Click acá para ir directamente al contenido
ACUERDO DE LIBRE COMERCIO CON URUGUAY


El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Corresponde discutir el proyecto de acuerdo, en segundo trámite constitucional, que aprueba el Acuerdo de Libre Comercio entre la República de Chile y la República Oriental del Uruguay, suscrito en Montevideo el 4 de octubre de 2016, con informes de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda.
--Los antecedentes sobre el proyecto (11.334-10) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de acuerdo:
En segundo trámite: sesión 12ª, en 2 de mayo de 2018 (se da cuenta).
Informes de Comisión:
Relaciones Exteriores: sesión 36ª, en 1 de agosto de 2018.
Hacienda: sesión 36ª, en 1 de agosto de 2018.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal es garantizar la libre circulación de bienes, pero también de servicios, mediante la armonización de políticas y normas jurídicas pertinentes con el propósito de profundizar y dinamizar las relaciones comerciales entre ambos países.
La Comisión de Relaciones Exteriores discutió el proyecto de acuerdo en general y en particular, por ser de artículo único, y lo aprobó por la unanimidad de sus integrantes presentes, Senadores señores Insulza, Lagos, Moreira y Pizarro.
Por su parte, la Comisión de Hacienda adoptó igual resolución por la unanimidad de sus miembros, Senadores señores Coloma, García, Lagos, Letelier y Pizarro.
Nada más, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Gracias, señor Secretario.
En discusión general y particular.
Ahora sí, Senador señor Moreira, puede referirse al proyecto 2 de la tabla.
Tiene la palabra.


El señor MOREIRA.- Voy a ser muy breve, señor Presidente.
¿No se puede pegar lo que dije antes...?
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- ¿Copiar y pegar? ¡No...!
El señor MOREIRA.- Un poco de humor no está de más, Su Señoría.
Señor Presidente, los principales efectos de este Acuerdo son:
-Reducción de los aranceles establecidos al comercio internacional.
-Aumento de la competencia en la industria de la carne y disminución de precios para consumidores.
-Facilitación del comercio.
-Mejoras al comercio electrónico.
Tales son los titulares de este proyecto de acuerdo. Ya los señalé con detención hace algunos minutos.
Como comentario adicional, solo debo decir que durante los últimos años Chile se ha caracterizado por impulsar una política de apertura comercial a nivel mundial, lo que se verá remarcado por la aprobación de este Acuerdo de Libre Comercio con Uruguay, el cual ayudará a incrementar de forma considerable el volumen de las exportaciones chilenas.
Los numerosos acuerdos firmados en las últimas décadas por nuestro país que apuntan en el mismo sentido que este han aportado al aumento en el comercio internacional, generando un clima destacable en lo relativo a seguridad y confianza en materia de negocios internacionales.
Así, la firma de este Acuerdo aporta al establecimiento de un lazo directo entre Chile y la hermana República Oriental del Uruguay, contribuyendo a la modernización de las condiciones bilaterales de comercio entre ambas naciones y agregando a su relación elementos como reglas de comercio de bienes y servicios, medidas fitosanitarias y medioambientales, reglas de origen, entre otros.
Nosotros recomendamos aprobar este proyecto de acuerdo.
Y un comentario final, señor Presidente.
Todos sabemos que, en cuanto a los acuerdos internacionales de libre comercio con los distintos países, en Uruguay siempre ha habido una gran discusión y bastante aprensión.
Ahora, yo tenía mis propios temores. Sin embargo, durante el debate habido en la Comisión de Relaciones Exteriores me di cuenta de que el Convenio significaba un paso importante que un país como Uruguay suscribiera con Chile el Acuerdo en comento.
Por eso, nos apresuramos a aprovechar la oportunidad de crear para nuestro país otra oportunidad de negocios y de seguir abriéndose a los mercados internacionales, y obviamente, de posibilitar el mejoramiento de la economía de ambas naciones.
Por las razones expuestas, como bancada de la UDI recomendamos aprobar este proyecto de acuerdo.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, lamento haber tenido que ausentarme por un momento.
Quizá debí haber dado antes el informe a la Sala. Pero vi que el Senador Moreira hizo un buen trabajo al respecto.
Como bien sabemos, señor Presidente, la relación comercial con Uruguay se da hoy día en el marco del Acuerdo de Complementación Económica entre Chile y el Mercado Común del Sur, que entró en vigor el año 1996. Ahí están definidas las relaciones comerciales entre Chile y el MERCOSUR, es decir, con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
En el ámbito bilateral, sin embargo, Chile ha podido evaluar las posibilidades de profundizar algunos aspectos vinculados con el acceso a mercados en el marco de aquel mismo Acuerdo, y también, abordar otros aspectos, como compras públicas e inversiones, incorporación del sector privado a través del Consejo Asesor Empresarial, en fin.
Así, se han suscrito distintos acuerdos bilaterales. Por ejemplo, uno sobre contratación pública; el Acuerdo de Inversión; el Acuerdo sobre Intercambio de Información en Materia Tributaria. Además, el Acuerdo de Asociación Estratégica, que ha identificado mecanismos como el diálogo político en temas específicos por desarrollar.
Ahora bien, la característica básica de un acuerdo de complementación económica es abrir recíprocamente los mercados de bienes de los países parte. En cambio, un acuerdo de libre comercio busca garantizar la libre circulación de bienes, pero también de servicios y capitales, mediante la armonización de políticas y normas jurídicas pertinentes.
Por esa razón acordamos iniciar negociaciones con Uruguay, para profundizar en algunos aspectos fundamentales, como las llamadas "medidas no arancelarias o paraarancelarias", que por lo general no están incluidas en los acuerdos de libre comercio; y no están en nuestro Acuerdo de Libre Comercio con el MERCOSUR.
Durante 2015 nuestro comercio con Uruguay totalizó 199 millones de dólares; hubo un crecimiento de 14 por ciento con respecto al año anterior. En tanto, en el período enero-agosto de 2016 alcanzaron a 111 millones de la misma moneda.
Las importaciones de dicho país, en cambio, presentan una tasa de crecimiento promedio anual de 5,8 por ciento.
Con relación a las inversiones, es importante considerar que, de acuerdo a la última información disponible, el sexto principal destino de la inversión de capitales chilenos en el mundo, acumulado a diciembre de 2015, es Uruguay. Se trata de 4,3 por ciento del total invertido por Chile en el orbe.
Hay que tener en cuenta en este caso que antes que Uruguay están, por cierto, Brasil, Argentina, Perú, que son economías de bastante mayor envergadura. De modo que ese porcentaje es fundamental.
Durante 2015 Uruguay ya era el cuarto principal destino de inversiones directas de capitales chilenos en el mundo: 699 millones de dólares, equivalentes a 15,1 por ciento del total invertido en el exterior.
El mensaje señala que el sector servicio es ya, en cambio, el segundo destino de nuestras inversiones en Uruguay.
Creo que aquello destaca el interés de los inversionistas chilenos en áreas como el comercio -el retail-, servicios portuarios, servicios informáticos, construcción y hotelería.
No voy a entrar en los detalles del Acuerdo -está ante Sus Señorías-, pero nos parece que este instrumento es de suma importancia para nuestro país en el marco de lo que estamos desarrollando ahora y que ya ha sido expuesto por el Ministro de Relaciones Exteriores del actual Gobierno, y también por el del anterior: la búsqueda de asociaciones más claras, más fuertes con los países del MERCOSUR.
Nosotros somos parte de la Alianza del Pacífico.
Entre ambos entes existe un muy relevante acercamiento, lo cual estimula bastante la integración en América del Sur.
Tengamos presente (quiero repetir aquí lo que dije en la Comisión) que la velocidad a que crecía el comercio mundial hasta hace cuatro o cinco años se ha ido reduciendo cada vez más.
La región con la cual ha aumentado mayormente el comercio en los últimos años es América Latina, y específicamente América del Sur.
Por eso este tratado es tan significativo, señor Presidente.
Estimo que también es importante señalar, por ejemplo, que contiene temas como un acuerdo general sobre asuntos de género y comercio, lo cual es inédito.
Claro: es una referencia. No se trata de que fijemos alguna norma y una sanción al respecto. Pero el solo hecho de que incorporemos temas tan importantes como coherencia regulatoria, buenas prácticas regulatorias, transparencia y anticorrupción le da a este Acuerdo un carácter nuevo.
Con este instrumento internacional estamos abriendo camino.
Por lo tanto, considero bueno recomendarle a la Sala que ratifique el Acuerdo sometido a su consideración.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, quiero destacar de este instrumento internacional, más que sus contenidos propiamente tales -sin duda, son relevantes para avanzar hacia una zona de libre comercio y hacia acuerdos con un país tan cercano y tan amigo como Uruguay, cuya economía es propia de una nación más pequeña-, sobre todo la señal política que se les da a quienes forman parte del MERCOSUR.
Por supuesto, la manifestación política del Gobierno y del Congreso uruguayos, tras un largo debate, en el sentido de avanzar hacia un acuerdo comercial con Chile influye en el resto de las demás economías de nuestro Cono Sur.
Tal como dijo el Senador Insulza, más allá de la ventaja de tener mercados seguros; de contar con áreas de libre comercio donde esté garantizada la libre circulación de bienes y capitales; de que existan políticas armónicas y normas jurídicas que den seguridades en tal dirección, lo otro relevante como señal para Chile, en el momento que vive, es que sus mayores posibilidades de acceder a nuevos mercados, con una canasta exportadora más diversificada que la actual, constituyen un avance incuestionable.
Hace mucho rato que nuestra economía tiene, lamentablemente, una cobredependencia, que se vincula también a otros commodities o materias primas.
Si queremos lograr un crecimiento sostenible en el tiempo, necesitamos imperiosamente mejorar nuestras matrices productiva y de exportaciones.
Por lo tanto, cualquier mercado que se nos pueda abrir en aquella línea es interesante.
En estos días ha habido a nivel de país un debate en que se han entregado cifras que, desde el punto de vista económico, pueden significar un mayor crecimiento. Algunas son positivas. El último IMACEC es por supuesto interesante, aunque no todo lo que se esperaba. Pero ello no tiene mucho sentido si, como decía recién, no somos capaces de aprovechar las oportunidades que otorgan los tratados de libre comercio a los efectos de buscar otros mercados para nuevos productos con mayor valor agregado.
Sobre el particular, señor Presidente, quisiera hacer una reflexión acerca de lo que sucede en el ámbito interno.
El actual Gobierno asumió sus responsabilidades tras obtener en la elección presidencial un importante respaldo ciudadano, el que se basó en su planteamiento en cuanto a que la economía iba a crecer potentemente de manera sostenible y a la generación de condiciones para una actividad económica que garantizara empleos de mejor calidad y un crecimiento de nuestro país que implicara mayores ingresos para todos.
Esta última situación ha sido contradictoria, porque hemos recibido señales económicas muy negativas. Existe gran inquietud en el mundo de la inversión. Ha habido quiebras y problemas serios en regiones importantes, como la del Maule, donde diversas áreas productivas se han visto en situaciones de extraordinaria fragilidad o vulnerabilidad por los vaivenes de nuestra economía abierta.
Cuando empiezan a quebrar empresas tradicionales o antiguas del área de los alimentos o de la agroindustria, sin duda que ello también provoca preocupación en otros sectores.
Esa situación debemos enfrentarla con bastante realismo y con mayores propuestas dirigidas a fomentar y fortalecer el trabajo y el desarrollo del sector emprendedor, de la innovación, de la pequeña empresa, que es donde realmente podemos tener niveles de renovación de nuestra gestión empresarial.
Asimismo, puede haber propuestas respaldadas por el sector público con políticas permanentes de financiamiento, de capacitación, de formación, de gestión que permitan acceder a plataformas que posibiliten competir de igual a igual con otros sectores de la industria de otros países.
En mi concepto, este tipo de tratados abren posibilidades. Y esta es la razón por la cual nosotros les atribuimos gran significación.
Como decía al principio de mi intervención, en el caso de Uruguay este Acuerdo es simbólico, pues se trata de un país pequeño que está entre dos potencias que normalmente han operado con sistemas proteccionistas que no han permitido un desarrollo mucho más integrado de las economías de Sudamérica o del Cono Sur.
El hecho de que Uruguay, producto de un debate realizado al interior de la coalición de Gobierno, del Frente Amplio, haya permitido aprobar esta política de apertura hacia áreas de comercio libre a nosotros nos parece extraordinariamente positivo, pues por la vía indicada podremos desarrollar una mayor cooperación, no solo en el área económica, sino también en los ámbitos social, político, cultural.
Tales son, señor Presidente, las razones por las que nosotros, tanto en en la Comisión de Hacienda cuanto en la de Relaciones Exteriores, aprobamos con gran entusiasmo el Acuerdo de Libre Comercio con Uruguay.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.-Señor Presidente, comparto con el señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra la preocupación por el crecimiento y la inversión. Afortunadamente, con el cambio de Gobierno se ha registrado un alza en los dos ítems que Su Señoría, con toda razón, plantea como inquietantes. Hoy día, el crecimiento es más del doble del que se verificaba, en promedio, en el Gobierno anterior y la inversión ha aumentado varias veces, pasando a ser un activo y no un pasivo, como tradicionalmente lo había sido, según todos los acuerdos en política monetaria.
Asumo los desafíos tremendos que enfrentamos, como país, para modernizar, mejorar y ampliar la lógica del intercambio comercial. Si bien eso tiene poco que ver con situaciones acaecidas en lugares que represento, básicamente en empresas que han cerrado sus puertas, algunas por deudas que venían de varios períodos anteriores y otras por un cambio en el precio internacional de las materias primas, lo cierto es que uno tiene que estar abierto siempre a buscar nuevas posibilidades, nuevas alternativas.
En lo personal, le asigno una importancia especial al acuerdo con Uruguay. Tuve la oportunidad de conversar con varios parlamentarios de ese país, que se vincula menos con este tipo de instrumento. El asunto generó un debate profundo.
Recordemos que, siendo nosotros de los que mantienen convenios comerciales en el mundo, con Uruguay había hasta ahora solo de dos tipos. A uno de ellos se hizo referencia anteriormente, que es el MERCOSUR, de carácter global, en tanto que a nivel local había de tres clases: de Contratación Pública, de Inversión y para el Intercambio de Información en Materia Tributaria, todos los cuales están funcionando.
Pero, si se trata de enfrentar el mundo moderno con acuerdos que considero que son de alguna manera más bien mínimos, no máximos, el que nos ocupa es un instrumento que si bien se puede decir que no es el más completo ni el más amplio que se haya suscrito, sí da un paso muy importante en aspectos como comercio transfronterizo de servicios, comercio electrónico, normas de origen, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, legislación laboral, disposiciones medioambientales, propiedad intelectual y comercio de bienes a fin de favorecer y potenciar la libre circulación de bienes y servicios entre ambas partes.
Obviamente, no es el paso último, pero reviste una especial significación por la naturaleza de Uruguay. En efecto, no se trata solo de la existencia de una gran amistad, sino también de que este se caracteriza por su seriedad y bastante importancia, quizás no tanto por su tamaño, mas sí por su influencia, su historia y su cultura, habiendo mantenido siempre ambas naciones los mejores vínculos.
El asunto fue parte de una profunda discusión en el país hermano. Por la institucionalidad de Chile, creo que es bien sobresaliente la posibilidad de entender que podemos significar un aporte al desarrollo de ellos y del nuestro.
Aquí hemos firmado muchos acuerdos, en efecto, de distinta naturaleza. Quizás este no es el de mayor envergadura, pero creo que implica un profundo significado. En Maule, particularmente, existe una relación bien estrecha con uruguayos. Hay inversión de ellos en Chile y mucha inversión nuestra en ese país precisamente de empresarios maulinos -se centra en el ámbito forestal, básicamente, que es un aspecto bastante relevante-, lo que se potencia con acuerdos de esta naturaleza, como es obvio, que ayudan al libre comercio de bienes.
Así que, más allá de hacerme cargo tangencialmente de algunos planteamientos de mi Honorable colega, estimo que se sigue la dirección correcta. Claramente, este es un primer paso, el cual mejora mucho el estatus de las relaciones comerciales entre ambos países y va mucho más allá del MERCOSUR y de la información tributaria o la contratación o las inversiones que se han registrado.
Se apunta mucho más hacia el mundo moderno que buscamos y que, básicamente, es el gran candado de la demagogia. A mi juicio, el mérito profundo de estos instrumentos es que van generando lógicas de crecimiento, de desarrollo, de complementación, que impiden a la demagogia aislar a las naciones y generar vinculaciones unilaterales que, al final, las empobrecen.
Por eso, convencidos de que se trata de un buen acuerdo, votaremos a favor.
)-----------------(
El señor MONTES (Presidente).- Puede intervenir la Senadora señora Goic.
La señora GOIC.- Señor Presidente, solicito a la Mesa recabar el acuerdo para que el proyecto que modifica la ley N° 19.451 con el objeto de incentivar la donación de órganos, que la Comisión de Salud solicitó ver en general y en particular a la vez, sea visto solo en general.
En el órgano técnico ya lo votamos y vamos a tener que hacer algunas indicaciones, pero la idea es que sea tratado primero en la Sala.
El señor MONTES (Presidente).- ¿Ello puede ser mañana?
La señora GOIC.- Sí.
El señor MONTES (Presidente).- Si no hay objeciones, así se acordará.
Acordado.
)-----------------(
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, ¡Jorge Mateluna es inocente, y vamos a probarlo!
Nos encontramos ante un nuevo TLC para Chile. El nuestro es el país con más tratados de libre comercio: 26, que abarcan las 64 mayores economías, el 85 por ciento del producto interno bruto mundial y un total de cuatro mil 600 millones de personas.
Además, hemos participado en todo tipo de alianzas, como la del Pacífico y el Acuerdo del Tratado de Asociación Transpacífico (TTP).
En definitiva, ¿ha habido una evaluación del efecto de estos instrumentos sobre la economía nacional, de cuáles han sido beneficiosos, de cuáles no lo han sido y de por qué tenemos que seguirlos firmando?
¡Al parecer, el asunto es tan importante que no se encuentran en la Sala ni el Ministro de Hacienda, ni el Ministro de Economía, ni el Ministro de Relaciones Exteriores...! ¡Lo es tanto que el Ejecutivo ni se digna en venir cuando se aborda un convenio tan relevante, como aquí se ha señalado, con la República Oriental del Uruguay, que merece mi más profundo respeto...!
Entonces, uno reflexiona: "En el Senado aprobamos tratados de libre comercio que no son objeto de ningún debate específico".
¿Cuántos de los colegas saben exactamente en qué consiste esta convención con Uruguay?
Deseo consignar que con ese país mantenemos ¡desde 1916! un tratado para el reconocimiento del ejercicio libre de la profesión de la medicina. En 2016 cumplió cien años, pero los médicos uruguayos no se pueden desempeñar libremente en Chile, sin rendir el EUNACOM o el trámite en el CONACEM. Sin embargo, Uruguay se ciñe a sus términos, y un médico chileno puede hacerlo allá sin dar ningún tipo de examen.
Tuve la oportunidad de estar en Montevideo con el Ministro de Relaciones Exteriores, con el Ministro de Economía, con el Ministro de Salud, y nos decían: "No sabemos por qué Chile no aplica el tratado, sabiendo que faltan médicos y que miles y miles de personas mueren anualmente, porque no hay apoyo para las listas de espera". Más de cien mil chilenos han fallecido en los últimos diez años esperando una operación quirúrgica o un especialista.
La cifra de donantes de órganos sigue cayendo en el país. Aun cuando muchos, al sacar carné, hemos dado la autorización para llegar a serlo, un elemento cultural determina una disminución. Pero un convenio con Uruguay permite consultar a sus autoridades si hay un órgano disponible para salvar una vida en Chile y que, si ello es así, se monte un avión y sea recibido acá. Tampoco se utiliza.
Entonces, cabe preguntar: ¿los tratados de libre comercio sirven en este momento?
Tengo La Segunda de hoy en mis manos. ¿Cuál es el título de la información relativa al Ministro de Hacienda, señor Felipe Larraín? "Más quiebras y menos expectativas: el desafío económico del Gobierno". Aumentó en un 47 por ciento la quiebra de empresas en el primer semestre de 2018 y las expectativas son cada vez rebajadas. El desempleo ha subido, mas el IMACEC y las cifras económicas dicen que hay mayor generación de riqueza. Pero no hay más empleo. Es decir, el modelo concentra, las empresas obtienen utilidades, pero no hay inversión.
El Gobierno prometió bastante poco en materia política. Programa económico no tiene: lo está construyendo. Tampoco dispone de programa social. ¡Carece de programa! No cuenta ni con programa económico ni con programa social, pero los va elaborando en el camino.
Efectivamente, dijo cosas durante la campaña. Afirmó que iba a crecer la economía: la economía no crece. Afirmó que habría más empleo: no lo hay. Afirmó que habría mejores expectativas, que los empresarios confiarían más en Piñera al ser uno de ellos -por último, por ser rico y porque no iba a robar- y que habría menos corrupción. ¡Pero no invierten!
El señor Valente, Ministro de Economía, ¡en forma inédita!, llama a los chilenos con plata, a los empresarios, a invertir fuera de Chile. ¡No hay registro de algo semejante en nuestra historia! ¡Todos los gobiernos, toda la economía, apuntan a traer capitales extranjeros, pero nuestro Ministro llama a invertir en el exterior!
¡Y el Presidente de la República manifiesta que es una anécdota! Entonces, con todo respeto, ¿considera también una anécdota este tratado de libre comercio?
Ojalá la cámara del Senado enfocara a todos los asientos vacíos de atrás. ¡No vino ni un solo Ministro! ¡Los tratados de libre comercio no son importantes, por lo tanto! ¡No se valoran!
Apenas se ha registrado la lectura de algunos Senadores que intervinieron en el asunto, pero no ha habido debate.
¡Uno puede votar a favor o en contra de estos convenios -el Senador que habla lo hará por el rechazo, desde luego-, pero no modificarlos! Este elemento integra las potestades de la monarquía presidencial, de la herencia española, de la corona, en que el Presidente lo resuelve todo, en definitiva, y no media participación ni modificación.
El señor COLOMA.- ¡En todo el mundo...!
El señor NAVARRO.- No soy experto en economía -estudié filosofía y educación-, pero no hay alguien del Gobierno en la Sala a quien preguntarle para qué nos sirve el tratado de libre comercio con Uruguay y por qué es beneficioso para Chile. ¡La ausencia expresa algo muy claro: no hay interés de su parte en el convenio! No hay quién explique.
El señor COLOMA.- ¡Lea el informe, Su Señoría...!
El señor NAVARRO.- Dije diez veces, durante los más de diez años que estuvimos en Haití: "Quiero un informe político acerca de si la presencia de tropas chilenas beneficia allá a la democracia o vamos a reemplazar lo que omitió Estados Unidos". ¡Porque toda América Latina estuvo en Haití, pero Estados Unidos, que lo invadió a principios del siglo XX y dejó su huella con un país atrasado, no mandó ni un solo marine!
Cuando pedía una explicación política, me respondían que era reservada. Solicité una sesión secreta para escuchar un informe político, no respecto de la cantidad de soldados, de patrullajes, de gasto de combustible ni de haitianos que atendimos médicamente, todo ello muy importante, por cierto.
Nuestras Fuerzas Armadas cumplieron una gran tarea, cuyo resultado -digámoslo francamente- fue que los haitianos se enamoraron de Chile y se vinieron en masa, ya que nos portamos bien con ellos. Y conocieron nuestro país. Se hallaban enterados de que esta es una democracia firme, solidaria, de gente buena. Llegaron como todos sabemos: sin ningún tipo de regulación.
En consecuencia, si se quiere aprobar tratados de libre comercio, que el Gobierno por lo menos haga el esfuerzo de intentar convencernos.
Entiendo que aquí no hay una orden de bancada ni una orden de partido y que las Comisiones no han entregado un informe oficial, y, como no existe uno del Gobierno, el Senador que habla no sabe a qué atenerse y abriga la legítima duda de si su voto contribuirá a la quiebra de alguna empresa chilena -ello sigue ocurriendo con las nacionales y las internacionales- y de si se perderá algún empleo con el tratado o se generarán más puestos de trabajo. No lo sabemos.
Por ello, considero una irresponsabilidad del Gobierno no estar presente a la hora de ocuparse en un tratado que todos califican de muy importante. ¡Lo es tanto que nadie vino...!
"Me importa tu cumpleaños. Te felicito, pero no puedo ir.
"¿Y mandaste a alguien?
"No. Tampoco envié un regalo.
"Está bien. Sé que me consideras. No viniste, no mandaste regalo, no me saludaste por teléfono, pero te quiero igual..."
A mi juicio, el Senado debe exigir mayor respeto y demostrar dignidad. Muchas veces se pone de rodillas frente al Ejecutivo. Y si quiere votar un tratado de libre comercio sin conocer absolutamente nada de sus efectos...
Senador señor Soria, ¿qué significa para Iquique el Acuerdo de Libre Comercio con Uruguay? ¿En qué favorecerá a la Zona Franca? ¿La afectará o no?
Uno tiene derecho a saber si el efecto en Magallanes será positivo o negativo, si en Talcahuano recalarán más buques o si ASMAR recibirá más reparaciones, para poder votar con la conciencia y la tranquilidad de que el convenio beneficia a Chile.
En Uruguay se suscitó un gran debate sobre la materia. Incluso hubo un quiebre en el Frente Amplio en relación con aquellos que se oponían. Y fue tremendo el costo pagado por el Gobierno de ese país para aprobar el proyecto.
Es probable que este sea acogido en Chile, pero me pronunciaré en contra.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
El señor MONTES (Presidente).- Sería bueno que Su Señoría leyera el informe, porque contiene una gran cantidad de antecedentes acerca del significado del convenio.
Puede intervenir el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, no iba a intervenir, porque pensé que quienes lo habían hecho ya habían ilustrado suficientemente en qué consiste el Acuerdo de Libre Comercio con Uruguay.
Lo que ocurre es que el instrumento en debate no se refiere a lo que estamos acostumbrados, que son las medidas arancelarias. Aquí no se rebajan aranceles, porque los existentes entre Chile y Uruguay se hallan en cero, prácticamente, para la gran mayoría de los productos.
Sin embargo, el convenio profundiza en otras materias, que dicen relación, por ejemplo, con comercio transfronterizo de servicios; comercio electrónico; forma de respetar la equidad de género; acuerdo en lo que ambos países consideran normas de origen; medidas sanitarias y fitosanitarias, y respeto a normas laborales y ambientales, así como a propiedad intelectual, de tal manera de asegurar no solo más intercambio, sino también la consideración de las reglas esenciales de lo que llamamos "comercio justo" en ambos países.
Se trata más bien de un acuerdo complementario de las normas que nos han regido por muchos años -creo que desde 1996- a través del MERCOSUR, bloque del que somos un país asociado y que, por supuesto, también está integrado por Uruguay.
Por lo tanto, aquí no existe -repito- una cuestión de aranceles, pero sí el refuerzo en el sentido de que el intercambio entre ambas naciones respete las normas y los principios centrales de un comercio justo.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Elizalde.


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, se han mencionado los aspectos técnicos del convenio, y este ha sido muy bien explicado respecto de sus beneficios.
Por mi parte, quiero hacer más bien una referencia de carácter político. Me parece contradictorio que quienes propugnan la unidad latinoamericana sean contrarios a establecer acuerdos comerciales entre naciones hermanas.
Hemos celebrado múltiples tratados de libre comercio, con muchos países. Las grandes economías de todo el mundo mantienen acuerdos con nosotros: China, la Unión Europea, Estados Unidos, Corea del Sur -su primer acuerdo de libre comercio fue con Chile-, Japón. La lista es larga y señalarla demandaría un tiempo relativamente extenso.
La pregunta es: si existen esos tratados, ¿por qué no puede existir uno con naciones del continente?
La integración latinoamericana -es un objetivo fundamental, sin duda- no solo es de carácter político. También implica que nuestras economías se complementen y que generemos condiciones para un desarrollo inclusivo en toda la región.
Uruguay es un país amigo, hermano, con el que registramos profundas coincidencias respecto de materias internacionales. También se ha construido una senda de trabajo conjunto. Las voces de Chile y Uruguay se expresan coordinadamente en todas las instancias en ese ámbito y, por cierto, en los distintos organismos de Naciones Unidas de los cuales forman parte.
En ese contexto, me parece necesario originar condiciones para una integración más profunda en nuestras naciones, la cual ya existe, en alguna medida, a través del acuerdo de asociación de Chile con el MERCOSUR, pero que se genera de manera más contundente mediante el Acuerdo de Libre Comercio en comento.
Por cierto, la integración comercial no es el único camino en la construcción de lo que los padres de la Independencia denominaran la "patria grande" o la "patria latinoamericana".
Sin embargo, indudablemente, para que la integración sea fructífera y beneficiosa a ambos pueblos y se generen condiciones hacia un desarrollo inclusivo, me parece que el presente proyecto es adecuado.
Eso no obsta a que sea necesario profundizar en la integración política, para que la voz de Latinoamérica y la de ambos países hermanos se escuchen con más fuerza.
Por todo ello, voy a votar a favor de la iniciativa.
El señor LETELIER.- Votemos, señor Presidente.
El señor LAGOS.- Sí. Sugiero lo mismo.
El señor MONTES (Presidente).- ¿Habría acuerdo para abrir la votación?
Acordado.
En votación general y particular el proyecto de acuerdo.
--(Durante la votación).
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Lagos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, el Acuerdo de Libre Comercio con la República Oriental del Uruguay sería para Chile, en teoría, uno más entre todos los que ya se han firmado.
Sin embargo, hay una diferencia en comparación a otros instrumentos internacionales que nuestro país ha suscrito: es el primer tratado de esta naturaleza con un miembro del MERCOSUR.
El MERCOSUR es una unión aduanera y esta, por definición, tiene un arancel externo común.
Lo que ocurre con el presente Acuerdo -Chile también está negociando con Argentina y se halla en conversaciones con Brasil- es que estamos aprovechando la oportunidad -¡la sana oportunidad!- de que Uruguay tomó la decisión de modificar su política comercial para embarcarse en el camino de los acuerdos bilaterales o multilaterales, que exceden la Organización Mundial de Comercio.
Ese debate se desarrolló largamente en Uruguay.
El Frente Amplio uruguayo discutió duramente la política comercial que llevaría a cabo ese país y, después de un proceso complejo, decidió suscribir el Acuerdo que nos ocupa.
Por eso es importante que Chile ratifique este tratado a la brevedad, cosa de enviar una señal a las autoridades que tomaron la decisión en dicha nación, quienes ven con buenos ojos la posibilidad de que nuestro país sea un socio más para ellos.
El Acuerdo en sí mismo contiene aspectos similares a los contemplados en otros instrumentos internacionales que Chile ha firmado en el pasado (léase bienes, servicios, etcétera). No es un tratado de última generación, desde ese punto de vista.
Considerando lo que está ocurriendo hoy día en el mundo en materia de proteccionismo económico y de guerras comerciales, incluidas las señales erróneas que ha dado Estados Unidos no solo con sus confrontaciones comerciales, sino también con el retiro de su firma del Acuerdo del TPP, creo que el presente proyecto ofrece una señal modesta, desde América Latina, para pensar que la integración, con reglas sanas y estables, permite un mayor crecimiento y, al mismo tiempo, la consolidación de cierto tipo de reformas.
Además, esta iniciativa representa políticamente un paso adelante en el sentido de que un país como Uruguay, dirigido por un Gobierno de Centroizquierda, está optando por la integración mediante un instrumento que incluye materias tradicionales, a la vez que hace un esfuerzo por abordar temas como la discusión laboral y los aspectos de género.
Señor Presidente, pedí la palabra -entiendo que el valor agregado que a veces uno aporta es escaso- solo con la finalidad de relevar el hecho de que, en términos políticos, para Uruguay este es un cambio cualitativo en su asociación internacional y en su política comercial.
Asimismo, desde el punto de vista del MERCOSUR, opino que esta iniciativa da para hablar de aquello que estaba bien inspirado, pero que no ha logrado, a mi juicio, dar los frutos que se esperaba de él.
El señor MONTES (Presidente).- ¡No sea tan modesto, señor Senador, porque usted es un aporte!
Tiene la palabra el Honorable señor Pérez Varela.


El señor PÉREZ VARELA.- Señor Presidente, brevemente quiero manifestar que, del debate sobre el proyecto que aprueba el Acuerdo de Libre Comercio entre Chile y la República Oriental del Uruguay, suscrito en Montevideo el 4 de octubre de 2016, ha quedado en evidencia que el Senador Navarro no ha leído la iniciativa y tampoco el informe respectivo.
Eso es lo único que ha quedado meridianamente claro.
Si el colega hubiera leído el informe, habría conocido lo que plantearon distintos Senadores y autoridades en la Comisión de Relaciones Exteriores y habría comprendido que no puede votar en contra de un acuerdo de libre comercio con un país latinoamericano que, además, es miembro del MERCOSUR.
En verdad, es eso lo que nos deja la discusión del presente proyecto.
Además, este instrumento constituye un mecanismo que, aparte de lo expresado por el Senador García, tiende a agilizar el traspaso de bienes, el flujo de personas, las visas, etcétera, lo que siempre es un camino conducente hacia la integración de los pueblos.
¡Nadie puede negarse a que los pueblos se integren!
Ese es el trayecto que todos debiéramos seguir para consolidar fuertemente la integración entre las naciones.
¡Yo sé que el Senador Navarro está complicado con ciertos drones y con una serie de cosas que ocurren en los países que a él le gustan...! Sin embargo, no me parece aceptable que el colega emita los juicios que ha vertido sin siquiera haber leído el informe que todos tenemos en nuestros escritorios.
Votaremos favorablemente el proyecto de acuerdo.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor MONTES (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general y particular el proyecto de acuerdo (29 votos a favor y 2 en contra), y queda despachado en este trámite.
Votaron por la afirmativa las señoras Aravena, Ebensperger, Órdenes, Rincón y Von Baer y los señores Castro, Chahuán, Coloma, Durana, Elizalde, Galilea, García, García-Huidobro, Guillier, Harboe, Huenchumilla, Insulza, Kast, Lagos, Letelier, Montes, Moreira, Ossandón, Pérez Varela, Prohens, Pugh, Quintana, Sandoval y Soria.
Votaron por la negativa los señores Latorre y Navarro.