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NECESIDAD DE MARCO REGULATORIO ADECUADO PARA NAVEGACIÓN COMERCIAL EN AGUAS INTERIORES. OFICIO


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, la compleja geografía de las regiones del sur austral chileno, especialmente la de la Región de Los Lagos, impone una serie de desafíos para la navegación y el trabajo en el mar. Estoy hablando de un territorio disgregado en fiordos y canales; pequeñas caletas y localidades costeras aisladas, y un sinnúmero de islas agrupadas en archipiélagos emplazados entre la Isla Grande de Chiloé y el continente, que conforman un vasto territorio que, con similares características, se extiende hasta el Cabo de Hornos.
Esa zona es depositaria de un enorme potencial productivo, y ya por siglos ha sido el escenario donde se ha desarrollado buena parte de la actividad económica y de subsistencia de la gente de mar del sur de Chile.
Durante las últimas décadas las actividades productivas, históricamente sostenidas en la pesca artesanal y en el traslado de alimentos y materiales, se han diversificado de la mano del turismo y la acuicultura, y fundamentalmente con la producción salmonera.
Este nuevo escenario ha impuesto la necesidad de contar con una conectividad expedita, ante esa enmarañada red de islas y localidades, a las que resulta particularmente dificultoso y caro acceder por vía terrestre o aérea. Por esta razón, existen diversas rutas de navegación que apuntan a garantizar el traslado de productos y personas, en muchos casos con subsidios de transporte otorgados por el propio Gobierno.
Sin embargo, quienes se desempeñan en esa área acusan un serio problema, que tiene que ver con la aplicación de una normativa que no está pensada en la navegación a través de los mares interiores, sino en la actividad de altamar y que, por tanto, impone obligaciones y estándares difíciles de cumplir por aquellos que operan en ese sector de nuestro país.
La legislación, señor Presidente, reconoce cinco tipos de navegación: la oceánica, la regional, la de aguas protegidas, la lacustre y la fluvial.
Actualmente, solo la navegación oceánica, que involucra la internacional, se encuentra normada detalladamente. Y esa misma regulación es la que se aplica a la navegación regional, a pesar de que su operación y características técnicas, así como las distancias y las condiciones del territorio, son diametralmente distintas.
De acuerdo a cifras entregadas por los propios armadores, aproximadamente 84 por ciento de la flota de la marina mercante nacional opera desde Puerto Montt al sur. Alrededor de cinco millones de pasajeros y un millón de vehículos se conectan al año mediante lanchas o barcazas entre las Regiones de Los Lagos y de Aisén.
Los armadores, quienes señalan que el transporte de vehículos crece entre 7 y 10 por ciento anualmente, afirman que la reglamentación vigente se sostiene en una realidad que no guarda relación con las condiciones geográficas de la zona sur austral, ni con las nuevas tecnologías existentes, ni con la realidad laboral. En otras palabras, aseguran que la legislación les impide convertirse en una industria competitiva y eficiente.
Efectivamente, existe un conjunto de normativas que regulan la actividad marítima en el ámbito del comercio y el cabotaje -entre ellas, la Ley de Fomento a la Marina Mercante Nacional, la Ley de Navegación y los Códigos de Comercio y del Trabajo-, pero que no se hacen cargo de las materias puntuales relacionadas con la navegación en las cercanías de la costa.
No podemos desconocer que, en diversos aspectos, nuestra legislación presenta serios retrasos -o al menos, una falta de actualización- que atentan contra el desarrollo de actividades determinantes para el crecimiento y el progreso de nuestro territorio.
El aporte que la marina mercante nacional realiza al desarrollo del sur del país es innegable, no solo por su contribución al auge de actividades relevantes para la economía nacional, como el turismo y la acuicultura, sino también, y especialmente, por su rol de conexión con sectores apartados de la zona austral.
No parece razonable, entonces, ahogar esa industria con exigencias que sobrepasan ampliamente su ámbito de acción.
Requerimos revisar y mejorar la normativa en materia de navegación comercial en aguas interiores, de modo que no entorpezca el desarrollo de esta industria, sino que, por el contrario, establezca normas justas y adecuadas para su correcto desempeño.
Es necesario, pues, contar con una legislación de navegación en mares interiores moderna y adecuada a la realidad nacional.
Sobre esa base, por intermedio de la Mesa, pido oficiar a la Subsecretaría para las Fuerzas Armadas al objeto de solicitarle información respecto de la adopción de medidas y normas que garanticen y aseguren un adecuado marco regulatorio para la navegación comercial en aguas interiores de nuestro país.
He dicho.
--Se anuncia el envío del oficio solicitado, en nombre del señor Senador, conforme al Reglamento.