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OTORGAMIENTO DE FACULTAD A PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA PARA DEJAR SIN EFECTO O LIMITAR ALZA DE TARIFAS EN TRANSPORTE PÚBLICO DE PASAJEROS


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, la situación que vive Chile nos duele y nos afecta a todos. Por lo tanto, no es el momento de sacar provecho político.
Este es un punto de inflexión importante no solo en su dimensión contingente, sino también en la historia contemporánea del país.
Si, en efecto, el Gobierno ha escuchado -como dijo el Presidente- la voz de la gente, el cambio de rumbo en la agenda del Ejecutivo debiera ser evidente.
La magnitud de la protesta social es un llamado a gritos a dar un giro en la forma en que hasta ahora hemos administrado el problema de la desigualdad.
No podemos quedarnos solo en anular el alza del pasaje del Metro, porque el mensaje que nos están gritando en la cara es mucho más potente y profundo que eso.
Tampoco parece razonable seguir radicalizando el discurso. Hablar de guerra y de enemigos poderosos frente a una sociedad que está cansada de los abusos es una mala estrategia que no hace otra cosa que enervar aún más los ánimos y agrandar el malestar.
El gran problema de Chile no son los manifestantes que hoy se vuelcan a las calles. Tampoco, las Fuerzas Armadas ni Carabineros.
¡La agenda del Gobierno se agotó! Hay que abrir paso a una nueva agenda de país.
¡Chile espera que sus autoridades y representantes estemos a la altura de las circunstancias!
¡Chile se aburrió de los Ministros que no miden sus palabras y dejan de manifiesto el desconocimiento, si es que no el desprecio, hacia los más pobres y las clases medias que, por mucho que se esfuercen, no alcanzan a recibir los frutos del desarrollo!
¡Chile se aburrió de las peleas estériles de sus líderes políticos!
Se requiere urgencia del Gobierno. El Presidente no puede quedar congelado en el discurso de la violencia. La demora se paga con vidas y destrucción.
Esta debe de ser la crisis social más severa que ha vivido el país en décadas y no se puede resolver solo con medidas coercitivas. Hace falta capacidad de escuchar, de atender y de entender.