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EXIGENCIA DE INCLUSIÓN DE NOMBRES DE PARLAMENTARIOS AUTORES DE MOCIÓN EN DECRETO PROMULGATORIO DE LEY RESPECTIVA


El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que exige que en el decreto promulgatorio de la ley conste el nombre de los autores del proyecto cuando se trate de una moción parlamentaria, con segundo informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
--Los antecedentes sobre el proyecto (11.441-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite: sesión 60ª, en 7 de noviembre de 2017 (se da cuenta).
Informes de Comisión:
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento: sesión 13ª, en 8 de mayo de 2018.
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento (segundo): sesión 78ª, en 18 de diciembre de 2018.
Discusión:
Sesión 14ª, en 9 de mayo de 2018 (se aprueba en general).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- La Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento deja constancia, para efectos reglamentarios, de que la única indicación que se formuló al texto aprobado en general fue retirada por su autor, por lo que dicho organismo técnico propone la aprobación en particular de la iniciativa en los mismos términos en que fue acordada en general.
Nada más, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- En discusión particular el proyecto.
Tiene la palabra el Senador señor Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, en realidad no tenía sentido presentar indicaciones a un proyecto de artículo único, el cual se aprueba o se rechaza simplemente, pues yo no creo que se pueda cambiar.
La verdad es que estoy completamente en contra de esta iniciativa, y lo digo desde ya.
Creo que el Congreso tiene una tendencia -no estoy criticando a nadie, yo mismo me incluyo- bastante marcada hacia el individualismo, en el que cada Senador intenta tener su propia agenda y manejar sus propias cosas.
A mi juicio, este proyecto enfatiza eso, aparte de acentuar una competencia para ver quién pone su nombre en cualquier normativa que lo ayude a perpetuar su imagen.
Lo anterior me parece profundamente negativo. Porque la gente recuerda, para bien o para mal, al parlamentario que presentó algún proyecto.
Acabamos de discutir una iniciativa que contenía un nombre -no lo voy a mencionar acá-, que puede ser justo o injusto, pero ciertamente está identificando a quien se encargó de moverla, más allá de si la presentó o no.
Pienso que se trata de dar cierta satisfacción al ego por parte de los Diputados que presentaron el proyecto, pero yo al menos quiero dejar de manifiesto que estoy en contra de lo propuesto, por considerarlo innecesario.
Por lo demás, las iniciativas de ley originadas en el Congreso generalmente no son las de mayor importancia.
En consecuencia -reitero-, esto es más bien una forma de hacer notar que uno está legislando, no obstante existir mejores maneras de hacerlo más colectivamente y con mayor tranquilidad.
Así que yo por lo menos anuncio que voy a votar en contra.
Por otro lado, señor Presidente, le pido abrir la votación, si es posible.
Gracias.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo de la Sala para abrir la votación?
Acordado.
En votación particular el proyecto.
--(Durante la votación).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, este es un debate necesario, pero de los temas de fondo.
La realidad es la que señala -por su intermedio- el Senador Insulza. Es decir, la relativa al grave desprestigio al que está sometido este Poder del Estado, el Poder Legislativo, la Cámara de Diputados y el Senado; o la política en general, los partidos: 95 por ciento de rechazo.
Pero no solo estamos obligados a constatar la realidad, pues ella se constata diariamente, sin necesidad de instrucción ni de ocupar un cargo de Senador o Diputado.
Nos encontramos obligados a buscar la causalidad.
Y el origen de esta moción -que yo comparto- se halla en la Constitución y en la Ley Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, que establecen que aquí hay colegisladores. Por tanto, el proyecto en debate no hace sino ratificar lo que dicha ley orgánica contempla: que la ley es colegislada por los órganos Ejecutivo y Legislativo.
Lo que sucede es que la Constitución del 80 -nauseabunda, absolutamente nefasta, y que ojalá pronto podamos cambiar- es extremadamente presidencial, concebida en dictadura. ¡La Constitución de Pinochet, con la firma de Lagos o la del último Presidente que le introdujo alguna modificación!
Yo había anunciado que votaría en contra de este proyecto si fuera una reforma constitucional. No estoy disponible para parchar la Carta del 80.
El tema de fondo es que este Parlamento, particularmente el Senado, funciona ¡seis días al mes! y tiene su sede en Valparaíso, con toda esta implementación. Es decir, un hotel cinco estrellas para pernoctar seis días al mes. ¡Seis días trabajamos en Valparaíso y disponemos de esta infraestructura!
En los años 60, 70, 73, el Congreso tenía 150 Diputados y 50 Senadores, estaba en Santiago, y funcionaba perfectamente con dos tercios menos de automóviles y la mitad de los habitantes.
Por tanto, señor Presidente, el desprestigio de la política tiene múltiples causas, no solo la ausencia de nuestras firmas en el decreto promulgatorio.
Pero le voy a comentar al Senador Insulza -por su intermedio, señor Presidente- que cuando regreso al barrio Recoleta, donde yo nací, no falta el amigo, el trabajador, el obrero, la dueña de casa que me dice "Ustedes, ¿qué hacen?". Es más, cuando fue la Presidenta Bachelet a presentar una ley, en el escenario estaban la Primera Mandataria y el Ministro del Trabajo, y los parlamentarios nos encontrábamos en segunda, tercera fila. Y la gente nos preguntaba: "Ustedes, ¿qué hacen?".
Ante eso, yo dije: "Hacemos la ley". Y se me respondió: "¿Entonces, por qué no estás arriba en el escenario?" "¿Por qué no firmas la ley que construyes y haces?" "¿Por qué no se cumple la ley orgánica de ser colegislador?".
Señor Presidente, este Parlamento está de rodillas. ¡Es un Parlamento indigno que se somete al poder presidencial! ¡Y no lo vamos a derrotar hasta que no tengamos una nueva Constitución!
En este Senado juré -más bien prometí, no juro- que iba a luchar por una nueva Constitución. ¡Y la vamos a tener! ¡Tarde o temprano! ¡Les guste o no les guste a algunos que están en la Sala! Habrá una Carta Fundamental de verdad, representativa del siglo XXI y de la mayoría de los ciudadanos.
¡Esta es la Constitución de Pinochet, que pone de rodillas al Senado!
Por consiguiente, este proyecto es un intento de combatir el tema de fondo: la causalidad de que efectivamente en la pega que hacemos con el Ejecutivo ¡solo brilla el Ejecutivo! ¡No existe el Parlamento! Y mientras la gente no sepa lo que hacemos (porque ni siquiera la ley lleva la firma de quienes trabajamos en ella), seremos inexistentes.
¿Para qué sirve un Congreso si al momento de hacer una ley, que votamos y de la cual nos responsabilizamos, no figuramos?
Entonces, el tema de fondo es que aquí se modifica el Código Civil para que el decreto supremo lleve el nombre a que me he referido.
Yo presenté una iniciativa, señor Presidente, referida a esto. Y fue la Presidenta Bachelet la que determinó la inserción en el Diario Oficial al respecto. ¿Alguno de ustedes ha leído el Diario Oficial, que ahora es electrónico y antes era de papel? ¡El decreto dirá los nombres! ¡Eso no lo leerá nadie; no lo leerán ni los parlamentarios...!
Por lo tanto, mi crítica a este proyecto de ley es que, en definitiva, no es significativo. Es decir, no va a tener ningún impacto porque los chilenos poco leen, poco leen los diarios, menos el Diario Oficial, para saber que en ese decreto estará el nombre del autor de la moción.
La Ley Bustos-Seguel, por ejemplo (y estuvimos juntos en la Comisión de Trabajo con Rodolfo Seguel y con Manuel Bustos -los trabajadores lo saben porque fue una normativa efectiva-), tiene nombre no porque haya un decreto, sino porque resolvió temas fundamentales: que un trabajador no pueda ser despedido si no le han pagado sus imposiciones previsionales y de salud, por lo tanto, continúa vigente el contrato laboral. Repito: ha sido una ley efectiva.
Entonces, señor Presidente, digo que esto debe abrir un debate respecto a cómo hacemos para mejorar la alicaída imagen del Congreso Nacional. Esta, entre muchas otras cosas, tiene el elemento de que somos colegisladores pero la ley la firma el monarca de turno en La Moneda, eliminándose todo rastro del trabajo y el esfuerzo de nuestro Parlamento.
Por tanto, voy a entregar un informe elaborado por la Universidad del Biobío para que sepamos los miles de millones que gastamos por tener este enorme elefante blanco en Valparaíso sin brindar mucha utilidad.
Y ojalá llegue pronto el día en que traslademos el Congreso a Santiago, porque mayor va a ser la molestia general y el escándalo mundial que han causado los viáticos cuando sepamos cuánto gastamos por sesionar acá y no en Santiago.
Es por eso, señor Presidente, que voy a votar a favor solo como testimonio, porque tampoco creo que sea un buen proyecto.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Está bien, señor Senador. ¡No hay para qué enojarse tanto...!
Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, voy a votar favorablemente esta iniciativa, porque muchas veces la ciudadanía, tal como planteaba el Senador Navarro -por su intermedio-, no sabe lo que se hace y cómo se trabaja en este Parlamento.
Eso se debe en parte a que no hemos ejercido con fuerza nuestro rol de colegisladores, que finalmente consiste en generar un nuevo ordenamiento jurídico para el país.
Por tal razón, creemos que es relevante que el aporte que hace el Parlamento en su trabajo en Comisiones; en su trabajo en terreno, ejerciendo su representación territorial; en su trabajo en la Sala, sea conocido por la opinión pública. A lo menos que se haga un reconocimiento a través de consagrar el nombre del parlamentario que impulsó un proyecto cuando este se convierta en un nuevo ordenamiento jurídico.
Me gustaría, además, que respecto a las iniciativas de ley similares que se presentaran en su momento existiera la posibilidad de establecer un mecanismo de fusión mucho más fácil. Hay muchas ideas similares de parlamentarios que podrían ser contempladas. Y eso podría hacerse mediante una indicación para los efectos de que todos aquellos que han contribuido en algún minuto con una idea para el cambio de la regulación jurídica de determinada institución o para dar solución jurídica a una problemática, finalmente fueran reconocidos en el proceso formativo de la ley.
Por tanto, voy a votar favorablemente.
Creo que es muy importante reconocer la labor del Parlamento.
Yo soy de aquellos que piensan que, sin lugar a dudas, somos nosotros los que debemos dignificar nuestra propia función.
Por eso -por su intermedio, señor Presidente-, le digo al Senador Navarro que debemos ser también cuidadosos, porque tenemos que trabajar para dignificar la función del Parlamento.
Eso no quiere decir que avalemos los privilegios. Por el contrario. Yo soy autor de muchos proyectos de ley que pretenden terminar con los privilegios, con los fueros parlamentarios, entre otros temas. Pero acá es muy importante que nosotros mismos, los propios Senadores y los propios Diputados, entendamos que debemos cuidar la función pública: primero, con nuestra responsabilidad, y segundo, con definir cómo somos capaces de que la discusión parlamentaria también sea conocida por la opinión pública.
¡Eso es muy relevante!
Si el Parlamento no sigue siendo un compartimiento estanco, si deja de haber secretismo en las Comisiones -afortunadamente este se terminó-, y se entiende que el trabajo de estas es público y ojalá televisado, a fin de que aquellos que votaron por nosotros y pusieron toda su confianza en ese acto finalmente vean el trabajo que se hace en el día a día, se les devolverán a los chilenos la fe, la credibilidad y la esperanza.
Yo diría que uno de los temas más complejos que se viven en nuestro país es la pérdida de confianza.
Lo único permanente que vamos a vivir en los próximos años será la crisis; lo único persistente será efectivamente la falta de confianza.
Chile es uno de los países con mayores niveles de desconfianza interpersonal dentro de la OCDE: solo 12,6 por ciento de los chilenos confían en su vecino.
Esa desconfianza interpersonal se trasladó también a las instituciones. Y desde el año 90 en adelante hemos vivido una caída persistente, continua de la confianza también en nuestras propias instituciones republicanas.
Y estamos viviendo una crisis que, además, es cíclica. Cada cuarenta años se produce en nuestro país una situación de complejidad institucional, desde nuestros albores republicanos. Ya tuvimos en la década del 40, en el siglo XIX, la batalla de Lircay. Luego, uno podría seguir citando que cada cuarenta años hemos vivido en Chile crisis de confianza, crisis de credibilidad, crisis institucionales, de las cuales hay que hacerse cargo.
Por eso es tan importante relevar la función del Parlamento.
Por eso es tan importante relevar el trabajo que nosotros mismos hacemos.
Sin lugar a dudas, este proyecto es un pequeño aporte. No hablamos de un cambio sustantivo en la institucionalidad, sino de un pequeño gesto.
Acá tenemos que trabajar nosotros mismos, partiendo por el gesto cotidiano de dignificar la función del Parlamento y nuestra labor.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, en general tiendo a estar de acuerdo con mi colega José Miguel Insulza, pero creo que es primordial que las cosas se sepan. Y no por un efecto narcisista -pienso que en política todos tenemos un poco de narcisismo, algunos más exacerbado, otros menos-, sino más bien por lo que señalaba mi colega Chahuán.
A mi juicio, la mayoría de las veces no se sabe lo que hacemos. Y lo que no se sabe, no es posible compartirlo, conocerlo.
Me parece significativo que quienes nos eligieron y que quienes no nos eligieron, pero saben que estamos en el Parlamento, sepan lo que hacemos, en qué estamos trabajando, en qué discusiones participamos.
Cuando se promulga una ley, muchas veces esta ha tenido su origen en mociones parlamentarias.
Señor Presidente, yo les pediría a los colegas que están dialogando que bajaran un poco la voz.
Entonces, que vaya el nombre de los autores de la moción en el decreto promulgatorio es importante para efectos de que la ciudadanía conozca cuál es el origen de la ley, para que se reconozca el trabajo o lo que hay detrás de ella, pues efectivamente las cosas malas -lo señaló el colega Insulza, y es cierto- se van repitiendo.
Son pocas las leyes buenas en que uno dice: "La ley tanto". Las malas se conocen más.
No voy a indicar a cuál se refería Su Señoría, pues no la quiso explicitar, de modo que yo tampoco lo voy a hacer. ¡Pero tenía que ver con una discusión anterior...!
Aquello se ha propagado.
Ahora, no se trata de una normativa que su promotor haya mandado a la discusión parlamentaria: el boca a boca la instaló con su nombre.
Entonces, señor Presidente -y aquí me sumo a lo que señalaron los Senadores Chahuán y Navarro, quien cambió su parecer respecto de esta iniciativa, pues vio que era una modificación al Código Civil y no a la Constitución-, considero importante que relevemos la función del Parlamento y aprobemos este proyecto.
Además, no es un debate que nos vaya a tomar mucho tiempo, lo que es bueno, porque -y también es significativo hacer la reflexión pertinente- la ciudadanía espera que nos dediquemos en mayor medida a los temas que importan: a los asuntos vinculados con salud, educación; a las materias relacionadas con infraestructura, a las cuestiones que de verdad cambian la vida de las personas.
Entonces, despachemos rápido este proyecto, pues en verdad no amerita más tiempo que dos o tres intervenciones de los parlamentarios.
Señor Presidente -reitero-, aprobemos pronto este asunto, para entrar a discutir otras materias que significarán grandes transformaciones. Porque es relevante que la gente sepa acerca de los cambios profundos que vamos a hacer en el Congreso Nacional.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- No hay más Senadores inscritos.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en particular el proyecto (17 votos a favor, 3 en contra, 6 abstenciones y un pareo).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Muñoz, Órdenes, Provoste y Rincón y los señores Allamand, Bianchi, Chahuán, Coloma, De Urresti, Durana, Elizalde, García-Huidobro, Huenchumilla, Navarro, Prohens y Sandoval.
Votaron por la negativa los señores Insulza, Ossandón y Quinteros.
Se abstuvieron las señoras Aravena y Ebensperger y los señores Guillier, Kast, Latorre y Pizarro.
No votó, por estar pareado, el señor Pugh.