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PROTECCIÓN DE HUMEDALES URBANOS


El señor MONTES (Presidente).- Proyecto de ley, iniciado en moción de los Senadores señor De Urresti, señoras Allende y Muñoz y señor Pérez Varela, y del ex Senador señor Patricio Walker, en primer trámite constitucional, que modifica diversos cuerpos legales con el objetivo de proteger los humedales urbanos, con informe de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales.
--Los antecedentes sobre el proyecto (11.256-12) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de los Senadores señor De Urresti, señoras Allende y Muñoz, señor Pérez Varela y del entonces Senador señor Patricio Walker):
En primer trámite: sesión 21ª, en 7 de junio de 2017 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Medio Ambiente y Bienes Nacionales: sesión 39ª, en 8 de agosto de 2018.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal del proyecto es incorporar a la legislación el concepto de "humedal urbano" y asegurar su protección.
La Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales discutió la iniciativa solamente en general, aprobando la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señora Órdenes y señores De Urresti, Prohens y Sandoval.
El texto que se propone aprobar se transcribe en la página 39 del primer informe de dicho órgano técnico.
Nada más, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).- En la discusión general, tiene la palabra el Senador señor De Urresti.

El señor DE URRESTI.- Señor Presidente, deseo informar esta iniciativa, que hemos firmado de manera transversal los Senadores señor Pérez Varela; señoras Allende y Muñoz, y señores Patricio Walker y quien habla.
La ley en proyecto ingresó a tramitación en junio de 2017. Inició su estudio en la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales el 5 de junio del año en curso, ente que le dedicó cuatro sesiones. A ellas asistieron tres expertos en la materia; académicos de distintas universidades; el Alcalde de la Municipalidad de San Pedro de la Paz, y la Ministra del Medio Ambiente.
Esta iniciativa tiene por objeto incorporar a nuestra legislación el concepto de "humedal urbano" y asegurar su protección.
Para cumplir dicho objetivo, primero, obliga a las municipalidades a establecer, mediante ordenanzas, criterios mínimos con respecto a su uso racional; segundo, incluye dentro de la lista de proyectos o actividades que deben someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental la ejecución de obras, programas o actividades que puedan significar una alteración física de los humedales urbanos y que impliquen su destrucción, relleno, drenaje o secado; y, tercero, dispone que aquellos humedales que sean bienes nacionales de uso público se usarán en concordancia con lo dispuesto en el plan regulador y su ordenanza local y que las concesiones que se otorguen sobre estos requerirán el informe previo favorable de la Dirección de Obras Municipales respectiva.
La moción que da origen al proyecto que nos ocupa recuerda que los humedales son espacios que proveen importantes servicios ecosistémicos, tales como la regulación y purificación del agua, la regulación de la temperatura, la mitigación de desastres naturales y el secuestro de carbono, además de dotar de infraestructura verde a las ciudades, dando paso a lugares de esparcimiento sin grandes costos asociados. Asimismo, estos ecosistemas son ricos en diversidad biológica, pues albergan especies endémicas, residentes nativas, de paso y migratorias (aves) que no encuentran refugio en otros ambientes y que escogen ese hábitat precisamente por sus características singulares.
Cabe resaltar que el hecho de que estén situados dentro de los límites urbanos trae como consecuencia que son los habitantes de las ciudades quienes reciben directamente sus beneficios.
Pese a las importantes funciones que cumplen, los humedales no tienen hoy día a nivel nacional una protección legal.
En efecto, y no obstante que nuestro país suscribió, promulgó y publicó como ley de la república la Convención sobre Zonas Húmedas de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de las Aves Acuáticas, conocida como "Convención de Ramsar", solo los humedales que están dentro del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado cuentan con resguardo, de modo que los demás quedan total y permanentemente amenazados.
Por otro lado, si bien ellos podrían quedar protegidos por el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, en virtud de lo dispuesto en la letra a) del artículo 10 de la ley N° 19.300, el reglamento respectivo precisa que los proyectos o actividades que impliquen el drenaje o desecación de humedales solo deberán someterse al referido Sistema cuando estos tengan una superficie mayor a 10, 20 o 30 hectáreas, según la región donde estén emplazados. Así, prácticamente la totalidad de los humedales de nuestro país carece de protección.
Sin embargo, los más amenazados son los que se encuentran dentro del radio urbano. Esto, por las actividades antrópicas, vale decir, por las originadas por la actividad humana, principalmente por las derivadas de la gran presión que ejercen los sectores inmobiliario e industrial (residencial), que rellenan, drenan y muchas veces secan los humedales.
Acá hacemos la salvedad de que se ha observado que el daño que sufren los humedales urbanos no tiene regresión: su destrucción no permite reparación ni rehabilitación.
Señor Presidente, otra gran amenaza es la basura que se deposita en ellos, lo que ha llevado a que muchos se conviertan en verdaderos vertederos, perjudicando el medioambiente y la biodiversidad de nuestra flora y fauna.
A diferencia de lo que ocurre con los demás humedales destruidos, que pueden recuperarse -como lo demostró el caso del humedal del río Cruces, afectado en 2004 por el vertimiento de desechos en sus aguas que realizó una planta de celulosa-, el daño en los humedales urbanos es irrecuperable.
En consecuencia, resulta urgente terminar con la inactividad normativa existente, la que permite que cualquiera destruya, rellene o seque un humedal urbano, que no está bajo alguna categoría oficial de protección, sin ser objeto de ningún tipo de sanción.
Hasta el momento, los únicos instrumentos que establecen criterios de regulación y protección de humedales urbanos son ciertas ordenanzas, como las de las Municipalidades de San Pedro de la Paz, Santo Domingo, Coronel, Panguipulli y Valdivia, entre otras.
La aludida protección municipal ha sido impulsada por las comunidades, las que en los últimos años han tomado conciencia de las importantes funciones que cumplen los humedales y promovido su conservación y restauración.
No obstante, esas ordenanzas no son suficientes sin un cambio legal como el que proponemos.
Si bien el proyecto que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (boletín N° 9.404-12), que se encuentra en primer trámite constitucional en el Senado, establece nuevos instrumentos de protección para humedales, como su inventario, criterios de uso sustentable, permisos para su alteración física y la incorporación de los humedales Ramsar como categoría de protección, sus normas no son específicas para humedales urbanos o periurbanos y resultan insuficientes para su eficiente y pronta protección.
Por las razones recientemente expuestas, la unanimidad de los miembros presentes de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, Senadores señora Órdenes y señores Prohens, Sandoval y De Urresti, aprobó en general la iniciativa de ley en estudio el pasado 7 de agosto. Y propone a la Sala que haga lo propio en los mismos términos.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Nuevamente solicito autorización para que ingrese a la Sala el Subsecretario del Medio Ambiente, señor Felipe Riesco.
¿Les parece a Sus Señorías?
Acordado.
Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, hasta hace pocos años los humedales no tenían para la ciudadanía la relevancia que exhiben hoy día. No eran objeto preferente de estudio, y esto se tradujo en un débil régimen de protección.
Ahora entendemos que estos cuerpos de agua constituyen una de las mayores fuentes de biodiversidad de flora y fauna; son cunas de aves migratorias, y se hallan protegidos en materia internacional a través del Convenio de Ramsar.
Además, en el contexto de escasez hídrica y de cambio climático en que nos encontramos, estos sitios han concitado mayor interés, y su deterioro es fuente de preocupación ya no solo de los expertos, sino también de las comunidades en general.
El proyecto que analizamos hoy modifica diversos cuerpos legales para proteger aquellos humedales que están dentro de las ciudades.
¿Por qué? Porque los humedales urbanos son los que se hallan más amenazados por la actividad humana y son susceptibles de destrucción, ya sea por la presión inmobiliaria emanada del crecimiento de las urbes, o por ser lugares usados como vertederos o basurales.
Ese tipo de humedales rara vez podrán ser catalogados como santuario de la naturaleza, o incorporados en alguna otra figura de protección oficial, pues son lugares menos prístinos, más contaminados y de menor tamaño, por lo que no cumplen con los requisitos para ser considerados en una categoría oficial.
Actualmente, existe una nómina de humedales sometidos a protección, y entiendo que el Gobierno se ha comprometido a aumentarla. Sin embargo, los humedales urbanos ni siquiera se hallan debidamente catastrados y no siempre son reconocidos en los instrumentos de planificación territorial.
Favorablemente, la conciencia para su resguardo ha crecido en las diferentes comunidades.
En nuestro país destacan los movimientos surgidos en Concepción y Valdivia. Pero en diferentes ciudades de la Región de Los Lagos, como Quellón, Dalcahue, Maullín, Puerto Varas, Llanquihue y Osorno, han surgido tanto del sector público como del privado iniciativas para preservar dichas zonas.
En el caso de Puerto Montt se estima que dentro de su radio urbano existen al menos quince humedales ubicados en las terrazas superiores de la ciudad, los cuales suman más de ochenta hectáreas de superficie.
Varios de estos humedales urbanos se han visto amenazados y -por qué no decirlo- derechamente alterados por proyectos inmobiliarios.
Así ocurrió hace algunos años con los humedales Llantén y Antiñir, situados en el sector alto de la ciudad.
En la cuenca del lago Llanquihue se considera que hay cerca de 84 hectáreas de humedales amenazadas por la expansión urbana y convertidas en basurales, cuestiones que ponen en peligro la biodiversidad y el hábitat de 44 especies de fauna, muchas de ellas endémicas.
En Chiloé, desde Ancud a Quellón, los humedales forman parte importante del paisaje, y constituyen un elemento determinante para su biodiversidad.
Reconocidos son los humedales de Putemún, en Castro, donde cada año arriban bandadas de flamencos rosados, los que se transforman en un gran atractivo turístico de la isla.
Actualmente, el Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental solo exige la realización de estudios de impacto cuando los proyectos de inversión afectan humedales superiores a las 30 hectáreas en las regiones del sur de Chile, de modo que la gran mayoría de ellos queda excluida de esta medida de protección.
El proyecto que ahora nos ocupa hace exigibles dichos estudios para la intervención de todos los humedales urbanos, cualquiera que sea su extensión.
Además, entrega facultades a los municipios con ese mismo fin. Y creo que lo propio podría considerarse respecto de los gobiernos regionales, especialmente en las nuevas áreas metropolitanas.
Es evidente que son las autoridades locales y regionales las mayores interesadas en darles protección a estos ecosistemas, y, sin embargo, tienen las menores facultades.
Ese mismo absurdo ocurre con el borde costero en general.
En consecuencia, creo que esta iniciativa constituye un avance concreto. Se halla en sintonía con los mayores niveles de conciencia ciudadana para la protección de nuestro patrimonio ambiental.
Espero que esto se traduzca en la aprobación de otros proyectos de ley importantes que se encuentran pendientes, como el que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Felicito a sus autores. Y anuncio mi voto favorable.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, el año pasado, durante la tramitación del proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, en el ámbito de la protección de los humedales, en que Chile se compromete a resguardar y conservar los internacionalmente reconocidos, dando debido respeto a las normas internacionales sobre la materia, presenté una indicación que incorporaba los humedales urbanos.
Si bien esos ecosistemas aparentemente se hallan protegidos hoy día por el Código de Aguas, por la Ley General de Urbanismo y Construcciones, por la ley N° 19.300, que considera el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, hasta ahora en dichas normativas, particularmente en el referido Sistema, los humedales son reconocidos como "áreas de riesgo de inundación" o "zonas de protección de cursos de agua". No hay una legislación expresa que determine que son áreas de anidación de aves migratorias, o sitios de recogimiento de aguas lluvia que permiten la permanencia de la humedad apta para la flora y fauna que habitan ahí.
Por lo tanto, a pesar de que nuestro país cuenta con dos millones de hectáreas de humedales, no los tiene protegidos. En comunas como San de Pedro de la Paz se ha propiciado su destrucción de manera permanente por el avance inmobiliario.
Acá existe un problema que quiero advertir.
Cada vez que se ha intentado resguardar un humedal, se nos ha dicho: "Esta es una propiedad privada, y a este terreno le doy el destino que quiero, si el plan regulador me lo permite".
Señor Presidente, los planes reguladores de muchos municipios han posibilitado el relleno de dos, tres y cuatro metros de humedales con destino inmobiliario. Hablo de Coronel, de todo el sector de Lagunillas, zona de humedales, que ha sido rellenado con hasta cuatro metros de arena.
La pregunta es si la ley marco de los humedales, contemplada en el proyecto, en primer trámite constitucional, que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas va a dar cuenta de su resguardo en general, fuera de los humedales urbanos.
Esto sigue con extrema lentitud, señor Presidente. Parte importante de ello se debe a la definición del marco de atribuciones respecto de la Corporación Nacional Forestal.
Al respecto, debo señalar que ha habido intentos de minimizar, de jibarizar, de quitarle atribuciones a la CONAF, con todas las dificultades que tiene este hibrido: una corporación privada que recibe platas públicas.
Eso aún no se resuelve. Estamos adelantando sobre el particular.
Tal como les planteé a los miembros de la Comisión de Medio Ambiente durante la discusión del proyecto que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas -en su momento, yo presidía dicho órgano técnico-, se rechazó una indicación de mi autoría que establecía, en el marco del mencionado Servicio, la facultad para proteger los humedales urbanos, los mismos que hoy día son señalados en la iniciativa que estamos discutiendo.
La Comisión la votó en contra aduciendo que aquello iba a ser incorporado en un proyecto de ley, que es el que hoy estamos discutiendo y que ha sido impulsado por el Senador De Urresti.
¡Si Su Señoría me hubiera invitado a firmar su proyecto, estaría más contento...!
Pero igual estoy feliz, pues claramente lo que se rechazó en el referido órgano técnico perseguía el mismo objetivo que ahora se plantea en esta iniciativa.
Señor Presidente, deseo advertir que hoy día los alcaldes sí tienen facultades: aprobar el plan regulador.
No se hará excepción en lo que respecta a los litigios, porque el valor del suelo -lo analizamos esta mañana con los Alcaldes Joaquín Lavín y Daniel Jadue y el Ministro Cristián Monckeberg- sigue siendo el elemento determinante para el avance inmobiliario.
En muchos lugares los humedales están cerca de zonas de alta plusvalía, por lo que tienen gran valor económico: no las 50 UF por metro cuadrado como sucede en la rotonda Atenas, pero sí poseen un valor económico que incentiva a sus propietarios, que son personas privadas -porque estamos hablando de humedales urbanos que no son públicos, sino privados-, a litigar.
Entonces, hay que estar advertidos al respecto.
Estamos en la discusión general, Y habrá ocasión para presentar indicaciones a fin de prever que no se judicialice la protección de estos ecosistemas. Ello, porque en algunos casos hay proyectos inmobiliarios que se ubican sobre zonas de humedales que ya han sido aprobados, es decir, hay obras que están en proceso y que van a requerir relleno.
Se dice que la ley en este caso no puede tener efecto retroactivo. Pero sería muy importante darles desde ya a las inmobiliarias, a los alcaldes y a los propietarios de estos terrenos una señal en el sentido de que habrá regulación en la materia.
Yo esperaría que la Cámara Chilena de la Construcción, que las entidades inmobiliarias tomaran nota de la necesidad de proteger y prever. Porque puede ocurrir que los proyectos habitacionales se apuren y se establezca el relleno de los terrenos, anticipándose a la publicación de la ley sobre protección de humedales urbanos.
Hay que ser muy enfáticos acá. La denuncia ciudadana y las cientos de organizaciones que se han levantado a lo largo de todo Chile deben ser eficientes, eficaces, activas para que aquellos proyectos inmobiliarios que intenten adelantarse a la entrada en vigencia de la ley pertinente no se lleven a cabo, y así podamos proteger estos verdaderos santuarios de la naturaleza que en muchos lugares hoy no se hallan protegidos.
Señor Presidente, esto ha producido gran controversia entre alcaldes y comunidad. Así aconteció en San Pedro de la Paz, la comuna de mayor desarrollo inmobiliario de la Región del Biobío.
Ahora bien, se ha hecho un catastro de humedales.
Considero muy importante que mediante la ley en proyecto se fortalezcan las atribuciones de quienes tendrán la función de fiscalizar.
Si es el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, esa facultad debe quedar establecida en forma expresa, y no lo está. Lo señalo porque cuando me tocó participar de la discusión del proyecto respectivo en la Comisión de Medio Ambiente tal atribución le fue sacada.
Si se aprueba la facultad de fiscalización, debe estar radicada en una autoridad con competencia y, dicho sea de paso, con la autoridad y capacidad necesarias para poder anticiparse a una dura batalla jurídica en los tribunales.
En tal sentido, los municipios han perdido esas contiendas. De hecho, hoy día en la laguna Price, en Hualpén, existe una gran controversia entre un particular que quiere propiciar el relleno de ese terreno y la ciudadanía que no desea que ello suceda.
Se ha argumentado que son acumulaciones históricas de aguas lluvia, que no representan ni una reserva de la biodiversidad ni nada que se le parezca.
De otro lado, señor Presidente, con ocasión del proyecto que crea el Servicio de Biodiversidad también expusimos la situación de las turberas de Chiloé.
Sin las turberas la isla se seca.
No se trata de humedales propiamente tales; pero son ecosistemas que absorben la humedad, lo que posibilita la belleza, el verdor permanente y eterno de la Isla Grande de Chiloé. Es una formación milenaria.
Hoy día las turberas se están explotando y comercializando sin ningún tipo de evaluación de impacto ambiental.
Fue por eso que propusimos que el Servicio de Biodiversidad regulara la intervención física de humedales, incluidas las turberas, de Chiloé.
No tengo claro, señor Presidente, si la definición va a alcanzar a las turberas, si haremos una evaluación más detallada.
Sin embargo, debo señalar que en el sur de Chile los humedales no solo se expresan en acumulación de aguas lluvia o en lugares de alta humedad y concentración y anidamiento de fauna (aves, en fin) y flora, sino también, como en el caso particular de Chiloé, en turberas.
Por último, hay que declarar que, sobre todo en Chiloé, el inventario nacional de humedales debe hacerse efectivo. Necesitamos un inventario de tal índole, el que ha de estar protegido de manera expresa por la ley, más allá de las facultades del alcalde o de las del Servicio de Biodiversidad.
Voy a votar a favor, señor Presidente. Considero posible mejorar las condiciones de fiscalización y de resguardo. El referido Servicio debe proteger no solo los humedales Ramsar, los catalogados a nivel internacional. La ley en proyecto nos permite ir al territorio, a cada comuna.
En mi concepto, siempre la mejor defensa de un humedal va a ser una comunidad organizada, consciente, activa en la defensa de su medio ambiente.
Confío en que esta herramienta sea de gran utilidad y de mucho reconocimiento.
¡Llegamos tarde, pero llegamos!
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Von Baer.


La señora VON BAER.- Señor Presidente, creo que hemos alcanzado un adecuado nivel de conciencia pública en torno a la importancia de proteger los humedales tanto en los sectores rurales cuanto, especialmente, en los urbanos.
Los humedales tienen relevancia no solo con respecto a la biodiversidad y al cuidado del medio ambiente y de nuestra flora y fauna. Adicionalmente, hay dos situaciones también significativas.
En primer lugar, por lo general en las ciudades del sur que tienen humedales, pero particularmente en la de Valdivia, ellos cumplen un rol tremendamente importante en la recolección de aguas lluvia.
Si no cuidamos los humedales, si los rellenamos, vamos a tener en aquellas ciudades un grave problema con las aguas lluvia.
Por lo tanto, su resguardo juega asimismo un papel significativo en el sistema de aguas lluvia de las ciudades del sur de nuestro país.
Cuando se rellenan humedales, ello implica un problema tremendo para las construcciones que se realizan sobre los rellenos, porque las viviendas tienen menor capacidad para resistir los temblores o los terremotos.
La protección de los humedales, entonces, resulta fundamental para no exponer a las personas al dotarlas de casas edificadas encima de rellenos de aquella índole.
Sin duda, señor Presidente, en la sociedad hay un consenso amplio en el sentido de que en diversas ciudades chilenas, como la de Valdivia, los humedales tienen valor turístico, porque les agregan belleza.
Igualmente, revisten importancia para quienes viven alrededor de ellos, pues si los cuidamos bien y les damos valor constituyen un área verde dentro de la urbe.
En todo ese ámbito, señor Presidente, existe un acuerdo bastante transversal en cuanto a la relevancia de cuidar los humedales.
En tal sentido, celebro la proposición de ley que estamos debatiendo.
Señor Presidente, este proyecto, por una parte, les impone una obligación a las municipalidades, que deberán dictar una ordenanza con criterios mínimos para el uso racional de los humedales urbanos.
Ahí me surge la primera duda, en el sentido de si es una buena idea que se le entregue a cada municipio una prerrogativa de tal índole. ¿Por qué? Porque a algunas municipalidades pueden importarles mucho los humedales, pero a otras, no tanto.
Desde esa perspectiva, en cuanto al cuidado de los humedales dentro de las ciudades, tener una normativa igual para todo el país, dadas las características que señalé, quizás sea un camino mejor.
Por otro lado, hay una modificación mediante la cual se establece una nueva tipología de ingreso al Sistema de Estudio de Impacto Ambiental acerca de la "Ejecución de obras, programas o actividades que puedan significar una alteración física de humedales que se encuentran dentro del perímetro de un radio urbano y que implique su destrucción, relleno, drenaje o secado.".
Me parece muy importante que protejamos los humedales.
Ahora vamos a tener que hallar un equilibrio cuando estamos hablando de humedales que se encuentren dentro de las ciudades. Pero ello resultará complejo, pues ese equilibrio no puede significar que la modificación de una casa o la construcción de un edificio obligue automáticamente a un estudio de impacto ambiental.
Por lo tanto el equilibrio será muy relevante, pues de intervenirse el humedal habrá que entrar a un estudio de impacto ambiental. Pero si se trata de una obra que se encuentra al lado de un humedal, eso no significará que, por ejemplo en una ciudad como Valdivia, cada cambio que se quiera hacer en la infraestructura deba pasar por un estudio de impacto ambiental.
Por consiguiente, vamos a tener que encontrar un buen equilibrio.
Señor Presidente, yo voy a apoyar este proyecto, que se inició en moción.
Sin embargo, creo que también debemos explorar el camino que planteó el Ejecutivo en cuanto a que los humedales en general entren en la normativa del Servicio de Biodiversidad y del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. ¿Por qué? Por lo que decía anteriormente: porque la iniciativa se basa en que los municipios tomen la determinación correspondiente; pero yo creo que debemos tener para nuestro país una fórmula general que disponga cuáles van a ser los criterios para el cuidado de humedales, tanto dentro de las ciudades cuanto en las áreas rurales.
En tal sentido, se han de establecer un inventario de humedales, los criterios para su uso sustentable y los permisos de alteración física de ellos.
Desde ese punto de vista, convengo en que es factible decir que si esperamos que salgan el Servicio de Biodiversidad y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas quizás siempre vamos a llegar tarde.
Nos ha costado mucho sacar adelante este proyecto de ley, por distintas razones. Entonces, si aguardamos la otra iniciativa tal vez llegaremos tarde a la protección de los humedales urbanos.
Por lo tanto, señor Presidente, voy a pronunciarme a favor. Y le pido que, de ser posible, abra la votación.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- ¿Le parece a la Sala abrir la votación?
El señor DE URRESTI.- Sí, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).- Acordado.
En votación general el proyecto.
--(Durante la votación).
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señoras Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, quiero partir respaldando, y con entusiasmo, este proyecto de ley. Así lo hemos conversado con el Senador De Urresti y con parte de quienes lo acompañan como mocionantes.
Aquí ya se han entregado los antecedentes sobre la cantidad de humedales que tenemos en Chile. El Ministerio del Medio Ambiente señala que, en una superficie de alrededor de 1.460.000 hectáreas, existen entre 18 mil y 30 mil y que solo 12 están protegidos bajo la Convención de Ramsar.
Sin duda, se trata de un tremendo desafío.
La referida Convención establece "la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales y gracias a la cooperación internacional".
Uno dice que se ha logrado la conservación de ciertos sitios. Pero hoy día la mayor parte de los humedales de nuestro país no cuentan con protección mínima; no están claras las responsabilidades del Estado, y, por ende, se encuentran en una situación de permanente amenaza.
Es un problema que debemos abordar. Y se hace en función de los objetivos de esta iniciativa, que busca primero introducir en nuestra normativa legal el concepto de "humedal urbano"; además, establecer en forma precisa que las actividades que se realizan en las cercanías de los humedales urbanos y que implican alteración física de su entorno tienen que pasar por el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, y, por otro lado, modificar la Ley General de Urbanismo y Construcciones para agregar los humedales a la enunciación que realiza la norma pertinente acerca de los bienes nacionales de uso público que deben adecuarse a los planes reguladores y a las ordenanzas locales.
Por eso, creo que será muy interesante la discusión particular, pues durante ella podremos mejorar el texto planteado inicialmente.
De otro lado, esta materia tiene que ver además con esfuerzos locales, los que quiero destacar.
Fue en septiembre de 2017 cuando, en el caso de Punta Arenas, la Agrupación Ecológica Patagonia, que ha sido muy activa en la protección de humedales en la Región, nos planteó la necesidad de tener reservas naturales urbanas. Sus representantes lo señalaron en el Concejo; tomaron contacto conmigo, como parlamentaria de la zona, y trabajamos en una propuesta que rescataba la experiencia internacional existente al respecto, pensando justamente en superficies urbanas que no son consideradas áreas silvestres protegidas y que carecen de protección.
En Punta Arenas tenemos a lo menos tres que son fundamentales: la avenida Costanera del Estrecho, el parque María Behety y el humedal Tres Puentes.
El humedal Tres Puentes fue intervenido con una calle estructural de la Región. Y, además, allí existe hoy día un proyecto significativo que pone en riesgo un sitio donde hay un patrimonio natural con diversidad de aves que todos podemos disfrutar cuando pasamos por ahí.
Por eso, hace poco tiempo presentamos una moción que busca contribuir en la línea de la definición de "reserva natural urbana" y que es complementaria con el proyecto que estamos votando. La idea es no dejar establecidas solo las áreas silvestres que se hallan fuera del radio urbano.
Ahora, con relación a un punto que fue parte de la discusión de esta tarde, debo señalar que, también en fecha reciente, presentamos una propuesta de ley relativa a la protección ambiental de las turberas.
Las turberas son un tipo de humedal que se caracteriza por la producción continua y progresiva de turba, la cual se deriva de la acumulación de materia (vegetal) orgánica en estado de semidescomposición debido a la combinación de saturación permanente de agua, bajos niveles de oxígeno y altos niveles de acidez que inhiben la sobrevivencia de organismos descomponedores. Esto hace que sean un elemento fundamental en la fijación de carbono. Por lo tanto, tienen un impacto clave en el cambio climático.
La situación debe ser abordada. Las regiones del sur y del sur austral tienen el privilegio de contar con turbales importantes. Varios de ellos hoy día se están explotando sin que exista conciencia del daño que se genera, del costo alternativo para el medio ambiente -incluso, diría yo, para la supervivencia del planeta- que implica la explotación de un material que no tiene, en el plano del costo ambiental, un valor significativo.
Por eso es tan relevante que protejamos las turberas ubicadas en la Región de Los Ríos, en la de Magallanes. Se trata de aproximadamente 10 millones de hectáreas; en Magallanes, de al menos 2 millones 700 mil.
En consecuencia, esas tres iniciativas se encuentran relacionadas. Y me alegro mucho del respaldo transversal existente en la Comisión, porque los temas ambientales son aquellos de los cuales nos debemos preocupar hoy día y con celeridad.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, en relación con el proyecto de ley que nos convoca, no puedo sino felicitar a los autores de la interesante moción que le dio origen, cuyo objeto es incorporar a nuestra legislación el concepto de "humedal urbano" y asegurar su protección, disponiendo al efecto que estos bienes nacionales de uso público se encuentren en concordancia con lo dispuesto en el plan regulador y la ordenanza local y que las concesiones que se otorguen sobre ellos requieran el informe previo favorable de la dirección de obras respectiva.
Por otra parte, se contiene una acertada definición de "humedal urbano".
Asimismo, se destaca la importancia que ese tipo de humedales revisten para el medio ambiente.
Como se expresa en el informe, en nuestro país existen doce humedales reconocidos como sitios incorporados en la denominada "Convención de Ramsar", suscrita por nuestro país y ratificada en 1981.
Uno de los sitios que cuentan con dicha protección es el humedal El Yali -se sitúa en la comuna de Santo Domingo, a la que represento en este Hemiciclo-, que constituye un bello hábitat de aves acuáticas y de otro tipo de fauna.
Estando plenamente de acuerdo con el espíritu de la moción, coincido con lo que expresa el informe de la Comisión de Medio Ambiente en el sentido de que tal protección debiera extenderse a todo tipo de humedales, como los rurales y los periurbanos.
Entre ellos, es digno destacar el humedal que se forma en la desembocadura del río Maipo, entre las comunas de San Antonio y Santo Domingo. Al respecto, hemos estado organizando a la sociedad civil de ambas comunas para pedir su adecuada protección, salvaguardando la biodiversidad allí existente.
Lo propio hay que hacer en el caso del humedal de Mantagua, que se encuentra entre las comunas de Concón y Quintero, y en el del Parque Ecológico La Isla, en la desembocadura del río Aconcagua, en la comuna de Concón, todos los cuales pertenecen a la circunscripción que tengo el privilegio de representar en esta Corporación.
En el caso del Parque Ecológico La Isla, hace ya bastante tiempo me tocó iniciar las acciones correspondientes con motivo de un derrame de hidrocarburos que provocó la empresa ENAP de aquel entonces, hoy Refinería Aconcagua. En definitiva, logramos que por primera vez en la historia de nuestro país el Consejo de Defensa del Estado demandara a una empresa estatal. Y gracias a la transacción habida en el referido organismo se creó dicha área protegida.
Por consiguiente, estimo que podríamos extender la protección prevista en este proyecto a otros humedales, dada la importancia que revisten para el ecosistema. De modo que presentaré indicaciones en este sentido.
En virtud de los antecedentes que expuse, voto favorablemente la idea de legislar, a la espera de que durante el debate particular la protección pueda ampliarse a los diversos humedales.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, esta iniciativa me parece de la mayor importancia.
Pienso que, como se ha manifestado, en nuestro país tenemos un problema de regulación.
Ahora, al revés de lo expresado por algunos colegas, yo no me atrevería a decir que la inexistencia de regulación es completa.
En mi concepto, producto de que en general la regulación en materia de recursos naturales obedece a una visión más bien fragmentada de los ecosistemas, ello motiva que haya en distintos ministerios un conjunto de normativas que impiden proteger de mejor manera los humedales.
Considero que nuestras regulaciones van en tal dirección, a partir -repito- de una fragmentación de los ecosistemas en sus elementos constitutivos: tierra, subsuelo, agua, bosque, aire, flora y fauna. Y eso es lo que dificulta la existencia de una política que los resguarde efectivamente.
Reitero que esta iniciativa -así se lo manifesté al Senador De Urresti, uno de sus autores- reviste gran importancia.
La discusión particular debiera incorporar otras miradas (complementarias, por supuesto), principalmente en lo relacionado con las zonas no urbanas. Porque aquí estamos hablando puntualmente de zonas urbanas, periurbanas.
¿Cómo se manifiestan estos humedales?
Corresponden, por una parte, a extensiones de marismas o desplazamientos de agua producto de un maremoto, como el ocurrido en 1960 en Valdivia, que provocó que al menos 37 por ciento de la superficie de esa hermosa ciudad sureña se halle en la condición actual.
Igual sucede en otras comunas, como la de Toltén, en la Región de La Araucanía, con un porcentaje probablemente incluso superior, como consecuencia de aquel maremoto.
Pero el problema estriba en que esos humedales, de vasta extensión -lo conversé recientemente con el Alcalde de Toltén, Guillermo Martínez-, no estarían regulados, no tendrían protección, y más bien quedarían sujetos a lo que pudiera hacer un municipio que dispone de escasos recursos.
Otras formas en que se presentan los humedales son los pantanos, las turberas o las superficies cubiertas de agua.
Entonces, señor Presidente, como primera reflexión, espero que en la discusión particular -entiendo que en los próximos días el Presidente de la República y la nueva Ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, harán un anuncio sobre los primeros 40 humedales- se considere a algunos humedales que no se encuentran en las zonas urbanas.
Creo que la realidad de Valdivia -y me alegra que un Senador que representa a esa ciudad haya inspirado la presentación de la moción pertinente- puede no ser la de Chile entero. Porque en todo el territorio nacional hay cerca de un millón y medio de hectáreas -el equivalente a varias veces el tamaño de la Región Metropolitana- cubiertas de agua o con extensiones de marismas, pantanos o turberas; y también hay casos de aguas estancadas o corrientes, dulces y salobres o saladas.
La moción es tan importante porque hoy día, como lo han dicho varios de los señores Senadores que me han antecedido en el uso de la palabra, únicamente contamos con la Convención de Ramsar, suscrita en 1971 y ratificada posteriormente. La mayoría de los humedales son de gran extensión y su sistema de protección se basa principalmente en recursos de cooperación internacional contemplados para los de esa clase por los países participantes.
La realidad es diferente en Villarrica, por ejemplo -lo conversamos mucho con la ex Ministra del Medio Ambiente y nueva Ministra de Educación, señora Marcela Cubillos-, ya que el lago, conocido por muchos, está contaminado. La idea es buscar una solución y, por lo tanto, un plan de descontaminación ojalá al más breve plazo. Se está trabajando con los municipios, al igual que con organizaciones ciudadanas, ambientalistas.
¿Cuál es la causa? Tiene que ver con nutrientes más disparados de lo que debieran, como el fósforo, el nitrógeno.
Se plantea el problema de la cuenca de algunos ríos, como el Trancura.
Pero uno de los motivos principales de la contaminación del lago Villarrica dice relación con el borde ribereño entre la ciudad del mismo nombre y Pucón. Se han construido casas y una gran cantidad de edificios, lo que ha ido sustituyendo humedales. O sea, desaparece uno de estos y llega un edificio. Ello ha traído efectos muy complejos, naturalmente, respecto de los cuales espero...
El señor MONTES (Presidente).- Se agotó su tiempo, Su Señoría.
Cuenta con un minuto para terminar.
El señor QUINTANA.- Gracias, señor Presidente.
Espero que el proyecto pueda dar respuesta a la situación.
Ya se ha mencionado que el objetivo es que en la evaluación de impacto ambiental, como también en las ordenanzas municipales, haya una atención preferente en cuanto a no rellenar, no destruir, no secar un humedal. Así lo han manifestado los autores de la moción.
Pero los efectos y beneficios más reconocidos que prestan los humedales por sus funciones ecosistémicas son el control de inundaciones y anegamientos, al igual que el de la erosión y retención de sedimentos; la retención de nutrientes; la estabilización de temperaturas extremas; la mantención de la biodiversidad; el transporte, la recreación y el turismo.
Por todos estos motivos, vamos a respaldar la iniciativa, entendiendo que en la discusión particular podremos mejorarla aún más.
El señor MONTES (Presidente).- Puede intervenir el Honorable señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, el año 1971 se suscribió en Ramsar, Irán, la Convención sobre Zonas Húmedas de Importancia Internacional, que entró en vigencia en Chile en 1981 gracias a la dictación del decreto supremo N° 171, del Ministerio de Relaciones Exteriores.
De conformidad con el artículo 2 del tratado, el deber de cada Estado contratante es señalar lugares en su territorio que puedan ser incluidos en la denominada "Lista de Humedales de importancia internacional".
Hasta la fecha, el país ha designado trece "sitios Ramsar", entre los cuales no se encuentra el del río Lluta, ubicado en la ciudad y provincia de Arica, no obstante cumplir con los criterios establecidos por la misma Convención, tales como sustentar especies vulnerables o en peligro, o comunidades ecológicamente amenazadas y poblaciones de especies importantes para mantener la diversidad biológica de una región biogeográfica determinada.
El humedal del río Lluta constituye el principal sitio costero de Chile para descanso, refugio, alimentación y reproducción de aves que emigran desde el hemisferio norte por la ruta del Pacífico. Alberga más de 130 especies, representativas del cuarenta por ciento de las migratorias conocidas en nuestro territorio. Ello motivó que fuera declarado santuario de la naturaleza por decreto N° 106, de noviembre de 2009, del Ministerio de Educación, Subsecretaría de Educación.
Por su parte, la Municipalidad de Arica lo designó "Reserva Municipal Desembocadura del Río Lluta" a través de su decreto N° 2.702, de 2009.
Hoy, el gobierno regional de Arica y Parinacota, junto a los Ministerios del Medio Ambiente y de Bienes Nacionales, se encuentra realizando esfuerzos para ampliar en más de diez veces el área de resguardo del humedal, respecto de la actualmente protegida: de 30 hectáreas a 370.
El artículo 1 del proyecto transcribe la definición de humedal contemplada por el Convenio de Ramsar, agregando la categoría de "urbano" con relación a aquel que se encuentre dentro de los límites de las ciudades, que es la situación del nuestro.
En el artículo 2 se determina que las municipalidades "deberán establecer, en una ordenanza general, los criterios mínimos respecto del uso racional de los humedales urbanos presentes en los límites de cada comuna".
En la comuna de Arica, la vigencia por casi ocho años del decreto N° 2.702/09 y los resultados alcanzados por su aplicación demuestran la insuficiencia de la jurisdicción municipal para la protección deseada.
Los municipios carecen de los recursos necesarios para resguardar áreas que constituyen parte esencial de nuestra biodiversidad. Disponer que cuenten con la facultad de establecer criterios mínimos para el "uso racional de los humedales urbanos" implica radicar en el ámbito municipal una responsabilidad que debe corresponder a una política de carácter nacional.
Al considerarse el humedal del río Lluta dentro de una política nacional de amparo de la diversidad biológica, podrá ser designado "sitio Ramsar", dadas sus especiales características. Es decir, será de importancia internacional, ya que cumple con las condiciones contempladas por el convenio para tal efecto. La obtención de la declaración debe constituir un objetivo de Chile.
Cuantas políticas se adopten para defender el humedal garantizan los intereses públicos y privados, puesto que todos se beneficiarán con el valor económico, cultural y científico de su resguardo legal e internacional. Las futuras construcciones o urbanizaciones deberán contar con los estándares de protección de la biodiversidad medioambiental.
Es por ello que resulta necesario compartir el sentido del proyecto de ley en la medida en que busca la conservación de nuestros humedales urbanos. Pero no podemos fijar la responsabilidad a nivel municipal, puesto que la defensa de los humedales, así como su uso racional, debe obedecer a una política nacional, conforme a los compromisos internacionales asumidos por Chile.
Sugiero, en consecuencia, que la CONAF asuma la responsabilidad de identificar, gestionar, innovar, fomentar, supervigilar y protegerlos a todos, tal como sucede hoy con el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas, y que la urbanización y los proyectos de construcción tengan que llegar a un equilibrio que permita efectivamente no detener el desarrollo en bien del país, de la región y de la comuna.
Muchas gracias.
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El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Han llegado a la Mesa los siguientes documentos:
Segundo informe de la Comisión de Hacienda, recaído en el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que moderniza la legislación bancaria (boletín N° 11.269-05) (con urgencia calificada de "simple").
Segundo informe de las Comisiones de Hacienda y de Educación y Cultura, unidas, recaído en el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que establece un Estatuto de los Asistentes de la Educación Pública (boletín N° 11.536-04).
--Quedan para tabla.
El señor MONTES (Presidente).- Solicito el asentimiento de la Sala para tratar este último asunto en la sesión ordinaria del martes próximo y el relativo a la legislación bancaria y, eventualmente, el del reajuste del ingreso mínimo en la del miércoles.
Acordado.
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El señor MONTES (Presidente).- Puede intervenir la Senadora señora Ebensperger.


La señora EBENSPERGER.- Señor Presidente, como no podría ser de otra manera, parece existir un amplio consenso en cuanto a la idea de proteger nuestros humedales, sean urbanos o rurales. Efectivamente, además de constituir una gran fuente de diversidad biológica, son importantes reservorios de agua y colaboran en la purificación del aire, la regulación de un microclima que les es propio, la reducción del ruido, el drenaje de aguas lluvias, el tratamiento de aguas residuales, y, muy especialmente, juegan un rol fundamental en la conformación de los primeros eslabones de la cadena trófica. Últimamente se han convertido también en espacios de esparcimiento, de incipiente turismo y en base de algunos proyectos de conservación.
En este sentido, constituyen una infraestructura natural que puede contribuir a alcanzar diversos objetivos de políticas públicas y su desaparición puede conllevar grandes pérdidas de bienestar humano, con un amplio impacto económico negativo en la población.
Dicho lo anterior, y reforzando nuestra posición de concordar con el objetivo perseguido por la iniciativa, cabe consignar que no coincidimos con la forma de protección propuesta. Creemos que debemos ser capaces de buscar otras en la discusión particular.
¿Por qué lo hago presente? Básicamente, por algo ya manifestado por señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra: se entrega a los municipios, a través de la dictación de ordenanzas, el establecimiento de criterios mínimos para conservar o resguardar los humedales. Al existir 345 municipalidades, habría 345 ordenanzas y no se contemplarían criterios comunes, lo que podría poner en riesgo, dependiendo de una normativa u otra, los lugares menos amparados.
Por lo anterior, estimo fundamental que en la discusión particular se busque la manera más idónea, eficiente y eficaz de lograr la loable finalidad del articulado: el resguardo de estos sitios.
Tal vez sería conveniente concordar las disposiciones del proyecto con las de aquel que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, actualmente en trámite en la Cámara de Diputados, el cual instituye una categoría de defensa para los humedales de importancia internacional cubiertos por la Convención de Ramsar, con el propósito de promover su uso sustentable considerando las dimensiones ecológica, económica y social, y encarga la administración, conservación, manejo y estudio al nuevo organismo.
Votaré por la aprobación en general, porque me parece que nadie podría estar en contra del objetivo que se persigue. Pero espero que en la discusión particular seamos capaces de encontrar la mejor manera de que se cumpla realmente con la protección deseada.
Gracias.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Órdenes.


La señora ÓRDENES.- Señor Presidente, parto por valorar la iniciativa, que aborda la regulación de los humedales urbanos, estimándose que enfrentan un mayor nivel de amenaza debido a su exposición y a la presión de las inmobiliarias por este tipo de espacios.
Por eso, se hace estrictamente necesaria, a mi juicio, una protección legal para este tipo de suelo, que configura en sí mismo un ecosistema particular. Se trata de una reserva de agua dulce y también de carbono. Es parte del patrimonio natural, así como del patrimonio cultural en tanto referente en las ciudades. Y bien puede constituir un espacio adecuado para materias de educación ambiental.
Entre sus funciones destacan la regulación hídrica y climática, así como la del ciclo del carbono; la formación de suelo; el archivo arqueológico y paleoclimático, y la influencia en la ecología del paisaje, entre otras.
Ahora bien, sabiendo la urgencia de legislar sobre los humedales urbanos, no puedo dejar de manifestar mi preocupación por un tipo de humedal que está siendo sobreexplotado en el sur, donde ya fue destruido en la Isla Grande de Chiloé. Lo mismo estaría ocurriendo en Magallanes y en Aisén. Me refiero al Sphagnum magallanicum, musgo sphagnum o pompón, que crece sobre la turba, material orgánico con alto contenido de carbono generado en humedales llamados "turberas".
A nivel mundial, estas últimas representan entre el cincuenta y el setenta por ciento de los humedales, abarcando cerca del tres por ciento de la superficie terrestre. Se ubican principalmente en el hemisferio norte, con una parte minoritaria -cuatro por ciento- en América del Sur, mayoritariamente en la Patagonia chilena.
Por eso es que considero importante, en cuanto a la protección y al cuidado de este tipo de ecosistema, abordar también un ámbito más allá de los territorios urbanos. Creo que lo anterior es parte de los desafíos que implica la discusión del asunto.
Gracias.
El señor MONTES (Presidente).- Puede intervenir el Senador señor Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, seré muy breve.
Me pronunciaré por la aprobación en general. Juzgo que el articulado realmente significa una gran innovación.
No está de más recordar que el texto es sucinto, pero modifica dos cuerpos legales fundamentales. Uno de ellos es la Ley sobre Bases Generales del Medio Ambiente, al incluir los humedales entre proyectos o actividades susceptibles de causar impacto ambiental, por lo cual los somete al sistema de evaluación ambiental, aspecto ciertamente muy importante para nosotros. Y el otro, tratándose de una iniciativa relacionada con humedales urbanos, es la nueva Ley General de Urbanismo y Construcciones, al contemplarlos entre los bienes nacionales de uso público susceptibles de una concesión que requiere un informe previo de la Dirección de Obras Municipales respectiva.
Me parece que estos son algunos puntos esenciales, y seguramente habrá otros que podremos concebir en la discusión particular o más adelante.
El Honorable señor Durana se refirió largamente al humedal existente en la Región de Arica y Parinacota, que es único. Constituye una zona desprovista de recursos hídricos. Por lo tanto, el sector del río Lluta es bastante notable, sobre todo por su variedad. El apareamiento anual que realiza una cantidad de aves que llegan al lugar exactamente los días en que tienen que hacerlo y que se van cuando tienen que partir es algo muy impresionante y hermoso.
Nos satisface mucho, pero al mismo tiempo nos preocupa, la decisión anunciada recientemente por el Ministro de Bienes Nacionales, a la que también aludió el señor Senador, de ampliar el humedal actual desde algo más de 30 hectáreas a 370. Ello significa multiplicar su superficie por doce.
Pues bien, esa es una gran noticia. Pero quisiera consignar que el área presenta problemas serios de mantención y cuidado. No es gestionada, para decirlo así, de manera muy satisfactoria por el municipio. Por lo tanto, el gran desafío de Arica y Parinacota es hacer del humedal mayor, más desarrollado, una zona en la cual se respeten las normas fundamentales sobre el medioambiente y que todos los proyectos relacionados -esperamos que se mantengan y desarrollen- sean objeto de una evaluación de impacto ambiental en cuanto al efecto que se pueda registrar.
Es importante recordar que en los últimos meses ha habido en Arica una discusión sobre el humedal actual y la prolongación a través de este de la carretera A-210. Como el sector comprenderá ahora 370 hectáreas, las preguntas son por dónde va a pasar la vía y cómo el Ministro dice que ella es perfectamente compatible si atraviesa exactamente el área.
Por eso mismo estamos muy agradecidos de la ley en proyecto, ya que nos permitirá verificar, sobre la base de un texto legal, si efectivamente estamos respondiendo al gran desafío que significa el milagro ecológico del humedal del río Lluta.
Muchas gracias.
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El señor MONTES (Presidente).- Aprovecho de saludar al Diputado señor Jorge Alessandri, quien se presenta con su nieto o nieta...
¡Otro Alessandri más que puede llegar aquí...! ¡Hay un riesgo...!
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El señor MONTES (Presidente).- Si la Sala lo permite, el Honorable señor Quintana presidirá la sesión a partir de este momento.
El señor GUILLIER.- Sí, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).- Así se acuerda.
--Pasa a presidir la sesión, en calidad de Presidente accidental, el Senador señor Quintana.
El señor QUINTANA (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, hay cosas que ya se han dicho, pero igualmente deseo intervenir.
En nuestra legislación no se contempla una definición de "humedal urbano" y solo se consideran los sitios Ramsar -humedales reconocidos internacionalmente- y aquellos humedales ubicados en áreas protegidas, los que no son, ni de lejos, la mayoría de los existentes en el país.
Desde luego, la Ley General de Urbanismo y Construcciones no contiene medidas que aseguren la conservación de los humedales. Más bien, se los asimila a zonas de riesgo de inundación o se los ve como cursos de aguas que es menester canalizar en la mayoría de los casos.
Con el objeto de protegerlos, algunas municipalidades los han incorporado a los planos reguladores como áreas verdes o zonas de inundación. Pero no hay una visión sistémica, que tome en cuenta toda su diversidad, sino que más bien se realiza una protección limitada.
El Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental no considera las actividades o proyectos sobre los humedales dentro de la lista de aquellos que requieren un estudio o una declaración de impacto ambiental. Y la propia Ley General de Urbanismo y Construcciones no los reconoce, sino que se limita a considerarlos -reitero- como áreas de riesgo.
Por eso, me parece que todos vamos a apoyar este proyecto. Pero también hay que señalar que él responde a un vacío legal en nuestro ordenamiento jurídico que debe ser llenado con urgencia, ya que estamos en presencia de un rápido crecimiento de las ciudades y, sobre todo, de sus periferias, lo que ha generado una depredación de los recursos esenciales para la calidad de vida de la población.
Estas son zonas altamente vulnerables y contribuyen al refugio de la flora y de la fauna. Son fuentes de agua dulce; de recarga de acuíferos, y, además, operan como filtros para contaminantes, de manera que existe una funcionalidad que no siempre se reconoce.
Por consiguiente, si bien compartimos el fondo del proyecto, somos conscientes de que los mecanismos mencionados para establecer una protección efectiva de los humedales son complejos, por varias razones.
Primero, porque son muchos los actores involucrados y, sin embargo, no aparece una entidad que pueda jerarquizar, tener una autoridad y una coordinación sobre ellos.
Segundo, se les asigna a los municipios un rol que, para variar, no estaría acompañado del financiamiento que les permitiría hacerse cargo responsablemente de la situación. Por otro lado, las ordenanzas no son suficientes y, además, se presenta el problema de que habría percepciones diversas en las diferentes administraciones comunales. Por esta misma razón, muchas veces se ven vulnerables, por ejemplo, a la presión de las propias inmobiliarias.
Distinto sería el caso si los humedales se integraran efectivamente -como lo ha señalado el Senador Durana- al proceso de urbanización; si hubiese conciencia de su importancia; si se mitigara el escenario de depredación y se analizaran posibilidades de inversión sustentable, como lo han hecho algunas ciudades a título propio, para convertirlos en espacios de recreación.
El reconocimiento de estos humedales como espacio público importante se ha transformado en una demanda ciudadana. Además, es una necesidad urgente para mantener el equilibrio medioambiental. Pero se requieren instrumentos de planificación vinculantes, coordinados, jerarquizados, claramente definidos, de modo que se puedan adaptar también a escala regional, urbana o comunal.
Por esa razón, señor Presidente, ciertamente vamos a aprobar el proyecto, pero nos parece necesario, de alguna manera, completar estas consideraciones acerca de esos otros actores que influyen en el medioambiente. Se requiere una ley marco que establezca un criterio a nivel del territorio para la protección de los humedales urbanos.
Muchas gracias.
El señor QUINTANA (Presidente accidental).- Tiene la palabra la Senadora señora Aravena.


La señora ARAVENA.- Señor Presidente, hemos hablado bastante de los humedales. Por mi parte, simplemente voy a respaldar este proyecto, que me parece muy bueno, pues se hace cargo efectivamente -quizá un poco tarde- de muchos humedales que se ubican en los sectores más desprotegidos de las ciudades.
En nuestra Región de La Araucanía tenemos humedales. Y coincido con usted, señor Presidente, en que la comuna de Toltén es de aquellas que, dado el terremoto, cuenta con uno de los más grandes. Pero en la comuna de Traiguén, que ambos conocemos, hay un humedal -lamentablemente, es un terreno EFE- que cuenta con más de dos hectáreas de asbesto, concreto y que se ha transformado en un vertedero con un alto grado de contaminación determinado por el Ministerio del Medio Ambiente. Y no hemos podido hacer algo con el municipio, porque efectivamente faltaban normativas como esta.
El proyecto de ley viene a proteger los humedales que nos van quedando en Chile y, sobre todo, a cuidar algo que también nos resguarda como seres humanos.
Desde el punto de vista medioambiental, los humedales son lo que uno llamaría en química un buffer, una instancia que protege mucho el ecosistema y la vida natural que hay en el subsuelo y no solamente lo que uno percibe a nivel de flora y fauna.
Por lo tanto, es una buena iniciativa, que viene a complementar el trabajo que han hecho algunos municipios que poseen ordenanzas, como Santo Domingo, Coronel, Panguipulli y Valdivia.
Sin embargo, quienes hemos trabajado en municipios sabemos que la ordenanza, lamentablemente, no viene aparejada al presupuesto. Entonces, en caso de falta de recursos, muchas veces aquella se transforma solo en una declaración de intenciones. Y hoy en día los municipios no tienen los recursos ni las competencias para una fiscalización efectiva que impida el mal uso de estas áreas.
En consecuencia, felicito a los parlamentarios que tuvieron la idea de legislar sobre dos leyes principales: la sobre Bases Generales del Medio Ambiente y la de Urbanismo y Construcciones.
Espero que las indicaciones respectivas tengan una rápida tramitación, porque ello, sin duda, va a permitir proteger aquellos humedales urbanos que todavía quedan en el territorio nacional.
Muchas gracias.
El señor QUINTANA (Presidente accidental).- Señora Senadora, estoy seguro de que sus inquietudes serán recogidas en la discusión en particular.
Tiene la palabra el autor de la moción que estamos discutiendo esta tarde, el Senador señor De Urresti.


El señor DE URRESTI.- Señor Presidente, Honorable Sala, en primer lugar, quiero saludar y agradecer a los Senadores que adhirieron con su firma al proyecto en examen, pero también, y principalmente, a los colegas de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, quienes con sus opiniones, aportes y convocatorias a diversos expertos lo han enriquecido.
Creo que el que hoy discutamos un proyecto que viene a proteger los humedales urbanos; que tengamos la posibilidad de contar con un instrumento legal que resguarde e identifique estos espacios naturales es una contribución enorme.
A quienes nos interesa la protección del medioambiente, muchas veces nos decían: "Bueno, Senador, ¿y qué instrumentos existen?". O el alcalde nos preguntaba: "Pero, ¿qué instrumento tengo?". O íbamos a otra autoridad municipal, que tenía intenciones de trabajar en la defensa de los humedales, y nos señalaba: "Me quedo corto". O la Dirección General de Aguas nos decía: "Esas aguas no son de nuestra tuición".
En definitiva, cuando las organizaciones sociales, los vecinos decidían defender sus humedales, debían realizar verdaderas peregrinaciones por los diversos servicios. Y, al terminar dichos trámites, el humedal ya había sido rellenado o drenado.
Además, la ley en proyecto nos permite comprender que existen distintos tipos de humedales, en ciudades que poseen diversas configuraciones: desde los de la zona norte, altiplánica, hasta los de la zona sur, donde hay generalmente alta presencia de agua.
Por consiguiente, la iniciativa va a permitir contar con un instrumento legal homogéneo, que da tuición a las municipalidades y al Servicio de Evaluación Ambiental para regular esta materia.
Lo anterior no atentará contra ninguna forma de desarrollo. Al contrario, va a regular, resguardar, inventariar nuestros humedales.
Asimismo, es importante señalar que esto coincide con el anuncio hecho por la autoridad hace aproximadamente dos semanas en relación con el listado de 40 sitios que serán protegidos por el Ministerio del Medio Ambiente. Son 40 humedales prioritarios que tendrán una protección, un reconocimiento, principalmente a través de una declaración de santuario de la naturaleza o de monumentos naturales. En definitiva, se trata de instrumentos que permiten darles una protección.
Igualmente, se señala que el Ministerio va a incorporar otros humedales.
A mi juicio, esto abre el camino para que en cada rincón de Chile, en cada comuna, en cada territorio los ciudadanos y los municipios identifiquen sus humedales.
Uno defiende lo que conoce, lo que quiere. Y no me cabe duda de que si la ciudadanía sabe dónde está su humedal, lo va a proteger y a resguardar.
Me satisface que estemos avanzando en la concreción de esta iniciativa, que seguramente mejorará en la discusión en particular a partir de las indicaciones que le formulemos.
En Valdivia se llevó a cabo un importante seminario, y algunas de las organizaciones participantes -a las que hago un reconocimiento- me decían: "Senador, ¿qué ocurre con los humedales que están en el borde, en el contorno de lo urbano?", refiriéndose a los periurbanos. Bueno, tendremos que buscar una fórmula, con el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas, a fin de compatibilizarlos con los que están en el plano urbano. Pero lo que no podemos permitirnos es dilatar la protección y esperar que otro instrumento la promueva. Porque, si nos ponemos a esperar, si nos demoramos, seguirán desapareciendo los humedales, seguirá agotándose esta biodiversidad, seguirán perdiéndose oportunidades.
Acá no solo tenemos la presión inmobiliaria. También existe el riesgo de que rellenen el humedal con escombros, de que lo drenen, de que alguien corra el límite de su propiedad y lo intervenga.
Por tanto, hoy es un gran día para los humedales.
Me han informado que mañana la Ministra del Medio Ambiente, desde la ciudad de Valdivia, adonde también concurrirá el Presidente de la República, anunciará la política de protección de los humedales. Esta ha de ser una política nacional, que incluya los 40 humedales que ya figuran en el listado, más todos los que a través de esta ley -porque no me cabe duda de que el proyecto se aprobará- puedan ser identificados, protegidos y trabajados.
Señor Presidente, reitero mi agradecimiento a todos los colegas que han colaborado. Estaré encantado de que en la discusión en particular se presenten las indicaciones y las precisiones necesarias. Porque el mundo científico, el mundo académico y las experiencias comparadas nos pueden ayudar en el propósito de despachar un instrumento robusto, que permita defender los humedales.
Es necesario entender, como país, que las ciudades más competitivas, las que tienen mejor calidad de vida son las que incorporan en su red y en su trama urbanas los humedales, ese conjunto de espacios que requieren protección para poder ser fuente de diversidad y de equipamiento.
Solo como dato referencial, en Valdivia se creó el Parque Urbano Catrico, uno de los más grandes del país, con la contribución de un humedal de la Universidad Austral. Esos lindos ejemplos, a mi juicio, pueden ser repetidos en muchos lugares.
Por último, señor Presidente, propongo fijar el 25 de septiembre como plazo para presentar indicaciones.
He dicho.
El señor QUINTANA (Presidente accidental).- Eso lo veremos al término de la votación, señor Senador, y lo felicito nuevamente por la presentación de esta iniciativa.
Tiene la palabra el Honorable señor Sandoval.


El señor SANDOVAL.- Señor Presidente, qué bueno que en nuestras comunidades, en nuestra sociedad empiecen a cambiar las conductas y la forma como vemos y apreciamos el territorio.
¡Qué cambios ha habido, y en tan poco tiempo, para darles importancia a los patrimonios ambientales, al paisaje, así como a la corresponsabilidad que se tiene con ellos desde la más tierna infancia en adelante!
Eso, evidentemente, genera presiones para hacernos cargo de la manera como nosotros, como sociedad, vamos respondiendo a este tema.
Antes, un humedal en un pueblo, en una ciudad era sinónimo de problema, de dificultad. En realidad, hasta hace poco tiempo, ello era sinónimo de un espacio del que, de alguna manera, había que deshacerse. ¡Qué distinto es ahora!
Este cambio de trato, evidentemente, genera una nueva visión, fruto de cómo vamos considerando nuestro entorno, nuestra geografía, nuestros paisajes.
Por cierto, me sumo a las felicitaciones a quienes generaron esta moción, que apunta, fundamentalmente, a modificar dos cuerpos legales.
Uno es la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, donde se incorpora la protección, el resguardo de cualquier tipo de alteraciones físicas que se realicen en torno a estos humedales.
Y el otro es la Ley General de Urbanismo y Construcciones, donde se intercala el concepto de "humedales" entre las expresiones "riberas de mar" y "de ríos".
No podemos dejar de señalar que algunos municipios han avanzado en relación con esta materia al dictar sendas ordenanzas, haciéndose cargo de este nuevo paradigma en la visión del paisaje y del entorno.
En la actualidad, se entiende que el humedal no es un problema de la ciudad, un problema para la construcción, sino, fundamentalmente, un hito esencial para el resguardo, la protección, la conservación y la preservación de otros ámbitos que, evidentemente, no se valoraban en la legislación y que dicen relación con los ecosistemas que se generan alrededor de estos cuerpos de agua.
Por eso, la iniciativa que nos ocupa va en una dirección absolutamente correcta. El paisaje urbano ya no está compuesto solo por las calles, las plazas, las viviendas; también se empiezan a incorporar a él elementos que hasta hace poco carecían de interés escénico y que, sin embargo, hoy día asumen un gran valor.
Por otra parte, es preciso señalar que a los municipios se les pide, básica y esencialmente, que hagan uso de una facultad de la que hoy día ya disponen, que consiste en dictar ordenanzas. Por eso, la discusión respecto de la admisibilidad de la iniciativa no tiene mucho sentido práctico, puesto que la que está en juego es una facultad absolutamente propia de los municipios.
El artículo 2 -quizás es la limitación que deberá ser objeto del trabajo y análisis en detalle de la iniciativa- se refiere a los "criterios mínimos" que ha de contener una ordenanza general respecto del uso de los humedales urbanos.
En realidad, las mociones siempre tienen el inconveniente de que deben andar orbitando en torno a la norma para no caer en problemas de admisibilidad. Sin embargo, la facultad que se les otorga aquí a los municipios no es nueva, sino que la tienen hace tiempo. Por lo demás, ella ya se mencionó cuando tratamos el proyecto que los autorizaba para bachear las calles.
Por eso, señor Presidente, considero que, en este cambio cultural, de imagen, los humedales que forman parte del paisaje urbano merecen un tratamiento distinto.
Esperamos que mañana el Gobierno, cuando anuncie ese gran proyecto sobre modificaciones al Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), incorpore con mayor precisión y detalle la necesidad de preservar, resguardar y conservar los humedales urbanos.
En lo personal, voto a favor.
El señor QUINTANA (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Pugh.


El señor PUGH.- Señor Presidente, nuestras ciudades requieren planificación sustentable -quizá este es el concepto que debemos comenzar a introducir en la discusión-, pero también sostenible.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de Naciones Unidas, precisamente nos habla de esto. En el Objetivo 15, señala que en la vida de los ecosistemas terrestres hay que entender que los sistemas de sistemas -que es donde estamos insertos- deben preservarse.
En tal sentido, las ciudades que se van planificando y que van ocupando nuevos espacios precisan tener en vista estos lugares, que son únicos e irrepetibles.
Un humedal ubicado al interior de una ciudad necesita ser protegido de muchas cosas.
Trece de los humedales en Chile ya cuentan con protección. Y me enorgullece que nuestra Región de Valparaíso tenga el más grande del país: El Yali, de 520 hectáreas. Este humedal hizo necesario que la comuna de Santo Domingo incorporara su tratamiento dentro de sus normativas.
Sin embargo -y para contextualizar-, la comuna aledaña, San Antonio, donde se encuentra la desembocadura del río Maipo, no cuenta con una disposición similar. La Fundación Mar Adentro les ha señalado a las autoridades de la comuna la necesidad de proteger ese humedal costero tan importante. Ello lo han ido logrando al realizar un trabajo en conjunto con la Fundación Kennedy, que es una ONG.
¿Por qué? Porque algunas veces nos cuesta entender la importancia que tiene nuestro ecosistema, más aún cuando el cambio climático nos está afectando, cuando no somos capaces de comprender muchas de las cosas que ocurren en nuestros entornos, porque las alteramos antes de que ellas nos expliquen cómo realmente funcionan.
Los humedales son el lugar donde anidan las aves, el lugar que ayuda a mantener la temperatura, donde se genera vida que incluso puede dar sorpresas. Algunas veces se pueden encontrar allí elementos que no explorábamos. El MUSA, el museo de San Antonio, que es una muestra concreta de un museo comunal, así lo demuestra. Y su encargado, don José Luis Brito, se ha preocupado precisamente de mantener ese lugar.
Las desembocaduras de los ríos, entonces, nos presentan una oportunidad, porque son el espacio donde se encuentran el agua dulce con el agua salina, donde conviven especies que solo anidan en esos lugares; son, por lo tanto, sitios a proteger.
Nuestras ciudades se ubican en las desembocaduras de los ríos, porque es lo natural: son los espacios tradicionales. Y son lugares que se deben cautelar ya que están dentro de los radios urbanos. De ahí deriva la necesidad de que esta normativa sea mucho más clara, que no quede entregada solamente a la responsabilidad de cada comuna, con el conocimiento que estas puedan tener. Y por eso resulta indispensable buscar la forma de perfeccionarla.
Quiero felicitar al Senador De Urresti por la iniciativa que nos ha propuesto y que, en el período establecido para la presentación de indicaciones, nos permitirá señalar algunos aspectos que considero importante mejorar. ¿Por qué? Porque a los humedales hay que protegerlos a todos con la misma vara. No puede ser que algunos se encuentren mejor protegidos que otros. Debemos entender el valor que poseen, en el sentido de que contribuyen a nuestro ecosistema y nos dan, además, la posibilidad, con una economía sostenible, de entender no solo la variable de protección del medio ambiente, sino también la variable social, que significa llevar a los jóvenes a entender y cuidar la naturaleza, así como igualmente, por qué no, la variable económica, de tal manera que sean autosustentables y puedan solventar los costos que demandan.
Esta es una gran oportunidad, y por eso apoyaré la iniciativa.
He dicho.
El señor QUINTANA (Presidente accidental).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor QUINTANA (Presidente accidental).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (35 votos a favor) y se fija plazo para presentar indicaciones hasta el martes 25 de septiembre.
Votaron las señoras Aravena, Ebensperger, Goic, Muñoz, Órdenes, Provoste, Rincón, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Araya, Castro, Chahuán, Coloma, De Urresti, Durana, Elizalde, Galilea, García-Huidobro, Guillier, Harboe, Huenchumilla, Insulza, Kast, Lagos, Latorre, Letelier, Montes, Navarro, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Pugh, Quintana, Quinteros y Sandoval.