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CARÁCTER MIXTO OBLIGATORIO DE ESTABLECIMIENTOS EDUCACIONALES CON FINANCIAMIENTO PÚBLICO


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, me sumo a las felicitaciones a los Senadores señor Quintana, señoras Órdenes, Provoste y señor Latorre por haber presentado esta moción.
La verdad -lo hemos dicho frente a otros proyectos y lo reitero en el tratamiento de este- es que nos falta hablar más de estas cosas en el Senado, en la Cámara y, por cierto, en el país.
A ratos, esta discusión se vuelve fría y en torno a números. Yo no creo que el tema sea la necesidad de una subvención especial para que los colegios que no son mixtos sí lo sean. Más bien, me parece que lo necesario es discutir algo mucho más profundo: un cambio cultural y de convicciones.
Sí podría entender que a lo mejor podríamos crear un FIE mixto, un FIE especial, para que aquellos colegios que hoy día son monogéneros puedan transformar su infraestructura a fin de hacerla adecuada para la atención de niños y niñas. Pero que reciban una subvención permanente, por el hecho de convertirse en mixtos, es extremar un poco el propósito.
En 1975 se dicta la primera ley que permitió a las mujeres abrir una cuenta bancaria. En el 2007 se legisla para la igualdad de trato en materia laboral. En el 2011, gracias a una moción que aprobamos en este Senado, se faculta a las mujeres para abrirles cuentas de ahorro a sus hijos. ¡Recién en el 2011!
¿Por qué pongo estos ejemplos, señor Presidente? Porque de eso estamos hablando: de cambios.
Me alegra escuchar a mi colega de Aisén sobre la realidad de esa maravillosa región. Sin embargo, si no los forzamos, los cambios culturales no se producen, quizás -se lo digo, por su intermedio, señor Presidente, al Senador Kast- por cierta inercia que permite que las cosas sigan siendo como son.
Y el país nos está diciendo claramente basta. ¡Basta!
Este proyecto de ley, en la voz de Gabriela Mistral, hubiese sido un recado maravilloso para este Hemiciclo en cuanto a los desafíos que debemos asumir.
Hay un cambio que no se refleja en nuestra legislación; hay un cambio que no se refleja en nuestras conductas; hay un cambio que no se refleja aún en materia educativa en los colegios.
¿Alguien podría imaginar en Chile universidades para hombres y para mujeres?
¡La verdad es que no!
Hoy día las universidades y los institutos de educación superior son mixtos. ¡Y asisten personas de distinto sexo!
Los datos que me entregaba la Senadora Provoste respecto de cómo se sienten las niñas y los niños son bien decidores de lo que está pasando con la transformación de nuestra sociedad.
Creo, señor Presidente, que vamos demasiado lento en relación con esos cambios. E iniciativas de este tipo lo que hacen es forzar una conversación y un aggiornamento de nuestra legislación a lo que el país y el mundo están viviendo.
Cuando hace unos días se hablaba de crear una Comisión para agilizar el análisis de todos estos proyectos, nosotros nos preguntábamos por qué no discutirlos en todas las Comisiones. Yo me alegro de que este se haya discutido en la de Educación. Y lo mismo podría ocurrir en las de Economía, de Constitución, de Salud. Algunos dicen relación con lo que pasa en la sociedad, que atañen y afectan a hombres y mujeres, y que aún, desde el punto de vista normativo, mantienen a las mujeres lejos de su reconocimiento o regulación.
Lo que está pasando hoy en Chile nos remece e instala una conversación necesaria.
No me parece razonable que los establecimientos educacionales de enseñanza preescolar, básica y media diferencien entre niños y niñas, cuando lo que tenemos que hacer es tender a que todos los estudiantes se conozcan, reconozcan y crezcan en una comunidad.
Ya no estamos en el siglo pasado, en que nos separaban a unos de otros. En consecuencia, es importante avanzar en esta discusión.
Son pocos los colegios monogéneros que quedan. Pero aún quedan. Y soy una convencida de que, si los invitáramos a conversar, la tendencia sería a unificar la educación y no a segregar.
Por lo tanto, vamos a estudiar de qué manera reponemos esta discusión en el Parlamento, porque nos parece una pena que por -entiendo- dos votos no podamos aprobar este proyecto el día de hoy, cuando los cambios culturales llegaron para quedarse y nos demandan generar un país mucho más moderno, más inclusivo y que reconozca a todos sus miembros como parte de las transformaciones y de los avances en materia de crecimiento, desarrollo y oportunidades.
Gracias.