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INCENTIVOS PARA DONACIÓN DE ÓRGANOS


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, en verdad, a mí no me cuadran las cifras: se habla de millones de personas que son donantes, pero también tenemos datos que dicen que hay más de 2 mil pacientes esperando a ser trasplantados.
Solo para trasplante de hígado se registran sobre cien enfermos que esperan. En riñón -como se ha sostenido acá- la lista de espera es mayor porque contamos con la tecnología para manejar a los enfermos con insuficiencia renal a través de diálisis. Pero cuando alguien tiene un daño de hígado o de corazón, como no tenemos mucha tecnología para sostener a esos enfermos, se producen muertes de los receptores de estos órganos.
Tengo acá algunas cifras que entregó la Universidad de Chile y que señalan que la donación de órganos en nuestro país va a la baja.
Todo indica que el año 2018 se registrará la peor tasa de donantes de los últimos veinte años.
De enero a mayo de 2017 -el mejor año histórico- hubo 195 trasplantes de órganos, gracias a 79 donantes.
De enero a mayo de 2018 bajan a 134 los trasplantes de órganos (33 por ciento menos), gracias a 45 donantes.
En mayo del año pasado, la tasa de donantes era de 4,6 por cada millón de habitantes; este año, la cifra cae a 2,6 donantes por millón de habitantes.
Si consideramos que cada donante puede salvar ocho vidas, necesariamente debemos concluir que este año se han salvado menos vidas y más personas han muerto esperando un trasplante.
Además, la Corporación del Trasplante, entidad privada sin fines de lucro nacida en abril de 1990 para fomentar la donación de órganos y tejidos para trasplantes en Chile, cerró definitivamente en mayo de 2018, tras 28 años de funcionamiento, producto de la falta de recursos. Esta entidad organizaba grupos de apoyo de trasplantados con el objetivo de optimizar los índices de sobrevida; daba apoyo emocional y contención a los familiares de donantes; realizaba actividades de difusión, educación y sensibilización respecto al tema de la donación de órganos.
Por eso, señor Presidente, frente a esta realidad se comprenden todos los esfuerzos destinados a generar mayor conciencia y disminuir las posibilidades de rechazo a la donación.
El proyecto que vimos en la Comisión de Salud fue perfeccionado, y el texto que hoy votamos en particular contiene normas dirigidas a estas finalidades.
Así, elimina a ciertos familiares como sujetos habilitados para oponerse a la donación, manteniendo solo a los más cercanos.
También establece la obligación de los médicos tratantes de comunicar a la unidad de coordinación de procuramiento de órganos y tejidos cuando un paciente se encuentre en la condición de muerte encefálica.
A la vez, otorga facilidades a quienes estén inscritos en el Registro de No Donantes para poder salir de él en cualquier momento.
Y, por último, fija un plazo de seis meses para que las personas inscritas en el Registro de No Donantes puedan ratificar su condición, y de no hacerlo en el plazo establecido se entenderá que son donantes.
Si estas medidas no dan resultados satisfactorios, no podemos descartar que se adopten normas aún más restrictivas para el rechazo a la donación de órganos.
La declaración de voluntad de no ser donante debe formar parte de un proceso reflexivo, con participación de un profesional que entregue de manera clara, sencilla y comprensible toda la información necesaria y relevante para que esta persona pueda tomar una decisión informada. Por lo mismo, tal decisión debe estar revestida de mayores requisitos y solemnidades, atendidos los efectos perjudiciales para la salud pública de dicha declaración.
El Estado, señor Presidente, no puede ser neutral en esta materia.
Por estas razones, anuncio mi voto a favor.
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