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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 367ª
Sesión 62ª, en miércoles 23 de octubre de 2019
Especial
(De 13:12 a 16:34)
PRESIDENCIA DE SEÑORES JAIME QUINTANA LEAL, PRESIDENTE;
ALFONSO DE URRESTI LONGTON, VICEPRESIDENTE, Y SEÑORA
XIMENA RINCÓN GONZÁLEZ, PRESIDENTA ACCIDENTAL
SECRETARIO, EL SEÑOR RAÚL GUZMÁN URIBE, TITULAR
____________________
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
I. ASISTENCIA
Asistieron las señoras y los señores:
--Allamand Zavala, Andrés
--Allende Bussi, Isabel
--Aravena Acuña, Carmen Gloria
--Araya Guerrero, Pedro
--Bianchi Chelech, Carlos
--Castro Prieto, Juan
--Chahuán Chahuán, Francisco
--Coloma Correa, Juan Antonio
--De Urresti Longton, Alfonso
--Durana Semir, José Miguel
--Ebensperger Orrego, Luz
--Elizalde Soto, Álvaro
--Galilea Vial, Rodrigo
--García Ruminot, José
--García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro
--Girardi Lavín, Guido
--Goic Boroevic, Carolina
--Guillier Álvarez, Alejandro
--Harboe Bascuñán, Felipe
--Huenchumilla Jaramillo, Francisco
--Kast Sommerhoff, Felipe
--Lagos Weber, Ricardo
--Latorre Riveros, Juan Ignacio
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Montes Cisternas, Carlos
--Moreira Barros, Iván
--Muñoz D´Albora, Adriana
--Navarro Brain, Alejandro
--Órdenes Neira, Ximena
--Ossandón Irarrázabal, Manuel José
--Pérez Varela, Víctor
--Pizarro Soto, Jorge
--Prohens Espinosa, Rafael
--Provoste Campillay, Yasna
--Pugh Olavarría, Kenneth
--Quintana Leal, Jaime
--Quinteros Lara, Rabindranath
--Rincón González, Ximena
--Sandoval Plaza, David
--Soria Quiroga, Jorge
--Van Rysselberghe Herrera, Jacqueline
--Von Baer Jahn, Ena
Concurrió, además, el Ministro Secretario General de la Presidencia, señor Gonzalo Blumel Mac-Iver.
Actuó de Secretario General el señor Raúl Guzmán Uribe, y de Prosecretario, el señor Roberto Bustos Latorre.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 13:12, en presencia de 40 señoras y señores Senadores.

El señor QUINTANA (Presidente).- En el nombre de Dios y de la Patria, se abre la sesión.
III. ORDEN DEL DÍA


ANÁLISIS DE SITUACIÓN POLÍTICA DEL PAÍS

El señor QUINTANA (Presidente).- Esta sesión especial, como Sus Señorías están en conocimiento, ha sido convocada para analizar la situación política y la crisis que se vive en el país.
Para ello se han distribuido los tiempos por Comité.
Tiene la palabra el señor Secretario para dar a conocer los tiempos asignados.

El señor GUZMÁN (Secretario General).- La sesión ha sido convocada de 13 a 15:30 horas, y los tiempos se distribuyen de la siguiente manera:
Partido Renovación Nacional e Independientes, 30 minutos.
Partido Unión Demócrata Independiente, 30 minutos.
Partido Por la Democracia e Independientes, 26 minutos.
Partido Socialista, 20 minutos.
Partido Demócrata Cristiano, 17 minutos.
Partido País Progresista e Independientes, 10 minutos.
Partido Evópoli, 4 minutos.
Partido Revolución Democrática, 4 minutos.
Es todo, señor Presidente.

El señor ARAYA.- ¿Me permite, señor Presidente?

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra, señor Senador.

El señor ARAYA.- Señor Presidente, antes de que comencemos a intervenir, tengo una consulta. ¿Se invitó a algún personero de Gobierno a esta sesión o estaremos solamente los Senadores?
Porque si está invitado el Ministro del Interior, yo preferiría que la sesión se suspendiera hasta que él llegue.

La señora ALLENDE.- Exacto.

El señor ARAYA.- Porque no tiene ningún sentido que debatamos entre nosotros si aquí nos interesa tener la opinión del Gobierno y poder discutir con él este tema.

El señor QUINTANA (Presidente).- No está invitado.

El señor ARAYA.- ¡Ah, no está invitado !

El señor QUINTANA (Presidente).- Senadora Isabel Allende, tiene la palabra.

La señora ALLENDE.- Señor Presidente, en los mismos términos que acaba de señalar el Senador Araya. O sea, si el Gobierno no está presente, no tiene ningún sentido hacer esta sesión. Eso es lo primero.

La señora VON BAER.- El Ministro está en la Cámara.

La señora ALLENDE.- Y en segundo lugar, más que estar discutiendo en este momento las medidas que ha anunciado el Presidente de la República -algunas uno puede valorar y otras son insuficientes-, yo esperaba que se plantearan en presencia del Ministro del Interior las gravísimas denuncias de violación a los derechos humanos que se están produciendo aquí, ahora, y en todo el país.
¡Eso no lo podemos ignorar! ¡Y esta Sala de Senadores no puede ser indiferente!
Yo espero que realmente nos informemos, que recibamos todos los estudios y tomemos el acuerdo a lo menos de señalar la necesidad de que el Ministerio del Interior y todas las instancias que correspondan efectúen una investigación exhaustiva respecto de lo que está ocurriendo en el país.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Coloma.

El señor COLOMA.- Señor Presidente, esta sesión especial fue citada con un fin específico. El artículo 74 del Reglamento dispone que tiene que abocarse a la materia objeto de la citación.
Yo encuentro valioso, muy importante que nos escuchemos, que nos oigamos, independiente de la voluntad de cada cual.
Estuve viendo que a esta sesión no fueron citados los Ministros. Ojalá pudieran asistir, pero se encuentran en una situación no fácil en la Cámara de Diputados.
Entonces, yo no abdicaría nunca de las responsabilidades del Senado. Creo que es bueno escucharnos, poder discrepar, poder entregar fórmulas de solución, poder entender lo que plantea el otro.
Por lo tanto, yo quiero, muy de corazón, que esta sesión sea un momento de reflexión y para escucharnos, y que no se trate de generar escenarios para que al final no se realice.
Lo peor que le puede pasar a Chile es que no podamos sesionar por no ponernos de acuerdo, entre nosotros, en la forma de llevar a cabo la sesión.
Le pido, señor Presidente, entonces, que se inicie la sesión como fue diseñada.

El señor QUINTANA (Presidente).- Le voy a ofrecer la palabra al Senador Alejandro Navarro, quien también asistió ayer a la reunión de los Comités y planteó que esta sesión se efectuara para escucharnos entre nosotros.
Tiene la palabra, Senador Navarro.

El señor NAVARRO.- Señor Presidente, informo a la Sala, como Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, que hoy día sostuvimos una sesión con la totalidad de sus integrantes más la Senadora Yasna Provoste.
En esa ocasión, escuchamos a Patricio Meza, Vicepresidente del Colegio Médico, y a Enrique Morales, Presidente del Departamento de Derechos Humanos de dicha institución.
Señor Presidente, le solicito a la Sala que en el transcurso de esta sesión podamos escuchar a los representantes del Colegio Médico de Chile -ellos están ahora en la Cámara de Diputados-, para que nos entreguen el reporte que han elaborado respecto a las atenciones prestadas a lo largo de todo el país y a la situación que ellos han podido constatar y que han informado al INDH.
Creo que esa es una base muy importante para este debate.
Porque yo no quiero discutir solo las medidas insuficientes del anuncio presidencial, ¡que no resuelven nada de lo que está pasando en Chile!, sino abocarnos a cómo protegemos a miles de chilenos que están protestando. ¡Los están masacrando, señor Presidente! ¡Los están deteniendo y torturando!
Eso es lo que lamentablemente está pasando, después de cuarenta años, después de muchos años desde la dictadura.
Y esto nos va a marcar, estimados colegas de la Derecha. Se está abriendo una herida. Yo lo dije ayer: se está abriendo una nueva herida en el alma de Chile...

La señora VON BAER.- Señor Presidente.

El señor NAVARRO.- ... porque son muchos, señor Presidente, más de dos mil heridos. Como dije denantes, tenemos muertos y tenemos heridos gravísimos. Y hay ocultamiento de información de parte del Gobierno respecto de los heridos.
Y como señaló la Senadora Yasna Provoste, también se han registrado otros hechos. En mi Región hay personas que perdieron un ojo en los años ochenta, durante las protestas en contra de Pinochet. Ahora van veintinueve hombres, mujeres y niños que han perdido el globo ocular. Y esto los va a acompañar toda su vida.
Por tanto, quiero que presten atención, porque el instructivo militar, el instructivo que se les ha entregado a las Fuerzas Armadas para estar en la calle no contempla, señor Presidente, los criterios mínimos...

El señor QUINTANA (Presidente).- Senador Navarro, entiendo que usted tiene mucha información que entregar, precisamente por el trabajo bastante acucioso que ha estado haciendo la Comisión de Derechos Humanos, que esta Mesa respalda.
¿Por qué no permitir, de una vez por todas, que iniciemos el debate según los tiempos que le corresponden a cada Comité?
Pero si algún señor Senador o alguna señora Senadora, en su derecho, pide que esta sesión se suspenda, yo tendría que someter dicha solicitud a consideración de la unanimidad de la Sala.

El señor COLOMA.- No hay unanimidad.

El señor QUINTANA (Presidente).- No hay unanimidad para que se suspenda.
Entonces, procedamos e iniciemos el debate de acuerdo con los tiempos asignados a cada Comité.
Estimo que lo mejor es no seguir dando puntos de reglamento, porque al final todos van al fondo del tema. Entonces, si la idea es ir al fondo, que intervengan según los tiempos asignados, tal como el Secretario lo detalló.
Senador Navarro, ¿usted va a solicitar el envío de un oficio?

El señor NAVARRO.- Señor Presidente, si el tema que nos convoca es la situación que hoy día se vive, la solicitud que hice es que escuchemos al Colegio Médico. Me parece una decisión prudente, en que debiera haber consenso. Es para recibir información.
El Colegio Médico no se ha pronunciado ni en contra ni a favor. Simplemente, ha dado información que, a mi juicio, todos los Senadores debieran tener a la hora de iniciar este debate.
Por tanto, como están ahora en el Congreso, propongo permitirles el acceso durante el debate y que puedan dar ese informe.

El señor QUINTANA (Presidente).- Usted propone que ellos puedan exponer.
¿Habría acuerdo para que el Colegio Médico expusiera en esta sesión?

El señor BIANCHI.- Sí, está bien.

El señor COLOMA.- Esta es una sesión de la Sala.

El señor QUINTANA (Presidente).- No hay acuerdo.
Todos los Comités han entregado la lista de los Senadores que hablarán. Por lo tanto, como ya no hay puntos de reglamento, solicito que partamos con las intervenciones.
En el tiempo de la Democracia Cristiana, tiene la palabra el Senador Jorge Pizarro, hasta por cinco minutos.

El señor PIZARRO.- Señor Presidente, estimados colegas, en primer término, creo que el Senado no puede...
De verdad, para que tenga sentido esto lo único que pido es que escuchemos. Y me comprometo a escucharlos a todos. Y solicito, señor Presidente, que no me corte el tiempo, porque tenemos breves minutos.
Si tiene algún sentido esto es que nos escuchemos, porque cada bancada, cada Senador tiene algo que decir o aportar a una posible salida de una crisis. Y el Senado institucionalmente, y el Congreso, no puede renunciar a tratar de buscar esos caminos de solución.
Ese es el sentido de esta sesión. Por lo menos yo voy a tratar de hacer mi aporte, que a lo mejor no sirve de mucho, pero espero que ayude.
Señor Presidente, las expresiones del malestar social se han extendido a todo el país.
Este malestar no era solo por el alza de la tarifa del Metro, sino que es la manifestación de una herida profunda en nuestra sociedad provocada por los abusos, las desigualdades, pero también por un modelo de país donde "cada uno de nosotros debe rascarse con sus propias uñas" y no existen suficientes apoyos solidarios para las familias vulnerables ni para las emergentes clases medias.
Esto requiere nuevas soluciones, innovaciones en las políticas públicas y cambios reales.
Si se sigue por el camino de más de lo mismo y de presentar soluciones como resultado solo de la reflexión presidencialista, no estamos entendiendo lo que hemos visto en las calles de Chile estos días.
Estas manifestaciones pacíficas, masivas, transversales no son de una minoría anarquista ni del lumpen. Al contrario, es un sentimiento social profundo de una ciudadanía más empoderada que quiere cambios.
El mejor lugar institucional para resolver esta crisis social es aquí, en el Parlamento, en que todas las sensibilidades que están representadas podamos dialogar y construir acuerdos para un pacto de mínimos sociales que inicie un camino para aplacar los abusos y las desigualdades.
Aquí se deben expresar también las "voces ciudadanas" representativas de las masivas manifestaciones de cambios estructurales que requiere nuestro país.
Señor Presidente, el Parlamento no es un buzón, sino el sitio republicano donde se delibera, se debate y se legisla, de manera abierta y transparente frente a la opinión pública.
Le pido que reconozca ese rol del Parlamento. Aquí debemos dialogar, procesar diferencias y, sobre todo, encontrar soluciones.
Existe consenso en cuanto a que las soluciones sociales que concordemos requerirán más financiamiento fiscal. Por ello, con claridad lo decimos: no compartimos medidas que debiliten la recaudación fiscal, como la reintegración tributaria.
¡La reintegración y la baja de impuestos a los más ricos murió por la voluntad popular y también de este Senado!
Hay consenso mayoritario de que para tener más recaudación fiscal se requiere un impuesto a los superricos del país, y esperamos convencer en el diálogo político de que esta es la mejor fórmula para financiar el "paquete social".
Es prioritario mejorar las pensiones, tanto la pensión básica solidaria como el aporte previsional solidario. Pero hagámoslo vía "Ley corta" o a través de glosa en el proyecto de Ley de Presupuestos que se está discutiendo en el Senado; que no se "amarre" al mal proyecto de pensiones, donde se sube la cotización previsional, pero no hay nada, ¡nada!, de solidaridad intra e intergeneracional, que permitiría financiar un sustantivo incremento de las miserables pensiones de las AFP.
Hay dos millones de pensionados de AFP que reciben pensiones bajas -el aporte previsional solidario solo las mejora en 12 por ciento- que requieren solidaridad y no seguir con cuentas individuales. También es preciso modificar el cálculo de la tabla de expectativa de vida. Esto debe legislarse ahora y el proyecto gubernamental no lo considera.
Existe un desafío importante en apoyar a las pequeñas empresas.
En lo tributario, debemos perfeccionar los mecanismos tributarios para las pymes -incluidas las atrapadas en el régimen semiintegrado-, ya sea el 14 ter o un régimen especial.
Asimismo, la fórmula para un ingreso mínimo garantizado debe estar focalizada en las pequeñas empresas y pymes, ya que es aquí donde se requieren apoyos públicos para mejorar los salarios del 70 por ciento de los trabajadores que ahí se desempeñan.
Pero también debemos buscar mecanismos para evitar la evasión...

La señora PROVOSTE.- Dele el tiempo que me corresponde, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Presidente).- Continúe, señor Senador.

El señor PIZARRO.- Termino, señor Presidente.
Como decía, también debemos buscar mecanismos para evitar la evasión. Además, las grandes empresas deben hacer este esfuerzo con sus propios recursos, ya que ahí no se amerita apoyo de un subsidio estatal.
Hay mucho que perfeccionar aquí, en el Parlamento.
Repito: no somos ni deseamos ser un buzón. Queremos debatir y mejorar los proyectos de ley. Esto requiere del Gobierno la voluntad de dialogar y de negociar aquí, en el Parlamento, de cara a la ciudadanía.
Condenamos todo tipo de violencia, ¡todo tipo de violencia! Y para normalizar a nuestro país, se debe terminar con el estado de emergencia y confiar en la buena cultura y racionalidad del pueblo chileno.
He dicho.

El señor QUINTANA (Presidente).- En el tiempo de la Unión Demócrata Independiente, tiene la palabra el Senador Iván Moreira, hasta por cinco minutos.

El señor MOREIRA.- Señor Presidente, quiero dejar estampado mi pensamiento en esta sesión, que va a ser histórica en el tiempo, pues nadie sabe lo que va a pasar mañana, solo sabemos lo que está pasando hoy día.
Hemos vivido días dramáticos, donde se ha puesto en duda el resultado de la construcción social de la que hemos sido testigos y partícipes desde hace treinta años.
Históricamente, el Senado ha sido un lugar de reflexión, un espacio en el que las distintas miradas pueden convivir con respeto democrático. Y debemos cuidar y honrar lo que hemos construido.
Hoy, en esta sesión, señor Presidente, no vamos a resolver ninguno de los temas que agobian a nuestra sociedad. En medio de la crisis es difícil, si no imposible, hacer diagnósticos certeros y, menos aún, plantear soluciones fáciles y rápidas, porque no las hay.
Lo que sí podemos hacer, lo que debemos hacer es un compromiso por Chile, un compromiso con Chile y los chilenos: con los que están en las calles marchando y con los que no; con los carabineros y militares que intentan cuidar el orden público; con los funcionarios de los servicios de salud que han debido trabajar turnos agotadores; con todos aquellos vecinos que están atemorizados por su seguridad; con aquellos vecinos que han decidido salir a la calle a decir "¡basta!", e incluso con aquellos que han aprovechado el escenario para saquear y robar.
Tenemos que sacar de aquí un compromiso, de cuidar nuestra democracia, de promover el diálogo, de legislar mejor en favor de aquellos que marchan y también de aquellos que no lo hacen, de escuchar atentamente, de ser menos ciegos, menos egoístas a las nuevas necesidades de nuestra sociedad.
Como lo he dicho, y se lo he señalado personalmente a muchos de ustedes: yo me formé en el gobierno militar, más allá de que otros sectores lo denominen "régimen" o "dictadura". Yo me formé en ese gobierno. Haciendo a un lado el juicio histórico de aquellos años, la democracia que renace a partir de 1990 la construimos todos: algunos mucho más, otros mucho menos, pero colaboramos todos. Por ello, debemos tener una nueva impronta a partir de ahora.
Es en este nuevo contexto -no olvidemos lo que pasó en el pasado- en que de enemigos -"o tú o yo en la calle"- nos convertimos en adversarios. Hubo un cambio relevante de mirada, de enfoque, de principios y de resultados. Y con los años se ha formado una amistad cívica que no podemos perder.
¡Me gusta la democracia y quiero esa democracia más consolidada en el futuro!
Estoy convencido de que si hoy día los militares están en las calles, en el marco de la ley y de la Constitución, es por un tiempo transitorio.
No tengo temor -por su intermedio, señor Presidente- de decirle al Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Senador Navarro, que no me asiste ningún problema en estar presente en las sesiones pertinentes para escuchar los testimonios de aquellas personas que dicen y demuestran que no se les han respetado sus derechos humanos, pero, al mismo tiempo, le pido al Presidente de la Comisión que escuchemos a las familias, a las personas que han sido saqueadas, a esos vecinos que no tienen voz, a aquellos a los que el Colegio Médico y las instituciones de derechos humanos no se acercan.
¡Todos tienen derecho a expresar su pensamiento!
Pero, para avanzar, para cuidar esta democracia, es necesario hacer una severa autocrítica -la estamos realizando hoy- acerca de lo que hemos hecho bien, de lo que hemos hecho mal, de nuestras omisiones, de nuestra ceguera y de nuestra sordera, de nuestra autocomplacencia, de nuestra falta de visión y de perspectiva; o por los proyectos de ley innecesarios, egocéntricos, que hemos presentado solo para cumplir con estadísticas y aparecer veinte segundos en la prensa.
¡Los ejemplos son múltiples!
Pero esta necesaria autocrítica no debe prestarse para sacar mezquinos réditos electorales. Porque es bueno recordarles a todos aquellos que tienen ese plan que a muchos de los que marchan allá afuera les gustaría -perdónenme- ver arder este Congreso con todos nosotros adentro. Y no estoy hablando en sentido figurado...

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene treinta segundos más, señor Senador, con cargo a su bancada.

El señor MOREIRA.- Lo sucedido en estos últimos días marca un antes y un después en la vida política nacional.
Claramente, la ciudadanía nos dijo que en el "antes" no estuvimos a la altura. Es nuestro deber que en el "después" los políticos podamos responderle a este país, a un país nuevo que debemos construir.
No quiero usar estos minutos para comentar o defender las medidas del Gobierno; ya habrá tiempo para ello. Lo que me importa ahora es la unidad de Chile, porque solo la unidad nos traerá paz, requisito indispensable para el orden, para el progreso y para el desarrollo de nuestro país.
Hoy Chile nos reclama ser mejores, hoy Chile nos exige nuevas miradas para nuevos desafíos, hoy Chile nos demanda no desfallecer, porque, como decía Nelson Mandela, la mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre.
He dicho.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Guido Girardi, por tres minutos y medio.

El señor GIRARDI.- Señor Presidente, es indudable que esta crisis es mucho más profunda de lo que tal vez jamás pensamos y avizoramos. Tengo la convicción de que se termina en Chile un cierto pacto y un cierto acuerdo de gobernabilidad que nació con el fin de la dictadura y el comienzo de la transición, que trajo avances importantes, pero que también generó profundas externalidades, particularmente aquellas que tienen que ver con una inmensa deuda social y de desigualdad.
Tal vez el modelo de desarrollo por el cual optamos justamente tiene ese contrasentido: estimulamos el consumo, lo transformamos en la dimensión aspiracional y el sentido de vida de las personas, pero eso también ha llegado a un límite y los chilenos hoy día claman por justicia social, claman por igualdad.
Por eso, me parece fundamental para restablecer la paz social que Chile cambie su agenda, que entienda que vamos a vivir otra era, una era digital que además tiene la característica de la copia. Cada vez que mandamos un mensaje surge una copia, cada vez que ocurre un hecho, va a ser reproducido en los distintos rincones del país. No hay acá una planificación, como se señala; hay un espontaneísmo digital que va a ser muy difícil de enfrentar.
Creo que las propuestas del Presidente, en lo general y en el cambio de tono, van en el sentido correcto, pero lamentablemente son ya insuficientes. Yo lo he señalado: ¡cuidado!, lo que ayer era bueno hoy día puede que quede totalmente obsoleto. Y eso nos obliga a una reflexión, a una prudencia y a actuar rápido.
Yo pienso que va a ser inevitable discutir el marco de una reforma constitucional. Porque finalmente el modelo está anclado en la Constitución. Es esta Constitución la que es garante de esa visión neoliberal, de un modelo excluyente, de un modelo que genera la desigualdad y que impide la construcción de una sociedad más equitativa.
Creo que es bueno que lo empecemos a discutir hoy día, porque puede incluso que cuando lo abordemos sea demasiado tarde y que la sociedad desborde a las instituciones democráticas.
A mi juicio, es fundamental entender que resulta muy difícil construir acuerdos cuando hay un estado de situación donde comienza a haber una transgresión de los derechos humanos. Y lo quiero señalar porque me parece muy importante.
Va a ser imposible construir acuerdos y paz social si al mismo tiempo estamos viviendo un proceso donde se comienzan a alterar la convivencia y el respeto a los derechos humanos.
Considero que el discurso del Ministro Chadwick es insuficiente, es incompleto, y que en cierta manera promueve una parcialidad, que promueve esa lógica de la guerra que, a mi entender, equivocadamente el Presidente Piñera quiso señalar.
Hoy día yo lo oí afirmar: "Una democracia no puede aceptar la violencia". Y yo estoy de acuerdo con eso. Pero nada dice de que una democracia no puede aceptar la violación a los derechos humanos. Y les quiero señalar que vamos a tener millones y millones de chilenos en las calles si se abre la duda, al menos, o peor todavía, si se abre la objetivación de que en Chile se están violando los derechos humanos.
Creo que si eso es así, es el momento de detenerlo hoy día con la mayor firmeza, porque puede desembocar en situaciones muy complejas. Incluso, pienso que si eso es así, este Gobierno no va a llegar a puerto y yo no soy de los que quieren que no llegue a puerto. Pero va a ser absolutamente incompatible la supervivencia de un gobierno que ha fracasado, porque fracasa cuando debe llamar a los militares y renuncia a la acción política...

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene treinta segundos más, señor Senador.

El señor GIRARDI.- Es incompatible para mí la gestión democrática, el acuerdo democrático, el acuerdo político en un contexto y en una situación donde se comienza a alterar lo más profundo, lo más fundamental de una sociedad, que es el respeto a los derechos humanos.
Así que yo solo quiero transmitir esa preocupación. Estamos en un momento tremendamente delicado. Creo que de nosotros depende si va a ser la gestión política, va a ser el acuerdo político el que va a resolver estos problemas, o vamos a terminar en un escenario de desborde institucional que no sabemos cuál va a ser su destino, o podemos incluso ir a un mundo donde la sociedad reclame autoridad y se termine con una suerte de autogolpe.
Por eso es muy importante devolver la tuición del futuro a la gestión política y a los acuerdos democráticos.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Víctor Pérez, hasta por cinco minutos.

El señor PÉREZ VARELA.- Señor Presidente, ¿por qué estamos en esta sesión especial? ¿Por qué ha ocurrido en el país durante estos cinco a seis días aquello que sin duda a todos nos ha impactado y a todos nos duele profundamente?
No nos engañemos. Uno de los motivos de esta crisis es que la ciudadanía desconfía de nosotros, de todos nosotros.
Hoy no damos confianza. Ese hecho fundamental, que debemos tener absolutamente presente, nos debe llevar a actuar con humildad, con responsabilidad.
Y nos debe llevar a actuar con urgencia, dejando de lado las intolerancias, dejando de lado la soberbia, dejando de lado la posibilidad de sacar un provecho político subalterno en determinado momento.
La ciudadanía que está en la calle no confía en nosotros. La ciudadanía que está en la calle cree que nosotros somos parte de las dificultades que ellos viven.
Por lo tanto, sentirse ajenos al problema, que no somos nosotros los responsables sino que otros, a mí me parece que es una actitud no solamente irresponsable, sino que infantil y que no se condice con la realidad.
Acusar a otros es muy fácil. Uno podría decir: "Ustedes han gobernado veinticuatro años y nosotros cinco". Pero nosotros hemos sido parte durante estos veintinueve años de este acuerdo, de este pacto social para llegar a la sociedad que verdaderamente queremos construir. Que ha tenido avances, los ha tenido; que ha tenido logros, los ha tenido, pero tampoco existe duda de que este periodo ha estado jalonado por abusos y desigualdades.
Por lo tanto, quien quiera sentirse liberado de esa responsabilidad, creo que no está a la altura del debate que debemos plantear aquí.
La ciudadanía nos exige responsabilidad, nos exige tolerancia, nos exige escuchar adecuadamente para superar esta dificultad. La ciudadanía lo que quiere es que tengamos ese diálogo constructivo, ese diálogo abierto, transparente, entre nosotros y con la sociedad, para lograr las soluciones que resuelvan los problemas angustiantes que viven las personas en su vida cotidiana.
¿La sociedad quiere agudizar, agravar el conflicto? Puede que algunos lo quieran, puede que algunos caminen en ese sentido. A lo largo de la historia hemos escuchado los conceptos de "radicalizar", de "agudizar" lo que sabemos. Pero, en verdad, las personas, las familias que están en la calle quieren que superemos la situación de desigualdad, que superemos las inequidades y actuemos con un sentido de futuro para darles verdaderamente a sus hijos, a nuestros hijos, la posibilidad de vivir en una sociedad mejor.
Y eso, sin duda, no debe distraernos de un tema también esencial del que hay que hacerse cargo: el orden público.
Yo creo que este estallido social tiene una base profunda. He visto a miles y miles de personas protestar en paz. Pero también he visto acciones que nadie me va a convencer de que no son coordinadas, como destruir doce o catorce estaciones de Metro. No es espontáneo destruir doce o catorce estaciones de Metro. Y ante eso, la autoridad, el Gobierno debe restituir el orden público, porque la democracia funciona en la medida en que este se respeta.
Un profesor destacado, rector de una universidad, lo planteó de manera brillante hace dos días: la legitimidad de las fuerzas del Estado, lo ilegítimo de la violencia de los particulares. Y mientras no entendamos eso, la democracia y el Estado no tendrán ninguna posibilidad verdadera de otorgar otros beneficios.
Señor Presidente, ¿me da un poco más de tiempo?

El señor QUINTANA (Presidente).- Con cargo a su bancada, ningún problema.

El señor PÉREZ VARELA.- Sí, dos minutos.
Señor Presidente, preguntémonos: ¿qué sacamos con dictar leyes que vayan en beneficio de las personas más necesitadas, que entreguen servicios, que entreguen bienes, si afuera en las calles están saqueando, están salteando? ¿Qué sacamos con mejorar las pensiones de la gente si en Puente Alto, en La Florida, como dicen sus alcaldes, ayer hubo saqueo, se impuso la ley del más fuerte?
Las leyes que dictemos aquí no tendrán ningún efecto.
¡El orden público es fundamental!
La pregunta que nos debemos hacer es qué pasaría si no se aplican medidas de orden público. Indudablemente, el rol de las Fuerzas Armadas no es estar en las calles. Pero, sin duda, nosotros tenemos la responsabilidad política de contribuir a que esto se normalice lo más rápido posible.
Dividiéndonos, atacándonos, diciendo que unos son mejores que otros no vamos a contribuir a darle sustento político a la normalidad, a la restitución de la vida cotidiana de las personas.
No nos engañemos: la gente no confía en nosotros, y nos corresponde hacer esfuerzos inmensos de generosidad, de altura y responsabilidad política para recobrar la confianza que permita que aportemos a que nuestro país verdaderamente se encauce en la senda de la democracia, del Estado de derecho y del progreso para todos y cada uno de sus ciudadanos.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene, a continuación, la palabra el Senador Álvaro Elizalde, por nueve minutos.

El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, estamos siendo testigos de manifestaciones de las cuales no teníamos precedente desde que recuperamos la democracia. Se expresa a lo largo de todo Chile un hastío, un cansancio ante las situaciones de abuso que afectan cotidianamente a nuestros compatriotas.
Por cierto, hay causas coyunturales: el mal manejo del Gobierno; un alza que técnicamente era innecesaria y que se podría haber evitado; la minimización y caricaturización del malestar y las reacciones tardías; la confusión, esta sensación de que el Gobierno no gobierna.
El Presidente de la República habló en la misma jornada de unidad y de guerra. De unidad junto al Presidente del Senado y luego de que estábamos en guerra. Y "unidad" y "guerra" no pueden ser parte de la misma oración, porque son conceptos claramente contradictorios.
Pero hay algo de fondo que debemos asumir con humildad: el tipo de sociedad que hemos construido, en que lamentablemente el abuso y la desigualdad forman uno de sus aspectos centrales.
Somos el país de América Latina que tiene uno de los más altos ingresos per cápita, pero, al mismo tiempo, somos uno de los países con peor distribución de la riqueza del mundo.
Sobre la coyuntura quiero hacer un punto en particular, que me parece muy importante. El Presidente de la República está cometiendo un error histórico al involucrar nuevamente a las Fuerzas Armadas en la coyuntura política. Manifestamos nuestra preocupación ante las denuncias de violaciones a los derechos humanos que se han producido en estos días y por eso exigimos el total esclarecimiento de estos hechos, que se permita trabajar al Instituto Nacional de Derechos Humanos y que el Ministerio Público y los tribunales cuenten con todas las herramientas para ello.
Nada justifica la violencia. Por eso, el Gobierno debe concentrarse en detener a quienes cometen saqueos, a quienes cometen delitos y no en reprimir las manifestaciones pacíficas.
El Gobierno ha hecho anuncios. Creemos que son un primer paso, un cambio de actitud. Esperamos que esta vez el Presidente no cambie de opinión a las pocas horas, como ocurrió el domingo pasado.
Pero son anuncios tardíos, como todas las respuestas que ha estado dando el Gobierno.
Los anuncios nos parecen en todo caso insuficientes. El Gobierno se hace cargo de propuestas que nosotros le veníamos formulando desde hace mucho tiempo. Yo mismo le entregué al Presidente en su momento la propuesta de los socialistas para avanzar hacia un nuevo sistema de pensiones y le planteamos la importancia de aumentar de manera inmediata la pensión básica solidaria. Otras son iniciativas que están actualmente en tramitación.
Con toda claridad: votaremos a favor de todos los proyectos que signifiquen mejorar la vida de los chilenos. Pero en estos anuncios falta al menos uno respecto de cómo se enfrenta el abuso y cómo se enfrenta la desigualdad. No hay ninguna iniciativa en esta materia, ninguna que se haga cargo del problema estructural de nuestra sociedad, de un Chile que siente que la desigualdad y la injusticia social son parte de nuestra forma de convivencia.
Reiteramos nuestra voluntad de diálogo, pero con todos los actores políticos, sin exclusiones, y, lo más importante, con los actores sociales.
El Partido Socialista tiene representación parlamentaria, podemos expresarles nuestros puntos de vista al Presidente y a los ministros cuantas veces sea necesario. Pero fuimos fundados para ser la voz de los sin voz, y creemos que en el diálogo que ha de promover el Gobierno se debe invitar precisamente a los que se sienten ausentes de esta conversación y se han sentido excluidos del Chile que hemos construido durante todos estos años.
Por eso, nos parece imprescindible invitar al mundo social para hacerse cargo del desafío que tenemos por delante.
Las características de nuestra sociedad son la desigualdad y el abuso en todos los aspectos de la vida, y de eso nos tenemos que hacer cargo, no solo de las peores distribuciones de la riqueza del mundo. Este Senado, sin ir más lejos, cuando era Presidente de la Corporación Camilo Escalona y después, cuando fue Presidente Jorge Pizarro, hizo dos estudios respecto de la desigualdad en Chile, estudios que demostraron que este era un tema estructural de nuestra forma de convivencia.
Reitero: no solo la pésima distribución de las riquezas; la discriminación contra las mujeres y las minorías sexuales que forman parte cotidiana de nuestra convivencia; el centralismo exacerbado que asfixia a las regiones; las dificultades para que los trabajadores negocien colectivamente y mejoren sus condiciones laborales y, principalmente, sus remuneraciones; la deuda histórica que existe con los pueblos indígenas.
Son muchos los ejemplos que podríamos citar que reflejan una desigualdad, elemento central de nuestra sociedad que debemos cambiar.
Ante eso -lo reitero con humildad-, debemos iniciar un diálogo sin exclusiones, con todos los actores, para generar un nuevo modelo de desarrollo inclusivo, en que los chilenos sientan que las puertas del progreso están abiertas para todos.
Hoy existe la sensación de que el progreso de Chile se genera por el esfuerzo de todos; pero ese progreso, lamentablemente, no golpea las puertas de todos los hogares.
El segundo Gobierno de la Presidenta Bachelet, con sus aciertos y también con sus errores, representó una luz de esperanza para enfrentar con decisión la desigualdad.
¿Cuál fue la reacción cuando, por ejemplo, se modificó de manera sustantiva el sistema tributario para que los que ganaban más contribuyeran más? Se perdió la esperanza. Y cuando se pierde la esperanza, ocurre lo que está aconteciendo hoy en las calles de Chile.
Y, frente a eso, creemos que es necesario reflexionar en cómo generar un modelo de desarrollo del que todos se sientan partícipes y por el que todos se sientan beneficiados. Ese es el desafío que tenemos por delante.
Para ello el diálogo debe tener un nivel de amplitud muy superior a la lógica de que los de siempre se juntan con los de siempre para conversar los temas de siempre.
Creemos que el Gobierno tiene una gran oportunidad para ampliar esa visión y asumir los desafíos hacia delante.
Lamentamos que el Presidente de la República, en sus anuncios, no haya propuesto ninguna iniciativa en contra del abuso, sino que haya mantenido intactos los proyectos actualmente en tramitación en el Congreso Nacional que no hacen más que profundizar tal abuso.
Tenemos que avanzar hacia un nuevo sistema de pensiones, uno que efectivamente responda a las necesidades de la seguridad social y que no se construya bajo la lógica del "sálvese quien pueda", bajo la lógica del mercado, que hoy día se traduce en pensiones que no permiten que los jubilados lleguen a fin de mes.
Tenemos, por cierto, que poner fin a los privilegios de los altos funcionarios públicos. Me refiero no solo a los parlamentarios, bajando su dieta, sino a todos los altos funcionarios públicos. Tenemos que avanzar de manera decidida en esa materia. Que la gente no vea o no sienta que los políticos somos privilegiados. Tenemos que ser representantes como cualquier otro y, por tanto, no estar por sobre las condiciones de vida de nuestros compatriotas.
Tenemos que profundizar en un sistema tributario de carácter progresivo.
Tenemos que debatir sobre la explotación de las riquezas básicas y cómo generar las condiciones para que los frutos de esa explotación lleguen a todas y todos.
Tenemos que discutir sobre el agua, un bien nacional de uso público, cuya escasez hoy día provoca, por ejemplo, que en la agricultura existan ciertas limitaciones. ¡Para qué hablar de aquellas zonas donde ni siquiera existe agua para el consumo humano!
Y tenemos que avanzar hacia un nuevo pacto institucional con una nueva Constitución, nacida en democracia y de la que todos nos sintamos parte.
Nosotros no creemos que una Constitución como la actual, impuesta por la fuerza por los sectores conservadores, deba ser reemplazada por una Constitución que solo represente a los sectores progresistas.
Queremos hacer algo mucho más simple: una Constitución que nos represente a todos, de la cual todos nos sintamos parte. Que sea el pueblo el que periódicamente decida el rumbo de Chile. Si quiere avanzar hacia el neoliberalismo, esa será la decisión soberana. Pero si quiere avanzar hacia un modelo de bienestar, ¡que no sean las normas constitucionales lo que impida que la soberanía popular se exprese en la forma en la cual se construye Chile!
Queremos una Constitución, en definitiva, en la que nos sintamos parte todos los que pensamos en Chile de manera distinta.
¡Ese es el desafío que tenemos por delante!
Tenemos una oportunidad histórica -lo reitero con humildad- para construir un nuevo Chile y decirles a quienes hoy están en las calles que las instituciones representativas de nuestra democracia van a estar a la altura del desafío, incorporando...

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Terminó su tiempo, señor Senador.

El señor ELIZALDE.- Solo le pido unos segundos.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Muy bien.

El señor ELIZALDE.- ... incorporando a aquellos que se han sentido excluidos durante tanto tiempo.
He dicho, señor Presidente.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra la Senadora Ximena Rincón, por tres minutos y medio.

La señora RINCÓN.- Señor Presidente, sin lugar a dudas, hoy día en nuestro país se mezclan dos sentimientos: el miedo, por un lado, y la rabia, por otro.
El Presidente de la República hizo un anuncio el día de ayer, después de muchos días de medidas paliativas en su expresión.
Yo creo que todos y cada uno de nosotros debemos convenir en que no necesitamos más parches ni cambios que no apunten a reestructurar y rebarajar el naipe.
¡Chile demanda cambios de verdad!
¡Chile no quiere más monopolios, no quiere más concentración, no quiere más carteles!
¡Chile necesita un país en el que todos y todas quepan!
La última encuesta Ipsos señala que el 67 por ciento de la ciudadanía dice que esta movilización obedece al cansancio por las deudas, por los bajos sueldos, por las alzas en los servicios básicos.
Por ello, señor Presidente, somos todos -¡todos!- responsables: los unos, por oponerse a los cambios; los otros, por no tener la suficiente valentía y coraje para decir que el país no aguantaba más.
Creo que el llamado al diálogo que el Presidente de la República ha hecho el día de ayer es necesario, pero tardío.
A mi juicio, no podemos dialogar con los militares en la calle.
Romario Veloz, Álex Núñez, Kevin Gómez, Manuel Rebolledo, José Miguel Uribe (este último, de Curicó) nos dicen desde sus tumbas que no podemos dialogar si la gente sigue sufriendo el terror de perder la vida.
Señor Presidente, tenemos que hacer un esfuerzo verdadero por retomar confianzas y no acusarnos unos a otros. Debemos asumir que todos y cada uno de nosotros somos responsables de esta situación.
El Presidente de la República pedía perdón ayer por su falta de visión y uno puede convenir en que es mejor pedir perdón, aunque sea tarde. Pero creo que tenemos que hacer un esfuerzo por volver a la normalidad en nuestro país. Y para eso se necesitan anuncios firmes y eficaces.
Ayer el Presidente dijo que iba a mejorar en un 20 por ciento (pensábamos que sería un 25 por ciento) las pensiones básicas solidarias o el aporte previsional. Yo esperaba que se hiciera un anuncio de verdad en torno a las pensiones del sistema de ahorro obligatorio; que diéramos un paso para que las tablas de mortalidad en Chile tengan el valor que realmente corresponde: la gente muere a los 85 años, en promedio, no a los 110. Las personas necesitan que hagamos algo ahí, aunque les toque el bolsillo a los que más tienen, que son quienes administran.
A mi juicio, señor Presidente, hay que dar pasos de verdad en ese ámbito. Y se trata de medidas administrativas, ni siquiera son cambios de ley.
También hay que realizar un esfuerzo para hacer el cálculo que corresponde en los intereses de las pensiones.
Debemos impulsar cambios concretos y específicos en materia de medicamentos y en lo relativo a nuestros adultos mayores en transporte, vivienda y salud, además de políticas de apoyo a nuestros jóvenes.
Pensé que iba a escuchar algo respecto del CAE. En eso se queda en deuda.
Me alegra el paso que hemos dado, pero creo que todos tenemos que hacer un mea culpa y salir con fuerza hacia delante dando respuesta a muchos y a muchas. ¡Por qué no! Si no, será too little, too late.
Gracias, señor Presidente.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra, a continuación, el Senador Jaime Quintana, por tres minutos y medio.

El señor QUINTANA.- Señor Presidente, estamos frente a la crisis social más profunda desde la vuelta a la democracia y la primera pregunta que me hago es cómo se origina.
Asumiendo que hay problemas estructurales que han existido siempre y que se agudizaron luego de la implantación del modelo neoliberal, todos en el mundo político tenemos responsabilidad y debemos hacer la necesaria autocrítica.
Pero ¿por qué estalla de manera tan violenta esta crisis? ¿Qué la hace detonar?
La gota que rebalsa el vaso es el aumento de tarifas del Metro. En abril de 2018, en esta misma Sala, se alertó a la Ministra de Transportes que declarar desierta la licitación del Transantiago tendría un impacto en la tarifa. Luego, cuando el Panel de Expertos decide la última alza, el Gobierno podría haber utilizado el 10 por ciento adicional de subsidios que permite la ley, pero en vez de eso el Ministro de Economía le dijo a los trabajadores que madrugaran y el Presidente señaló que no cedería ante cantos de sirenas y que Chile vivía en un oasis.
La verdad es que fueron consecuentes con lo que ha sido su línea ideológica. Es el mismo Gobierno que ha presentado el Presupuesto con menor crecimiento en diecisiete años. ¿Por qué? Porque miraban a Chile como un país en donde todo estaba bien y donde el gasto social del Estado debía comenzar a replegarse.
Pero el 19-O la olla a presión explota.
El Gobierno toma decisiones de seguridad: declara estado de emergencia, usando, sí, sus atribuciones.
Habiendo pasado cinco días de ello, no podemos dejar de cuestionar la pertinencia de esa decisión. Quienes vivieron la dictadura han visto renacer todos sus temores y miedos; hay gente aterrada en las poblaciones. Mientras tanto, las generaciones jóvenes, que no la vivieron y están en la calle, no le tienen miedo, y salen aún con más fuerza.
En definitiva, tras esa decisión, la protesta social aumentó y los saqueos e incendios siguieron.
Después, en un acto de irresponsabilidad sin precedente, el Presidente Piñera dijo que estamos en guerra.
Esa declaración generó un clima que terminó con muertos (19 hasta este momento, muchos de ellos sin ser identificados aún) y cientos de heridos en las calles, muchos de ellos menores de edad. Desde la muerte de Camilo Catrillanca, ya sabíamos las consecuencias que tiene el lenguaje de la guerra.
No se aprendió ninguna lección.
Como Presidente del Senado, le hablo al Gobierno y le digo que no podemos permitir más violaciones a los derechos humanos. ¡Eso es gravísimo y tiene que parar!
El Gobierno debe asumir su responsabilidad política en los hechos y terminar la masacre.
Otra cosa es que esta crisis puede ser una oportunidad. La ciudadanía, al igual que en 2011, ha corrido los límites de lo posible.
El domingo le presentamos propuestas al Presidente. Se demoró algunos días en escuchar, pero recogió algunas de ellas (cuatro de seis, para ser exactos).
Valoro el perdón que pidió el Presidente Piñera y la agenda social planteada. Pero, ¡cuidado!, lo que Chile pide son cambios estructurales.
En julio de 2011 se presentó un plan potente: el GANE, con 4 mil millones de dólares para la educación; pero la manifestación continuó, pues la gente pedía cambios al modelo.
La Centroizquierda debe tomar nota -sé que hay nerviosismo en todos los sectores, también en el nuestro-, pues el país necesita reformas para ser más equitativo.
Si no lo hacemos, tendremos esta olla a presión explotando siempre, y eso no les conviene ni a los trabajadores ni a los empresarios ni al Gobierno ni a nadie, ya que nos sepulta el camino al desarrollo.
Un nuevo contrato social significa, en español y en simple, una nueva Constitución. Invito a las bancas del frente a que les pierdan el miedo a esas dos palabras.
Creo que las bancadas de la Oposición han hecho lo correcto: proponer medidas para salir de la crisis coyuntural. Este Gobierno no va a cambiar el modelo.
Señor Presidente, está concluyendo mi tiempo. Le pido treinta segundos para terminar.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Puede continuar, señor Senador.

El señor QUINTANA.- Decía que este Gobierno no va a cambiar el modelo. Ganó mayoritariamente hablando contra los cambios profundos. Es responsabilidad prioritaria de la Centroizquierda y de todos quienes estamos en esta Sala dialogar con la ciudadanía para proponer y trabajar por un Chile distinto, y hacer que todo el horror que estamos viviendo se transforme en esperanza.
Muchas gracias, señor Presidente.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador Andrés Allamand, por ocho minutos.

El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, creo que no exagero una pulgada al decir que quizás esta es una de las sesiones más importantes en la que nos tocará participar en nuestra vida parlamentaria.
El país enfrenta la crisis política y social más grave desde el retorno a la democracia, hace treinta años.
Deseo partir mi reflexión señalando que uno de los aspectos más complejos de la situación que enfrentamos es que el estallido social ha mezclado abyectas formas de violencia con legítimas expresiones de malestar.
No nos perdamos. Entre quienes están embriagados con la violencia hay grupos organizados cuyo horizonte es solo la destrucción. Pero, ¡ojo!, no cualquier tipo de destrucción. Es una que está orientada a pulverizar los símbolos de nuestra identidad.
¿Qué explica el secuestro a manos de unos pocos desalmados del Instituto Nacional, el mayor orgullo de la educación pública?
¿Qué explica la destrucción del Metro, una empresa pública que todos cuidan como propia?
El propósito de golpear los símbolos de una sociedad es atacar su cohesión e identidad, para luego abrir las compuertas a la anarquía.
Una advertencia. Algunos creen que pueden aprovecharse de la anarquía. ¡Están equivocados! A los primeros que se traga la anarquía es a aquellos que aspiran a utilizarla.
Por eso es que la primera tarea a la que debemos abocarnos es a separar la violencia malsana de las legítimas expresiones de malestar. Es frenar, con la fuerza del derecho y de la ley, la deriva hacia la anarquía; es detener, con la fuerza moral de la democracia, el deslizamiento hacia la ingobernabilidad. Y de tal separación, que no admite ambigüedades, debe empezar a germinar la normalidad y la restauración del orden que el país anhela.
Quiero señalar que Renovación Nacional rechaza categóricamente toda violación de derechos humanos o los abusos que se hayan cometido en estos días.
Más aún, las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública cuentan con protocolos y reglas que les permiten cumplir con sus obligaciones, pero no dejan espacio alguno para el abuso. Se los digo como ex Ministro de Defensa.
Pero, sin ánimo de empate, también deseo indicar que hay que rechazar la provocación, el insulto y la agresión que muchas veces, sin justificación alguna, reciben los militares y los carabineros que están en la calle.
Si hay un camino para frenar la violencia, debe haber uno para responder al malestar social. Esa ruta no admite atajos ni demoras.
Es fundamental que desde el mundo político emane una batería de respuestas inmediatas, una efectiva agenda social a los problemas que afectan a la ciudadanía.
¿Tales respuestas resolverán todos los problemas? No. Pero es un primer paso indispensable.
Hay que sacar adelante y rápido la agenda social. Pero no solo eso. Debemos mejorarla.
Quiero decir que nosotros nos preocuparemos de que todas las propuestas que se han formulado en esta sesión o que se planteen más adelante por miembros de la Oposición sean debidamente atendidas y consideradas por el Gobierno, con la mejor buena voluntad.
Tenemos que actuar unidos en todo esto y con generosidad, alejándonos de todo protagonismo narciso. Pero también debemos actuar con seriedad.
Una agenda social requiere financiamiento y su mejor fuente es el crecimiento.
A algunos les parecerá raro que alguien mencione el crecimiento en estos días. Pero es nuestra responsabilidad hablar no solo de lo que la gente necesita escuchar, sino de lo que es indispensable para salir adelante. Sin crecimiento y progreso la justicia social será apenas un espejismo pasajero en nuestro país.
¿Agota la agenda social todo lo que hay que hacer? De nuevo, no. Hay que alzar la vista hacia otros importantes desafíos, como inaugurar una nueva forma de relación con la ciudadanía; mejorar, como aquí se ha planteado, nuestra institucionalidad política; revisar la forma en que la economía enfrenta los desafíos de la globalización y de la cuarta revolución industrial.
También tendremos que restaurar confianzas, revisar códigos de comportamiento y construir un ambiente más orientado a la colaboración que a la confrontación.
Pero deseo señalar -y nadie lo ha dicho- que para acometer las tareas del futuro hay que dejar atrás la mirada sombría que algunos han querido instalar sobre Chile. Para quienes viven en ese empeño, no hay nada rescatable en nuestro país. Todo es negativo. Solo existen inequidades, abusos, privilegios, deshonestidad, corrupción.
¡Y qué decir de la opinión sobre nosotros! Los parlamentarios somos el resumidero de todos los males. Y yo me quiero apartar de esa visión falsa.
Admitamos con humildad nuestros errores, pero no reneguemos de lo obtenido durante las últimas décadas y del rol que nosotros hemos jugado en dicha tarea.
Es cierto que Chile es desigual, pero también lo es que ha progresado como nunca antes en la historia.
Es cierto que nuestra democracia no es perfecta, pero tiene instituciones que nos ayudarán a reaccionar a tono con lo que los tiempos exigen.
Respetemos nuestra trayectoria y hagámosla ver en estos días.
Estoy seguro, y con esto termino mi intervención, de que dejaremos atrás esta crisis. ¿Por qué tengo confianza en ello? Porque en el pasado reciente hemos tenido grandes logros y nada impide que los tengamos de nuevo: una transición ejemplar, la restauración de la vigencia de los derechos humanos, la disminución de la pobreza a un ritmo que ningún país puede igualar y el surgimiento de una clase media que es pujante, autónoma y empoderada.
Ahora solo falta que nos pongamos a trabajar y nos impregnemos de los valores que necesitamos.
Es la hora del realismo, no del populismo.
Es la hora de la responsabilidad, no del oportunismo.
Es la hora de la generosidad, no de la pequeñez.
Es la hora de la unidad, no de la división.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador Carlos Montes, por diez minutos.

El señor MONTES.- Señor Presidente, ayer hablaba con una funcionaria del Congreso quien, llorando, me decía: "Solucionen este problema; no podemos llegar a nuestras casas; tenemos gran incertidumbre".
Y creo que eso es lo que recorre el país: hay mucha gente que nos pide que asumamos la responsabilidad de buscar una solución.
Eso no es fácil.
Y, además, agregaba: "Cada vez que ustedes hablan de sus análisis políticos yo me tapo los oídos porque no entiendo que eso tenga sentido con lo que estoy viviendo".
Así de incomprendido está nuestro rol.
Comparto lo que aquí se ha dicho: que la situación del país es grave, y es bastante grave. No está escrito cómo va a terminar esto. Depende mucho de los distintos actores, entre otros de nosotros, de manera muy importante.
Necesitamos reflexiones, elaborar alternativas. Y no basta con repetir palabras, frases.
Yo estoy de acuerdo con lo que manifestó el Senador que me antecedió en el sentido de que Chile avanzó mucho. Tuvimos bastante avance. Hemos llegado a niveles inimaginables en otra época. Pero lo concreto es que, por la desigualdad y por un conjunto de otras cosas, aquí hay un gran malestar y una protesta ciudadana.
Ese es el hecho concreto. Y tenemos que asumirlo. Este malestar es bien profundo y variado.
Aquí ha surgido una crítica al tipo de sociedad, al tipo de gobierno, a la Derecha, a la Centroizquierda de distinta manera, con diferentes ponderaciones. Pero hay una bronca, y dentro de esta se observa también una muy violenta, inaceptable, que condenamos. Es algo que se expresa, y creo que es preciso investigarlo bien.
Sin embargo, esto es parte de las expresiones que se dan hoy día en todas las situaciones parecidas a la chilena.
Quisiera decir -y hago un paréntesis- que el tema de la violación a los derechos humanos no es un dato más de lo que está ocurriendo. Acabo de hablar con el Instituto Nacional de Derechos Humanos y estas son las cifras: hay 269 heridos (137 con armas de fuego), 1.894 detenidos; 5 casos de muertes por agentes del Estado; existe una supuesta casa de tortura en un lugar. Además, yo he visto que en la Juan Egenau -por nombrar una población- han ido dos días, a las tres de la mañana, a disparar y tirar bombas cuando la gente está durmiendo.
¡Cuidado! A los que vivimos cierta experiencia nos tocan muchos resortes muy complejos que quisiéramos superar. Así es: nos tocan esos resortes.
Aquí debe haber un replanteamiento, como se lo dijimos hace poco rato al propio Ministro Blumel: "Replanteen el rol de las Fuerzas Armadas en esta crisis". ¡No pueden ser las fuerzas de seguridad en la calle! Deben cumplir otros roles, pero no esos.
En definitiva, creo que es necesario ir a la base, al fondo de todo este problema. Y eso requiere mucho más tiempo.
En todo caso, aquí hay factores bien profundos, y tienen que ver con la globalización, con nuestras instituciones, con el modelo económico. Al final, como dice Bauman, el poder y la política se han separado y la política tiene menos poder, menos capacidad para construir país, con un Estado que es muy débil.
Acá el Senador Víctor Pérez señalaba: "Pero ustedes gobernaron veinticinco años, y nosotros, cinco". La verdad es que entrar en eso no ayuda en nada. Lo que sí quiero decir es que pasamos diez años tratando de cambiar los directores de los colegios públicos y ustedes no nos dejaron: no nos dejó el Senador Allamand ni la Ministra Cubillos. ¡No nos dejaron! Y la educación pública, por ese solo hecho, se quedó atrás.
Por tanto, no pongamos las cosas como si fueran todas iguales: aquí ha habido una historia concreta.
Nosotros creemos que esta molestia de la ciudadanía, esta rabia hay que analizarla. Sabemos que es ambivalente. La gente valora algunos logros, pero rechaza la desigualdad. Reitero: hay una situación ambivalente -Kathya Araujo ha investigado mucho esto-, lo que incuba una enorme rabia y frustración.
Y eso hay que tenerlo presente.
El Gobierno de Michelle Bachelet, ¿por qué? ¿Por qué vino ella? ¿Por qué habló en El Bosque? ¿De qué habló? ¡Léanlo! Habló de esto mismo, y dijo: "Hay una gran bronca; aquí tenemos que enfrentar el problema de fondo". Tuvo un diseño para eso, para la desigualdad, y definió un programa en términos de que hay que hacer transformaciones profundas, de que se debe llevar a cabo una reforma educacional que revalore la pluralidad, el sentido de integración, de cohesión social. Y eso supone refortalecer la educación pública, que es lo que algunos no han entendido: creen que esto es una cuestión ideológica; que no tiene que ver con la democracia. Pero tiene que ver con el estándar mundial de América Latina, de Europa. No es un invento.
Planteó otras cosas más, como una reforma tributaria, una reforma laboral y también la idea de una Constitución que surja de entre todos nosotros, como se expresó aquí. Se trataba de una metodología integradora de todos, no era excluyente. Y nos dijeron "¡No!".
Ahora bien, creo que en esto hay que tener presente lo que algunos han dicho aquí: que la cuestión de fondo tiene que ver con la democracia.
Por cierto, lo que está ocurriendo en América Latina no es distinto de lo que nos está sucediendo a nosotros. Lo que está aconteciendo en Venezuela también es producto de una democracia que no logra procesar las tensiones y contradicciones de ese país. Lo que está ocurriendo en Nicaragua, igual cosa. O también el hecho de que en Brasil haya salido un Presidente con las características del que tiene ahora, con las barbaridades que se dicen. Además, hay otras situaciones latinoamericanas que se deben tener muy presentes.
En definitiva, esto es parte de un fenómeno más general.
La democracia está con distintas dificultades para enfrentar y procesar el tipo de tensiones que tienen sociedades que han experimentado un tipo de desarrollo, y no tan distinto del nuestro, o niveles diferentes o, bien, parecidos.
Aquí hay una fuerte crítica al Congreso y a la política. Y esto no hay que olvidarlo: nos ven a nosotros como corruptos o poco menos que conviviendo con los sectores empresariales; se nos ve como expresión de la desigualdad. Chile encuentra que lo hacemos mal, que toleramos los abusos, ¡porque la gente, los jubilados nos plantean cosas y nosotros no sabemos qué decir!; ¡porque los discapacitados nos plantean problemas y no sabemos qué decir! Y esto se ha dado por mucho tiempo.
En un país que pasa de 5 mil dólares per cápita a 25 mil dólares per cápita, hay problemas concretos en la sociedad que no hemos resuelto con el patrón de decisiones y de opciones.
Los adultos mayores nos lloran a todos permanentemente. Nos encuentran incapaces de remediar con agilidad y creatividad todas estas situaciones.
Por eso, considero que hay un riesgo claro de que el Parlamento pierda vigencia. O sea, lo peor que nos podría ocurrir es que nos dijeran: "¡Váyanse todos!" Esto puede ocurrir si no somos capaces de asumir que tenemos problemas nosotros, que debemos replantearnos.
No voy a entrar a analizar mayormente las propuestas del Presidente de la República, pero creo que es una buena actitud el oír, el comprender y el proponer soluciones. Ellas avanzan en aspectos largamente postergados. Y vamos a ver en qué se traducen en concreto.
Pero falta asumir el tema más de fondo.
Con eso no resolvemos el problema. ¡No da ni para acuerdo nacional ni para una resolución de fondo!
No se ha comprendido la profundidad del cuestionamiento. Se requiere una profunda transformación de la manera en que los públicos y los privados actuamos.
Además, hay que asumir los problemas del modelo de desarrollo, porque es un tipo de sociedad que genera lo que estamos viviendo.
Nosotros creíamos que se iba a retirar el proyecto tributario y también el proyecto previsional, dado que se pagaría la pensión básica solidaria a contar del 1° de enero -así lo entendimos-, y que a partir de eso íbamos a constituir un equipo para discutir en serio.
Al respecto, deseo señalar que nosotros tenemos una propuesta que nunca hemos podido discutir con nadie. Se la entregamos al Gobierno y no hemos tenido una respuesta ni una opinión siquiera.
Ahora bien, habrá igualmente que replantear el Presupuesto, porque este -y lo saben los que están aquí- es una palanca que permite enfrentar problemas y debatir.
Yo le decía hace un rato al Senador Coloma: "Démonos un espacio para conversar porque hay varios problemas que podemos resolver y se puede ayudar a encontrar un cauce de una agenda social no abstracta de aquí al 26 de noviembre".
Asimismo, está el tema del financiamiento. Nosotros creemos que hay financiamiento. Lo dicen los propios analistas y se discute en Europa. Nosotros tenemos fondos soberanos; tenemos un potencial de endeudamiento; tenemos fondos de infraestructura; tenemos posibilidad de reasignación de gastos. Es decir, ¡tenemos un espacio! ¡Hay un espacio! Lo señalan todos.
Aquí se dejan fuera de toda la discusión cuestiones importantes.
Está el tema de los arriendos: da mucha bronca, por ejemplo, pagar 450 mil pesos en la población Las Araucarias por un arriendo. ¡Da mucha rabia! ¿Por qué? Porque no hay viviendas sociales. Eso fracasó en la Región Metropolitana, al menos; también acá, en Valparaíso y en Concepción.
Y en educación, insisto: fortalecer la educación pública no es una cuestión ideológica, sino una cuestión de concepción de la democracia. Y pedimos que se asuma esto como corresponde. ¡No es pelear con la Ministra Cubillos! ¡Es decirle: "Mire, tiene que ayudar a la educación"! Debe existir una voluntad. ¡Pero que se nos pretenda privatizar lo que la dictadura no hizo con la educación parvularia es inaceptable para nosotros!
Por otro lado, comparto lo que dijo el Senador que me antecedió en cuanto a que es preciso potenciar el crecimiento. Para ello necesitamos un plan de incentivo al crecimiento. Nosotros tenemos una serie de ideas en este sentido, y también las entregamos por escrito.
No tengo más tiempo, señor Presidente. Así que solo quiero expresar que entendemos que para enfrentar el tema de fondo hay que considerar aspectos -lo decía el Senador Girardi- civilizatorios, de fortalecimiento de la democracia, problemas de desarrollo económico y de desigualdad, que son claves, porque hoy día tenemos una cultura de desigualdad. ¡Como que fuera normal vivir con la desigualdad que existe y que unos tengan un tremendo nivel de vida y los demás no! ¡Como que eso no tuviera nada que ver con lo que estamos viviendo!
Por eso, estimo que debe haber un sistema tributario distinto.
Acuérdense de que buena parte del patrimonio que algunos tienen es por las setecientas veinticinco empresas que se privatizaron; por los once mil terrenos públicos que se tomaron, por esos varios miles de hectáreas a lo largo del país.
O sea, por lo menos que haya un impuesto patrimonial. Un impuesto no solo a los flujos sino también a los stocks es muy importante.
También está el tema de la desigualdad de ingresos.
Nosotros decimos: los salarios bajos hay que subirlos, los salarios altos hay que bajarlos, y dentro de estos, los nuestros. Y también otros salarios altos, porque hay varios países que los tienen. Es una visión global.
Querámoslo o no, estamos frente a una realidad que nos exige simultáneamente enfrentar los problemas de fondo del modelo de desarrollo y encontrar salidas concretas y adecuadas a la coyuntura.
Respecto a la agenda social que aquí se ha planteado, estamos dispuestos a ampliarla, a mejorarla, a aportar todo lo que sea necesario.
Sabemos lo que aquí se ha dicho. No le pedimos al Gobierno que cambie su modelo, su visión, pero sí que concordemos en la discusión del modelo de desarrollo ciertos aspectos que hay que transformar lo antes posible. Entre otros, los de democracia, de participación, simultáneamente con los de un Estado que ya no puede seguir siendo subsidiario. En Chile, el desarrollo necesita otro tipo de instrumentos.
Así lo entiende hasta Bernardo Larraín, de la Sofofa, ¡pero aquí no se entiende! Así lo entiende Asimet, ¡pero aquí no se entiende!

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador Alejandro Navarro, por cuatro minutos.

El señor BIANCHI.- ¡Por siete!

El señor NAVARRO.- Por siete, señor Presidente.
La Comisión de Derechos Humanos ha acordado pedir la visita de una misión de trabajo y observación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y un observador de la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que preside la Alta Comisionada Michelle Bachelet.
Y espero que, como muchos aquí han pedido observadores internacionales para muchos países, no haya objeción para ello y estén en Chile en las próximas 48 horas a fin de verificar lo que estamos viendo hoy día con las Fuerzas Armadas en las calles: la violación sistemática de los derechos humanos, el riesgo vital de todos los chilenos, porque las balas no distinguen a nadie.
Ayer hubo 50 mil personas en la plaza de la Independencia, en Concepción. Hoy, martes 23 de octubre de 2019, van ya 40 mil. Y piden una sola cosa: fin a la desigualdad, fin a los abusos. ¡Y el rostro de la suma de todos los abusos es el Presidente Piñera, y aún no se da cuenta!
En materia de derechos humanos, solo en la Región Metropolitana 1.183 personas han sido atendidas en hospitales por lesiones gravísimas, menos graves y leves: 10 se encuentran en riesgo vital y 160 están hospitalizadas. En la salud primaria, entre el 18 y 22 de octubre, 534 personas fueron atendidas con lesiones severas, graves y medianas. Hay 123 heridos a bala y 15 muertos. Existen 1.690 detenidos, de ellos 210 niños, niñas y adolescentes.
Señor Presidente, este es un saldo del terror. Debe haber observación en materia de derechos humanos, porque no hay capacidad del Estado para regular la fuerza militar y de fuego que han impuesto las Fuerzas Armadas hoy día en las calles.
¿Cómo partió esto? En la segunda revolución pingüina. Ese día lunes adolescentes de entre 14 y 17 años -para quienes pedimos derecho a voto a fin de que sean ciudadanos y no queden marginados, y espero que el Congreso lo tome en cuenta y podamos brindarles deberes y derechos- saltaron los torniquetes del Metro.
Hace unos años discutimos un proyecto para crear un registro de evasores del Transantiago. Yo lo voté en contra, porque dije: ¿Dónde está el registro de los coludidos para evadir impuestos? ¿Dónde están los evasores y los coludidos en las farmacias, con los pollos? ¡No hay! Y este Senado aprobó un registro de evasores del Transantiago: trabajadores, hombres y mujeres sencillos y comunes que evaden el Metro quedan registrados en un prontuario, en un dicom. Y no hay dicom de los abusadores, de los delincuentes de cuello y corbata.
Asumamos que aquí hemos estigmatizado a la gente. Marcharon dos millones en contra de las AFP: ancianos, niños, en marchas pacíficas, donde muchos participamos. ¿Y cuál fue el resultado? ¡Ninguno!
El resultado fue que este Senado aprobó una ley, con mi voto en contra, una vez más, para sumar 2 millones 100 mil nuevos afiliados de manera gratuita a las AFP. Todos los empleados públicos, incluyendo a los funcionarios del Congreso, todos los empleados municipales y, también, cerca de 400 mil trabajadores independientes.
Anoche, señor Presidente, muchos empresarios de los grandes durmieron más tranquilos en sus mullidas camas, porque el anuncio del Presidente Piñera no tocó en nada el modelo. Ofreció ocho propuestas económicas que las vamos a evaluar, pero el modelo no fue tocado.
Aquí el problema es el abuso del sistema económico, del modelo económico, el abuso de las AFP, de los bancos, de las farmacias, del retail, de los supermercados, de toda aquella institucionalidad que en estos días ha sido quemada y saqueada. ¡Obsérvenlo!
Fueron saqueadas las iglesias católicas. "¡Curas pedófilos!", decían los carteles. Fueron saqueados todos los símbolos del poder. Y este Congreso, y lo reitero con pena, no fue destruido ni asaltado porque había tropas militares custodiándonos.
Señor Presidente, se acaba el tiempo. Presidente Piñera, se le acaba el tiempo a usted, al Senado; se le acaba el tiempo a la institucionalidad.
Aquí tiene que haber un antes y un después, un punto de inflexión. Chile es diferente, "Chile despertó", esa es la consigna. Chile quiere más igualdad.
¿Y qué le hemos dado? Solo simples leyes que no resuelven el problema de fondo. Necesitamos un acuerdo nacional garantizado por una nueva Constitución.
¡No le tengan miedo a una nueva Constitución!
Esa Constitución tiene que garantizar más Estado, menos mercado, y una alianza estratégica público-privada, de tal manera que el Estado resguarde los derechos, trabaje por la igualdad, porque el mercado no lo hace ni lo va a hacer.
Esa Carta Fundamental tiene que ser garante del futuro. Y, cuando discutíamos sobre educación -algunos me criticaron-, yo dije que no es una batalla pedagógica, sino ideológica: el tipo de ciudadano, el tipo de sociedad que queremos construir.
Lo mismo ocurre ahora: qué tipo de sociedad, qué tipo de ciudadano queremos tener. Para eso necesitamos un nuevo acuerdo.
Señor Presidente, si no hay cambios, va a haber una acusación constitucional contra el Presidente Piñera. Se requieren diez Diputados. En Unidad para el Cambio, tenemos quince.
Si no hay una salida y una propuesta, habrá una contradicción entre dos Poderes del Estado, y se acaba el tiempo. Lo que necesitamos hoy día es una firme decisión del Ejecutivo y de las bancadas de Oposición para avanzar de manera decidida a fin de resolver los problemas de fondo.
Y si no, señor Presidente, ¡elecciones anticipadas! ¡Que nos vayamos todos! Estoy disponible para irme ahora de este Senado, porque creo que esta Corporación carece de legitimidad, el Gobierno carece de legitimidad. Y como el Presidente Piñera ha dicho a muchos Mandatarios de América Latina que se aferran al poder, yo le señalo al Presidente Piñera que no se aferre al poder. Si no es capaz de resolver la crisis, ¡renuncie!, llame a elecciones anticipadas, pongamos todos nuestros cargos a disposición.
Eso es, señor Presidente. Estamos cuestionados y queremos seguir aferrados al poder. Si no somos capaces de resolver esta crisis, que se llame a elecciones anticipadas ahora. Estamos todos disponibles para el juicio popular. No nos aferremos al poder, hagámosle caso al pueblo, a la ciudadanía.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene, a continuación, la palabra la Senadora Carmen Gloria Aravena.

La señora ARAVENA.- Señor Presidente, voy a ser bien breve, solamente quiero reforzar lo que han dicho varios, en el sentido de que el descontento es legítimo y comprendo que la desigualdad del país es profunda y una de las grandes responsables de la crisis que estamos hoy día viviendo. Y vamos a requerir de todos y cada uno de nosotros para salir airosos de ella.
Somos un país de gente trabajadora y responsable, somos un país de gente buena que en su gran mayoría quiere vivir en paz. Es nuestra responsabilidad devolverle a la ciudadanía la confianza en las instituciones.
Yo respeto, obviamente, la opinión de mis colegas; pero creo que no es bueno ni sano alarmar a la población. Muchos de nosotros hemos vivido durante estos últimos treinta años confiando en la democracia, y pienso que un llamado a la destitución de un Presidente es bastante alarmante y no aporta ni ayuda para que efectivamente logremos un buen trato y un acuerdo para todos los chilenos.
Tenemos la obligación, en mi opinión ahora perentoria, de hacer las cosas bien.
Nuestro Presidente hizo ayer un anuncio que valoro, y creo que es un gran paso para avanzar. Estoy segura de que no es el único. Pienso que la invitación va mucho más allá. Debemos ser capaces de escuchar a todos los que pueden hacer un aporte en esta crisis, con generosidad, humildad y sabiduría.
Debemos construir un nuevo proyecto país, en que todos sean incluidos, que sea más humano, más sostenible y, por sobre todo, más inclusivo.
Somos un ejemplo para Latinoamérica y debemos seguir siéndolo.
Muchos optaron por continuar el camino del país; evidentemente, cada uno con sus propias particularidades.
Yo hago un llamado hoy día a cuidar nuestra convivencia democrática. En nuestra nación no hay buenos y malos; no hay enemigos y amigos.
Debemos rechazar la violencia y llamar a respetar el orden público. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos, y, aún más, como representantes de la ciudadanía.
La sociedad chilena debe demostrar, una vez más, que es capaz de salir adelante y de resolver con diálogo y fraternidad sus problemas.
He dicho.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, en el tiempo del Partido Por la Democracia, tiene la palabra la Senadora Ximena Órdenes, por tres minutos y medio.

La señora ÓRDENES.- Señor Presidente, han sido días difíciles, de bastante complejidad, y yo hablaría de un momento de inflexión en la historia de nuestro país.
Ello, porque la movilización de estos días se ha extendido a todos los territorios y ha sido muy masiva; es expresión del descontento generalizado y, al final del día, de una desconfianza también en las instituciones; es una manifestación en contra de lo que los chilenos consideran una serie de abusos y de los cuales nadie se ha hecho cargo de manera estratégica o con una visión de largo plazo.
Hoy día los chilenos dijeron: "El costo de la vida es mayor que el ingreso que recibimos; las pensiones no son dignas; el alza de precios de los servicios básicos (transporte, luz, electricidad) está condicionando nuestra calidad de vida".
Y acá quiero reivindicar a la política.
Porque frente al vacío existente, si no actuamos, vamos a dejar un espacio donde a mi juicio se abre una oportunidad para acciones populistas, demagógicas y que pueden hacer que este conflicto no termine como todos queremos, pues también debo entender que queremos construir una agenda nueva.
Acá hay varios temas.
Deseo valorar el hecho de que el Presidente el día de ayer haya cambiado el tono (en mi concepto modificó al menos la dinámica de la conversación, del diálogo de hoy); que haya pedido perdón y, también, que haya reconocido que hubo falta de visión.
Porque si uno revisa el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo del año 2017, verá que el título ya hablaba de "Desiguales".
Ciertamente, no podemos seguir en esta lógica del promedio, la de los dos panes: me como dos, y el promedio es uno.
Entonces, para las cifras macroeconómicas, cuando entramos a la OCDE, el ingreso per cápita es relevante, y nos ha colocado en la posición en que nuestro país quería estar. Pero, claramente, la distribución de los ingresos y la riqueza en Chile es el principal factor de desigualdad.
En cuanto a los anuncios que se hicieron, creo que lo más importante es el cambio del tono. Pero las medidas no son suficientes. Y ahí es donde parte el día.
¿Vamos a ser capaces de construir una agenda? ¿Vamos todos a tener la misma convicción genuina de querer modificar las cosas? En ello el Ejecutivo y el Parlamento tienen un rol. Hay que abrir espacios de participación ciudadana para legitimar esa nueva agenda. Sin embargo, me habría gustado haber escuchado un gesto desde el mundo privado.
Acá, en esta conversación, creo que faltan gestos de ese sector. Me parece que el ingreso mínimo garantizado es importante; pero al final está subsidiando el Estado. Entonces, espero que el sector privado también le dé señales al país.
Ahora bien, no comparto la lógica del "¡Váyanse todos!", pues la encuentro peligrosa. El Presidente ganó una elección y tiene un mandato por cuatro años. Y nadie renuncia a ser Oposición por buscar una agenda.
Pero, sí, como bancada PPD e Independientes hemos dicho -y lo señalamos hace días-: ¡pacto social en serio!; ¡agenda social en serio! Y ahí vamos a estar disponibles.
Esperábamos que lo relativo a la reintegración tributaria se retirara. Será parte, pues, de la conversación futura.
Lo tocante a las pensiones es una de las materias más sensibles que enfrenta hoy día la ciudadanía. ¿Por qué se calcula una pensión sobre la base de una esperanza de vida de 110 años? También está el hecho de que una persona debe tener ahorrado 7 millones de pesos para financiar 1 UF.
¡Esas son las desigualdades!
Más allá de eso, también quiero manifestar nuestra preocupación por el tema de los derechos humanos. Los derechos que están restringidos son dos: el de reunión y el de libre tránsito. ¡Ninguno más! ¡Los derechos fundamentales están garantizados!
Como bancada, hemos rechazado toda expresión violenta. Sobre el particular, tenemos una historia, y la vamos a rechazar siempre.
Pero queremos ver efectividad también.
Se habla de 18 fallecidos; de heridos; de que eventualmente se habría torturado a personas y a niños en determinados lugares. De modo que debe haber una clarificación al respecto.
Pero aquello es inaceptable, y para eso no vamos a estar.
Espero que este sea el principio de la construcción de un nuevo país. Porque, nos guste o no, acá se cayó el modelo.
Las preguntas son distintas; las respuestas serán diferentes. Y acá debe haber una visión de largo plazo.
Ayer se anunciaron algunas medidas de corto plazo. Pero, si no construimos un modelo de sociedad distinto, créanme que el vacío que vamos a dejar será también de nuestra responsabilidad.
He dicho.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra la Senadora Carolina Goic, por tres minutos y medio.

La señora GOIC.- Señor Presidente, la verdad es que he escuchado el debate y se me ocurren muchas cosas que decir en un tiempo muy corto. Pero lo primero que quiero señalar es que me gusta el tono en que estamos hablando aquí.
Porque estoy pensando en la gente que hoy día tiene temor; en la gente que hoy día espera conducción; en la gente que hoy día en nuestro país nos dice: "¡Hagan su trabajo! ¡Para eso están ahí; para eso votamos por ustedes!".
Hemos visto el lamentable espectáculo de muchos políticos. Y aquí me refiero a la discusión que tuvo lugar a pasos de acá durante esta mañana.
¡No es eso lo que esperan hoy día los chilenos y las chilenas de nosotros!
Me alegra el tono con que hoy día estamos debatiendo.
Creo que esta, que sin duda es la peor crisis social que hemos vivido como país después de la dictadura, ¡tenemos que transformarla en una oportunidad! Y eso depende de nosotros.
Lo que nos pide la gente no es salir arrancando; no es quedar golpeándonos el pecho y decir: "Somos los culpables". ¡Si ya pedimos perdón! ¡Ya pedimos perdón! Lo que nos pide es que digamos qué viene después del perdón. O sea, las respuestas de ayer ya no son suficientes.
Todos valoramos, porque entendemos que eso es lo que tenemos que decir, lo que señaló el Presidente.
¡Pero eso no es suficiente! ¡Ese hoy día es el piso! Esto no tiene que ver solo con la lista del supermercado. Podemos añadir más medidas. Y yo podría dar varias. ¡Esto tiene que ver con la forma! ¡Tiene que ver con la forma!
Acá la ciudadanía, en buena ley; las personas que han marchado pacíficamente -y a ellos me refiero- dicen: "¡Queremos estar en la mesa! ¡Queremos que nos transmitan tranquilidad! ¡Queremos que en esto den el ejemplo!". Y eso es lo que tenemos que hacer.
No podemos volver a la discusión de ayer en la misma forma. Y el Presidente y quienes gobiernan tienen mayor responsabilidad. Pero también la tenemos todos.
Entonces, hay un gesto que hoy día me parece imprescindible, no por pasar la cuenta, sino porque la gente no quiere impunidad; es decir, que quienes en su momento no fueron capaces desde sus cargos designados de conducir al país den un paso al lado.
¡Cambiemos a los interlocutores!
¿Eso hoy día significa cambio de gabinete? ¡Sí! ¡Esa es una señal concreta y necesaria! Sobre ello está la agenda. Sin embargo, debemos hacernos cargo además de que esta crisis es más profunda.
Yo espero que seamos capaces de sostener un diálogo, así como se hizo en su momento, cuando todos nos convocábamos en torno a las cosas que nos unían.
Ese es nuestro pacto social; esa es la Constitución. Pónganle el nombre que quieran.
Pero, cuando nos autoconvocábamos en una casa, ¡todos nos reconocíamos en cosas donde nos encontrábamos! Hoy día no podemos seguir profundizando las heridas: ¡no podemos! No lo podemos hacer por nuestros muertos, jóvenes chilenos, hombres y mujeres. ¡No podemos! ¡Ni uno más!
Entonces, aquí tenemos que dar conducción; tenemos que transmitir calma y tranquilidad, y tenemos que avanzar en un estilo distinto de hacer las cosas.
Hoy día creo que quedan superados los esquemas duales de Derecha o Izquierda. La cuestión es cómo respondemos a las demandas ciudadanas de verdad.
Si mañana, después de una semana, cuando amaine la crisis, un papá sigue teniendo el temor de que a su guagua le llegue una bala en la noche mientras duerme en su casa, entonces la política sigue fracasando.
Esos desafíos globales, que tienen que ver con el narcotráfico, que tienen que ver con el cambio climático, que tienen que ver con aquello que nos afecta, ya no son resorte de uno solo: ¡nos involucran a todos!

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Su Señoría dispone de un minuto adicional para finalizar su intervención.

La señora GOIC.- Gracias.
No voy a abusar del tiempo, señor Presidente.
Solamente quiero señalar eso.
¡Hagámonos cargo! ¡Estemos a la altura de lo que la ciudadanía hoy día nos señala y demanda!
He dicho.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra, por cinco minutos, el Senador David Sandoval.

El señor SANDOVAL.- Señor Presidente, cuando hablamos del tono, no solo necesitamos bajar los decibeles: también debemos recurrir a toda nuestra capacidad reflexiva para construir los espacios y tiempos que en definitiva la gente nos está demandando.
La ciudadanía ha reaccionado de manera transversal, incluidas todas las clases sociales de nuestro país, todos los sectores sin distinción, quienes han comprendido que un desarrollo inclusivo, equilibrado, con dimensión humana y en paz social vale mucho más que algunos miles de millones de dólares de deuda externa; que unos puntos más o unos puntos menos de crecimiento, o que unos miles de millones de dólares más o unos miles de millones menos.
Lo que prima aquí es la urgencia, la necesidad y la oportunidad de enfrentar como sociedad el hecho de que hay sectores de nuestras comunidades que no ven el desarrollo de la misma manera, que no les toca de igual forma.
No podemos hipotecar el legítimo acceso a mejorar la calidad de vida de todos y no solo la de algunos. Esto, sin duda, implica sacrificio. De otro modo, vamos a seguir construyendo un modelo de sociedad falso que nos continuará reventando en la cara sin estar preparados, y con todas las consecuencias que las personas, a pesar de los costos, están dispuestas a sacrificar en pos de lograr su bienestar.
Por eso los abusos, el desprestigio de la política, de la autoridad y de las instituciones públicas y privadas hablan de un debilitamiento profundo del alma de los chilenos, y en ello todos tenemos responsabilidades.
Aquí, en este Hemiciclo, hay Senadores que han sido ministros, subsecretarios y autoridades de diferente ámbito. De modo que no creo que hoy día estemos descubriendo las cifras que nos indican las enormes desigualdades que exhibimos como país: 3,5 millones de adultos mayores viven en condiciones de precariedad o del milagro mensual, o lo que es peor todavía, de la mesada inversa (ahora no son los padres los que les dan mesada a sus hijos, sino que los hijos son quienes deben sostener a sus padres con una mesada); 2,2 millones de chilenos viven en condiciones de marginalidad habitacional, hacinados o con viviendas deterioradas; millones de niños y jóvenes aún están esperando la promesa de la educación de calidad que con tanta profusión y con tantos discursos se asumió en el pasado.
Por ello, sin duda, hoy día estamos enfrentados a una situación histórica.
El Presidente de la República abrió ayer un espacio para construir una agenda social, para sentarse en una mesa a construir. Quienes se excluyen de ella en nada ayudan a este propósito. Fuera de esa mesa no sirven los grandes discursos, pues estos hoy día deben elaborarse de manera institucional y pronunciarse donde corresponde hacerlo, porque la gente legítimamente nos reclama una respuesta a sus demandas.
Ayer también el Primer Mandatario hizo un llamado a dialogar, a buscar acuerdos y caminos para resolver estas desigualdades.
Somos -así lo señalan todos los indicadores, y los conocemos desde siempre, no solo ahora- uno de los países con mayor desigualdad.
Debemos enfrentar aquello.
Hay que asumir con toda la fuerza y decisión que tenemos que avanzar hacia la consecución del legítimo derecho que tienen todos los chilenos de acceder a condiciones de vida más elevadas: a mejores pensiones; a mejores viviendas; a mejores niveles de desarrollo social.
Aquí se han presentado cifras duras. Hemos dado un gran salto en materia de reducción de la pobreza. Pero aún persisten millones de chilenos que viven en una situación precaria.
Por eso creo que hoy no es el momento para protagonismos mezquinos, ni tampoco para excluirse: es el momento para condenar la violencia y los abusos; es el momento para construir el Chile más justo que nos reclaman los ciudadanos; es el momento también para cimentar el verdadero camino, el que nos permita transitar hacia una sociedad donde nadie esté excluido. Y si hay que sacrificar lo que sea necesario para ir en pos de ello, creo que nuestra sociedad lo merece.
No tenemos por qué hipotecar el legítimo derecho a una mejor calidad de vida de las actuales generaciones. Sí tenemos el legítimo derecho a buscar todos los caminos conducentes a terminar con cualquier acto de discriminación, de violencia, en fin, porque hoy día lo que la sociedad nos impone es fundamentalmente la unidad, el encuentro de las voluntades para que, en definitiva, todos juntos construyamos el verdadero país que hasta el día de hoy no hemos sido capaces de hacer.
Hoy tenemos -alguien lo dijo acá- un minuto de inflexión, una oportunidad. Y debemos centrar ahí todos los esfuerzos, para lograr que aquello sea real.
He dicho.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra, por tres minutos, el Senador Pedro Araya.

El señor ARAYA.- Señor Presidente, sin duda, los momentos que está viviendo nuestro país son complejos. Miles de compatriotas han visto cómo, en pocas horas, se derrumbó el modelo chileno. Y quizá podríamos debatir muchas horas sobre qué fue lo que ocurrió.
Al respecto, quiero decir que lo que fracasó aquí es el modelo económico que impusimos después del retorno a la democracia. Y en esto somos todos responsables.
Por un lado, la Centroderecha, que creyó en un modelo donde cada persona podía valerse por sí misma; donde se excluyó al Estado como un ente que podía resolver los problemas de los ciudadanos; donde se privilegió en gran medida el abuso empresarial.
Por otra parte, en la Centroizquierda no tuvimos la capacidad suficiente para impulsar los cambios que eran necesarios, muchas veces porque nos acomodó la forma como funcionaba el sistema o porque en su minuto no contábamos con las mayorías suficientes.
Ello hace que hoy día esta crisis sea difícil de resolver. Creo que el momento que se vive es bastante complicado.
Ahora bien, valoro profundamente los anuncios que hizo ayer el Presidente de la República, principalmente por el cambio de tono que empleó. Cuando señaló primero que estamos en guerra, a mi juicio abrió en nuestro país una fractura social que va a ser difícil de reparar, porque, querámoslo o no, nos llevó a recordar los peores tiempos de la dictadura. Y eso será muy complejo de resolver en Chile.
Hay que decirlo: no queremos a los militares en las calles; pero entendemos la demanda de los ciudadanos de mayor seguridad.
Eso implica de alguna forma ponernos de acuerdo. Debemos ceder nuestro espacio, nuestras posiciones.
Sin embargo, cuando uno escucha lo que plantea el Presidente de la República, se da cuenta de que al parecer el Gobierno no entiende nada, que hay un vacío de poder, pues anuncia medidas que en la práctica siguen consolidando el modelo económico que ha hecho crisis hoy día.
Cuando, por ejemplo, da a conocer el aumento de la pensión básica solidaria, que por supuesto apoyaremos, vemos que se trata de un avance; pero nada dice con respecto al modelo de AFP. Y seguimos avanzando en un sistema de capitalización individual. Entonces, el descontento va a continuar.
Cuando hablamos de redistribución, de generar mayor cantidad de impuestos que deberán pagar las más grandes fortunas de nuestro país para que hagan un mayor aporte a fin de que haya más igualdad en nuestra nación, constatamos que no ocurre nada de eso, pues nos enteramos de que, por ejemplo, se va a mantener la reintegración tributaria.
En consecuencia, lo que uno busca -es un esfuerzo que debemos hacer todos- es que las bancadas del frente, que hoy día están gobernando, entiendan que no pueden pretender que el modelo económico que desarrolló Chile en los últimos treinta años siga como está.
Ese modelo, en mi concepto, ha creado desigualdad. Y lo que vimos a partir del jueves es el estallido de una sociedad que se cansó de esa desigualdad; se cansó de los abusos que se viven permanentemente en distintos sectores (en la economía, en la salud, en el trabajo); se cansó del abuso que se sufre en regiones, la desigualdad que se experimenta incluso al interior de ellas.
Por eso espero que hoy día el Gobierno tenga la sensatez...

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Puede continuar, señor Senador.

El señor ARAYA.- Gracias.
Espero que el Presidente de la República tenga la sensatez para entender que este paquete de medidas no va a funcionar. Esto es como cuando uno tiene un enfermo terminal y quiere darle una aspirina. Si acá no proporcionamos un remedio adecuado, vamos a llegar a una crisis mayor.
Y quiero decirlo desde ya: yo no soy de los que creen que el Primer Mandatario deba renunciar. Esta crisis ha de tener una salida por la vía institucional y debe darse a través del diálogo. Pero ello pasa por entender el problema que existe; por comprender que nuestro país cambió, que los chilenos y las chilenas no están dispuestos a aceptar un arreglo entre cuatro paredes, pensando en que aquí no se va a tocar el modelo económico, en que vamos a continuar con un modelo de desarrollo que solo ha generado riqueza para unos pocos.
Si tenemos coincidencia en el diagnóstico, quizás va a ser mucho más fácil encontrar una solución.
Yo siento a veces -y lo digo con mucha preocupación- que el Gobierno no tiene claridad sobre cuál es el problema. Sigue pensando que este asunto es de orden público, de vandalismo, el cual ciertamente condenamos. El problema no es el vandalismo que se ha registrado en estos días, sino la desigualdad en Chile. Y si no se plantean medidas concretas que efectivamente terminen con esa situación, vamos a continuar de la misma manera.

El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra, por cinco minutos, el Senador Francisco Chahuán.

El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, ¡o los demócratas nos hacemos cargo de la crisis o la crisis terminará por destruir a nuestro país!
Y en este momento, en que estamos viviendo, yo diría, la peor crisis política e institucional en democracia desde los años noventa en adelante, me atrevo a reivindicar la política como un instrumento al servicio de las personas y como la manera de poder avanzar en certezas y en conducción, tal como lo está pidiendo la ciudadanía.
Ciertamente, estamos viviendo una de las crisis de confianza más profundas de nuestra historia: solo un 13 por ciento de los chilenos confía en su vecino. Y esa crisis interpersonal se tradujo en una desconfianza institucional.
También hemos dicho con fuerza que los países que no conocen su historia están condenados a repetirla.
Cada cuarenta años -como relato en un libro de mi autoría- se produce una crisis institucional de envergadura, donde lamentablemente los parlamentarios de aquellas épocas no fueron capaces de visualizar la realidad que estaban viviendo y no estuvieron a la altura.
Señor Presidente, la crisis que hoy día estamos atravesando es profunda y hemos sostenido, desde que soy parlamentario, el llamado a un nuevo pacto social. Y, cuando hablo de pacto social, me refiero a la capacidad de convocar a los trabajadores, a la sociedad civil, a las empresas y a la política para ponerse de acuerdo acerca del modelo de desarrollo que queremos para Chile.
Ese es un tema central.
Lo que está en crisis es un sistema político hiperpresidencialista; lo que está en crisis es no entender la necesidad de avanzar en un Estado unitario descentralizado, para generar las posibilidades de desplegar el potencial de los territorios para los efectos de que haya equidad territorial. Mientras municipios como el de General Lagos o el de Putre están esperando una electrificación, vemos cómo otros gastan recursos ingentes en cosas suntuarias.
Eso habla de un problema de equidad territorial del cual hay que hacerse cargo, de cómo somos capaces de construir un proyecto colectivo de nación y una mirada, de mediano y largo plazo, en torno a cómo y qué queremos construir para el país en los próximos años.
Chile está cambiando, sí, y también está cambiando el mundo. Estamos en plena cuarta revolución industrial, estamos en la era de la digitalización. Esto trae nuevos desafíos para Chile y tenemos que saber cómo enfrentarlos. Para ello se necesita, más que nunca, unidad nacional.
Y uno de los aspectos esenciales que va a generar el nuevo pacto social que debemos construir para Chile requiere el restablecimiento del orden. A nadie le gusta que tengamos estados de excepción constitucional, pero el Estado debe tener la capacidad de contener la violencia desatada que hemos visto en los últimos días.
Eso implica que quienes tenemos liderazgo y responsabilidad de conducción debemos ser capaces de condenar la violencia sin ambigüedades. Y hemos visto que algunos no solamente no la han condenado, sino que incluso la estimulan.
Asimismo, existe una gran cantidad de chilenos que protestan pacíficamente, porque entienden que el modelo de desarrollo económico que ha regido en nuestro país tocó techo, lo cual implica mucha mucha más responsabilidad nuestra.
El Presidente Piñera reaccionó ayer y nuevamente puso la agenda social en el centro de lo que debe ser la base del llamado a un nuevo acuerdo social.
¡De nosotros es la responsabilidad de establecer canales y puentes para el diálogo!
¡De nosotros es la responsabilidad de mostrar liderazgos generosos que sean capaces de abandonar las trincheras propiamente ideológicas y generar los acuerdos que el país necesita!
¡Cuidado con los modelos refundacionales!
Hay que valorar el esfuerzo que se ha hecho desde los noventa en términos de disminuir las brechas que han existido en nuestro país, y cómo...
¿Me da treinta segundos más, señor Presidente?

El señor QUINTANA (Presidente).- Continúe, señor Senador.

El señor CHAHUÁN.- Gracias, señor Presidente.
Decía que debemos valorar el esfuerzo que se ha realizado en términos de disminuir las brechas que han existido en nuestro país, y resolver cómo somos capaces, a partir de reconocer el esfuerzo que se ha hecho en democracia, desde los gobiernos de la Concertación hasta ahora, de acortar esas brechas, especialmente de los invisibles. ¡Sí, los invisibles: las cuarenta mil familias que viven en campamento; los dos millones y medio de compatriotas que están a la espera de una interconsulta médica, de un especialista o de una intervención quirúrgica!
Es imperativo avanzar hacia un país que entienda que todos tenemos que ser parte de él, que todos debemos contribuir. ¡Chile se construye entre todos!
Para ello, recuperar el orden y generar la capacidad de acuerdo es fundamental.
Por tanto, llamo a este Senado a que sea capaz de llegar a los grandes acuerdos nacionales que el país necesita y responder, con sentido de urgencia, a las necesidades que nuestros compatriotas nos reclaman.
He dicho.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora Yasna Provoste.

La señora PROVOSTE.- Señor Presidente, envié la nómina de nuestra bancada. Lamentablemente, el tiempo es demasiado ajustado para un tema que debiera ser más profundo.
No tengo tiempo asignado, porque los cinco minutos que le quedan a nuestra bancada los solicitó el Senador Francisco Huenchumilla, lo cual nos parece muy bien porque no ha hablado en las sesiones anteriores.

El señor QUINTANA (Presidente).- Muchas gracias, señora Senadora.
Tiene la palabra el Senador Juan Ignacio Latorre, por cuatro minutos a partir de ahora.

El señor LATORRE.- Señor Presidente, mientras nosotros estamos en esta sesión se realizan marchas multitudinarias por todo el país.
Ha salido una convocatoria de diversas asambleas territoriales, que se va a viralizar y gestionar en todas las comunas del país, para que a partir de mañana las personas se reúnan en grupos pequeños de diez personas -esto se va a ir multiplicando-, con el propósito de reflexionar en torno a algunas preguntas muy simples: ¿Cuál es el origen del conflicto actual? ¿Qué ha generado el malestar ciudadano? ¿Qué oportunidades ofrece esta movilización nacional? ¿Cómo es posible avanzar en mayor justicia social a partir de esta coyuntura? ¿Existen demandas prioritarias para la ciudadanía? ¿Se necesita una asamblea constituyente para transformar Chile? ¿Qué tipo de acciones se pueden realizar desde la ciudadanía y las organizaciones sociales para conseguir democráticamente sus objetivos?
Esas conversaciones surgirán desde mañana, comuna a comuna, en todo el territorio, y habrá una especie de autoconvocatoria desde las plataformas sociales del país.
Al mismo tiempo, se ha hecho un llamado a paro nacional, huelga general, por parte de diversos sindicatos -portuarios, bancarios, mineros, etcétera- , además de organizaciones tradicionales como la CUT, la ANEF, la agrupación No+AFP, el movimiento feminista, los estudiantes, la Confech, el movimiento socioambiental.
Eso está surgiendo en Chile, y es la demostración de la protesta social que nosotros hemos reivindicado tantas veces: pacífica, democrática, no violenta.
Claramente, para nuestro sector, acá estamos ante una crisis del modelo neoliberal. Así lo vemos nosotros.
¡No da más el modelo de desarrollo neoliberal impuesto en dictadura por los "Chicago boys": los civiles! ¡Los civiles lo pensaron y los militares hicieron el trabajo sucio! ¡Los civiles lo pensaron en dictadura militar! Y se ha consagrado.
Llevamos treinta años de democracia.
¡El modelo neoliberal extremo que existe en Chile no da más!
¡Nueva Constitución, asamblea constituyente! ¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede!
Soy un convencido de que el Presidente Piñera, a quien le quedan dos años de Gobierno, puede convocar al pueblo chileno a una asamblea constituyente, donde siente a la mesa tanto a Andrónico Luksic, a los Angelini, los Matte, los Von Appen, a la familia Piñera por supuesto, como también a los sectores políticos representados en el Parlamento y a toda la sociedad. Si no, no va a servir. Un diálogo en Casa Piedra, en La Dehesa, a puertas cerradas, ¡ya no más! ¡Ya no más!
Chile es un país injusto, con 25 mil dólares per cápita. ¡No es un país pobre, sino injusto! Otras naciones hace diez, quince o veinte años, con el mismo nivel de ingresos que el nuestro, lograron construir y garantizar derechos sociales. ¡Se puede! Pero la distribución de la riqueza en nuestro país es injusta, y la gente ya lo sabe.
¡Chile despertó! Chile se cansó de los abusos; se cansó de la discriminación; se cansó de la corrupción; se cansó de la desigualdad.
¡Chile despertó!
Necesitamos un nuevo contrato social.
¡No más medidas parches! ¡No más medidas parciales!
Yo valoro el tono del discurso del Presidente de la República ayer. Salí a decirlo públicamente. Valoro el cambio de tono, porque no estamos en guerra. Pero necesitamos un nuevo contrato social. Esto no da más.
Por último, las violaciones a los derechos humanos.
¡No podemos retroceder más! ¡No más muertos, no más heridos!
Hoy día escuchamos al Colegio Médico: algunas personas han perdido la vista por disparos a la cabeza, por disparos a los ojos.
¡Eso no podemos permitirlo más!
Sería un retroceso brutal que no nos perdonará la historia.
¡No más regresión autoritaria! ¡Esto tiene que resolverse con una salida democrática!
Gracias, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Ricardo Lagos Weber, por tres minutos.

El señor LAGOS.- Señor Presidente, días atrás señalé que estábamos ante una de las crisis más grandes que ha vivido Chile, descontando el golpe militar, la guerra civil de 1891 y un par de otros episodios ocurridos durante nuestra historia.
Esto comienza con una movilización masiva, acompañada después por actos de violencia que todos hemos repudiado. Y ahora deriva a un tercer problema muy complejo: ¡violaciones de los derechos humanos! Ha habido abusos y excesos.
Y este es el cuadro que tenemos que enfrentar.
Acá se requiere dar una respuesta desde la política. Eso depende, sola y exclusivamente, de nosotros: desde la política, de conformidad con los actores sociales.
Pienso que nosotros podemos quedar en la irrelevancia si no tomamos las medidas adecuadas. No se trata de una lista de supermercado. Lo digo con todo respeto.
Aprobamos la rebaja tarifaria del Metro. ¡Una gota en un océano! ¡No fue nada!
Ayer escuchamos al Presidente de la República con sus medidas, y ahí está la movilización que se expande por todo Chile, en distintas regiones y ciudades. En ciudades pequeñas, que nunca han vivido estos acontecimientos, se están desarrollando fuertemente las movilizaciones. Y no estoy hablando de la violencia ni de los saqueos, sino de una demanda que surge.
Y para eso nosotros debemos hacernos cargo.
¡Sí! Se requieren medidas de corto plazo. Por eso valoro el tono y el norte de buena parte de lo que informó y anunció ayer el Presidente de la República. No quiero entrar en detalles. Esas medidas hay que conocerlas más.
¡Quién no va a valorar su perdón y sus anuncios, que ayudan a resarcirse de lo que ocurrió el domingo en la noche, cuando habló de una guerra!
Pero ahora la pregunta es: ¿tenemos conciencia de que lo que está en juego no es la continuidad del Gobierno ni la próxima elección?
Yo sé que algunos hacen esa mirada -y no se les puede escapar porque para eso estamos en política-, ¿pero saben lo que está en juego? Nuestra democracia y nuestras instituciones.
Si los chilenos y las chilenas, si los que represento y me eligieron dicen: "Si ni ustedes ni el Presidente se ponen de acuerdo y no dan en el tono con lo que pedimos, ¿para qué me sirve la política o estos señores que están en el Parlamento?".
Entonces, desde ese punto de vista, tenemos un tremendo desafío. Y eso va a requerir mucho esfuerzo.
Algunos sectores han sido refractarios a los cambios estructurales en Chile, y sabemos quiénes son. No quiero generar polémica. ¡Pero sabemos quiénes son! ¡Y sí! Me van a decir: "Usted gobernó veinte años". ¡Sí, señor! ¡Y no todo lo hice bien y no pude realizarlo todo! ¡Asumo ese desafío!
Sin embargo, ahora tengo la oportunidad, porque es lo último que va quedando para entender y entroncar con lo que nos están demandando. ¡Si lo que nos están pidiendo son cambios estructurales, que tienen que generar dolor en la forma como redistribuimos el poder en Chile! ¡Eso es lo que está juego! No es solamente cómo redistribuyo el crecimiento económico ni cómo genero igualdades.
Y el problema de los abusos está asociado con muchas cosas, incluidas las malas prácticas que se han dado dentro de la política. ¡Y ahí no hay nadie que pueda tirar una piedra!
Para terminar, lo único que voy a pedir, por lo menos en el tiempo de mandato que me queda por ejercer mi cargo, es humildad. ¡Humildad! Porque yo no tengo ni una verdad...
Señor Presidente, ¿me da treinta segundos más, tal como les ha concedido al resto de los Senadores?

El señor QUINTANA (Presidente).- Continúe, señor Senador.

El señor LAGOS.- Gracias, señor Presidente.
Decía que solamente pido mucha humildad. Pero esa humildad pasa por reconocer que debe haber cambios muy profundos. Esto no se enfrenta con parches. ¡Créanme! Escuché -por su intermedio, señor Presidente- a otros Senadores: ¡no es el parche! ¡Requerimos un cambio!
Y esto pasa por nuestras pensiones, por la forma como tratamos a los jubilados, por el modo como tratamos a los estudiantes.
¡En Chile hay una cantidad de abusos que son grandes!
Mi humildad -o la de todos nosotros- va a entrar en sintonía con eso, y debemos tener la capacidad de entender que habrá un punto de inflexión en la forma como se distribuye poder, en el sentido más amplio, lato y sano del término, en Chile.
Y esa responsabilidad es básicamente nuestra, de la política y de los actores sociales. Porque, les guste o no les guste a algunos acá, la gente está allá fuera, mientras nosotros estamos acá adentro, y podemos caer en la irrelevancia si no le damos una respuesta y un cauce adecuado.
Termino señalando que el Presidente de la República tendrá que hacer los ajustes que estime pertinentes y nosotros tendremos que tomar las decisiones que correspondan.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tomaremos las decisiones, Su Señoría. Esa es tarea del Senado.
Tiene la palabra el Senador señor Castro.

El señor CASTRO.- Señor Presidente, estimados Senadores, todas las intervenciones que he escuchado en esta Sala se basan en un diagnóstico de lo que ocurrió pero no se hizo y de lo que está pasando hoy con el descontento social, con la crisis más grande que ha afectado a la democracia, con la crisis social más grande que hemos vivido.
Y la verdad es que, a mi juicio, este Senado debe tener una mirada orientada a buscar soluciones.
¡Sabemos lo que estamos viviendo! ¡Sabemos lo que está sucediendo en nuestras calles! ¿Pero qué solución entregamos?
Soy un Senador que lleva poco tiempo en el Parlamento, y este es un problema que ha afectado a todos los gobiernos que han pasado por el país. Sin embargo, la solución no se encuentra. No soy especialista en buscar soluciones, pero tengo una idea para detener el descontento social que estamos viviendo el día de hoy.
Pienso que de esta reunión deberíamos salir, a lo mejor junto al Ministro del Interior, y pedirle a la ciudadanía que se calme, que se vaya a sus casas, porque vamos a trabajar responsablemente.
Esa es una acción que deberíamos tomar nosotros el día de hoy.
No podemos seguir esperando que mueran personas, que se dañe la propiedad privada y pública, y que se destruya a aquellas pequeñas empresas que no cuentan con seguro para seguir trabajando.
¡Esa acción debería salir de esta reunión!
Así también, señor Presidente -y en esto usted tiene una tremenda responsabilidad-, creo que debiéramos ver cómo cambiamos nuestra forma de legislar. ¡Si la manera como legislamos en este Senado es una vergüenza! ¡Pasan semanas y no hacemos absolutamente nada!
Nosotros deberíamos tomar un proyecto de ley -por ejemplo, el de las pensiones- y todas las bancadas deberían ponerse a trabajar en él, de tal manera que en una semana se elabora el texto, la próxima nos juntamos y luego vemos qué puntos de acuerdo tenemos para seguir avanzando.
Con ello, le aseguro que en treinta días despacharíamos un proyecto sobre pensiones que estaría, de verdad, al servicio de nuestros jubilados, que tanto lo necesitan.
Y, posteriormente, deberíamos abocarnos a otra iniciativa importante. Si acordamos, por ejemplo, discutir la reforma tributaria, tomémosla de verdad. ¡Nadie quiere abusos! ¡Nadie quiere en este país que los más ricos sigan haciéndose más ricos!
Por eso lo que hay que hacer es ver cómo somos capaces de dividir la riqueza.
Y de ese modo habrá muchos proyectos más: los de salud, por ejemplo. ¡Es una vergüenza que en los hospitales no haya remedios para operar a los enfermos!
¿Por qué no buscamos la forma de trabajar de manera responsable? Y este Senado ¡caramba que tiene responsabilidad, señor Presidente! Porque, como dije, muchas veces pasan semanas y no hacemos absolutamente nada.
Por lo tanto, si todas las bancadas trabajaran en un proyecto de ley, estoy convencido y seguro de que cambiaríamos el sentido hacia lo social, que es lo que tanto necesita la gente y tanto nos está pidiendo hoy día en la calle.
Por eso, señor Presidente, a mi juicio, de nuestras sesiones deberíamos sacar cosas en limpio, resolver los problemas que la gente realmente nos demanda. ¡Esa es nuestra responsabilidad!
Creo que nos debemos olvidar de qué no fuimos capaces de hacer en el pasado y mirar el futuro con optimismo.
Eso es todo, señor Presidente.
He dicho.

El señor QUINTANA (Presidente).- Propongo a la Sala que, una vez concluida la lista de los oradores inscritos, que fue entregada por las bancadas, adicionemos tres minutos a cada Comité para que sean usados por los Senadores y las Senadoras que no han intervenido.
¿Habría acuerdo para ello?

El señor BIANCHI.- Conforme.

El señor SANDOVAL.- De acuerdo.

El señor COLOMA.- Pero solo para los colegas que no hayan intervenido, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Presidente).- Así es, señor Senador.
Muy bien.
Entonces, si le parece a la Sala, se procederá en los términos indicados.
Acordado.
Tiene la palabra el Senador Lagos Weber, por un minuto, para un punto de reglamento.

El señor LAGOS.- Señor Presidente, me parece muy importante que todos nos escuchemos, más allá de los tiempos.
Sin embargo, solamente quiero pedirles a mis colegas que ojalá sus intervenciones sean cortas, pues aquí hay funcionarios que deben retirarse a sus casas.

El señor QUINTANA (Presidente).- Muy bien.
Le corresponde intervenir al Senador Francisco Huenchumilla.
Tiene la palabra Su Señoría, hasta por cinco minutos.

El señor HUENCHUMILLA.- Señor Presidente, todos concordamos en que estamos viviendo una crisis en nuestro país.
Si uno lo mira desde el Senado, tendría que darse cuenta de que todas las sociedades en el mundo pasan por crisis durante determinados períodos. Así también ha ocurrido en la historia de Chile.
Pero frente a una crisis como esta, a mi juicio, antes de abordarla, hay dos cuestiones de procedimiento previas muy importantes. Y lo digo porque nosotros, los que estamos acá, no somos simples ciudadanos, somos autoridades de un Poder de la república y, por lo tanto, tenemos responsabilidad en encontrar la salida a esta situación.
En tal sentido, lo primero es no perder la tranquilidad, es no ser ansiosos, porque debemos hacer de la política lo que es: una mezcla de emociones y de racionalidad. Pero hoy día, frente a la crisis, la gente espera que nosotros mantengamos la calma y la tranquilidad para salir de esto.
Y en segundo lugar, para salir de las crisis es fundamental que afirmemos las instituciones y, por lo tanto, que este Senado siga funcionando institucionalmente, con su Mesa y sus Comités. No debemos pensar que porque nos encontramos en crisis simplemente las asambleas van a resolver el timing para enfrentar los temas.
Dicho eso, la pregunta clásica que me hago ante una crisis, y que se hace cualquier político, y que se han hecho muchos en la historia -lo dijo Lenin en 1917-, es: ¿qué hacer frente a esto? Esa es la pregunta de la política: ¿qué hacer?
A mi juicio, debemos tener un objetivo político en nuestras acciones. Y ese objetivo político, señor Presidente, es que a las personas que se encuentran en las calles, luchando, protestando, por las razones que en su corazón y en su mente haya, nosotros como autoridad tenemos que generarles una confianza tal en lo que hagamos para que se retiren del movimiento en que están y se replieguen pacíficamente, y demos por concluido eso.
El objetivo político, por lo tanto, es generar confianza en la gente. Es una cuestión difícil, porque la política no son ciencias exactas, sino un intangible en que no hay recetas prefabricadas. Pero yo me atrevo a decir rápidamente, señor Presidente, dos o tres cosas.
Primero, el Gobierno y la Oposición, los que conducen, deben tener claridad acerca de cuál es el diagnóstico, de por qué sucedió lo que sucedió.
Si el Gobierno piensa que esto es coyuntural y que con un par de medidas monetarias lo va a resolver, a lo mejor va a cometer una profunda equivocación. Yo siento que aquí lo que está en juego es el tipo de sociedad que hemos construido en los últimos treinta años. Aquí no tenemos consenso sobre el modelo; aquí hemos desarrollado un sistema capitalista más extremo, neoliberal, que se impuso por la fuerza de las armas, y respecto del cual nosotros también fuimos sedados en su momento cuando accedimos al gobierno. Y esa sociedad de la desigualdad, del abuso, es lo que la gente siente que ahora ¡no da para más!
Y les digo a los señores empresarios de Chile: en el mundo hay distintos tipos de capitalismo, no este extremo que tenemos acá, donde la gente se dio cuenta de que ella paga los costos y las utilidades se las llevan los de arriba.
Debemos entrar en concordia, todos, en acuerdo, para ver si encontramos una salida. Hay que buscar los acuerdos con todos los sectores. Y el Presidente tiene que hacer un plan y cambiar su equipo, para generar confianza.
Diagnóstico, acuerdo, plan, equipo, para decirle a la gente que es posible una salida. Pero para eso tenemos que generar confianza. Y, por lo tanto, Gobierno y Oposición y todos los sectores (empresarios, trabajadores y todos) debemos estar a la altura de las circunstancias. Pero debe haber un plan claro. El Gobierno tiene que ser claro respecto de qué es lo que quiere, porque él tiene el poder, él tiene las facultades, él tiene la jefatura del Estado. Nosotros tenemos otro rol.
Con ese plan se buscarán los acuerdos.
Con ese plan se renovarán los equipos para dar confianza.
De esa manera, haremos cada uno nuestra tarea, con el objeto de, si es posible, generar un nuevo consenso en Chile, un nuevo modelo que permita crecimiento y todo lo que aquí se ha dicho, pero donde la gente sienta que no corre por la vida de perdedor; que no corre por la vida abusada; que no corre por la vida pagando los costos mientras otros se alzan con el santo y la limosna.
Eso es lo que debemos hacer: una mezcla de una buena capacidad política con cuestiones de fondo.
Gracias, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Presidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador Felipe Harboe, hasta por cuatro minutos y medio, con el tiempo adicional producto del nuevo acuerdo.

El señor HARBOE.- Señor Presidente, quiero partir esta intervención, al igual que ayer, pidiendo disculpas, pidiendo perdón, por no haber logrado garantizar derechos básicos, como la salud, la educación, la vivienda, la seguridad y pensiones dignas.
Lamentablemente, no hemos logrado instalar nuestro Estado de bienestar, que algunos de nosotros promovemos, pero seguiré luchando por ello.
Hoy estamos en presencia de una crisis política, de una crisis social, de una crisis de representatividad, pero también de una crisis de gobernabilidad.
Este Gobierno ha sido de una indolencia francamente inusitada. Escuchar a Ministros reírse de las desgracias ajenas constituyó, sin duda, una provocación adicional al sufrimiento, a la molestia y a la rabia que se estaban incubando.
La incapacidad para controlar el orden público al inicio de este proceso ha sido pocas veces vista antes en democracia. La incapacidad para mantener la paz y la tranquilidad, elementos básicos de la gobernabilidad, dejaron de manifiesto que estábamos en presencia de un Gobierno que no tuvo la capacidad de observar lo que se venía, ni tampoco de administrarlo cuando ya había llegado. Pero eso ya es parte del pasado.
Seguridad y derechos humanos son plenamente compatibles, pero hay que hacer las cosas bien. Y hoy día tenemos denuncias de que las cosas no se están haciendo bien y de que se registran violaciones a los derechos humanos que hay que investigar y sancionar, si así corresponde.
¡Hemos condenado desde el primer día la violencia! Pero también hemos señalado que es importante distinguirla de la manifestación social.
Destaco el mensaje de ayer del Presidente de la República y el cambio de tono. Pasamos de la guerra al perdón. ¡Bien! Y se valora.
Pero el perdón implica empatía, entender lo que está ocurriendo. Y cuando vemos un listado de supermercado con medidas bastante parciales y coyunturales, uno se da cuenta de que el Gobierno no ha entendido. Porque lo que está demandándose en la calle, pacíficamente, no violentamente, no es un bono de término de conflicto, como parece esto. Lo que se está demandando es dignidad, es protección social, es cariño, es vivir un poco mejor, es tener la certeza de que frente a una adversidad el sistema lo va a proteger. Y eso implica hacer un cambio en el modelo que se ha instalado y que ha perdurado durante treinta años.
Se nos dice que se van a mejorar las pensiones a través del pilar solidario. ¡Gran parte de las mujeres y hombres que están ahí, que fueron técnicos, profesionales y funcionarios, no son beneficiarios del pilar solidario! ¡No les van a aumentar un peso a esas pensiones! ¡Y la profesora jubilada va a tener que seguir viviendo con sus 180 mil, con sus 220 mil pesos que no le alcanzan para vivir!
Cuando el Presidente dice: "Vamos a crear el ingreso mínimo garantizado". ¡Perdónenme! ¡Con recursos públicos! ¿Con recursos públicos les vamos a financiar un subsidio a las grandes empresas para que lleguen al sueldo mínimo?
¡Me parece inmoral! ¡Inmoral!
Aquí lo que se requiere es que el sector privado también se ponga, porque esta crisis, en parte, tiene que ver con la desigualdad de ingresos.
En consecuencia, señor Presidente, estamos disponibles para llegar a todo tipo de acuerdos. Hemos manifestado nuestra voluntad de diálogo desde el primer día. La hemos valorado y hemos dado gobernabilidad. Hemos, incluso, suplido los roles del Gobierno para darles tranquilidad a los ciudadanos.
Pero, señor Presidente, insisto en el llamado a la empatía.
Chile necesita salir adelante con medidas concretas.
Necesitamos hacer un cambio fundamental en el sistema de pensiones.
Se requiere un cambio en la salud pública, para que haya médicos los fines de semana y la gente no se muera.
Necesitamos un cambio, para que haya viviendas dignas y no sean ubicadas en un territorio segregado.
Son modificaciones mayores que tienen que ver con la convivencia, con el trato, con la forma como nos relacionamos.
Señor Presidente, la política está en deuda, estamos en deuda. Es hora de ponernos de pie. Y para eso, toda la voluntad de diálogo y de cooperación.
Gracias.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora Ximena Rincón, por reglamento.

La señora RINCÓN.- Muy breve, señor Presidente.
Recibimos a la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, y al Director Regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Fernando Martínez. Este último nos relató los hechos que están aconteciendo en estos momentos y los ocurridos en estos días.
En tal sentido, quisiéramos pedir el acuerdo de la Sala a los efectos de que usted pudiera dar cuenta -lo recibí por invitación suya- de los oficios e información que necesitamos solicitar para todos nosotros en estas materias.
Pido recabar el acuerdo para aquello.

El señor QUINTANA (Presidente).- Le solicito al señor Secretario que dé cuenta brevemente de los oficios que han sido solicitados por distintas bancadas, incluidos los de derechos humanos que ha planteado...

La señora PROVOSTE.- ¿Y los de las bancadas?

El señor QUINTANA (Presidente).- Sí, lo que pasa es que la Senadora Ximena Rincón ha sido bien clara.

La señora PROVOSTE.- Hay ya una gestión.

El señor QUINTANA (Presidente).- Yo podría mandar estos oficios solo, como Presidente del Senado. Pero la Senadora Rincón ha planteado que ahora, que todavía podemos tomar decisiones, los pidamos como Sala.
Tiene la palabra el señor Secretario.

El señor GUZMÁN (Secretario General).- Señor Presidente, se ha solicitado enviar los siguientes oficios:
Oficio al señor Ministro de Defensa para que recabe de cada Jefe de la Defensa en cada región declarada en estado de emergencia toda la información disponible acerca de los bandos que se han dictado, su justificación y las medidas de publicidad para conocimiento de la población respecto de las restricciones a la libertad de desplazamiento. También se requerirán los manuales de procedimiento de Carabineros, Policía de Investigaciones de Chile y Fuerzas Armadas en relación con el control del orden público y las labores a ejecutar en el contexto del estado de emergencia.
Oficio al señor Ministro de Salud para recibir información detallada sobre los heridos por región, considerando cuántos de ellos son niños, niñas y adolescentes, y también para que se informe acerca de las medidas adoptadas para permitir el ingreso de personal de la Defensoría de la Niñez y del Instituto Nacional de Derechos Humanos a los diferentes centros hospitalarios del país.
Oficio, a través del señor Ministro de Defensa, a cada Jefe de la Defensa Nacional de las regiones declaradas en estado de excepción, relativo al número y entidad de las denuncias referentes a saqueos, hurtos y robos, así como a la destrucción de la propiedad e infraestructura pública.
Oficio a la señora Ministra de Transportes referente al número de estaciones de Metro dañadas y destruidas, monto aproximado de los daños y fecha de reapertura de cada estación, así como al número de estaciones de buses, paraderos de red destruidos e inutilizados, microbuses y demás infraestructura asociada.
Oficio al señor Ministro de Salud respecto del número de heridos y atenciones de urgencia como consecuencia directa de estos hechos, en particular en el caso de la tercera edad, niños y adolescentes que han sufrido heridas y lesiones.
Oficio al Instituto Nacional de Derechos Humanos referente al número de denuncias que ha recibido y que ha corroborado efectivamente y al procedimiento que ha utilizado para contestar cada denuncia.
Es todo, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Presidente).- Muchas gracias.
¿Habría acuerdo para solicitar estos oficios...?

La señora MUÑOZ.- Señor Presidente, sobre los oficios.

El señor QUINTANA (Presidente).- No, no voy a dar la palabra para discutir el mérito de los oficios.
¿Habría acuerdo para solicitar estos oficios, sin alterar la sesión?
¿Habría acuerdo?
Sí, bien.

La señora MUÑOZ.- No.

El señor QUINTANA (Presidente).- No hay acuerdo.
Es que, si no hay acuerdo, yo los solicito todos como...

La señora MUÑOZ.- ¡No es tema de acuerdo o no! ¡Es un tema de procedimiento!

El señor QUINTANA (Presidente).- Senadora Adriana Muñoz, le doy la palabra.

La señora MUÑOZ.- Señor Presidente, hemos estado trabajando como Comisión de Derechos Humanos ayer y hoy día, y vamos a seguir mañana. Allí hemos realizado las mismas sesiones y hemos solicitado los mismos oficios.
Entonces, es un tema de procedimiento, de cómo nos ponemos de acuerdo para actuar unánimemente y no duplicar solicitudes.
Entonces, no se trata de aceptar o no. Por cierto, todos vamos a estar de acuerdo en el asunto, por lo menos nuestra bancada. Pero con los procedimientos hay que tener cuidado, porque estamos en una situación excepcionalísima, muy delicada en el país.

El señor QUINTANA (Presidente).- Esto lo hemos conversado, señora Senadora, con el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos. Y como bien explicó la Presidenta de la Comisión de Infancia, Senadora Ximena Rincón, el asunto fue solicitado por la Defensora de la Niñez y por el Director Regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos.
Por eso recabé la autorización. Creo que esto es complementario con lo que está haciendo la Comisión de Derechos Humanos.

La señora MUÑOZ.- Debería haberlo dicho.

El señor QUINTANA (Presidente).- Más aún cuando el artículo 42 de la Constitución obliga al Presidente de la República a rendir cuenta a este Congreso. O sea, básicamente es petición de información, y se han sumado otros oficios de distintos Comités.
¿Habría acuerdo para solicitarlos unánimemente, entonces?

La señora MUÑOZ.- Por supuesto.

El señor QUINTANA (Presidente).- Bien.
--Así se acuerda.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador José Miguel Durana, hasta por cinco minutos.

El señor DURANA.- Señor Presidente, para engrandecer Chile es necesario recuperar el sentido de la equidad y de la igualdad.
Los chilenos vivimos en el país con mayores niveles de desarrollo de toda Latinoamérica. No obstante, las personas sienten que el sistema económico no "los trata bien", y en especial nuestra clase media, que es la que finalmente lleva el peso del alza permanente en el costo de la vida, como el pago del agua, de la luz, del tag, de la locomoción, de los remedios, de los planes de salud, de la educación, entre otros.
Es necesario tener claro que los acontecimientos de los últimos días no son contra una gestión gubernamental, sino contra el sistema. Cabe hacer presente que hay sectores políticos que gobernaron por más de veinticuatro años.
Las manifestaciones ciudadanas, legítimas y pacíficas, son en contra de algunos aspectos de nuestro sistema que han sido construidos a lo largo de décadas y que requieren urgentes reformas, inspiradas en la equidad y la igualdad.
No hemos tenido la capacidad y tampoco la sensibilidad para reaccionar oportunamente frente a las deficiencias que afectan a grupos específicos de nuestra sociedad, como las pensiones en el caso de nuestros adultos mayores, pero también en salud, educación, contribuciones, sistema de AFP y muchos temas más. Esto ha permitido que se instale una frustración, rabia e impotencia generalizadas en nuestros compatriotas.
La violencia es inaceptable y todos en unidad debemos rechazar con fuerza, en el marco de la ley vigente, a los delincuentes y vándalos que se quieren tomar el país, y con la tecnología existente podemos identificar a este lumpen. Y ojalá nuestros tribunales de justicia estén a la altura para sacarlos de nuestras calles.
La mayoría de los chilenos quiere trabajar, quiere vivir en paz y en tranquilidad, pero está con miedo. Y hoy somos muchos los que agradecemos a nuestras Fuerzas Armadas, a Carabineros e Investigaciones, cuyos funcionarios también tienen familia, también tienen hijos, y están cansados, pues han estado día y noche tratando de controlar el lumpen, los desórdenes, el saqueo. Hay que reconocer el esfuerzo que hacen para poder retomar la tranquilidad y la calma en nuestro país. Y esperamos de verdad que pronto ello ocurra.
En cuanto a la nueva agenda social anunciada por el Presidente de la República, la ciudadanía espera tener respuestas en un plazo no superior a sesenta días, más si cuenta con el apoyo transversal de todos los sectores políticos. Y debemos seguir generando propuestas que produzcan mayor equidad social. Y esa es nuestra responsabilidad.
Hoy, la única respuesta posible es contribuir, desde el lugar en que nos encontremos, para recuperar la paz, la seguridad y el diálogo.
Es por ello que debemos redoblar nuestros esfuerzos como parlamentarios para dotar a nuestros ciudadanos de leyes que les permitan vivir mejor, sentirse orgullosos del país al que pertenecen y mirar con tranquilidad a sus hijos por el futuro y porvenir que podamos construir hoy.
Chile es un gran país, debemos estar orgullosos de él, y hoy más que nunca la patria nos exige poner lo mejor de cada uno de nosotros a su servicio y responderle a la gente en sus demandas.
Gracias, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Jorge Soria, hasta por cuatro minutos y medio.

El señor SORIA.- Estimado señor Presidente, estimados colegas, he escuchado esta mañana cómo cada uno de nosotros busca ayudar a nuestro pueblo desde las diferentes bancadas.
Yo estoy hace quince meses acá con ustedes, los he escuchado, aprendiendo lo que el Senado conduce en cada uno de sus acuerdos. Pero, al escucharlos hoy día, realmente creo que estamos equivocados en un detalle.
Nosotros estamos esperando que sea el Presidente de la Nación quien nos pida lo que el pueblo quiere. Pero el Presidente de la Nación, quien sea, de Derecha, Izquierda, Centro, está recibiendo una Constitución que aquí, entre quienes nos estamos mirando, la hicimos. Hace treinta años, miraba a mis excolegas -aunque nunca fueron mis colegas, yo fui siempre el Alcalde de Iquique, por cincuenta y tres años- y creía que esto estaba bien.
Pero estamos equivocados, y yo también lo he estado y lo debí haber dicho cuando llegué acá, hace catorce meses. ¿De qué se trata? De que todos expresamos muy en general que somos la Derecha, la Izquierda, que somos Chile. Aquí, creo que debemos cerrar el anillo diciendo: "La solución para Chile es esta y la hace el Senado, todos juntos. Discrepamos o no, pero nos juntamos".
¡Todos sabemos que se ha desbancado al pueblo de Chile!
¡Quién puede olvidar que antes había casas con sistemas cooperativos, que podrían hacerse en meses, por miles en todo Chile! Porque el que paga al final es el dueño de la casa, y pagaría tres veces menos de lo que paga hoy si hubiera cooperativas.
¿Alguien ha levantado la voz de las cooperativas en Chile? ¡No!
¿Quién puede negar, de todos los que estamos acá los martes y miércoles, que en Chile no hay para pagar horas extraordinarias ni el sábado ni el domingo en los hospitales y que la gente se muere? ¡Por qué no pedimos esas estadísticas y nosotros se las informamos al señor Presidente!
Nosotros vemos que el hombre necesita el hospital para nacer, y no puede nacer el día lunes o el día viernes: lo hace el día en que Dios así lo determina.
Si tenemos salud, si tenemos vivienda, el pueblo ya es feliz. Y si, aún más, le damos una educación clarita... La municipalidad tenía la educación; se la pasaron y lo ha hecho bien. Hoy le van quitando colegios comuna por comuna. O sea, las cosas que están andando las vamos destruyendo. ¿Y el pueblo de qué vive? De salud, de educación y de vivienda.
Y la cuarta pata que hemos hablado toda la mañana: las rentas. Sabemos que es hasta vergonzoso lo que gana el obrero comparado con lo que gana el uno por ciento de nuestro país.
Aquí se llama a bajarles el sueldo a los Senadores, a los Diputados. ¡Calculen cada uno de ustedes! ¡No quiero ni calculárselos, es ridículo! ¡Esto es un show! ¡Hay que arreglar los sueldos para todos los chilenos por igual! No hay grupos. En cada gobierno cada uno se acomoda, se reacomoda todo.
Con cuatro patas que nosotros le demos a nuestro pueblo, que es su necesidad de vida, aquí no hay ni una huelga: salen las banderas de Arica a Magallanes. Ese es el camino para vivir, porque las cuatro patas que yo les digo las hicimos en Iquique.
Yo no vengo acá a darles un discurso o a decirles: "tenemos la mejor salud del país, la creamos en nuestros consultorios; tenemos en nuestros colegios lo que no ha existido en otras partes; tenemos el mayor número de viviendas hechas en cooperativas, con apoyo del gobierno y de sistemas diferentes".
En resumen, el pueblo vive de cuatro cosas. Resolvámoslas entre todos nosotros, si es que realmente queremos al pueblo. No esperemos que el Presidente nos diga una cosa. Ayudemos al pueblo dándole lo que necesita, porque nosotros sabemos más que el Presidente, ya que vamos todas las semanas a todo Chile. Los que estamos acá juntemos las ideas y démoselas con gusto para que él las lleve a ejecución.
Muchas gracias.

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Kenneth Pugh, por cuatro minutos.

El señor PUGH.- Señor Presidente, el 18 de octubre del 2019 será considerado en la historia de Chile como el día del gran estallido social. Esto es algo que posteriormente los académicos tratarán como una crisis orgánica, porque un modelo que tenía que morir no había muerto y uno que tenía que nacer no había nacido.
Esa es la circunstancia histórica en la que estamos todos, y por eso yo les pido a quienes integran el Senado, a las Senadoras y los Senadores, que estemos a la altura de los acontecimientos, porque una crisis se debe gestionar. Esta crisis en que estamos envueltos no se ha terminado. Es más, puede escalar si no tomamos decisiones adecuadas.
Se puede mantener con el mismo nivel de destrucción el statu quo, pero debemos ser capaces de lograr que la crisis descienda, se controle, para que lleguemos a niveles de normalidad.
¿Qué se requiere, entonces? Entender qué estamos enfrentando, quiénes son los grupos que están en este momento en la calle.
Por un lado, hemos visto lo que se han considerado protestas pacíficas. ¿Tenemos realmente un protocolo para ellas? Eso nos preguntamos, y lo hemos conversado con el Senador del Frente Amplio para ponernos de acuerdo y entender qué es una protesta pacífica, de manera que las Fuerzas de Orden les permitan a esas personas expresarse, pero no a los violentistas, los que están destruyendo locales, los que están saqueando.
Ese es el otro grupo que está en la calle ahora: los saqueadores, que en estos momentos incluso ya no son delincuentes, sino cualquiera que quiere hacer daño, que quiere pasar frente a un supermercado y llevarse cosas. Lo están haciendo, como vemos día a día.
Pero, finalmente -y esto es más peligroso-, existe un grupo de instigadores, porque, querámoslo o no, hay un nivel de violencia inusitado que no es propio de nuestro pueblo y contra ellos debemos actuar. ¿Con qué? Con algo que también nos falta: mejor inteligencia y capacidad de coordinación.
Estamos discutiendo, aquí, en este Parlamento, la Ley de Inteligencia. Debemos hacernos cargo de ella.
Esta inequidad tiene un costo. Es altísimo y lo estamos pagando ahora.
Yo los invito, entonces, a que seamos capaces de no solo bajarnos el sueldo, sino también de trabajar el doble y ojalá priorizar los proyectos de ley que en este momento requerimos.
¿Por qué no podemos trabajar más y con sentido de urgencia para que todas estas leyes que son necesarias las despachemos ahora?
También tenemos que llamar a la calma, al orden. Las Fuerzas Armadas que están en estos momentos en la calle, esos miles y miles de hombres y mujeres, portan armamento de guerra y usan protocolos muy especiales, las reglas de uso de la fuerza; por lo que no lo emplearán contra los conciudadanos sino solamente ante el riesgo de sus vidas. En consecuencia, hay que demostrar respeto a esa autoridad.
El Estado es el único que cuenta con el monopolio de las armas y por eso en situaciones críticas se ponen en servicio para proteger la paz social.
No podemos tampoco incendiar la pradera tratando de hacer una acusación constitucional contra el Presidente. ¡Eso es lo más irresponsable que hay! No se puede en estos momentos perder la calma. A esa calma y a esa prudencia debemos llamar.
Y, finalmente, es necesario combatir las noticias falsas. La red que tenemos hoy amplifica las cosas negativas. Esas fake news o deepfakes están haciendo que los grupos se enfrenten. No podemos tomar decisiones solo basados en un wasap.
Hoy, en esta Sala, se citaron varios wasaps, muchos de ellos desmentidos. Esa desinformación nos puede destruir.
Llamo al diálogo, llamo a elaborar propuestas y a hacerlas realidad.
Por ejemplo, aquí, en la Región de Valparaíso, debiéramos convocarnos para administrar bien ese Fondo Común Municipal, de manera de también terminar con una desigualdad tremenda: la de las regiones y, dentro de ellas, la de las comunas.
¡Todos juntos podemos trabajar!

El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora Adriana Muñoz, hasta por cuatro minutos y medio.

La señora MUÑOZ.- Señor Presidente, como ya han dicho toda la mañana varios colegas, estamos viviendo la mayor protesta social en décadas y quizás la más grande que registre la historia de Chile, por su magnitud, extensión y efectos. Pero también por una represión que no veíamos hace mucho tiempo. Y para quienes sobrevivimos al golpe de Estado y a la dictadura, nos ha remontado a la época de sufrimiento y dolor por la que pasó este país en esos años.
Es muy dramático, entonces, lo que se está viviendo.
El Senador Huenchumilla nos recordó la esencia del hacer político, que es el "qué hacer": ¿qué hacer? Yo, aquí, como política, integrante de este Parlamento, quisiera solicitar que se envíe un oficio al Presidente de la República para decirle que no puede seguir ejerciendo violencia, represión, a través de fuerzas militares, en contra de nuestros compatriotas, quienes ejercen libremente el derecho constitucional de movilizarse y protestar.
La violencia del Estado, señor Presidente, dañó a este pueblo, dañó el alma de Chile y hoy día los militares en la calle son un exceso en democracia, una medida extrema.
¿Qué hacer? Enviarle al Presidente de la República un oficio para que inmediatamente frene la violencia y la represión en contra de nuestros compatriotas. Por cierto, se debe hacer un ejercicio para distinguir -cuestión que hasta ahora no hemos podido ver- que no es lo mismo vandalismo, violencia extrema y el ejercicio democrático de la movilización popular.
Hoy día tienen a los militares apuntando hacia los civiles, hay muchos muertos, hay mucha gente herida -lo hemos visto en la Comisión de Derechos Humanos- y no están los militares, como se ha hecho notar en muchas partes, resguardando del vandalismo las zonas estratégicas. No están en los supermercados, no estuvieron en el Metro, no están en la calle ocupados del orden y de la seguridad, sino que están disparándoles a sus compatriotas. Eso creo que debe quedar consignado y hacerle ver al Presidente de la República que tiene que frenar esta violencia del Estado.
Lo que más nos preocupa ahora es analizar la agenda que nos presentó el Presidente.
Valoramos el cambio de tono, valoramos el paquete de medidas, pero quiero decir que es ajena a la radicalidad de la demanda que hoy día existe a lo largo de todo nuestro país. El país quiere medidas que apunten estructuralmente al modelo neoliberal, que actualmente se rechaza porque tiene a la gente con sueldos indignos, pensiones miserables, como se reclama en todo el territorio.
Yo quisiera, señor Presidente, señalar que no es posible que se nos presente una agenda para que nosotros la debatamos legislativamente. Este es un debate político que se debe abrir en forma permanente aquí, en el Senado, y debemos alterar las prioridades legislativas que tengamos en todas las Comisiones, analizar qué es lo que nos propone el Presidente con este tema del aumento de las pensiones del pilar solidario.
Desde el día uno planteamos que hay que separar, en el proyecto de ley que mandó el Presidente en materia de reforma a las pensiones, el pilar solidario y en enero ya estar pagando las primeras pensiones a nuestros adultos mayores más pobres. Pero se insiste en meter en un mismo paquete una reforma estructural de fondo que está pidiendo el país junto con el sistema de pensiones.
Hoy día es necesario que abordemos, no encerrados acá en el Parlamento, sino que con el mundo social, el cambio a fondo del sistema previsional. Hoy día requerimos un sistema solidario, un sistema de seguridad social de las pensiones y no este maquillaje a las AFP.
Señor Presidente, yo quiero por último señalar que hoy día es urgente generar un debate de la Constitución. Nada se va a tocar al modelo si hoy día mantenemos los mismos pilares estructurales de una Constitución que no representa a nadie de cara al siglo XXI.
Quiero señalar que han quedado fuera de la agenda temas como el agua. Hoy día se requiere una reforma constitucional del agua, un nuevo Código de Aguas y este Parlamento, en la línea del qué hacer, debería ya en noviembre despachar, como ley de la república, ese nuevo Código y no pasar por las Comisiones de Constitución, de Hacienda. ¡Ocho años que no se puede tener un nuevo Código de Aguas en este país, con miles de familias que dependen de los camiones aljibe!
Quiero decir que esos son los temas políticos que hoy día tenemos que poner en la agenda, no seguir dándoles la espalda, Derecha, Centro, Izquierda, a las demandas populares. Hemos sido cómplices, y yo lo digo públicamente desde la Centroizquierda, del afiatamiento, de la consolidación del modelo neoliberal. Y eso, señor Presidente, por lo menos yo no lo haré nunca más. ¡Nunca más voy a votar a favor de una ley que afiate este modelo! Porque es lo que hoy día tiene empobrecido a nuestro país, ha generado la rabia, la ira, el descontrol. Hoy día está viajando toda la gente de Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea, a la Alameda; luego van a llegar a nuestras puertas, con toda la razón del mundo.
Hoy día hay un país dividido en dos: multimillonarios, gente de clase media, que de alguna manera se arrima, y los pobres,...

El señor COLOMA.- ¡En tres, entonces...!

La señora MUÑOZ.- ... porque trabajadores, obreros, funcionarios con trabajo son miserables y son pobres en sus vidas. Los jóvenes que se rebelaron contra el alza de precios del Metro son nietos, son hijos de gente que...

El señor QUINTANA (Presidente).- Terminó su tiempo, señora Senadora.

La señora MUÑOZ.- ¿Y los treinta segundos adicionales?

El señor QUINTANA (Presidente).- Ya le sumamos tiempo.

La señora MUÑOZ.- Un minuto más, señor Presidente.

El señor QUINTANA (Presidente).- Treinta segundos, porque ya le habíamos sumado un minuto.

La señora MUÑOZ.- Voy a concluir solamente, señor Presidente.
Son hijos de padres, madres que ganan menos de 400.000 pesos, nietos de abuelos que ganan menos de 130.000 pesos.
Creo que debemos, en el "qué hacer" de la política, alertar al Presidente de la República para que no siga cometiendo los errores que está cometiendo hasta ahora.

El señor QUINTANA (Presidente).- ¿Habría acuerdo para que la Senadora Ximena Rincón pudiera presidir?

El señor BIANCHI.- ¡Absolutamente!

El señor QUINTANA (Presidente).- Acordado.
--Pasa a presidir la sesión, en calidad de Presidenta accidental, la Senadora señora Rincón.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra el Senador García, por cuatro minutos y medio.

El señor GARCÍA.- Señora Presidenta, todos somos partidarios de que el estado de emergencia termine cuanto antes. Pero, como lo ha dicho con toda claridad el rector de la Universidad Diego Portales, el Estado no puede renunciar a su principal responsabilidad, que es brindar seguridad a los millones de chilenos que quieren vivir en paz y tranquilidad.
Me refiero a don Carlos Peña, quien en reiteradas entrevistas en estos días ha dicho: "El Gobierno no debe olvidar (...) que el deber fundamental del Estado, la razón de existencia del Estado es proveer orden, favorecer que las personas se relacionen unas con otras en condiciones de interacción predecible y pacíficas". Y agregó: "sin eso, el Estado se deslegitima del todo".
Por supuesto que la conservación del orden público debe ser siempre con pleno respeto a los derechos humanos.
Estas palabras, que vienen del rector de una universidad, de un académico del cual nadie puede decir que es una persona que se identifica con el Gobierno -muy por el contrario, él mismo lo ha dicho-, ponen de relieve el valor del orden público y no debemos perder de vista la importancia que tiene este para todos los efectos.
Señora Presidenta, quiero sumarme a la valoración que han hecho distintas señoras y señores Senadores respecto del conjunto de medidas anunciadas anoche por el Presidente Sebastián Piñera.
¿Es el fin del camino? Por supuesto que no, pero es un muy buen punto de partida para entregar soluciones reales, efectivas, ahora: ¡ahora, señora Presidenta!
Este "ahora" depende, por supuesto, del Gobierno, para que nos envíe los proyectos de ley respectivos, pero también depende de nosotros, los parlamentarios, para que los tramitemos con la agilidad y el sentido de oportunidad que la ciudadanía está demandando.
Señora Presidenta, tenemos la obligación de escuchar a quienes pacíficamente se manifiestan, pero tenemos idéntica obligación con quienes desde sus lugares de trabajo, desde la intimidad de sus hogares nos exigen paz y prosperidad: paz, porque sin ella nada es perdurable, nada tiene sentido; prosperidad, porque la inmensa mayoría de Chile quiere avanzar, vivir mejor, salir adelante junto a sus familias, heredar un mejor país a las futuras generaciones.
No puedo terminar mis palabras sin referirme a la intervención de un señor Senador que anunció una acusación constitucional en contra del Presidente de la República. Más aún, lo llamó a renunciar.
El Presidente ejerce su alto cargo porque la ciudadanía lo eligió, y con una mayoría clara e inobjetable.
El Presidente Piñera ejerce su cargo con estricto apego a la Constitución y a las leyes.
El Presidente de Chile, don Sebastián Piñera -y lo digo con orgullo-, es un demócrata.
Chile merece más, particularmente en momentos difíciles. Y ese "más" parte por nuestra templanza, por nuestra moderación, por nuestra seriedad y por nuestra responsabilidad.
Eso es lo que reclama la inmensa mayoría de las chilenas y los chilenos.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra la Senadora Provoste, por tres minutos.

La señora EBENSPERGER.- ¿No le correspondía la palabra después de que termináramos quienes estábamos inscritos?

La señora PROVOSTE.- Sí. Tiene razón la Senadora.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Perdone el error, Senadora Ebensperger. Acá me indicaron otro orden para las intervenciones.
Entonces, le corresponde hacer uso de la palabra al Senador Bianchi, por seis minutos, y después a la Senadora Ebensperger.

El señor BIANCHI.- Señora Presidenta, lo primero que quiero señalar es que, luego de haber conversado con todas y todos los colegas del Senado, hay un ánimo y un deseo de sesionar la próxima semana, que era regional. En efecto, existe el ánimo de ocupar los días lunes, martes, miércoles y todos los que sean necesarios para sesionar y seguir contribuyendo y colaborando, como Congreso, en la búsqueda de una salida a la crisis que estamos enfrentando.
Esa es una primera reflexión.
La segunda se refiere a algo que debe preocuparnos a todos: a los abusos que se han cometido en materia de derechos humanos. Me alegra que el Senado esté cursando los requerimientos y las solicitudes a las distintas instituciones para que se nos informe de manera detallada los hechos que en los últimos días han tenido que enfrentar niños, jóvenes, mujeres y hombres y que claramente son atentatorios.
Deseo partir señalando que, luego de escuchar anoche al Presidente de la República y tal como lo que han dicho todos, valoro el cambio de tono. Pero ello no significa que yo, a lo menos, acoja lo que, a mi juicio, pasó a ser casi un bono de término de conflicto. ¡Excúseme! Siento que lo planteado no recoge lo que nos ha venido reclamando todo el país.
¡Esto pasa por la dignidad de las personas! ¡Dignidad en el trabajo, dignidad en la educación, dignidad en las viviendas, dignidad en la salud, dignidad en las pensiones! Y sería un largo listado de "dignidades", que claramente está pendiente y es lo que nos reclama hoy día todo el país.
Por lo tanto, hay legítimas dudas.
Valoro la propuesta de rebaja de la dieta parlamentaria y de los altos sueldos en el sector público. ¡Claro que lo valoramos!
También valoro absolutamente el planteamiento de reducir la cantidad de parlamentarios. Yo voté en contra en su oportunidad, cuando se pedía incrementar su número. ¡Voté en contra! Claramente no estaba de acuerdo en aumentar aún más los parlamentarios tanto en la Cámara Baja como en el Senado.
No estoy diciendo nada que no haya dicho antes, señora Presidenta.
Históricamente he venido exigiendo, al igual que usted y muchas Senadoras y Senadores, dignidad en materia de las pensiones.
¡Chile es una máquina moledora humana por el trato indigno que les da a nuestros adultos mayores!
Logramos en algún momento en Magallanes, particularmente en Punta Arenas, tener un precio especial en el transporte para los adultos mayores. Nos costó mucho, pero lo logramos en las instancias donde se discutió el Presupuesto de la nación.
Pero, frente a lo que el Presidente anunció anoche, me quedan dudas.
¡No se toca lo estructural! ¡No se toca el fondo!
¡No se toca a las AFP!
¡No se toca el modelo de salud!
¡No se toca el abuso que hay en cuanto a los medicamentos!
¡Se anuncia un seguro! ¿Es esa la solución que Chile nos reclama? ¡Una nueva empresa aseguradora que se encargue de amortiguar los valores abusivos de los remedios!
¿Se ha hablado algo del cambio estructural de las AFP? ¡No!
Por lo tanto, no me voy a prestar para continuar con el mismo modelo económico.
Tenemos en nuestras manos una tremenda oportunidad en la discusión del Presupuesto la próxima semana. Considero que todo lo que habíamos analizado en materia presupuestaria quedó en la historia. Habrá que debatir de manera distinta un nuevo Presupuesto para el próximo año. Tenemos una tremenda responsabilidad como Senado en cada una de las distintas Subcomisiones y en la Comisión Especial que analizan dicha materia.
Hay un antes y un después. ¡Un antes y un después!
Todo eso pasa por la dignidad de las personas.
Cuando se anunciaban los incrementos en las tarifas del transporte, de la luz, en las cuentas de los consumos básicos, ¿qué se decía? "El Panel de Expertos".
Ello obedece a algoritmos. Es una cosa matemática que no ve ni percibe la situación de las personas, de los seres humanos. Por lo tanto, claramente hoy debemos entender que todo ha cambiado.
No soy partidario de la situación que hemos presenciado en materia de vandalismo. ¡Obviamente lo rechazo! Probablemente, algunos pocos pueden estar muy contentos. ¡No es mi caso!
Hago el llamado para que este Senado dé el ancho, para que este Senado recoja el clamor del pueblo, para que seamos capaces de avanzar en los lineamientos más importantes que el país nos está solicitando.
En ese sentido, pido ojalá tener sesión la próxima semana, dejando de lado la situación regional, para seguir contribuyendo y colaborando en la búsqueda...

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Concluyó su tiempo, señor Senador.

El señor BIANCHI.- Termino, señora Presidenta.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene sesenta segundos.

El señor BIANCHI.- Decía que debemos seguir aportando en la búsqueda de consensos, de acuerdos, para que el Poder Ejecutivo trabaje en conjunto con el Poder Legislativo.
¿De qué manera somos capaces de salir de la profunda crisis en la que estamos?
Siento, señora Presidenta, que esta es una oportunidad.
Pero reitero mi preocupación en materia de derechos humanos. Tenemos, por un lado, a las Fuerzas Armadas con armas y, por el otro, al pueblo con una cacerola en sus manos. Esa es una tremenda desigualdad y una enorme injusticia. ¡Las personas con cacerolas y las Fuerzas Armadas con armas!
Sin lugar a dudas, no quiero eso para mi país.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra la Senadora Luz Ebensperger, por cinco minutos.

La señora EBENSPERGER.- Señora Presidenta, sin duda, han sido días duros, difíciles y tristes. Nadie puede negarse a esa lamentable realidad.
Han sido duros, difíciles y tristes, por la violencia que hemos visto reflejada en nuestras calles, en la Capital y en muchas otras regiones de nuestro país.
Hablo de la violencia que rechazamos en forma fuerte y clara, de la misma manera que rechazamos los abusos que se pueden haber cometido para restablecer el orden público.
Pero no podemos desconocer que un Estado jamás debe renunciar al orden público, porque, si lo hace, no podrá seguir gobernando.
Han sido días duros, difíciles y tristes, porque hemos visto cómo la ciudadanía se ha manifestado, legítimamente, dándonos a conocer sus carencias y sus dolores. Y se ha manifestado de una forma masiva, con una fuerza que nadie, ninguno de nosotros, fue capaz de prever.
Por eso, señora Presidenta, hoy es importante escucharnos entre nosotros y, por cierto, también escuchar a la ciudadanía.
No nos sirven las recriminaciones.
Nadie fue capaz de ver lo que venía. Por lo tanto, ninguno puede atribuirse la representación de ella, de sus demandas.
Nosotros fallamos. Estas bancadas fallaron. Las bancadas de enfrente fallaron. El Gobierno falló. Los gobiernos pasados fallaron.
¡No supimos escuchar a la ciudadanía!
¿Tenemos las respuestas? Probablemente, no. Debemos aprender a construirlas entre todos, porque el mundo ha cambiado y, a lo mejor, las respuestas que tenemos ahora, como alguien dijo ayer, no son suficientes para las preguntas que hoy plantea la ciudadanía.
Por eso, creo que es muy importante lo que hizo el Presidente de la República el día de ayer: entregó un paquete de medidas, una nueva agenda, que me parece que es relevante y ayudará a mejorar la calidad de vida de muchos compatriotas.
¿Es la solución a todo? No, no lo es. Pero constituye un punto de partida desde donde debemos ser capaces de empezar a construir.
Por ello, señora Presidenta, hoy día este Parlamento debe actuar sin condiciones. Lo digo porque he escuchado por ahí que todos queremos avanzar, pero se exige un cambio de gabinete, se exige el término del estado de excepción. ¡Sin condiciones, queridos Senadores, avancemos, escuchemos y busquemos las respuestas que la ciudadanía nos está pidiendo!
Aprovechemos nuestras diferencias para mejorar esas propuestas y otras más que podemos sacar adelante. De esa manera juntos, con unidad y no con grandes discursos elocuentes -por cierto, son muy válidos-, vamos a construir un Chile más justo, disminuyendo las brechas que hoy existen, pero también fortaleciendo nuestra democracia y nuestras instituciones.
Vuelvo a decir: hoy no requerimos grandes discursos, sino generosidad, humildad y unidad para buscar las respuestas que la ciudadanía y el país se merecen.
Aprovecho estos últimos segundos para hablarle a mi región y, particularmente, a Iquique y Alto Hospicio.
Tenemos grandes carencias. No somos un...

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Terminó su tiempo.

El señor COLOMA.- Por favor, señora Presidenta, treinta segundos para la colega.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Puede concluir, señora Senadora.

La señora EBENSPERGER.- Decía que no somos un punto distinto del resto, como indicó el otro Senador que representa a mi región.
¡Tenemos un grave déficit habitacional! ¡Tenemos una muy mala salud! ¡Tenemos una muy mala educación y una muy mala seguridad! Lideramos esos rankings que nadie quiere liderar.
Por eso, a mis compatriotas y a toda la gente de mi región, les digo: queremos avanzar en aquello y en todos y cada uno de los dolores, problemas y necesidades que tienen los tarapaqueños y los chilenos.
Esa es nuestra responsabilidad: entregar las respuestas que hoy día la ciudadanía nos exige.
Gracias.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palaba el Senador Kast, por cuatro minutos.

El señor KAST.- Señora Presidenta, queridos compañeros, Senadoras y Senadores, es difícil elegir las palabras en un momento como este. De hecho, a veces pareciera que en ocasiones como esta el silencio es la mejor música que pudiéramos escuchar.
Por lo mismo, más que sumarme al coro de los discursos grandilocuentes en una instancia donde creo que debemos reflexionar, quisiera solicitarles que cultivemos algunas actitudes en este instante de crisis que, sin lugar a dudas, en muchos años nos veíamos en nuestro país.
La primera: humildad, actuar de buena fe.
No partamos de la base de que quienes están acá y pertenecen a otros partidos políticos tienen malas intenciones. Por el contrario, es preciso pensar que lo que está en juego es demasiado importante para que pongamos esos intereses primero que el de nuestros hijos, el de nuestro país y el de nuestro futuro.
Ojalá en los próximos días nos vean jugando como un solo equipo.
La segunda virtud o actitud que me gustaría que pudiéramos cultivar es la responsabilidad.
Hoy día es refácil caer en los diagnósticos, subirse a la indignación, subirse a los genuinos dolores de nuestra sociedad. Pero, desde ahí, hay que ser capaces de liderar, de conducir, de atrevernos a decir verdades difíciles, de atrevernos a decir que lo que hemos construido en los últimos treinta años sí es muy valioso, de atrevernos a decir que el segundo piso de la casa que debemos levantar también va a ser muy difícil.
Tenemos que dejar de autodeclararnos interdictos, como si no fuésemos capaces de estar realmente conectados con el sufrimiento de la ciudadanía. Por lo que a muchos aquí les he escuchado, pareciera que ya no creen en su rol como parlamentarios; que ya no creen en nuestra capacidad de tener una democracia con instituciones robustas, una democracia representativa.
Por eso, la tercera actitud que recomiendo es justamente esa: atrevernos a liderar en equipo, con seriedad, sin populismo, sabiendo lo que se espera hoy día de nosotros en medio de esta energía, que a lo mejor muchos ven con temor.
Honestamente, también pediría una cuota de optimismo, porque estas pulsiones que estamos viendo son genuinas, reales.
Créanme, las miles de personas en la calle no quieren que tiremos todo por la borda. ¡No esperan de nosotros irresponsabilidad! Desean que escuchemos y hagamos proposiciones. Por eso, ¡por favor!, pasemos del diagnóstico a la propuesta, y discutamos propuestas serias.
Escucho a muchos decir: "Cambiemos el modelo económico; estamos cansados del modelo neoliberal". ¡Por favor, seamos más serios!
¿Cuáles son esas propuestas?
¡Aquí nadie debe tener dogmas!
¡Nadie tiene que ser tan soberbio como para no escuchar una propuesta seria!
Y lo que hizo el Presidente de la República el día de ayer fue justamente eso: hacer propuestas.
A muchos puede que no les guste el Presidente. Pero él está haciendo un intento genuino por liderar, y espero que todos nosotros estemos a la altura.
Quisiera terminar mi intervención con unas palabras que escribió en una columna Felipe Cubillos poco tiempo antes de morir. Dijo:
"Soy un indignado porque, salvo honrosas excepciones, hemos caído en la política de las encuestas y el Twitter, y hemos renunciado a defender las convicciones. ¿Qué tal si los políticos apagaran por unos días sus computadores y se dedicaran a defender sus convicciones?
"Hoy día hablo por mí, y sólo por mí, porque además creo que no somos muchos los que en estos tiempos creemos en la libertad; sí, esa libertad para emprender, para equivocarse, para educar, para enseñar y para aprender.
"Soy un convencido de que la derrota de la libertad no se debe a la fuerza de sus enemigos, sino que a la debilidad de sus defensores.".
Todos los que estamos aquí somos demócratas.
Todos los que estamos aquí creemos en nuestro país.
¡Luchemos para sacarlo adelante!
Gracias.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra el Senador Ossandón, por un minuto y medio.

El señor OSSANDÓN.- Señora Presidenta, después de haber escuchado tantos discursos, quiero decir que, a mi juicio, esta es nuestra última oportunidad.
Creo que estamos frente a una crisis gravísima.
Por eso, deseo pedir algo que debiera ser lógico y que tenemos que asumir: de una vez por todas, pongámonos del lado de la gente; dejémonos de pequeñeces políticas. Hagámoslo de verdad; demos la cara.
Sí somos responsables de esta crisis, al igual que el Ejecutivo, los empresarios, la elite, puesto que no fuimos capaces de ver lo que venía.
Observo que se discute mucho aquí sobre la presencia o no de los militares. Pero no analicemos esto como si todos viviéramos en los mismos sectores.
Ayudemos a eliminar la polarización. Si nosotros damos el espectáculo que hoy día observamos en la Cámara de Diputados, la gente nos va a escupir en la calle.
Y para entender esto, yo les quiero poner una grabación muy corta de una de las muchas llamadas que me llegaron el día domingo:
"¡Están, don Manuel! No contestan. ¡Oiga, por favor, ayúdenos! ¡Llame a alguien, por favor, don Manuel! Esto se veía venir, si no ha aparecido ningún paco, ningún milico en toda la tarde".
Esto es reimportante. Él es un profesional universitario que se acababa de comprar una casa, de clase media, bonita, y había un grupo al frente que quería arrasarla. Les gritaban "cuicos". Él, José Antonio, es hijo de un obrero.
En ese Chile querían militares en la calle. En otros, no. Por lo tanto, seamos grandes en esta oportunidad. El Presidente tiene que liderar este proceso, pero nosotros tenemos que ser generosos.
Yo por lo menos, y también la bancada de Renovación Nacional, estamos dispuestos a dar todos los pasos. Y si hay que conversar acerca de la Constitución, estamos dispuestos a hacerlo. Y si hay que conversar acerca de cómo vamos a mejorar, estamos dispuestos a hacerlo. Pero queremos que todos seamos capaces de ceder.
Esto no es una venganza, porque aquí somos todos responsables.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra la Senadora Provoste, por tres minutos. Y luego le corresponde al Senador García-Huidobro.

La señora PROVOSTE.- Chile está viviendo un malestar social muy profundo. Son muchos años de abuso y desigualdad que hoy nos muestran lo profundo de las heridas que recorren nuestro territorio.
Esta crisis no es por los treinta pesos del Metro, su solución requiere empezar a realizar transformaciones de verdad, que permitan cambiar el individualismo, el lucro, por las prestaciones sociales. La gente quiere más dignidad y respeto a su condición.
Eso requiere iniciar un cambio que vaya en una dirección completamente diferente, donde exista más solidaridad, más equidad. Esto no se resuelve con discursos presidenciales, ni menos con militares en la calle, ni con toques de queda que restrinjan nuestras libertades.
Valoro la declaración del rector de la Universidad Alberto Hurtado, quien hacía un reconocimiento y valoración por el derecho a la protesta social por medios pacíficos, así como también el rechazo categórico a la decisión -y esto lo digo yo- de colocar a las fuerzas del Estado con fines políticos para reprimir la justa movilización.
Es cierto que estamos en un estado de excepción. Pero que exista una legislación vigente no significa que esas fuerzas puedan estar con armamento de guerra, porque no estamos en guerra.
Tampoco se soluciona esta crisis social agudizando fórmulas regresivas y de mercado. Chile necesita más solidaridad: de eso se tratan estas manifestaciones pacíficas y solidarias.
Queremos otro Chile, "en que valga la pena vivir", como titula la prensa argentina.
Un Chile donde los más ricos paguen más impuestos, y no menos. Pero, lamentablemente, el Gobierno insiste en mantener la reintegración tributaria, que rebaja la carga impositiva a los superricos. No se pueden financiar más bienes públicos de calidad sin una mayor carga tributaria para el 1 por ciento más rico del país.
Ese Chile con más equidad y solidaridad requiere que instalemos un impuesto adicional a los superricos, y no rebajarles los impuestos, como insiste, una y otra vez, el Gobierno.
Debemos mejorar los beneficios sociales mediante transferencias desde los más ricos al resto del país. Se requiere más solidaridad, y aquí aún no lo vemos.
En pensiones la propuesta que hace el Gobierno es insuficiente, la ciudadanía quiere escuchar y tener certezas de que habrá sistemas más solidarios. No puede ser que existan hospitales públicos, como el hospital de Atacama o el hospital Van Buren, que no tengan financiamiento para pagar a sus proveedores y deban postergar operaciones por falta de insumos.
No puede ser que este Gobierno rebaje para el año siguiente 1.400 millones para la Ley Ricarte Soto, que financia medicamentos para enfrentar enfermedades complejas.
Esto revela que no hay solidaridad aún.
Señora Presidenta, la solución a esta crisis requiere restablecer la confianza social. Espero que podamos construir en el Senado una mayoría transversal que sepa que el país quiere vivir en un Chile más solidario, con más equidad. Y esperamos que el Gobierno tenga la voluntad para avanzar de verdad, y no con pura cosmética, sino con cambios reales hacia ese nuevo Chile que hoy demandan con clamor los ciudadanos y ciudadanas de nuestra patria.
He dicho.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra el Senador García-Huidobro, que cuenta con cinco minutos (los tres minutos finales y los dos que le quedaban).

El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señora Presidenta, en primer lugar, quiero saludar a las Senadoras y los Senadores presentes en esta sesión, y manifestar -como lo han hecho varios de ustedes- que pienso que este es un momento histórico.
Difícilmente habríamos pensado que esto pudiera pasar. ¡Pero la vida es así! Y estamos en una realidad en la que tenemos una responsabilidad histórica en cuanto a, en primer lugar, ser muy muy responsables y muy humildes.
Una de las palabras que he escuchado en varios y varias es "humildad". Yo creo que mientras más humildes seamos los seres humanos, más grandes vamos a ser, en primer lugar, respecto a nuestra misión de dar felicidad en esta tierra y, en segundo lugar, respecto a nuestra representación.
Cuando pensaba en qué decir en esta sesión, me vino a la mente una frase del padre Hurtado que, para quienes tratamos de ser católicos o para quienes son cristianos o personas de buena voluntad que no tienen fe, hay que recordar hoy día aquí: "Qué haría Cristo en mi lugar". ¡Qué haría Cristo en mi lugar! ¡Y por Dios que tenemos que pensar en cómo actuar!
Lo primero es ser sensatos: que nos escuchemos, pero de verdad; no que nos oigamos, sino que nos escuchemos.
En segundo lugar, señora Presidenta, creo que tenemos que cuidar mucho el tono del debate. Si este Senado no actúa de acuerdo a la tremenda responsabilidad que el pueblo nos otorgó, estaremos haciéndole un favor al populismo, a la demagogia, y no a la democracia.
¡Ay de lo que puede ocurrir si no somos capaces de cumplir con esa misión! Vamos a ser los primeros responsables de la pérdida de la democracia, y de que lleguen sectores ultristas, que lo que van a hacer es, justamente, liderar propuestas que al final van a polarizar más a este país.
Y hay ejemplos en el mundo, que pienso que nos pueden servir.
Yo quisiera llamar, más que a ustedes, a mí mismo. Pensemos bien cómo podemos ayudar lo mejor posible a nuestro país, escuchando la buena voluntad y el mensaje del Presidente de la República en el día de ayer.
Valoro que haya hablado de lo que nuestro pueblo, nuestros representados piden todos los días: mejorar la educación. ¿La hemos mejorado con los muchos recursos que se han puesto?
Para qué decir de lo referido a pensiones, ojalá se debatan lo antes posible con "discusión inmediata" iniciativas sobre pensiones, alimentos, salud, un ingreso mínimo garantizado.
Por otro lado, aprecio el hecho de que se hayan congelado las tarifas eléctricas. Pero, de alguna forma, debemos ayudar y bonificar a los que menos tienen, sin hacerlo respecto de quienes más tienen. Ese tema deberemos abordarlo cuando llegue el proyecto pertinente.
No puedo dejar de valorar también la mayor equidad de que se habla respecto de las comunas de altos y bajos ingresos.
Creo que es algo que nuestros alcaldes, sobre todo quienes representamos a provincias, han manifestado desde hace mucho tiempo.
Le agradezco al Presidente Sebastián Piñera por haberlo puesto arriba de la mesa, porque creemos que de alguna manera se va a generar mayor equidad entre las regiones y la Capital.
También, señora Presidenta, creo que es muy importante hablar de algo que no se ha dicho: el alto grado de endeudamiento que hay en la clase media y nuestros trabajadores.
Existen familias que se encuentran agobiadas por los altos intereses que deben pagar. El interés de una tarjeta de crédito de algunas casas comerciales es del 2 por ciento, el 3 o más. Son temas que agobian a la ciudadanía.
Y creo que gran parte de ese malestar se debe a que, por un lado, se habla de la rebaja de las tasas de interés de los créditos hipotecarios, para todas las personas que tengan la posibilidad de acceder a ellos, que las dejan prácticamente en UF+0, de las más bajas en el mundo: UF+1, UF+2. Y, por otro lado, a la gente más humilde le corresponde pagar intereses tan altos, que la tienen agobiada.
Yo quisiera solamente decir que debemos unirnos para sacar a nuestro querido país adelante.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra el Senador Letelier, por dos minutos.

El señor LETELIER.- Señora Presidenta, estimados colegas, estamos viviendo una crisis tremenda. Es una crisis política, social y de representación. Quienes hoy día marchan en las calles no ven en esta Sala a sus interlocutores.
Es un drama, no nos engañemos. No podemos seguir haciendo las cosas de la forma en que se hacían antes si queremos encontrar soluciones.
Yo quiero pedir que no minimicen, por favor, el tema de derechos humanos.
¡Hay gente que ha muerto, hay gente que ha perdido la vista, hay gente que ha sido torturada, hay gente que ha sido detenida en protestas pacíficas! No estamos hablando de actos vandálicos.
Cuando hablamos de la violencia, por favor, no nos equivoquemos, ¡esta es una sociedad violenta!
Vivir con un sueldo mínimo de 300 mil pesos es violento.
Vivir con una pensión miserable es violento.
No tener acceso a la salud es violento.
Las tasas de interés existentes son algo brutalmente violento.
No nos equivoquemos respecto de lo que nos está pasando. Podemos condenar los saqueos, la destrucción; eso se tendrá que investigar. Podemos preguntarnos por qué se producen los saqueos, por qué hay solo militares en los supermercados y no carabineros. Los militares no le van a disparar a la gente. No quieren hacerse cómplices de esa situación.
Pero quiero centrarme en lo principal, señora Presidenta. Tenemos que cambiar lo que algunos llamamos el "modelo". Pongámonos de acuerdo en que debemos cambiar cómo hacemos las cosas. Y esa es la responsabilidad política de los que aquí estamos.
Nosotros necesitamos construir acuerdos de otro tipo: respecto de los bienes públicos, cómo se producen, sea el agua, sea el uso de las carreteras, sean otros temas de esa naturaleza.
Con relación a los ingresos mínimos y máximos, tenemos que definir cómo se financia el sistema; quién paga los impuestos. Necesitamos hablar con los empresarios.
Y sobre eso yo hago un llamado a que asumamos nuestra responsabilidad. Nadie nos va a dar la solución. Esta es la institución llamada a ayudar a construir los acuerdos.
Necesitamos otro Chile. Es fácil esperar que el Presidente dé una solución. Sin embargo, ayer hizo un anuncio, entregó un paquetazo, que se podrá valorar, pero que no lo escuchó la ciudadanía. No lo tomó en cuenta como una solución definitiva.
Será un paso. Pero necesitamos dar otros pasos y con urgencia. Espero que podamos entender la urgencia de la situación. Y, para avanzar, sin duda tenemos que reconocer lo siguiente: hemos cometido errores. Yo pido disculpas por los que pude haber cometido. Creo en un Estado social de derecho y considero que no he hecho lo suficiente para lograrlo. Hay muchos ciudadanos que están marchando en contra de nosotros. Realicemos, entonces, nuestro trabajo para revertir esa situación.
He dicho.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Tiene la palabra el Senador Galilea, por tres minutos; y para finalizar el Senador De Urresti.

El señor GALILEA.- Señora Presidenta, hace un rato, un Senador decía que en estos momentos es cuando quienes tenemos un liderazgo, y uno político importante como el que les corresponde a los Senadores, debemos mostrar nuestra fortaleza, nuestra templanza, nuestra prudencia, nuestra eventual sabiduría para enfrentar y solucionar los problemas difíciles.
Para problemas fáciles, puede estar cualquiera. Pero se supone que nosotros tenemos que ser capaces de administrar y sacar adelante situaciones difíciles.
Veamos el primer punto, que se relaciona con el tema de la seguridad, los militares en la calle, etcétera.
Es evidente que nadie quiere esto. Es evidente que todos queremos que termine cuanto antes. Podrá haber matices: que los militares simplemente custodien la infraestructura crítica y que sean los carabineros los que estén custodiando las marchas pacíficas.
Todo eso es perfectamente conversable, y se puede proponer al Presidente de la República que vaya afinando mejor la acción de seguridad en el país en un momento complejo. Pero los Senadores no podemos hacernos eco de cosas que no son ciertas y entrar en una especie de vértigo revolucionario.
Fíjense que al comenzar esta sesión tuvimos dos intervenciones de Senadores. Uno dijo: "¡Quién dio autorización a los militares para entrar al Congreso de este país!". Y la verdad es que eso era falso. Habían entrado seis militares al baño de los carabineros que se encuentran en la entrada del Congreso. Otro señaló: "¡La estación Baquedano del Metro se ha convertido en un centro de detención ilegal y de tortura!". Tuvieron que ir dos jueces de nuestro país a atestiguar que eso no era cierto.
Con esto no quiero increpar a los Senadores. Solo quiero decir simplemente, en este primer punto, que debemos tener mucho cuidado. ¡Nosotros debemos ser eco y figura de la prudencia, no de la imprudencia! Obviamente hay que tener cuidado con los derechos humanos. Nadie se puede restar de eso. Pero no podemos generar un eco que haga más difícil la situación.
Así que mi primer llamado es a eso.
En segundo lugar, muy brevemente, debemos ser capaces de avanzar. Y, para eso, renegar de todo lo que ha hecho Chile y de lo mucho que ha progresado es una muy mala receta.
Todos creen hoy día que somos prácticamente el peor país de América Latina. Y la verdad es que somos lejos el mejor país de América Latina. Nos podemos quejar del sueldo mínimo, de la salud. Pero si miramos diez, veinte años atrás, vemos que todo era inmensamente peor. Por lo tanto, hay que mirar las cosas en su correcta perspectiva.
¿Alguien tiene una clara solución para esto? ¡Yo creo que nadie!
Hace seis años llegó un Gobierno y se planteó "Vamos a utilizar la retroexcavadora con el modelo". Todos sabemos en qué terminó. Ahora vino otro que, aparentemente, iba a reponer las cosas, y miren en lo que estamos.
En consecuencia, si alguien piensa que conoce a ciencia cierta cuál es la solución, exactamente lo que quiere la ciudadanía, que está manifestándose, la verdad es que no le creo ese nivel de visión genial.
¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, tenemos que asumir nuestro deber: establecer mesas de conversaciones serias y reales entre los Senadores. Para eso estamos aquí.
En segundo término, podríamos también aprovechar las experiencias extranjeras. A Francia -lo decía ayer o anteayer- le pasó más o menos lo mismo que a nosotros. Y el Presidente Macron, además de mantener, por supuesto, los diálogos políticos necesarios, abrió otras puertas: generó cabildos comunales y después ampliados, para recoger información desde todos los sectores, desde todas las regiones, desde todos los lugares de Francia. Y eso ha ido avanzando.
Creo que nosotros debemos ir por ese camino: proponerle al Presidente de la República ese tipo de soluciones. Manifestar y mostrarle a la ciudadanía que sabemos qué hacer, cómo hacerlo y que tenemos la entereza de los votos, pero también la entereza moral para salir adelante en la difícil situación que estamos viviendo.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Para finalizar, tiene la palabra el Senador De Urresti.

El señor DE URRESTI.- Muchas gracias, señora Presidenta, hablar al final tiene algunas ventajas, como la de haber escuchado todas y cada una de las intervenciones de Sus Señorías. Y aquí quiero quedarme con el tono propositivo, pero también con el tono del dramatismo de la situación que se está viviendo.
Desde hacía treinta años que no enfrentábamos un hecho de esta naturaleza. Claramente, lo que hoy día está sucediendo en las calles, a lo largo y ancho de todo Chile, es algo no pensado y no dimensionado.
Más que hacer un diagnóstico de lo que ocurre, más allá de distribuir culpas, debo señalar que aquí hay una grave responsabilidad sobre el país de quienes estamos sentados en este Parlamento y de los que se hallan en el Gobierno, es decir, de aquellos que nos encontramos en cargos para los cuales la ciudadanía nos ha elegido.
En primer lugar, tenemos que dar una respuesta.
Al respecto, me alegra oír que debemos entender que aquí hay que hacer transformaciones profundas; es decir, no solo establecer subsidios, aumentos o transferencias de recursos, sino que cambiar un modelo que evidentemente no está dando resultado.
¡Una gran agenda social! ¡Un pacto social!
Eso en Derecho se llama "Constitución": un pacto constitucional; un pacto que entienda que aquí necesitamos un nuevo ordenamiento jurídico. Y ese pacto se plantea a través de las normas de una nueva Carta Fundamental.
En segundo lugar, debemos comprender que esto no se va a arreglar con aumentar un tanto por ciento en tal o cual programa. Tenemos un sistema previsional denominado "AFP" que no da más; que provoca injusticia; que no genera el beneficio para el cual fue creado: otorgar pensiones dignas.
Ahí está la base, la ecuación de la desigualdad en este país. Y eso se trasluce y se proyecta a todo tipo de ciudadanos a lo largo de todo Chile.
Esas son las personas que están marchando; esas son las personas que vencieron el miedo; esas son las personas que hoy día nos están diciendo: "¡Tiene que haber un profundo cambio en salud; en materia previsional; respecto de nuestros adultos mayores!".
Valoro el cambio de tono que ha habido acá.
El Presidente de la República tendrá el respaldo para salir de estos problemas y cuestionamientos, pero no declarándonos la guerra, no señalando que aquí hay adversarios.
Quienes somos de la generación de los ochenta vivimos una guerra, un enfrentamiento. ¡Nunca más quiero eso en nuestro país y nunca nos vamos a aprovechar de ello con relación a lo que hoy día sucede!
Lo que necesitamos son soluciones. Porque lo que está ocurriendo en las calles, lo que está aconteciendo en muchos lugares son abusos, en que no se está persiguiendo a los delincuentes o a aquellos que están saqueando, a los que hay que combatir y perseguir, sino que se está deteniendo y golpeando a jóvenes, a hombres, a mujeres que simplemente están marchando, tocando cacerolas, cantando.
¡Esa es expresión ciudadana!
No busquemos aquí un enemigo interno; no pensemos que detrás de aquello está tal o cual cuestión.
Señora Presidenta, simplemente quiero señalar que acá hay un malestar transversal: interpretémoslo; tomemos decisiones; cedamos en lo que haya que ceder. No podemos tener a más gente, a nuestro país, a nuestros compatriotas de cada ciudad, de cada territorio que representamos sometidos a este estrés.
Me han llamado de distintos lugares. La gente no lo está pasando bien. Las personas se están manifestando, pero necesitan una respuesta.
Entonces, espero que el Presidente de la República, en uso de sus facultades, entienda esto y que presente una agenda social; que haga los cambios pertinentes. Necesita un gabinete nuevo.
También es responsabilidad de nosotros darles seguridad a todos los ciudadanos. Sin embargo, debe haber credibilidad respecto de un programa, de una propuesta de cambios para terminar con esa angustia, con esa incertidumbre que hoy día llevó a nuestro país a decir: "¡Basta! ¡Nos cansamos!".
Ese es nuestro compromiso; esa es nuestra propuesta.

La señora RINCÓN (Presidenta accidental).- Han intervenido todos los Senadores inscritos.
Hay una petición que quedó sin resolver por la Mesa, la de si sesionar o no la próxima semana, que se planteó durante el desarrollo de esta sesión especial.
No están ni el Presidente ni el Vicepresidente (ahora llegó el Presidente), ni tampoco los jefes de los Comités. Y a mi juicio son ellos quienes deben tomar la decisión sobre el particular.
Por haberse cumplido su objetivo, se levanta la sesión.

--Se levantó a las 16:34.
Daniel Venegas Palominos
Jefe de la Redacción subrogante