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MODERNIZACIÓN DE SISTEMA DE RELACIONES LABORALES


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, en una negociación leal es justo reconocer que lo ganado por los trabajadores a través de sus sindicatos les pertenece a ellos y no importa una concesión graciosa del empleador.
De otra manera, la negociación se reduciría al ejercicio del derecho de petición.
Por el contrario, los trabajadores deben organizarse y formar un sindicato, presentar un pliego, transitar por una serie de etapas, contratar asesoría y asumir la suspensión del pago de sus remuneraciones, en algunos casos, todo con el objetivo de obtener un conjunto de beneficios o condiciones laborales.
Si el empleador los extiende unilateralmente después, se desconoce toda la actividad realizada y se desvaloriza, con ello, el trabajo sindical.
Esto es lo que cambia, y en adelante el universo de beneficiarios debe ser acordado con el sindicato.
Mucho se habla del premio al esfuerzo, pero este último se desconoce en el caso de que se trata. ¿Qué pasaría si luego de que el ganador de una carrera -hay muchos deportistas acá- cruzara la meta se le ocurriese al organizador del torneo otorgarles una medalla de oro a todos los competidores? Sería una injusticia, un insulto al triunfador.
El señor NAVARRO.- Como la Gaviota.
El señor QUINTEROS.- El proyecto no coarta la libertad o los derechos de los no afiliados, porque permite los acuerdos individuales entre estos y los empleadores acerca de las remuneraciones o sus incrementos, sobre la base de la capacidad, la calificación, la idoneidad, la responsabilidad o la productividad del trabajador.
Nuestra realidad indica que existen empleadores dispuestos a usar todo tipo de artimañas para disminuir la influencia del sindicato, entre ellas la de extender los beneficios de un contrato colectivo sin consultarlo, aun cuando le implique un mayor costo económico en el corto plazo.
En estos casos, el mensaje es simple: "No te sindicalices y no te desgastes, pues todo lo que se obtenga también lo recibirás".
Si estamos legislando en esta materia, es porque eso ocurre. ¡Es una realidad en muchas empresas! Mantener las normas actuales significaría ser ciegos frente a lo que está pasando.
El país está harto de trampas, incluso cuando se disfrazan de legalidad. Esta es una más y el proyecto le pone fin.