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PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE EMBARAZO ADOLESCENTE


El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Proyecto de ley, iniciado en moción de las Honorables señoras Goic y Muñoz y Senadores señores Girardi y Quinteros, en primer trámite constitucional, que establece normas sobre prevención y protección del embarazo adolescente, con informe de la Comisión de Salud.
--Los antecedentes sobre el proyecto (10.305-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de los Senadores señoras Goic y Muñoz y señores Girardi y Quinteros):
En primer trámite: sesión 53ª, en 16 de septiembre de 2015 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Salud: sesión 87ª, en 7 de marzo de 2017.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal de la iniciativa es solucionar varias carencias detectadas en la legislación respecto del tratamiento de la prevención y protección del embarazo adolescente y del resguardo de la maternidad y paternidad derivadas de este estado.
La Comisión discutió el proyecto solo en general y acogió, por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadoras señoras Goic y Van Rysselberghe y Honorables señores Girardi y Rossi, la idea de legislar.
Cabe tener presente que el inciso segundo del artículo 4° y los artículos 12 y 13 tienen el carácter de normas orgánicas constitucionales, por lo que requieren 21 votos para su aprobación. Por otra parte, los artículos 7°, 8°, 10 y 19 son normas de quorum calificado y exigen 19 votos.
El texto que se propone aprobar en general se transcribe en el primer informe.
Nada más.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- En la discusión general, tiene la palabra la Honorable señora Goic.

La señora GOIC.- Señor Presidente, entiendo que la idea es iniciar el debate, pero no votar durante la sesión.
Quiero recordar la historia, porque creo que es valiosa y no necesariamente queda registrada en el informe ni en lo que aparece hoy día en nuestro sistema.
El proyecto en debate fue parte de una labor y de una moción presentada en julio de 2013, siendo Diputada, con Mónica Zalaquett, colega de entonces. Invitamos a otras en ese momento. Se originó en una conversación acerca de cómo podíamos encontrar un tema que ambas, de bancadas distintas -ella, de la UDI; la que habla, de la Democracia Cristiana-, pudiéramos abordar en conjunto, extender una invitación transversal y contribuir en un asunto de política pública. Ambas consideramos, revisando las cifras, las estadísticas, que el embarazo adolescente era una situación en la que cabía ocuparse y respecto de la cual se podía aportar en lo legislativo.
Hicimos un trabajo que no es el habitual en el Congreso. Convocamos a un grupo de expertas en salud adolescente, interdisciplinario; realizamos jornadas durante seis meses, y, producto de esa actividad, surgió la moción en examen, que requiere el patrocinio del Ejecutivo en varios aspectos.
Hemos conversado, además, con los ministerios relacionados: Educación, Salud, Justicia, de la Mujer, y decidimos volver a presentar la iniciativa.
Agradezco el apoyo de la Honorable señora Muñoz, con quien trabajamos habitualmente de consuno en relación con los temas de género, así como el de mis colegas de la Comisión de Salud: Senadores señores Chahuán, Girardi y Rossi, y el del Honorable señor Quinteros, porque eso nos ha permitido iniciar el trámite. La Senadora señora Van Rysselberghe también concurrió con su voto a favor en el órgano técnico. Se busca justamente abocarse en conjunto a las cuestiones que hoy día es posible enfrentar en esa forma.
Nos encontramos en medio del debate acerca del proyecto de despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Y todos hemos puntualizado que somos contrarios al aborto y que no nos gustaría llegar a situaciones donde ha fracasado, no solo una familia, sino también, probablemente, la política pública; donde hemos fracasado todos. Pero, con una mano en el corazón, hemos progresado bastante poco en acciones que permitan generar espacios de acogida sobre todo para el mundo adolescente. Ello, para asumir una sexualidad activa, pero en forma responsable y que no tenga como consecuencia embarazos no planificados y situaciones de aborto que ni siquiera están contemplados en el articulado en discusión.
Esa respuesta, en la que podemos trabajar en conjunto y que se da desde la mirada de la prevención, ámbito en que todos compartimos que se requiere avanzar, es justamente lo que busca rescatar el proyecto.
La estadística nos llamó mucho la atención. Es cierto que la cantidad de embarazos adolescentes se ha ido estabilizando, incluso con una leve disminución, mas subsiste una realidad bastante dramática, que es el caso de las menores de 19 años, quienes representan cerca de 30 mil -o un poquito más- de los 120 mil, más o menos, embarazos y partos anuales. Pero, cuando se trata del segundo hijo, nivel en que la cifra alcanza a cinco mil 800, y del tercero, en que llega a 600, uno dice: "Algo está pasando".
Además, constituye un universo: el menor ya está contactado en el consultorio y concurre a los controles de niño sano.
No puedo evitar el recuerdo de las discusiones que las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad (JOCAS) generaron a fines de los noventa. Hubo mucho escándalo por algo que no era más que la entrega de elementos a los jóvenes, a la comunidad educativa, a los padres y a los profesores por parte de expertos que se sentaban a contestar dudas.
Me alegro mucho de que todos estemos hoy día en condiciones de apoyar iniciativas de la misma índole, comprendiendo que si no se generan espacios de confianza, es imposible avanzar efectivamente en prevención, lo que tampoco se logrará si no se incorpora una mirada en relación con el proyecto de los jóvenes.
Por eso, el texto en examen plantea la sistematización de varias normas en materia de prevención y protección del embarazo adolescente.
Una circular impide expulsar del colegio a una estudiante embarazada, pero queremos darle rango legal a la disposición.
Deseamos garantizar la capacitación y formación en adolescentes sobre todo de los profesionales de la salud y la educación.
Esperamos consagrar el derecho de acceder a la atención de salud sexual y afectiva en forma oportuna, informada y confidencial, elemento fundamental para los jóvenes.
Otro de los planteamientos dice relación con establecer espacios de acogida para las adolescentes en el sistema de salud primaria, en los consultorios. La experiencia demuestra que no asistirán si son atendidas por la misma matrona que ve a la mamá, a la abuela o a la vecina, porque no se encuentran en un espacio de confianza para reconocer una sexualidad activa. Todavía tendemos a castigarlas más que a acogerlas, a pesar de que las cifras dan cuenta de que los jóvenes empiezan con mayor precocidad las relaciones sexuales.
Parte de eso es lo que estamos exponiendo como una política pública permanente.
A lo anterior se agrega el derecho de acceder de manera gratuita a métodos anticonceptivos, lo que se vincula con la discusión que ya realizamos con motivo de la anticoncepción de emergencia.
Nos interesa incorporar en la enseñanza, además de la educación sexual o la entrega de información sobre métodos anticonceptivos, una mirada sobre la sexualidad asociada a las etapas de la vida, a nuestro ciclo de desarrollo. Por lo tanto, asimismo se trata de la afectividad.
Ello no dice relación solo con la posibilidad del embarazo, sino también con la detección de situaciones de abuso en que viven muchos menores y con la actuación correspondiente, así como con la entrega de herramientas para tal efecto.
Repito que el punto se vincula con la sexualidad como parte del desarrollo de una persona. Planteamos, entonces, que la implementación de programas y planes educacionales sobre afectividad y sexualidad se contemple en forma obligatoria, no desde primero medio, como se dispone hoy día por ley -a esas alturas, los chicos ya han aprendido todo, ya sea en la web o con los amigos-, sino desde el nivel prebásico, con la incorporación, además, de padres y apoderados.
Insisto en que parte de lo que exponemos, sobre todo en cuanto a las normas de protección, se refiere a garantizar, con todos los apoyos y resguardos legales necesarios, la continuidad de la adolescente que se embaraza y que a menudo hace las veces de madre y padre.
El Estado debe contraer el compromiso de elaborar una Política Nacional en favor de la Prevención y Protección del Embarazo Adolescente, la cual ha de promover la información sobre los derechos y deberes en relación con la salud reproductiva, impulsar medidas concretas para ejercerlos, con seguimiento e indicadores específicos, y establecer canales de apoyo.
Quiero invitar a mis colegas a respaldar la iniciativa en la votación general, a fin de hacer del detalle una oportunidad después para avanzar en algo que todos consideramos necesario.
Creo que aquí se halla el espacio para abordar una política pública inclusiva en la que quepan todas las miradas; que haga posible salir de los sesgos ideológicos en relación con un tema de salud pública; que permita un mejor desarrollo de nuestros adolescentes, en términos de afectividad y sexualidad, y que redunde en evitar y prevenir embarazos no planificados y abortos que carecen hoy día de respuesta.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Puede intervenir la Honorable señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, me parece que la Senadora señora Goic, una de los autores de la moción, ha sido muy explícita en relación con el origen del proyecto y su propósito, que todos en la Sala compartimos, evidentemente.
Como parlamentarios, como sociedad y como país, somos conscientes de la necesidad de contar con buenas y claras políticas públicas que ayuden ante la cada vez más temprana iniciación sexual de los jóvenes.
A mi juicio, el objetivo de concentrar o reunir, de manera armónica y eficiente, las distintas políticas y posibilidades educativas y de salud es muy importante. Todo lo que hagamos en esa línea, en particular para la prevención del embarazo adolescente, es tremendamente necesario, porque implica que menos jóvenes se hallarán en ese estado, que resulta absolutamente involuntario por el desconocimiento y la desinformación.
Como es obvio, se presentarán menos riesgos para la salud.
Asimismo, no se acentuará el círculo de la pobreza, que normalmente acompaña en esta situación. Porque, una vez que se tiene al hijo, lo más probable es que no sea posible el desempeño laboral o incluso no se termine la educación formal.
Quiero recordar que en el Gobierno del Presidente Lagos se dictó la circular del Ministerio de Educación que prohíbe que una adolescente embarazada sea expulsada del colegio, práctica en la que antes se incurría.
Y no olvidemos cuánto ha costado avanzar en información, en educación, en los derechos sociales reproductivos. Sectores bastante conservadores criticaron tremendamente las JOCAS.
Son contradicciones difíciles de entender.
El embarazo adolescente presenta un sesgo, además, en la condición socioeconómica y cultural. Es decir, no solo comienza en forma más temprana, sino que también es más numeroso en las comunas más pobres.
Entonces, uno tiene que preguntarse qué hay detrás del fenómeno. ¿Es falta de información? ¿Es falta de educación? ¿Es falta de oportunidades? ¿Es falta de especialistas en salud con respuestas apropiadas y una formación que les permita dialogar con los jóvenes y explicar, de una manera mucho más amplia, no solo los métodos anticonceptivos, sino también la sexualidad en la vida del ser humano, las posibilidades que implica y la diferencia entre una maternidad o una paternidad voluntaria y la que tiene lugar por absoluto desconocimiento?
En consecuencia, juzgo relevante una moción de estas características.
Naturalmente, para su efectividad, tiene que ir acompañada de un gran proceso de socialización y de la disponibilidad, como ya he dicho, de profesionales idóneos, con una adecuada formación, que puedan capacitar a los jóvenes en los ámbitos de la educación, de la salud, con un sentido más amplio de la sexualidad y la afectividad.
Se requiere avanzar, por cierto, en la prevención de estos embarazos, porque, como ya hemos dicho, implican, muchas veces, que muchachas jóvenes estén destinadas a un círculo de pobreza, con las dificultades que esto conlleva.
Mientras más ayudemos a prevenir los embarazos adolescentes -hay que decirlo-, menos abortos habrá, los que se realizan en forma clandestina, en condiciones de riesgo -no hay una estadística segura al respecto- y sin contar con una atención adecuada.
En la Comisión de Salud se discute otro proyecto, con otras características, totalmente distinto: el que despenaliza el aborto en tres causales.
Rescato el aspecto preventivo de la iniciativa en debate.
Respecto de la otra propuesta legislativa, tengo una opinión favorable y en ese sentido votaré en el momento en que llegue a la Sala. Lo he dicho muchas veces y lo vuelvo a reiterar.
Volviendo al proyecto en estudio, creo que todos debemos buscar formas para prevenir el embarazo adolescente. Tal problema no es nada positivo y se concentra en las comunas más vulnerables. No actuar es condenar a esos jóvenes a que se mantengan en el círculo de la pobreza, pues enfrentan bastante más dificultades para acceder al ámbito laboral o terminar los estudios.
Por eso, señor Presidente, creo que vale la pena apoyar este proyecto. Cuando se realice la votación, daré mi voto positivo por las características que he señalado.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, el embarazo adolescente es una realidad que no podemos ocultar. En general, no existe en nuestro país una política clara con normas específicas que regule y promueva la prevención del embarazo en adolescentes.
Normas totalmente fragmentadas y sin una cohesión son una de las fallas del sistema. Existen leyes como la Nº 19.927, sobre la protección de menores de 14 años en el ámbito de los delitos sexuales, o la Nº 20.148, que fija normas de información, orientación y prestaciones en materia de fertilidad. Sin embargo, no hay nada concreto respecto de la prevención de estos casos, como acá ya se ha señalado.
No existe un concepto de embarazo adolescente y falta mucho respecto de la atención especializada, con profesionales preparados para trabajar con adolescentes.
La falta de educación sexual conlleva la casi nula conciencia sobre los verdaderos efectos del embarazo adolescente, que a veces hace ver en mitos una realidad inexistente.
También debemos adoptar medidas concretas en la protección de las embarazadas. Lamentablemente, las situaciones de embarazo adolescente nunca se van a terminar; pero existen medidas que se pueden llevar adelante, como dar mayor apoyo en colegios y liceos a los padres menores de edad.
Cuando los adolescentes se enfrentan a la llegada de un hijo a tan corta edad, los conflictos y las dificultades a que este se expone son mucho mayores que los que viven quienes nacen en hogares ya constituidos o de personas adultas, mayores de edad.
Sabemos que para nadie es fácil traer un hijo al mundo; pero más difícil aún es que ese hijo llegue a una edad tan precoz de los padres.
Además, los problemas de salud que puede conllevar un embarazo adolescente son más elevados, puesto que ese tipo de embarazo es considerado de alto riesgo.
A pesar de eso, sabemos que los inicios sexuales son cada vez más precoces, sobre todo en los sectores socioeconómicos más bajos de nuestro país, y esa es una de las situaciones que debemos tratar de prevenir.
Hay que analizar bien las normas que establece este proyecto de ley. Pero es necesario aprobar la idea de legislar, por la gran importancia que implica esta materia para nuestra sociedad.
La actual situación preocupa. Por lo mismo, tenemos la oportunidad de aprobar esta iniciativa en general, para después analizar su texto a fondo, con mayor profundidad y detención, durante la discusión en particular.
Por eso votaré a favor en el momento oportuno.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Prokurica.


El señor PROKURICA.- Señor Presidente, este proyecto aborda un problema real que afecta a nuestro país.
Las cifras entregadas por el Ministerio de Salud son elocuentes: por ejemplo, el número de embarazos adolescentes que se registró en el año 2016 llegó a 22.349 casos. Comparativamente hablando, dicha cantidad disminuyó de forma considerable, pero igual estamos frente a una realidad preocupante.
Para mí, es una principal preocupación, porque la Región de Atacama encabeza la tasa de embarazos adolescentes. Según cifras de la Cartera de Salud, por cada mil embarazos existen 35,13 niños nacidos de jóvenes entre 10 y 19 años, muy por sobre la tasa de 24,07 que registra el país. Le siguen la Región de Coquimbo con 31,4 y la de Antofagasta con 28,9.
Si bien es cierto -lo dije hace un minuto- Chile ha reducido sus índices de embarazo adolescente desde 2008 hasta la fecha en el grupo de entre 15 y 19 años -y se espera que la cifra siga disminuyendo dado el peligro que conllevan estos embarazos, como han planteado otros señores Senadores-, las tasas siguen siendo altas.
Además, ello trae consigo una serie de conflictos, tanto en los ámbitos afectivo, educacional y laboral para cientos de menores que son padres a temprana edad, como también al interior de su núcleo familiar.
Muchos de los adolescentes que se transforman en padres precozmente, por razones obvias, tienen un menor nivel de escolaridad y, por ende, ven reducidas sus opciones laborales y la posibilidad de mejores remuneraciones en el futuro.
Y para la familia la noticia es un verdadero terremoto, por todo lo que ello significa: por las expectativas arruinadas para los mismos jóvenes o para sus padres, o por los distintos problemas que se generan, los que en algunos casos los llevan a tomar decisiones peores, como la de hacerse un aborto.
En consecuencia, el proyecto intenta solucionar varias carencias que se han detectado en la legislación respecto del tratamiento de la prevención y protección del embarazo adolescente, y del resguardo de la maternidad y la paternidad derivadas de aquel.
A mi juicio, la iniciativa enfrenta un problema real y va en la línea correcta, ya que apunta hacia la promoción de la educación, prevención y protección del embarazo adolescente en nuestro país.
Como he señalado, esa realidad trae consigo una serie de consecuencias, como la deserción escolar y las menores posibilidades de encontrar trabajo para los jóvenes que son padres y madres a temprana edad.
En ese sentido, el proyecto en estudio busca fortalecer una institucionalidad a fin de que, como lo han planteado algunos señores Senadores, los esfuerzos que se realicen no estén dispersos, sino integrados en una política de Estado.
La doctora Claudia Zajer, especialista en ginecología pediátrica y adolescente de la Red de Salud de la Universidad Católica CHRISTUS, ha dicho: "Los hijos de madres adolescentes tienen más riesgo de violencia intrafamiliar, abuso y drogadicción. Para prevenir estos problemas, lo ideal es que la joven embarazada cuente con apoyo psicológico que le ayude a fortalecer su nuevo rol de madre, el vínculo y apego con su hijo y su papel en el período de lactancia".
Señor Presidente, según señalan los especialistas en esta materia, a mayor orientación, educación e información sobre sexualidad para nuestros adolescentes, más eficaz será la prevención de embarazos a temprana edad. Sin duda, las campañas, la información y la entrega de antecedentes son necesarias.
Sabemos que muchos de los embarazos adolescentes terminan condicionando el futuro de los prematuros padres para acceder a proyectos educativos o laborales atractivos, que muchas veces son postergados o definitivamente desechados, lo cual merma sus oportunidades y les impide salir del círculo de la pobreza, con lo que se acentúa aún más la vulnerabilidad social en nuestro país.
Por eso, me parece importante, tal como propone este proyecto, avanzar en una política integral que permita implementar de manera efectiva un programa de educación sexual en Chile dirigido a los jóvenes menores de 18 años para disminuir la tasa de embarazo adolescente, sobre todo considerando que en muchos casos los adolescentes, por razones obvias, no son capaces de enfrentar la situación desde el punto de vista económico y familiar. Así, esto se transforma en una carga para sus padres.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Señor Presidente, en términos generales, más allá de las estadísticas que se puedan entregar, nosotros consideramos que el proyecto es beneficioso para los adolescentes. Pero, desde nuestra perspectiva, existen varias dudas razonables que en la discusión en particular se deben solucionar.
¿Por qué hay una reducción en las cifras?
Del 2013 al 2016, como lo han señalado algunos Senadores, el número de embarazos adolescentes disminuyó en 10.943 casos. Hace tres años, la cantidad de madres a temprana edad llegaba a 33.292 y bajaron a 22.349, según datos entregados por el Ministerio de Salud.
Son importantes las estadísticas.
Pero también lo es destacar que dicha baja se debe a muchos factores, principalmente a los programas de anticoncepción y al uso de medicamentos para prevenir un embarazo no deseado.
Conforme a un reporte de Salud Integral de Adolescentes del Ministerio de Salud, en 2013 se entregaron 4.193 dosis de la "píldora del día después". En ese año la tasa de natalidad con mujeres adolescentes de entre 15 y 19 años fue de 46,3 por cada mil, cuatro puntos menos que el 2012.
Consideramos que debe existir un apoyo para las adolescentes antes, durante y después del embarazo, que no solo se traduzca en la entrega de anticonceptivos o de la "píldora del día después", sino en un respaldo educativo y psicológico que permita tener conciencia de la responsabilidad que conlleva ser padres.
¿Qué rol cumplen los padres de los adolescentes?
El proyecto, lamentablemente, no incluye la opinión ni la participación de los padres en decisiones sumamente relevantes que pueden tomar los adolescentes. Contempla la aplicación del principio de la autonomía progresiva, que se refiere al nivel de autonomía que los adolescentes adquieren en la medida que crecen y maduran.
En la práctica, de buena fe, el Derecho presume que los padres valoran y educan a sus hijos en razón de la madurez de cada uno, respetando dicha autonomía.
Sin embargo, la iniciativa en estudio no incluye en sus principios reconocimiento alguno acerca del rol de los padres en la educación y formación de sus hijos, derecho reconocido en el inciso tercero del artículo 19, número 10º, de la Constitución Política de la República.
A nuestro parecer, los padres son ignorados en el proyecto al consagrarse el derecho de los adolescentes para acceder a métodos anticonceptivos en los centros de salud, incluida la anticoncepción de emergencia. Todo adolescente podrá tener acceso gratuito a anticonceptivos sin el consentimiento de sus padres. La única mención a estos últimos se evidencia a raíz de la obligación que contempla la iniciativa de notificar dicha entrega cuando el adolescente sea menor de 14 años. Pero no existe participación por parte de los padres antes de que los jóvenes accedan a los anticonceptivos.
En relación con la educación sexual, el proyecto obliga a los colegios a desarrollar e implementar planes educativos sobre afectividad, sexualidad y regulación de la fertilidad. Estos programas serán aplicados desde la enseñanza prebásica, sin participación ni consentimiento de los padres respecto de sus contenidos.
Es sumamente grave que desde tan temprana edad se quiera educar a los niños sobre fertilidad o sexualidad. Nosotros consideramos que la educación sexual es una tarea que corresponde a las familias y que no debe ser impuesta por un establecimiento educativo a tan corta edad.
Si bien esa tarea puede ser apoyada por los colegios, siempre tiene que ir acompañada del consentimiento de los padres en lo que respecta a su metodología y contenido.
En conclusión, estimamos que la iniciativa consigna muchos aspectos positivos, los cuales son de gran beneficio para los adolescentes, por lo que sugerimos votar, cuando proceda, a favor de la idea de legislar. Sin embargo, es importante para nosotros que en la discusión en particular se resuelvan las preocupaciones que he mencionado.
En seguida, quiero referirme a una cuestión más política.
Nosotros hemos señalado que en el Gobierno ha habido una "retroexcavadora ideológica". Pero ahora también vemos una "retroexcavadora valórica".
Y no lo digo por el proyecto que nos ocupa, sino por una iniciativa, cuyos autores son varios miembros de la Nueva Mayoría, encabezados por su candidato presidencial, el señor Guillier, mediante la cual se busca entregarles a niños de kínder contenidos de educación sexual, como lo relativo a las personas trans. ¡A niños de kínder, que no tienen ninguna formación, menos madurez!
Se pretende que a los menores de prebásica les comiencen a hablar acerca de las personas trans. Yo creo que se están traspasando los límites.
No es el caso del proyecto en análisis, cuya finalidad es establecer normas sobre prevención y protección del embarazo adolescente.
Señor Presidente, nuestra intención es formular una serie de indicaciones que permitan que los padres tengan mayor injerencia en esa materia.
La madurez de los jóvenes, de los niños es muy distinta. Son diferentes los casos. Y no me parece adecuado que un establecimiento educacional clasifique la madurez y autonomía de los niños.
Con todo, valoramos esta iniciativa en general y, cuando corresponda, la votaremos a favor; pero anunciamos desde ya que presentaremos varias indicaciones para tratar de corregir su texto y de incorporar aspectos importantes, pues nos interesa que la participación de la familia y de los padres quede establecida en las normas de este proyecto de ley.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Lagos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, ciertamente, voy a apoyar este proyecto de manera entusiasta, con ganas.
A mi juicio, lo que hace esta moción -me habría encantado ser parte de ella-, a diferencia de lo que sostuvieron algunos señores Senadores con antelación, es poner temas valóricos sobre la mesa y hacerse cargo de una realidad.
En Chile ha habido un cambio en la edad de iniciación sexual de los chilenos y las chilenas, básicamente de los jóvenes: hoy día tienen relaciones sexuales a edades más tempranas. Y como consecuencia de ello, ha aumentado el embarazo adolescente.
Eso no necesariamente tendría que ser así.
El señor PROKURICA.- ¿No?
El señor LAGOS.- Se puede tener relaciones sexuales más temprano en la vida y, con los debidos resguardos e información, evitar los embarazos adolescentes y el contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Sin embargo, la realidad chilena -¡y aquí está el punto!- es que la iniciación sexual temprana se da en todos los estratos socioeconómicos, aunque de manera más profunda en aquellos más vulnerables. No obstante, el embarazo adolescente, consecuencia de esa relación sexual, se observa en forma muy notoria en los sectores más vulnerables.
Eso ha disminuido, como bien me acota el Senador Prokurica, a quien agradezco su aporte -lo digo para que lo registre la televisión; de lo contrario, no se va a entender por qué hago la aclaración-; pero la situación sigue siendo muy injusta.
Aquí se ha hablado de una "retroexcavadora valórica". Al respecto, llamo a utilizar conceptos más sanos, que nos ayuden a mejorar el entendimiento.
Reitero: lo que está ocurriendo hoy día en nuestro país es que la juventud comienza sus relaciones sexuales a una edad más temprana en todos los estratos socioeconómicos. Sin embargo, la consecuencia de un embarazo adolescente es marcada, sustantiva y abusadoramente alta en los sectores más bajos.
La encuesta para la Región Metropolitana es elocuente: el porcentaje de bebés que nacen de adolescentes de entre 15 y 19 años, medido por índice de pobreza, es tremendo: en la comuna de Vitacura, el 0,3 por ciento -o sea, de todas las relaciones sexuales de menores de entre 15 y 19 años que tienen hijos en la capital, solo el 0,3 por ciento ocurre en esa comuna-; en Providencia, el 0,9; en Las Condes, el 1,4; en La Reina no llega al 3 por ciento. Y si uno va a San Joaquín, Renca, La Granja, Melipilla, Cerro Navia, San Ramón, La Pintana, verá que las cifras se elevan al 12, 13, 14, 15 y hasta el 18 por ciento.
Entonces, si vamos a ponerlo en términos valóricos, tenemos una tremenda deuda: dejamos a las adolescentes de los sectores más vulnerables de la sociedad chilena...
El señor DE URRESTI.- ¡"Pobres"!
El señor LAGOS.-... a su suerte.
Está bien, Senador De Urresti: "pobres", no "vulnerables". Lo que pasa es que esta es la categoría que usamos en materia estadística.
Lo que se trata de hacer con este proyecto de ley, entonces, es prevenir en algo el embarazo adolescente. No estamos hablando de prevenir las relaciones sexuales, que obedecerá a otro motivo.
Ciertamente, la iniciativa es mejorable en muchos aspectos. No me cabe duda. Pero viene a hacerse cargo de un problema.
La pregunta es la siguiente: ¿por qué en Vitacura, Las Condes y Providencia el embarazo adolescente es casi inexistente y no se da igual situación en las comunas más modestas, más pobres de Chile? Por la misma razón de que en las primeras la participación de los jóvenes en votación ciudadana es más alta que en las otras comunas de Chile: porque tienen educación, tienen información, tienen conciencia, porque han tenido más oportunidades en la vida. Los jóvenes de Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea votan proporcionalmente más que los de municipios más modestos porque saben que su voto tiene importancia. ¿Por qué? Porque tienen educación. Y la misma razón explica que en esos lugares no haya embarazo adolescente, sin perjuicio de la eventualidad de alguno que otro que sea interrumpido al margen de la ley. Pero esa no es la razón: la razón es que tienen información, tienen educación. Y eso es lo que busca este proyecto.
En consecuencia, cuando se señala que los padres no están incorporados, yo diría: al contrario, ¡están incorporados! ¡Cómo se va a reemplazar el rol de los padres!
Lo que hay que preguntarse es qué ocurre en Renca, La Granja, Melipilla, Lo Espejo, Cerro Navia, por mencionar algunas comunas. Pero también podríamos mencionar a Playa Ancha, a Barrancas, en San Antonio, donde el embarazo adolescente es más alto que en otras partes de nuestra región. Y es porque los padres tal vez están ausentes, por diversas consideraciones.
Entonces, la pregunta es: como ellos tienen a sus padres ausentes en materia educacional, por distintas consideraciones, ¿debemos dejarlos abandonados a su suerte?
¡No! Tenemos que hacer prevención.
Hoy, de casualidad, en un whatsapp familiar me llegó el mensaje de una persona que vive en el extranjero diciéndome: "Este libro les entregan a los adolescentes en los liceos públicos de Francia". Su título es El libro de las infecciones sexualmente trasmisibles. Nosotros tratamos de hacer algo similar en Chile y se forma un escándalo.
Textos de ese tipo son repartidos en escuelas públicas de países desarrollados, o, como yo los llamo, "sociedades más sofisticadas", que se hacen cargo de sus realidades, en donde el embarazo adolescente también existe, aunque en menor medida que en Chile. Igualmente se da en mayor porcentaje en los guetos de las afueras de París que en las zonas acomodadas de esa ciudad, por las mismas razones que en Chile. La pregunta es cuál es la respuesta que entregan como sociedad. Y como sociedad no cabe más que educar, dar información, ir en apoyo. ¿Para qué? Para prevenir.
Yo soy partidario de que la iniciación sexual se produzca lo más tarde que se pueda, de modo que se lleve a cabo con la máxima madurez, de la mejor forma posible, ojalá con los máximos afectos que existan. Pero la realidad es otra. Y la pregunta es: ¿tapo el sol con un dedo y entonces no educo, no informo, no digo que con el uso del condón se evita la transmisión de enfermedades sexuales y, eventualmente, el embarazo; no promuevo su uso?
Esa es una opción de vida. Yo no la comparto, y afortunadamente creo que en Chile cada vez menos gente la comparte, como ha quedado demostrado en el debate en esta Sala, porque esta misma conversación, hace quince años, tenía otro tono.
Por eso, me alegro de esta moción. Lo digo muy contento. Y hay que señalar el nombre de sus autores: las Senadoras Carolina Goic y Adriana Muñoz y los Senadores Guido Girardi y Rabindranath Quinteros. A mí me hubiera encantado estar en esta lista, porque este va a ser un tremendo proyecto, que va a venir a ayudar a informar, a prevenir el embarazo adolescente, a evitar la trasmisión de enfermedades sexuales, a hacerse cargo de una falla estructural de la sociedad chilena: que la falta de oportunidades, la distribución de poder tan injusta, hace que algunas niñas terminen siendo madres a los doce, a los trece, a los quince años, con todo lo que eso conlleva de complejidades, mientras que otras, con más educación, pueden evitarlo, posponer su maternidad, tienen oportunidades en la vida, trabajan, y después crían a sus hijos.
Votaré favorablemente el proyecto, señor Presidente, con gusto y con ganas.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor De Urresti.


El señor DE URRESTI.- Señor Presidente, tengo en mi poder una nota de prensa del 11 de enero de este año que señala que las regiones del norte del país concentran las mayores tasas de embarazo adolescente y superan la media nacional, según cifras del Ministerio de Salud.
El caso más complejo se da precisamente en la Región de Atacama, donde, por cada mil embarazos, 35,13 corresponden a niños nacidos de jóvenes entre diez y diecinueve años, muy sobre la tasa de 24,07 por ciento que registra el país. La siguen Coquimbo, con 31,4, y Antofagasta, que alcanzó 28,9.
El Senador Lagos ha graficado el problema situándolo en comunas. Y las que mencionó son las más pobres de la Región Metropolitana.
A veces se habla con este eufemismo tan chileno de "zonas vulnerables". ¡Son pobres! Son lugares donde no solo hay pobreza material, sino también pobreza cultural, pobreza de oportunidades.
Y es precisamente en tal desigualdad donde se genera esta asimetría enorme. No es que los niños y niñas de comunas pobres inicien su vida sexual antes que los niños y niñas de comunas acomodadas. Lo que ocurre es que estos últimos tienen intimidad, tienen condiciones para llevar a cabo una relación sexual, tienen educación, tienen acceso a una biblioteca, tienen, muchas veces, un hogar bien constituido. Y eso es lo que genera en el país una enorme inequidad, una brecha.
Esa brecha nos lleva a un embarazo adolescente. En las comunas pobres hay un ambiente precario, un ambiente hacinado. Y además existe una inequidad por sexo, porque el padre adolescente puede seguir estudiando...
El señor LAGOS.- ¡Embarazando!
El señor DE URRESTI.-... O embarazando, en tanto que la madre adolescente tiene que desertar del colegio, dedicarse a su hijo, y seguir engrosando una familia que, en lugar de recibir con alegría un embarazo, termina con menos oportunidades. Y esta es una situación de inequidad, de injusticia, que afecta la igualdad de oportunidades.
Por eso es que uno celebra esta moción, que busca, precisamente, la prevención del embarazo adolescente. Este no se evita, no se disminuye con un decreto, con una norma prohibitiva, sino con educación. Y eso es lo que propone el proyecto y es lo que consigna cada uno de sus artículos, principalmente el 7, ubicado en el Capítulo II, "De la Prevención", que declara: "Todo adolecente tiene derecho a acceder a una atención de salud sexual y afectiva, en forma oportuna, informada y confidencial, sea ésta en el ámbito público o privado".
¡Red de salud, protección, educación!
En el Capítulo IV, "Disposiciones Especiales", el artículo 18 señala: "La Política Nacional en favor de la Prevención y Protección del Embarazo Adolescente deberá definir objetivos de largo plazo, que tengan, a lo menos, una proyección de 10 años a contar de la entrada en vigencia de esta ley".
Seguramente mejoraremos el articulado durante la discusión particular, acogiendo las observaciones de especialistas, académicos y parlamentarios, pero creo que lo fundamental es tener certeza y consenso en el diagnóstico. En este país necesitamos mayor educación, necesitamos identificar el problema, visibilizarlo y romper esta brecha mentirosa de inequidad entre comunas ricas y comunas pobres.
Es absolutamente falaz que las cifras del cero coma y tanto que señalaba el Senador Lagos para las comunas más acomodadas contrasten con las enormes cifras de sectores más pobres.
¿Qué hacemos? ¡Son niños y niñas de la misma edad! ¿Dónde está la inequidad?
¡En la educación, en la formación! Y esto, obviamente, desde el hogar.
Pero ahí donde falla el hogar, donde fallan los padres, donde existen familias disgregadas o que no están bien constituidas porque faltan uno o ambos padres, debe estar el Estado, debe estar el colegio.
El artículo 12 del proyecto establece:
"Los establecimientos educacionales de Educación Pre-Básica, Básica y Media, ya sean públicos o privados, elaborarán e implementarán planes de educación sobre afectividad, sexualidad y regulación de la fertilidad, para ser aplicados desde la Educación Pre-Básica.
"Igualmente, tales establecimientos elaborarán e implementarán programas de orientación sobre afectividad, sexualidad y regulación de fertilidad para padres y apoderados.
"Los profesionales de la educación deberán recibir cursos de actualización sobre orientación, afectividad, sexualidad y regulación de la fertilidad".
Aquí lo que estamos haciendo es prevenir y educar.
Por eso, felicito a cada uno de los colegas autores de esta iniciativa. E invito a sumarnos con fuerza para evitar el conservadurismo, la caricatura. Si vencemos esta inequidad, esta desigualdad, tendremos una juventud más integrada y disminuiremos el embarazo adolescente, que muchas veces dificulta el crecimiento de una niña, principalmente porque este problema se radica en el ámbito de la mujer, que la mayoría de las veces debe hacerse cargo de la criatura, con la consiguiente deserción escolar.
Votaré a favor, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Un Comité ha pedido aplazamiento de la votación, así que el proyecto quedará para seguir siendo tratado en el primer lugar del Orden del Día de la sesión ordinaria del próximo martes.
--Queda pendiente la discusión general.