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ESTABLECIMIENTO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD PARA EDUCACIÓN SUPERIOR


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, en primer lugar, felicito al Gobierno, a la Ministra de Educación por este logro y por seguir avanzando en el mejoramiento de la calidad de la educación pública y en la gratuidad. Quienes somos hijos de la educación pública gratuita sabemos el significado de la ley en proyecto.
Deseo recordar que en marzo de 1981 iniciaba su funcionamiento, en una casona de la comuna de Providencia, en la Región Metropolitana, la llamada "primera universidad privada del país". Unos meses más tarde se inauguraba en el mismo sector oriente de la Capital, el primer mall de Chile.
Con la inauguración de la nueva y pequeña universidad se iniciaba el que llegaría a ser un próspero negocio, enfocado inicialmente en un nicho muy acotado de jóvenes de clase alta que no habían obtenido un puntaje suficiente en la entonces Prueba de Aptitud Académica.
Con los años, llegaron a ser más de un centenar de instituciones, y aumentaron su cobertura hasta más de la mitad de la matrícula total, extendiéndose a alumnos de sectores medios e incluso vulnerables.
Con los centros comerciales pasó otro tanto. Se extendieron en toda la ciudad y por todo nuestro país, controlando hoy la mayor parte de las ventas.
La proliferación de malls y de universidades es parte de un mismo proceso de expansión del consumo y de mercantilización de la sociedad.
¡Pero no es lo mismo un mall que una universidad!
Para algunos es lo mismo. ¡Y no para cualquiera! Un ex Presidente y ahora candidato dijo, al inaugurar un edificio de DUOC, que la educación es un bien de consumo.
Si bien ese tipo de declaraciones en el pasado pudieron pasar inadvertidas y sin mayor controversia, el año 2011, cuando fueron pronunciadas, generaron indignación y provocaron la movilización de millones de personas.
Desde entonces a estos días, muchas cosas han pasado y muchos han cambiado.
Se resistieron a la inclusión en la educación escolar y a la reforma tributaria que permitiría generar los ingresos para la gratuidad en la educación superior.
Esa falta de visión los llevó a perder una elección, y ahora ven el riesgo de perder otra. Por eso están dispuestos a corregir -esto sí se puede corregir- o, al menos, han moderado sus posiciones iniciales.
Ahora formalmente reconocen que la educación es un derecho y valoran la gratuidad, aunque en verdad creen en los beneficios más que en los derechos, y en las becas más que en la gratuidad.
Ponen el acento en la calidad, pero no quieren sistemas de aseguramiento obligatorios y más estrictos.
Están de acuerdo en la prohibición del lucro, pero no quieren explicitar las sanciones en caso de infracciones.
Dicen defender la educación pública, pero no están dispuestos a tomar ninguna medida en su favor que no sea de aplicación general, negando sus fines propios y sus características singulares.
Es cierto, muchas cosas han cambiado desde 1981, y especialmente en educación superior desde el año 2011.
Varios de los que antes eran expertos en comprar, fusionar y vender universidades ahora se han retirado del negocio porque se hizo más riesgoso.
Los ideólogos que imponían a ultranza sus principios en los años 80, sin admitir protesta alguna, ahora están dispuestos a dialogar.
Yo valoro estos cambios.
Pero nada devolverá sus años perdidos a los miles de estudiantes estafados por la Universidad del Mar y otras instituciones.
Nada devolverá sus sueños a las decenas de miles de jóvenes que no han conseguido un empleo en el área que estudiaron.
Estoy seguro de que esas personas y sus familias valoran el paso que estamos dando y saben muy bien quiénes han estado detrás de este gigantesco engaño todos estos años y quiénes han bregado por desmantelar este negocio; quiénes han obstaculizado los cambios al sistema y quiénes han insistido en transformarlo para contar, de una vez por todas, con un sistema de educación superior que permita alinear las instituciones detrás de objetivos estratégicos del país, que asegure calidad, diversidad y equidad en el acceso y que tenga como eje la educación pública.
Por eso, voto a favor.