pandemia social", porque los resultados no son positivos. Tales estrategias están muy lejos de lo deseado y, en alguna medida, han fracasado.
Nos parece que es imprescindible rectificarlas para poder superar entre todos está emergencia y minimizar lo más posible sus consecuencias lamentables. Trabajamos seriamente y con pasión, y tenemos la voluntad de colaborar, de contribuir, de aportar; pero -insistimos- el Gobierno debe rectificar.
En ese contexto, participamos de este diálogo, en primer lugar, interesados en que el monto y la cobertura de la ayuda social, dentro del marco de protección social para las familias chilenas, fueran los adecuados, porque el costo de esta crisis no lo pueden pagar nuevamente las trabajadoras y los trabajadores.
El resultado de ese diálogo no nos deja del todo satisfechos. Creemos que todavía estamos por debajo de lo que las familias y las empresas, especialmente las pymes, requieren. Pero hemos concurrido a este entendimiento, porque nos parece que es necesario contribuir, sin duda, a la solución.
Sin embargo, decimos con claridad: Chile tiene recursos para una acción más contundente y eficaz. Y esperamos, obviamente, que se actúe en consecuencia.
Generamos propuestas; coordinamos el trabajo con otras fuerzas de la Oposición que participaron de este esfuerzo; dialogamos con los dirigentes del mundo social; recibimos aportes de destacados economistas y otros profesionales, y, sobre esa base, avanzamos en este entendimiento con el Gobierno para mejorar el monto y la cobertura del Ingreso Familiar de Emergencia y establecer un marco fiscal, que es el esfuerzo que hay que hacer para salir de esa crisis y generar las condiciones a fin de lograr el tercer entendimiento fundamental: la necesaria reactivación.
También decimos con toda claridad que vamos a fiscalizar el cumplimiento de este entendimiento, pues todavía hay demasiadas personas que señalan que no han recibido, por ejemplo, el Ingreso Familiar de Emergencia, teniendo derecho. Nadie que cumpla con los requisitos, si lo necesita, puede ser excluido.
En todo caso, quiero destacar el cambio de actitud que se expresó como resultado del cambio de gabinete. Lo dije en la sesión pasada y lo reiteró ahora: la actitud del Ministro Monckeberg ha sido muy distinta de la de su antecesor. Y valoro también la voluntad de los otros Ministros de La Moneda para dialogar con la Oposición y establecer un marco de entendimiento.
Nos habría gustado que esto fuera antes. Pero no queremos atribuirnos el rol de aquellos que señalan que en el pasado dijeron que había que hacer las cosas de forma distinta y que hoy se plantean como verdaderos gurús o visionarios respecto de las medidas que había que tomar.
Pero hay un punto en el que fuimos tajantes desde un principio con el Gobierno: la necesaria protección social. Dijimos cuando se discutió el "bono COVID" y cuando en sus orígenes se analizó el Ingreso Familiar de Emergencia que lo que se estaba aprobando era insuficiente. El monto decreciente no era lo que se requería para esta coyuntura y la cobertura estaba lejos de lo que el país necesitaba. Pues bien, tardó mucho para que finalmente se estableciera una base de entendimiento para al menos corregir esos aspectos, que advertimos desde un principio que estaban mal concebidos en las políticas que se estaban implementando.
En materia de salud, el resultado no es del todo positivo. Chile está octavo en casos totales de COVID-19 y cuarto en casos por millón.
Se podrá decir que testeamos más que otros países de América Latina y del mundo, lo que es efectivo. Si uno analiza los datos, observa que nuestra tasa de letalidad nos ubica en un lugar más atrás de los cien países en peores condiciones: estamos, aproximadamente, en el lugar 119. Nuestra tasa de letalidad sigue siendo baja en comparación con otros países, porque efectivamente en Chile se ha testeado más.
Pero esa no es razón suficiente para explicar un dato alarmante: las muertes por millón, esto es, la cantidad de chilenas y chilenos que han fallecido en relación al millón de habitantes. Ahí estamos tan mal como Brasil, ¡tan mal como Brasil!, aunque nos cueste creerlo. Porque en Brasil hay un populista, Bolsonaro, que desprecia a la ciencia, que desprecia el saber de los expertos, que desprecia la institucionalidad democrática y el rol de la comunidad. Pese a esa enorme diferencia, en Chile tenemos datos que son igual de preocupantes que los de Brasil.
Por eso hemos dicho desde un principio que lo económico y lo sanitario van de la mano; que el error de diagnóstico del Gobierno fue pensar que se podía separar lo sanitario de lo económico, que había que permitir que la economía siguiera funcionando para evitar costos sociales mayores, creyendo que la economía podía funcionar sin resolver el drama de la salud. Pues bien, ¡la economía no funciona sin salud! Y, por tanto, el principal esfuerzo debe ser sanitario.
Eso implica que el marco de protección social debe ser adecuado para que las trabajadoras y los trabajadores puedan quedarse en sus casas y sobrevivir en condiciones de pandemia.
Por el contrario, si se pretende insistir en esa separación, la crisis económica se va a prolongar por más tiempo y las consecuencias sociales van a ser más profundas.
Por lo mismo, fue un error el llamado a una nueva normalidad. Fue también -por qué no decirlo- un llamado a la nueva irresponsabilidad. Y estamos pagando las consecuencias.
En materia sanitaria, tenemos que hacernos cargos de la falta de participación y transparencia; de la negación a la colaboración efectiva de la comunidad científica y sanitaria; del abandono de la atención primaria, junto a su enorme capacidad de trazar y aislar en forma efectiva los casos; de la falta de voluntad de la autoridad para lograr condiciones que aseguren la efectividad de las cuarentenas. Se requiere una voluntad resuelta para avanzar en esos aspectos.
Además, ha habido problemas para comunicar el riesgo que se está corriendo y las medidas que la autoridad adopta.
Debo señalar que esperamos que el cambio de gabinete implique un cambio en todas estas materias. Por eso le deseo el mayor de los éxitos al Ministro Paris. Sabemos la responsabilidad que está en sus manos. Pero esperamos que haya no solo un cambio de tono, que valoramos, sino también una corrección en las políticas y en las iniciativas que ha implementado el Gobierno para enfrentar esta pandemia.
Lo decimos con toda claridad: nuestro compromiso es colaborar, generar condiciones para que efectivamente podamos salir de esta emergencia.
Por ello, creemos que es muy importante cuidar entre todos el clima. Las palabras que ayer escuchamos del Presidente nos generan preocupación. Hoy el Ministro del Interior, su Jefe de Gabinete, agradece el rol del Senado para generar un entendimiento que nos permita aprobar las iniciativas de ley para enfrentar la pandemia. Pero ayer el Presidente cuestionó la autonomía de un Poder del Estado. Y, además, usó una argumentación falaz y carente de fundamento, porque la institucionalidad vigente establece herramientas para que el Presidente pueda recurrir ante el Tribunal Constitucional si no comparte la declaración de admisibilidad o inadmisibilidad hecha por una de las Cámaras del Congreso Nacional.
Y, además, utilizó como excusa el proyecto de ley sobre servicios básicos, el cual jamás fue cuestionado respecto de su admisibilidad. No hay ninguna materia contenida en su texto...
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Tiempo, Senador.
Está sin audio.
Tiene un minuto más.
El señor ELIZALDE.- Por eso, nos parece que es necesario ser muy rigurosos en esta materia y cuidar entre todos el clima.
Desde ya lo anunciamos: nosotros defenderemos la autonomía del Congreso Nacional. Y el Presidente cuenta con herramientas si no comparte una decisión del Parlamento. Pues bien, que las utilice, pero que no busque excusas para adoptar decisiones que él sabe que son impopulares, sobre todo cuando existe un cuestionamiento de la ciudadanía respecto de su verdadero compromiso: si es con las grandes empresas o con los ciudadanos que hoy día no tienen para pagar las cuentas.
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Gracias, Senador Elizalde.
El señor ELIZALDE.- Y el cambio de tono que ha habido...
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Se quedó sin audio.
Gracias, Senador Elizalde.