Click acá para ir directamente al contenido
INCORPORACIÓN DE DESFIBRILADORES EN CENTROS COMERCIALES Y OTROS LUGARES DE IMPORTANTE AFLUENCIA DE PÚBLICO


El señor MONTES (Presidente).- En el primer lugar del Orden del Día tenemos el proyecto de ley, iniciado en moción de los Senadores señores Chahuán y Girardi, y de los entonces Senadores señores Rossi y Uriarte, en primer trámite constitucional, que incorpora en la ley N° 19.496, sobre protección de los derechos de los consumidores, la obligación de disponer en los centros comerciales de desfibriladores externos portátiles, con informe de la Comisión de Salud.
--Los antecedentes sobre el proyecto (9.014-03) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En primer trámite: sesión 38ª, en 3 de julio de 2013 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Salud: sesión 20ª, en 30 de mayo de 2018.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El principal objetivo de la iniciativa es incorporar en la ley N° 19.496, sobre protección de los derechos de los consumidores, un precepto que obliga a los centros comerciales a contar, como parte de su sistema de atención sanitaria de emergencia, con desfibriladores aptos para su funcionamiento inmediato.
El texto aprobado por la Comisión de Salud extiende la obligación a terminales de buses, puertos, aeropuertos, estaciones ferroviarias y estadios, pues también son lugares de importante afluencia de público.
La Comisión discutió el proyecto en general y en particular, por tratarse de aquellos de artículo único. Aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señora Van Rysselberghe y señores Chahuán, Girardi y Rossi. Y lo aprobó en particular por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señora Goic y señores Chahuán, Girardi y Navarro, con la enmienda que consigna.
El texto que se propone aprobar se transcribe en la página 7 del informe y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
El señor MONTES (Presidente).- En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, después de casi cinco años desde que presentamos esta moción, hemos logrado por fin debatirla y aprobarla en la Comisión de Salud de la Corporación. Hoy se somete a la consideración de la Sala, y nos asiste la seguridad de que será aprobada.
Tal como se señala en la exposición de motivos del proyecto, el desfibrilador externo, en cuanto constituye un aparato electrónico portátil que diagnostica paros cardiorrespiratorios cuando ellos se originan en fibrilación ventricular, es sumamente efectivo en caso de emergencias de la naturaleza descrita, ya que permite recuperar el ritmo cardíaco adecuado.
Por otra parte, cabe destacar que la operación de tales aparatos es bastante simple, sin que sea necesario tener la calidad de paramédico o auxiliar de enfermería para hacerlos funcionar.
Y lo que resulta más relevante es que los desfibriladores externos, como se ha comprobado en los diversos países con normativa sanitaria que obliga a contar con estos instrumentos, permiten salvar vidas a personas que sufran paros cardiorrespiratorios en los que el corazón cuenta con actividad eléctrica pero sin acción mecánica, o una taquicardia ventricular, que se produce cuando la irrigación sanguínea no resulta suficiente.
Dada su importancia, consideramos que debe ser obligatorio disponer de estos aparatos en los establecimientos comerciales a que se refiere el artículo 15 de la ley N° 19.496, sobre protección de los derechos de los consumidores.
No obstante ello, en la Comisión presentamos una indicación -se aprobó por unanimidad- que extiende esta obligación a todos los lugares y recintos que puedan registrar una alta concentración de personas, como terminales de buses, puertos, aeropuertos, estaciones ferroviarias y estadios, de modo que los desfibriladores sean utilizados en las emergencias de paros cardiorrespiratorios que les sobrevengan a quienes allí se encuentren.
La práctica internacional indica que contar con uno de estos dispositivos permite rehabilitar a una persona con infarto cardiorrespiratorio en el 70 por ciento de los casos.
Hemos visto que frecuentemente se han producido, en estadios o recintos similares, paros cardiorrespiratorios de algún futbolista u otro deportista, sin que se haya dispuesto en el lugar de uno de estos aparatos.
En lo que a mí respecta, el proyecto de ley se basa también en una experiencia personal. Fue justamente un desfibrilador lo que le salvó la vida a mi padre cuando sufrió un infarto cardiorrespiratorio, y fue la ausencia del mismo instrumento lo que le significó su muerte en un evento posterior.
En consecuencia, un desfibrilador puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Y es por eso que nosotros pedimos generar una política pública al respecto. En países como Estados Unidos existe incluso la obligación de emplazar uno de estos dispositivos cada cierto metraje lineal en los centros con alto tráfico de personas.
Pues bien, nosotros queremos proceder en la forma que indica la iniciativa para los efectos de hacer la diferencia entre la vida y la muerte de un ser humano.
En su oportunidad, hicimos el ejercicio de ver si este Congreso Nacional poseía o no un desfibrilador. Y efectivamente tenía uno, pero, por desgracia, no contaba con todas y cada una de las adecuaciones necesarias para hacerlo operativo. Y uno de estos aparatos -vuelvo a insistir- hace la diferencia entre la vida y la muerte de una persona.
Por lo tanto, esperamos que la Sala del Senado apruebe esta iniciativa, tanto en general como en particular, por tratarse de aquellas de artículo único.
Agradecemos la buena disposición que ha habido, fundamentalmente en el Ministerio de Salud, para empujar este proyecto, que esperó cinco años para ser finalmente visto en la Comisión. Y agradecemos también al Ejecutivo por haberle puesto la urgencia legislativa que se requería.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, como se ha expresado, este es un proyecto muy importante y muy simple.
Hoy en día las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de muerte: el 30 por ciento de los fallecimientos en nuestro país se debe a enfermedades cardiovasculares. Aquí, cada hora fallece una persona por infarto. Y la mayoría de esas muertes es evitable.
Ese es nuestro desafío.
Si uno mira los antecedentes epidemiológicos de Chile, verá que son desastrosos.
Hoy, personas cada vez más jóvenes sufren infartos. De hecho, está aumentando la cantidad de muertes de chilenos menores de 40 años por esta causa, lo cual era una situación extremadamente rara en el pasado.
Según antecedentes epidemiológicos, sobre el 70 por ciento de nuestros compatriotas es obeso o sufre sobrepeso; el 30 por ciento es hipertenso -el 70 por ciento si uno toma como medida a los mayores de 50 años-; el 13 por ciento es diabético; el 30 por ciento tiene el colesterol alto; el 35 por ciento registra triglicéridos elevados, y cerca del 50 por ciento presenta riesgo cardiovascular moderado o severo.
¿Qué quiere decir esto? Que en Chile se avecina -y esta es la punta del iceberg- una verdadera cascada de enfermedades cardiovasculares y un enorme número de personas con infarto agudo al corazón.
¿Por qué es tan relevante el proyecto, entonces? Porque lo primero es prevenir. Por eso hemos dictado leyes de etiquetado y estamos discutiendo, con la Senadora Provoste, iniciativas que promuevan la actividad física en los niños y que también debieran hacerse extensivas a los adultos. Una sociedad podría evitar el 70 por ciento de todas las muertes por infarto cambiando el estilo de vida y estimulando una alimentación saludable.
Por consiguiente, estamos ante un desafío mayor.
Pero ¿qué hacer cuando una persona sufre un infarto, cuando ya no logramos detenerlo y anticiparnos a través de una vida saludable, la actividad física, no fumar?
Como indiqué, el infarto al corazón está entre las primeras causas de muerte. Y las personas lo sufren por una situación de arterioesclerosis, ateromatosis, trombosis. Pero ellas no mueren por uno de estos motivos, sino porque se produce una lesión que genera una alteración de los mecanismos eléctricos del corazón; por lo tanto, mueren, no por la obstrucción de la arteria coronaria, sino a consecuencia de que ello origina una fibrilación o una taquicardia ventricular. Las personas fallecen teniendo actividad eléctrica en el corazón, pero sin que este tenga acción útil para bombear sangre.
¿Qué se hace en tales circunstancias? Maniobras asistidas. Lo que se haga en los primeros minutos -masajes cardiacos y respiración asistida- resulta esencial. Pero, sin lugar a dudas, un elemento muy sencillo que puede salvar muchas vidas es el desfibrilador, que debiera estar ubicado en todos los lugares donde eventualmente haya adultos -es decir, personas mayores de 30 o 35 años, pues ya estamos teniendo infartos a edades muy prematuras-, y que es un aparato manejable por cualquiera: hasta un niño o una niña puede asistir a alguien con uno de ellos.
Estos dispositivos, aplicados de manera correcta -son muy sencillos-, producen una cardioversión, que hace que un corazón infartado (con una trombosis, con una obstrucción de la arteria coronaria que puede llevar eventualmente a la muerte por fibrilación o taquicardia ventricular) vuelva a funcionar. Han salvado cientos de miles de vidas en el planeta.
En Chile -insisto- se produce un infarto cada una hora. Entonces, si no logramos que las personas realicen acciones preventivas, por lo menos que existan medidas de rescate frente al riesgo inminente o la ocurrencia de un infarto. Si hubiese una comunidad experimentada o adiestrada (de niños, de niñas, de dueñas de casa, de quienes sean) en el uso de estos dispositivos y estos se hallaran dispuestos en cada lugar, se evitarían muchas muertes.
Para nosotros, es una prioridad. Es algo que existe en casi todos los países desarrollados. Y si queremos que Chile lo sea, son justamente medidas como esta -muy sencilla, por lo demás- las que debemos implementar. ¿Cuánto vale un desfibrilador? Alrededor de un millón de pesos, pero, si se hacen compras masivas, evidentemente que su costo baja. Aunque sirvan para salvar la vida de un solo infartado, la idea es adquirir cerca de cien desfibriladores para el país, independiente de que sean pagados por el sector público o el sector privado.
Por lo tanto, nos parece una medida fundamental.
Insisto en que lo que estamos viendo hoy es el inicio de una cascada de enfermedades. Les quiero recordar que el 26 por ciento de nuestros niños padecen obesidad a los seis años. Cuando nosotros teníamos esa edad, la prevalencia de obesidad no sobrepasaba el 5 por ciento. Y nuestra generación, que ya supera los 50 años, está sufriendo una inmensa cantidad de infartos. Por ende, cuando esos niños lleguen a la cincuentena, lamentablemente van a ser hipertensos, diabéticos, obesos -cuando se es obeso en la niñez, lo más probable es que el problema aumente en la edad adulta- y van a experimentar gran cantidad de infartos.
Como esta realidad sigue en aumento, creo que debemos reaccionar y generar políticas públicas como esta, que -reitero- es muy sencilla: cualquier ciudadano, con una mínima destreza y preparación, puede aplicar un desfibrilador, asumiendo, además, una conducta de solidaridad.
No hay situación más angustiante que estar ante una persona que sufre un infarto y no poder hacer nada. Le puede ocurrir a cualquiera: a un padre, a una madre, a un hijo, a una hija, en fin. A mí me tocó vivir una experiencia muy dramática en pleno desarrollo del Congreso del Futuro: mientras estaba interviniendo, el premio nobel Claude Allègre, ex ministro de Educación francés, hizo un infarto y no teníamos desfibrilador en el recinto. Menos mal que habíamos varios médicos y logramos practicarle masaje cardiaco y respiración asistida. La ambulancia demoró 33 minutos en llegar y el señor Allègre, yo diría que casi por milagro, se salvó. Si hubiéramos contado con un desfibrilador, tal vez hubiera sido más fácil recuperarlo.
Pero no podemos volver a vivir situaciones de estrés como aquella. Muchas otras personas no tienen la suerte, la posibilidad de recibir asistencia, de contar con equipos capacitados, y fallecen.
Además, tener desfibriladores ayudaría a enseñar a manejarlos en los colegios. Pero no sacamos nada con educar a los niños en maniobras asistidas frente a un infarto si estos aparatos no están en los lugares adecuados.
Por lo tanto, considero que este tipo de política -insisto- es fundamental. Nos parece muy bien que haya un apoyo transversal, pero mucho más importante es que el Gobierno nos ayude a implementarla y que ello involucre a todos los actores, en todos los sectores de nuestra sociedad, incluido el mundo rural, donde es más importante todavía. Llegar desde una zona rural a un centro asistencial puede tomar horas. Y un desfibrilador puede cambiar la historia y salvar la vida de una persona.
En consecuencia, señor Presidente, estoy muy contento de ser uno de los autores e impulsores de este proyecto, que creo que le hace bien a Chile.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Aravena.


La señora ARAVENA.- Señor Presidente, la Organización Mundial de la Salud indica que desde los primeros síntomas de un infarto dos tercios de los pacientes fallece antes de llegar a un hospital. En Chile, de acuerdo con un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián, cadahora muere un chileno por un infarto al corazón.
Y es que, como ya se ha dicho en la Sala, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. En nuestro país provocaron el 27 por ciento de las defunciones en 2012. Según el Departamento de Estadísticas e Información del Ministerio de Salud, se ubicaron en primer lugar las enfermedades cerebrovasculares, seguidas por el infarto agudo al miocardio.
Ante estos antecedentes, no cabe duda de la necesidad de asumir conductas preventivas que hagan frente a los factores de riesgo que nos están devastando como sociedad -ya lo mencionaba el Senador Girardi hace pocos momentos-, pues, desde luego, este no es un problema local, sino una urgencia a la que debemos atender como ciudadanos del siglo XXI. Por lo tanto, legislar para que se dispongan desfibriladores automáticos en centros comerciales y otros espacios públicos significa un avance quesalvará vidas.
En tal sentido, no deja de llamar la atención que haya sido un proyecto presentado para reformar la ley de protección al consumidor y no una medida de salud pública la que hoy nos convoque a legislar sobre tan importante iniciativa. De hecho, como se lee en los antecedentes de este proyecto de ley, Francia estudia una reforma a su Código Sanitario que abarca todos los espacios públicos. Y, honestamente, creo que nosotros debiéramos tomar ese ejemplo y avanzar hacia allá.
Ahora bien, justo es reconocer que esta normativa robustece la protección al consumidor en un ámbito bastante más amplio que aquel meramente comercial, pues considera todos los alcances e implicancias que puede conllevar la presencia del consumidor de un producto o servicio al interior de un recinto de alta afluencia.
Por lo expuesto, señor Presidente, votaré a favor del proyecto, que creo que va en el camino más importante, que es el de salvar vidas.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, este es un proyecto de ley de artículo único que vamos a votar a favor.
Solo quiero llamar la atención en cuanto a que el artículo 15 D -es el que se incorpora- establece la obligación de que haya desfibriladores en estadios y centros comerciales. La pregunta es: ¿en qué tipo de estadios? Porque hay estadios para deporte amateur. ¿Y en qué tipo de centros comerciales? ¿Están incluidas igualmente las galerías? En la Región del Biobío, la plaza de Concepción está rodeada de galerías comerciales. Y serán exigibles también en las estaciones ferroviarias. Ahí tenemos el Biotrén.
En tal sentido, deberá existir un reglamento que regule la localización de los desfibriladores, primero para que no se pierdan, sobrevivan y estén disponibles para cumplir su función.
En los aeropuertos no habrá problema. Muchos de los terminales aéreos internacionales los tienen a la vista.
Pero, en particular, valdría la pena que alguien aclarara de manera responsable en qué tipo de estadios será obligatoria la instalación de estos aparatos. Lo mismo respecto del tipo de centros comerciales. ¿Hablamos de los pequeños, los medianos, los grandes? En los grandes, por supuesto que se deben exigir. Mi duda se refiere a las galerías. En muchas galerías, que son centros comerciales, es posible que se instalen.
Mi otra consulta apunta a quién asumirá el costo de la instalación. ¿Será de costo de los privados, del colectivo o de quien administre el centro comercial, lo mismo que en los estadios?
Entiendo que va a ocurrir lo que siempre sucede con las leyes: se establece una obligación y luego se ve cómo se resuelve.
Yo estimo que en los estadios deberá haber desfibriladores. Habrá que combinar la seguridad de los aparatos con su utilidad y alcance.
Planteo estas dos observaciones, señor Presidente.
Por mi parte, incluiría además a los centros que aglomeren a muchas personas, es decir, donde se efectúen eventos. Hay locales en que se realizan espectáculos artísticos y ahí también se reúne bastante público. Debiera darse por sentado que en lugares donde se llevan a cabo presentaciones artísticas y hay gran concurrencia de espectadores es menester colocar desfibriladores.
Como ya pasaría a ser decisión de un particular, todo quien administre un lugar donde se consideren convenientes para la seguridad de quienes asisten o participan podría instalarlos. Lo que estamos haciendo con este proyecto de ley es hacer obligatoria su implementación en aeropuertos, estadios, estaciones ferroviarias, centros comerciales, lo cual no excluye su instalación, para que cumplan igual objetivo, en muchos otros centros, de distinta naturaleza, por iniciativa propia de los administradores de los recintos.
Anuncio mi voto a favor, señor Presidente.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!

El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Me han solicitado abrir la votación.
¿Habría acuerdo para ello, manteniendo los tiempos?
La señora RINCÓN.- No, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- No hay acuerdo.
La señora RINCÓN.- Me gustaría explicar por qué me opongo.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Le corresponde intervenir a continuación al Senador señor García-Huidobro.
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- No tengo inconveniente en que lo haga primero la Senadora Rincón, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Entonces, tiene la palabra la Honorable señora Rincón.
La señora RINCÓN.- Señor Presidente, como el colega Navarro acaba de mencionar a los centros comerciales y va a quedar en la historia de la ley, antes de votar sería bueno que nos informaran a qué se refiere dicha acepción, de tal manera que no quedara amplia, porque el artículo 15 habla de "establecimientos comerciales", y el 15 D, de "centros comerciales".
Yo supongo que los autores del proyecto pueden precisar el alcance de la norma, para que no haya errores y no queden dudas en esta materia.
Por eso, pido despejar el tema antes de votar.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Muy bien.
Vamos a pedirles a los autores, Senadores señores Chahuán y Girardi, que tengan a bien responder su consulta.
Mientras tanto, y antes de abrir la votación, puede intervenir el Senador señor García-Huidobro.
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, como la consulta de la Senadora Rincón es muy importante, me gustaría que el Senador Chahuán o el Senador Girardi explicara la distinción, con el fin de poder seguir la tramitación del proyecto.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Así se hará, señor Senador.
Está inscrito a continuación el Senador señor Pugh.


El señor PUGH.- Señor Presidente, la cultura de la prevención y la seguridad debe ser la norma permanente entre todos nosotros.
Efectivamente, concordando con los Senadores que me precedieron, los problemas cardiacos están afectando cada vez más a nuestra población. Por lo tanto, aquí se deben considerar acciones preventivas que no solo sean estas medidas técnicas, electrónicas, sino también otras sencillas y simples, como la reanimación cardiopulmonar, esencial para poder iniciar cualquier proceso y, si efectivamente se requiere, la instalación de estos dispositivos.
El artículo que se incorpora emplea el plural y habla de "desfibriladores". No señala cuántos. El problema es que en estos casos el tiempo corre. Por cada minuto que se pierde en una desfibrilación, aumenta en 10 por ciento la probabilidad de que una persona no tenga sobrevida. En consecuencia, cualquier demora en esta materia juega en contra, lo que ha llevado básicamente a que existan normas prácticas para ubicar los desfibriladores. Esto lo dice la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés): una persona que debe transportar a mano un desfibrilador, dado el peso del aparato, demora un minuto y medio en recorrer cien metros. Estos dispositivos portátiles se tienen que mover hacia donde esté el individuo afectado; si bien son livianos, se debe considerar el tiempo que transcurre desde que se toma el aparato del lugar en que se encuentra hasta que llega donde está la persona.
Lo anterior lleva, en la práctica, a definir una cantidad mínima por distancia. En consecuencia, debiera existir un reglamento asociado que indicara cada cuánto espacio ubicar los dispositivos portátiles, dependiendo del tamaño del centro comercial, ya que los hay de distintas dimensiones.
Lo segundo dice relación con la certificación. Homologando esto con el reglamento de los extintores, que requieren supervisión anual, también el fabricante emite recomendaciones de pruebas y de mantenimiento para los desfibriladores. En este sentido, tal como está redactado el artículo, indica de forma clara que deben estar aptos para su funcionamiento inmediato. Por lo tanto, podemos concluir que existe un mantenimiento y pruebas rutinarias asociados; porque, si no fuera así, esta ley en proyecto sería letra muerta, como ocurriría, por ejemplo, de dejarse un par de desfibriladores en lugares lejanos para cumplir con la normativa sin tener la capacidad para transportarlos en el tiempo requerido ni tampoco contar con un mantenimiento adecuado.
Creo que sería necesario precisar, tal vez dentro del mismo artículo único, el distanciamiento aceptado o algún criterio similar, para orientar a quienes deban ejecutar lo dispuesto en este acápite del artículo 15 D.
En lo personal, considero muy importante que exista esta cultura de prevención y de seguridad; que se estimule en los colegios la práctica de la reanimación cardiopulmonar, que es lo básico y lo esencial; que se disponga de estos elementos, pero en cantidades suficientes y ubicados a las distancias adecuadas, a fin de que se pueda atender dentro de los tres minutos vitales a quien lo necesite.
Esa es la regla esencial: tres minutos es el tiempo máximo que puede transcurrir desde que se saca un desfibrilador hasta que se comienza a socorrer a la persona que así lo requiera.
He dicho.

El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Los Senadores señora Rincón y señor García-Huidobro solicitaron que los autores de este proyecto pudieran responder la consulta que se ha formulado.
Antes de otorgar la palabra a quien le corresponde, el Senador Lagos, le vamos a pedir al Honorable señor Chahuán que intervenga para poder responder las dudas planteadas. Posteriormente, volveré a preguntar a la Sala si es posible abrir o no la votación.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, para los efectos de poder aprobar el proyecto con las observaciones que han señalado tanto la Senadora Rincón como el Senador Navarro, por su intermedio, basta con eliminar del artículo único la frase "mencionados en el artículo 15 precedente". Eso sería suficiente para clarificar todos y cada uno de los temas, y permitiría finalmente despachar la iniciativa para su segundo trámite constitucional, si así lo dispone la Sala.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- De todas maneras, señor Senador, pasaría a la Comisión para segundo informe.
El señor CHAHUÁN.- Así es, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Vamos a acoger el planteamiento que hace Su Señoría.
El Honorable señor García-Huidobro consultó sobre la misma materia, pero no ha intervenido.
Tiene la palabra, señor Senador.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, creo que lo clarificado por el "doctor Chahuán" es muy importante para que no exista ningún error en la ley. ¡Tenemos aquí "dos doctores" exponiendo respecto de los desfibriladores...!
Este proyecto, tal como lo han manifestado quienes me antecedieron en el uso de la palabra, propone incorporar en la ley N° 19.469, sobre protección a los derechos de los consumidores, un precepto que obliga a los centros comerciales a contar con desfibriladores externos portátiles aptos para su funcionamiento inmediato como parte de su sistema de atención sanitario de emergencia.
Esta iniciativa fue presentada -eso hay que recordarlo, señor Presidente- por los Senadores Chahuán, Girardi, y los ex Senadores Rossi y Uriarte, en el año 2013; después, se formuló una indicación sustitutiva por parte de los dos primeros, que consta de un artículo único -el que estamos debatiendo-, y que incorpora un nuevo artículo 15 D a la Ley del Consumidor.
El texto dice así:
"Los centros comerciales mencionados en el artículo 15 precedente, los terminales de buses, puertos, aeropuertos, estaciones ferroviarias y estadios, deberán contar en forma obligatoria, como parte de su sistema de atención sanitaria de emergencia, con desfibriladores que estén aptos para su funcionamiento inmediato.".
Tal como lo han manifestado diversos Senadores, se debe entender que un desfibrilador es un aparato electrónico portátil que diagnostica paros cardiorrespiratorios cuando ellos se originan en fibrilación ventricular. Vale decir, en los casos en que el corazón cuente con actividad eléctrica, pero sin acción mecánica; o una taquicardia ventricular, que se produce cuando la irrigación sanguínea no es suficiente.
Su finalidad es devolver el ritmo al corazón ante un paro cardíaco solo cuando este se origine en fibrilación ventricular; o sea, cuando el corazón tiene actividad eléctrica pero no presenta efectividad mecánica.
En muchos países, señor Presidente, han sido colocados en lugares de alta concurrencia, ya que permiten evitar episodios como la muerte súbita, dada su efectividad en los momentos próximos al ataque cardíaco.
Es importante señalar que la moción original solo contemplaba la obligación de contar con estos desfibriladores en los centros comerciales, y la indicación sustitutiva amplió esta obligación a terminales de buses -como ya señalé-, puertos, aeropuertos, estaciones ferroviarias y estadios.
En el fondo, se trata de lugares de alta concurrencia en que la presencia de dichos aparatos podría ser de utilidad para salvar vidas.
Es más, en el caso de los estadios de fútbol, estos podrían ayudar a los mismos jugadores. Conocido es el caso de España, donde la Liga de Fútbol Profesional, luego de la muerte en la cancha del jugador del Sevilla, Antonio Puerta, en agosto de 2007, obligó a los clubes a contar con estos aparatos en los estadios mientras se jugaran los partidos. Ello ayudó a salvar la vida, por ejemplo, de Miguel García en el año 2010, cuando sufrió un paro cardíaco en pleno partido.
En definitiva, señor Presidente, por lo anteriormente expuesto, creemos que debiéramos aprobar el proyecto por unanimidad, haciendo hincapié en que los desfibriladores que se instalen sean aquellos de fácil maniobra para personas que no tienen mayores conocimientos médicos. Estoy convencido de que la normativa en estudio va a salvar muchas vidas, considerando que en Chile casi 30 por ciento de las muertes están asociadas a enfermedades cardiovasculares.
Por eso, la UDI va a apoyar esta iniciativa y felicitamos a los autores de la moción.
He dicho.

El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Solicito nuevamente el asentimiento de la Sala para abrir la votación, manteniendo los tiempos para los demás señores Senadores inscritos.
El señor LAGOS.- ¡Todavía no, señor Presidente!
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Lagos.
El señor LAGOS.- Señor Presidente, no me opuse a abrir la votación para que me escucharan -como creen algunos de mis colegas, que me lo hicieron saber por interno-, sino porque una vez que lo hagamos va a ser difícil dar pie atrás sobre un tema que quiero plantear.
Me parece que el proyecto está muy bien encaminado; si se vota, lo haré favorablemente. Sin embargo, de las intervenciones de varios Senadores surgen dudas e inquietudes respecto de la implementación y aplicación de su texto.
Hay algunas sugerencias, como eliminar referencias para hacerlo consistente con el artículo 15, etcétera. Pero siento que esta iniciativa persigue básicamente lo siguiente: que en lugares de gran afluencia de público tengamos estos dispositivos para hacer frente a una eventual falla cardíaca. La propuesta comenzó considerando solo a los centros comerciales; se extendió a los puertos, los aeropuertos, los estadios, etcétera.
Yo les hago la pregunta, ¿qué sucede en los servicios públicos, en los ministerios? ¿Hoy día cuentan con desfibriladores? Yo tengo mis dudas. Creo que tal vez no.
No sé cuántos desfibriladores tenemos en el Senado. Me imagino que habrá uno en la enfermería y...
El señor CHAHUÁN.- ¡Está malo!
El señor LAGOS.- Me dice el Senador Chahuán que está malo.
Entonces, lo que quiero consultar -por eso no di mi acuerdo para abrir la votación- es si existe disposición para que los autores del proyecto, que son miembros de la Comisión de Salud -entendemos que ella se encuentra extremadamente recargada-, revisen estos temas y vean la posibilidad de alcanzar algo más amplio, porque esta propuesta legislativa se enmarca en una modificación a la Ley del Consumidor.
Por ello, dado que hay un número importante de chilenos y chilenas que asisten a Ministerios, servicios u otras entidades, me parece conveniente tener presente dicho aspecto.
En segundo término, en la discusión general y particular del proyecto en la Comisión de Salud se mencionó lo relacionado con el uso de estos desfibriladores.
Es cierto que existen algunos aparatos que son automáticos, más fáciles de usar, y que funcionan con un monitor.
Sin embargo, si estamos hablando de centros comerciales, de Ministerios, de estadios, pienso que podría hacerse exigible que algún funcionario que trabaje en esas dependencias tenga una capacitación mínima para utilizar un instrumento de esta naturaleza.
Opino que todo eso habría que regularlo antes de votar en general y en particular.
Esa es mi sugerencia.
El señor CHAHUÁN.- Puede presentar indicaciones, colega.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Señor Senador, lo que pasa es que estamos votando únicamente la idea de legislar, no en general y en particular.
Por lo tanto, el proyecto irá a un segundo informe, vamos a proponer una fecha para presentar las indicaciones que corresponden y...
El señor LAGOS.- Es que es de artículo único, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Sí, está bien.
Pero se va a votar solamente en general...
El señor LAGOS.- Okay.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).-... para que después vaya a segundo informe.
El señor LAGOS.- O sea, ¿va a volver a la Comisión de Salud y se fijará un plazo para presentar indicaciones?
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Así es.
El señor LAGOS.- ¡Muy bien!
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Fijaremos un plazo para formular indicaciones.
¡Y ahí usted podrá incorporar todas las brillantes ideas que nos expuso en su intervención...!
El señor LAGOS.- ¡No sé si son brillantes, señor Presidente...! Son de sentido común nomás.
El señor GIRARDI.- ¿Puede abrir la votación, señor Presidente?
El señor ARAYA.- Sí, ábrala.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Muy bien.
¿Podemos ahora, con la venia del Senador señor Lagos, abrir la votación?
El señor LAGOS.- ¡Nunca he sido obstáculo para ello, señor Presidente...!
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Perfecto.
En consecuencia, se abrirá la votación, manteniendo los tiempos de intervención.
En votación la idea de legislar.
--(Durante la votación).
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, solo quiero manifestar que nadie podría estar en contra de un proyecto de estas características, que tiene un buen fin como es contar con un instrumento de gran utilidad para salvar vidas.
Las estadísticas demuestran que por cada minuto que pasa en un ataque cardiorrespiratorio disminuyen en diez por ciento las probabilidades de salvar una vida y aumentan las secuelas del hecho.
Por ello, este tipo de instrumentos tiene gran importancia.
Una medida de esta naturaleza -y concuerdo con lo que han dicho los señores Senadores- debe ser parte de una política nacional de prevención en materia de primeros auxilios que implique la capacitación al personal de atención de emergencias dentro de establecimientos públicos y privados, y el involucramiento de diversos actores, sobre todo en los lugares que supongan una alta concentración de personas.
Lo que a mí me preocupa -y espero que en la discusión particular podamos definirlo- es que el proyecto no contiene información acerca de cuántos proveedores debidamente certificados existen en nuestro país, y no es correcto que la señal que dé la ley en proyecto apunte a un instrumento específico, cosa que, incluso, puede ser interpretada como un favorecimiento a proveedores determinados.
Voto a favor del proyecto, con la esperanza de que en la discusión particular podamos subsanar tales aspectos.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- No hay más inscritos.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (32 votos favorables).
Votaron las señoras Allende, Aravena, Ebensperger, Muñoz, Órdenes, Provoste, Rincón, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Araya, Bianchi, Castro, Chahuán, Coloma, Durana, Elizalde, Galilea, García-Huidobro, Girardi, Guillier, Huenchumilla, Insulza, Kast, Lagos, Latorre, Navarro, Ossandón, Prohens, Pugh, Quintana, Quinteros y Sandoval.
El señor DE URRESTI.- ¿Puede agregar mi voto a favor, señor Presidente?
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Ningún problema, Su Señoría.
Se deja constancia de la intención de voto afirmativo del Senador señor De Urresti.
Propongo a los autores del proyecto, como plazo para presentación de indicaciones, el lunes 18 de junio.
¿Le parece, Senador señor Chahuán?
El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, a mí me gustaría que fuese el próximo lunes 11, de manera que podamos abocarnos al análisis del proyecto en la sesión que la Comisión de Salud llevará a cabo el día martes.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- En consecuencia, si le parece a la Sala, se fijará el lunes 11 de junio como plazo para la presentación de indicaciones.
Acordado.