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PROPOSICIÓN PARA NOMBRAR DIRECTORES DE EMPRESA TELEVISIÓN NACIONAL DE CHILE A SEÑORA ANA HOLUIGUE Y SEÑORES GONZALO CORDERO Y JAIME GAZMURI


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, yo sugiero abrir la votación, para que se proceda a cumplir con el sentido de esta sesión especial.
Eso no obsta a que apoyemos con entusiasmo lo planteado por la Senadora Yasna Provoste, porque es evidente que no se ha cumplido con una norma legal que establece -y ahí tengo una diferencia con lo señalado por el Senador Coloma- la obligación del Directorio de Televisión Nacional de concurrir al Senado. ¡No es un oficio! Es la obligación de concurrir, "dentro de los ciento veinte días siguientes al término del año calendario" -estamos en mayo; ya pasaron los ciento veinte días-, con el objeto de dar una cuenta pública sobre los estados financieros de la empresa y una serie de otros aspectos en materia de gestión.
Dicha obligación no se ha cumplido por parte del Directorio de Televisión Nacional. Y en esta oportunidad se debiera resolver cuándo se va a realizar la sesión respectiva y, por cierto, citar a ese efecto al Ministro de Hacienda y al Director de Presupuestos.
Después, cuando entremos a la votación, argumentaré mi voto, señor Presidente.
Pero reitero que debiera cumplirse con esa obligación de carácter legal. Es evidente que ya no se cumplió el plazo establecido en el artículo 36 de la Ley sobre Televisión Nacional de Chile.


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, al margen de la calidad de los nombres que hoy día se proponen, es recurrente en este Congreso, y particularmente en este Senado, debatir respecto al rol de la televisión pública.
Hay una insatisfacción con la tarea que está cumpliendo Televisión Nacional, lo que se ve especialmente agravado dados sus resultados financieros en los últimos años.
Considero oportuno que, en algún momento, debatamos respecto a qué entendemos por televisión pública.
Hubo un modelo de esta en dictadura, que era la televisión oficialista, donde no se expresaba la pluralidad, sino solo la mirada del gobierno. Y en democracia se hizo un avance significativo para aumentar la diversidad y la pluralidad con la cual se administraba este canal, particularmente en el ámbito informativo.
Pero existe un debate previo que no hemos desarrollado en nuestra sociedad: ¿Qué diferencia a la televisión pública de las señales privadas?
Porque a Televisión Nacional se le ha aplicado un modelo de negocio que es el mismo de la televisión privada, sin ningún distingo. Y hoy, cuando el rating no lo acompaña, obviamente los resultados financieros son complejos, muchas veces negativos, además, en un contexto donde hay un cambio de las plataformas de la información.
Existe una migración, sobre todo en las nuevas generaciones, hacia plataformas de streaming, por lo que no ven televisión abierta, lo cual, obviamente, tiene un impacto en la torta publicitaria que afecta a todos los canales por igual, particularmente a un canal que, siendo público, opera con lógica privada.
Creo que este es el debate que debemos desarrollar para el futuro. Y este es un debate fundamental, porque lo público va más allá de la suma de todas las visiones privadas, reviste una connotación propia. Por tanto, debemos discutir qué entendemos por televisión pública y cuál es su rol.
Al margen de eso, en lo cual no hay acuerdo, sí lo hay respecto a un tema previo, o por lo menos aparentemente lo había: la necesidad de crear una señal cultural. Yo entendía que sí había acuerdo porque, además, así fue aprobado por este Congreso. Sin embargo, la implementación del canal cultural no está siendo del todo una realidad.
¿Se requiere en Chile una señal cultural? ¡Sí!
¿Se requiere una señal cultural pública? ¡Sí!
Por otra parte, se estableció una forma de financiamiento distinta; porque, si bien el canal debe aspirar a una masividad en su audiencia, ha de velar también por la calidad de sus contenidos. Y, en ese contexto, se estableció explícitamente que esta señal cultural iba a ser financiada por el Estado, sin participar en la lógica de los canales privados, que sí se aplica al resto de Televisión Nacional, es decir en la disputa por la torta publicitaria, que es lo que permite que los canales se financien.
Sin embargo, el proceso de implementación de esta señal cultural ha sido muy lento. No hay una clara señal en términos de que se pretenda avanzar en aquello.
Por eso, estimo importante -estando aquí presente la Ministra Secretaria General de Gobierno- que se ponga hincapié en este punto, que es fundamental, independiente de la ratificación de los nombres que aquí se han presentado para integrar el Directorio de Televisión Nacional.
En síntesis, debemos abrir un debate respecto a qué entendemos por televisión pública, de manera de poder rediscutir el modelo que se implementó a principios de los 90 para Televisión Nacional y ver si es un modelo vigente. A mi juicio, ese debate debe desarrollarse sin prejuicios de ninguna naturaleza.
En lo que aparentemente había acuerdo -y espero que se cumpla- es en la implementación de la señal cultural. Y creo que los signos que se están dando en esta materia no dan cuenta de una real voluntad del Gobierno de avanzar en la implementación -reitero- de una señal cultural, que es fundamental para Chile.
He dicho.