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ESTATUTO LABORAL PARA JÓVENES ESTUDIANTES DE EDUCACIÓN SUPERIOR


El señor QUINTANA (Presidente).- Proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que crea un estatuto laboral para jóvenes que se encuentren estudiando en la educación superior, con segundo informe de la Comisión de Trabajo y Previsión Social y urgencia calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el proyecto (8.996-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite: sesión 33ª, en 17 de julio de 2018 (se da cuenta).
Informes de Comisión:
Trabajo y Previsión Social: sesión 3ª, en 19 de marzo de 2019.
Trabajo y Previsión Social (segundo): sesión 23ª, en 5 de junio de 2019.
Discusión:
Sesiones 4ª, en 20 de marzo de 2019 (queda para segunda discusión en general); 9ª, en 10 de abril de 2019 (se aprueba en general); 23ª, en 5 de junio de 2019 (queda pendiente la discusión en particular).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- Se hace presente que en sesión de fecha 5 de junio se dio por aprobado el artículo primero transitorio, que no había sido objeto de indicaciones ni de modificaciones.
Cabe recordar que la Comisión de Trabajo y Previsión Social efectuó diversas enmiendas al texto aprobado en general, todas las cuales fueron aprobadas por unanimidad, con excepción de una que será puesta en discusión y en votación oportunamente.
Las enmiendas unánimes deben ser votadas sin debate, salvo que alguna señora Senadora o algún señor Senador manifieste su intención de impugnar la proposición de la Comisión respecto de alguna de ellas o existieren indicaciones renovadas.
Sus Señorías tienen a su disposición un boletín comparado que transcribe el texto aprobado en general, las enmiendas realizadas por la Comisión de Trabajo y Previsión Social y el texto como quedaría de aprobarse estas modificaciones, las que se encuentran en la página 2.
Eso es todo, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Continúa la discusión particular del proyecto.
Como ha dicho el señor Secretario, las enmiendas unánimes deben ser votadas sin debate, salvo que alguna señora Senadora o algún señor Senador manifieste su intención de impugnar la proposición de la Comisión respecto de alguna de ellas, o si existieren indicaciones renovadas.
Está con nosotros para esta discusión el señor Ministro del Trabajo subrogante, señor Fernando Arab, a quien saludamos.
Se ha solicitado autorización para que pueda ingresar el coordinador legislativo del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, señor Francisco del Río.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
Tiene la palabra, en primer lugar, el Senador señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, en primer lugar, quiero que esta discusión se sincere. Aquí se propone un estatuto especial para trabajadores jóvenes que estudian tanto en la educación superior como en la técnica. Y estamos hablando de una jornada parcial o de media jornada. Por lo tanto, de "estatuto laboral juvenil", desde mi óptica, tiene la nada misma.
Es una situación que, por lo menos, debemos sincerar en esta discusión.
Tanto este proyecto como todos aquellos que el Gobierno ha anunciado en materia laboral parten de la base de que se debe flexibilizar el contrato de trabajo a partir de hacer negociables ciertos aspectos de él, principalmente aquellos centrados en la jornada laboral.
El problema, señor Presidente, es que lo anterior se hace a partir de ignorar aquello que constituye uno de los pilares fundamentales de todo el Derecho Laboral. En la práctica, existe una inmensa desigualdad en la posición de negociación entre trabajadores y empleadores. De hecho, la asimetría en la capacidad de negociación es de tal envergadura que se tuvo que crear un cuerpo completo de leyes a fin de corregirla: el Código del Trabajo.
Por otra parte, entre los instrumentos que históricamente han sido utilizados por el Derecho Laboral para enfrentar esta situación se encuentra el establecer derechos irrenunciables en favor de los trabajadores, los cuales se pueden ejercer bajo determinadas condiciones, además de contemplar la posibilidad de que los trabajadores negocien colectivamente en procedimientos reglados.
Aquí lo que se pretende es que se negocie individualmente entre un joven universitario o que va a un instituto profesional, que necesita el trabajo, con un empleador. El problema es que, si se establece lo anterior sin más, en la práctica los empleadores van a ocupar este espacio para imponer la condición que más les convenga, en cláusulas incorporadas en contratos que ellos redactan en bloque y que el trabajador solo puede aceptar o rechazar: los denominados "contratos de adhesión".
Por eso se debe ser muy claro: el presente proyecto no establece derechos, sino que sencillamente abre espacios para negociar ciertos beneficios, lo que en la práctica permite que los empleadores impongan la condición que más les favorezca, en cláusulas incorporadas en contratos que ellos redactan en bloque y que el trabajador solo puede aceptar o rechazar: los denominados -insisto- "contratos de adhesión".
Señor Presidente, hay un tema que no es menor y que tiene la mayor relevancia, en la medida en que los colegas me permitan hacer uso de la palabra...
Hace algunas semanas presenté un proyecto para la protección de la empleabilidad humana. Y, precisamente, al revisar el acuerdo político que hoy día se votará en esta Sala, uno advierte que el trabajador joven que se podría someter a esta cláusula especial queda con una brutal desventaja.
Fíjese, señor Presidente, que hoy día hay una automatización superior al 20 por ciento en nuestro país. Hay áreas de la producción nacional que están ya automatizadas absolutamente. Lo que nosotros estamos señalando es que se necesita, al momento de la negociación colectiva, que el empleador a lo menos pueda llegar a acuerdo con los trabajadores para señalarles si al año siguiente va a haber o no más automatización en materia laboral.
Aquí va a haber un perjuicio no menor en los próximos años, señor Presidente. Este proyecto precariza la labor de los trabajadores estudiantes.
Una de las soluciones en este caso, como en toda legislación laboral, es establecer derechos en favor de los trabajadores, de carácter irrenunciable, especialmente en materia de jornada parcial, regulando la forma y condiciones en que se pueden ejercer. Es precisamente eso lo que no ocurre con este proyecto, que votaré en contra, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Presidenta de la Comisión de Trabajo, Senadora señora Muñoz, quien va a entregar el informe de este proyecto.


La señora MUÑOZ.- Señor Presidente, creo que es necesario un informe porque, de la intervención del Senador Carlos Bianchi se nota que no hay un conocimiento real de lo que se trabajó en la Comisión. Por eso vamos a dar el informe. No es que cada uno tenga que conocer en profundidad la materia, pero es necesario trasmitir a la Sala aquello.
En primer lugar, la Comisión de Trabajo y Previsión Social despachó en particular el proyecto de ley conocido como "Estatuto Laboral de los Jóvenes Estudiantes", denominación que, por acuerdo unánime, proponemos que la Sala transforme en "proyecto de ley que establece una jornada parcial alternativa para estudiantes trabajadores".
Este cambio de nombre denota el giro que se le dio a la iniciativa, porque el texto aprobado en general buscaba introducir un capítulo nuevo en el Código del Trabajo para regular un contrato especial. Y en la discusión en particular, atendidas las observaciones de los representantes de los estudiantes y de académicos, se optó por agregar en el párrafo de la Jornada Parcial una normativa específica para los estudiantes trabajadores, dado que requieren estar amparados por las normas del Código del Trabajo en una forma que les posibilite dedicarse al desarrollo y cumplimiento exitoso de sus estudios.
En resumen, ya que las Senadoras y los Senadores tienen a la vista el boletín comparado, esta jornada parcial alternativa contiene los siguientes elementos:
-En primer lugar, incluye a las y los jóvenes estudiantes entre 18 y 24 años de edad. A este respecto, el Senador Durana votó en contra, por estar a favor de extender esta edad hasta los 28 años.
-En segundo lugar, la calidad de alumno regular o de encontrarse en proceso de titulación deberá acreditarse dentro de los quince días del acuerdo entre las partes, mediante un certificado emitido por la institución educacional respectiva, se trate de educación superior universitaria, profesional o técnica reconocida por el Estado, o de entidades ejecutoras de programas de nivelación de estudios.
En el texto inicial que había aprobado la Cámara de Diputados, se contemplaban 120 días desde la celebración del contrato, y si el certificado de alumno regular se encontraba en trámite se abría un plazo de hasta tres meses, tiempo que la Comisión consideró que no era pertinente. Por eso el cambio.
-En tercer lugar, en lo tocante a la jornada ordinaria diaria, esta será continua, pero las partes podrán pactar una sola interrupción diaria, que no podrá afectar el derecho a colación y que deberá ser concordante con el horario académico. La justificación de la necesidad de interrupción estará en el horario académico, que será obligatorio anexarlo al contrato de trabajo. En el texto de la Cámara de Diputados se establecía la posibilidad de distribuir la jornada diaria en forma continua o discontinua sin fijar límites.
-En cuarto lugar, se entenderá que los accidentes que sufran los estudiantes trabajadores en el trayecto directo, de ida o regreso, entre el establecimiento educacional y el lugar de trabajo son accidentes de trabajo. Esta materia no había sido contemplada por el proyecto de ley aprobado en la Cámara de Diputados.
Por otro lado, para que el estudiante trabajador pueda rendir sus exámenes académicos, tendrá el derecho a un permiso sin goce de sueldo.
Además, durante el receso por vacaciones académicas se abren tres alternativas, previo acuerdo de las partes: mantener la prestación de servicios en jornada parcial, suspender el contrato de trabajo manteniendo vigente la relación laboral o pactar una jornada de trabajo ordinaria.
Por otro lado, en materia de beneficios de salud, como tener derecho a licencia médica, los estudiantes trabajadores podrán optar por adquirir la calidad de cotizantes, para lo cual el empleador deberá enterar las cotizaciones de salud o mantener la calidad de beneficiario con un aporte en la institución de salud en que sea carga.
La Comisión también acordó dejar establecido, en forma explícita, que no podrán pactar este tipo de jornada parcial las empresas que en el año calendario anterior registren accidentes graves o fatales en que el empleador haya sido condenado por culpa o negligencia.
Es importante destacar que en el artículo 2° del proyecto de ley se dispone que los estudiantes trabajadores mantendrán su calidad de causantes de asignación familiar hasta los 24 años de edad, aunque perciban remuneraciones.
Asimismo, las remuneraciones que perciban los estudiantes trabajadores no se considerarán como renta para la determinación de su condición socioeconómica o la de su grupo familiar en lo que concierne al acceso al Fondo Solidario, al crédito fiscal universitario, al crédito con garantía del Estado o al financiamiento...
El señor QUINTANA (Presidente).- Concluyó su tiempo, señora Senadora.
El señor ALLAMAND.- Dele un minuto más, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Puede continuar.
La señora MUÑOZ.-... o al financiamiento del acceso gratuito ni para cualquier otro sistema relacionado con el financiamiento de la educación superior.
Finalmente, se dispone que el Consejo Superior Laboral evaluará durante los primeros tres años de vigencia las disposiciones de esta ley, principalmente en materia de su cumplimiento y fiscalización, del efecto en los resultados académicos de los estudiantes trabajadores y del impacto de este tipo de contratación en los jóvenes no estudiantes y en los trabajadores en general.
Por todas estas razones, señor Presidente, la Comisión de Trabajo y Previsión Social dedicó sus esfuerzos al perfeccionamiento de esta iniciativa en beneficio de los jóvenes que necesitan desarrollar un trabajo en paralelo a sus estudios en la educación superior.
Recomendamos, por tanto, su aprobación.
He dicho.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra, a continuación, el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, como ha dicho la Presidenta de la Comisión de Trabajo, el proyecto que estamos votando hoy es muy distinto al presentado por el Ejecutivo y también contiene cambios importantes respecto del que despachó la Cámara de Diputados.
La precarización del empleo y el eventual abuso de la fuerza laboral de los jóvenes generaron legítimas aprensiones en el movimiento sindical y estudiantil.
La iniciativa se planteó, además, en un marco en que la sociedad chilena ha expresado crecientes niveles de desconfianza hacia todas las instituciones. Y los empresarios no escapan a esta realidad.
Los abusos en contra de los trabajadores no son una situación excepcional. Por ello se hacía necesario resguardar, con total claridad, todos y cada uno de los derechos de los estudiantes trabajadores. Y eso es lo que hace el actual proyecto.
El proyecto original creaba un estatuto especial; no respetaba cabalmente los fueros, ni siquiera el maternal; era imposible de fiscalizar, porque la calidad de estudiante podía acreditarse hasta en un plazo de seis meses; los turnos eran informados semana a semana, dificultando la compatibilización con los estudios; la jornada diaria superaba el máximo legal y rebajaba el pago de horas extraordinarias; introducía la jornada discontinua, que implicaba estar a disposición del empleador sin que ese tiempo fuera imputable a la jornada; no existía seguro de cesantía, en fin.
Era un proyecto que claramente precarizaba el trabajo formal.
Todo esto no está en el proyecto que votamos hoy.
Ahora se trata de una jornada parcial alternativa a la que podrán acceder todos los estudiantes de educación superior de 18 a 24 años -y no a 28 como indicaba el proyecto aprobado en la Cámara de Diputados- que sean alumnos regulares o se encuentren en proceso de titulación, condición que deberá ser acreditada al momento de celebrar el contrato.
Para estos fines, las instituciones de educación estarán obligadas a entregar la certificación de manera gratuita y en un plazo no superior a los tres días después de solicitada.
Los estudiantes trabajadores tendrán derecho a pago de cotizaciones y de indemnización, según corresponda, y al derecho a seguro de accidentes, incluido el accidente de trayecto entre el recinto educacional y el trabajo, entre otras garantías.
La jornada será continua.
La jornada total no podrá extenderse más allá de doce horas diarias, de las cuales las horas efectivamente trabajadas no podrán ser superiores a diez.
El estudiante tendrá derecho a un permiso sin goce de remuneraciones con ocasión de la rendición de exámenes. Se faculta a mantener, suspender o modificar el contrato en el período de vacaciones académicas.
Especialmente importante es señalar que las remuneraciones que el estudiante trabajador perciba no se considerarán como renta para efectos de determinar su condición socioeconómica o la de su grupo social para el acceso al Fondo Solidario, crédito fiscal universitario, crédito con garantía del Estado o financiamiento de acceso gratuito a las instituciones de educación superior, ni para cualquier otro sistema de crédito fiscal, becas o beneficio.
En definitiva, se trata de un nuevo proyecto.
Probablemente, algunos mantendrán sus aprensiones. ¡Es evidente que hay razones para desconfiar! Pero no podemos obviar que la tasa de desempleo juvenil en Chile es superior al 20 por ciento, más del doble del promedio nacional y siete puntos más alta que la del desempleo juvenil a nivel mundial.
Entre aquellos jóvenes que trabajan, más de un tercio lo hace en condiciones informales y de precariedad, sin contrato, sin previsión, sin un salario fijo y sin las más mínimas condiciones de seguridad social.
Con este proyecto, modificado sustancialmente desde el inicio de su discusión, esperamos poner fin a la situación de informalidad laboral que vive buena parte de los estudiantes de educación superior que buscan incrementar sus ingresos por la vía del trabajo a tiempo parcial.
Por mucho tiempo, las empresas, de manera independiente a su tamaño, han asumido que contratar jóvenes, especialmente jóvenes estudiantes, es un acto caritativo que, de paso, les permite ahorrar en salarios, cotizaciones y demás gastos asociados a contrataciones formales.
Es momento de terminar con estas irregularidades.
Confío en que este proyecto avanza en ese sentido, no para generar una fuerza laboral barata que beneficie al mercado, sino a fin de abrir oportunidades para los estudiantes trabajadores que les permitan iniciar su recorrido por el mundo laboral con garantías, certezas y seguridades.
Eso es lo que se espera de un país que pretende ser desarrollado.
He dicho.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, esta modalidad de cumplimiento de la jornada laboral establecida para jóvenes trabajadores tiene su origen en un compromiso del Presidente Sebastián Piñera de junio de 2018, y da una respuesta adecuada a la necesidad de una modalidad de trabajo especial para nuestros jóvenes.
Este proyecto, enviado por el Gobierno, fue modificado, pero es el fruto de un esfuerzo de consenso entre la Comisión y el Ministerio del Trabajo, liderado por el Ministro Monckeberg y el Subsecretario Arab.
Se abandonó la idea de crear un contrato especial de trabajo para jóvenes trabajadores y se optó por una jornada parcial alternativa de trabajo y descanso para estudiantes trabajadores con determinadas particularidades.
Aun así, hoy es posible contar con sustanciales avances para que nuestros jóvenes trabajadores puedan cumplir con su jornada académica y procurarse recursos para su manutención y, en muchos casos, la de su grupo familiar.
Estamos hablando de estudiantes que siguen cursos regulares o que se hallan en proceso de titulación en una institución de educación superior universitaria, profesional o técnica reconocida por el Estado o en entidades ejecutoras de programas de nivelación de estudios.
El certificado de estudios forma parte del contrato de trabajo y debe ser otorgado por las instituciones superiores en forma gratuita y en un plazo breve: tres días hábiles desde su solicitud.
El estudiante debe informar a su empleador de cualquier cambio en su régimen académico.
La jornada ordinaria de los estudiantes trabajadores será continua y se podrá pactar una interrupción diaria acorde con el horario académico, distinta de su horario de colación. En todo caso, entre el inicio y el término de la jornada laboral no podrán transcurrir más de doce horas, y el máximo de horas trabajadas será de diez.
Durante el receso por vacaciones académicas, los estudiantes podrán optar por mantener el mismo régimen laboral, suspender el contrato de trabajo o pactar una jornada de trabajo ordinaria.
En materia de salud -y esta es una de las cosas más importantes-, los estudiantes trabajadores podrán adquirir la calidad de cotizantes del régimen de prestaciones de salud o mantener su condición de beneficiario respecto de la institución de salud en la cual es carga. La entidad de salud previsional deberá mantener tal calidad de beneficiario con aporte del estudiante trabajador.
Además, este mantiene su condición tanto de carga familiar como de causante de carga familiar.
Y las remuneraciones no van a ser consideradas rentas a los efectos de determinar su situación económica, con el propósito de no perjudicar su acceso al sistema de financiamiento de educación superior.
Asimismo, se entiende por accidente de trabajo los eventos ocurridos en el trayecto directo, de ida y vuelta, entre el establecimiento educacional y el lugar de trabajo.
Este proyecto de ley efectivamente beneficia, en forma y fondo, a los estudiantes trabajadores. Creo que estamos respondiendo a sus problemas sobre la base de definir acciones concretas en apoyo de jóvenes que el día de mañana van a ser profesionales.
Entre las principales deficiencias de la iniciativa, destaco en particular el hecho de que el estudiante trabajador no podrá continuar con esta modalidad a partir de los 24 años, en circunstancias de que el promedio de titulación es a los 28. Cumplida tal edad máxima, al joven no le será posible seguir con este régimen laboral ni siquiera hasta la conclusión del año académico. Exactamente eso le sucederá, por ejemplo, a un estudiante que cumpla 25 años en marzo.
Por último, si un joven deja de estudiar por un periodo breve de tiempo, deberá volver a una jornada ordinaria. No existe un plazo para renovar su calidad de estudiante.
Espero que en esas cosas, para beneficio de los estudiantes, seamos capaces a futuro de buscar alternativas de solución.
Votaré favorablemente este proyecto de ley en particular.


El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Allamand.
El señor OSSANDÓN.- ¡Votemos!
El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, ¿le están solicitando abrir la votación?
El señor QUINTANA (Presidente).- Lo pediré después de su intervención, señor Senador, y de dar lectura a un documento que acaba de llegar a la Cuenta.
El señor ALLAMAND.- Muy bien.
Señor Presidente, simplemente quiero complementar en algunos aspectos la exposición que ha hecho la Presidenta de la Comisión de Trabajo y, de alguna manera, informar a los estimados colegas sobre ciertos elementos de este proyecto, porque se desprende de algunas intervenciones anteriores que ha existido algo de desinformación.
El objetivo de esta iniciativa es bastante simple.
Como ha señalado el Senador Quinteros, por una parte, hay una altísima tasa de desempleo juvenil y, por otra, muchos de los jóvenes que trabajan lo hacen de manera informal. A resolver esas dos precariedades apunta la finalidad del proyecto.
En segundo lugar, aquí estamos estableciendo una jornada especial para estudiantes trabajadores, y la propuesta legislativa nunca pierde el foco en lo fundamental, que es precisamente preservar la vida académica y hacerla compatible con la vida laboral. Pero la preferencia está dada en resguardar la dimensión académica.
Así, señor Presidente, se plantea una jornada especial que no podrá exceder de 30 horas semanales. Con esto se resuelven tres de los problemas que aquejan hoy a los jóvenes al momento de intentar incorporarse al mundo laboral.
En primer lugar, en la situación actual las remuneraciones que reciben los estudiantes por su trabajo impactan negativamente en los beneficios a los que acceden en materia de gratuidad, de becas, de derechos de alimentación, de transporte. En consecuencia, ganar un sueldo era un enorme desincentivo para los estudiantes. Un joven universitario obtenía una remuneración, y esta lo afectaba adversamente en los beneficios sociales mencionados.
Este proyecto termina con ese problema. Se establece que para ningún evento las remuneraciones tendrán el carácter de tales, o sea, no se considerarán ingresos, por lo que no se perjudicarán sus derechos sociales.
En segundo lugar, no se perderá el beneficio de ser carga, cosa que ocurre en la actualidad. Más aún, los estudiantes que trabajen podrán aportar a su cotización y mantener su carácter de carga. Ello les permitirá acceder a licencias médicas.
Y, tercero, resulta muy significativa la propuesta de poder interrumpir la jornada laboral diaria una sola vez, como dispone la iniciativa. Por una razón muy simple: porque es perfectamente razonable, por ejemplo, trabajar dos horas en la mañana; posteriormente tener la malla curricular respectiva, y luego, en la tarde, volver al trabajo por una hora adicional. Es lo que muchos estudiantes universitarios, de centros de formación técnica y de institutos profesionales requieren. Sin embargo, hoy día la legislación no permite tal posibilidad.
En consecuencia, los tres problemas fundamentales que aquejan o complican a los estudiantes que trabajan son resueltos adecuadamente por este proyecto.
Finalmente, señor Presidente, se ha insistido aquí en que habría una suerte de precarización de los derechos de tales jóvenes. Pero, para que ello fuera efectivo, tendría que perjudicarse o eliminarse o negarse algún derecho a los estudiantes trabajadores.
Pues bien, la iniciativa mantiene intactos ¡todos los derechos laborales que en este minuto se contemplan!
Por ejemplo, vacaciones. Ciertamente, se considera tal derecho, con una triple alternativa, que la Presidenta de la Comisión ya explicó.
Accidentes del trabajo. Por supuesto, se mantienen las normas en esta materia, que aplican en los traslados de los estudiantes entre el establecimiento educacional y el lugar de trabajo.
Derecho a indemnización. Se respeta exactamente la disposición del mes por año.
Derecho a sindicalización. ¡Por supuesto que se mantiene!
Negociación colectiva. ¡Por supuesto que hay acceso a la negociación colectiva!
Fuero, en los casos que corresponda. Existe tal derecho para todos los estudiantes que asuman como dirigentes sindicales.
Señor Presidente, este proyecto mantiene a cabalidad todos los derechos que la legislación general establece en beneficio de los trabajadores.
Para terminar, señor Presidente, quiero manifestar, como han señalado la Presidenta de la Comisión de Trabajo y algunos colegas que hicieron uso de la palabra, que ha habido un esfuerzo de coherencia y concordancia entre los miembros del referido órgano técnico.
Todos estábamos conscientes de que no podíamos dejar a los estudiantes que trabajan en la situación en la que se encontraban. Por eso fuimos acercando posiciones hasta alcanzar la virtual unanimidad en esta iniciativa, que, sin duda, constituye una modernización que va a generar, pensamos, un impacto positivo en los estudiantes que quieran trabajar.
He dicho.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Señor Presidente, este proyecto, que, como aquí se ha recordado, fue ingresado por mensaje del Presidente Piñera, puede ser evaluado desde diferentes ángulos: como una alternativa para los jóvenes que estudian en la educación superior a fin de generar recursos propios; como una posibilidad de colaborar con el ingreso familiar; como una ayuda para contribuir desde joven a las cotizaciones previsionales.
En fin, en todos los escenarios, cualquiera que sea, esta iniciativa constituye un aporte, y con mayúscula.
Pero, lamentablemente -y las cosas hay que decirlas dentro de la discusión-, la Oposición ha tenido una mirada distinta en este proyecto: ellos piensan que esta es una manera de flexibilizar la relación laboral, una nueva forma -perdonen que me exprese así- de explotación, como si aquí se estuviera explotando a los jóvenes. Con esa idea la Oposición ha buscado eliminar durante la discusión en particular partes de la iniciativa que, a nuestro juicio, son esenciales.
Señor Presidente, ahí se refleja la actitud de prejuzgar: siempre mirando lo malo, siempre en la perspectiva de que, en vez de hacer un bien, se hará un daño.
El debate ha rebajado el proyecto de un estatuto laboral juvenil a una simple modalidad de contrato de jornada parcial.
También se han disminuido las interrupciones de la jornada a solo una, sin considerar las posibilidades que los enrevesados horarios de las instituciones de educación superior permiten a los estudiantes.
Asimismo, se ha modificado la edad en que se puede aplicar este régimen especial, reduciendo el rango entre 18 y 24 años, por el infundado temor a que las empresas reemplacen a trabajadores de jornada completa por jóvenes estudiantes en supuestas peores condiciones laborales.
Resulta paradójica tal disminución por dos motivos: primero, porque las propias empresas han señalado que solo pueden usar una cantidad limitada de trabajadores en jornada parcial sin afectar la calidad del servicio que prestan y, segundo, porque, según cifras oficiales, la edad promedio de titulación de nuestros estudiantes universitarios y profesionales es de 26 años. Por tanto, dejamos injustificadamente fuera de este proyecto a una importante masa de jóvenes que podrían ser beneficiados con esta modalidad.
Con todo, el proyecto ha mantenido su esencia y constituye una posibilidad para cientos de estudiantes, ¡cientos de estudiantes!, que, dados sus horarios, pueden trabajar en jornada parcial.
Hay que destacar la norma que plantea que estos trabajadores jóvenes podrán mantener su calidad de carga en isapre o Fonasa, si así lo prefieren.
También se valora el hecho de que sus ingresos no se considerarán para el cálculo de beneficios económicos o para ser beneficiario de gratuidad en la educación superior. Ello permite que se incorporen al mercado formal muchos jóvenes que hoy prestan servicios sin regulación alguna.
Se agrega también la posibilidad de suspender el contrato durante las vacaciones y la época de exámenes, previo aviso al empleador, sin afectar los derechos laborales.
En síntesis, como he planteado otras veces, lo perfecto es enemigo de lo bueno.
El proyecto constituye un aporte y esperamos que otorgue nuevas posibilidades tanto a los empleadores como a los estudiantes que buscan nuevas opciones de ingresos.
También confiamos en que, una vez que comience a regir esta nueva ley, las personas que han tenido una mirada distinta se den cuenta de que, con el éxito de la incorporación laboral de los estudiantes, se pueden hacer modificaciones que abran más caminos y más oportunidades para los jóvenes, en lugar de estar pensando que todo lo que el Gobierno lleva adelante es dañino para la sociedad.
Esto último es de la injusticia más grande que hay.
Votaré que sí.
He dicho.
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El señor QUINTANA (Presidente).- El señor Secretario dará lectura de un documento.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- Gracias, señor Presidente.
Ha llegado a la Mesa el siguiente documento:
Mensaje
De Su Excelencia el Presidente de la República, mediante el cual hace presente la urgencia, calificada de "suma", respecto del proyecto de ley que modifica el Código Penal en materia de tipificación del femicidio y de otros delitos contra las mujeres (boletín N° 11.970-34).
--Se tiene presente la calificación y se manda agregar el documento a sus antecedentes.
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El señor QUINTANA (Presidente).- Me han pedido abrir la votación.
El señor BIANCHI.- Sí, por favor.
La señora RINCÓN.- Respetando los mismos tiempos.
El señor MOREIRA.- Siempre se mantienen.
La señora RINCÓN.- Pero hay que decirlo, por si acaso.
El señor COLOMA.- En este caso, son solo cinco minutos.
El señor QUINTANA (Presidente).- ¿Hay acuerdo para abrir la votación?
Acordado.
En votación las enmiendas unánimes.
--(Durante la votación).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, comienzo señalando que este es un muy buen ejemplo del trabajo bien hecho y de cómo podemos lograr unanimidad, prácticamente, a partir de un mal proyecto. De hecho, recibimos en audiencias a muchos dirigentes que nos pedían rechazar la idea de legislar. Pero terminamos aprobando una iniciativa protectora.
Quiero reconocer la disposición del Gobierno, a través del Ministro del Trabajo, del Subsecretario -aquí presente- y de su equipo, a escuchar los planteamientos que hicimos como Oposición.
En el texto propuesto quedó graficado el ejemplo de una Oposición constructiva, que no se cierra a un debate país necesario sobre la informalidad en nuestros jóvenes que trabajan hoy día "en negro", con el temor de perder sus beneficios estudiantiles: la gratuidad, la beca de estudios, el crédito, porque sus ingresos generan un aumento del puntaje con el cual se define la condición socioeconómica de su familia, a partir de lo cual se asignan tales beneficios.
Ese era el centro de este proyecto.
Pero también traía originalmente -y no voy a repetir lo que ya se ha señalado en esta discusión- muchos otros aspectos que tendían a precarizar la situación de un estudiante trabajador. Y ese no era el objetivo.
Por eso hoy día ya no se plantea un estatuto especial. No era lo que necesitábamos, sino ciertas normas específicas que, en el caso de los jóvenes, les reconocieran la particularidad de ser estudiantes y querer trabajar.
Lo dijo muy bien uno de los colegas que me antecedió en el uso de la palabra, el Senador Allamand: aquí se protege la jornada de estudio.
Hubo una discusión larga cuando definimos la única excepción a la jornada de trabajo, que seguirá siendo continua: solamente se podrá interrumpir una vez al día en atención al horario de estudio. El Senador Letelier asiente, porque él dio esa pelea.
Finalmente el resultado de nuestra labor es un buen proyecto, que se hace cargo de la realidad, informalidad y precariedad de los jóvenes que trabajan y estudian.
Adicionalmente, logramos generar la figura de la carga autocotizante para aquellos jóvenes que quieran seguir siendo carga de su familia, lo que les permite tener acceso a licencias médicas.
¿Qué pasaría, por ejemplo, con una estudiante trabajadora que queda embarazada? ¡No podría ser que hiciéramos una ley, que modificáramos nuestro Código del Trabajo y dejáramos a esa mujer sin derecho a pre y posnatal!
¡Ese derecho está consagrado para todas las trabajadoras!
Esa figura consta en la discusión, en el detalle del análisis en la Comisión y en el informe de la Superintendencia de Seguridad Social. Ya no es opcional tener cobertura de salud, como se planteaba inicialmente. Ahora primará la norma general para todos los trabajadores.
Ya se ha mencionado la flexibilidad para obtener permiso con el fin de dar exámenes académicos y también lo relativo a la posibilidad de suspender el contrato durante las vacaciones, sin perder la consignación del tiempo en ese lapso.
A mi juicio, lo más importante a destacar hoy día es nuestra capacidad para hacer bien el trabajo. Nos dimos el tiempo necesario para debatir, para escucharnos, para dialogar y no perder el objetivo.
Además, creo que es relevante consignar que muchas de las propuestas que hicimos, que ahora están sometidas a votación, fueron recogidas de las críticas que plantearon los propios dirigentes. Escuchamos a las organizaciones; escuchamos a los dirigentes estudiantiles. Algunos de esos planteamientos nos permitieron construir un camino. Primaron más los puentes que las trincheras.
Si cada sector se hubiera quedado en su lado, ¿quiénes perdían? Los estudiantes trabajadores de nuestro país, quienes enfrentan un mundo cada vez más cambiante.
En ese punto quiero disentir respecto de una opinión anterior. La automatización del trabajo nos obliga a una permanente capacitación, a entregar herramientas para los jóvenes. Miremos la experiencia alemana, la educación dual, la idea de generar habilidades que muchas veces no están en la sala de clases, sino en el lugar de trabajo.
Hay muchos jóvenes que, lamentablemente, tienen que trabajar, pues deben generar un ingreso. A mí no me gusta esa realidad. No es el país al que aspiro.
Sin embargo, quiero poner ese punto sobre la mesa, por cuanto facilitar que muchos jóvenes puedan trabajar y estudiar implica asumir que deberán desarrollar las habilidades que se necesitan hoy día en un mundo del trabajo cada vez más cambiante, cada vez más desafiante.
Creo que ello también es positivo en la medida que se incorpore en el texto de la iniciativa.
Por otro lado, la evaluación anual que hace el Consejo Superior Laboral permitirá ir efectuando las modificaciones que sean necesarias. Se parte con una edad que es más protectora, los 24 años, y después se verá si aumenta a 28, que es aquella que se había planteado.
El señor QUINTANA (Presidente).- Se acabó su tiempo, señora Senadora.
Le doy un minuto adicional, para finalizar.
La señora GOIC.- Termino, señor Presidente, expresando que me alegro mucho de la unanimidad con que fue aprobada la iniciativa, la cual espero que complete su tramitación con celeridad en el último trámite en la Cámara de Diputados.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Juan Pablo Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, estimados colegas, como han dicho algunos de quienes me antecedieron, el proyecto que presentó el Gobierno como estatuto era un mal proyecto. Y creo que la Cámara de Diputados aprobó un mal proyecto, aunque comparto con las Senadoras Muñoz y Goic y los Senadores Allamand y Durana que en la Comisión del Senado se hizo un esfuerzo muy importante para generar un instrumento totalmente distinto del propuesto originalmente.
El texto que se nos presenta hoy tiene la virtud, primero, de asegurar una orientación: sus normas son para los estudiantes que trabajan y no para los trabajadores que van a estudiar; en particular, ellas apuntan a las personas que entran a la educación superior a los 18 años y que en cuatro o cinco años deberían tener su carrera terminada. Se contempla el plazo suficiente para garantizar aquello. Sin embargo, habrá que revisar la ley de gratuidad en la educación superior porque establece un plazo demasiado acotado para sacar las carreras, por lo que deberemos ampliarlo. Es un debate pendiente entre nosotros.
Lo que hace este proyecto, usando el Código del Trabajo, es poner el debate donde corresponde: en las jornadas de tiempo parcial, estableciendo un contrato especial de jornada parcial. ¿Por qué esto es tan importante? Porque garantiza que se respetarán normas laborales básicas. Todas las leyes sociales quedan garantizadas en la normativa propuesta, ¡todas!, con la cotización. Incluso, se obliga a cotizar al joven que es carga, pero para garantizarle licencias, aun por accidentes del trabajo, así como el cumplimiento de todas las normas de protección social necesarias para evitar la precarización. Y además se le garantiza que no perderá la gratuidad.
Hubo un debate, señor Presidente, sobre las vacaciones. Y el asunto quedó articulado de una forma correcta: que el trabajador, en los tiempos en que no esté estudiando, tendrá la opción de mantener su contrato, de pasarse a jornada completa, o de, simplemente, suspender la vigencia del contrato durante el tiempo de las vacaciones. ¿Es una innovación? Sí, es una tremenda innovación protrabajador, proestabilidad para los estudiantes que trabajan.
Sin duda, nos trenzamos en un debate de fondo, que no resolverá esta ley, sino una discusión futura, relacionado con la jornada.
La tradición, en nuestro país, es que la jornada sea continua. Tal como el Ejecutivo lo presentó, el proyecto dejaba abierta la posibilidad de una jornada discontinua, sin limitación de ningún tipo, lo cual generó especulación sobre el potencial mal uso de la ley para reemplazar al trabajador, en particular en el sector del retail. No nos engañemos: en el retail el empleador, en vez de precarizar el empleo contratando a personas solo en las horas peak, puede contratar a dos personas. ¡Ya lo están haciendo: ya están precarizando el empleo en el retail!
Entonces, lo que logramos en este debate es que se establezca, como principio, que la jornada será continua, y que excepcionalmente, y solo excepcionalmente, se podrá abrir. Porque efectuamos una segunda innovación: la malla de estudios, la malla de cursos lectivos será parte del contrato. Por lo tanto, lo único que podrá justificar la discontinuidad de la jornada de un día es que el trabajador tenga clases en determinado horario y este sea concordante con ese espacio de tiempo.
El actual texto, señor Presidente, gracias al debate registrado en la Comisión del Senado, ha logrado construir un consenso y mejorar un mal proyecto. Y yo quiero agradecerles al Ministro Monckeberg, que no está hoy con nosotros, y a la Cartera a su cargo por haber estado dispuestos a abrirse a esta otra mirada. Porque hay otra mirada: el título del proyecto va a cambiar con la votación de esta tarde.
Termino, señor Presidente, sumándome a la reflexión acerca de la importancia de repensar las jornadas de trabajo. La robotización, el siglo XXI nos van a cambiar el modelo y la forma como se trabaja en el país. Y tenemos que abrirnos a ese debate, abrirnos en serio y sin precarizar el empleo, sino garantizando la seguridad de nuestros trabajadores.
El señor QUINTANA (Presidente).- Acabó su tiempo, señor Senador.
Le doy un minuto más para que finalice su intervención.
El señor LETELIER.- Termino enseguida, señor Presidente.
Quiero decir que en este proyecto hemos logrado un buen equilibrio, que en una parte considera la necesidad de los estudiantes y la garantía de sus derechos. Para mí, eso es lo más importante. Habrá miles de estudiantes que ahora podrán trabajar sin perder la gratuidad. Y eso es fundamental para la movilidad social, para la meritocracia, para el tipo de sociedad que queremos en el siglo XXI. Además, dicho equilibrio contempla algo muy importante para el debate laboral y para el mercado del trabajo que viene: la posibilidad de generar adaptaciones con protección. Es en esto en lo que tenemos que comenzar a pensar de aquí en adelante: cómo nos adaptamos a la realidad, que está cambiando, dando garantías y protección a los trabajadores.
Aquí tenemos una ley para estudiantes que trabajan, estudiantes que mañana constituirán un aporte para el país.
He dicho.
El señor QUINTANA (Presidente).- Le ofrezco la palabra a la Senadora Luz Ebensperger,


La señora EBENSPERGER.- Señor Presidente, no estoy de acuerdo con los colegas que han indicado que este era un mal proyecto. Pienso que era un buen proyecto, en el cual teníamos diferencias, pero que posee el gran mérito de haber planteado una necesidad que es evidente en nuestro país: cómo los estudiantes, priorizando sus estudios, pueden ejercer también un trabajo y hacerlo, a partir de la aprobación de esta ley, formalmente y no de manera escondida.
Creo que esto era necesario, porque hay muchos estudiantes que, a pesar de tener gratuidad o beneficios para estudiar, no cuentan con los recursos indispensables siquiera para mantenerse. La gran mayoría no estudia en las regiones de donde son originarios. Acá siempre existe una mirada centralista. Y, en mi opinión, ya es hora de que los temas dejen de resolverse desde Santiago, la capital del país.
Además, los estudiantes requieren trabajar para formarse experiencia. Hoy día, cuando un alumno se recibe, muchas veces le cuesta encontrar trabajo por falta de experiencia. Yo diría que, principalmente, eso ocurre en la Administración Pública. Casi siempre son los propios gobiernos, en forma transversal, incluidos quienes hemos ejercido cargos ejecutivos públicos, los que hacen grandes llamados a la empresa privada para la contratación de jóvenes e incluso para lograr la reinserción social. Y es la Administración Pública la que justamente pone los mayores escollos para ello.
Por lo tanto, un proyecto como este, que permite que los estudiantes, priorizando -vuelvo a decirlo- la parte académica, puedan además ejercer un trabajo, va por el camino correcto.
Al igual que el Senador Durana, creo que idealmente debiera haber sido hasta los 28 años, porque ese es el promedio. No es bueno, pero, en nuestra realidad, ese es el promedio de edad en que los estudiantes sacan sus carreras. Además, en el escenario laboral chileno, las tasas de desempleo juvenil se han mantenido cerca del 16 por ciento, es decir, el doble del promedio del desempleo a nivel nacional. Y si recurrimos o vemos algunas encuestas o consultas que se han realizado, como la del INE correspondiente al último trimestre del año 2013, comprobaremos que a un 53 por ciento de los estudiantes les gustaría trabajar si tuvieran flexibilidad laboral.
Al menos para mí, la discontinuidad de la jornada no es un gran problema. Por cierto, pueden producirse abusos, como los que pueden producirse en todo ámbito de cosas y en cualquier sector, pero no me parece correcto, como manera de legislar, partir de la mala fe de los empresarios, pues lo que debe priorizar esta discusión es lo que estamos tratando de resolver: precisamente, que los estudiantes puedan trabajar cuando tengan ventanas en sus horarios, cuando algunos días tengan que ir a dar una prueba y luego queden desocupados, en fin.
Creo, señor Presidente, que el proyecto no es todo lo ambicioso que debió ser, pero pienso que, como un primer paso, va bien encaminado.
Voy a votar favorablemente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Huenchumilla.


El señor HUENCHUMILLA.- Señor Presidente, la verdad es que estoy gratamente impresionado por, a mi juicio, la magnífica labor realizada por la Comisión de Trabajo.
Este es un tema nuevo en la legislación chilena, y creo que el texto propuesto, fruto del trabajo en ese organismo, en conjunto con el Gobierno, me permite afirmar que se ha presentado un muy buen proyecto en un tema, además, difícil y complejo.
Me explico.
Nuestro Código del Trabajo tiene poco menos de cien años y, desde los tiempos en que se dictó, ha corrido mucha agua bajo los puentes de Chile. El país ha cambiado sustancialmente en al menos tres grandes aspectos.
Hoy día, a diferencia de lo que ocurría en los albores de dicho cuerpo legal, en el siglo XX, tenemos una economía en la que se ha impuesto el mercado y cuyo funcionamiento, en su inmensa mayoría, lo realiza el sector privado.
En segundo lugar, tenemos una matrícula de más de un millón de estudiantes que se han incorporado a la enseñanza superior, tanto universitaria como de los institutos profesionales y centros de formación técnico-profesional.
Y un tercer elemento, señor Presidente, es que hoy día la educación es pagada, al revés de lo que ocurría en el viejo Estado del siglo XX, en que era el Estado el que proveía gratuitamente la educación superior.
Actualmente, millones de familias en Chile se ven enfrentadas a una realidad adversa, difícil. Tal como ha sucedido en otras partes del mundo, la inmensa mayoría de los jóvenes busca trabajo con el objeto de ayudar a su familia a solventar los costos que significa estudiar en la universidad y ayudar al Estado a un financiamiento adecuado de la educación superior, con todos los costos que ello implica, en un mundo laboral, además, desafiante y cambiante.
Antiguamente, en el Código del Trabajo existía el llamado "contrato de aprendizaje", que respondía a otra lógica y a otra realidad económica.
Hoy día, en consecuencia, se busca dictar una normativa especial, dedicada a los estudiantes que deseen trabajar, la que, a mi juicio, este proyecto logra de una manera muy bien elaborada, con todos los resguardos para que un alumno pueda trabajar y, al mismo tiempo, no vea menoscabados los derechos que le asisten como estudiante universitario, en un entorno donde tiene muchas obligaciones y muchos derechos.
Pero además, señor Presidente, el proyecto contiene un elemento bastante notable, como es el hecho de que pasará a constituirse en una ley que será evaluada por el Consejo Superior Laboral, el cual verá en el tiempo cómo funciona efectivamente esta novedad para los estudiantes.
Me parece que en esta oportunidad se ha hecho un buen trabajo. Otras veces yo he sido crítico. El otro día fui crítico, en solitario, del pago de facturas a 30 días. Veamos qué nos depara el futuro en esa materia: si me da la razón a mí, solitariamente, o se la da a los Senadores que mayoritariamente aprobaron esa ley. Hoy, en cambio, quiero sumarme y decir que aquí se ha realizado una muy buena labor y, por lo tanto, felicito a la Comisión de Trabajo y al Gobierno por este logro alcanzado.
Por eso, voy a votar a favor, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palaba el Senador Juan Ignacio Latorre.


El señor LATORRE.- Señor Presidente, yo tengo dudas y me genera conflictos este proyecto, porque, si bien es cierto que reconozco el enorme esfuerzo que desplegó la Comisión de Trabajo por reducir las posibilidades de precarización con las cuales ingresó el texto original al Senado -y en eso valoro la labor efectuada por la Oposición en dicho organismo-, tengo una preocupación de fondo: la sospecha de que muchos empleadores se verán tentados a reemplazar fuerza de trabajo adulta por la utilización de jóvenes estudiantes a través de este estatuto laboral juvenil.
Si uno mira, por ejemplo, la información que aparece el día de hoy en la cual la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso expresa su preocupación por la cantidad de causas laborales judicializadas en la región (3 mil 600, descontando aquellas que tienen instancias de mediación previa en la Inspección del Trabajo), se da cuenta de que hay muchos empleadores -no quiero generalizar; no quiero decir que son todos, porque efectivamente hay buenos empleadores- que tienden a maltratar a los trabajadores, a precarizar el trabajo y que perfectamente, utilizando este estatuto laboral juvenil, podrían precarizarlo aún más reemplazando gradualmente la fuerza de trabajo adulta.
Es una preocupación de fondo porque, de alguna manera, este proyecto tiene, en mi opinión, un diseño que permite ir avanzando hacia más flexibilidad y más precarización utilizando a los jóvenes estudiantes.
Valoro las mejoras que se lograron durante la tramitación del proyecto, como que las rentas o ingresos familiares de los estudiantes trabajadores no sean motivo para excluirlos de diferentes beneficios sociales, o de sistemas de asignación familiar en el caso de hijos de trabajadores, así como la obligación del Consejo Superior Laboral de revisar el efecto de esta legislación, pero me preocupa la cuestión de fondo: que muchos empleadores con poca conciencia por los derechos de los trabajadores -en un país donde los derechos colectivos de los trabajadores están más bien desprotegidos y donde existen bajas tasas de sindicalización y de cobertura en la negociación colectiva- aprovechen un estatuto laboral juvenil que más bien tiende a avanzar hacia la precarización que ir en un sentido distinto.
Por ese motivo, reconociendo -insisto- el trabajo realizado por la Comisión y los parlamentarios de Oposición para mejorar un texto que originalmente era, a mi juicio, muy negativo, prefiero abstenerme en esta oportunidad.
Gracias.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra a continuación el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, este proyecto habla de cómo hay que hacer las cosas: dialogando y, finalmente, logrando los acuerdos y los consensos necesarios respecto de una materia que nos parece de la mayor importancia.
Recuerdo las oposiciones y las posiciones iniciales. Y en la Comisión de Trabajo se consiguió alcanzar acuerdos.
Primero, el Gobierno acogió las modificaciones solicitadas por la ex Nueva Mayoría, que se incorporaron al proyecto, y, luego, por supuesto, la Oposición acogió los planteamientos del Ejecutivo.
¿De qué se trata el proyecto? Como se ha señalado, en su texto se establece una jornada especial dentro de las jornadas parciales, con un máximo de 30 horas semanales ordinarias de trabajo a disposición del estudiante, a fin de que tenga posibilidades de trabajar y combinar esto con sus estudios.
Y eso es muy importante porque se hace cargo efectivamente de la gran cantidad de estudiantes que trabajan de manera informal sin protección alguna frente a un accidente del trabajo o de trayecto, o más bien, en condiciones de absoluta precariedad laboral.
Por eso, yo diría que la iniciativa aborda un tema que está sobre la mesa, y su diagnóstico: la alta cesantía juvenil.
Y en ese contexto, este proyecto de ley establece que el estudiante podrá acordar que la distribución de la jornada sea compatible con su malla curricular de horas académicas, la cual debe adjuntarse al contrato de trabajo. Y si no es así, el empleador incurre en una infracción.
El estudiante, por el hecho de trabajar, no pierde los beneficios asociados a su calidad de estudiante, como becas, gratuidad, transporte, alimentación y otros, que era uno de los elementos que lo mantenían justamente en la informalidad. Porque, en definitiva, establecer un ingreso adicional hacía incrementar el ingreso de la familia, con lo cual podría perder algunos de los beneficios estudiantiles.
Por tanto, mediante este proyecto de ley se precave aquello.
Asimismo, el estudiante puede elegir imponer para salud, como cualquier trabajador, pero alternativamente puede cotizar su 7 por ciento en el plan de salud del que es carga -en su caso-, lo cual implica mantener todas las prestaciones de medicina curativa y tener derecho a acceder al subsidio por incapacidad temporal.
Además, puede elegir suspender su contrato de trabajo hasta el período de vacaciones académicas, continuar trabajando, o incluso hacerlo en una jornada completa ordinaria (45 horas) y retornar al régimen anterior apenas se inicien las clases nuevamente.
El estudiante queda protegido, como todo trabajador, contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales; adquiere un seguro de invalidez y sobrevivencia, y el derecho a licencias médicas.
Finalmente, el trabajador es titular de todos y cada uno de los derechos que establece el Código del Trabajo en materia de derechos individuales y colectivos.
Lo que estamos haciendo en virtud de esta aprobación es hacernos cargo de un tema del cual tanto se ha hablado, en que se realizaron esfuerzos en términos de establecer incentivos para la contratación de jóvenes, sin que, hasta ahora, se hubiera contemplado efectivamente un estatuto laboral para jóvenes que se encuentren estudiando en educación superior. Y esto es un avance significativo.
Quiero relacionar la presente iniciativa con otra que aprobamos en general en la Comisión Especial del Adulto Mayor, que dice relación con un contrato especial de trabajo para el adulto mayor.
Ese proyecto va a venir a la Sala. El Gobierno se ha comprometido a fijarle urgencia, a presentar las indicaciones pertinentes. Y los miembros de esa Comisión nos hemos comprometido, además, a que pase a la de Trabajo, justamente para que tengamos una misma lógica de acuerdo que nos permita evitar, también respecto de las personas mayores (tenemos cerca de 600 mil personas mayores que trabajan en la informalidad), que se pierda el aporte solidario previsional. Lo anterior hará posible garantizar, por parte del Ministerio del Trabajo, que ellos no dejen de percibir ese beneficio.
Por tanto, yo diría que, primero, a través de la generación de este estatuto laboral para jóvenes que se encuentran estudiando en la educación superior, estamos generando un ícono relevante respecto a la contratación; pero, posteriormente, también haremos un esfuerzo para asegurarles a las 600 mil personas mayores que hoy día están en una condición de informalidad que no pierdan sus derechos previsionales.
Así se construye Chile: con acuerdos, con diálogos, y, en definitiva, aprobando una legislación que va por un buen camino.
El señor QUINTANA (Presidente).- Senador señor Galilea, le ofrezco la palabra.


El señor GALILEA.- Señor Presidente, frente al diagnóstico conocido de que el desempleo juvenil es casi el doble que la tasa de los grupos etarios de nuestra masa laboral, se han hecho varios esfuerzos: se creó el contrato de aprendizaje; se estableció la posibilidad del contrato a jornada parcial; también se incorporó el que pudieran trabajar alumnos en práctica.
La verdad de las cosas es que todos esos esfuerzos fueron bien intencionados, pero ninguno ha sido capaz de doblegar la cesantía que azota a los grupos más jóvenes de nuestra masa laboral.
Por eso, este empeño del Gobierno resulta extremadamente bienvenido.
Yo quiero decir, al igual que lo señaló la Senadora Ebensperger, que el proyecto original del Gobierno por supuesto que podía no ser del gusto de todos, pero era bueno.
La labor de la Comisión de Trabajo del Senado fue correcta, sobre todo considerando que fue capaz de llegar a un total consenso en las disposiciones de la nueva normativa.
Eso sí, el que se haya acotado la edad a los 24 años me parece un poquito excesivo por lo bajo (creo que debió haber llegado al menos a los 26 años).
También se concordó que el contrato de trabajo llevara incorporado el plan de estudios, para efectos de ver cómo se realiza la interrupción de la jornada laboral.
Por otro lado, quiero manifestar, eso sí, que existe la extraña impresión de que la continuidad de la jornada laboral es una gran conquista o un derecho laboral muy importante, como si la partición de la jornada fuera buena o querida por el empleador. Y debo decir que esto no es así. No hay nada más perturbador para un empleador que tener jornadas laborales solo parciales o interrumpidas. Eso hace imposible el buen funcionamiento de una empresa, cualquiera que sea su rubro.
Pero acá se llegó al acuerdo de que la jornada laboral pudiera tener como máximo una sola interrupción. Y si ese es el parecer de la Comisión, bienvenido sea. Yo en eso hubiera sido un poco más generoso, permitiendo al menos hasta dos interrupciones.
Asimismo, el receso vacacional pactado; la jornada máxima de 30 horas; el permiso para ir a dar pruebas, en fin, me parecen todas medidas razonables, en general, para que los alumnos tengan la posibilidad de trabajar mientras estudian.
Y siempre es importante reiterar que lo anterior les permite trabajar, dejándoles tiempo para su labor principal, que es estudiar.
Debo decir, eso sí, que tengo mis dudas respecto de que esto vaya a generar el impacto que todos deseamos. Ello, porque debemos enfrentar -algún día tendremos que hacerlo- el mayor costo proporcional de las jornadas parciales.
Quizás lo ideal hubiera sido ir a una jornada por horas.
Existe un proyecto, que presentó el Senador Allamand hace algún tiempo, que establece aquella alternativa, que se usa en muchos países. En tal sentido, recuerdo que el Senador Letelier me comentaba que él trabajaba por horas en Estados Unidos, y esto perfectamente se pudo haber aplicado acá, con una hora mejor pagada. Así, el Senador Allamand proponía en su proyecto que este sistema se pagara con el doble del sueldo mínimo llevado a horas dentro de la jornada ordinaria de trabajo.
Repito: quizás eso hubiese sido mejor.
Como decía, acá las jornadas de trabajo parcial son más caras que las continuas. Y, en el fondo -¡bien en el fondo!-, eso hace que todos nuestros empeños en esta materia tengan efectos muchas veces menores a los esperados.
Ojalá podamos avanzar en conceptos como el de la jornada por horas, porque creo que eso podría solucionar de manera bastante más inteligente la falta de equivalencia en los costos laborales entre las jornadas normales de trabajo y este tipo de jornadas parciales o para estudiantes.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, este proyecto, como se ha dicho aquí, es antiguo: viene desde el año 2013. El Gobierno actual retomó una iniciativa del primer ejercicio del Presidente Piñera, que tenía un carácter claramente precarizador. La verdad es que no causaba ningún entusiasmo. Y tal como estaba originalmente, es probable que yo por lo menos lo hubiera votado en contra.
Ahí se creaba un contrato especial, que podía ser a plazo indefinido, sin límite de renovación; los empleadores no requerían autorización judicial para el despido; ni siquiera había fuero maternal; se daba un plazo de seis meses para acreditar la calidad de estudiante, incluso podía no acreditarse, no parecía tan obvio cómo se podía hacer esto; la jornada de trabajo, los turnos, se fijaban semana a semana, y por lo tanto era difícil compatibilizar estudio con trabajo; se vulneraba la norma general de la jornada máxima de diez horas, más dos horas extraordinarias, con lo cual era muy posible que estos estudiantes se vieran obligados a trabajar hasta dos horas adicionales sin que les pagaran horas extraordinarias; no tenían seguro de cesantía.
El proyecto que estamos aprobando es casi completamente distinto. No es del todo satisfactorio, pero ya no es un estatuto especial para un estudiante entre 18 y 24 años; hay que acreditar la calidad de tal al momento de firmar el contrato, no en un plazo de seis meses; la jornada ordinaria diaria es continua, se puede pactar una interrupción diaria que en ningún caso afecte la colación; entre el inicio y el término de la jornada no pueden transcurrir más de doce horas, sumado a los períodos trabajados; el accidente de trayecto entre domicilio y trabajo también queda resguardado; el estudiante trabajador tiene un permiso sin goce de remuneración para rendir sus exámenes, e incluso puede suspender su contrato cuando le corresponden vacaciones académicas, o mantener el servicio si así lo requiere.
Por lo tanto, como dijo acá un orador que me precedió, el Senador Letelier, esto ya parece un contrato para estudiantes y no el uso abusivo de alumnos para ser contratados en condiciones bastante precarias.
Ese es un cambio fundamental. Y nosotros estamos muy orgullosos de contribuir a él, más aún cuando se garantizan un conjunto de prestaciones de salud y la posibilidad de tener un sistema de cotización. Además, bajo las normas establecidas en el artículo 40 bis C del Código del Trabajo, los estudiantes reciben remuneraciones y mantienen su calidad de causantes de asignación familiar.
Finalmente, no voy a hablar de manera más extensa sobre esto, pues ya se ha hablado bastante, pero quiero decir que este es un contrato distinto -lo ha dicho la Senadora Goic mejor que yo-, y es una muestra de una Oposición que es capaz (como lo fue con algún otro proyecto, que se celebró bastante) de hacer un proyecto completamente nuevo, sin perjuicio de que el Ejecutivo podrá pedir que se le dé el crédito por haberlo presentado y por conseguir que se aprobara este contrato de trabajo.
Sin embargo, la verdad es que este nuevo estatuto laboral es una obra de la Oposición, y no es necesario discutir ese tema.
Me alegro mucho de que el Gobierno y el señor Ministro hayan tenido flexibilidad para analizar este asunto.
Voy a votar favorablemente con mucho gusto esta iniciativa, y espero que en futuras legislaciones podamos mejorar incluso más este sistema que favorece a los jóvenes estudiantes chilenos.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene, a continuación, la palabra la Senadora señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, quiero partir por celebrar y felicitar a todos los que han participado en este proyecto de ley. Debo reconocer, porque siempre es bueno decirlo y hacer reconocimientos, que yo no pude avanzar como Ministra del Trabajo en esta normativa, pese a que juntamos a todos los sectores para intentar crear una figura especial en el caso de nuestros jóvenes.
Hay cosas que me preocupan. Lo he estado conversando durante la sesión con el Ministro del Trabajo subrogante y su equipo asesor, y las voy a plantear, pero al final.
Primero, coincido con el Senador Galilea, que representa a nuestra Región del Maule, en orden a que también me hubiese gustado ver más flexibilidad, que se recogiera la posibilidad de adecuar las jornadas a las cargas académicas. Y siento que lo aprobado en este punto puede ser incluso muy rígido.
Segundo, entendiendo el trasfondo respecto de que este tipo de relaciones laborales pueda reemplazar a otro tipo de relación laboral, no comprendo que no se haya recogido la recomendación y la opinión de la OIT en torno a que el concepto de "estudiante trabajador" abarque el rango etario entre 18 y 28 años de edad, y que este se haya rebajado hasta 24.
Entiendo el concepto que hay detrás, pero cuando uno ve la realidad y las edades de nuestros jóvenes estudiantes hoy día, observa claramente que estas han cambiado en cuanto a lo que eran en la antigüedad: existen bastantes jóvenes que estudian, que además son padres y madres de familia, quienes obviamente requerirían un espacio en este tipo de iniciativas.
Y, tercero, me voy a la preocupación de lo que dice relación con la nueva figura señalada en la letra g) del comparado:
"Los estudiantes trabajadores que sean beneficiarios del régimen de prestaciones de salud conforme a lo dispuesto en las letras b) y c) del artículo 136 del decreto con fuerza de ley N° 1, de 2006, del Ministerio de Salud", podrán optar por dos tipos de fórmulas (obviamente, esto es importante).
(i) Adquirir la calidad de cotizantes del régimen de prestaciones de salud o (ii) mantener la calidad de beneficiario.
Ello me preocupa porque no hay mención expresa a lo que ocurre con el subsidio de incapacidad laboral de nuestro ordenamiento jurídico.
Obviamente, señor Presidente, por su intermedio, me encantaría poder oír al Ministro del Trabajo subrogante en esta sesión; sé que estamos en votación. Pero él me ha dicho que hay dictamen expreso, del año 2014, en orden a que existe este beneficio. El problema es que los dictámenes no tienen la misma fuerza que la ley.
¿Y qué deberíamos haber hecho? Lamentablemente, ya se está votando, si no hubiese pedido segunda discusión para incorporar expresamente en el literal (ii) el derecho a este tipo de beneficios a fin de no dejarlo sujeto a dictámenes.
¿Qué me dice el Ministro? "Sí, pero para los dependientes también hay dictamen expreso". Sin embargo, sigue siendo un dictamen. Y creo que nosotros debemos tender a contar con una legislación positiva, que sea tan clara en este tipo de consideraciones como lo es este proyecto respecto a la ley N° 16.744, de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, que se consigna expresamente.
Pienso que eso dejaría cerrado este punto, no abierto a interpretaciones distintas en el mañana, porque obviamente hoy día una persona puede ser una carga médica de una isapre y cotizante de Fonasa, pero no al revés.
Por lo tanto, este tipo de situaciones debieran haber quedado mucho más claras. Yo lo echo de menos, probablemente por mi experiencia en este ámbito, y al menos pido que, al término de la votación, quede consignado expresamente en la historia de la ley que nuestros estudiantes no van a quedar sujetos al riesgo de una interpretación distinta.
Ahora, si lo hubiéramos podido agregar en la ley en proyecto y en aquel literal, hubiese sido, obviamente, óptimo.
El señor LETELIER.- Pido la palabra.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier para un asunto reglamentario.
El señor LETELIER.- Señor Presidente, pido que recabe la autorización de la Sala para que, antes del término de la votación, el Ministro del Trabajo subrogante pueda plantear algo que nos manifestó en la Comisión, que creo muy importante que quede en la historia de la ley. Entiendo que él tiene toda la voluntad para despejar este punto, que es de la esencia de los derechos sociales para los estudiantes que sean trabajadores.
Solicito que el Ministro subrogante clarifique este punto, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo para que el señor Ministro subrogante pueda intervenir?
El señor MOREIRA.- Sí.
El señor COLOMA.- Conforme.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Ministro subrogante.


El señor ARAB (Ministro del Trabajo y Previsión Social subrogante).- Señor Presidente, muy buenas tardes, muchas gracias a todos los parlamentarios.
Antes de responder la consulta y la inquietud de la Senadora Rincón, quiero aprovechar muy brevemente de agradecer el debate que se dio al interior de la Comisión de Trabajo respecto a este proyecto.
Esta iniciativa, como bien se ha señalado, fue aprobada por la unanimidad de sus miembros. Y eso es producto (como lo decían el Senador Letelier, la Senadora Goic, la Senadora Muñoz, el Senador Allamand y el Senador Durana, integrantes de la Comisión) del trabajo y del esfuerzo que se hizo por llegar a ciertos consensos.
La iniciativa original se mejoró. Creo que hoy día tenemos un mejor proyecto, el cual fue construido sobre la base de los aportes de todos: de los parlamentarios oficialistas; de los parlamentarios de Oposición, y del Gobierno mismo, pues mostramos, obviamente, disposición a avanzar.
En seguida, quiero despejar un par de dudas.
Efectivamente, este proyecto tiene varios focos. El principal -ya se ha señalado; el Senador Quinteros lo mencionó- tiene que ver con mejorar la informalidad laboral de los jóvenes, que hoy día alcanza a alrededor del 40 por ciento. Pero además de ello, esta iniciativa les permite conciliar de mejor manera trabajo y estudio.
Quedó clarísimo en la normativa propuesta que la posibilidad de interrumpir la jornada de manera excepcional y por una sola vez se hará efectiva en la medida en que ello sea concordante con el horario académico lectivo que tenga el joven estudiante, lo cual deberá justificarse en un anexo al contrato de trabajo respectivo.
Asimismo, se señala de manera expresa -y los Senadores señora Muñoz y señor Allamand así lo plantearon- que el joven estudiante no va a perder beneficios, pues le será factible seguir siendo carga. En tal sentido, se establece la figura del "beneficiario con aporte", a la cual me voy a referir, pues forma parte de lo que consultó la Senadora Rincón.
Tampoco va a perder las becas, los créditos universitarios, en fin.
Por lo tanto, se trata de un proyecto que se hace cargo de las preocupaciones de los jóvenes.
Ahora, señor Presidente, quiero mencionar lo siguiente.
Algunos de los Senadores que se manifestaron en contra de esta iniciativa dijeron que ella podía generar un efecto de reemplazo en los jóvenes.
En esto quiero ser bastante categórico: la OIT tanto en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados cuanto en la Comisión de Trabajo del Senado, donde vino y expuso en favor del proyecto, fue explícita al señalar que este, en los términos actuales, no presenta riesgos de producir el efecto de reemplazo.
En cuanto a la consulta de la Senadora Rincón, cabe señalar que se trata de algo que discutimos en la Comisión. Se pidió oficiar a la Superintendencia de Salud preguntándole por la condición de carga o de beneficiario con aporte. Y dicho organismo nos respondió.
Sin embargo, a mayor abundamiento, a propósito de lo que hemos estado discutiendo aquí mientras se lleva a cabo la votación, existe hoy día una reglamentación específica que señala de modo expreso que la calidad de beneficiario con aporte implica tener los mismos derechos que cualquier otro trabajador.
Señor Presidente, el Superintendente de Salud me acaba de mandar, por WhatsApp, diversas resoluciones. Pero yo al menos me permito citar dos que tuvimos oportunidad de revisar recién.
En primer lugar, el dictamen 57939 de la Suseso, del año 2014, el cual señala expresamente que a los trabajadores determinados como beneficiarios con aporte se les garantizará el derecho a presentar licencias médicas y a percibir subsidios por incapacidad temporal al igual que sucede con cualquier otro trabajador.
En seguida, hay una resolución reciente de la Superintendencia de Salud -existen varias más-, contenida en la circular N° 327, del 14 de mayo de 2019, que indica exactamente lo mismo.
Esta discusión, señor Presidente, se dio a propósito de la ley que incorpora a los trabajadores independientes a los regímenes de protección social, donde también se produjo esta divergencia. Y específicamente se revisó y estableció que hoy existen la jurisprudencia y la reglamentación administrativas que dan garantías de tal derecho.
Es más, son distintos los cuerpos legales en que señalamos que a través de ciertos reglamentos, producto de la potestad reglamentaria, se van a determinar las condiciones para garantizar ciertos derechos.
Efectivamente, en este caso -y lo discutimos en la Comisión de Trabajo- creemos que, con la redacción que se le dio a la norma pertinente, donde de manera expresa -lo señaló el Senador Letelier- se establece la alternativa para que un joven estudiante pueda optar entre cotizar como cualquier trabajador en un plan individual o incorporar su siete por ciento como beneficiario con aporte en el plan de salud familiar, no se va a perder ningún beneficio.
Nos parece que la reglamentación existente en la materia es bastante clara.
Compartimos y podemos entender la preocupación de la Senadora Rincón. Sin embargo, pensamos que hoy día la reglamentación que tenemos no deja lugar a dudas sobre el particular.
Lo señaló el Senador Letelier y va a quedar en la historia fidedigna de la ley, tal como ocurrió cuando se discutió este asunto en la Comisión de Trabajo: el espíritu es que ese joven estudiante tenga acceso a todos los beneficios, incluidos la licencia médica y el subsidio por incapacidad temporal.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Su aclaración, señor Ministro, va a quedar consignada en la historia de la ley.
Tiene la palabra el Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, considero que ha sido una buena puntualización.
Recuerdo que cuando se discutió el proyecto que dio origen a la ley que incorpora a los trabajadores independientes a los regímenes de protección social se planteó también parte de esta duda, que tiene que ver con la naturaleza de la cotización. De modo que pienso que aquello ayuda a que esta materia quede establecida de buena manera.
En seguida, deseo hacer un breve comentario acerca de esta iniciativa, porque concuerdo con el Senador Huenchumilla -estoy concordando mucho con Su Señoría, ese es el único problema; además, desde que volvió al buen uso de la corbata, ¡encuentro que ha sido relevante la manera en que se han clarificado sus pensamientos...!- en cuanto a la naturaleza de este asunto.
Desde mi perspectiva, es bien histórico esto de ponerse al día en cuanto a un tipo de legislación que fue concebida en otra época. Y no es que haya sido buena o mala. Probablemente, era lo que se requería en aquel momento. Efectivamente, me tocó estudiar el contrato de aprendizaje, cuestión que hoy día uno podría mirar con bastante extrañeza en lo que respecta a su espíritu original. Quizás se pudo haber adelantado con relación a otro tipo de materias.
Entonces, considero parte fundamental de un Parlamento, de un gobierno el estar al día y poder, más que anticipar, convivir con realidades que se van dando en la sociedad a fin de darles una línea virtuosa.
A mí, para ser franco -y concuerdo en esto con algunos Senadores-, el proyecto original me parecía que estaba bien. No tengo una visión negativa de él, pues creo que apuntaba de buena manera a un estatuto especial que de algún modo habrá que dimensionar. En tal sentido, puede quedar tarea pendiente. Pero, en todo caso, estimo adecuada la iniciativa que se despachó.
Al final, al leer su texto y hablar con los miembros de la Comisión uno se da cuenta de que se logró un acuerdo bien valioso. Porque estas materias también deben ser validadas por votaciones amplias. Este es el tipo de proyectos en que siempre he sostenido que es complejo ganarlos por uno o dos votos. Esto ha de ser fruto de acuerdos.
Entiendo, al igual que las bancadas de enfrente, esa realidad. A mi juicio, se trata de una buena forma de legislar.
Entonces, con el mismo espíritu que me anima a decir a veces que no veo que eso se dé respecto de ciertos asuntos debo señalar que sí lo aprecio cuando ello ocurre. Porque de lo contrario, por no mencionarlo, se tiene por inexistente.
En mi concepto, lo más relevante es asumir que hoy día existe una realidad: que muchos jóvenes estudiantes necesitan o quieren trabajar.
Eso en nuestra sociedad, bajo la normativa actual, es virtualmente imposible, a menos que se sacrifique parte muy importante de los estudios o que se llegue a la informalización laboral, como lamentablemente hemos visto que ha ocurrido en algunos casos, cuestión indeseable y que la legislación debería procurar evitar. Porque aquella no solo daña -entre comillas- a la economía, sino también a los propios trabajadores.
Ese es el origen, el pecado original de las lagunas previsionales (o de cualquier tipo), que tanto perjuicio le causan a la sociedad. De manera que me parece superimportante que se abra la opción para que un joven pueda estudiar y trabajar, no con la lógica de quien labora en una jornada continua, sino con la que hoy se usa en el mundo.
A varios nos ha tocado ver experiencias extranjeras, donde constatamos que se trata de una realidad mucho más desarrollada, no solo limitada al mundo de los jóvenes. Pero, obviamente, dentro de Latinoamérica es un avance muy significativo el permitir tener jornadas flexibles. Pueden ser de una a treinta horas a la semana. La limitante es que no deben mediar más de diez horas entre el inicio y el término de la jornada diaria, la cual es factible dividir. Por ejemplo, dos horas en la mañana y dos en la tarde.
Esa es una realidad cada vez más lógica y que hoy día la legislación impide que se lleve a efecto.
A ello le debemos sumar el hecho de que, por la vía propuesta, no se pierden beneficios importantes, de distinto orden. Quizás el más relevante es que el estudiante trabajador puede continuar siendo carga (en este caso, una carga cotizante; el Ministro subrogante nos explicó bien sobre el particular) y, por tanto, no deja de recibir beneficios, lo que de otra manera, con una remuneración que probablemente no sea muy alta, da lugar a un círculo perverso. Ello, porque en el poco rato que se trabaja al final lo que antes se percibía se puede perder por otra vía.
Por lo tanto, señor Presidente, me parece que este proyecto apunta en un sentido más que correcto. Creo que debe ser destacado, subrayado, porque es bueno llegar a este tipo de entendimiento y comprender también las modificaciones que el mundo laboral ha ido asumiendo.
Hoy día ha surgido cierto tipo de sociedad. Y, probablemente -no me extrañaría-, durante este año o el próximo se van a presentar muchas otras iniciativas de ley vinculadas al mundo laboral, relacionadas con el avance en robótica, con exigencias en materia de flexibilización, con jornadas parciales, con la mezcla de varios trabajos realizados por una persona y no como ha sido tradicionalmente, en que ella labora solo en una empresa.
Esa es una realidad que en algún momento habrá que afrontar.
Pero hasta ahora me parece bueno el proyecto que despachó la Comisión.
Me alegro del acuerdo a que se llegó. Creo que estamos dando vuelta el círculo perverso -por así decirlo- y vamos entrando al círculo virtuoso.
Eso, obviamente, hay que aplaudirlo y apoyarlo.
Voto favor.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Provoste.


La señora PROVOSTE.- Señor Presidente, quiero partir valorando la labor realizada por los Senadores de Oposición en la Comisión de Trabajo, quienes han conseguido revertir un mal proyecto.
El Gobierno, en el primer trámite, logró imponer una iniciativa que buscaba generar un estatuto especial para los estudiantes trabajadores. Pero, después de un análisis efectuado en nuestra Corporación, los parlamentarios de Oposición estimaron que los derechos de los trabajadores quedaban mejor resguardados si la regulación no era un estatuto especial, cuestión que el Ejecutivo buscaba tramitar en el Parlamento, sino un tipo de jornada inserta dentro de las normas generales.
En tal sentido, también es valorable reconocer que al menos en este caso el Ministro del Trabajo tuvo la capacidad de dialogar, de escuchar y de acoger estos planteamientos. Por consiguiente, se accedió y se trasladó la normativa, mediante indicación, a la regulación de la jornada parcial, quedando de esta forma como un tipo de jornada especial en lugar del estatuto que pretendía establecer el Gobierno.
El proyecto inicialmente consideraba la posibilidad de combinar jornada académica con horas de trabajo a través de la distribución de la jornada laboral en diferentes horas del día, pudiendo interrumpirse esta para los efectos de cumplir horas de clases. Pero no se establecía un máximo de interrupciones, lo que algunos consideramos que era tierra fértil para que se generaran situaciones arbitrarias desde el punto de vista del empleador. Y, por lo tanto, se planteó que un número excesivo de interrupciones podía terminar perjudicando a los estudiantes, no permitiéndoles conciliar de buena forma trabajo y estudios como se deseaba con este proyecto.
Señor Presidente, creemos que hoy día, dado que ya no estamos hablando de un estatuto laboral juvenil -eso quedó en el pasado; no forma parte de esta discusión-, a partir de la unidad política de la Oposición se ha logrado encaminar un mal proyecto en una iniciativa que realmente beneficie a aquellos jóvenes estudiantes que buscan combinar sus estudios con el ingreso a una jornada laboral.
Se trata de una jornada especial dentro de las jornadas parciales, con un máximo de treinta horas semanales ordinarias de trabajo, a disposición del estudiante, cuyo objeto es que no pierda los beneficios asociados a esa calidad, como becas, gratuidad, transporte, alimentación y otros.
Asimismo, el estudiante podrá elegir cotizar para salud como cualquier trabajador; pero, alternativamente, le será factible cotizar su 7 por ciento para el plan de salud del que es carga, en su caso, lo cual implica que mantiene todas las prestaciones de medicina curativa y tiene derecho a acceder al subsidio por incapacidad temporal.
Sin embargo, la propia Senadora Rincón, con relación al decreto con fuerza de ley N° 1, del año 2006, del Ministerio de Salud -y me alegra que estén en la Sala para esta discusión no solo el Ministro del Trabajo subrogante, sino también el titular de la Cartera de Salud-, planteó que lo establecido con respecto a esta nueva figura que se incorpora en el proyecto, denominada "cargas cotizantes", no existe en lo dispuesto en el artículo 149 del referido decreto con fuerza de ley, más allá de lo que ha señalado ahora el propio Ministro.
En consecuencia, consideramos necesario que se defina con total claridad cuáles son las respuestas frente al derecho que hoy día se le asigna a un estudiante que opta por la alternativa de las cargas cotizantes.
Uno de los temas que preocupaba a nuestra bancada era precisamente que quedaran resguardados todos los derechos de los estudiantes trabajadores, particularmente lo relacionado con las prestaciones de salud, en especial las relativas a coberturas en materia de accidentes del trabajo.
En nuestra opinión, aquello queda bien protegido en esta iniciativa. Sin embargo, en cuanto a la opción a través de las cargas cotizantes, no es lo que establece el artículo 149 del decreto con fuerza de ley N° 1, del Ministerio de Salud.
Por lo tanto, acá se requiere, si el punto no se ha incorporado como esperamos en este proyecto de ley, reformular el citado artículo, de manera que no exista ninguna duda de que se tendrá derecho a todas las prestaciones que ahí se señalan. Ello, por el bien de los estudiantes de nuestro país.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, en primer lugar, deseo destacar que en lo esencial este proyecto, que creaba un estatuto laboral especial para los jóvenes, pasó a establecer en realidad una jornada especial, pero dentro de las jornadas parciales de trabajo. Por lo tanto, cumple con todas las condiciones que para esos efectos existen en nuestra institucionalidad.
Desde luego, se dispone que aquello se aplicará a jóvenes de entre 18 y 24 años que tengan la calidad de alumnos regulares, lo cual deberá estar acreditado mediante un certificado que deberá anexarse al contrato individual de trabajo y mantenerse en un registro especial que llevará el empleador.
Para los efectos de la jornada laboral, tratándose de estudiantes trabajadores, la jornada ordinaria diaria será continua; les será factible pactar solo una interrupción diaria, y entre el inicio y el término de la jornada no podrán transcurrir períodos de tiempo excesivos (más allá de 12 horas).
En cuanto a los permisos especiales, tendrán derecho a permisos para rendir sus obligaciones en el ámbito estudiantil.
En el caso de las vacaciones académicas, también se establecen algunas alternativas que deberán negociar con el empleador.
De otro lado, se generan mecanismos de seguridad social, como el derecho a ser cubiertos por el seguro de accidentes del trabajo.
Asimismo, podrán efectuar cotizaciones de salud, adquiriendo la calidad de cotizante del régimen de prestaciones de salud, y mantener la calidad de beneficiario con aporte en la institución de salud previsional en que sean cargas.
También conservarán la calidad de causantes de asignación familiar.
Por último, las remuneraciones de los estudiantes trabajadores no se considerarán renta al objeto de determinar su condición socioeconómica para optar al Fondo Solidario, al crédito fiscal universitario, al crédito con garantía del Estado o al financiamiento del acceso gratuito a las instituciones de educación superior; ni tampoco los perjudicarán para postular a cualquier otro sistema de crédito fiscal, subsidio, becas o beneficio estatal actual o futuro.
Por lo tanto, señor Presidente, se ha producido un cambio cualitativo con respecto al proyecto original, con el que yo no estaba de acuerdo y no lo iba a apoyar.
A mi juicio, esto ha evidenciado que, cuando hay voluntad política, el Parlamento está disponible para trabajar iniciativas de ley que representen el interés superior de los chilenos. Y la mejor demostración de ello es que hay acá un ambiente razonable y abierto.
Cuando las partes están disponibles a dialogar se pueden hacer grandes cosas. Por eso considero que al final salió un buen proyecto, que realmente beneficiará a los jóvenes que estudian.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- No hay más inscritos.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueban las enmiendas unánimes efectuadas por la Comisión de Trabajo y Previsión Social (33 votos a favor, 4 en contra y una abstención).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Ebensperger, Goic, Muñoz, Órdenes, Provoste, Rincón, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Araya, Castro, Chahuán, Coloma, Durana, Galilea, García, García-Huidobro, Guillier, Huenchumilla, Insulza, Kast, Lagos, Letelier, Moreira, Ossandón, Pizarro, Prohens, Pugh, Quintana, Quinteros, Sandoval y Soria.
Votaron por la negativa los señores Bianchi, De Urresti, Elizalde y Navarro.
Se abstuvo el señor Latorre.


El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, corresponde pronunciarse respecto de aquella enmienda en que no hubo unanimidad en la Comisión, pues se aprobó con el voto en contra del Senador señor Durana.
Se trata de la letra a) del artículo 40 bis E.
La señora PROVOSTE.- ¿Qué página, señor Presidente?
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Página 2 del comparado, señora Senadora.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- Letra a).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Así es.
Entonces, en votación la letra a) del artículo 40 bis E, contenido en el artículo 1 del proyecto.
--(Durante la votación).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Se tocarán los timbres, pues varios señores Senadores se encuentran en las diversas Comisiones.
No sé si el Honorable señor Letelier, quien participó en el debate, quiere referirse a esta disposición, o le ofrezco la palabra al señor Ministro.
Señor Ministro, antes le voy a dar la palabra al Senador señor Durana por si quiere aclarar su voto disidente respecto de esta norma.
Tiene la palabra el Senador señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, solo quiero comentar que yo no estaba de acuerdo en limitar la edad a los 24 años. En promedio, los estudiantes en general terminan sus carreras universitarias y obtienen sus títulos profesionales, aproximadamente, a los 28 años. Esa fue la razón por la cual yo manifesté un voto disidente, porque el día en que ese joven profesional sobrepase los 24 años, aunque cumpla esa edad en marzo, no va a tener ninguna posibilidad de seguir. Y si optara por la jornada ordinaria, no va a tener los beneficios sociales, porque esa renta se le va a incrementar al grupo familiar y va a perder todos los beneficios que ha ganado en este proyecto de ley.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Ministro.


El señor ARAB (Ministro del Trabajo y Previsión Social subrogante).- Señor Presidente, en cuanto a la edad de corte de esta jornada especial parcial para los estudiantes, solo como historia de la discusión, hago presente que el proyecto original del Ejecutivo que ingresó a la Cámara de Diputados en 2018 planteaba 18 a 24 años.
En el debate en la Cámara Baja algunos parlamentarios propusieron, después de haber escuchado a asociaciones de estudiantes, que se elevara la edad a 28 años, lo que se hizo. Y así pasó el proyecto al Senado.
A raíz de las conversaciones que sostuvimos en la Comisión de Trabajo del Senado -y fue la posición del Ejecutivo-, nos parecía razonable lo que habían planteado algunos Senadores en el sentido de dejar el rango como estaba en el proyecto original, es decir, de 18 a 24 años. Esa es la posición del Gobierno en torno a esa norma, sin perjuicio, obviamente, de la votación de los señores Senadores.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Muchas gracias, señor Ministro.
Tiene la palabra la Senadora señora Allende.
La señora ALLENDE.- No voy a hacer uso de la palabra, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, estimados colegas, el sentido de este proyecto es que a los jóvenes que tienen gratuidad, al trabajar, no se les modifique el Registro Social de Hogares. Ese es uno de los elementos determinantes.
Podremos, en otro momento, discutir -y quienes somos de la Oposición lo hemos planteado- la importancia de revisar el período de gratuidad, porque quizás fue muy estrecho en el proyecto de ley sobre la materia.
Cuando uno sale del colegio y entra a la universidad, los datos -porque un Senador de las bancas de enfrente habla sin hacer ese punto de referencia- indican que la edad a la cual uno ingresa a la universidad, en más del 90 por ciento, es entre los 18 y 19 años. Y el período de gratuidad es de cuatro años.
Los 24 años establecidos en el proyecto de ley garantizan ese plazo. Podremos a futuro revisar si queremos que las personas tengan más tiempo de gratuidad en la educación superior, pero, por hoy, está limitado. Por ende, establecer los 24 años es concordante con ese objeto de la iniciativa.
Si las personas no estuvieran preocupadas de la gratuidad, se regirían por la norma general de la jornada parcial, no de la jornada especial parcial, porque no corresponde que a alguien que no esté estudiando, que no esté con la gratuidad lo obliguen a dividir la jornada. Ese no es el objeto de la ley en proyecto; es otro.
Señor Presidente, si mañana, en cinco años, se evalúa ampliar los años de gratuidad, me parece atendible lo que señala el Senador Durana. Pero en este caso no es coincidente con el objeto de la iniciativa.
Yo creo que eso es lo que tenemos que establecer.
¿La ley en proyecto es para los estudiantes que trabajan o para cualquier trabajador que quiera estudiar? Pero ahí nos vamos a otra discusión, que a mí me entretiene, en el sentido de que a cualquier trabajador que estudie le demos gratuidad y le permitamos lo que pasa en Argentina, donde a veces están diez, veinte años estudiando en la universidad. Pero entiendo que el Gobierno nos ha pedido que no entremos en esa discusión ahora, porque es de otra naturaleza.
Por ello, señor Presidente, en la Comisión volvimos a la propuesta original. Ello es coincidente con las políticas que queremos controlar sobre Registro Social de Hogares, que no se pierda el beneficio, e impide cualquier interpretación destinada a usar esta norma para hacer más precario el empleo.
Esto fue parte de la discusión y el acuerdo que se construyó en la Comisión, porque permitió un equilibrio adecuado entre todos nosotros para votarlo en forma unánime.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, solo deseo complementar lo que ya han señalado el Subsecretario -hoy día Ministro subrogante- y el Senador Letelier.
Aquí, efectivamente, hubo una modificación en la tramitación del proyecto respecto de la edad. Y junto con lo que ha planteado el Senador Letelier, nosotros quisimos adoptar como parte del acuerdo que permitió sacar adelante este proyecto que la norma fuera más protectora, más conservadora, entendiendo que estamos haciendo una modificación que, además, será evaluada anualmente.
Yo creo que nadie se cierra a revisar el tema de la edad. Pero ya hemos discutido latamente acá la trayectoria, la discusión que tuvo este proyecto.
Vale la pena explicitar el tema de la evaluación, que se la entregamos al Consejo Superior Laboral. Se establece que por lo menos durante los tres años primeros de vigencia de la ley tiene que evaluar su implementación anualmente con un informe. Además, consignamos en el texto el detalle de lo que debe contemplar dicho informe: el cumplimiento y fiscalización de la normativa, que fue algo muy relevante en la discusión; el efecto en los resultados académicos de los estudiantes trabajadores, y el impacto de este tipo de contratación en los jóvenes no estudiantes y en los trabajadores en general.
Me parece que estas son del tipo de legislaciones que pueden ir evolucionando.
Insisto: esto se ha planteado para los estudiantes que trabajan.
Quedó pendiente una discusión, probablemente, respecto de trabajadores que son estudiantes, que puede ser legítima igual, en cuanto a que puedan optar a beneficios, a que reciban facilidades. Pero entendemos que es un debate en sí que tenemos que dar, y no lo podíamos resolver dentro de este proyecto.
Y por eso sugerimos mayoritariamente como Comisión establecer hoy día hasta los 24 años, sin perjuicio de las evaluaciones -será tarea del Consejo Superior Laboral con el apoyo, por supuesto, de distintas instancias- que anualmente tendrán que presentarse al Congreso Nacional, a ambas Comisiones de Trabajo, en las que se consideran las observaciones y recomendaciones para la continuidad de la ley, en el sentido de que siga tal cual o con modificaciones que permitan perfeccionarla.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, yo he votado a favor el resto del proyecto, pero existe la posibilidad de pronunciarse en contra de este artículo.
Creo que existen muchos jóvenes que estudian hoy día pasados los 24 años, sea porque no tuvieron la oportunidad de hacerlo más temprano; sea porque se dieron cuenta, después de ya estar en el mercado laboral, de que estudiar probablemente les permitirá una mejor remuneración con posterioridad. Hacen un esfuerzo grande por estudiar. Hay muchos jóvenes pasados de los 24 años que hacen ese esfuerzo.
Y si este es un proyecto, como se ha dicho acá varias veces -yo mismo lo señalé-, para estudiantes que necesitan trabajar, yo no veo razón para cortarlo a tan temprana edad.
Creo que en la práctica esto favorece o perjudica, según como se vote, a muchos jóvenes que quieren estudiar pero que, al mismo tiempo, necesitan sostenerse a través de un trabajo, aunque sea de menos horas. Entonces, yo no veo por qué no les vamos a dar esa oportunidad. Sinceramente, nunca entendí por qué se quería bajar de 28 a 24 años.
Por lo tanto, voto en contra.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Ebensperger.


La señora EBENSPERGER.- Señor Presidente, seré muy breve.
Solo quiero señalar que aprobaré el rango de edad que nos propone la Comisión, no obstante que era partidaria de que se extendiera a los 28 años.
Asimismo, quiero puntualizar que no concuerdo con lo que señaló particularmente el Senador Letelier, pues yo entiendo que la ley en proyecto no solamente va a permitir que trabajen bajo esta modalidad aquellos estudiantes que sean beneficiarios de la gratuidad, sino también cualquier otro alumno que tenga calidad de tal.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, si nosotros votáramos en contra de la letra a), mediante la cual se establece que "Se entenderá para estos efectos como estudiante trabajador a toda persona que tenga entre 18 y 24 años de edad inclusive, que se encuentre cursando estudios regulares o en proceso de titulación...", etcétera, y hubiera mayoría para eliminarla, nos quedaríamos sin requisito de edad.
Creo que esa tampoco es la idea.
Entonces, eso a mí me induce a votar favorablemente la proposición, porque no podemos a esta altura de la discusión y de la tramitación del proyecto cambiar la cifra de 24 años por 28, tal como lo ha planteado el Senador Durana, aun cuando uno tiende a compartir su argumento.
Si votamos en contra de la letra a) -como digo-, lo que hacemos es dejar el proyecto sin ningún requisito de edad, lo cual, finalmente, me parece un despropósito.
Me gustaría cerciorarme -quizás alguien de la Comisión de Trabajo pueda ayudarnos- de que la interpretación que estoy haciendo es la correcta, en el caso de que elimináramos la letra a).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- No hay más inscritos...
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- ¡Es importante la respuesta, señor Presidente!
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Así es, Su Señoría.
Está presente la Presidenta de la Comisión de Trabajo, Senadora señora Muñoz.
El señor LETELIER.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Por supuesto, señor Senador.
El señor LETELIER.- Señor Presidente, en términos prácticos, es tal como dice el Senador García, por la forma en que se hizo la indicación.
Creo que el mismo Secretario podría dar fe de las consecuencias de lo que plantea el Senador García. Es lo que corresponde. Para no quedarnos con la opinión de la Comisión, el Secretario puede rectificar cuál es la consecuencia de acoger la enmienda según el texto.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Gracias por la aclaración, señor Senador.
No hay más inscritos.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba la letra a) del artículo 40 bis E, contenido en el artículo 1 del proyecto (24 votos a favor, 2 en contra y una abstención), y el proyecto queda despachado en este trámite.
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Ebensperger, Goic, Muñoz, Órdenes, Provoste, Rincón, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Araya, Castro, Elizalde, García, García-Huidobro, Huenchumilla, Latorre, Letelier, Moreira, Ossandón, Prohens, Pugh, Quinteros, Sandoval y Soria.
Votaron por la negativa los señores Durana e Insulza.
Se abstuvo el señor De Urresti.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Se deja constancia de la intención de voto favorable del Senador señor Guillier.
Agradecemos al señor Ministro subrogante su concurrencia.