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IMPRESCRIPTIBILIDAD DE ABUSOS CONTRA MENORES: EL CASO DE ÁMBAR. OFICIO


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, algunas palabras por la muerte de Ámbar.
Soy Ámbar. Dicen que mi mamá se inspiró en una teleserie de moda para ponerme ese nombre. A mí me gustaba; me hacía sentir especial. Ninguna de las pocas niñas que conocí se llamaba así.
Claro que yo no solo tuve el nombre de una teleserie. Mi corta vida fue un drama completo, uno de esos grandes, de los que oía conversar a los tíos del SENAME.
Para empezar, mi mamá biológica era drogadicta. No supo cuidarme y decidió que lo mejor para mí era internarme en el Servicio Nacional de Menores cuando tenía menos de un año.
Un juez de mi ciudad (nunca entendí bien por qué) dictaminó que me tenía que ir con una tía, una que pocas veces había visto antes, pero aun así me ilusionaba comenzar una nueva vida. Quería que alguien me protegiera, me cuidara, me entendiera y me amara. Nada de eso. Solo maltratos y abusos, los que mi mente infantil nunca entendió bien.
Tengo recuerdos borrosos de esos abusos, de esa última noche, y ahora me encuentro grave, muy grave, en un hospital cerca de mi casa. Mi cuerpo, mi alma, mi ser ya no quieren vivir más, tal vez como una manera de no sufrir más.
Me voy de este mundo con pena, sin entender bien lo que me ha pasado.
Estoy en el pabellón de un hospital y un grupo de doctores, que lloran mientras me operan, me tratan con el mayor cuidado posible. Son los únicos adultos que he conocido que alguna vez me han protegido y hasta diría que sienten como suyo mi dolor.
Intento regalarles mi última sonrisa, pero mi corazón asolado apenas puede latir. Al menos siento que mis últimos momentos son de paz.
Ahora, por primera vez, me siento acariciada en el alma, tranquila, sin que nadie me violente y me abuse.
Lo único que espero es que el cielo, ese donde van los niños que han sido abusados, sea como ese cuento de hadas que nadie me contó pero que siempre soñé.
¡Ah! Y, por favor, no se olviden de mí.
Señor Presidente, solicito que se oficie al Ejecutivo con el objeto de que haga suyo el proyecto de ley, que presentamos el año 2010 junto con varios colegas, relativo a la imprescriptibilidad del abuso contra menores.
Con urgencia necesitamos reaccionar ante este tema, pues no puede morir ninguna Ámbar más en nuestro país.
Gracias.
--Se anuncia el envío del oficio solicitado, en nombre de la señora Senadora, de conformidad con el Reglamento.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- No podemos más que compartir absolutamente lo que acaba de señalar, Su Señoría.
En el tiempo del Partido PAÍS e Independientes, ofrezco la palabra.
Por ahora nadie intervendrá.
Ofrezco la palabra al Comité Partido Evópoli.
No hay interesados.
En el tiempo del Partido Revolución Democrática, tiene la palabra el Senador señor Latorre, por espacio de dos minutos.