Click acá para ir directamente al contenido
PROPOSICIÓN PARA NOMBRAMIENTO DE SEÑORA ÁNGELA VIVANCO MARTÍNEZ COMO MINISTRA DE LA CORTE SUPREMA


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, hace ya casi ocho años, cuando tocaba renovar al Secretario de esta Corporación, me correspondió participar en la Comisión de Senadores que entrevistaba a los candidatos y las candidatas. Entre estos, estaba la abogada señora Vivanco.
No sé si quienes integraban esa Comisión recuerdan que ella postuló al cargo de Secretario General del Senado. Escuché su exposición y conocí sus ideas acerca de cómo debía funcionar esta Corporación y cuál era el rol que debía cumplir dicha autoridad. Fue la primera vez que conversé con ella.
Desde esa oportunidad, he seguido su carrera profesional y académica.
Es cierto, muchas veces no compartí su mirada del mundo y sus posiciones, tal como lo ha dicho el colega Harboe. Lo importante es valorar las distintas posturas y ser capaces de construir el mundo a partir de ellas.
El Derecho es un instrumento de protección.
Si bien yo no formo parte de la Comisión de Constitución, igual me preocupé de hablar con Ángela Vivanco porque es una candidata mujer. Los colegas saben que me preocupa que más mujeres puedan ejercer cargos de responsabilidad en todos los ámbitos de nuestra sociedad, y ella podía llegar a hacerlo.
Le formulé preguntas sobre temas de distinto ámbito (laboral y, obviamente, valórico), porque en otras decisiones que hemos tomado ha sucedido que se empiezan a instalar ideas previas respecto de los postulantes.
Le consulté sobre una en particular que ha circulado en este Hemiciclo hoy día y que varios han repetido: el tema de la famosa píldora del día después. Al respecto, me señaló: "Senadora, yo comenté el fallo de la píldora del día después solo como académica, pues no participé en él. Lo hizo la abogada Carmen Domínguez".
Digo eso, colegas, porque en los tiempos de la posverdad o de la mentira, las ideas se empiezan a instalar como verdades. Las repetimos y las repetimos hasta asumirlas como ciertas. Creo que debemos tener cuidado a ese respecto porque muchas veces somos víctimas de esas mentiras.
Ello no significa que comparta todas las posiciones de Ángela Vivanco. En muchas de ellas no estoy de acuerdo.
Lo relevante es entender que estamos eligiendo a una jueza del Máximo Tribunal. Su tarea será aplicar la ley, la que nosotros aprobemos. No se guiará por lo que a ella le parezca de la ley, sino por lo que dice la norma legal.
Por lo tanto, no instalemos ideas que no son ciertas. Muchas veces nosotros y nuestros parientes padecemos la mentira. Y han de saber muy bien lo que esta puede causar en ustedes o en sus familias.
Sé lo que eso significa y valoro la importancia de que más mujeres -¡más mujeres, colegas!- ocupen cargos de responsabilidad.
Por lo mismo, señor Presidente, con mucha convicción, pese a pensar distinto a la candidata en muchas materias, y teniendo claridad de la relevancia de su trayectoria, de su prestigio y de su profesionalismo -además, yo fui jefa de bancada y Ministra de Estado, y tuve que negociar este tipo de cosas-, voto a favor de la designación de la señora Ángela Vivanco.