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PROHIBICIÓN DE INGRESO DE MENORES DE TRES AÑOS A RÉGIMEN DE INTERNACIÓN COMO MEDIDA DE PROTECCIÓN


El señor MONTES (Presidente).- Proyecto, iniciado en moción de los Senadores señoras Rincón y Provoste y señores Harboe, Huenchumilla y Quintana, en primer trámite constitucional, que modifica la ley N° 19.968, que crea los Tribunales de Familia, a fin de prohibir el ingreso de niños y niñas de cero a tres años a residencias, como medida de protección, con informe de la Comisión especial encargada de tramitar proyectos de ley relacionados con niños, niñas y adolescentes.
--Los antecedentes sobre el proyecto (11.922-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de las Senadoras señoras Rincón y Provoste y señores Harboe, Huenchumilla y Quintana):
En primer trámite: sesión 34ª, en 18 de julio de 2018 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Especial encargada de tramitar proyectos de ley relacionados con los niños, niñas y adolescentes: sesión 69ª, en 20 de noviembre de 2018.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El principal objetivo del proyecto es prohibir la internación de niños de cero a tres años de edad en residencias, como una posible medida de protección a decretar respecto de ellos.
En esa línea, se establece un plazo de seis meses, contado desde la fecha de publicación de la ley en proyecto, para que los menores que se encuentren en tal situación sean restituidos en su derecho a vivir en familia, ya sea de origen o extendida, si ello fuera posible, o disponiendo su cuidado alternativo con una familia de acogida.
La Comisión Especial encargada de tramitar proyectos de ley relacionados con niños, niñas y adolescentes deja constancia de que acordó proponer a la Sala discutir solo en general este proyecto de ley, no obstante ser de artículo único.
El órgano técnico aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes (Senadores señoras Allende y Rincón y señores Ossandón y Quintana).
Cabe señalar que el artículo permanente y el transitorio de la iniciativa en estudio revisten el carácter de normas orgánicas constitucionales, por lo que requieren 23 votos favorables para su aprobación.
El texto que se propone aprobar en general se transcribe en la página pertinente del primer informe de la Comisión.
Nada más, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).- En discusión general.
Tiene la palabra la Senadora señora Rincón para informar respecto del proyecto.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, en remplazo del Presidente de la Comisión, realizo el informe acerca de esta iniciativa.
Este proyecto surge de una moción suscrita por la Senadora Provoste, por los Senadores Harboe, Huenchumilla y Quintana y por quien habla.
La iniciativa fue analizada por la Comisión Especial encargada de tramitar proyectos de ley relacionados con niños, niñas y adolescentes.
No tiene artículos que deban ser vistos por otra Comisión y contiene normas de quorum especial.
En cuanto a su estado de tramitación, el proyecto fue aprobado por unanimidad en general por los miembros de la Comisión Especial de Infancia, Senador Ossandón (Presidente), Senadoras Allende y Rincón y Senador Quintana. Fue aprobado en general para poder abrir un plazo de indicaciones necesario para el análisis de esta materia.
Respecto de su idea matriz, el proyecto pretende prohibir la internación futura de niños de entre cero y tres años en residencias, y agrega una norma transitoria con el fin de planificar la desinternación de mil 200 bebés menores de tres años que a la fecha permanecen sin un vínculo de apego seguro en instituciones en nuestro país.
La iniciativa está estructurada sobre la base de un artículo único permanente y otro transitorio.
El artículo único incorpora un inciso segundo, nuevo, en el artículo 71 de la ley N° 19.968, que crea los Tribunales de Familia, prohibiendo decretar como medida cautelar especial en los procesos de protección la internación en residencias de niños menores de tres años de edad, declarándose, a su vez, a tal acción como una vulneración grave al derecho a la integridad física y psíquica de los niños antes indicados.
A su turno, y en sintonía con el contenido de la disposición ya analizada, el artículo transitorio establece que los niños que se encuentren internados en residencias, como consecuencia de haberse decretado respecto de ellos medidas de protección de esa naturaleza, y que presenten los rangos etarios previamente mencionados, deben ser restituidos en su derecho a vivir en familia, reuniéndolos, si ello fuera posible, con su familia de origen o extendida, o debiendo decretarse su cuidado alternativo por parte de una familia de acogida.
Para el cumplimiento de tales deberes, el precepto en estudio fija un plazo de seis meses, contado desde la publicación de la ley en proyecto.
¿Cuáles son los hechos que fundamentan esta iniciativa?
En primer término, la evidencia internacional es categórica en señalar que la institucionalización causa perjuicios a los niños que la sufren y debe ser limitada a casos absolutamente excepcionales y por períodos breves.
Tratándose de niños menores de tres años, se estima que por cada año que viven en una institución pierden cuatro meses de desarrollo, además de estar seis veces más expuestos a la violencia y cuatro veces más al abuso sexual que en los programas de cuidado alternativo de tipo familiar.
Asimismo, se ha determinado que los niños que fueron adoptados o se integraron a familias de acogida tienen un mejor desempeño, no solo físico y cognitivo, sino también en logros académicos e integración social como adultos independientes que aquellos que crecieron en instituciones. Y esto se halla avalado por distintos estudios, tanto nacionales cuanto internacionales.
Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, los niños huérfanos y sin hogar presentaron muchas dificultades vitales, y la Organización de las Naciones Unidas le pidió al psiquiatra y psicoanalista inglés John Bowlby un estudio sobre niños separados del ambiente familiar y acogidos en instituciones durante los primeros años de vida, titulado Privación Materna. En él sostiene que un recién nacido "necesita desarrollar una relación con al menos un cuidador principal para que su desarrollo social y emocional se produzca con normalidad".
Luego, en su obra Apego, Separación y Pérdida desarrolla la Teoría del Apego, en la que concluye que una de las características que a menudo presentan esos niños es su "retraso en su comunicación social y una creciente vulnerabilidad conforme más grave es su privación, más tiempo dure y más pequeño es el menor.".
Matilde Luna, psicóloga argentina, Directora de RELAF (Red Latinoamericana de Acogimiento Familiar), señala que el apego constituido desde el contacto físico, visual y vocal es muy relevante durante los tres primeros años de vida, dado que en ese intervalo el cerebro desarrolla 90 por ciento de su tamaño adulto (correlato/soporte físico) y, asimismo, las estructuras que serán responsables del funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida.
Dicha especialista asevera que "la empatía, el afecto, el deseo de compartir, el inhibirse de agredir, la capacidad de amar y ser amado y un sinnúmero de características de una persona están asociadas a las capacidades de apego formadas en la infancia y niñez temprana".
Al contrario, "siempre que un niño pequeño que ha tenido oportunidad de desarrollar un vínculo con alguien de su entorno se ve separado contra su voluntad, da muestras de angustia, y si, además, es ubicado en un ambiente extraño, al cuidado de una serie de personas con las que no logra vincularse, esa sensación de angustia se profundiza".
Finalmente, señor Presidente -y con esto termino mi informe-, la ciencia afirma que, en términos concretos, un niño menor de 3 años requiere un manejo personalizado; esto es, requiere un adulto disponible para responder activamente a sus necesidades y una estabilidad ambiental. En el hogar, el vínculo entre la madre y el hijo genera un "ambiente". Ello incluye el espacio físico, los ruidos, la limpieza, las personas que transitan por él, el que debe ser previsible, sin interrupciones ni cambios constantes.
Todo ello nos ha llevado, después de escuchar además a expertos reconocidos internacionalmente, a votar a favor de esta moción.
El señor MONTES (Presidente).- ¿Abrimos la votación?
¿Le parece a la Sala?
Acordado.
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El señor MONTES (Presidente).- Saludo al Ensamble de Música Antigua Sur Canoris (Cantos Melodías Dulces del Sur), de la Casa Azul del Arte, de Punta Arenas.
Son nueve niños y tres adultos, quienes fueron invitados por el Senador señor Carlos Bianchi.
¡Bienvenidos al Congreso Nacional!
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
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El señor MONTES (Presidente).- En votación la idea de legislar.
--(Durante la votación).
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Sandoval.


El señor SANDOVAL.- Señor Presidente, desde hace bastante tiempo se han venido elaborando diversas iniciativas de ley a consecuencia de los dramáticos hechos que ha debido reconocer nuestro país en lo relativo a la atención a los menores.
Nos ha tocado tramitar varias de esas iniciativas (entre otras, las atinentes al Sistema de Garantías de los Derechos de la Niñez; al Defensor de la Niñez; a la Subsecretaría de la Niñez), todas ellas en procura de hacernos cargo de las vergüenzas que nuestro país ha tenido que enfrentar y asumir ante lo que significan la atención y el cuidado a quienes son, sin duda, los más vulnerables de nuestra sociedad: los niños, las niñas y los adolescentes.
Por ello, cuando se plantean proyectos de esta naturaleza, hay que darles esa dimensión humana para valorar el accionar -yo lo valoro- de los Senadores que presentaron esta proposición de ley, porque es necesario entender lo que significa que un niño de entre 0 y 3 años de edad deba ser remitido a una institución, cualquiera que sea y con independencia de las mayores o menores condiciones que tenga para atenderlo.
Al respecto, uno recuerda iniciativas que han ido en dirección similar.
Quienes fuimos alcaldes y conocimos las escuelas rurales y los colegios con internado recordamos los espacios fríos e impersonales existentes para atender durante gran parte del año escolar a niños provenientes de lugares muy alejados, de sectores rurales, quienes quedaban desarraigados de sus casas porque cerca de ellas no había condiciones para educarlos.
¡Qué mejor que, de aquel entonces, destacar la iniciativa de los hogares de radicación y ubicación de esos niños, en vez de institucionalizarlos en aquellos antiguos internados, hoy, en su mayoría, prácticamente desaparecidos!
¡Qué estudios, por más científicos y expertos que sean quienes los hagan, pueden no concluir que un niño jamás estará mejor que en el seno de sus progenitores: de su padre y de su madre!
En defecto de aquel, en el seno de la familia extendida (o sea, dentro de una familia debidamente habilitada para recibir a menores y atenderlos). Y en ausencia de ella, ojalá bajo ninguna circunstancia en un hogar institucionalizado.
Sabemos que aquello da lugar a diversas interrogantes.
¿Está nuestro país preparado -así analizábamos hoy este proyecto en nuestra bancada- para asumir lo que significa la cantidad de hogares que se pudieran requerir? No lo sabemos. Habrá que estudiarlo, analizarlo. Es una situación que deberá resolverse en el debate particular del proyecto.
¿Estarán todas las familias preparadas para recibir los casos más extremos: los de aquellos niños que a lo mejor están en una condición de vida más precaria, quienes, por supuesto, van a requerir una atención particular?
La Senadora Luz Ebensperger, quien está a mi lado, me decía: "Don David, ¿qué va a pasar con los niños que además no tienen capacidad física plena? ¿Habrá familias disponibles para recibirlos y atenderlos?".
Evidentemente, estamos ante un proyecto de contenido humano y fundamentalmente social que hemos de enfrentar y asumir.
Si nuestro país no está preparado, no cuenta con la institucionalidad requerida y carece de condiciones adecuadas, no nos cabe duda alguna de que, tratándose de los niños, tenemos la obligación ética y el deber moral de hacer que todo aquello exista.
De lo contrario, estaremos fallando como sociedad con los grupos más vulnerables: ni más ni menos que con los niños de entre 0 y 3 años de edad.
Señor Presidente, nuestra bancada votará a favor de esta iniciativa.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Harboe.


El señor HARBOE.- Señor Presidente, en primer lugar, le agradezco a la Senadora Ximena Rincón la posibilidad de haber participado como coautor de esta moción.
A través de esta iniciativa se prohíbe -según muy bien se ha dicho-, como medida de protección, internar en residencias a niños de entre 0 y 3 años de edad.
Al efecto, se establece un plazo de seis meses, contado desde la fecha de publicación de la ley en proyecto, para que los menores que se encuentren en dicha situación sean restituidos, conforme a su derecho a vivir en familia, sea en su familia de origen -es lo que todos quisiéramos-; sea en una familia extendida, si ello fuera posible, o bien, si no lo fuera, disponiendo su cuidado alternativo con una familia de acogida.
Las investigaciones científicas han alertado sobre los perjuicios que tienen la privación de familia y la internación en las etapas tempranas del desarrollo, circunstancias que afectan de manera decidida el desarrollo neurológico y emocional de los niños, que incluso se reflejan en ciertos padecimientos y secuelas físicas y en su salud mental.
De acuerdo a los argumentos entregados, se expresa que, tratándose de niños menores de 3 años de edad, se estima que por cada año que viven en una institución pierden cuatro meses de desarrollo, además de estar seis veces más expuestos a la violencia y cuatro veces más expuestos al abuso sexual que en los programas de cuidado alternativo de tipo familiar.
Por ello, el Comité de Derechos Humanos ha hecho presente con claridad la conveniencia de que los niños privados del cuidado parental se encuentren en condiciones que se asemejen a las que caracterizan al medio familiar y no en hogares.
Por otra parte, los niños que fueron adoptados o que se integraron a familias de acogida tienen un mejor desempeño, no solo físico y cognitivo, sino también en logros académicos e integración social como adultos independientes que aquellos que crecieron en instituciones.
Como consecuencia de lo anterior, y considerando el estado actual de los conocimientos sobre el impacto del cuidado institucional en el desarrollo infantil, es necesario que los Estados desarrollen acciones para poner fin a la internación de niños menores de 3 años con el fin de garantizarles el derecho a crecer en un ambiente familiar.
Para eso, se debe implementar en nuestro país, entre otras reformas, la prohibición de adoptar como medida de protección la internación de tales niños en residencias, acelerando la toma de decisiones y el proceso administrativo de implementación de las familias de acogida necesarias para su resguardo.
Cuando se habla de la necesidad de cuidar a nuestros niños y niñas, muchas veces la discusión se circunscribe a aquellos o a aquellas que viven en condiciones de tranquilidad o que están en el sistema educacional. Empero, se olvida poner primeros en la fila a los niños o a las niñas que, sin que les quepa ningún tipo de responsabilidad, han sido separados de sus familias.
Por eso, y considerando el estado actual de instituciones tanto públicas cuanto privadas y su incapacidad para hacerse cargo de la formación de esos niños a temprana edad, es que he sido uno de los patrocinadores de la moción que dio origen a esta iniciativa.
Por eso, señor Presidente, nuestro Comité votará a favor de la idea de legislar.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, los niños y las niñas menores de 3 años que viven hoy en el SENAME y en otras instituciones necesitan una respuesta urgente.
Aquí se ha hablado de lo esencial que es en los primeros años de vida, para el desarrollo sano de ellos, que puedan ejercer el derecho a vivir en un ambiente familiar -esa es la cuestión de fondo: ¡en un ambiente familiar!-, lo cual se conoce desde los años cuarenta como Teoría del Apego.
En los primeros 3 años de vida los niños se encuentran en una etapa de desarrollo neuronal que hace fundamental que reciban cariño, estimulación y comprensión. Todo ello está acreditado por estudios científicos y médicos.
Lamentablemente, los niños institucionalizados en el SENAME no tienen eso. Existe rotación de funcionarios, quienes cumplen turnos de diversa índole; hay niños en residencias y cambio de compañeros que entran al sistema. Además, en los últimos años se han evidenciado diferentes problemas.
Todo ello les imposibilita contar con el apego y el afecto tan necesarios. Y no solo eso: también provoca un severo daño en la capacidad de aprendizaje y en la salud mental, el que se acrecienta con la institucionalización prolongada.
Hoy escuchamos en la Comisión de Infancia a la experta de la UNICEF Carolina Bascuñán, Doctora de Investigaciones en Ciencias Sociales FLACSO; Máster en Necesidades y Derechos de Infancia y Adolescencia, y Consultora Internacional en Derechos de la Infancia.
La referida especialista nos relató una de las investigaciones más conocidas, el "Proyecto de Bucarest", que comparó los daños de niños institucionalizados con los de niños en familias de acogida. Según los datos recogidos, por cada dos meses que un niño permanece en una residencia pierde a lo menos un mes de desarrollo.
Las cifras del SENAME arrojan que 42 por ciento de niños y niñas menores de 3 años que están institucionalizados se encuentran en centros de residencia; es decir, 1.220 se hallan en esta situación, tanto en lugares públicos como en privados.
Por lo tanto, es urgente que tramitemos este proyecto (aprovecho de felicitar a la Senadora Ximena Rincón y a quienes la acompañaron en la presentación de la moción correspondiente), que prohíbe la internación, a fin de que, siguiendo la recomendación de las Naciones Unidas, evitemos el daño que se les puede ocasionar a los niños sometidos a aquel sistema.
Además, 65 por ciento de los niños menores de 3 años internados en el SENAME han perdido a lo menos dos meses de desarrollo por el hecho de haber sido sometidos al sistema.
La Asamblea General de las Naciones Unidas de 2010 señaló las directrices sobre las modalidades alternativas al cuidado de los niños. En el numeral 21 del documento respectivo se indica que, de acuerdo a la opinión de expertos, "el acogimiento alternativo de los niños de corta edad, especialmente los de menos de 3 años, debería ejercerse en un ámbito familiar.".
A su turno, la UNICEF dice: "Aprobar legislación que limite la internación de niñas y niños menores de 3 años en instituciones de protección o cuidado, estableciendo excepciones estrictas por un tiempo prefijado y muy limitado.".
Tales recomendaciones las han seguido algunos países de Latinoamérica, como Paraguay. La Doctora Bascuñán nos ilustró hoy hablándonos del cierre del "Hogarcito", en que se traspasó a niños a cuidados familiares. Posteriormente se evaluó el cambio en sus factores cognitivos y emocionales: estos mejoraron en un plazo de solo dos meses.
Siguiendo esas obligaciones y recomendaciones internacionales, podemos apoyar la iniciativa sometida a nuestra resolución.
Hemos entendido -y hoy lo señalaba la ya referida experta- que esto no se puede hacer de una sola vez. Sin duda, debe haber gradualidad. No puede ser masivo, de la noche a la mañana, porque se necesitan el apoyo y el compromiso del Ejecutivo, ya que se requieren financiamiento, planes y, por supuesto, la participación de profesionales dedicados a la materia.
Asimismo, la Doctora Bascuñán nos destacó la importancia de dar el primer paso: respaldar la prohibición de la internación, entendiendo que no va a ser masiva ni de una sola vez. Ello es fundamental si de verdad queremos proteger a los niños.
Creo que las experiencias que nos relató hoy dicha especialista -estaba presente en la sesión el Ministro de Desarrollo Social; y ello fue positivo- son demasiado ilustrativas como para que alguien pueda desconocer la importancia que reviste el hecho de actuar en la línea correcta, como lo hace la moción que dio origen a este proyecto.
Por supuesto -y lo hemos entendido así-, el texto de la iniciativa se puede perfeccionar tras discutir las distintas alternativas.
Estamos hablando de cómo se trabaja con las familias de origen, con las alertas tempranas. A veces se cometen errores que podrían detectarse a tiempo si se trabajara con un sistema mejor.
Como alternativa a la familia siempre están la posibilidad de la familia extendida y la de la familia de acogida. Y como última solución tenemos la adopción. Pero lo que no conviene -y así lo han demostrado todos los estudios- es que los niños permanezcan en residencias.
Anuncio mi voto favorable.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, este proyecto de ley establece la prohibición de decretar que los niños de 0 a 3 años sean internados en residencias. Ello, como medida de protección, bajo la premisa de que constituye una vulneración grave del derecho a la libertad física y psíquica de los menores de las edades antes mencionadas.
Conforme a los datos estadísticos del SENAME de 2016, un 30,6 por ciento del total de los niños y las niñas sujetos a medidas de protección corresponden al rango etario de 0 a 3 años, lo que hace que la medida de prohibición planteada sea urgente y necesaria.
De acuerdo a criterios científicos, justamente entre esas edades el cerebro de los niños y las niñas se forma de manera determinante para el desarrollo de su pensamiento, lenguaje, motricidad, sociabilidad y creatividad.
Los niños de esa edad requieren, según los profesionales del sector, la mayor interacción y estimulación posible, y el lugar óptimo para ello es la familia.
Cabe preguntarse si existe una red suficiente de casas de acogida para la implementación de la medida propuesta, sobre todo considerando el plazo breve, de 6 meses, que se considera para la vigencia plena de la ley en proyecto.
Será necesario que junto con el Estado tengamos una política proactiva para desarrollar una red de familias de acogida y de entidades destinadas a que la prohibición de internación en residencias sea una realidad.
A tal efecto, el plazo de 6 meses aparece como una meta difícil de cumplir.
De esa forma, al aprobar el proyecto de ley que nos ocupa asumimos el compromiso de poner a los niños en el primer lugar de la fila; de trabajar conjuntamente con el Poder Ejecutivo, y de crear los incentivos necesarios para el establecimiento de las casas de acogida a fin de dar una cobertura adecuada.
Por otra parte, en la etapa de indicaciones deberemos abordar algunas problemáticas asociadas, tales como la situación de los hermanos, quienes no deben ser separados en distintos lugares de acogida; la situación de los menores con necesidades especiales o que deben enfrentar algún problema de salud, y la adecuada regulación de los tiempos máximos de acogida a los menores con relación a su estabilidad y desarrollo.
Asimismo, si el rango etario para esta medida fuera ampliado hasta los 5 años, podríamos abarcar a más del 50 por ciento de niños y niñas en la situación descrita.
Creo que el esfuerzo que hemos de hacer como país debe tener una meta aún más ambiciosa en el futuro cercano.
Por ello, con la esperanza del compromiso que hoy volvemos a asumir para con nuestros niños, voto favorablemente este proyecto de ley.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, tal como se ha señalado, esta es una iniciativa de la máxima importancia.
Quiero destacar el rol de la Honorable señora Rincón, quien nos invitó al patrocinio y a iniciar un debate que tiene mucho que ver con todo lo que el país ha discutido en los últimos años, como en el caso del SENAME, fundamentalmente.
El Gobierno cuenta con un conjunto de propuestas sobre la materia. El Ministro señor Moreno nos planteaba recién en la Comisión sobre la Infancia las indicaciones que se están formulando al proyecto de ley sobre garantías de los derechos de la niñez, el cual presenta algunos cambios respecto de lo que venía de la Cámara de Diputados. Ciertas cosas se fortalecen, en tanto que otras nos generan algunas dudas, pero lo central es que habrá una institucionalidad en los próximos tres años.
Creo que el plazo es fundamental. Porque la Directora del SENAME y la Subsecretaria de la Niñez igualmente nos expresaban que, claro, finalmente vamos a llegar al camino planteado por la Senadora señora Rincón, pero es probable que eso nos tome tres años, y toda la red latinoamericana de acogimiento familiar, la propia UNICEF y distintos organismos internacionales -también Naciones Unidas- vienen recomendando ya desde hace mucho tiempo la necesidad de desinternar a los menores de que se trata.
Estamos haciendo referencia a niños entre cero y tres años, que representan poco más del diez por ciento -son cerca de mil doscientos- de todos los que hoy día se hallan en residencias, donde no debieran estar.
Hay varias investigaciones sobre el particular. La Senadora señora Allende ya se refería al caso de Paraguay. Otra, antes de 2009, decía relación con Bucarest. Fueron los primeros intentos más masivos por iniciar un proceso de desinternación.
Pero ello tiene que ir acompañado, como se manifestó recién, por un modelo de prevención del abandono. Aquí vamos a requerir una red muy activa, y por eso es tan importante lo que se haga respecto de la oficina en cada comuna, en el marco de la ley de garantías, porque finalmente ahí se va a dar la señal de alerta.
Nosotros les formulamos consultas a los expertos que nos acompañaban, entre ellos Carolina Bascuñán, quien es una de las investigadoras chilenas en la materia más prestigiosas en Latinoamérica, diría.
Entre las investigaciones, llama la atención la que tiene que ver con que el 67 por ciento de los niños desinternados vuelven a la familia de origen. O sea, es posible reunificarlos con ella. Ahí uno se pregunta: "Bueno, ¿qué no funcionó? ¿En qué parte no sonó la alerta? ¿Falló el SENAME? ¿Fallaron las policías? ¿Fallaron los municipios?".
Nos exponen que fallaron la protección universal -o sea, los servicios de salud, básicamente- y los colegios, que debieron ser los primeros en dar la alerta o, tal vez, junto a darla, en advertir que en la familia de origen había una posibilidad de mantener la acogida por motivos que explicaban en detalle las Honorables señoras Allende y Rincón, los cuales tienen que ver con el apego. Se trata de algo completamente demostrado.
El Senador señor Durana también lo mencionó recién.
El asunto incide en el desarrollo neuronal y en todo lo que ocurre en los niños de cero a tres años. A ello obedece la necesidad de buscar por todos los medios a la familia de origen; en subsidio, a la familia extendida; luego, a una familia especializada; con posterioridad, la adopción, y, como ultima ratio, por cierto, las residencias.
Ahora, no digo que en todos los lugares ocurra lo mismo, pues probablemente algunas de las entidades colaboradoras realizan una buena labor, pero, en general, lo que más afecta es la falta de la figura materna y lo que más complica las cosas es la rotación de los funcionarios que se encargan del cuidado de los niños. O sea, no se dispone de un sustituto permanente, estable, que podría ayudar justamente conforme a la teoría del apego y a cómo trabajar todos los aspectos emocionales, cognitivos y de socialización que se desarrollan en esa época y cuya capacidad se forma en el menor, independientemente de que asimismo pueda adquirirlos en el futuro.
Entonces, me parece fundamental el paso que estamos dando. Por supuesto que en la discusión particular del proyecto habrá espacio para presentar indicaciones. Se requieren también recursos, que hoy día están. O sea, no es preciso crear de nuevo la institucionalidad.
Estimo que sí es necesario ser más eficaz en agotar todos los medios para que la familia de origen, en especial, se haga cargo del menor, salvo cuando no sea dable insistir en ello, obviamente, como en los casos de abuso sexual y, por supuesto, de maltrato físico o de intento de homicidio. En esas situaciones, como es evidente, todos los dispositivos que se creen tienen que descartar absolutamente la posibilidad de hacerlo.
Con todo, estamos realizando un avance esencial, a mi juicio, conforme a la lógica de la prioridad que debe merecer la infancia en el tratamiento que le damos como país.
Por eso, votaré a favor.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Puede intervenir la Honorable señora Von Baer.


La señora VON BAER.- Señor Presidente, todos los estudios científicos -y las personas a quienes hemos escuchado en la Comisión también lo han planteado- dicen que la internación en hogares resulta negativa para los niños de cero a 3 años. Por lo tanto, el proyecto de la Senadora señora Rincón está bien inspirado y va en la dirección correcta.
Sin embargo, nosotros escuchamos hoy a Carolina Bascuñán, quien trabaja en la UNICEF y cuenta con mucha experiencia en la iniciativa de desinternación de menores de esa edad. Ella dijo -y lo manifestó de manera reiterada- que la prohibición de la internación de niños de 0 a 3 años se tiene que realizar con un programa, dentro de un sistema y ser financiada, porque no se puede llevar a cabo -y eso me preocupa del proyecto- en seis meses.
De hecho, informó que en otros países se ha actuado de una sola vez y que incluso se han perdido niños o no se sabe dónde están, porque el sistema no se armó bien y de manera responsable, de modo que estos pudieran volver a su familia de origen o permanecer en familias de acogida.
Hizo presente que antes de aprobar la iniciativa se tiene que saber cuánto cuesta, por cuánto tiempo se va a aplicar, y cómo y quién se hará cargo. El texto dispone que se prohíbe la internación de los menores y que ello se tiene que concretar en seis meses. Lo que la especialista de la UNICEF subrayó con mayor énfasis es que la medida cuesta dinero.
Me pregunto si, en ese sentido, el proyecto es admisible, porque su implementación exige fondos. Si no, vamos a dejar a los jueces con la reflexión: "El niño no se puede internar. ¿Adónde vuelve? ¿Adónde lo enviamos, si no puede retornar a su familia de origen?".
Porque, al elaborarse todo un proyecto para desinternar, Carolina Bascuñán observaba que los menores vuelven a sus familias de origen en alrededor del 70 por ciento de los casos. Sin embargo, si no pueden hacerlo y tampoco llegar a un hogar, entonces su destino son las familias de acogida. Pero estas deben encontrarse capacitadas, seleccionadas y supervigiladas, ya que, de otra manera, podemos provocar otra vulneración de los derechos de esos niños.
Por otra parte, se explicó que se necesita un sistema. Ella manifestó que se precisa bastante tiempo, incluso dos años, con una revisión a medida que se vaya avanzando en ciertos programas piloto, los cuales tienen que ser flexibles, porque a veces funciona una cosa y no otras. Por lo tanto, es preciso que exista, en ese sentido, una supervigilancia muy precisa de la desinternación.
Por mi parte, voy a votar a favor, porque creo que la idea va -repito- en la dirección correcta. Pero si la iniciativa no es acogida por el Ejecutivo, no se le ponen fondos y no se les entregan a las instituciones correspondientes las tareas precisas a través de las cuales llevar a cabo el programa, no se podrá concretar.
Una parte de la discusión que cabe realizar en la Comisión de la Niñez es cómo llevar a cabo de buena manera el proyecto, porque tenemos que saber quién financia, cuánto cuesta, y quién y cómo lo realiza. Si no procedemos de manera responsable, se pueden provocar efectos negativos. Se requieren los fondos necesarios e instituciones absolutamente comprometidas.
La propia UNICEF puntualizó que el inicio tiene que ser con un número de casos reducido. Si no es así, como para ir avanzando de buena manera, la conclusión de la profesional es que el asunto puede ser complejo.
Votaré a favor.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ossandón
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El señor OSSANDÓN.- Señor Presidente, antes de fundamentar mi voto le pido a la Mesa recabar la autorización de la Sala para que la Comisión Especial encargada de tramitar proyectos de ley relacionados con niños, niñas y adolescentes pueda discutir en general y en particular a la vez el proyecto que modifica la ley N° 20.032, que establece el Sistema de Atención a la Niñez y Adolescencia a través de la red de colaboradores del Servicio Nacional de Menores (SENAME) y su régimen de subvención, y el decreto ley N° 2.465, del año 1979, del Ministerio de Justicia, que Crea el Servicio Nacional de Menores y fija el texto de su ley orgánica (boletín N° 11.657-07).
Lo anterior, a fin de que el órgano técnico proceda en los términos establecidos en los artículos 126 y 127 del Reglamento del Senado.
No lo pedimos al principio, porque estábamos reunidos en la misma Comisión.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Si le parece a la Sala, así se acordará.
Acordado.
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El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Puede proseguir, Su Señoría.


El señor OSSANDÓN.- Fundamentaré mi voto en 30 segundos, señor Presidente.
Como aquí se ha repetido, todas las personas a quienes hemos escuchado en la Comisión de la Infancia han demostrado científicamente la importancia de prevenir y trabajar con los menores de cero a tres años para que no ingresen a una residencia.
Uno de los aspectos más importantes mencionados para considerar en el trabajo y el proceso de indicaciones venideros es el planteamiento de todos los especialistas en el sentido de que el texto cuente con artículos transitorios y de que cabe la existencia de un proceso progresivo, sin llegar y cerrar todo de un día para otro, porque, al final, los estándares sufrirían y la problemática sería muchísimo más grave.
Expresaron que los procesos no pueden depender de la capacidad técnica de cada equipo, sino que se necesita un estándar nacional, dirigido por la Subsecretaría, porque el asunto debe ser parte de una política universal.
Nos manifestaron -y hemos llegado a esa conclusión- que se precisa una normativa flexible, porque la realidad igualmente lo es, no solo en relación con las situaciones de los niños, sino también en cuanto a los lugares en que viven. En una región del sur o del norte no es lo mismo que en una población del Gran Santiago o del Gran Concepción.
En la actualidad hay mil 200 menores de tres años en nuestro sistema, y la idea es que el proyecto contribuya a mejorar todos los procesos para que la internación sea absolutamente la última opción, ya que se parte por la familia propia, por una cercana o por una de acogida.
Y para terminar, en los nuevos artículos y ojalá en las indicaciones que formulemos se tiene que dar una salida a los casos especiales y las realidades distintas. Por ejemplo, si nace un niño oxígeno-dependiente, por supuesto que tiene que estar en un establecimiento en que pueda ser atendido. Eso sobre todo dice relación con los menores enfermos.
En resumen, apoyo la idea de legislar, porque creo que va en la línea correcta. Como nos manifestó hoy día el Ministro señor Moreno, el sistema se va a ir integrando a lo que plantea la estrategia general del Gobierno del Presidente Piñera respecto de la niñez.
Gracias.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Puede intervenir la Senadora señor Provoste.


La señora PROVOSTE.- Señor Presidente, queremos saludar el esfuerzo y la motivación que ha tenido la Honorable señora Rincón.
Tanto los Senadores señores Quintana, Huenchumilla y Harboe como quien habla hemos acompañado la iniciativa con el firme compromiso de entender que el desarrollo humano se encuentra influido por factores genéticos, pero también ambientales. La interacción dinámica y continua en todo el desarrollo de las neurociencias nos indica que el sistema nervioso y el cerebro, en particular, realmente se dejan modular por los estímulos del entorno.
Eso ha estado en la base de las transformaciones que hemos hecho en los Gobiernos anteriores a partir de la primera infancia y para afirmar que no basta con que los niños estén bien cuidados en algunos programas planteados como de cuidadoras infantiles, sino que deben estar atendidos por educadoras, profesionales y técnicos que puedan desplegar al máximo sus capacidades y talentos.
Si ello pasa en el ámbito educativo, claramente debemos colocar nuestra mirada en lo que está ocurriendo en los primeros meses de vida. En ese sentido, el desarrollo infantil se ve fuertemente influido por los estímulos ambientales cuando existen adultos con una dedicación y una entrega de afectos particulares especiales a un niño.
Son muchos los tratados internacionales en materia de derechos humanos que hacen referencia a la importancia de la familia y al deber de los Estados de adoptar medidas de protección al respecto. La familia representa el núcleo central del resguardo a la infancia y los menores tienen derecho a vivir con ella. Por lo tanto, los Estados están obligados no solo a disponer, sino también a ejecutar directamente tales medidas en relación con los niños, además de favorecer, de manera muy amplia, el desarrollo y el fortalecimiento del núcleo familiar.
¿Qué ocurre, señor Presidente? Me parece que esta es una ocasión para todos aquellos que no dudan en aseverar que los menores están primero en la fila, pero que a la hora de apoyar una iniciativa sobre el particular comienzan a decir: "Sí, pero tenemos dificultades, porque se requieren mayores recursos". Bueno, si se dijo: "Los niños están primero en la fila", esta es una oportunidad. Tenemos que ser capaces de no condenarlos en sus primeros meses y años de vida a los sistemas de internación del Estado.
Por lo tanto, creemos que acá se hace urgente -y ese es el sentido de la moción- generar acciones concretas que permitan tomar decisiones a los Estados; reconocer que los primeros años son fundamentales para la relación afectiva.
Chile es uno de los países en el mundo que han desarrollado una mayor incidencia de suicidio infanto-juvenil. Y ello claramente presenta condiciones de origen, de pérdida de afectos y de lazos que no se construyen en los primeros años de vida.
¿Cómo no va a ser mejor que una familia de acogida pueda entregar, a través del vínculo, una relación de afecto, de cariño, de resguardo, de amor a niños que no han encontrado un espacio de protección -insisto- en sus familias de origen, lo que constituye nuestra principal tarea?
Por eso, nosotros concordamos en todo lo que ha señalado el Comité de los Derechos del Niño en sus Observatorios y en todo lo que ha planteado al respecto la propia Corte Suprema, la cual nos hace dos sugerencias, plenamente compartidas -los miembros de la Comisión de Infancia también han abordado estas materias-, y que apuntan a que solo en casos excepcionales el juez pueda decretar una medida de internación.
Esperamos que eso sea cada vez más conocido, reconocido y adoptado desde el Poder Judicial.
Pero, sin duda, esta es una oportunidad para probar si están dispuestos a hacer carne el discurso de "Los niños primero en la fila" en una iniciativa tan concreta como la que discutimos hoy.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Me sumo absolutamente a la intervención que ha hecho usted, señora Senadora.
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El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Solicito autorización de la Sala para que me remplace en la testera el Honorable señor Harboe, ya que debo acudir a la Comisión de Defensa Nacional, que va a comenzar a sesionar a partir de los próximos minutos.
Acordado.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Harboe, en calidad de Presidente accidental.
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El señor HARBOE (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Pérez Varela.


El señor PÉREZ VARELA.- Señor Presidente, cuando uno escucha a las personas que han impulsado este proyecto y al conjunto de señores Senadores y señoras Senadoras que han hablado positivamente, no puede sino reconocer que estamos frente a una afirmación que es real: para cualquier niño es mucho mejor estar en una familia que en una residencia.
Eso, a mi juicio, se halla fuera de discusión.
Todos debemos hacer un esfuerzo para que los niños de Chile tengan una familia. Ese es el trabajo que hay que realizar sostenidamente, porque los principales dañados por el debilitamiento, la destrucción de las familias son los niños.
Por lo tanto, quien plantea una situación de esta naturaleza indudablemente tiene la simpatía de quienes lo escuchan.
Pero nosotros tenemos la obligación de legislar, de llevar adelante normas legales que verdaderamente se apliquen.
Quiero valorar las palabras de la Senadora Allende, quien planteó que este es un programa que no puede funcionar inmediatamente, que debe tener un período de transición para incorporar aquello con lo que el Ejecutivo quiere contribuir y, sobre todo, para darles certeza y seguridad a los menores.
Porque, si no hacemos eso, nuestros tribunales de familia -y, sin duda, los señores Senadores y las señoras Senadoras han conversado con los jueces en sus respectivas comunas- se verán enfrentados a una realidad: tener que resolver sobre un determinado caso, sobre un niño, sin que exista la oferta programática necesaria.
La dificultad es que cuando llega a su conocimiento el abandono de un niño, la situación de padres drogadictos, delincuentes o inexistentes, el tribunal debe resolver y llama a los organismos del Estado, pero se encuentra con que la oferta programática es, en el mejor de los casos, precaria.
Este es, claramente, un proyecto de ley que va a ser efectivo en la medida en que la oferta programática para la atención y para la protección de la niñez exista. Y hoy día eso no es así.
Reiterando lo que dijo la Senadora Allende, en la discusión en particular tenemos que poner normas transitorias que garanticen que habrá un tiempo para poder aplicar la normativa.
Porque, además, puede presentarse una dificultad -y lo miro desde la perspectiva de lo que hoy tienen que resolver los jueces de familia-: esta es una prohibición absoluta. No tiene ninguna flexibilidad, ninguna excepcionalidad. Y todos sabemos que los tribunales de familia -porque son ellos los que deben resolver- se ven enfrentados a casos disímiles, de dificultades crecientes.
Por lo tanto, establecer una prohibición absoluta, con la agravante de una oferta programática precaria, hace que la situación sea extraordinariamente grave y difícil.
Además, cabe considerar que la norma transitoria de este proyecto de ley, que fija un plazo de seis meses para la salida de los niños que están en instituciones, ha sido observada por la Corte Suprema, la cual señala en el oficio respectivo que ese plazo puede generar más riesgo y más dificultades. Debemos oír eso, tenerlo presente.
Esta es una aspiración que todos tenemos y es necesario luchar y trabajar para concretarla. Ojalá que no exista ningún niño en Chile de tres años -o más- que carezca de una familia en la cual cobijarse, donde sea bien tratado, donde sea bien educado, donde sea bien alimentado, donde tenga cariño y amor. Pero esa realidad tenemos que construirla, porque hoy día no existe.
En consecuencia, para que este proyecto de ley se estructure en la realidad se requerirá un trabajo, primero, de la Comisión de Infancia de nuestro Senado, en todo lo que son las normas transitorias; pero también del Ejecutivo, a través de programas, políticas e indicaciones. De lo contario, la iniciativa será una simple aspiración, una mera declaración de principios, un saludo a la bandera que nos deja tranquilos porque decimos que los niños tienen que estar en familia hasta los tres años, cuando la realidad que viven nuestros jueces de familia es absolutamente distinta.
Por lo tanto, yo voto a favor de esta iniciativa con el compromiso de trabajar arduamente en los próximos meses para que ella pueda caminar hacia la realidad.
El señor HARBOE (Presidente accidental).- Tiene la palabra la Senadora señora Aravena.


La señora ARAVENA.- Señor Presidente, según la opinión predominante de los expertos, el acogimiento alternativo de los niños menores de tres años debería ejercerse en un ámbito familiar.
En eso, creo yo, no hay nadie en esta Sala que no esté de acuerdo.
Sin embargo, también se reconoce que pueden admitirse excepciones a este principio, particularmente en aquellos casos en los que se quiere evitar una separación de los hermanos o en que el acogimiento tenga un carácter de urgencia o sea por un tiempo prefijado y muy limitado.
En este sentido, y compartiendo la visión de que el cuidado alternativo de los niños y las niñas entre cero y tres años debiera siempre entregarse a las familias y no a las instituciones, en los hechos existen casos en que esto no es posible, ya sea por razones de salud, de falta de oferta de familias de acogida disponibles u otros motivos de alta complejidad que impiden que una familia se pueda hacer cargo del cuidado de un niño o una niña de corta edad. En estos casos excepcionales debe necesariamente existir una oferta de cuidado residencial; tema que han planteado prácticamente todos los Senadores que han tomado la palabra.
En aquellas oportunidades en que se dicte una medida de protección de separación de la familia, se debiera optar preferentemente por una familia de acogida, pero sin establecer una prohibición que no admita excepciones, ya que, como señalé anteriormente, podría haber situaciones en que esto sea inevitable.
Quiero recordarles a mis colegas que este año falleció una niña -se llamaba Ámbar- del Valle del Aconcagua. Ella tenía un año y siete meses de edad, había sido retirada de la tuición de su madre y entregada a una tía, pero el conviviente de esta no solo la golpeó y la violó, sino que terminó asesinándola.
En este caso, y en muchos otros, lamentablemente los familiares no tienen habilidades parentales para hacerse cargo de un niño desvalido, que efectivamente no puede defenderse.
Este proyecto tiene un muy buen principio, pero me preocupa que el juez no disponga de alternativas en caso de que no exista la cantidad de familias de acogida que se requieran, porque no contamos con un informe detallado que nos dé a conocer si hoy día el Estado de Chile tiene una red que permita que estos niños sean acogidos.
Recordemos que la norma dice: "Se prohíbe decretar para los niños y niñas de 0 a 3 años de edad la internación en residencias como una medida de protección. Dicha internación constituye una vulneración grave del derecho a la integridad física y psíquica de éstos".
En ese contexto, me asisten dudas respecto de su aplicabilidad, ya que no permitiría a los jueces buscar otra alternativa en caso de emergencia.
Por lo mismo, dados mis argumentos e indicando que considero que efectivamente la familia siempre va a ser el mejor lugar para educar a los niños -aunque lamentablemente hay excepciones, como la que mencioné-, prefiero abstenerme.
El señor HARBOE (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, quiero llamar la atención de la Sala respecto de un proyecto de ley que presenté hace ya casi dos años, junto con el Senador Quintana, sobre la situación de los niños en las cárceles de Chile.
Según datos del 2016, hay unos 130 niños menores de tres años que viven encarcelados con sus madres.
La situación de la prisión de la mujer ha ido en aumento en Chile después de la dictación de la ley N° 20.000, sobre drogas. A fines de ese año, 4.032 mujeres se encontraban privadas de libertad, por diversos delitos. El 88,5 por ciento de ellas declara que son madres o jefas de hogar.
Y la situación de estos 130 niños es exactamente la misma que la que estamos viendo hoy día con la derivación de los jueces a los llamados "centros de asistencia", que, en los hechos, constituyen una verdadera cárcel, pues quedan separados de sus padres y en condiciones de absoluta lejanía de la familia.
Yo quiero aludir a la normativa internacional a propósito de este proyecto de ley, que surgió a raíz del caso de Lorenza Cayuhan, quien dio a luz engrillada el 13 de octubre del 2016, en la Clínica Alemana de Concepción. La situación causó impacto internacional y, por cierto, da cuenta de una discriminación brutal hacia la mujer y, en particular, hacia la mujer mapuche.
En el informe de la iniciativa se detalla el conjunto de normas internacionales que nos deben hacer reflexionar sobre la obligación del Estado de Chile de realizar todos los esfuerzos necesarios para que los niños permanezcan en familia.
Lo contrario, en primer lugar, constituye una violación a la protección de la maternidad y de la infancia establecida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Artículo 1: el derecho a nacer libres e iguales en dignidad); en segundo lugar, contraviene la garantía del respeto a la dignidad del o los privados de libertad contenida en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como las obligaciones jurídicas respecto a los niños, niñas y adolescentes, para cuya protección se deben establecer medidas especiales; en tercer lugar, vulnera la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que reconoce los derechos del niño respecto a su familia, la sociedad y el Estado; y, en cuarto lugar, no da cumplimiento a la Convención sobre los Derechos del Niño y sus tres Protocolos facultativos.
En efecto, dicha Convención se refiere específicamente a esta temática en los artículos 9 y 20.
En primer término, hace mención explícita a los derechos de los niños, niñas y adolescentes a mantener relaciones personales y contacto directo con sus padres cuando se hallan separados, cualquiera sea el motivo -incluido el encarcelamiento-, a menos que ello vaya en detrimento del interés superior del niño.
Y, en segundo término, afirma que todo niño o niña que sea separado de sus padres tiene derecho a recibir protección y asistencia especial del Estado.
Esta Convención establece el interés superior del niño como principio rector dentro de los ordenamientos jurídicos, lo que implica que -¡atención!- tanto jueces como autoridades gubernamentales y políticas deberán tenerlo en cuenta de manera primordial al momento de adoptar cualquier decisión.
Señor Presidente, tenemos un grave problema en relación con los niños, y en particular con los protegidos por el Estado: ¡más del 55 por ciento de los menores que pasan por el SENAME van a parar a las cárceles!
Señor Presidente, usted lo sabe muy bien: ¡La mitad, el 60 por ciento -y en algunos casos más- de los condenados y procesados en las cárceles chilenas han pasado por el SENAME! Y todos los estudios que tuvimos a la vista en esta llamada "Ley Sayén" revelan de manera clara y precisa que los ambientes de encarcelamiento, de separación de los padres causan grave deterioro psicomotriz, emocional; generan desadaptación, trastornos de la personalidad, problemas de alimentación, pues está la situación de la leche materna.
En definitiva, creo que un proyecto como este, que busca establecer las mejores condiciones para los niños, dado que los hogares que hemos planteado probadamente están en graves problemas -es una situación que hay que revisar-, es necesario, ya que la internación en las residencias constituye una vulneración grave a la integridad física y psíquica. Eso es así. Y, por lo tanto, las familias de acogida hay que trabajarlas.
Me llama mucho la atención que los Senadores de este Gobierno, que, tal como dijo la Senadora Yasna Provoste, ha puesto el lema de "Los niños primero" como una política fundamental -y estoy completamente de acuerdo en eso; el Gobierno cuenta con mi apoyo-, cuestionen los costos.
Señor Presidente, ¿vamos a pagar todos los costos durante décadas? Porque, si estos niños no reciben atención temprana, cuando se transformen en adolescentes van a terminar en las cárceles, tal como sucede hoy.
Por tanto, el tratamiento temprano es fundamental.
Por eso, voy a votar a favor, señor Presidente. Y creo que el Gobierno debiera evaluar un apoyo decidido -no solo en recursos- a este proyecto, para que se convierta en ley.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
He dicho.
El señor HARBOE (Presidente accidental).- Tiene la palabra la Senadora señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, seré muy breve en la fundamentación de mi voto. No voy a explayarme en esta materia.
Simplemente quiero señalar algo a raíz de lo expresado por la Senadora Aravena, que uno podría, obviamente, recogerlo como tema de preocupación. Ella daba como ejemplo a Ámbar, quien fue entregada a su familia extendida.
Solo me cabe decir que el juez perfectamente podría haber determinado no entregársela a la tía con el conviviente, sino a su tío, que había cuidado siempre de su hermana Luna, y con la que había un apego. Y no se la entregaron a Ignacio Páez; se la entregaron a una tía que no había tenido nunca contacto con su hermana ni con ella.
Esos son, obviamente, errores que ocurren en el sistema.
Pero si uno se dejara guiar por este caso en particular, la reflexión también valdría para los hogares, donde ha muerto más de un niño, señor Presidente. Y seguimos mandando a los niños a esos recintos.
Creo que, cuando hacemos la reflexión de este caso en particular, del tema de los niños entre cero y tres años, es fundamental que veamos los estudios, la experiencia internacional, lo que nos dicen los expertos. Y ¡todos!, inequívocamente, concluyen que no pueden ir a hogares, que tienen que ser entregados a la familia, a la familia extendida u, obviamente, a una familia de acogida.
Y eso es algo que tenemos que fijarnos como desafío.
Yo sé que podemos perfeccionar el proyecto en la discusión particular, pero no dilatemos esta decisión, porque mientras no exista la prohibición siempre va a ser más fácil y más rápido mandar a estos bebés a hogares y no darnos el trabajo, la dedicación, el esfuerzo de buscar quién puede, de manera personal, hacerse cargo de ellos. Porque son bebés, y lo que estamos haciendo es salir por lo más rápido y lo más fácil.
Gracias, señor Presidente.
El señor HARBOE (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor García-Huidobro.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, en primer lugar, quiero valorar el hecho de que estemos hablando de este tema, porque muchas veces ponemos atención a los escándalos, los sufrimientos y no nos abocamos todos a ver de qué manera les podemos dar una familia a esos niños.
Quienes hemos tenido la posibilidad de haber sido educados en una familia, con cariño, con amor, pensamos que eso es lo que nuestra sociedad tiene que entregarles a todos los niños del país.
Eso es lo más importante. El problema es cómo podemos entregarlo.
Yo valoro la iniciativa, porque me parece absolutamente loable y fundamental que les demos la posibilidad de tener una familia. Y lo digo porque he visto casos impactantes, señor Presidente. Conozco familias que no pueden tener hijos y que han adoptado niños del Pequeño Cottolengo en situación de discapacidad tanto física como intelectual.
Esto tenemos que asociarlo muy fuertemente a una nueva y ágil legislación sobre adopción, materia en la que nuestra legislación se quedó atrás.
Por eso, debemos unir esta decisión con la factibilidad de que numerosas personas tengan la posibilidad, que cuesta mucho, de ser padres adoptivos. ¡Y qué ejemplo nos dan ellas!
En ese sentido, señor Presidente, creo que la idea planteada por la Senadora Rincón es lo que todos anhelamos: que los menores no salgan de una familia. Sin embargo, hay situaciones muy complejas que deberemos analizar en la discusión particular a través de indicaciones. En múltiples ocasiones no es posible entregar niños a familias sin recursos y sin la preparación adecuada y que muchas veces solamente los acogen por intereses económicos, para que ellos reciban todo lo que nosotros queremos: amor, cariño, una formación importante.
Lo ideal sería eso, pero cuando se trata de menores con discapacidad física o motriz, por ejemplo, con frecuencia resulta difícil que puedan recibir ese apoyo en un hogar. Lo mismo ocurre en el caso de los niños electrodependientes, mencionado por una señora Senadora, quienes se encuentran en una situación totalmente distinta de aquellos que pueden valerse por sus propios medios. Es decir, hay excepciones que vamos a tener que ver con mayor detención.
Lo fundamental, como afirmó la Senadora Ena von Baer, es contar con recursos y que las familias estén preparadas, a fin de que también como sociedad podamos ir preparándonos para recibir a estos niños, que no han tenido la posibilidad de estar en una familia y que es muy difícil que retornen a la suyas, donde muchos de ellos han sido abusados o donde existen padres en situación de drogadicción o alcoholismo que los maltratan. Devolverlos a sus familias de origen es muy riesgoso y supercomplejo.
Por lo tanto, este proyecto es muy importante, pero debe ir unido a la iniciativa, esencial y necesaria, de poner a los niños en la primera fila, y también con el tema de la adopción. Mientras ellos sean adoptados en una etapa lo más cercana a su nacimiento, mejor será su calidad de vida, porque muchas veces las familias que están esperando y no han podido tener descendencia propia son las que les pueden dar mayores posibilidades de desarrollo, de llevar una vida feliz y de sentirse hijos, como se merece cualquier persona.
Felicito a la Senadora Rincón por su iniciativa, señor Presidente.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor MONTES (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (36 votos a favor y 2 abstenciones), dejándose constancia de que se cumple el quorum constitucional exigido, y se fija plazo para presentar indicaciones hasta el lunes 17 de diciembre.
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Ebensperger, Muñoz, Órdenes, Provoste, Rincón y Von Baer y los señores Allamand, Araya, Bianchi, Castro, Chahuán, De Urresti, Durana, Elizalde, Galilea, García-Huidobro, Guillier, Harboe, Huenchumilla, Insulza, Kast, Latorre, Letelier, Montes, Moreira, Navarro, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prohens, Pugh, Quintana, Quinteros, Sandoval y Soria.
Se abstuvieron la señora Aravena y el señor Coloma.