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ERECCIÓN DE MONUMENTO EN MEMORIA DE EX PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA SEÑOR PATRICIO AYLWIN AZÓCAR


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, son ampliamente conocidas las razones para levantar un monumento en memoria y honor del ex Primer Mandatario Patricio Aylwin, fallecido en abril del año recién pasado, y vastamente merecido un homenaje como este, que busca dejar de manifiesto el respeto y reconocimiento del pueblo chileno a su trayectoria y su legado.
No creo, por lo tanto, que sea necesario reiterar su biografía o ahondar en ella, donde se consignan, no uno, sino muchos atributos, acciones y obras que justifican ampliamente la construcción de la obra sobre la cual estamos legislando.
Patricio Aylwin fue un destacado político, un reconocido líder y un gran Presidente. Solo por eso ya merece una estatua.
Fue, además, un hombre justo, capaz de encarnar la épica de una sociedad que decidió tomar el camino pacífico, del entendimiento y del acuerdo para restaurar la República y construir, desde esa base, una mejor sociedad.
Para mí, fue también un referente que, además de honrarme con su amistad y confianza, influyó en mi vocación de servicio público.
Cuando levantamos un monumento como sociedad, lo que hacemos es brindar un tributo público en memoria de una figura cuyo valor es digno de ser conocido y transmitido a las nuevas y las futuras generaciones.
Por eso, el presente homenaje adquiere pleno sentido, aunque pueda parecer extraño dirigirlo a un político en estos tiempos, cuando son otras las actividades valoradas en la sociedad.
Más aún, es raro valorar a un político tradicional en circunstancias de que esta figura se utiliza más bien para descalificar y menospreciar.
Puede parecer insólito destacar a alguien que dedicó su vida a la actividad pública cuando la experiencia es más una carga que un valor; a alguien sólido, consistente y coherente cuando priman la labilidad, la volubilidad y la liviandad.
Pero si levantamos la mirada por sobre la visión superficial de la política que impera hoy y que, por cierto, obedece a causas de fondo, la contribución de Patricio Aylwin a la convivencia, al desarrollo y a la paz del país son innegables.
Porque, más allá del malestar que inunda la visión de la ciudadanía respecto de todo lo que concierne a la vida pública, en la perspectiva histórica e internacional podemos decir que vivimos en un país pacificado, más justo, más próspero. Y ello se lo debemos a muchos hombres y mujeres, pero en forma especial a Patricio Aylwin Azócar.
Por eso, señor Presidente, la bancada del Partido Socialista vota a favor de este proyecto.