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ESTABLECIMIENTO DE LEY NACIONAL DEL CÁNCER


El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Proyecto, iniciado en mensaje de Su Excelencia el Presidente de la República, en primer trámite constitucional, que establece la Ley Nacional del Cáncer, con informe de la Comisión de Salud y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (12.292-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En primer trámite: sesión 75ª, en 11 de diciembre de 2018 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Salud (certificado): sesión 89ª, en 16 de enero de 2019.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Los objetivos principales del proyecto son promover la salud, junto con la prevención, la detección precoz y el diagnóstico oportuno del cáncer; fortalecer una atención de calidad para la población del país en materia de cáncer, y otorgar un acceso oportuno y equitativo a la atención, que permita disminuir progresivamente la incidencia y mortalidad por dicha enfermedad.
La Comisión de Salud discutió la iniciativa solamente en general y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señoras Goic y Van Rysselberghe y señores Chahuán y Quinteros.
El texto que se propone aprobar en general se transcribe entre las páginas 28 y 36 del informe de la Comisión de Salud y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
Nada más, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Gracias, señor Secretario.
En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra la Senadora señora Goic, una de las impulsoras de la iniciativa.


La señora GOIC.- Señor Presidente, en verdad, es un gusto estar hoy día discutiendo la idea de legislar sobre el proyecto que establece la Ley Nacional del Cáncer.
Me habría encantado que estuviera presente el Ministro de Salud, quien a mi juicio ha tenido una participación relevante en la materia, pues existen varios aspectos en que es importante que haya una clarificación en este debate.
También es del caso relevar la colaboración de quienes, probablemente, han sido las principales impulsoras de esta iniciativa: las cientos de organizaciones a lo largo del país con las que llevamos trabajando más de cinco años en la proposición que se nos planteó en su momento. Yo era Diputada en ese entonces, y Mariano Ruiz-Esquide, Senador.
Nos entregaron desde el Foro Nacional del Cáncer lo que llamamos "las bases para la propuesta de Ley Nacional del Cáncer", en que nos señalaban que nos hiciéramos cargo de la que tal vez va a ser en dos años más la primera causa de muerte en Chile.
Sabemos que el 25 por ciento de las muertes se producen por cáncer, y vamos en ascenso. Hay un universo importante de personas respecto de las cuales, más allá del número, podría evitarse un desenlace fatal si llegáramos a tiempo.
La propuesta dice relación con trabajar de manera integral el cáncer; poner a nuestro país a la altura del desafío, partiendo por la prevención, la detección precoz de la enfermedad y fortaleciendo una red de centros oncológicos que contemple todo el territorio nacional, de modo que no sea distinto tener un diagnóstico de cáncer en Santiago, o en Concepción, o en Punta Arenas.
Asimismo, es necesario integrar la investigación, que es tan relevante para los efectos de determinar por qué en ciertas zonas de nuestro país tenemos más personas con esta enfermedad y en otras se desarrollan otros tipos de cánceres o existen menos casos.
Debemos analizar qué sucede con la sociedad civil, elemento fundamental de la propuesta sobre Ley Nacional del Cáncer; cómo fortalecemos la colaboración público-privada para enfrentar una tarea en donde lo que hagamos desde el sector público siempre va a ser insuficiente.
Quiero señalar que todo este proceso, incluida una marcha maravillosa que se realizó en noviembre del año pasado, en que salieron a la calle las familias y las organizaciones para decir "¡Queremos Ley Nacional del Cáncer!", se materializó en lo que veníamos buscando hace tantos años: el patrocinio del Ejecutivo a la propuesta de ley, cuestión que se hizo junto con la presentación del Primer Plan Nacional de Cáncer.
Uno de los objetivos de la normativa era mandatar al Estado de Chile a tener un plan nacional del cáncer, a contar con una estrategia, a partir con definiciones, con un sistema de registro que nos permita hacer seguimientos.
Eso es lo que hoy día se halla en discusión.
Deseo reconocer una vez más -lo he hecho públicamente muchas veces- el accionar del Presidente de la República, Sebastián Piñera, quien, cuando fue candidato, se comprometió a patrocinar este proyecto de ley. Y ese compromiso se cumplió. De no ser así, no estaríamos en este trámite.
Es virtuoso cuando ponemos al frente los intereses de las familias. De eso se trata la Ley Nacional del Cáncer, mediante la cual buscamos trascender los ciclos políticos; que contemos con un plan que tenga financiamiento, que se actualice cada cinco años y en que la ciudadanía pueda participar.
Por cierto, todo el mundo entiende que en materia de cáncer no podremos hacer todo en un solo año. Pero es preciso que lo que acordemos lo hagamos sentados todos en la mesa: que una buena propuesta que hemos impulsado desde la Oposición sea acogida por el Gobierno y la trabajemos en conjunto.
Reitero aquello, pues creo que le hace bien a la política, y también es lo que esperan los ciudadanos de nosotros en este tipo de asuntos.
Espero que hoy día podamos aprobar en general el proyecto, así como lo hicimos con celeridad en la Comisión, oportunidad en la que escuchamos a la Sociedad Chilena de Oncología Médica, a la Sociedad Chilena de Radioterapia; al Consejo Asesor en Materias de Cáncer, que es una instancia que formó el Ministro Santelices, con quien se trabajó el actual Plan Nacional de Cáncer.
Asimismo, oímos a la sociedad civil en un seminario que como Comisión organizamos especialmente al efecto.
Era difícil invitarlos a todos. Probablemente, hubiéramos pasado dos meses escuchando a las organizaciones que tienen mucho interés en participar en el tema. Entonces, lo que hicimos fue llevar a cabo un seminario en el que participó la mayor parte de las instituciones, de las agrupaciones de pacientes, del mundo privado, de las entidades vinculadas con la salud, de los laboratorios, en fin. Todos se sentaron en la mesa, y parte de las observaciones a la ley en proyecto fueron entregadas en un documento muy sintético.
Esas son cosas que quiero mencionar a grandes rasgos, porque me parece que forman parte del desafío que tenemos para la discusión en particular de esta iniciativa.
Hay un objetivo, tal como se halla planteado en la normativa, que tiene que ver con desarrollar políticas públicas, planes y programas destinados a prevenir el aumento de la incidencia de cáncer, su adecuado tratamiento y recuperación de la persona diagnosticada con dicha enfermedad.
Creo que aquí debemos garantizar el acceso, asegurar un derecho. Eso es lo que le compete a una ley nacional del cáncer.
El proyecto, en su artículo 2°, plantea la obligación de elaborar el Plan Nacional del Cáncer, cuestión que considero muy valiosa. Sobre el particular hubo mucha discusión en cuanto a si bastaba con el referido plan y por qué se necesitaba una ley. Finalmente, todos coincidimos en que lo que garantiza la ley es la continuidad en el tiempo, pues, lamentablemente, el cáncer llega para quedarse; además, va en forma creciente. Por lo tanto, debemos garantizar que esta también sea una política pública que se instale permanentemente.
En tal sentido, me parece importante que el Ministro pueda dar cuenta al menos de los elementos centrales del Plan Nacional del Cáncer, donde se establecen metas específicas, y en que uno busca, además, que haya una participación sustantiva de la sociedad civil en su implementación y actualización.
Por otra parte, la iniciativa contiene un artículo relacionado con recursos humanos especializados. Se fomenta no solo la participación de más médicos, incluyendo a los médicos extranjeros, para lo cual se facilita lo relativo a la certificación: también se aborda el caso de las enfermeras (por ejemplo, las de práctica avanzada) y de los equipos de salud, para que puedan acceder en forma más amplia.
Asimismo, el proyecto considera aspectos relevantes con relación a la investigación.
El artículo 5° quizás es el más sensible para las regiones, pues tiene que ver con el fortalecimiento de la Red Oncológica a lo largo del país, donde prácticamente todas ellas se hallan contempladas con centros de distinta complejidad.
También hay un artículo que dice relación con la elaboración de guías clínicas y otro vinculado con el Registro Nacional del Cáncer.
Señor Presidente, cuesta creer que hoy día en nuestro país no sepamos cuánta gente tiene cáncer, ni el número de personas que muere a raíz de esta enfermedad: no contamos con un registro.
Parte de lo que contiene esta iniciativa es la creación de un registro en la materia.
También se establece una Comisión asesora destinada al seguimiento del mencionado plan. A este respecto, cabe señalar que nosotros pensábamos más bien en una agencia, en una institucionalidad que no solo esté vinculada con el Ministerio de Salud, sino también que integre a la sociedad civil, y cumpla un rol de coordinación de los distintos ministerios relacionados con el tema y de articulación con la sociedad civil.
Probablemente, esa sea una de las propuestas que tendremos que mejorar.
Asimismo, se crea el Fondo del Cáncer.
Aquí el Gobierno plantea un fondo que se construye básicamente con donaciones, y la decisión respecto de su uso queda en la Subsecretaría de Salud.
Nosotros aspiramos a que para el cáncer haya más bien un mecanismo similar al de las donaciones culturales o al de las donaciones con fines sociales que sea más amplio, que no se trate de un concurso de proyectos que decide la estructura como ocurre hoy en el caso de la Subsecretaría de Redes Asistenciales, sino que permita la vinculación de una empresa -por ejemplo, en Antofagasta- que desee financiar una unidad de cáncer haciéndose cargo de los efectos nocivos que implican los temas ambientales en la salud de las personas, o bien, contribuir con la sociedad.
Señor Presidente, esta iniciativa contiene varios otros elementos; pero, en función del tiempo, solo quiero plantear dos cuestiones centrales que a mi juicio son fundamentales para sacar adelante la ley en proyecto.
Primero, esta iniciativa no puede transformarse en ley de la república si no garantizamos el acceso a tratamiento para todos los tipos de cánceres.
Este proyecto no se hace cargo de la situación de los cánceres que hoy día no están en el AUGE. Eso es algo que vemos todos cotidianamente: por qué una persona que padece de cáncer de pulmón o de páncreas no tiene derecho a acceder a un tratamiento garantizado.
Esa es una de las materias en que vamos a requerir el patrocinio del Ejecutivo.
El segundo punto, en esta rápida enumeración, tiene que ver con el presupuesto, con los recursos asignados: no pueden quedar solo en el Plan Nacional del Cáncer, sino que debe haber un marco presupuestario que garantice que el Estado de Chile aportará los recursos suficientes
El informe presupuestario señala que los recursos adicionales solo están contemplados para la creación del Registro Nacional del Cáncer, y alcanzan a los 54 millones de pesos anuales.
Yo pongo este asunto en el debate, pues entiendo que estamos con la disposición de sacar la mejor ley del cáncer. Para ello,...
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Su Señoría dispone de un minuto adicional para terminar su intervención.
La señora GOIC.- Gracias.
Decía, señor Presidente, que esto, sin duda, requiere un esfuerzo presupuestario que nos garantice un marco que permanezca y que permita la implementación del Plan Nacional del Cáncer.
Por último, quisiera señalar que, así como esta iniciativa surgió desde la ciudadanía, respecto de la cual nos hicimos cargo, creo que en la siguiente etapa, tal como lo hicimos con las audiencias cuando discutimos la idea de legislar, sería muy bueno que el Senado abriera un proceso de participación más incidente, donde quienes han sido testigos de los esfuerzos que hemos realizado y protagonistas al poner esta materia en el debate puedan también participar en la construcción de las indicaciones.
Habría que buscar una fórmula para que los aportes que se hagan puedan alimentar las indicaciones que vamos a presentar. De modo que debemos establecer un tiempo suficiente para que el proceso se dé con gente que a mi juicio está ávida, con muchas ganas de ser parte de la discusión.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, evidentemente, esta es una iniciativa valiosa. Pero si uno reflexiona en torno a esta materia, se preguntará por qué ha de existir hoy día una Ley Nacional del Cáncer.
Yo saco una primera conclusión que, a mi juicio, debiera revisarse a la luz del contexto en que estamos.
En mi opinión, tenemos una política de salud totalmente obsoleta, anacrónica, y estamos haciendo las mismas cosas que fueron exitosas en el pasado.
Chile, a partir de los años sesenta, desarrolló la fundación del Sistema Nacional de Salud, tal vez uno de los modelos más exitosos en el planeta. No hay sistema más exitoso que el chileno. Es más, cuando se creó el Servicio Nacional de Salud se hizo copiando al Servicio Nacional de Salud inglés, que data de 1958. Sin embargo, nuestro país, algunos años después, modificó algo que era muy importante para el modelo inglés: los GP, que eran médicos de familia con una población asignada.
En Chile se toma una decisión muy relevante: en vez de tener un médico de familia se crea un equipo de salud para la familia: los llamados "consultorios", donde no solo había médicos, sino también psicólogos, pediatras, internistas, asistentes sociales, terapeutas.
¿Qué es lo interesante? Que muchos años después, cuando el Ministro Blair lleva a cabo la principal reforma a la salud, que modificó el sistema inglés, se hizo lo mismo que se había establecido acá en los años sesenta.
Esa política logró enfrentar las enfermedades infecto-contagiosas y llevar a Chile a una situación de preeminencia con muy pocos recursos.
Hoy día somos herederos de tales resultados. Nuestro país exhibe mejores resultados sanitarios que Estados Unidos, que gasta 9 mil dólares per cápita al año, en tanto que Chile invierte una cifra cercana a los 600 dólares.
Sin embargo, esos éxitos del pasado, que estaban hechos para una demografía distinta; para una sociedad joven; para un mundo donde los niños y las niñas morían por desnutrición, por enfermedades infecciosas, por neumonías, hoy día ya no existen. En la actualidad, las enfermedades infecto-contagiosas no son un problema para nuestra nación. Es más, con el tratamiento de las aguas servidas y el agua potable dimos un salto -yo diría- copernical en cuanto al mejoramiento.
Hoy los chilenos se están muriendo de enfermedades crónicas no transmisibles. Y así como fuimos exitosos en el pasado, ahora Chile presenta los síntomas, los signos más ominosos de gravedad.
Somos uno de los países con mayor consumo de tabaco en el mundo, particularmente en mujeres y niños. Teníamos 38 por ciento de menores de 18 años fumadores: ahora bajamos al 33 por ciento, pero seguimos estando en los primeros lugares.
Exhibimos niveles de obesidad que nos ubican entre las naciones que presentan situaciones más graves en este ámbito en el planeta, especialmente en lo que respecta a la obesidad infantil: nos posicionamos entre los primeros de Latinoamérica y entre los diez más importantes a nivel mundial.
Lo mismo sucede con la población adulta.
La prevalencia de hipertensión arterial pasados los 50 años se acerca al 70 por ciento. Asimismo, hemos superado por lejos el 10 por ciento de la población general con diabetes, pues estamos cerca del 12 por ciento.
Es decir, Chile, que fuera exitoso en el pasado, hoy día está fracasando. ¿Por qué? Porque queremos aplicar las mismas medidas que usamos antes para enfrentar las enfermedades infecto-contagiosas respecto de enfermedades que son totalmente distintas, que tienen que ver con los estilos de vida.
Tenemos un enfoque hipercurativo, en que casi no hay prevención -de hecho, no existe-; en que la atención primaria en vez de fortalecerse se ha visto disminuida. Concurrir a un consultorio de atención primaria es ir a un comprahuevos: la gente sale igual a como entra. Y ello, evidentemente, implica una necesidad urgente de reforma.
¿De qué nos estamos muriendo los chilenos? Nos estamos muriendo de infartos al corazón; de infartos al cerebro; de hipertensión y de diabetes cuando se complican, y de cáncer.
El problema es que muy luego el cáncer va a ser la primera causa de muerte; va a superar a los infartos, a los accidentes vasculares y a las complicaciones de la hipertensión y la diabetes.
Si no hacemos nada al respecto, la mitad de los chilenos a futuro va a morir de cáncer.
Cuando una persona tiene cáncer, cuando una persona sufre un infarto el sistema de salud fracasa. El sistema de salud no logra tratar los infartos, no logra tratar la hipertensión y la diabetes y no logra tratar los cánceres, pues no es su misión. La misión, hoy día, trasciende al sistema de salud: importan las calles, importan los barrios, importa lo que se come, importan los hábitos de tabaquismo, los hábitos alimentarios. Y eso no existe en nuestras políticas públicas.
Entonces, es muy relevante tener una ley que aborde una problemática de salud como esta, que va a ser la más significativa de nuestro país, porque los chilenos, en forma mayoritaria, vamos a morir de cáncer. ¿Por qué? Porque cambió la demografía.
En el año 1960, cuando se crea el Sistema Nacional de Salud, la expectativa de vida en Chile era de 60 años. Hoy día los chilenos se están muriendo más tarde incluso que los estadounidenses: 82 años en el caso de las mujeres y poco más de 80 en el de los hombres. Lo más probable es que una persona adulta, que ya tiene 60 años, viva hasta los 90.
¿Y de qué van a morir quienes prolongan su vida? La gran mayoría morirá de cáncer.
A mi juicio, entre los 60 y 70 años la primera causa de muerte son los infartos; pero después de los 70 es el cáncer, que se irá haciendo cada vez más prematuro.
Ahora, existe una gran inequidad.
Por ejemplo, una persona pobre en Chile presenta un 320 por ciento más de riesgo de desarrollar una diabetes que una persona de altos ingresos. En nuestro país una persona de escasos recursos tiene 380 por ciento más de riesgo de generar hipertensión arterial que una persona de altos ingresos. Y una persona pobre presenta un 250 por ciento más de riesgo de verse afectado por un cáncer que una persona de altos ingresos.
Además, el acceso a la salud para los más pobres se halla mucho más restringido que para las personas de más altos ingresos, las cuales, por cierto, exhiben menos cargas de enfermedades.
Por eso, avanzar en iniciativas como la que nos ocupa es importante. Sin embargo, el tener que establecer una ley especial para el cáncer nos revela que los esfuerzos todavía son insuficientes.
En mi opinión, esta es una normativa muy basal, e implica que en nuestro país se halla pendiente la necesidad de hacer una gran reforma de salud.
Por lo tanto, yo apelo al Senado, pues no podemos seguir dejando que pase esto; no podemos seguir acumulando una deuda social en salud. Ningún gobierno -ni el actual ni los anteriores- ha puesto a la salud como prioridad.
La salud sigue presentando hoy día un déficit.
Los hospitales suman una deuda de 800 mil millones, porque se establece un criterio de financiamiento -yo diría- totalmente anómalo, que corresponde a las prestaciones subvaloradas. ¿Qué quiere decir esto? Que los hospitales se financian por debajo del costo real de las prestaciones. Financian solo el 70 por ciento del costo real, y acumulan una deuda cada vez que hacen algo de 30 por ciento.
Esa es una manera totalmente perversa de entender la salud.
¡No hay prevención! ¡No hay atención primaria!
Debiéramos contar con una política inteligente -eso es lo que hay que entender-, una política de Estado, una política transversal.
En la Comisión de Salud, independientemente de las posiciones políticas, compartimos gran parte de ese diagnóstico. Si las personas modificaran su estilo de vida e hicieran ejercicio, podríamos evitar el 70 por ciento de los nuevos casos de hipertensión y diabetes; el 70 por ciento de los casos de infartos y accidentes vasculares y la mitad de todos los cánceres.
Por lo tanto, me pregunto -ni siquiera por razones económicas, sino humanas, de sufrimiento y desigualdad que implican este tipo de enfermedades- cómo podemos hacer para que en nuestro país se comprenda que debe llevarse a cabo una reforma para que la política de salud, que es hipercurativa, migre hacia una política hiperpreventiva, que se articule con el mundo urbanista, con el mundo de la vivienda, con el mundo de los barrios, con la actividad física y la sana alimentación; es decir, políticas que vayan en esa dirección.
Valoro mucho esta iniciativa, pues, como dijo la Senadora Goic, ni siquiera teníamos un sistema de registro, ni de notificación obligatoria de los casos de cánceres. Vivíamos en una verdadera Edad Media. Era como si el cáncer no existiera. Pero hoy día es casi la primera causa de muerte, y será por lejos la primera causa de muerte a futuro.
Una persona que tiene cáncer de esófago está condenada a morir, porque no se halla en el AUGE. Yo considero totalmente injusto que un ser humano, por el hecho de que su cáncer fue de esófago y no gástrico, esté condenado a morir en las peores condiciones, sin ningún tratamiento, sin ningún apoyo y muchas veces endeudando a la familia -incluso en el caso de familias de altos ingresos- para toda la vida, generando un verdadero problema emocional y social.
Yo espero que la futura Ley del Cáncer nos permita mirar un poco más allá, nos permita entender esta realidad.
Le señalábamos esta mañana al Ministro Santelices la necesidad y la urgencia de que Chile establezca a la salud como prioridad, cosa que no se ha hecho en los últimos veinte o veinticinco años.
Y también le planteamos la prioridad de que se lleve adelante una reforma que adecúe un sistema que fue maravilloso, que tuvo logros únicos a nivel mundial, pero que sirvieron para el siglo XX y no funcionan para el siglo XXI. Estamos viviendo otra era; viene la medicina personalizada, la medicina a nivel genético.
Un solo cáncer tiene 20 mil billones de datos. Ningún médico puede competir con una máquina de inteligencia artificial para codificar esos datos y hacer un diagnóstico tan preciso como el que realizaría la inteligencia artificial, que espero que llegue para todos los chilenos y todas las chilenas.
Valoro la iniciativa. Pero para mí este proyecto también es síntoma de nuestras debilidades, de nuestra obsolescencia, de cierto grado de desintegración que están viviendo las instituciones tradicionales que no se adaptan al mundo. La disrupción no solamente ocurre cuando empresas como Kodak dejan de existir como en el pasado. Lo mismo les está pasando a los sistemas públicos, a las instituciones públicas que, si bien fueron exitosas en el pasado, por no tener la capacidad de articular y enfrentar los nuevos desafíos, están quedando totalmente obsoletas.
Y estamos viendo cómo Chile, de ser uno de los países líderes del mundo en enfrentar los problemas de salud, hoy está siendo derrotado por las enfermedades crónicas no transmisibles, que son las que van a marcar el destino de nuestra humanidad.
Me parece muy bien la ley en proyecto, pero creo que no resuelve el problema. Ello nos obliga a reflexionar y a pensar que se requiere una reforma a la salud muy profunda que apunte a la equidad y a poner el centro y el trabajo en aquellos aspectos que son fundamentales en el siglo XXI.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo de la Sala para abrir la votación?
Acordado.
En votación general el proyecto.
--(Durante la votación).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Señor Presidente, la verdad es que ley perfecta no existe, pero lo importante es avanzar.
Los diagnósticos ya los conocemos, no son nuevos, el mundo ha cambiado. Y en ese contexto de cosas es importante señalar que, dados los cambios demográficos y epidemiológicos en nuestra población, la demanda ha ido en aumento debido, precisamente, a una población más envejecida y a un incremento de las enfermedades crónicas asociadas.
Estas características propias del sector van generando un mayor desafío, lo que se traduce en tener que enfrentar una creciente demanda de nuestros usuarios maximizando el uso de los recursos.
Se ha hablado de dos cifras respecto de la deuda que tiene hoy día la salud. Se ha dicho que al 2018 ascendía a más de 358 mil millones 565. Por la prensa se habla incluso del doble.
Más allá del gasto, como no hay ley perfecta, hay que ir avanzando. Y esos mismos diagnósticos los vengo conociendo desde hace muchos años. Y el Estado de Chile y los distintos gobiernos no han sido capaces de superar y de enfrentar esta situación.
Pero yo quisiera decirle a la Senadora Goic -por su intermedio, señor Presidente- que el Presidente Piñera cumple su palabra.
La mayoría de los presentes hemos tenido un amigo, un familiar, un colega que ha sufrido el cáncer. Sabemos lo que significa salir adelante, vencer la enfermedad; sabemos lo que padecen sus familias. Por eso, en buena hora esta ley bendita.
Y digo "ley bendita" porque, aunque hay mucho que mejorar todavía, se han registrado avances, como la incorporación de 17 condiciones oncológicas a las Garantías Explícitas en Salud -probablemente, falten muchas-; la incorporación de la vacuna contra el virus del papiloma humano al Programa Nacional de Inmunizaciones, con cobertura universal en niñas escolares de 9 y 10 años; entre otros.
Dentro de los avances es necesario ordenar el funcionamiento del sistema de salud. En tal sentido, este proyecto propone establecer un marco normativo que permita desarrollar políticas, planes y programas relacionados con el cáncer, abordando todas las etapas del manejo de la enfermedad.
Para ello, la iniciativa propone crear el Plan Nacional del Cáncer, la Comisión Nacional del Cáncer, el Fondo Nacional del Cáncer y el Registro Nacional del Cáncer.
Este proyecto busca avanzar. Será el primer paso en el camino de las mil millas, pero se está dando un paso adelante.
La iniciativa pretende avanzar también en los ámbitos de promoción de la salud, de prevención, de detección precoz y de diagnóstico oportuno del cáncer, y así tratar de disminuir progresivamente la incidencia y mortalidad, para mejorar la calidad de vida de las personas, las familias y sus comunidades.
Es cierto que se puede hacer más, que se pueden hacer mejor las cosas, pero sabemos que hay muchas dificultades y obstáculos en materia de salud. Este proyecto avanza en la dirección correcta. Chile lo necesita, y los pacientes, actuales y futuros, y sus familias y comunidades lo agradecerán.
Nosotros no sabemos cuánto va a durar el mundo; eso nadie lo sabe. Pero sí que a medida que avanzan los años, los siglos, van apareciendo distintas enfermedades. Ya las películas que vemos en televisión no son solo ciencia ficción, porque lo que allí aparece está ocurriendo en el mundo.
Por lo tanto, hoy día puede ser el cáncer y mañana habrá otra epidemia de la cual morirán las personas en el mundo. Pero yo quiero quedarme con esta ley bendita, que se concrete ahora y que demos un paso importante para prevenir, para ayudar a las personas que sufren de cáncer...
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- ¿Concluyó, Senador señor Moreira?
El señor MOREIRA.- Termino, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- ¡Por favor, puede continuar! Le estamos escuchando atentamente.
El señor MOREIRA.- Yo apruebo este proyecto en general con la convicción de que será mejorado por el Gobierno, por los parlamentarios en la discusión en particular. Y, por qué no decirlo, se puede abrir la oportunidad para que en el AUGE se integren otras patologías oncológicas.
Yo celebro esta iniciativa y a todos quienes han estado detrás de ella. Y celebro que el Presidente de la República escuche a todos, porque este es un tema humanitario, no es un tema político. Las personas que padecen de cáncer u otra enfermedad no tienen color político. Este es un tema humano, y creo que abordarlo así es la mejor manera de sacar una buena ley.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Sandoval.


El señor SANDOVAL.- Señor Presidente, sin duda que cuando tramitamos proyectos de esta naturaleza estamos apuntando a aspectos de una profunda dimensión no solamente clínica, sino también humana, social. Estamos hablando de una enfermedad que impacta a la familia en su conjunto, de manera transversal, y a la sociedad, que hoy día tiene que sensibilizarse.
Los cambios de los últimos cincuenta años en materia demográfica, de surgimiento de patologías propias del desarrollo que ha alcanzado nuestro país generan, sin lugar a dudas, una urgencia para enfrentar estas situaciones de manera decisiva.
Tal como se ha señalado, la sociedad civil, las comunidades y las propias organizaciones por años han venido demandando el contar con un marco, con una ley que asegure que el Estado, el país, se haga cargo de los impactos en esta materia, en el ámbito de la salud y en el de la prevención, del tratamiento y, por cierto, de los costos asociados a esta realidad.
No podemos dejar de mencionar aquí el trabajo de diferentes dirigentes y actores políticos. Y aquí debemos destacar, evidentemente, el compromiso, el seguimiento y el acompañamiento de la Senadora Carolina Goic en este proceso.
Vale la pena indicar que lo que nos convoca es fruto y consecuencia de que muchas instituciones a lo largo de nuestro país se han hecho parte de esta realidad. ¡Y qué bueno que desde el ámbito político, a veces tan criticado, se asuma también dicha situación!
Y no podemos dejar de referirnos a la respuesta y a la visión de este Gobierno. Porque, en definitiva, a pesar de todas las demandas, de todas las discusiones y de todos los planteamientos formulados por diferentes actores a lo largo de muchos años, recién hoy día se está enfrentando una iniciativa que acoge el Gobierno a través de este proyecto de ley del cáncer. Y no me cabe la menor duda de que lo vamos a mejorar y a lograr que responda sustantivamente a lo que en definitiva nuestras comunidades y particularmente los afectados requieren.
El año 2013, en nuestro país se producían 139 muertes por cáncer por cada 100 mil habitantes; el 2015 la tasa aumentó a 143 fallecimientos, siendo la cifra más alta desde el año 2000.
Aquí se han señalado los principales factores de riesgo: el envejecimiento de la población -nuevamente, los adultos mayores son afectados de una manera especial por lo que significa esa exigencia y ese requerimiento-, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo.
En el caso de la mujer, el cáncer de mama es la principal causa de muerte. Y miren las cifras: en 1999 fallecieron 823 mujeres, y en 2015 esa cifra aumentó a mil 511. Y la enfermedad afecta especialmente a las mayores de 60 años.
Y en el caso de los hombres, los cánceres al estómago, a la próstata, al pulmón y al colon han sido las principales causas de muerte.
Y como bien ha señalado acá el Senador Moreira, todos hemos tenido amigos o familiares con los cuales hemos vivido el acompañamiento del proceso de una enfermedad de cáncer, con los altibajos que implica. Y, por cierto, con las secuelas propias de una acción de esta naturaleza.
En Chile, el cáncer hoy día es la segunda causa de muerte. Y a fines de esta década va a ser la principal causa.
Y aquí quiero hacer un punto respecto del efecto que la situación tiene en las regiones. Porque en el país el cáncer es la segunda causa de muerte, pero en Arica y Parinacota, Antofagasta, Los Lagos y en mi Región de Aysén hoy día es la principal causa de muerte. Y además se agrega un componente adicional: ante la ausencia de servicios especializados, muchas de las personas afectadas deben sufrir, además de la enfermedad propiamente tal, el desarraigo familiar al tener que continuar sus tratamientos en otros centros especializados del territorio, ya sea en Puerto Montt, Valdivia o Santiago, agregándole un ingrediente adicional al costo humano, social, familiar y económico que significa encontrarse afectado por esta enfermedad.
Por ello, señor Presidente, no nos cabe duda alguna de que debemos destacar el compromiso humano y social que asume hoy día el Gobierno; reconocer el trabajo de cientos de instituciones a lo largo de nuestro país, que han tomado como una causa importante enfrentar esta situación, porque no queremos que los 25 mil fallecimientos que acontecen en la actualidad sigan aumentando por una falta de visión, por una irresponsabilidad de un Estado que no quiere hacerse parte de una realidad humana, social y de salud que requiere una atención nueva.
Una incidencia de más de 45 mil nuevos casos al año en nuestro país habla de la urgencia con que hemos de encarar esta realidad y de hacerle frente a lo que ello significa. Y este proyecto reúne el gran componente de que se hace cargo de su visión no solo en materias generales a través del catastro, sino además mediante el seguimiento, el registro, el acompañamiento y el financiamiento, puesto que esta enfermedad no solo está matando a los chilenos, sino que, muchas veces, destruye a las propias familias en su integridad.
Señor Presidente, no me cabe la menor duda de que este proyecto debe ser aprobado y respaldado transversalmente por todos. Y no tengo ninguna duda de que así va a ser.
Evidentemente, voto a favor de la idea de legislar.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, tal como se ha dicho acá, probablemente todos tenemos o hemos tenido algún familiar, amigo o persona cercana que ha sufrido algún tipo de cáncer.
No es un hecho inusual, pues se trata de una de las enfermedades que más han aumentado a nivel global. En Chile, es la segunda causa de muerte -la primera son los problemas circulatorios- y ya es la primera en cinco regiones del territorio nacional.
Arica y Parinacota, Antofagasta, Coquimbo, Los Lagos y Aysén presentan -según datos del INE del año 2017- la mayor incidencia con esta patología. Solo ese año fallecieron en nuestro país 25 mil 764 personas producto de algún tumor maligno.
El cáncer es, además, una enfermedad transversal. Afecta a todos por igual, sin importar raza, nacionalidad, etnia o capacidad económica.
Pero la oportunidad de su detección y el acceso a un tratamiento de punta, a medicinas de última generación y a cuidados paliativos integrales sí dependen de la disponibilidad de recursos.
En nuestro país, solo un 30 por ciento de los tipos de cáncer está cubierto por el sistema GES.
¿Cómo es posible que las personas de menores recursos dispongan de menos posibilidades de sobrevivir a esta enfermedad que la gente más adinerada?
El Estado no puede quedar ajeno ni menos ser cómplice de esta incómoda realidad.
Otro tema relevante para los habitantes de regiones es la falta de atención especializada en la mayoría de ellas. No es posible que las personas que viven lejos del centro cuenten con menos posibilidades de atención médica y tratamientos que aquellas que habitan en las grandes conurbaciones de la zona central.
Es imperativo fortalecer a las regiones con centros de mayor complejidad, de modo que las personas no estén obligadas a trasladarse hacia el centro de nuestro país para recibir un tratamiento digno.
Tenemos que ser capaces de lograr cobertura total de atención para una de las patologías que más enferma a Chile.
La prevención, sabemos, es un factor clave. El diagnóstico precoz resulta fundamental para afrontar la enfermedad.
Esperamos que este proyecto sea una herramienta efectiva, que modifique la realidad actual del cáncer en nuestro país.
La iniciativa que nos ocupa incentiva la colaboración privada. No me opongo a ella. Por el contrario, creo en la alianza público-privada. Pero principalmente creo en el esfuerzo que pueda realizar el Estado para afrontar los nuevos desafíos que implica que cada día más gente sea diagnosticada con cáncer en nuestro país.
No podemos permitir que cada año miles de chilenos sigan muriendo porque no tuvieron acceso a un diagnóstico oportuno o a un tratamiento adecuado.
Acortar las brechas y terminar con las diferencias es labor de todos.
Y antes de finalizar, señor Presidente, quiero felicitar a la colega Carolina Goic por todo el esfuerzo, tesón y empuje que ha puesto en este proyecto de ley.
Voto a favor.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pugh.


El señor PUGH.- Señor Presidente, sin lugar a dudas, la sociedad chilena está enfrentando una pandemia de enfermedades crónicas no transmisibles -ya se han entregado las estadísticas-, las cuales están afectando a nuestra gente más cercana, al prójimo, a nuestra familia.
Asimismo, Chile está sufriendo otra transformación social tremenda, que es la inversión de la pirámide demográfica. Estamos viviendo más, y eso hace que cada vez tengamos más adultos mayores.
Además, hay personas con esa carga de enfermedad por lo mismo que se ha mencionado: los estilos de vida no saludables, que las han llevado a acumular y ser potenciales víctimas de alguna situación particular.
¿Qué nos ocurre, entonces? Nuestra sociedad debe entender que esta es una prioridad nacional. Y esa prioridad nacional se refleja en esta iniciativa. Por lo mismo, felicito a la Senadora y a los Senadores que están detrás del proyecto, porque nos brinda la posibilidad de darnos el tiempo para reflexionar qué debe hacer Chile con todos sus esfuerzos. Es una oportunidad única.
Y aquí quiero llamar la atención en cuanto a que el asunto no atañe solo al Ministerio de Salud. Vamos a contar muy pronto -durante este año- con el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Y es precisamente desde el "conocimiento" donde Chile puede avanzar mucho.
Y uno de los aspectos que se debe relacionar con este Plan Nacional del Cáncer es el plan del genoma nacional. Hay que entender qué tenemos, cuáles son las características de nuestra población. Y no solo de la población humana, sino que de toda la biodiversidad. Ello puede incluso contribuir a que encontremos la cura a enfermedades que hoy no conocemos. Un plan de esta naturaleza requiere, obviamente, tecnología, capacidades, científicos, pero que todo ello esté conectado.
Y es quizás la invitación a las regiones. Tenemos una diversidad estupenda. Por ejemplo, en La Araucanía existen cosas que no conocemos; en el sur, en el mar. Y esos lugares nos aportarán conocimiento.
También necesitamos preparar personas. Y ahí la inversión en la masa crítica -no solo de médicos- es fundamental para hacernos cargo de aquellas situaciones particulares.
Pero también requerimos equipamiento y tecnología; no únicamente la big data que se menciona. Se necesita la capacidad para tener exámenes resolutivos, que cuenten con una calidad tecnológica de primer nivel.
Hoy un PET SCAN requiere de la producción de isótopos radiactivos. Para eso la Comisión Chilena de Energía Nuclear provee al sistema nacional de esos isótopos que permiten detectar el cáncer en forma anticipada.
La prevención es fundamental. Porque en la medida en que se puede anticipar la detección en los estadios más tempranos, es mucho más fácil contener y otorgar más expectativas de vida a las personas.
La medicina preventiva, como una forma, como un estilo, y en rutina, es esencial en este Plan. Pero considero que lo más importante es el compromiso. Todos debemos cuidar nuestra salud. ¿Por qué? Porque es nuestra, es única y es lo primero que tenemos que cuidar. Y el Estado debe proveer los medios para facilitarlo.
En ese sentido, el sector de salud pública tiene que dar el ejemplo, la referencia; invertir en las personas, en la formación de especialistas, en el desarrollo de tecnologías y en un aspecto que es muy importante: el conocimiento desde las regiones.
Si bien el cáncer puede ser visto como una tragedia, también es una oportunidad. Una oportunidad para, tal como se explicó en el pasado, ser un referente mundial. Lo podemos lograr perfectamente si usamos esta transformación que queremos hacer de nuestro Estado, si nos preocupamos de detectar dónde están nuestras oportunidades, si usamos todos los elementos que tenemos a disposición.
El año 2034 recordaremos los doscientos años de la llegada de Darwin a Chile. ¿Por qué no llamar al plan del genoma nacional el "Plan Darwin"? La idea es saber exactamente qué tenemos disponible en Chile para atacar esta enfermedad y qué es lo que podrían enfrentar las personas.
Pero dicha información, que es muy valiosa, debe ser guardada de forma cibersegura. También se deben generar todos los avances científicos necesarios que apoyen el resguardo de esa información clínica y médica. Y, sin lugar a dudas, hasta la Ley de Protección de Datos Personales, que trabajaremos este año, es fundamental para asegurarlo.
Evidentemente, un plan nacional con estos efectos le hará muy bien a Chile. Pero requiere del compromiso de todos, de las personas que lo hacemos posible, del Estado, del mundo civil, del mundo académico. Lo más relevante es entender que la única forma posible es que lo hagamos todos juntos.
En tal sentido, voto a favor de la iniciativa.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Aravena.


La señora ARAVENA.- Señor Presidente, en primer lugar, y como lo han expresado varios de mis antecesores, deseo felicitar a la Senadora Goic, quien ha liderado el proceso, y también a nuestro Gobierno por acoger esta iniciativa parlamentaria y ciudadana.
Evidentemente, el cáncer es la segunda causa de muerte a nivel mundial. Se producen 8,8 millones de defunciones anuales producto de esta enfermedad, que tiene muchas aristas. Y probablemente -lo han señalado varios de los Senadores- la prevención sea uno de los grandes temas.
En mi opinión, estamos iniciando un proceso. La Ley Nacional del Cáncer no va a ser una solución, pero sí es un paso relevante para planificar una política pública vinculada al acceso igualitario al control, al tratamiento y a la recuperación de la enfermedad. También diría que los ámbitos más importantes son la prevención y la investigación. Y espero que contemos con especialistas vinculados desde todas las universidades del país. De esa forma, se podrá tener evidencia de situaciones que permitan disminuir la situación que hoy nos aqueja.
Actualmente, Chile tiene una sobrevida de un 40 por ciento a cinco años de cáncer. En las sociedades más desarrolladas esta cifra alcanza a 60 por ciento.
La reducción de esa brecha debiéramos impulsarla como indicador efectivo de resultado de la aplicación de la ley en proyecto.
Como lo señalaron todos los Senadores que me antecedieron, ninguno de nosotros está ajeno a la enfermedad. La han vivido nuestros familiares o amigos. Y no es un problema que aqueje solo a una persona en particular, sino que le cambia la vida a una familia completa.
Por lo tanto, considero que es el camino correcto y espero que tengamos el espacio para discutir. Porque es una materia muy muy importante para nuestro país. Y puede ser, como lo dijo un Senador que me antecedió en el uso de la palabra, un muy buen ejemplo para tomar en serio todas las otras enfermedades y patologías que hoy complejizan la salud y la sobrevida de las personas.
Así que quiero felicitar a quienes han liderado el proceso. Espero que todos podamos participar, en conjunto, en una de las leyes más importantes que se han desarrollado en el ámbito de salud en los últimos tiempos.
Muchas gracias.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Ebensperger.


La señora EBENSPERGER.- Señor Presidente, este proyecto de ley es una gran noticia para todos los chilenos. El Gobierno, a través de la Cartera de Salud, ha priorizado el cáncer como un problema relevante de salud pública, con todo lo que ello significa, estableciendo un marco normativo que permitirá desarrollar políticas, planes y programas relacionados con la enfermedad.
Para ese fin, se crean el Plan Nacional del Cáncer, la Comisión Nacional del Cáncer, el Fondo Nacional del Cáncer y el Registro Nacional del Cáncer.
Acá se ha indicado -y lo señala también la Organización Mundial de la Salud- que una de las principales causas de morbilidad y mortalidad (la segunda a nivel mundial) es el cáncer. En 2012 se registraron alrededor de 14 millones de nuevos casos, y se estima que en veinte años más la cifra aumentará en 70 por ciento, aproximadamente.
Sin duda, son materias relevantes que debemos poner en el centro de la discusión y avanzar rápidamente en ellas.
Además, quiero destacar dos artículos del proyecto: el artículo 3°, que habla del compromiso que asume el Ministerio de Salud para fomentar el desarrollo del capital humano, de los especialistas y de los técnicos para que lleven adelante las políticas que acá se consideran; y, particularmente, el artículo 5°, que establece la creación de una Red Oncológica Nacional.
Es cierto que el cáncer es una enfermedad grave. Pero no es lo mismo padecerla en Santiago que en una región, y más aún si es en alguna zona extrema. Porque ello significa que no solo el enfermo debe trasladarse mayoritariamente a Santiago -es el caso, por lo menos, de la Región de Tarapacá- a resolver su problema de salud, que normalmente dura un tiempo largo; también debe hacerlo algún familiar.
En consecuencia, además de los problemas de salud y emocionales que podemos producir al enfermo y a todo su entorno, también se genera un problema económico. Porque generalmente la persona que acompaña al enfermo por largo tiempo en otra ciudad termina perdiendo su trabajo y dejando un poco de lado a su familia. Y eso, sin duda, debilita a la familia, a la sociedad y termina transformándose en una preocupación más para el enfermo.
Por eso, considero muy relevante el anuncio de la creación de la Red Oncológica Nacional de alta, mediana y baja complejidad, que cubrirá el norte, el centro y el sur de nuestro país.
Aprovecho, además -no podría dejar de mencionarlo-, de agradecer al Ministerio de Salud por incluir en el Presupuesto del año 2019 14 mil millones para el centro oncológico de Iquique, un proyecto por el que se ha luchado transversalmente durante muchos muchos años y que, lamentablemente, ha visto morir a varios de los hombres y mujeres que lo impulsaron.
En ese contexto, quisiera destacar particularmente la labor del doctor Ramsés Aguirre.
Así que bienvenido el proyecto, bienvenida la prioridad que el Gobierno y el Ministerio de Salud le ponen al cáncer como política pública.
Agradezco una vez más por el centro oncológico que esperamos que se construya pronto en la ciudad de Iquique. Y, sin duda, votaré favorablemente la iniciativa.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, en primer lugar, quiero agradecer al Gobierno del Presidente Piñera y al Ministerio de Salud por recoger esta iniciativa de ley que surgió desde la sociedad civil, desde las asociaciones de enfermos y de una moción presentada por los miembros de la Comisión de Salud de esta Corporación.
Por supuesto, el proyecto de ley que nos ocupa establece un marco normativo que nos va a permitir desarrollar políticas, planes y programas relacionados con esta grave enfermedad.
El año 2020 el cáncer será la principal causa de muerte en nuestro país; actualmente ya lo es en las Regiones de Arica y Parinacota, de Antofagasta, de Los Lagos y de Aisén.
El cáncer, además, explica el 28 por ciento -¡el 28 por ciento!- de las defunciones en Chile. Estamos hablando de cerca de 25 mil fallecimientos, con una incidencia de 45 mil nuevos casos por año.
Por eso es tan importante.
Esto va acompañado del Plan Nacional del Cáncer, que ha puesto a disposición el Gobierno del Presidente Piñera, y, además, de la necesidad de establecer un Registro Nacional del Cáncer y un Fondo Nacional del Cáncer.
¿Cuáles son las dificultades que hemos tenido hasta ahora para enfrentarnos a esta grave y dolorosa enfermedad?
La primera es no contar con centros de diagnosis temprana y oportuna.
Hoy día tenemos centros macrozonales como, por ejemplo, el hospital Carlos van Buren, que atiende a los enfermos de cáncer de las Regiones de Atacama, de Coquimbo y de la nuestra.
¿Cómo un paciente de Combarbalá, de Calle Larga o de una comuna como Tierra Amarilla logra atenderse de manera oportuna para evitar que crezcan las incidencias de muerte por este tipo de enfermedades?
Por eso es tan relevante contar con centros regionalizados, oportunos, que están contemplados en el Plan Nacional del Cáncer.
Por eso es tan importante contar con un Registro que permita establecer si hay incidencia del lugar donde residen las personas en la ocurrencia de determinados cánceres.
Eso habla de la necesidad de una planificación para saber cómo enfrentamos esta enfermedad.
Quiero manifestar que, por supuesto, nos sentimos muy orgullosos de haber participado en este proceso y de que finalmente hayamos obtenido la acogida del Presidente Piñera.
Cuando fuimos a ver, junto con la Senadora Goic, al Ministro Blumel en su oportunidad, al Ministro de Salud y hablamos con el propio Presidente de la República, se nos dijo que este iba a ser el año del Plan Nacional del Cáncer.
Luego, gracias a la sociedad civil y a las asociaciones de enfermos, finalmente el Presidente Piñera tomó la decisión de firmar este proyecto de ley que genera un marco normativo relevante en esta materia.
Señor Presidente, es indudable que se requiere avanzar en un cambio para enfrentar la salud en Chile. Debemos pasar de un modelo reactivo a uno preventivo y ser capaces de modificar las conductas de los chilenos: sus hábitos alimenticios, el sedentarismo.
Sin lugar a dudas, eso contribuirá en términos muy exponenciales a la baja o la disminución en la incidencia del cáncer.
Tenemos que hacernos cargo de los equipamientos necesarios para realizar las pesquisas oportunas; de la adquisición, por ejemplo, de mamógrafos para diagnosticar tempranamente el cáncer de mamas.
En consecuencia, esta es una buena noticia. Pero también tiene que ir acompañada de tratamientos eficaces y oportunos que posibiliten...
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.
El señor CHAHUÁN.- Treinta segundos más, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Muy bien.
El señor CHAHUÁN.- Por ello, no me cabe la menor duda de que hoy estamos dando un paso histórico para aquellas personas a quienes se les acabó la esperanza. Hoy podemos decirles que el Estado se hará cargo de este marco normativo que irá, por supuesto, acompañado de un Plan Nacional del Cáncer y de un Registro que nos permitirá generar un cambio de políticas desde el propio Ministerio de Salud.
No quiero terminar sin antes pedirle al Ministerio de Salud -ojalá se pueda mandar el oficio respectivo- el reconocimiento de nuevas especialidades.
Tenemos una situación dramática en lo que respecta al reconocimiento de algunas especialidades relacionadas con el cáncer, particularmente en lo que dice relación con el cáncer ginecológico.
Disponemos de los especialistas, tenemos sus currículos y esperamos que el Gobierno dé un paso en el reconocimiento de esas especialidades que son tan importantes para avanzar en esta materia.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Propongo a Sus Señorías -todavía tenemos los votos suficientes en el Hemiciclo- fijar el plazo para la presentación de indicaciones.
¿Les parece el 1 de abril, tal como lo solicitara la Senadora señora Goic?
La señora PROVOSTE.- Perfecto.
La señora GOIC.- Conforme.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Muy bien.
Así se acuerda.
Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, estimados colegas, en primer lugar, quiero compartir las felicitaciones expresadas a la Senadora Goic por la promoción de esta iniciativa de Ley Nacional del Cáncer y también a todas las organizaciones que han estado trabajando en esta materia hace tiempo, así como valorar que el Ejecutivo la haya patrocinado.
En segundo término, me parece evidente que este proyecto de ley es un primer paso, que debemos valorar, puesto que es muy importante.
Sin duda, en nuestro país ya se ha comenzado a abordar indirectamente la inquietud societal sobre los problemas derivados de esta enfermedad, toda vez que tenemos más de una docena de patologías oncológicas en el GES, diversas políticas públicas -tal como recordaba, si no me equivoco, el Senador Moreira- a nivel de la prevención y muchas otras cosas que se están haciendo, particularmente en lo que dice relación con la vacunación de las niñas.
Es decir, hay varias acciones que hemos comenzado a impulsar y este proyecto es un paso muy significativo.
Sin perjuicio del debate en particular, pienso que la creación de la Comisión Nacional del Cáncer es tremendamente importante, como también la existencia de un Registro Nacional del Cáncer, con el objeto de que se vayan generando una Red Oncológica Nacional, guías clínicas y, por cierto, el Plan Nacional del Cáncer.
Creo que comenzamos a avanzar en la dirección correcta.
En mi concepto, la creación del Fondo es muy importante, aunque vale la pena preguntarse por qué no existen recursos públicos en él. Ese es uno de los elementos que habrá que considerar, pues solo opera con aportes provenientes de la cooperación internacional, de donaciones, herencias y legados. Sería bueno ampliarlo, para que el sector público también pueda realizar su contribución.
Más aún, cabe pensar que una parte de los dineros recaudados por algunos juegos de azar podrían ir al referido Fondo, por cuanto estamos hablando de investigación y tratamientos que a veces son muy caros, particularmente para aquellas patologías oncológicas que no están en el GES o que necesitan otro tipo de apoyo.
En ese sentido esta propuesta me parece muy adecuada.
Por otra parte, ha surgido un debate que aplaudo pero que me molesta -tengo que decirlo-, en torno a cómo los médicos extranjeros que poseen una especialidad pueden hacer uso de un fast track para poder trabajar.
En lo personal, me gustaría ver que ese fast track fuese más generalizado, no solamente destinado a las patologías oncológicas, sino también a muchas otras.
En la red de hospitales del sector público tenemos muchos especialistas extranjeros que están poniendo el hombro, pero a quienes constantemente se les ponen trabas para ejercer.
Hay una gran gama de médicos venezolanos, ecuatorianos y de diferentes nacionalidades a quienes, en vez de aplaudir y facilitar su labor, la Universidad de Chile y otras redes les dificultan su incorporación, más aún cuando se trata de especialidades.
Me gustaría que el mismo procedimiento que se establece aquí para especialistas oncológicos se aplique para otras especialidades. Creo que nos ayudaría mucho. Sin perjuicio de ello, vamos a apoyar, por cierto, que dichos profesionales sean incorporados con este fast track.
Señor Presidente, estamos dando el primer paso.
Quiero agradecerles muy sinceramente a todas las organizaciones de nuestro país su esfuerzo en esta materia.
En la Región de O'Higgins, que represento junto con el Senador García-Huidobro, existen muchas organizaciones -en Lo Miranda o en otros lugares-, algunas impulsadas por dirigentes vecinales, otras por concejales de todos los colores políticos, las cuales hacen un trabajo realmente increíble para acompañar a las familias afectadas.
No porque la patología esté incorporada en el GES se resuelve todo. Hay situaciones que son dramáticas para las familias.
Quiero agradecerles mucho a todos su contribución.
También considero muy importante que en esta Ley Nacional del Cáncer busquemos otros tipos de tratamientos no tradicionales que han demostrado ser tremendamente eficaces, y que la Comisión Nacional del Cáncer pueda ayudarnos a abrir nuestra mente para enfrentar -disculpen la forma de decirlo- esta enfermedad maldita, que en el fondo es un exceso de vida: las células no saben que deben morirse y comienzan a generar tumores.
Existe mucha investigación en esa materia que nos puede ayudar.
Por sobre todo, existe un compromiso de país con muchas familias, con muchas personas que pueden ganarle la batalla a esta enfermedad.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Provoste.


La señora PROVOSTE.- Señor Presidente, sin duda, abordar este proyecto, iniciado en mensaje, en la presente legislatura es una buena noticia sobre cómo se va avanzando en este ámbito y cómo vamos incorporando el trabajo que durante muchos años se ha realizado en materia sanitaria.
Asimismo, destaco que esta iniciativa recoja no solo lo propuesto en algunas mociones, sino también un trabajo y una convicción que, en el caso de nuestra bancada, representamos a través de nuestra colega la Senadora Carolina Goic.
Este no es un proyecto aislado. Chile y este Parlamento han contribuido para que durante años y en gobiernos anteriores podamos incorporar condiciones oncológicas dentro de las garantías explícitas en salud.
Por ejemplo, la vacuna contra el virus del papiloma humano con cobertura universal en niñas escolares, que fue ingresada al Programa Nacional de Inmunizaciones durante el Gobierno de la Presidenta Bachelet, es una realidad.
El acceso a tamizaje para la detección temprana de cánceres cervicouterino y de mamas ha sido también parte de una política pública.
Señalo lo anterior, porque todas las sociedades deben ser capaces de ir avanzando a partir de lo que han sido capaces de construir.
Cada una de las intervenciones que me han antecedido da cuenta de lo complejo que significa vivir con una de estas patologías, no solo para quienes la padecen, sino también para su entorno (la familia y la sociedad). Por lo tanto, como muy bien se señala, esto no solo conlleva consecuencias para las personas que son diagnosticadas con esta enfermedad, sino también genera un enorme impacto emocional, psicológico y económico para otros.
A pesar de que logramos incorporar dentro de las garantías explícitas en salud diecisiete condiciones oncológicas -por ejemplo, la vacuna contra el papiloma humano en los planes de vacunación para las niñas- y vemos los avances que hemos alcanzado -y esta iniciativa se suma a aquello-, existe un elemento que siempre queda ajeno y se relaciona con las características territoriales. Ante ello, la descentralización es importante.
Este punto lo hemos conversado con el Ministro de Salud, quien ha comprometido la instalación de un centro oncológico en la Región de Atacama. Mientras tanto, hay medidas que el Ministerio puede tomar para facilitar la vida del paciente diagnosticado con cáncer y la de su entorno.
¡Que nuestros pacientes de la Región de Atacama tengan que viajar a Antofagasta, donde se encuentra el único centro de derivación oncológico, es un problema!
¡No existen redes de derivación en mi región, lo que afecta los apoyos familiares!
Para muchos pacientes resulta más conveniente venir a Santiago -existe la misma distancia en kilómetros-, porque ahí cuentan con redes familiares que pueden apoyarlos en esos procesos, que son complejos desde el punto de vista emocional y psicológico.
Por eso, no se debe obligar a que el único espacio de derivación sea Antofagasta.
Quiero señalar otro elemento.
Desde Copiapó, Vallenar, Incahuasi, Chañaral no tenemos ningún otro medio para ir hasta la capital regional de Antofagasta que no sea por vía terrestre. Por lo tanto, cuando un paciente es sometido a radioterapia, a quimioterapia, y luego debe devolverse en bus, esa situación no evidencia condiciones dignas ni el reconocimiento al difícil momento que enfrenta.
Voy a votar a favor de este proyecto en general.
Sin embargo, mientras se concretan compromisos en materia de construcción de centros oncológicos, como el que esperamos en la Región de Atacama, creemos que se pueden adoptar ciertas medidas administrativas. Posee el mismo impacto económico derivar a nuestros pacientes a Antofagasta que derivarlos a otra ciudad. Al menos ello debiera ser una opción para quienes hoy día enfrentan tan difícil enfermedad.
Reitero nuestras felicitaciones, particularmente, a la Senadora Carolina Goic.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, quiero felicitar también a la Senadora Carolina Goic. En la segunda vuelta durante toda la campaña electoral el Presidente Piñera dijo: "Tomo del Programa de la Senadora Goic su propuesta referida al cáncer". Así lo ha hecho, y eso hay que reconocerlo.
Es un buen paso y el inicio de un debate que no se va a quedar solo en este proyecto de ley. Confío en que podamos mejorarlo, en establecerlo como un instrumento basal para comenzar en Chile una decidida lucha contra el cáncer.
El Senador Girardi ha hecho una intervención larga, notable respecto de las preocupaciones que debiéramos tener.
El dolor que nos embargó a raíz de la partida de Antonio Horvath fue un campanazo que nos recordó que nadie está exento del flagelo del cáncer. Un Senador querido por todos tuvo cáncer linfático y nos dejó.
Es una lección que debemos aprender.
¡No existe nadie, por más dinero o condición social que tenga, a quien no pueda afectarlo: el cáncer penetra y llega a cualquiera!
Y esto genera mucho más dolor en las familias humildes, como aquí se ha manifestado.
Las predicciones hechas por los que participaron en el debate de esta iniciativa de ley, como lo señalaban el Senador Girardi y la Senadora Goic, indican que para el año 2020 el cáncer va a ser la principal causa de muerte en Chile.
Ese es otro campanazo que debiera hacernos actuar con rapidez y precisión.
El proyecto crea el Registro, el Fondo y la Comisión Nacional del Cáncer. ¡Bien! Vamos a contar con una institucionalidad.
Pero se van a necesitar recursos para financiar de manera permanente el funcionamiento de tal institucionalidad.
El informe da cuenta de aspectos que no figuran y pueden ser incorporados en la propuesta legislativa. Por ejemplo, la importación de tejidos en el caso del trasplante de médula ósea todavía paga IVA y los impuestos aduaneros. Resolver eso es una tarea que puede realizar el Ejecutivo, que no significa mayor costo fiscal y que permite salvar vidas.
En Chile, señor Presidente, existen 110 oncólogos y 80 radioterapeutas. Hemos dado una pelea por médicos especialistas con más de 258 alcaldes en los últimos años.
¡Hay que formar más médicos! Hablamos de 110 especialistas en total para una población de 17 millones de chilenos.
¡La cantidad de oncólogos que tenemos corresponde a un cuarto de los que existen en los países ricos de la OCDE, a la cual pertenecemos! ¡Un cuarto!
Debemos generar una política de formación y retención de especialistas en las regiones. Los oncólogos, por diversas situaciones, no se quedan en ellas.
Recuerdo el caso de Punta Arenas: no existía un oncólogo infantil. Había que ir a Valdivia, a Santiago, y el costo económico del traslado de los niños desde Punta Arenas a Valdivia, y de Valdivia a Santiago, era muy superior a un incentivo remuneracional que permitiera que Magallanes contara con dicho especialista.
En materia de investigación sobre el cáncer, el informe señala que solo el 10 por ciento del presupuesto se invierte en esa área, pese a que tal patología mata a un cuarto de los chilenos.
En ese sentido, el Presidente de la Sociedad Chilena de Oncología Médica, don Luis Villanueva, ha hecho una serie de recomendaciones para mejorar este proyecto de ley -están en el informe- que, a mi juicio, vale la pena revisar.
Hay 55 mil familias que tienen un pariente con cáncer.
Me reiteraba la Senadora Goic que tres personas por hora mueren de cáncer en Chile. ¡Esto es un flagelo!
Cuando se conocen casos de esta patología a nivel de trabajadores y se realizan bingos en su beneficio, yo digo -lo he señalado diez veces- que no basta con llevar un premio al bingo para apoyar a la persona enferma que está en FONASA. ¡No basta!
¡Debemos hacer una ley!
Yo confío en que este es un primer paso para que las recomendaciones que han hecho todas las sociedades y organizaciones de la sociedad civil puedan ser recogidas, a fin de que, en definitiva, contemos con un tratamiento contra el cáncer más allá de cualquier diferencia ideológica.
En esta materia vamos a estar con el Presidente Piñera. Esperamos que las bancadas entiendan que en este punto la sociedad nos reclama unidad de acción, y nosotros estamos disponibles para ello.
Enfrentar el cáncer es tarea de todos, señor Presidente.
Voto a favor.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, este proyecto de ley refleja la unidad que el país necesita frente a una de las enfermedades más catastróficas que existen, como es el cáncer.
Constituye un esfuerzo del Gobierno que dirige el Presidente Sebastián Piñera, sumándose a la propuesta hecha por la Senadora Carolina Goic, para dotar a nuestro sistema de salud de una herramienta eficaz destinada a luchar contra dicha patología, que en sus distintas formas cobra tantas vidas de chilenas y chilenos.
Con el fin de enfrentar esa letal enfermedad, se debe avanzar en su diagnóstico precoz. Para ello, nuestras principales barreras son la insuficiente cantidad de especialistas, la deficiente infraestructura y los altos niveles de factores de riesgo. Solo contamos con un 25 por ciento de los oncólogos que requerimos, con un 35 por ciento de los radiólogos que necesitamos y con un 20 por ciento de los aceleradores lineales que el sistema público debiese tener.
Por lo tanto, precisamos no solo sacar adelante esta ley, sino también diseñar, implementar y ejecutar una política nacional seria contra el cáncer. Para tal finalidad esta iniciativa es un instrumento fundamental. Por eso tenemos que no solo aprobarla en general, sino, además, darle a su tratamiento la mayor celeridad posible.
Los objetivos del proyecto son desarrollar un marco normativo para combatir el cáncer y crear un fondo de financiamiento destinado a ese propósito, ambos elementos fundamentales para una lucha eficaz contra este flagelo.
Espero que dicho fondo priorice las regiones en donde las estadísticas de mortalidad por cáncer son especialmente preocupantes, como sucede en las zonas extremas, en especial en mi Región de Arica y Parinacota.
La norma tiene la amplitud necesaria para posibilitar una atención integral de la persona y su familia; formar recursos humanos que permitan su tratamiento, y desarrollar un aspecto fundamental para que avancemos: la investigación de la enfermedad, sus causas y consecuencias.
Sin embargo, solicito que en la discusión en particular se elimine el plazo de cinco años que el proyecto fija para el Plan Nacional. Su evaluación debe ser periódica y su duración, indefinida. Hay que tener conciencia de que el cáncer es una enfermedad que nos acompañará por mucho tiempo y, por ello, el plazo establecido para el Plan es claramente insuficiente.
Gracias.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor De Urresti.


El señor DE URRESTI.- Señor Presidente, Honorable Sala, estamos llamados a pronunciarnos sobre el proyecto, en primer trámite constitucional, que establece la Ley Nacional del Cáncer.
Cabe reiterar que el Gobierno ha recogido una propuesta que ha liderado la Senadora Goic y que ha sido apoyada por un conjunto de parlamentarios, por la sociedad civil y por muchas organizaciones a lo largo de todo Chile, mediante la cual se da cuenta de una situación brutal, devastadora en la vida de muchas familias en el país.
Soy Senador por la Región de Los Ríos, cuya capital es Valdivia, donde está el centro de referencia en oncología del sur de Chile. Ahí la posibilidad de conocer casos, de encontrarse y compartir con familias, con seres queridos, con parientes que han estado enfrentados al flagelo del cáncer es algo cotidiano. Por tanto, voy a hablar no desde la referencia teórica de dicha patología, sino desde la experiencia de conocer esa realidad, de haber visto el rostro de familias, de padres, de jóvenes, de niños que luchan contra ese flagelo, que, desgraciadamente, es mucho más extenso que las cifras que se han dado a conocer en esta discusión.
Es importante destacar ese punto acá.
Esta es de las políticas de Estado en las que hay que ponerse de acuerdo, que uno debe respaldar, y en las cuales el país da un paso y sube un escalón en seguridad.
Como señaló alguien en este debate, la idea es que nunca más haya bingos o colectas por parte de las familias afectadas, haciendo esfuerzos sobrehumanos, para pagar el traslado del paciente, para conseguirle el trasplante o una hora médica. En un país como Chile, que ha avanzado, que tiene la capacidad de ponerse de acuerdo, ¡esa situación no puede continuar! No es digno para una familia, además de apoyar a su ser querido enfermo con un tratamiento de esta naturaleza, tener que estar generando recursos con dicho tipo de actividades.
El objetivo de la presente iniciativa, como dice su artículo 1º, es "establecer un marco normativo que permita desarrollar políticas públicas, planes y programas destinados a prevenir el aumento de la incidencia de cáncer, su adecuado tratamiento y recuperación de la persona diagnosticada con dicha enfermedad, así como crear un fondo de financiamiento adecuado para lograr ese objetivo.".
Se propone un Plan Nacional del Cáncer. ¡Eso es lo que necesitamos, señor Presidente!
Es bueno que esté presente el Ministro Blumel en esta discusión.
En este país, sinceramente, creo que estamos no solo ante un problema de recursos, sino también de gestión. Lo digo por Valdivia: tremendo destino de profesionales en materia oncológica, en trasplantes oncológicos.
¡Pero la operación se compra en Santiago, en clínicas privadas!
Entonces, no existe una política definida, una carrera y una formación de todo el personal. Y no hay retención de profesionales. A mi juicio, el problema en Chile hoy no es tanto la falta de médicos, sino el centralismo. Todos los oncólogos y especialistas en medicina en general terminan en Santiago, porque no se puede competir con lo que pagan ahí las clínicas privadas. ¡No es posible competir con esos holdings de salud!
Por eso en regiones quedamos con menos personal.
Y, aun habiendo personal, como es el caso de Valdivia, se producen problemas de infraestructura. Tenemos un hospital que no está a la altura de las necesidades. El equipo humano es tremendamente importante, pero no posee toda la gestión requerida. Les puedo mencionar, sin dar nombres, el caso de pacientes cuyos trasplantes de médula ósea se hicieron en Santiago, y como parte del tratamiento deben viajar cada tres meses a la capital. Y se trata de gente del mundo rural.
¡Eso es inadmisible!
No es un problema de recursos, sino de gestión.
Entonces, es bueno que tengamos un Plan Nacional del Cáncer; una detección precoz en materia de cáncer de alta incidencia, como es el cáncer de mamas. Al respecto, me reuní con profesionales, con corporaciones, con ONG que se están formando y que buscan desde la sociedad civil, desde la ciencia, desde la investigación, aportar en la lucha contra este tipo de enfermedades.
En mi opinión, este es un tremendo proyecto. Se trata de una política de Estado en la que no debemos tener diferencias, y sí establecer un estándar distinto en materia de salud.
Es necesario precisar que sí necesitamos más recursos, pero también mejor gestión y más descentralización.
Los Senadores somos en su mayoría de regiones, de zonas extremas, y sabemos que sufrir de cáncer en Punta Arenas, en Arica, en Coihaique, en Valdivia, es distinto que tenerlo en las grandes ciudades.
Valdivia, al ser una región austral, tiene un centro de referencia en oncología. ¡Vaya que ha facilitado la calidad de vida de quienes han enfrentado esa enfermedad!
Pero eso no es equitativo. Seguramente, no podemos tener centros de cáncer en todo Chile. Se precisan centros de referencia en oncología que trabajen con el mundo científico, que desarrollen investigación, que avancen en prevención, que se ocupen precisamente en educar a la población en este tipo de enfermedad.
Voy a votar a favor.
Felicito la capacidad de diálogo, de entender un proyecto originado en una buena moción parlamentaria, que el gobierno de turno ha recogido. Este es el tipo de cosas que motivan a trabajar. Pero insisto: debemos precisar bien la labor que tenemos que realizar. Necesitamos más recursos, pero también una política más equitativa en la distribución de especialistas y de enfoque médico para combatir este flagelo.
Voto a favor.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Finalmente, tiene la palabra el Senador señor García-Huidobro.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, en primer lugar quiero valorar que este sea el primer proyecto que aprobamos en general hoy día después del que aprobamos anteriormente. Creo que ello habla muy bien de las iniciativas sociales que tiene el país. Y es por eso que agradezco al Presidente de la República, a través del Ministro Blumel, que nos acompaña, el mensaje con que se dio origen al proyecto.
También quiero valorar y agradecer la gestión que ha realizado durante mucho tiempo la Senadora Carolina Goic, que ha llevado la voz no solamente de quienes les ha tocado ver de cerca esta situación, sino también de los que han sufrido la enfermedad.
Valoro, señor Presidente, que estemos hablando un mismo idioma en el Congreso. Creo que estos son los temas que deben unirnos, porque las necesidades del país así lo requieren y a ellas nos debemos.
Tampoco puedo dejar de reconocer a una institución que partió hace bastante tiempo y en la que trabajó mi madre, quien también falleció de cáncer: la Fundación Arturo López Pérez. Esta institución ha cumplido una labor extraordinaria en Chile. De todas partes del país hemos logrado enviar a muchas personas que no contaban con otra opción.
Ojalá pudiéramos tener a esta misma fundación o a otras similares trabajando en macrozonas. Entiendo al Senador De Urresti cuando dice que resulta imposible disponer prontamente de algo así en todas las regiones, pero sí sería factible, a mi juicio, en macrozonas, para contar en ellas con la labor de estas fundaciones que se han especializado en apoyar al prójimo, no solo con ayuda técnica o medicinal, sino también con otra cosa que es muy importante: el apoyo humano en momentos de dolor. Eso es fundamental.
Valoro que estemos partiendo con un proyecto que va en el camino que todo Chile espera y merece.
Por otro lado, señor Presidente, es importante señalar que, cuando tuve la oportunidad de representar a mi comuna, Rancagua, logré, con la misma Fundación Arturo López Pérez, que la clínica móvil llegara a las poblaciones a realizar exámenes de Papanicolau, en una época en que existía mucho temor de practicárselos. Y luego logramos llevar la clínica móvil para que hiciera mamografías.
¿Por qué lo digo? Porque creo que en esto debemos trabajar seriamente en informar a la comunidad, informar a la gente. Hay muchas mujeres que tienen temor de hacerse los controles. Muchas personas creen que el cáncer es una enfermedad que nunca van a sufrir, y por lo general ella está mucho más cerca de lo que nos imaginamos.
No puedo dejar de valorar y de aplaudir lo que estamos haciendo hoy día.
Eso sí -lo he escuchado de algunos Senadores y Senadoras-, debemos ver de qué manera podemos obtener más recursos e incentivar al sector privado. Me gustó la idea que planteó el Senador Letelier en cuanto a que los juegos de azar también podrían aportar un porcentaje de sus ganancias a este fin.
Creo que tenemos la oportunidad de entregar nuestras visiones y de darle al país lo que él espera: cercanía humana, apoyo a quienes están sufriendo la enfermedad, y la posibilidad de salvar vidas. Muchas de ellas pueden salvarse si existe ayuda adecuada, información oportuna y, sin duda, los recursos suficientes para que quienes son de regiones dispongan de las mismas oportunidades que tiene la gente de la Región Metropolitana. Sin duda, aquí somos todos iguales, pero requerimos un sentido de unidad y que esta enfermedad sea una de las primeras prioridades en las preocupaciones de todo este Senado.
Voto con todo gusto a favor.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- No hay más inscritos para intervenir.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (39 votos favorables).
Votaron por la afirmativa las señoras Aravena, Ebensperger, Goic, Muñoz, Órdenes, Provoste, Rincón y Von Baer y los señores Allamand, Bianchi, Castro, Chahuán, Coloma, De Urresti, Durana, Elizalde, Galilea, García, García-Huidobro, Girardi, Guillier, Harboe, Huenchumilla, Insulza, Kast, Latorre, Letelier, Montes, Moreira, Navarro, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prohens, Pugh, Quintana, Quinteros, Sandoval y Soria.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Recuerdo que ya se tomó el acuerdo para que el plazo de indicaciones sea hasta el lunes 1° de abril.