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ESTABLECIMIENTO DE NORMAS SOBRE COMPOSICIÓN, ETIQUETADO Y COMERCIALIZACIÓN DE FERTILIZANTES
ESTABLECIMIENTO DE NORMAS SOBRE COMPOSICIÓN, ETIQUETADO Y COMERCIALIZACIÓN DE FERTILIZANTES


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, este proyecto de ley tiene por finalidad, por si no se han dado cuenta algunos, fortalecer las facultades fiscalizadoras del SAG en materia de fertilizantes, sobre todo en lo referente a su composición y etiquetado.
Me parece oportuno y necesario avanzar en este aspecto, tal como ha sido planteado no solo por los ambientalistas, sino también por los propios productores, como la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno.
El país ha efectuado un enorme progreso al mejorar la información y etiquetado de los alimentos, persiguiendo con ello que su consumo no afecte la salud de las personas.
En ese contexto, un mal etiquetado de estos fertilizantes puede generar efectos en los alimentos producidos y también sobre el medio ambiente, en especial en los suelos y el agua.
Digámoslo con claridad: el uso de productos -de origen natural o no- para estimular el crecimiento de las plantas o para eliminar patógenos que lo inhiben está en directa relación con la calidad de los productos alimenticios.
Y este es el objetivo del proyecto.
Sin embargo, hay un segundo aspecto que la iniciativa en cuestión no toca -y acá lo ha mencionado el Senador Navarro-: su impacto sobre el medio ambiente.
¿Cómo se comportan los fertilizantes sólidos al entrar en contacto con el agua pluvial?
¿El arrastre de los fertilizantes hacia los cursos de agua tiene impacto sobre la calidad de estos?
¿Cómo afecta a la fauna el consumo de agua con alto contenido de nutrientes?
¿Qué ocurre con el uso de los fertilizantes líquidos y cómo reaccionan en el ambiente?
Las preguntas son variadas y cubren un amplio espectro.
El etiquetado de los fertilizantes debiera detallar, junto con la información de las propiedades del producto y la manera de utilizarlo, la forma en que reacciona el fertilizante en contacto con el agua, el aire y el suelo. El proyecto no menciona estos aspectos, y creo que es fundamental tratarlos por su importancia y relevancia medioambiental.
No puedo dejar de mencionar en esta etapa de la discusión del proyecto lo relacionado con la contaminación de los ríos en la Región de Los Lagos y en otras regiones por el alga didymo, cuyo origen todavía se encuentra en estudio, pero que ha alterado la vida de la fauna acuática y de aquellas especies que se encuentran en los alrededores.
El uso de productos químicos para las labores agrícolas y el alto contenido de nutrientes que arrastran las aguas por el uso de fertilizantes están bajo estudio y observación en el desarrollo del didymo.
En tal sentido, es probable que el uso de ciertos fertilizantes sea incompatible con las características ambientales de las regiones del sur austral de Chile, lo que debería ser mencionado en el etiquetado para, en consecuencia, impedir su comercialización.
Hoy más que nunca debemos ser precavidos en el uso de fertilizantes para estimular el desarrollo de los cultivos.
El proyecto también deja fuera de sus normas lo referente a los plaguicidas, que son productos de origen químico o biológico que atacan microorganismos u hongos que afectan el crecimiento vegetal. Plaguicidas y fertilizantes muchas veces se confunden, sobre todo cuando son de origen biológico, y aquí debemos efectuar una discusión en cuanto a si es necesaria la incorporación de los primeros al proyecto en discusión. Algunos técnicos así lo mencionan.
Cada vez estamos más conscientes y alertas sobre el cuidado del medio ambiente. Solo la Región de Los Lagos posee importantes acuíferos que es necesario proteger de patógenos, de metales pesados y contaminantes. La vida de las aves migratorias, de una importante fauna terrestre, de mariscos filtradores y de peces depende de que podamos garantizar la calidad del agua, de que esté libre de agentes contaminantes.
Nos hemos preocupado de la contaminación que producen las grandes concentraciones de la población -de hecho, durante el año 2019 la contaminación del lago Llanquihue llegó a los tribunales de justicia-, sin embargo, la contaminación por fertilizantes y plaguicidas sigue siendo una materia oculta, pero que ya no podemos soslayar.
He dicho, señor Presidente.