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SUSTITUCIÓN DE DENOMINACIÓN DE ISLA DE PASCUA POR RAPA NUI


El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Nos corresponde conocer el proyecto de reforma constitucional, que modifica la Carta Fundamental para sustituir la denominación del territorio especial de Isla de Pascua por la de Rapa Nui, con informes de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización y de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, y urgencia calificada de "simple".
--Los antecedentes sobre los proyectos (10.685-07 y 10.692-07, refundidos) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de reforma constitucional:
En segundo trámite: sesión 42ª, en 22 de agosto de 2018 (se da cuenta).
Informes de Comisión:
Gobierno, Descentralización y Regionalización: sesión 4ª, en 20 de marzo de 2019.
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento: sesión 12ª, en 23 de abril de 2019.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Nos acompañan el señor Ministro de Bienes Nacionales y la señora Ministra de Transportes y Telecomunicaciones.
Me ha solicitado la palabra el Senador señor Harboe para informar el proyecto, pero antes corresponde hacer la relación.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- El objetivo de la iniciativa es incorporar en forma preferente la referencia a Rapa Nui en la denominación del territorio especial de Isla de Pascua.
La Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización hace presente que, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 127 del Reglamento de la Corporación, discutió en general y en particular el proyecto, por tratarse de aquellos de artículo único, y lo aprobó por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señora Órdenes y señores Araya, Galilea y Quinteros, con la modificación que consigna en su informe.
La Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, por su parte, también discutió la iniciativa en general y en particular, y la aprobó por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señores Allamand, De Urresti, Huenchumilla y Pérez Varela, con una enmienda al texto despachado previamente por la Comisión de Gobierno.
Cabe tener presente que este proyecto de reforma constitucional requiere, para su aprobación, tres quintos de los Senadores en ejercicio, esto es, 25 votos favorables.
El texto que se propone aprobar se transcribe en la página 14 del informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Muchas gracias, señor Secretario.
¡Y bienvenido a la Corporación!
En discusión general.
Tiene la palabra el Senador señor Harboe, Presidente de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.


El señor HARBOE.- Señor Presidente, en dicha calidad, me corresponde informar a esta Sala acerca del proyecto de reforma constitucional en debate, que cumple su segundo trámite constitucional y que se inició en dos mociones presentadas en la Cámara de Diputados en el mes de mayo de 2016: la primera, de los Diputados señores González, Schilling y Urrutia (don Osvaldo) y de los entonces Diputados señora Molina y señores Andrade, Cornejo, Godoy, Núñez, Squella y Urízar; y la segunda, de los Diputados señores Auth y Urrutia (don Osvaldo) y los entonces Diputados señoras Molina y Pascal y señores Andrade y Poblete. Estas mociones fueron refundidas durante el primer trámite constitucional.
Para el estudio de esta iniciativa, la Comisión contó con la colaboración de personeros de Gobierno y especialistas en la materia, entre ellos: el Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, señor Felipe Salaberry; el Subdirector de la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, don Álvaro Arévalo; el Ministro de Bienes Nacionales, señor Felipe Ward, y el Profesor de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, don Manuel Núñez.
En síntesis, el objetivo de esta propuesta legislativa es incorporar la referencia a Rapa Nui en la denominación del territorio especial de Isla de Pascua, como una manera de reconocer la identidad y cultura ancestral y originaria de quienes la han habitado desde hace siglos, a saber, el pueblo rapanuí.
Dado que el artículo único del proyecto que nos ocupa reforma el Capítulo XIV de la Constitución Política, sobre Gobierno y Administración Interior del Estado, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 127 de la Carta Fundamental, requiere, para su aprobación, el voto favorable de las tres quintas partes de los Senadores y las Senadoras en ejercicio.
Debo destacar que la iniciativa de reforma constitucional aprobada por la Cámara de Diputados se estructura en un artículo único, que propone sustituir en el inciso primero del artículo 126 bis de la Constitución Política de la República la expresión "Isla de Pascua" por "Rapa Nui".
Con motivo del segundo trámite constitucional, la Sala dispuso que este proyecto fuera conocido por la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización del Senado, instancia parlamentaria que lo discutió en general y en particular, y lo aprobó con una enmienda consistente en reemplazar la denominación "Rapa Nui" por "Rapa Nui o Isla de Pascua". Esta última es la alternativa que correspondió analizar a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, que presido, pues la Sala, en sesión de 3 de abril del año en curso, acordó remitir la iniciativa a este órgano técnico para un informe complementario.
Las mociones que originaron esta iniciativa recuerdan que la isla ha recibido diversas denominaciones a lo largo de su historia. Así, se conoce como "Isla de Pascua" para los holandeses; "San Carlos" para los españoles, y "Te-api" (la nueva) o "Waihú" para los franceses. Por su parte, los polinesios la llaman "Rapa Nui" (isla grande) por oposición a "Rapa Iti" (isla chica).
La denominación actual se remonta a su descubrimiento por el navegante Jakob Roggeveen el día 5 de abril de 1722, fecha correspondiente al día de Pascua de Resurrección. La incorporación de la isla al territorio nacional ocurrió el 9 de septiembre de 1888, conforme al Acuerdo de Voluntades celebrado entre el Capitán Policarpo Toro y el Ariki Atamu Tekena. Posteriormente, en 1933, el Estado de Chile inscribió las tierras de Isla de Pascua bajo su dominio con el fin de proteger a sus propietarios originarios. A sus habitantes se les reconoció la calidad de ciudadanos el año 1966 mediante la ley Nº 16.441.
Cabe hacer presente que este proyecto no altera la división política y administrativa del país, sino que solo otorga reconocimiento constitucional a la denominación étnica que recibe la isla.
Creo conveniente recordar que, con motivo del primer trámite constitucional, en la Cámara de Diputados se recibió una respuesta favorable respecto del proyecto por parte del señor Carlos Edmunds Paoa, Presidente del Consejo de Ancianos de Rapa Nui. En su misiva el señor Edmunds declara que la iniciativa promueve lo que ha sido históricamente una bandera de lucha para su pueblo, en cuanto al respeto y preservación de la cultura y costumbres rapanuís, y en virtud de ello, de forma unánime, el Honorable Consejo manifestó su aprobación al proyecto, atendido el objetivo de conservar y dar a conocer el nombre original de la isla, lo que, en definitiva, constituye un reconocimiento hacia el pueblo rapanuí.
Por su parte, en el segundo trámite constitucional, la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización recibió al Presidente y a un integrante del Consejo de Ancianos de Rapa Nui, quienes, si bien se expresaron a favor del proyecto en discusión, reconocieron que no se puede desconocer el nombre de "Isla de Pascua" (o "Easter Island") por lo que significa desde el punto de vista turístico e internacional. Dicha Comisión también escuchó al representante de la Corporación de Desarrollo de Isla de Pascua (Codeipa) señor Poky Tane Haoa, quien consideró fundamental el cambio de nombre, pues constituiría un reconocimiento cabal al pueblo originario rapanuí. En este sentido -adujo-, más allá de lo turístico, el corazón de esta reforma debe ser el reconocimiento al pueblo originario.
El proyecto ha sido valorado positivamente por dos razones principales: por una parte, porque el cambio de denominación de la isla que se propone mediante el uso de un topónimo en lengua indígena es un derecho lingüístico reconocido en el Convenio Nº 169 de la OIT, en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas y en la Declaración Americana de los Pueblos Indígenas, y por otra, porque esta iniciativa también atiende a la importancia geopolítica y cultural que posee Isla de Pascua para nuestro país.
En ese marco, el debate habido en el seno de la Comisión de Constitución se abocó a estudiar las implicancias del cambio de la denominación de este territorio insular especial y la fórmula que al efecto debería emplearse: "Rapa Nui" a secas, la expresión disyuntiva "Rapa Nui o Isla de Pascua" o el nombre compuesto "Rapa Nui-Isla de Pascua".
La Comisión tuvo en particular consideración la circunstancia de que tanto los propios representantes del Consejo de Ancianos de Rapa Nui y de la Corporación de Desarrollo de Isla de Pascua, cuanto el Gobierno, son partidarios de la tercera alternativa, atendido que la eliminación de toda alusión a la denominación "Isla de Pascua" generaría un problema internacional por el conocimiento que se tiene a nivel mundial de ese nombre y de "Easter Island".
A su turno, el empleo de la expresión disyuntiva "Rapa Nui o Isla de Pascua" podría a la larga dejar preterido el nombre "Rapa Nui".
En ese entendido, la Comisión de Constitución consideró que lo razonable sería promover la denominación "Rapa Nui-Isla de Pascua", en la medida que facilitaría la transición en el cambio de denominación y constituiría una vía intermedia aceptable entre ambas opciones.
En circunstancias de que no se observan objeciones de carácter constitucional ni de relaciones exteriores en lo que atañe a este proyecto de reforma constitucional, la tarea de la Comisión, entonces, fue la de elegir entre las opciones antedichas. Una decisión de esta índole no se relaciona meramente con un cambio de nombre, sino con el modo en que el Estado de Chile trata a sus pueblos originarios. Visto el asunto desde esta óptica, lo pertinente sería que este territorio insular se denomine como lo han llamado histórica y tradicionalmente sus habitantes ancestrales.
Al respecto, la Comisión que presido se inclinó por la denominación "Rapa Nui-Isla de Pascua", fundada en que respeta la realidad cultural y también el reconocimiento internacional del territorio en cuestión, por lo que incorporó en el texto del artículo propuesto por la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización la enmienda tendiente a cumplir tal propósito.
En esos términos, el proyecto, con la modificación descrita, fue aprobado unánimemente en general y en particular por la Comisión de Constitución.
Es cuanto puedo informar, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pugh.


El señor PUGH.- Señor Presidente, me enorgullece representar a la Región de Valparaíso, que le da el ancho a Chile.
¿Y por qué digo eso? Porque va desde Rapa Nui hasta Los Andes. Son 4 mil kilómetros, la misma distancia que hay de Cádiz a Haifa: todo el Mediterráneo, o de Madrid a Moscú: toda Europa.
Valparaíso es una región oceánica. Y no es de extrañarse, entonces, que desde Valparaíso partiera la evangelización hacia la isla. Los padres franceses fueron los primeros que llegaron, los mismos que después fueron a Tahití, en la Polinesia Francesa.
Debemos recordar -y Benjamín Vicuña Mackenna así lo dice- que el Pacífico no pertenecía a nadie. Por eso las grandes potencias del mundo decidieron ocupar espacio. Los primeros fueron los franceses en 1842, cuando nuestra nación estaba tomando posesión del Estrecho de Magallanes.
Entonces, no es de extrañarse que, desde el origen mismo en que se parte conectando Chile con la Polinesia, nuestros intereses -quiero precisarlo- siempre consideraron ver cómo ayudar a esas personas que vivían alejadas. ¿Por qué? Porque -y quiero recordar la historia- la isla sufrió mucho; sufrió momentos muy difíciles; sufrió cosas terribles. Tanto así que -según cuenta la historia- en un momento apenas quedaron 110 personas. La esclavización a que fue sometida la gente de Rapa Nui fue tremenda.
Por eso, debemos entender el proceso que significó que el marino Policarpo Toro, quien fue viendo a través del tiempo la degradación que iba ocurriendo en la isla, lograra convencer al Presidente Balmaceda de que el Estado de Chile tenía que hacerse cargo. Esa fue la misión que le encomendó el Presidente de la República a Policarpo Toro. Así fue como él llegó a la Isla de Pascua para firmar el año 1888 un Acuerdo de Voluntades, documento en el cual, desde el momento inicial, existe casi la cooficialidad de los lenguajes, pues está escrito en ambas lenguas: en español y en rapanuí, con influencia tahitiana.
El nombre "Rapa Nui" se remonta al pasado y en sus orígenes viene de las migraciones tempranas que fue teniendo el Pacífico, océano que fue colonizado por navegantes polinésicos en sus embarcaciones. Una igual a esas el pasado fin de semana llegó a la isla.
Por lo tanto, nos encontramos en presencia de un pueblo marítimo que fue capaz de llegar primero a ese territorio, y así darle vida, darle historia, darle la cultura que hoy maravilla al mundo entero.
Rapa Nui, entonces, aparece en 1865 gracias a la carta que deja el hermano Eyraud, en la que se cuenta precisamente la estadía de un europeo en convivencia con los rapanuís, y los describe perfectamente. Por ende, está perfectamente identificado en qué momento se parte usando el nombre "Rapa Nui".
Deseo destacar que también existen otras denominaciones anteriores: "Matakiterani" (los ojos que miran al cielo) o el nombre que se le reconoce en la canción que identifica a la isla, "Te pito o te henua" (el ombligo del mundo), el lugar más remoto por la distancia que tiene respecto del resto de la humanidad.
Esa es la característica propia de ese pequeño espacio, de esa isla tan frágil que tenemos que entender para poder quererla y cuidarla. Si alguien quiere cuidar un lugar, primero debe reconocerlo para después respetarlo.
Aquí se propone precisamente eso: un reconocimiento constitucional a una situación particular, mediante el otorgamiento de la denominación de origen característica que representa a una etnia. Por ese motivo es tan importante haber dado paso a una modificación a la Constitución para incorporar no solo a la etnia, sino también al gentilicio.
En definitiva, conviven y coexisten, tal como en el principio, cuando se firmó el Acuerdo de Voluntades, ambas expresiones: "Rapa Nui" e "Isla de Pascua".
Isla de Pascua es para algunos una posesión que está lejana -algunos la mencionaban como "Easter Island"-, pero Rapa Nui es el lugar al que se llegó navegando miles de años atrás. Y, posteriormente, esa misma gente arribó a Aotearoa, a Nueva Zelanda, al "lugar cubierto por nubes". Eso lo reconoce el Gobierno de dicho país: en sus pasaportes se puede ver que aparecen los nombres "Nueva Zelanda-Aotearoa".
No es de extrañarse, entonces, que se usen designaciones compuestas para identificar lugares y así reflejar con propiedad y precisión la historia y el respeto por una cultura.
Lo más importante es entender que en esa isla remota del Pacífico están los chilenos polinésicos, los rapanuís y los continentales, que nos mantienen vivo el espíritu. Y ese pueblo, esa etnia, es la que tiene a Chile entero conmovido con su cultura y también -por qué no decirlo- colonizado culturalmente por ella.
Rapa Nui, por tanto, está en nuestro corazón, además de darnos la presencia de Chile en el Pacífico.
Este año, en que conmemoramos la creación de la APEC, la isla es el lugar de referencia. No hay lugar más remoto en el Pacífico que el de Rapa Nui. Quizás es el mejor lugar para tener un centro de interpretación Asia-Pacífico, con el fin de entender esas migraciones tempranas, esos procesos que fueron avanzando por el mar y que le dieron el sello característico a este pueblo navegante, con una cultura ancestral.
También este año seremos sede de la COP25. Qué mejor lugar para ello que uno remoto, en medio del Pacífico, frágil, respecto del cual el Gobierno de Chile ha decidido tener una legislación, no solo para limitar la cantidad de personas (la ley Rapa Nui de residencia, de permanencia), sino también establecer un modelo de carga demográfica que permita, a la larga, asignar recursos.
Por lo tanto, más que reconocer solamente el cambio de un nombre, existe la voluntad de un Estado de preocuparse de sus territorios especiales. Si hay algo que tiene en particular Rapa Nui-Isla de Pascua y el archipiélago de Juan Fernández, es precisamente el reconocimiento en el artículo 126 bis de la Constitución de esa condición especial.
Estoy muy feliz de que eso se haya reconocido y de que se haya resuelto de la forma propuesta. Así, se hace sentir lo que el Presidente del Consejo de Ancianos nos expresó en una carta, en la cual se señala el modo correcto de referirse a ese lugar: Rapa Nui-Isla de Pascua.
Votaré a favor de este proyecto.
He dicho.
El señor BIANCHI.- ¿Puede abrir la votación, señor Presidente?
El señor ELIZALDE.- Sí. Votemos.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Me han solicitado la apertura de la votación.
¿Habría acuerdo?
El señor LAGOS.- Manteniendo los diez minutos para intervenir.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Por supuesto.
El señor LETELIER.- No, señor Presidente.
No sabemos qué se vota. Hay dos informes contradictorios.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Deberíamos votar el último informe, el de Constitución, en el cual se hace la discusión y...
El señor LETELIER.- No estoy de acuerdo, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Entonces, continuamos el debate.
Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Seré muy breve, señor Presidente. Deseo, precisamente, aclarar el uso de la letra "o" o del guion.
En el debate de la Comisión de Gobierno, todos los miembros estábamos de acuerdo en que debería incorporarse la denominación "Rapa Nui", relevando el nombre aborigen, que, por lo demás, es el nombre con el que la Ley de la Conadi designa a ese pueblo.
Algunos querían reconocer el nombre "Rapa Nui" con carácter exclusivo, desechando la denominación "Isla de Pascua"; mientras otros se inclinaban por mantener ambos topónimos, con carácter alternativo o conjunto.
Después de escuchar a representantes de ese pueblo, la Comisión de Gobierno llegó a la convicción de que, si bien resultaba totalmente justificado rescatar el nombre "Rapa Nui", no sería conveniente perder del todo el uso de la denominación "Isla de Pascua", sobre todo por su valor turístico, pues este singular territorio es conocido de esa manera a nivel internacional, especialmente en su traducción al inglés.
En consecuencia, la Comisión fue del parecer de modificar la referencia a "Isla de Pascua" que actualmente hace el artículo 126 bis de la Constitución por la de "Rapa Nui o Isla de Pascua". Ahora la Comisión de Constitución propone cambiar la "o" por un guion. Esta alternativa también fue analizada por la Comisión de Gobierno, prefiriendo la expresión "o", porque el guion obligaría a denominar a la isla siempre de manera conjunta, mientras que la fórmula alternativa permitía que las personas pertenecientes al pueblo originario y quienes quisieran la nombraran solo "Rapa Nui", como era su opción. Al mismo tiempo, y para otros fines, podía seguir siendo denominada "Isla de Pascua", o su traducción al inglés, como es conocida internacionalmente.
En cualquier caso, todos los miembros de la Comisión de Gobierno estuvimos de acuerdo en que el Estado debía privilegiar el uso del nombre "Rapa Nui", en señal de respeto y reconocimiento al pueblo originario. De todas maneras, con cualquiera de las expresiones se está haciendo justicia al pueblo rapanuí, con lo cual se da un paso más para su debido reconocimiento.
Nuestro país tiene muchas deudas con sus pueblos originarios. Este es un gesto, simbólico, pero significativo con uno de ellos.
Confío en que el Gobierno dará mayores pasos con los diferentes pueblos; por ejemplo, activando los proyectos que crean el Consejo de Pueblos Indígenas y el propio Ministerio, los cuales se mantienen sin tramitación desde que asumió la actual Administración.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Solicito la anuencia de la Sala para que en unos momentos más pase a presidir la sesión el Senador señor Montes, ya que debemos acudir a una reunión muy importante con Bomberos.
--Se autoriza la presidencia accidental del Senador señor Carlos Montes.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra la Senadora señora Rincón.
El señor HARBOE.- ¡Abra la votación, señor Presidente!
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo?
La señora ALLENDE.- ¡No!
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- No hay acuerdo.
Tiene el uso de la palabra la Senadora señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, entiendo que lo que estamos votando es el informe de la Comisión de Constitución, que propone el nombre "Rapa Nui-Isla de Pascua".
El fundamento de este proyecto de ley, iniciado en una moción de los Honorables Diputados señores González, Schilling y Urrutia (don Osvaldo), y los ex Diputados señora Molina y señores Andrade, Cornejo, Godoy, Núñez, Squella y Urízar, tiene que ver con el derecho de los pueblos originarios al reconocimiento de su identidad cultural y, dentro de ellos, a los derechos lingüísticos, en un Estado como Chile, que es multicultural.
Dentro de la multiculturalidad de pueblos originarios que forman nuestra identidad nacional se encuentra, sin lugar a dudas, la cultura rapanuí, pueblo habitante de la llamada "Isla de Pascua".
La denominación actual de la isla, que se remonta a su descubrimiento el 5 de abril de 1722, día de Pascua de Resurrección, no dice relación alguna con la etnia que por siglos la habita y que le asigna sus características más esenciales y su reconocimiento internacional.
Esta moción modifica el artículo 126 bis de la Constitución, que denomina a uno de nuestros territorios especiales como "Isla de Pascua", para reemplazar esta expresión por la de "Rapa Nui-Isla de Pascua", esto es, con su nombre original en lengua maorí unido a su nombre en lengua castellana, como una manera de incorporar al nombre su denominación étnica y cultural, que es lo que le da su principal atributo, a la vez que mantiene el nombre con el que se la conoce en el mundo entero.
Señor Presidente, valoro positivamente el proyecto en análisis por tres razones principales.
La primera, porque el cambio de denominación de la isla que se propone, mediante el uso de un topónimo en lengua indígena, es un derecho lingüístico reconocido en el Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo, en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas y en la Declaración Americana de los Pueblos Indígenas.
Segundo, porque esta iniciativa también atiende a la importancia geopolítica y cultural que posee la Isla de Pascua para nuestro país.
Y tercero, porque el propio pueblo rapanuí espera este reconocimiento. Tal como indicó en el Senado el comisionado Zoilo Hucke, integrante del Consejo de Ancianos, para ellos "sería una gran alegría poder ocupar oficialmente el nombre de Rapa Nui, que es un nombre reconocido por todos los polinésicos".
Sin embargo, aún persiste mi duda sobre si el pueblo rapanuí preferiría que el nombre oficial de su territorio fuera exclusivamente Rapa Nui.
El Presidente del Consejo de Ancianos, señor Carlos Edmunds Paoa, acudió a la Comisión de Gobierno -no a la de Constitución-, donde manifestó que ellos "siempre se identifican a sí mismos como rapanuí, no se dicen pascuenses sino rapanuí, y hablan de Rapa Nui y no de Isla de Pascua. Ello," -agregó- "no obstante que desde el año 1722 quedó registrado el nombre de Isla de Pascua (Easter Island) en forma mundial" (Informe de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización, página 6).
Más adelante, el Presidente del Consejo de Ancianos "reconoció que no se puede obviar el nombre de Isla de Pascua porque siempre se va a seguir ocupando dicha denominación desde el punto de vista turístico". Sin embargo, insistió "en que ellos seguirán diciendo que son rapanuí".
Por su parte, el representante de la Corporación de Desarrollo de Isla de Pascua (Codeipa), señor Poky Tane Haoa, afirmó que, "más allá de preservar el turismo, el corazón de esta reforma debe ser el reconocimiento del pueblo originario, en cuyo caso se estaría dando la importancia que merece el idioma y a todo lo que se ha estado haciendo para proteger Rapa Nui, a su raza y a su pueblo". Dijo, además, que "estiman fundamental el cambio de nombre porque sería un reconocimiento al pueblo originario rapanuí, pues, tal como se ha señalado, hablan rapanuí, se sienten rapanuí y viven en Rapa Nui", no en Isla de Pascua.
Por lo tanto, señor Presidente, entendiendo que la Comisión de Constitución solo ha recogido esta aspiración, que consiste en un cambio significativo para el pueblo rapanuí, no puedo sino respaldar la iniciativa.
Gracias.
El señor HARBOE.- ¿Podría abrir la votación, señor Presidente?
El señor MONTES (Presidente accidental).- Se ha solicitado abrir la votación.
¿Habría acuerdo?
El señor COLOMA.- ¡Sí!
El señor LAGOS.- ¡No!
El señor MONTES (Presidente accidental).- No hay acuerdo.
Tiene la palabra la Senadora señora Allende.
Señor Ministro, me acaba de solicitar la palabra, pero ya se la di a la señora Senadora, así que a continuación podrá intervenir usted.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, tengo en mi mano la carta que me dirigiera el Alcalde de Isla de Pascua, don Pedro Pablo Edmunds Paoa, que expresa lo siguiente:
"Iorana, estimada Senadora:
"Ya lo decía nuestro reconocido Premio Nobel: el corazón y el alma nos permiten enfrentar desafíos y salir airosos, y una prueba de ello es el intenso trabajo realizado por nuestro pueblo para entregar a las futuras generaciones un lugar reconocido no sólo por sus moái, nuestros ancestros, sino por el resguardo de la cultura, la protección del patrimonio y el cuidado por el medio ambiente, como lo es hoy Rapa Nui, con una comunidad que transita por valores tan importantes para todos nosotros como son el respeto, la integración y la complementariedad con nuestros hermanos de Chile Continental".
Me parece tremendamente importante citar esta carta, que en su segunda parte, a la cual me referiré más adelante, hace alusión a los recursos que vienen del Fondo Común Municipal. Ahora quiero pronunciarme sobre la reforma constitucional que estamos discutiendo.
Obviamente, devolver el nombre "Rapa Nui" a la isla es un gran reconocimiento a la identidad de este pueblo. Aunque algo tardío, creo que aquí se aplica el dicho "más vale tarde que nunca".
Pienso que tenemos que aprobar la propuesta, pero ojalá la que efectúa la Comisión de Gobierno, que sugiere nombrar indistintamente a este territorio especial como "Rapa Nui o Isla de Pascua", ya que no podemos decir a secas, como algún día se debería hacer, solamente "Rapa Nui", tal como se identifican sus habitantes. Supongo que con el tiempo podremos superar el actual nombre, más reconocido internacionalmente y que todas las instituciones mencionan, incluso con un logo, de Isla de Pascua. Claramente, "Rapa Nui o Isla de Pascua" da más posibilidades de que uno diga: "Rapa Nui en primer lugar y, eventualmente, Isla de Pascua". Si dejamos el guion, las expresiones quedan como una sola unidad y yo no sé si eso realmente interpreta mejor el objetivo que se persigue.
El Ministro de Bienes Nacionales, que está en la Sala, me acaba de pasar la carta del Presidente del Consejo de Ancianos, don Carlos Edmunds Paoa, quien tiene una opinión distinta. Hubiera sido deseable contar con mayor información.
Ojalá hubiésemos tenido la posibilidad de realizar una consulta para saber qué siente verdaderamente el pueblo rapanuí. Hubiera sido deseable hablar de "Rapa Nui", a secas. Esa es mi opinión y es lo que a mí, al menos, me gustaría. Si eso no fue viable, no fue factible, me parece más respetuosa la fórmula de la Comisión de Gobierno, "Rapa Nui o Isla de Pascua", porque de alguna manera da a muchos la posibilidad de hablar de "Rapa Nui", a secas, que creo que es el nombre que sus habitantes realmente desean.
Es cierto que eliminar "Isla de Pascua", con guion o sin guion, trae problemas, ya que muchas leyes ocupan esta nomenclatura, razón por la cual hay que dejar esta alternativa, pero sin el guion, al contrario de lo que propone la Comisión de Constitución.
Rapa Nui es como sus habitantes conocen a la isla, a su lengua y a su pueblo, mientras que Isla de Pascua es una imposición de Occidente, la cual fue bautizada con ese nombre cuando los holandeses la "descubrieron" un 5 de abril de 1722, que cayó precisamente un domingo de Pascua.
En 1888 -como narró el Senador Pugh-, Policarpo Toro anexó Rapa Nui al territorio nacional, con lo que vuelve el nombre impuesto por los holandeses y que mantenemos hasta el día de hoy.
Ahora, hay una historia bastante documentada de los abusos de parte del Estado -muy dramáticos, tenemos que decir- contra este pueblo, en que algunos isleños incluso fueron hechos esclavos; otros murieron producto de las nuevas enfermedades traídas desde Occidente. Y también se señala que en cierto momento su población se redujo a 111 habitantes nativos, de los más de 14 mil que alguna vez estuvieron ahí.
Esas son las historias negras que a veces queremos desconocer o no queremos traer a la memoria actual. Pero bien vale la pena recordar el sufrimiento que padeció el pueblo rapanuí.
Sin embargo, señor Presidente, quiero aprovechar esta ocasión para mencionar algunas deudas pendientes que existen respecto de los isleños y las dificultades que ellos deben afrontar.
La isla tiene un problema de carga demográfica -lo hemos visto en el Senado- que pone en riesgo su patrimonio y la sustentabilidad de sus recursos, ya que repercute en el agua potable, en el gasto que significa la basura y en otros temas. Por ejemplo, con relación a este último punto cabe mencionar que se producen 20 toneladas de basura al día, situación que proviene del hecho de que se registran más de 80 mil turistas al año, lo cual, obviamente, incide en el hecho que estoy señalando.
Recordemos que la semana pasada se decretó estado de latencia, que significa que se han sobrepasado los niveles óptimos de carga y que debemos tomar medidas para evitar mayores daños, pero con un adecuado plan de gestión con los isleños. Ojalá que la Ley Rapa Nui o de residencia, tramitada en el Gobierno anterior, pueda dar una solución con el plan de capacidad de carga.
Asimismo, quiero referirme a la petición de mayores recursos para el municipio de Rapa Nui que ha señalado su alcalde, ya que es la única comuna que solo percibe dineros del Fondo Común Municipal en directa relación al recurso humano y a bienes y servicios. Pero solo eso. Debido a las exenciones tributarias, no tiene aportes directos de patentes o permisos de circulación, lo cual trae consigo un déficit. Es más, estos recursos son entregados casi tres años después al municipio, por lo que existe un rezago presupuestario que produce un tremendo problema de gestión.
Esto lo planteó con mucha claridad su Alcalde cuando, acompañado por algunos concejales, visitó la Comisión Especial de Zonas Extremas y Territorios Especiales (o territorios insulares). En dicha ocasión quedó muy claro cuánto afecta una buena capacidad de gestión y la imposibilidad, como lo han propuesto y trabajado el Alcalde con su concejo, de llevar a cabo un plan estratégico para la isla, de tener una mirada a largo plazo, de establecer todas las acciones prioritarias que quieren realizar para lograr un mayor desarrollo y que sea sustentable en Rapa Nui.
Ojalá que esta materia sea abordada de una vez por todas, como se nos ha pedido. Incluso, cuando ya se ha declarado zona de latencia, hay que considerar la carga que le impone también al municipio el hecho de tener que generar informaciones, algunos estudios y, a ciencia cierta, poder decir, actualizadamente, qué está ocurriendo, cuánto se soporta, cuál es el equilibrio máximo.
En tal sentido, quiero apoyar lo que ha planteado el Alcalde de Rapa Nui -imagino que el mismo documento se los ha hecho llegar a Sus Señorías-, pues tiene toda la razón cuando requiere más apoyo constante, por los fondos que se les asignan.
Quería dejar constancia de ello, pues lo considero tremendamente importante. El Alcalde anexa dos minutas: una está referida a los gastos de operación del municipio, y la otra se relaciona con los recursos necesarios para enfrentar justamente lo que acabo de mencionar, el plan de gestión de carga, que se deriva de la ley de residencia y permanencia en Rapa Nui.
Yo espero que esto sea escuchado por las autoridades que nos acompañan; que influyan en el Gobierno; que se den cuenta de que se trata de una tremenda injusticia. Hoy día estamos haciendo justicia en cuanto a acercarnos más a lo que el pueblo rapanuí siente. Sin embargo, es insuficiente.
Por último, aprovechando la presencia del Ministro de Bienes Nacionales, quiero mencionar la demanda pendiente vinculada con la devolución del moái que se encuentra en el Reino Unido. Según entiendo se viajó hasta allá. Ojalá que alguna vez se logre conseguir esto y podamos recuperar algo tan importante y querible para el pueblo rapanuí, como es recuperar su moái, auténtico y original.
Yo sé que el Gobierno ha hecho esfuerzos. Me alegro de que el Ministro de Bienes Nacionales haya acompañado esta petición. Y esperamos que aquello se concrete.
Señor Presidente, esta reforma es un paso. Pero necesitamos seguir reivindicando el trato a nuestros pueblos originarios; el respeto por su cultura; el reconocernos como una nación multicultural; la deuda histórica que tenemos como Estado.
Por ejemplo, se halla pendiente un estatuto especial respecto del cual necesitamos respuesta. Por eso, en este instante vamos oficiar al Ministerio del Interior acerca del estado de tramitación del estatuto de Rapa Nui, como será reconocido hoy.
En consecuencia, desde ya quiero anunciar que voy a votar a favor de este proyecto. Sin embargo, estaba la duda de si íbamos a inclinarnos por el informe de la Comisión de Gobierno o por el de la Comisión de Constitución. En lo personal, yo estoy por el informe de la Comisión de Gobierno. Se me dice que el último es el de la Comisión de Constitución y que, por lo tanto, estaríamos obligados aquí, en la Sala, a votar "Rapa Nui-Isla de Pascua".
Pienso que habría sido mejor que hubiéramos votado lo que propone el informe de la Comisión de Gobierno. Yo no sé si hay otra salida. Es importante que en algún momento le pidamos a la Mesa que nos diga si aquello es factible, o que por lo menos avancemos hacia lo que algún día debiera ocurrir: llamar a la isla exclusivamente "Rapa Nui", que es como genuinamente se identifica, lo quiere y lo vive su pueblo.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente accidental).- Tiene la palabra el señor Ministro.


El señor WARD (Ministro de Bienes Nacionales).- Señor Presidente, quiero señalar que el Gobierno adhiere a la postura que ha sostenido a través de su votación la Comisión de Constitución.
Quienes creemos en la cosmovisión de los pueblos originarios comprendemos que esta es una solicitud importante, que se ha planteado desde la isla y que ha sido recogida por el Ejecutivo. En la isla no dicen que están cambiándole el nombre, sino que están recuperando el nombre. Por eso han participado activamente del debate legislativo en ambas ramas del Parlamento. Y si bien en la Cámara de Diputados se aprobó una fórmula distinta, nos parece adecuada la que aprobó finalmente la Comisión de Constitución del Senado.
Yo sé que el pueblo rapanuí, el mundo rapanuí ha entregado diferentes opiniones con respecto a este tema.
Tengo en mis manos una carta del Presidente del Consejo de Ancianos de Rapa Nui, que es del 16 de abril en curso y consta de una carilla. Si me permite, señor Presidente, procederé a leerla, para entregar más argumentos a los señores Senadores en cuanto a la opinión definitiva del referido Consejo.
Señala lo siguiente:
"Honorables Senadores,
"El Consejo de Ancianos de Rapa Nui -a través de su presidente- apoya el proyecto de ley que modifica la carta fundamental para cambiar la denominación de Isla de Pascua, y espera que el trabajo en conjunto entre el pueblo Rapa Nui, el Gobierno y el Congreso, consiga este objetivo a la brevedad posible.
"Al respecto, es importante señalar que a pesar de que el pueblo Rapa Nui siempre se ha denominado a sí mismo de tal manera -y a la isla también-, no desconoce el hecho de que la isla es internacionalmente conocida como Isla de Pascua (Easter Island), razón por la cual apoyamos la idea de modificar el artículo 126 bis de la Constitución, en el sentido de fijar el nombre del territorio como `Rapa Nui-Isla de Pascua'".
Este nombre compuesto, señor Presidente, es la fórmula que satisface al Gobierno, que nos parece adecuada; que recoge la voluntad de la mayoría de las personas en Rapa Nui. Esto nace de una moción presentada, entre otros, por el Diputado Osvaldo Urrutia, quien se encuentra a mi izquierda.
Como decía al principio de mi intervención, si creemos verdaderamente en la cosmovisión de los pueblos originarios, no nos queda más que apoyar esta solicitud.
Nos parece tremendamente significativo lo que está ocurriendo en el Senado. Creo que la peor señal que podríamos entregar hacia el mundo rapanuí, que se siente bastante lejos del continente, es no aprobar una de las dos fórmulas. La que propone el Gobierno es "Rapa Nui-Isla de Pascua". Pero -reitero- lo peor sería no acercarnos al mundo rapanuí y no aprobar ninguna de las dos opciones.
Yo espero que recojamos esta solicitud; que se considere el planteamiento que ha efectuado el Gobierno; que acojamos la petición que ha hecho el Presidente del Consejo de Ancianos de Rapa Nui, y aprobemos la fórmula con el nombre compuesto.
Gracias.
El señor MONTES (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Lagos.
El señor PIZARRO.- Pido que se abra la votación, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente accidental).- No hay acuerdo, señor Senador.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, en lo personal, voy a apoyar la propuesta que hizo la Comisión de Constitución en orden a cambiar la expresión "Isla de Pascua" por la de "Rapa Nui-Isla de Pascua", que es, por lo demás, lo que nos han solicitado las autoridades locales, con las cuales me reuní hace diez días con ocasión de que estuvieron acá con concejales, alcaldes, etcétera.
En todo caso, hay que aprovechar de hablar un poquito de Rapa Nui. Yo escuché al Senador Pugh, quien se explayó largamente sobre este territorio. Y solamente quiero traer a colación que además de todos aquellos aspectos, si se quiere históricos y de carácter más positivo, que caracterizan la relación que hemos tenido con Rapa Nui o Isla de Pascua, debemos considerar que nosotros como país, desde que se suscribió el Acuerdo de Voluntades, en 1888, no le hemos dado a Rapa Nui -no se trata de juzgar la historia con los ojos de hoy- el mismo tratamiento que al resto de Chile continental.
Digo lo anterior, porque la verdad es que no fue sino hasta el año 1966 que se les otorgó la calidad de ciudadanos a los rapanuís. No tenían carnet de identidad. Ese fue el tratamiento que les dimos a quienes entendíamos que formaban parte del territorio nacional.
Eso tiene que ver con la forma -lo digo con todo respeto- en que Chile se relacionó con Rapa Nui o Isla de Pascua. Existía el Acuerdo de Voluntades antes mencionado, pero desde el punto de vista de nuestra historia, eso fue una singularidad, para no decir un accidente en la historia (porque fue una voluntad, no un accidente).
Desde la perspectiva de nuestro desarrollo como nación, creo que Rapa Nui es el único territorio con una población completamente diferente al resto de Chile, no solo por su geografía alejada, pues Isla de Pascua está a mitad de camino entre Chile y Tahití, a cinco horas y fracción en avión -o sea, a una distancia sideral-, sino además por su etnia, por su idioma, por su origen que ni siquiera tenemos claro.
Es decir, Chile, nosotros como país, debíamos hacer un esfuerzo monumental para entender que formaba parte del territorio.
Y esto recién se vino a reparar en algo el año 66, con el Gobierno de Eduardo Frei Montalva, luego de tremendas rebeliones, de levantamientos que hubo en Rapa Nui.
Después de eso, yo diría que lo más fundamental vino a ocurrir cuando modificamos la Constitución para reconocerla como territorio especial y nos empezamos a hacer cargo de que hay que controlar el flujo de personas que pueden vivir en la isla y visitarla.
Y ahora entro en un tema que puede parecer menor, pero que les hace sentido a varios: la posibilidad de definir cómo quieren llamarla sus habitantes, lo cual algunos pueden considerar complejo, y otros que signifique poner una semilla para una eventual separación.
Yo no lo veo así. Yo pienso que quienes residen en Rapa Nui legítimamente desean ser reconocidos por su nombre más originario, más allá de "ombligo del mundo", que es la otra expresión que tienen en su idioma natal. Pero siento que ampararnos en las dificultades que esto puede generar no es correcto ni franco. Es lo que siento.
Respecto a Nueva Zelandia, que es un país que también tiene pueblos originarios, me di la lata -en realidad no me demoré nada en hacerlo- de buscar en Google "foto pasaporte neozelandés", y apareció claramente en inglés "New Zealand Passport", y más abajo la frase "Uruwhenua Aotearoa", que creo que está en maorí.
Además, si uno sube hacia el norte y llega a Canadá, observa que toda su documentación está en dos idiomas, porque es bilingüe. Y si cruzamos el Atlántico, y llegamos a Bélgica, no me cabe duda de que todo figura en francés y en flamenco.
Entonces, el tema de que esto puede significar una dificultad yo no lo pondría ni siquiera en el último término: no lo consideraría.
Desde ese punto de vista, yo creo que se ha hecho un esfuerzo por el pueblo rapanuí. No nos amparemos en cosas que no son ciertas, miremos la mitad del vaso lleno y aprobemos este nombre que creo que le va a dar tranquilidad a los habitantes de Rapa Nui y que a algunos de nosotros nos va a dejar muy contentos de que estemos haciendo un esfuerzo genuino por hacerlos sentir que forman parte de un territorio nacional, más allá de lo que puede haber ocurrido durante muchos años, que no tenemos cómo remediar, pero sí podemos aplicarnos en su solución.
Por otro lado, la Senadora Isabel Allende dio en el clavo en temas que exceden a esta discusión, pero yo no puedo dejar pasar la oportunidad de ratificar y apoyar lo que señaló respecto a hacernos cargo de la relación sustentable de la isla, de poner los recursos necesarios.
Rapa Nui es un lugar muy especial para Chile; es extraordinariamente distinto. Y creo que en circunstancias extraordinarias se requieren soluciones extraordinarias o especiales, como ocurre en este caso.
Aprovecho que está presente el Ministro de Bienes Nacionales, señor Ward, para pedirle que transmita a la Subsecretaría de Desarrollo Regional, al Ministro del Interior y al Subsecretario Salaberry que hay un sistema de financiamiento para el municipio de Rapa Nui-Isla de Pascua, a través del aporte que se hace a sus arcas municipales.
Esto se aprobó por ley hace muchos años: el 2007. Y consiste en el aumento en ciertos ítems de bienes y servicios, mediante la aplicación de un factor de multiplicación, para darle recursos a Rapa Nui, lo cual no se ha reajustado en los últimos cinco años.
Entonces, más allá de que existen determinados mecanismos en esta materia, quiero decir que el problema es que ¡han pasado cinco años! Esto no solo es de esta Administración, también incluye a la anterior. En este tiempo no se ha reajustado el aporte que se le hace a Isla de Pascua, y sus habitantes han visto aumentados sus gastos, tienen más población que hace cinco años. Si no fuera así, no habríamos aprobado la reforma constitucional que impuso una suerte de moratoria de habitantes que pueden vivir allá. Pero el municipio ya tiene una carga de responsabilidades que es necesario financiar.
Aprovecho esta oportunidad que se ha dado (están las cámaras de televisión, están presentes miembros del pueblo rapanuí) para plantear si será prudente que antes de llegar a la discusión del proyecto de Ley de Presupuestos se aplique ese reajuste, para lo cual solo se requiere un decreto, ni siquiera una ley.
El señor QUINTANA (Presidente).- Le ofrezco la palabra al Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, quiero pedirle que, al final de mi intervención, usted o el Secretario nos puedan dar una respuesta reglamentaria acerca de cuál es el alcance de la votación que se va a realizar, por cuanto algunos queremos pronunciarnos por la alternativa "Rapa Nui o Isla de Pascua", y otros, según lo indicado aquí, por la de "Rapa Nui-Isla de Pascua".
Entonces solicito, reglamentariamente, que nos puedan clarificar lo anterior.
En segundo lugar, quiero indicar lo siguiente.
El proyecto presentado por los Diputados, sin duda, tuvo como una de sus inspiraciones el reconocer a un pueblo originario. En tal sentido, uno de los que participaron en el debate fue muy claro en que, fundamentalmente, el cambio de nombre sería un reconocimiento a un pueblo originario, el rapanuí, que, tal como se ha señalado, habla rapanuí, se siente rapanuí y vive en Rapa Nui.
Es evidente que todos queremos preservar el turismo: sus habitantes viven de aquello. Pero el corazón de esta reforma es el reconocimiento de este pueblo originario, cuyo origen histórico ya fue indicado por la Senadora Allende. Repito: ese es su corazón. Y de ahí que se estaría dando la importancia que merecen al idioma, a la cultura, a la protección de la raza y del pueblo de Rapa Nui.
Por ello, no da lo mismo un "guion" o una "o". El concepto que subyace es si el nuevo nombre es Rapa Nui-Isla de Pascua, o si ambos nombres se pueden usar en forma separada, indistintamente de uno u otro.
Yo creo que, en verdad, la forma de resolverlo, incluso pensando en lo que va a ocurrir con la discusión en la Cámara, y en cómo venga el proyecto desde la otra rama legislativa, sería entender que su propuesta apuntaba a cambiar el nombre de Isla de Pascua por el de Rapa Nui.
Está bien. Por razones de historia reciente, por el turismo, por el impacto de cómo se conoce a nivel mundial, por la marca país, que le sirve a esta comunidad llamada "Chile", rescatamos que se mantenga la denominación "Isla de Pascua", pero debería ser una alternativa.
Y creo que a quienes realmente les va a importar no es a los turistas, no es a los "conti", como nos dicen los pascuenses a nosotros. Porque, no nos engañemos, tal como lo dijo el Senador Lagos, Rapa Nui es de los pocos territorios que tienen una clara identidad de lo diverso, de "ellos" versus "nosotros", lo cual no significa que sean separatistas, pero sí que realizan una autoafirmación de "ellos" versus los "conti". Y se van a seguir llamando "rapanuís".
Por lo anterior, cabe preguntarse: ¿Vamos a reconocer lo que son? ¿Vamos a tener la capacidad de no hacer un camino a medias?
Señor Presidente, yo soy partidario del proyecto y de este cambio constitucional que es muy relevante, simbólico. Y eso tiene que ver con cómo entendemos la reivindicación histórica para que a este territorio se le llame ahora "Rapa Nui" o "Isla de Pascua" en nuestra Carta Fundamental.
Creo que es importante saber el alcance de la votación: si se vota el último informe o si quien vota que sí se pronuncia a favor del nombre con guion y quien vota que no lo hace por la otra alternativa, en este caso de la Comisión de Gobierno. Por último, nos podemos quedar con el texto propuesto por la Cámara Baja.
Sería interesante poder despejar aquel punto reglamentario.
Yo me quiero sumar, por último, señor Presidente, esperando que podamos dar el paso para reconocer las alternativas, a la reivindicación que nos están planteando en el sentido de cómo el Ministerio del Interior tiene la tarea de modificar el reglamento de distribución del Fondo Común Municipal. Hay un decreto supremo -creo que es del año 2015- que no se ha actualizado, cuestión que afecta bastante al único servicio público significativo en la isla. Este reviste una tremenda importancia; sin embargo, por no disponer de ingresos propios cuenta con un sistema de financiamiento a través del Fondo Común Municipal que es excepcional, pero que no le traspasa los recursos en los plazos y forma que corresponden.
A mi juicio, si logramos la reforma constitucional y actualizamos los mecanismos de financiamiento del principal servicio público en la isla, le vamos a estar haciendo justicia a una comunidad que nos ha dado muchos muchos beneficios a Chile y a los chilenos y chilenas.
He dicho.


El señor QUINTANA (Presidente).- Senador señor Letelier, sobre su pregunta, estamos votando, según el comparado, la segunda columna de derecha a izquierda...
El señor COLOMA.- Así es.
El señor QUINTANA (Presidente).-... e iremos avanzando, dependiendo de lo que ocurra. Para todos los casos se necesitan 25 votos. La última opción sería mantener las disposiciones vigentes. Eventualmente, también podría rechazarse lo que viene de la Cámara de Diputados y, de esa forma, debería ir a Comisión Mixta.
Esas son las distintas opciones.
El señor COLOMA.- Abra la votación, señor Presidente.
El señor BIANCHI.- Sí.
El señor QUINTANA (Presidente).- Hay otros señores Senadores que se van a referir...
El señor LAGOS.- No abra la votación todavía, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- También puede ser.
Yo, simplemente, quise responder la consulta del Senador señor Letelier acerca de cómo se está votando.
Tiene la palabra, a continuación, el Honorable señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, Chile está en deuda con Rapa Nui no solo porque recién hace 52 años sus habitantes adquirieron la civilidad. Antes de que eso sucediera los isleños eran simplemente un número. Desde hace 52 años comenzaron a ser ciudadanos de nuestro país y, por tanto, la recuperación de la denominación ancestral va en la dirección correcta.
Yo estoy plenamente conteste con el propio pueblo rapanuí, que nos ha pedido, a través de su alcalde, de los concejales, de la Codeipa y también del Consejo de Ancianos, que efectivamente se pueda efectuar un cambio a su denominación que ahora quedaría como "Rapa Nui-Isla de Pascua", nombre al cual le dimos el respaldo unánime en la Comisión de Zonas Extremas.
Tal como lo manifesté en la sesión del 15 de junio de 2016, cuando rendimos homenaje al cincuentenario de la ley N° 16.441, conocida también como "Ley de Isla de Pascua", el pueblo rapanuí tiene un idioma común, le da importancia a la tierra y, asimismo, considera su patrimonio arqueológico como expresión genuina de su cultura e historia, plenas de simbolismos, reflejados en sus leyendas, música y bailes.
Se considera que los orígenes del pueblo rapanuí datan del siglo V, cuando desde otras islas polinésicas llegó un grupo de habitantes junto con el rey Hotu Mat'ua, que colonizaron la isla y establecieron sus costumbres propias, como la constitución de familias extensas y la lengua vananga rapanuí.
La isla fue conocida por los habitantes del continente occidental a partir de 1722, cuando el 5 de abril de ese año, fecha en que se celebraba la Pascua de Resurrección, fue descubierta por el navegante holandés Jakob Roggeveen, razón por la cual se le dio el nombre de "Isla de Pascua", con el cual ha sido conocida hasta ahora.
A partir de esa época se convirtió en un puerto de recalada en la ruta hacia Oceanía, siendo visitada por destacados navegantes europeos, como Jean-François de La Pérouse y James Cook.
En el año 1862, llega la primera misión evangelizadora a la isla, a cargo del hermano converso de la Congregación de los Sagrados Corazones, Eugene Eyraud, quien hizo traducir el Catecismo a la lengua nativa.
En el año 1929, por disposición gubernamental, se inscribió en el Conservador de Bienes Raíces de Valparaíso la propiedad fiscal de Isla de Pascua. O sea, se la consideró como un inmueble.
En el año 1935, el Ministerio de Tierras y Colonización le dio a Isla de Pascua la categoría de Parque Nacional.
Sin embargo, constituye un preciado anhelo de sus habitantes que se la designe con el nombre de Rapa Nui y, en este contexto, debemos instar para que la lengua rapanuí tenga el estatus que se merece y sea reconocida como tal.
En el día de hoy -por su intermedio, señor Presidente, se lo señalo al Ministro de Bienes Nacionales- hemos presentado dos proyectos de ley. Uno, para que la lengua rapanuí, como todas las lenguas de los pueblos originarios, sea considerada lengua oficial de Chile. Y otro, para que se reconozca constitucionalmente a los pueblos originarios.
Creemos que hay que ir avanzando en términos de la pluriculturalidad, que nos hace construir la nación chilena. Y en ese contexto, el reconocimiento de los pueblos originarios y su aporte a la construcción de nuestro Chile, como también el reconocimiento de las lenguas, constituye un patrimonio inmaterial que es necesario poner en valor.
¿Por qué lo señalo? Porque este año, según lo ha dispuesto la Organización de las Naciones Unidas, es el de las lenguas de los pueblos originarios. Y a mí me gustaría que cuando se hablara de la lengua y del idioma oficial de Chile no solo se reconociera el mapudungun, sino también la lengua aimara y, por supuesto, la lengua rapanuí.
Eso es parte también de aquellas deudas que tenemos con nuestros pueblos originarios.
Es por eso que cuando iniciamos la tarea, a través de algunos oficios, de recuperar el moái de basalto, el Ministro Felipe Ward -por su intermedio, señor Presidente- recogió dichos oficios, así como la inquietud que surgió en este Parlamento hace cinco años, y tomó como una tarea propia recobrar el patrimonio inmaterial, no solo el moái de basalto, sino también todos los moáis repartidos por Chile, como ocurre con el que tenemos en Viña del Mar. En este último caso, esperamos que la alcaldesa de la ciudad nos permita recuperarlo para Isla de Pascua, para Rapa Nui.
Del mismo modo, iniciamos la recuperación de los cráneos ancestrales y trabajamos también con países de Oceanía para recobrar aquellos restos de los pueblos originarios de Isla de Pascua, de Rapa Nui, que se encontraban en Nueva Zelandia. Y, finalmente, lo logramos.
Quiero destacar que tenemos temas pendientes. Avanzamos en un estatuto especial para Rapa Nui, que también consistía en poder reconocer la capacidad de carga dinámica que tenía la Isla. Eso involucra la necesidad de poder contar con los recursos para salir de la zona de latencia en que hoy día se encuentra Rapa Nui. Se trata de un esfuerzo consistente que debemos mantener. Y para eso se requieren, efectivamente, recursos.
Acá tenemos un problema que dice relación no solo con la Ley de Residencia, que era largamente anhelada por el pueblo rapanuí, sino con aquellos temas referidos a la disponibilidad de energía, la preservación de las aguas y el evitar la contaminación de las napas subterráneas, cosas que están ocurriendo en Rapa Nui. También existe la necesidad de contar con la disposición final de los residuos y los reciclajes pertinentes; o con la necesidad de avanzar en el establecimiento de un modelo de transporte que en definitiva nos permita terminar con lo que hoy día existe: una sobredotación del parque automotriz en Rapa Nui.
Esos y otros temas son parte de las tareas pendientes.
Por eso Petero Edmunds y también el concejo municipal han levantado con fuerza el requerimiento al Gobierno: terminar con la deuda histórica con el pueblo rapanuí.
Esto implica entender que hay un pueblo que posee una cultura que enriquece a nuestra nación chilena.
Pero, además, existe un punto importante desde la perspectiva geopolítica, pues le otorga dos tercios de la zona económica exclusiva. Por eso, cuando abordamos la modificación a la Ley de Pesca asumimos que se debía preservar efectivamente la biodiversidad que existía en la isla para la pesca artesanal rapanuí -fue una indicación de quien habla-. También se planteó el cómo preservar los montes subterráneos. Y le propusimos al Presidente Piñera, como una obra Bicentenario, la posibilidad de avanzar en un parque, y ahora tenemos que ver cómo pasamos a una siguiente etapa.
Hemos tenido una especial preocupación por Rapa Nui. En lo personal, como parlamentario, no solamente recopilando los textos y los cantos ancestrales en un libro que regalamos al pueblo rapanuí, para preservar la lengua, y traduciendo junto con la comunidad católica y cristiana rapanuí los textos de la Cuaresma y Pentecostés, sino que, adicionalmente, estableciendo la primera sede parlamentaria en la historia de Rapa Nui, para contar con presencia permanente en el territorio.
Pues bien, tenemos una tarea pendiente, que dice relación con la recuperación de la denominación ancestral.
Quiero felicitar al Diputado Osvaldo Urrutia, quien planteó la denominación tal como lo señala y reconoce el texto que estamos votando el día de hoy, y al ex Diputado Osvaldo Andrade, cuya iniciativa contenía una denominación distinta y que la Comisión de Gobierno Interior de la Cámara de Diputados fusionó con el otro proyecto.
Por lo tanto, insto a alcanzar los tres quintos. Es muy importante que podamos aprobar esta propuesta legislativa.
¿Me permite unos segundos, señor Presidente?
El señor QUINTANA (Presidente).- Cuenta con treinta segundos adicionales para concluir, señor Senador.
El señor CHAHUÁN.- Esto habla, efectivamente, de una deuda pendiente con Rapa Nui.
Espero que reunamos los tres quintos, porque este tema lo ha levantado con mucha fuerza el pueblo rapanuí. Y si hay alguien que quiera votar en forma distinta y ello no nos permite alcanzar el quorum, preferiría pedir un aplazamiento de la votación para allanar el camino. Pero lo que no puede ocurrir -¡lo que no puede ocurrir, créanme!-, conociendo su cultura, conociendo el aporte y la deuda que el Estado de Chile tiene con Rapa Nui, es que hoy día no contemos con los votos necesarios para la recuperación de su denominación ancestral.
Por tanto, tendrán que darles cuenta a los propios rapanuí aquellos que finalmente no acompañen esta propuesta.
Yo confío en que hoy día todos acompañemos la recuperación de nuestra cultura ancestral, la recuperación de la denominación ancestral de Rapa Nui y, en definitiva, podamos también decir que estamos pagando la deuda histórica con su pueblo.
El señor OSSANDÓN.- Señor Presidente, ¿puede abrir la votación?
El señor QUINTANA (Presidente).- ¿Habría acuerdo para acceder a lo solicitado?
No hay acuerdo.
Tiene la palabra el Senador señor Huenchumilla.


El señor HUENCHUMILLA.- Señor Presidente, me alegro mucho de la discusión que hemos realizado esta tarde, porque los que llevamos algunos años en el Parlamento, en sus distintas ramas, sabemos que hemos tenido un debate sobre nuestros pueblos originarios desde los años noventa en adelante, y hoy día he visto cómo corren con fluidez en las distintas intervenciones los conceptos de territorio, de pueblo, de nación sin que nadie se escandalice y sin que nadie saque el manido argumento de que Chile es un país unitario y que, por lo tanto, no es posible hablar de pueblos.
Creo que, sin dudas, hemos avanzado. Ha habido un cambio cultural importante que, en mi concepto, ilumina la discusión que estamos sosteniendo.
Pero digamos las cosas como son: nosotros tenemos en Chile diversos instrumentos jurídicos en virtud de los cuales se reconoce la autodeterminación de los distintos pueblos que conforman el territorio chileno, instrumentos jurídicos ratificados por el Parlamento y que constituyen leyes de la república.
Entonces, me parece muy paradojal que estemos discutiendo qué nombre se le coloca a la Isla de Pascua o Rapa Nui, pues, si fuéramos rigurosos con esa legislación y con su sentido, deberíamos concordar en que un derecho primordial que posee un pueblo es llamarse a sí mismo como estime pertinente de acuerdo con su historia, con sus raíces ancestrales y con su lengua.
La gente de Rapa Nui se llama "rapanuí" porque así lo determinaron y no porque el Estado de Chile pueda decir algo diferente.
Si nosotros reconocemos que es un pueblo -¡y efectivamente lo es!- que tiene una larga historia; que se encuentra a más de 4 mil kilómetros del continente; que pertenece a una cultura distinta, a un mundo diferente, porque proviene del mundo polinésico, que no formó parte de los territorios cuando se creó el Estado de Chile -en consecuencia, somos una suerte de colonizadores respecto del mundo rapanuí-, lo menos que podemos hacer como Estado es pedirles que ellos indiquen cómo quieren denominarse. ¡Son ellos los llamados a decir: "Somos el pueblo rapanuí"!
Por lo tanto, me parece que debemos trabajar en esa línea.
Por eso cuando el Consejo de Ancianos, que es la autoridad que tiene la Isla de Pascua o Rapa Nui actualmente, nos señala en forma oficial mediante una carta, leída por el señor Ministro, que quieren denominarse "Rapa Nui-Isla de Pascua", ¡esa es la voluntad de la gente de Rapa Nui o de la Isla de Pascua!
Cuando nosotros decimos "Rapa Nui o Isla de Pascua", en el fondo le estamos colocando dos nombres, alternativamente uno u otro, y, por lo tanto, se podrá usar en la legislación o en las actuaciones del Estado o de los privados ¡el nombre que se escoja! Y ellos señalan que quieren tener un solo nombre.
¿Y por qué el guion? Supongo yo que porque este Consejo de Ancianos, con la sabiduría que le otorgan los años, entiende que la Isla de Pascua está inserta en un mundo difícil y que en esas condiciones el Estado de Chile juega un rol muy importante, porque ellos forman parte de este territorio, de este Estado -no obstante su individualidad-, y entienden que existe una síntesis virtuosa entre su historia y la pertenencia al Estado de Chile.
Por eso ellos plantean: "Nosotros nos llamamos `Rapa Nui-Isla de Pascua'". Ese es un solo nombre, no uno alternativo; no un nombre en que alguien pueda escoger entre llamarlos "Rapa Nui" o "Isla de Pascua". ¡Un solo nombre!
¿De qué es producto esta denominación? De sus ancestros, de su historia, de sus sufrimientos, de las relaciones con el Estado de Chile, del respeto que lentamente ha ido generando el Estado en su tratamiento con la isla.
En consecuencia, producto de ese proceso virtuoso hoy se llega a decir: "Nosotros queremos hacer una síntesis entre lo que somos como pueblo ancestral y el Estado al cual pertenecemos y, entonces, nos llamamos `Rapa Nui-Isla de Pascua'". Se trata de una buena síntesis que conjuga la historia del pueblo, su personalidad, su pertenencia al Estado de Chile y la opinión de sus autoridades ancestrales, como es el Consejo de Ancianos.
Creo, señor Presidente, que de esa manera nosotros damos cumplimiento al respeto de la autodeterminación de este pueblo que pertenece a nuestro Estado y que sabiamente ha podido relacionarse con nosotros. Es por ello que hoy día el Estado chileno tiene una presencia positiva en la isla.
Yo acabo de estar allá en una visita privada y me pude dar cuenta de eso en esta "isla mágica" que pertenece al Estado de Chile y donde tenemos una tremenda responsabilidad, por las consecuencias geopolíticas de estar presentes en el mar, a 4 mil 500 kilómetros del territorio continental.
Entonces, me parece muy importante que acojamos la proposición de la Comisión de Constitución, que contiene esta síntesis virtuosa -insisto- entre lo central, lo político, lo contingente, lo actual y el rol que juegan tanto la isla como el Estado de Chile.
Dos cosas más para terminar.
Por un lado, me hago eco absolutamente de lo planteado aquí por la Senadora Isabel Allende en cuanto a que existen problemas presupuestarios y de financiamiento que es necesario que el Estado, el Gobierno de Chile acoja. Y, por lo tanto, también me hago parte de la petición al Ejecutivo para que el Ministerio del Interior, a través de la Subsecretaría respectiva, revise este tema.
Además, señor Presidente, estimo que no basta solo con esta señal: es fundamental que el artículo 126 bis de la Constitución se complemente de forma adecuada con la norma que ahí se establece en orden a que este territorio especial tendrá un estatuto especial. Y, por consiguiente, se debe dictar la ley pertinente para que pueda tener una administración y una gestión acorde con las características especiales de la isla.
De esa manera nosotros nos estamos adelantando a un debate que va a venir, cual es el hecho de que podamos reconocer no solo al pueblo rapanuí, sino también a los demás pueblos indígenas de Chile, dándonos cuenta de que eso no afecta para nada la unidad del Estado; que puede haber unidad en la diversidad; que puede existir unidad respetando la conformación sociológica y la estructura de nuestra formación como país, donde la diversidad sea un activo, algo positivo, que engrandezca al Estado de Chile porque es capaz de convivir con muchos pueblos que enriquecen su historia, su patrimonio y su vida.
En consecuencia, señor Presidente, anunció mi voto a favor del texto que recoge esa síntesis virtuosa de la que da cuenta el informe de la Comisión de Constitución.
El señor COLOMA.- ¡Abramos la votación, señor Presidente!
El señor QUINTANA (Presidente).- Me piden abrir la votación.
Entiendo que ahora sí existe acuerdo.
Acordado.
El señor BIANCHI.- ¿Qué se va a votar?
El señor QUINTANA (Presidente).- Lo dijimos recién: la norma que figura en la segunda columna, de derecha a izquierda, es decir, la proposición de la Comisión de Constitución.
El señor LETELIER.- ¿Qué pasa si no se reúne el quorum?
El señor QUINTANA (Presidente).- Si no alcanza el quorum de 25 votos la denominación "Rapa Nui-Isla de Pascua", pasaríamos a pronunciarnos respecto de la siguiente columna, siempre avanzando hacia la izquierda.
El señor INSULZA.- Se va a votar la que incluye el guion.
El señor QUINTANA (Presidente).- Claro, la del guion. Es lo que acabo de decir.
En votación la propuesta de la Comisión de Constitución.
La modificación requiere 25 votos favorables.
--(Durante la votación).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, el proyecto de ley que hoy votamos, lejos de representar una simple discusión sobre la denominación de una parte de nuestro territorio, demuestra la necesidad de resaltar en nuestra labor legislativa los elementos que configuran la identidad de nuestras localidades y regiones.
Podemos encontrar numerosos ejemplos en los cuales la tradicional visión centralista de nuestro Estado bautizó pequeñas localidades o grandes regiones sin considerar genuinos factores de identidad local que permanecen en el tiempo desde antes de nuestra existencia como nación.
Es por ello que la incorporación de "Rapa Nui" a la denominación de lo que nuestra legislación llama "Isla de Pascua" constituye una reivindicación de identidad que va mucho más lejos de lo meramente nominativo: es la expresión auténtica de la comunidad recogida hoy, en un acto de justicia, por nuestra legislación.
Debemos celebrar la amplitud y madurez de la discusión de la propuesta en la Comisión de Constitución, la cual concluye con un justo equilibrio entre la expresión comunitaria y local: "Rapa Nui", con el grado de conocimiento y difusión del nombre actual: "Isla de Pascua".
Esto demuestra que la identidad y sus expresiones de reivindicación van de la mano con los intereses de la comunidad integralmente considerados, evitando las consecuencias administrativas que la radicalidad de un cambio pueda generar.
Valga este ejemplo para que nuestras regiones sigan este camino de visibilización de sus denominaciones originarias, que las enorgullecen y que muchas veces se han visto postergadas por la pesada carga que implica la impronta de un Estado centralizador.
La hora de que se considere nuestra riqueza cultural local y regional, sobre la base de la cual se ha construido el Estado de Chile, ha llegado. Estamos en el siglo XXI, y esto implica el respeto y reconocimiento de la identidad de nuestras comunidades de origen.
Esta temática tiene un efecto multiplicador y enriquecedor en nuestras nuevas generaciones.
La visibilización de la diversidad cultural, de sus valores, lenguas y costumbres debe ser motivo de orgullo de nuestros jóvenes y tiene que desterrar cualquier elemento de discriminación.
Este es un factor fundamental para que ellos vuelvan a sus comunidades de origen y no tengamos que enfrentar, como Estado, procesos de despoblamiento de grandes extensiones de nuestros territorios, como ocurre en la provincia de Parinacota, en mi propia región.
Difundir, mostrar y enseñar nuestra diversidad cultural generará nuevos actores que, en la riqueza de sus diferentes rostros y miradas, serán la base de un país de reencuentros, lo que constituye uno de los mayores legados que podremos dejar a las nuevas generaciones de chilenos.
Voto a favor.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Ebensperger.


La señora EBENSPERGER.- Señor Presidente, yo creo que acá hay un gran acuerdo, absolutamente unánime, en el sentido de que debemos avanzar con el nombre de "Rapa Nui" o devolver dicha denominación a lo que hoy se conoce como Isla de Pascua.
Formo parte de la Comisión de Gobierno y en ella escuchamos al Presidente del Consejo de Ancianos y al representante de la Corporación de Desarrollo de Isla de Pascua. Luego, en la Comisión de Zonas Extremas, oímos al alcalde, a los concejales, a la gobernadora, en fin.
Me parece que en dichas instancias escuchamos a todos aquellos que representan al pueblo rapanuí.
Como parte de la Comisión de Gobierno, voté unánimemente por que esta reforma constitucional apuntara a "Rapa Nui o Isla de Pascua" porque allí se nos señaló que el pueblo lo que realmente quiere es recuperar el nombre "Rapa Nui". Sin embargo, reconocían también que no desean perder la denominación de "Isla de Pascua", porque saben de la importancia que tiene para ellos, sobre todo en el ámbito turístico.
Hoy, después de oír las intervenciones de todos los Senadores que me han precedido, estoy convencida de que lo que el pueblo rapanuí quiere es que ese nombre sea por el que se les reconozca, más allá de si va seguido de "-Isla de Pascua" (con guion) o de "o Isla de Pascua".
Creo que la identidad del pueblo rapanuí es ese nombre: "Rapa Nui". Y pienso que nuestra obligación es fomentar esa identidad, sus tradiciones; respetar sus culturas, porque esa identidad es la que une a los pueblos para avanzar en sus desarrollos y en mejorar el bienestar de su gente.
Dicho lo anterior, y estando convencida de que eso es lo que el pueblo rapanuí quiere y considerando que no se merecen perder esta votación, voy a respaldar el informe de la Comisión de Constitución.
Muchas gracias.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, creo que es importante hacer un par de puntualizaciones acerca del sentido sabio, a mi juicio -y no tengo nada que ver con quienes elaboraron la norma en la Comisión de Constitución-, de buscar -como bien planteó el Senador Huenchumilla- un encuentro de dos mundos o una forma que sea razonable en el nivel de la discusión.
Recordemos que el artículo 126 bis de la Constitución ya zanjó lo de los territorios especiales, particularmente los temas migratorios y económicos dentro de un Estado unitario.
Esa fue una discusión larga, potente, que tenía un sentido y que, por tanto, generó una excepcionalidad dentro de nuestro Estado unitario.
Por eso, creo que lo que se plantea acá, si bien aparece en una lógica formal, es de contenido también. Se trata de ver cómo armonizar la expresión "Isla de Pascua", que ha identificado a ese territorio -no es solo un nombre turístico-, con el sentimiento de lo que pueda implicar "Rapa Nui".
Si uno mira las alternativas que estaban planteadas, una decía simplemente "Rapa Nui", desconociendo el significado de "Isla de Pascua", y la otra colocaba la conjunción "o". Claro, yo entiendo la idea, pero es bastante raro que el mismo lugar pueda ser denominado de dos formas.
Entonces, yo no creo que haya -menos en materia constitucional- espacio para una nominación de esa naturaleza.
Pienso que la Comisión de Constitución tomó una decisión bien sabia -y es bueno reconocerlo cuando uno está en otra Comisión-, que fue en gran parte imbuida por el Ministro Felipe Ward, en el sentido de buscar una fórmula que pudiera interpretar lo que realmente se buscaba.
A lo anterior cabe adicionar -porque hasta ahí uno puede legítimamente tener alguna duda; estas cosas no son en blanco y negro- la carta del Presidente del Consejo de Ancianos de Rapa Nui, don Carlos Edmunds, a quien conozco, en la cual él mismo plantea el problema bajo la lógica que uno quiere interpretar.
Es evidente que uno siempre tiene que buscar, primero, el bien nacional -es muy importante siempre colocar esa regla mínima en lo que uno debe aspirar en un proyecto de ley, que en este caso es un mandato-, pero también se requiere tener una lógica de representatividad, para representar precisamente a quienes están en el escenario de ser modificados en su denominación.
Si ellos mismos plantean que el territorio debiera llamarse "Rapa Nui-Isla de Pascua", creo que es un argumento bien definitivo respecto de cómo resolver el asunto que ha sido planteado a través de esta moción.
Por eso, me alegro -y espero que estén los votos suficientes- de que se haya llegado a un acuerdo de esta naturaleza. Ello habla bien del esfuerzo legislativo que en su momento hicieron los parlamentarios de las Comisiones, que fueron acuciosas en hacer su trabajo, y también el Gobierno, que a mi juicio logró inspirar un acuerdo que a mí por lo menos me satisface y que resuelve bien la naturaleza del problema.
Aquí no vamos a reabrir una discusión sobre el artículo 126 bis, sino que estamos estableciendo una denominación o una expresión correcta -claramente era mejorable- en la forma en que ha sido sometida a votación por la Mesa.
Por esas razones, votamos a favor.
El señor QUINTANA (Presidente).- Muy bien. Antes de proclamar la votación, solicito el acuerdo de la Sala para que, a partir del próximo proyecto, pase a presidir la sesión el Senador señor Lagos.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor QUINTANA (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general y en particular el proyecto (37 votos a favor y una abstención), dejándose constancia de que se cumplió con el quorum constitucional exigido, y queda despachado en este trámite.
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Aravena, Ebensperger, Goic, Muñoz, Órdenes, Provoste, Rincón, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Bianchi, Castro, Chahuán, Coloma, Durana, Elizalde, Galilea, García, García-Huidobro, Guillier, Harboe, Huenchumilla, Insulza, Lagos, Latorre, Montes, Moreira, Navarro, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prohens, Pugh, Quintana, Sandoval y Soria.
Se abstuvo el señor Quinteros.
El señor QUINTANA (Presidente).- Le ofrezco la palabra al señor Ministro de Bienes Nacionales, don Felipe Ward.


El señor WARD (Ministro de Bienes Nacionales).- Señor Presidente, simplemente quiero agradecer a los Honorables Senadoras y Senadores por acceder a esta petición que nace desde la isla.
Como indiqué al principio, si uno cree en la cosmovisión de los pueblos originarios no queda otra opción que aprobar lo que nos están solicitando.
Esta reforma constitucional, más que un cambio de nombre, significa la recuperación de un nombre que va a ser muy bien recibida en la isla.
Por eso, maururu, señoras y señores Senadores.
El señor LAGOS (Presidente accidental).- Muchas gracias, señor Ministro.