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SITUACIÓN DE CAMPAMENTOS DE POBLADORES Y SOLUCIONES HABITACIONALES CONTEMPLADAS PARA SU ERRADICACIÓN O TRANSFORMACIÓN EN CONJUNTOS DE VIVIENDAS


El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Esta sesión especial tiene por finalidad tratar la situación que afecta a los campamentos de nuestro país y las soluciones habitacionales que se contemplan para su erradicación o transformación en conjuntos de viviendas, con el objeto de mejorar la calidad de vida de las personas.
Quiero señalar que está invitada la señora Ministra de Vivienda y Urbanismo.
Además, se nos ha solicitado autorizar el ingreso del Seremi de Vivienda y Urbanismo de la Quinta Región, don Mauricio Candia; de la Secretaria Ejecutiva de Campamentos, doña Claudia Ayala; y de la asesora legislativa de la señora Ministra de Vivienda y Urbanismo, doña Jeannette Tapia.
Excusó su asistencia el Ministro de Desarrollo Social. Me llamó personalmente para ello, al igual que al Senador señor Chahuán y a otros señores Senadores.
Y también entiendo que estaría presente la Subsecretaria de Evaluación Social, doña Heidi Berner.
¿Habría acuerdo para que puedan ingresar a la Sala estas personas?
--Así se acuerda.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra, en primer lugar, el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, hemos solicitado la celebración de esta sesión especial para analizar una realidad invisibilizada en nuestro país: la circunstancia dolorosa por la que están atravesando más de 34 mil familias que viven en campamentos.
Estos "campamentos", como se los llama a partir de la década del setenta, han florecido en nuestras comunas, particularmente por las dificultades de acceso a una vivienda digna.
¿Por qué hemos querido celebrar una sesión especial sobre esta materia?
Básicamente, porque notamos la ausencia de una política nacional y regional para enfrentar la realidad de los campamentos en el país, sobre todo en la Región de Valparaíso, donde se concentran un tercio de ellos.
No podemos desconocer que la existencia actual de los campamentos constituye el rostro vívido de la pobreza más dura y refleja indudablemente la enorme desigualdad de oportunidades que afecta a miles de familias chilenas.
No obstante la precariedad en que viven actualmente estas más de 34 mil familias, es digna de reconocer la capacidad de organización comunitaria que exhiben los pobladores de los campamentos, en particular sus dirigentes.
Afloran nombres como el de María Medina y María Tapia, en el campamento Manuel Bustos, el más grande de Chile, en Viña del Mar; como el de Sandra Novoa, en la Parcela 11 de Forestal, segundo campamento más grande de Chile, también situado en esa comuna; y como tantos otros que, en definitiva, nos hablan de la experiencia de personas que han estado laborando durante largo tiempo con la finalidad de sacar adelante a sus respectivas comunidades, como Anselmo, en Pampa Ilusión, y tantos otros.
Quienes habitan en campamentos suelen presentar carencias en el acceso a la vivienda y, por eso mismo, se ven privados de muchos derechos sociales que son normales para el resto de la comunidad nacional.
En nuestra región, las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar concentran el 70 por ciento del total de campamentos. Estamos hablando de 180 instalados en su territorio, que albergan a más de nueve mil familias.
Viña del Mar cuenta con el triste récord de tener el campamento más grande del país: Manuel Bustos, con aproximadamente mil familias organizadas.
Por su parte, el campamento Parcela 11, de Forestal Alto está ad portas de ser erradicado en su primera etapa (esperamos que se concrete el 31 de enero).
Sin embargo, los cambios normativos dificultan la segunda etapa.
Hubo un esfuerzo consistente de los distintos Gobiernos, y de la actual Ministra y el Seremi, para que finalmente se entregaran las primeras viviendas.
Existen dos formas de revertir esta cruda realidad.
La primera es erradicar los campamentos y construir viviendas sociales para sus habitantes.
La segunda es la radicación de sus familias en el mismo terreno que ocupan, considerando su historia común y el arraigo al suelo donde han vivido por largos años, y establecer la infraestructura necesaria a fin de cubrir los servicios básicos que requieren (es la opción que se estrenó en la Parcela 11, de Forestal).
Cualquiera de estas soluciones requiere la asignación de recursos suficientes para tan urgente necesidad.
Durante la discusión del proyecto de Ley de Presupuestos para el Sector Público correspondiente al año 2016 cuestioné la Glosa destinada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo a esta materia, ya que solo se asignaron un poco más de 15 mil millones de pesos, en contraste con lo que se destinó al Parque Metropolitano: 23 mil millones de pesos.
No es que cuestionemos la asignación de recursos a la mantención y ampliación de áreas verdes, sino que pensamos que hay que hacerse cargo de esta realidad absolutamente invisibilizada.
Por tales razones, es necesario aquilatar en su verdadera dimensión esta dramática situación y fijar planes de corto y largo plazo para revertirla definitivamente, ya que no pueden seguir subsistiendo campamentos en pleno siglo XXI.
Hoy se encuentran en las tribunas los representantes de la organización Techo, cuya acción social se extiende actualmente a 19 países de América Latina. Ellos llevan numerosos años analizando esta situación y acaban de presentar los resultados de la última Encuesta Nacional de Campamentos del 2015, los cuales nos indican que la realidad de los campamentos es muchísimo más dura de lo que se percibe.
Como bien señala el capellán de esta organización, sacerdote jesuita Juan Cristóbal Beytía, en la presentación del informe, "Sabemos que desde el 2011 son cerca de 10 mil personas las que han salido de los campamentos, pero también sabemos que son más de 16 mil las que han ingresado".
Cabe, entonces, preguntarse: ¿Por qué se produce este fenómeno? Simplemente, porque quienes llegan a habitar en los campamentos se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad, que les impide acceder a una vivienda en condiciones normales.
Es necesario acotar que gran parte de las personas que residen en campamentos está constituida por migrantes, especialmente de países latinoamericanos, que buscan mejores oportunidades de vida en Chile, pero que se encuentran con esta dramática realidad.
Es la situación, por ejemplo, de los campamentos en la comuna de Antofagasta.
En este contexto resulta útil señalar que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo elaboró el año 2011 un Mapa social de campamentos, en el que se deja constancia de que la existencia de los campamentos constituye el rostro más crudo de la inmensa desigualdad de oportunidades que persiste para miles de familias de nuestro país (incluidos también los migrantes, como mencionamos anteriormente).
Este mapa, elaborado durante el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, consigna un completo catastro de los campamentos a lo largo de todo el territorio, y constituye un interesante diagnóstico para entregar las herramientas necesarias con el objeto de solucionar esta angustiante situación.
Entonces, al tenor de estos dos informes, que obran en poder de la actual Administración, requerimos -por su intermedio, señor Presidente- que tanto la Ministra de Vivienda y Urbanismo como el Ministro de Desarrollo Social, cuya cartera participó en la elaboración del mapa del 2011, nos informen cuáles son los planes que existen con el objeto de erradicar los campamentos durante este año, o bien para establecer definitivamente en dichos predios a sus habitantes, considerando el arraigo que se produce en los territorios que ocupan, con las condiciones dignas que ofrecen viviendas de buena calidad y un entorno armónico para desarrollar allí su vida familiar.
Es indispensable que se implementen los programas y planes necesarios a fin de revertir esta dramática realidad social; y que los completos informes elaborados en su oportunidad por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y, recientemente, por Techo no sean trabajos que se desperdicien y que se transformen en letra muerta.
Estamos ante una real urgencia, y así ha de ser comprendido por el Gobierno, porque se trata de un tema de Estado que debe ser solucionado integralmente con la contribución de todos los actores políticos.
Quiero aprovechar para solicitar a la Ministra de Vivienda y Urbanismo que se sirva informar cuándo se renovarán los subsidios de arriendo.
Deseo agradecer -pues también era una preocupación nuestra- el importante informe dado hoy respecto de la extensión de los subsidios de arriendo para las personas que fueron damnificadas por el incendio en Valparaíso.
Y esperamos que se logre cumplir con todas la expectativas.
Finalmente, quisiera contarles a qué obedece mi preocupación.
A los 14 años comencé mi trabajo en la ONG COTRA, en el paradero tres y medio de Reñaca Alto. Trabajaba todos los fines de semana en los campamentos de mi ciudad: en la toma de la antena de la radio Festival y en Glorias Navales, entre otros.
Reitero: es una realidad que hasta hoy día se halla invisibilizada.
Las dirigentes sociales han hecho un esfuerzo consistente -y que agradezco-, no solamente en la organización de sus respectivos campamentos, sino también en la búsqueda de soluciones definitivas.
Esta es una de las razones por las cuales estoy en política.
Por eso, quiero urgir al Gobierno para que esta sea parte de una solución a la que todos, porque todos los actores tenemos responsabilidad en ella, podamos contribuir.
Asimismo, quiero referirme a las dificultades que tenemos en la Región de Valparaíso.
El que hayan cambiado las normas para que los comités sean dueños de los terrenos en los cuales se implemente la solución definitiva es una dificultad: se da con la segunda etapa de la Parcela 11, de Forestal, y lo tendremos con el resto.
Hay también una situación compleja, por ejemplo, en el campamento Manuel Bustos, donde efectivamente hoy existe la posibilidad de acceder a los recursos. Hay un convenio entre el GORE y el MINVU para obtener los fondos adecuados...
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Terminó su tiempo, Su Señoría.
El señor CHAHUÁN.- ¿Me concede un minuto, señor Presidente?
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Sí, señor Senador.
El señor CHAHUÁN.- Lo que queremos es que se agilicen las condiciones para efectos de que las licitaciones que se han abierto lleguen a destino.
Entiendo que el SERVIU nos dio una buena noticia en términos de que ellos mismos se van a hacer cargo de la regularización. Ya no habrá excusas respecto del trabajo de los municipios en este sentido.
Y esperamos buenos resultados en la próxima licitación para la regularización de los loteos del campamento más grande de Chile, el Manuel Bustos.
Por otro lado, quiero mencionar, en Villa La Pradera, a la señora María Tapia (una tremenda dirigenta con la cual he trabajado más de 10 años), quien tiene toda la plata en la libreta de ahorro, y solamente busca una oportunidad para regularizar su terreno a fin de que sus sueños se transformen en realidad.
Acá, el Estado de Chile -el Estado, no un Gobierno en particular- se encuentra al debe respecto de una política nacional y regional de campamentos que resuelva esta materia.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Quiero informar a las tribunas, porque no tienen por qué saberlo, que el Reglamento prohíbe la realización de manifestaciones.
Entonces, cuando quieran aplaudir solo hagan un gesto silencioso con las manos. De lo contrario, nos obligarán a aplicar el Reglamento.
Muchas gracias.
Por otra parte, se me ha solicitado que recabe la autorización de la Sala para que pueda ingresar la Jefa de Gabinete de la Subsecretaria de Evaluación Social.
--Se accede.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra la Ministra de Vivienda y Urbanismo, señora Paulina Saball.


La señora SABALL (Ministra de Vivienda y Urbanismo).- Señor Presidente, por su intermedio, quiero saludar a todos los Senadores y Senadoras por este año que se inicia.
Hemos preparado una breve presentación con los antecedentes respecto de la situación de los campamentos en Chile y también con las estrategias y los recursos que, desde el Estado, a través del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, se invierten hoy para dar solución a las familias que viven en ellos.
En primer lugar, debo señalar que en el año 1997, en el marco de la estrategia nacional de la superación de la pobreza impulsada por el Presidente Eduardo Frei, se elaboró por primera vez un catastro de los campamentos y se dio inicio a un programa denominado "Chile Barrio". Este buscaba abordar de manera integral la situación de los campamentos, que en ese momento ascendían a 972 y que incorporaban a 105 mil 888 familias.
Esa estrategia del programa Chile Barrio, que duró hasta el año 2006, permitió abordar la totalidad de los campamentos y brindar una solución a todas las familias.
Así es como en el año 2007 se realiza un nuevo catastro y se da inicio a la línea de atención de campamentos, que se radica en el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, la cual se plantea el desafío de atender a 490 campamentos con 20 mil 599 familias.
Al inicio del Gobierno del entonces Presidente Piñera se realiza un nuevo catastro, conjugándose esta situación con las aldeas y campamentos asociados al 27/F. En esa fecha se constata la existencia de un universo de 657 campamentos con 31 mil 158 familias, que aúnan los nuevos que recién se acaban de formar, con los 259 de la línea de atención que habían quedado sin abordar.
Entonces, se define y se empieza a trabajar una estrategia hacia cada uno de ellos.
Es interesante señalar que, si comparamos la cifra inicial del Chile Barrio con el catastro de campamentos hecho en el 2011, nos daremos cuenta de que se ha reducido significativamente la cantidad de familias que viven en campamentos y de que estos son más pequeños.
Exceptuando la situación de la comuna de Viña del Mar, que tiene los campamentos de mayor tamaño, en general empezamos a hablar de campamentos más pequeños, algunos de los cuales se sitúan en el sector rural.
Dicho eso, nos parece necesario indicar que, cuando hablamos de "campamentos", hacemos referencia a una forma particular de ocupación del territorio, en condiciones de vida muy precarias, referidas fundamentalmente a saneamiento básico.
Por ello, estamos convencidos, al igual como se ha expresado en la Sala, de que esta problemática requiere una atención inicial especial para comprender, para diagnosticar y para definir una estrategia, pero también instrumentos regulares que permitan resolverla.
Es así como debemos tener claro que los campamentos no tienen un solo origen. Algunos surgen debido a un déficit real de viviendas; otros, a factores coyunturales. Por ejemplo, una catástrofe genera una explosión de familias que carecen de un lugar donde residir en condiciones adecuadas. Asimismo, existen determinados modos de vida (es el caso de los algueros o de los cartoneros) y otros factores que dan origen a ocupaciones funcionales asociadas a actividades productivas temporales -eso lo conocen muy bien quienes viven en regiones-, las cuales han tenido un desarrollo explosivo y atraen a personas de distintos sectores.
Pero también queremos hacer realidad otro asunto.
Un porcentaje de las familias que viven en campamentos ya obtuvieron anteriormente una solución habitacional apoyada por el Estado (un subsidio), lo cual muchas veces se convierte en una dificultad para la estrategia futura.
Según el catastro que hoy tenemos, el 14 por ciento de las familias que residen en campamentos (aproximadamente 4 mil 500) ya han obtenido un subsidio habitacional con anterioridad, ya sea porque adquirieron una vivienda en otra localidad o porque dejaron la primera en virtud de alguna razón. Eso, en definitiva, también las va marcando hacia adelante.
Dicho eso, nuestro objetivo es, por un lado, contribuir a generar soluciones urbano-habitacionales que mejoren la calidad de vida de las familias que viven en campamentos, a través de una intervención pertinente y participativa, y, por otro, y con el mismo énfasis, fortalecer la política habitacional diversificando los instrumentos, de manera de permitir que diversos sectores, con distintas aspiraciones y distintas necesidades, puedan alcanzar una solución adecuada y oportuna con el objeto de impedir que el campamento se convierta en una estrategia para llegar a obtener una vivienda.
¿En qué consiste nuestra estrategia de intervención?
En realidad, trabajamos habitualmente en tres fases.
Primero, en una fase de diagnóstico, que incorpora a las familias y al territorio en el cual están emplazados los campamentos y que permite definir la estrategia de intervención.
¡Los Senadores Horvath y Patricio Walker están mirando en la diapositiva las viviendas de Coihaique, que han sido uno de los últimos proyectos y que pertenecen a su circunscripción...! Debo recordar que Sus Señorías participaron activamente en un trabajo espectacular que se realizó en la Región de Aisén.
La fase II permite ejecutar el plan de intervención, que contiene un componente social y de ejecución de los proyectos.
Y la fase III, que es muy importante, no solamente implica el cierre de los campamentos, sino además la reutilización de los terrenos donde estos se emplazaban cuando se procedió a relocalizarlos, toda vez que uno de los problemas que enfrentamos es que un campamento vuelva a instalarse o que los terrenos donde se emplazaba se ocupen nuevamente.
¿Qué tiempo media en toda esta estrategia? Entre tres y cinco años.
¿Cuáles son los recursos con que trabajamos?
Por una parte, con los subsidios habitacionales; por otra, con la línea de inversión, dado que en numerosas ocasiones hay que adquirir terrenos o urbanizar los existentes, y, por último, con el otorgamiento de asistencia técnica.
Y desde el punto de vista de la gestión, tal como Sus Señorías saben, nuestra Ley de Presupuestos establece que la gestión de los campamentos se ejecuta mediante convenios con los municipios. Para ello, en algunos casos les transferimos recursos y, en otros, efectuamos directamente lo que tiene que ver con soluciones habitacionales.
Volviendo, entonces, al universo y asumiendo cuál es la estrategia de solución para cada uno de ellos, partimos en el año 2011 con 657 campamentos. Entre el 2011 y marzo de 2014 había 122 campamentos ya cerrados y, en el período de nuestro Gobierno, cerramos 97 más. Hoy día el universo es de 438 campamentos, con 23 mil 605 familias.
De esos campamentos, 162 (con 9 mil 302 familias) tienen como estrategia la radicación en el lugar donde hoy viven, a través de proyectos de urbanización. Esto es importante, pues es la estrategia privilegiada en el caso de Viña del Mar y Valparaíso. Se trata de lugares que cumplen con las condiciones para radicar, aunque carecen de urbanización, lo cual implica un mayor costo.
En segundo lugar, tenemos 33 campamentos, con 3 mil 503 familias, que son objeto de proyectos de radicación pero a través de proyectos habitacionales. Es decir, no solo se ha contemplado la urbanización, sino también la construcción de las viviendas.
Y, finalmente, tenemos 243 campamentos (10 mil 800 familias) cuya única solución es la relocalización, o porque los terrenos están en zonas de riesgo o son propiedades privadas, que no podemos adquirir, o porque no cumplen con las normas para emplazar viviendas en ese lugar.
En síntesis, desde el catastro de 2011 hasta la fecha tenemos 219 campamentos cerrados (es decir, el 33 por ciento del universo inicial), y el 100 por ciento de los que quedan sin cerrar han concluido su etapa de diagnóstico y tienen una estrategia de intervención definida.
¿Cuáles son las metas que nos hemos propuesto para el año 2016?
En primer lugar, 56 campamentos cuya estrategia es la radicación deben completar los estudios previos que permitan iniciar las obras de urbanización o las obras de construcción de viviendas.
Nuestra segunda meta es que el cien por ciento de los campamentos que serán relocalizados (es decir, 243) tengan definido en marzo de 2016 un plan de relocalización. Cada SERVIU se ha comprometido a elaborar un plan que permita generar la oferta habitacional adecuada para esa relocalización.
Nuestra tercera meta es ejecutar quince planes maestros asociados a la reutilización de terrenos de campamentos que van a ser relocalizados. Esto implica muchas veces invertir con el objeto de construir parques urbanos, canchas para impedir que esos terrenos sean reutilizados como campamentos, pero fundamentalmente para convertirlos en espacios públicos que permitan mejorar las condiciones de habitabilidad del sector en el cual estaban emplazados.
Finalmente, el 42 por ciento (279 campamentos) del total del catastro estarán cerrados en diciembre. Eso implica que la meta de cerrar 60 campamentos, que fijamos para el 2015, se repetirá tal cual en el año 2016. Y para el 2017 nos hemos propuesto cerrar 70 campamentos más.
Respecto del financiamiento, tema que se planteó acá y que constituye una de las preocupaciones formuladas por el Senador Chahuán, nosotros tenemos dos fuentes de recursos para abordar la problemática de los campamentos.
Una es la que corresponde a la Partida 18 (Ministerio de Vivienda y Urbanismo), Programa 02, de la Ley de Presupuestos en la cual se establecen específicamente los recursos para campamentos a través de Gastos en Personal, Bienes y Servicios, Adquisición de Activos No Financieros y Transferencias de Capital. Esta fuente contiene la mayor cantidad de recursos y de ella se transfieren fondos a los municipios para la implementación de estos planes.
Por otro lado, tenemos los recursos establecidos en la Programación Anual de nuestro programa habitacional destinado a campamentos.
Quiero señalar, con bastante claridad, que en la discusión del Presupuesto del MINVU para 2016 se produjo una confusión, que quizás nosotros mismos originamos: los recursos asociados a la Partida 18, Programa 02, disminuyeron en alrededor de 8 por ciento (de 16.672 millones de pesos a 15.248 millones de pesos); en tanto que la asignación para subsidios habitacionales creció significativamente, en un 54 por ciento (de 1.297 subsidios a 2 mil).
¿Por qué sucede eso? Porque depende de la fase en que se encuentre la gestión de los campamentos: usamos los subsidios habitacionales cuando el programa de intervención se halla en la etapa de construcción, y los recursos de inversión cuando corresponde adquirir los terrenos o hacer las obras de urbanización.
Entonces, no hemos bajado los fondos presupuestarios para 2016. Al contrario, los hemos aumentado, específicamente en la parte que dice relación con construcción.
Muy brevemente deseo indicar que nuestra meta para el año 2016 (reducir 60 campamentos) tiene una expresión regional. Dejaré proyectada la tabla para que la Sala vea que, en cada caso, el plan es diferente.
Por último, cabe mencionar que las realidades de Viña del Mar, Valparaíso y Antofagasta presentan características particulares en comparación a la situación común.
En el caso de Viña del Mar, nuestra gran preocupación es la urbanización del campamento más grande de Chile, el Manuel Bustos. Ya se han contratado los estudios para iniciar esa obra.
Además, se requiere generar una oferta habitacional para esas familias. Hemos resuelto llevarla a cabo en el sector de El Olivar, en un terreno del SERVIU colindante al campamento Manuel Bustos.
La situación de Antofagasta es muy distinta. Ante ello, hemos diseñado un plan muy agresivo: construir 6 mil viviendas durante este período. Con ello se busca cubrir el déficit acumulado desde hace mucho tiempo. De hecho, tal medida abarcará el 100 por ciento de las soluciones habitacionales de las familias que viven en los campamentos de dicha Región, según el catastro de 2011.
Sin embargo, en este último tiempo se ha producido un aumento explosivo de ocupaciones irregulares, motivadas, primero, por la actividad económica de la minería; segundo, por el déficit acumulado, y, tercero, por las nulas oportunidades que como país les estábamos brindando en materia habitacional a las familias migrantes.
Hemos liberado las barreras a dichas familias. Ello es parte del programa de construcción de viviendas muy agresivo que hemos diseñado.
De manera simultánea a la ejecución de soluciones definitivas, hemos acordado con el Gobierno Regional de Antofagasta, organismo encargado en esta materia, realizar un plan de regularización de las ocupaciones de los campamentos, lo que permitirá generar una demanda organizada y activa de proyectos a largo plazo, en algunos casos, y a mediano plazo, en otros. Con ello las familias que hoy viven en ocupaciones irregulares mejorarán sus condiciones actuales de habitabilidad y se encaminarán a una solución habitacional definitiva.
Muchas gracias, señor Presidente.
--(Aplausos en tribunas).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Les recuerdo a las personas que están en las tribunas que nuestro Reglamento prohíbe aplaudir.
Gracias por su comprensión.
Tiene la palabra el Senador señor Lagos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, finalmente se concretó esta sesión especial, que fue postergada en un par de oportunidades y que aborda un problema que se arrastra desde hace muchos años en Chile.
Si bien se trata de la situación de los campamentos, es posible dar una mirada más amplia sobre el déficit habitacional. Hago esa relación por lo que indicó la señora Ministra, a propósito de la Ley de Presupuestos.
Al mirar los recursos presupuestarios en su globalidad, se puede distinguir lo relativo a la adquisición y urbanización de terrenos, y también la asignación destinada a la construcción de viviendas. El resultado de esa suma da una cifra superior a lo que había antes. Y eso es lo que se necesita.
Segundo, cuando hablamos de campamentos y revisamos la literatura al respecto, encontramos varios estudios en nuestro país, pues hay muchas instituciones preocupadas de este problema. Vi trabajos de la Universidad Diego Portales y de Techo-Chile, entre otras entidades, cada una con sus estadísticas y énfasis.
En materia de políticas públicas sobre campamentos, hay que partir con algunos criterios orientadores.
¿Cuáles?
A mi juicio, uno de ellos es la inclusión de los beneficiarios. La señora Ministra hizo referencia a este punto.
Hay muchas personas que viven en campamentos que hoy quedan fuera de los beneficios: entre otros, los migrantes, los menores de edad, los que tuvieron alguna vez un subsidio (a fines de los ochenta o a comienzo de los noventa), cuyas viviendas están completamente deterioradas. Ninguno de ellos actualmente calificaría.
Segundo criterio: la localización. Cuando hablamos de terminar con los campamentos, debemos pensar dónde vamos a construir.
Existe un parámetro bastante laxo para cumplir los requisitos en esta materia, lo cual genera incluso la pérdida del subsidio de localización. ¡Porque cualquier lugar califica! Tal vez se debiera aplicar una norma más exigente, que considere mayor cercanía a servicios básicos: a establecimientos educacionales (particulares subvencionados o públicos, más que a privados), a centros primarios de salud con capacidad para atender adecuadamente. ¡En cuanto a los servicios de transporte ni hablar! Hay que asegurar ese acceso.
Se deben definir tales criterios.
Tercero, la integración.
En los años setenta y a principios de los ochenta, cientos y miles de chilenos fueron erradicados de los lugares donde habían vivido sus familias. ¡Pregúntenles a sus abuelos! De los buenos barrios de las zonas urbanas de Concepción, Valparaíso, Viña, Santiago, debieron partir a otros espacios. Por tanto, la integración es un desafío pendiente.
La OCDE ha señalado que, de las 28 ciudades más segregadas, dentro de los países que la conforman, 8 son chilenas: ¡8 de 28!
Considerando tales principios orientadores, ¿cuáles son los desafíos?
Primero, la disponibilidad de suelo.
Una cosa es construir donde uno vive -a veces es posible, como se está haciendo en algunos campamentos de Valparaíso y Viña del Mar, como el Manuel Bustos-, pero otra distinta es tener que buscar otro lugar. En tal caso, hay que buscar una fórmula de erradicación.
Valoro el esfuerzo que se ha realizado. Según las cifras que dio la Ministra, cinco mil y tantas familias van a quedar con vivienda propia en el lugar en que habitan. Solo una minoría de mil y tantas deberá optar por una solución en un espacio diferente. O sea, el tema del suelo es fundamental.
Ahora que miramos de manera global la realidad de los campamentos, pido a mis colegas tener una visión integral de cómo nos comportamos en este Senado al discutir otras políticas públicas.
¿Por qué hay campamentos en Chile? Porque nuestro país es profundamente desigual, subdesarrollado en esa materia.
¿En qué se traduce eso? En que la ciudadanía no recibe educación como corresponde, lo que implica que muchos no acceden a empleos decentes. En tal condición, no tienen plata para pagar arriendo ni comprar una casa. Ahí el Estado debe hacerse cargo de dar una solución.
En consecuencia, cuando hablamos de campamentos, debemos discutir también sobre política tributaria; cómo subir de nuevo el impuesto a quienes les va mejor en Chile; si queremos o no gratuidad en la educación; si queremos o no exclusión en la educación escolar.
¡Esos son temas importantes!
En materia laboral, habrá que analizar cómo generamos mejores condiciones de trabajo para que la gente pueda percibir sueldos decentes y no vivir aislada.
Como conclusión de esta sesión, pienso que tendremos que apretar fuerte el acelerador.
Yo le agradezco sus palabras, señora Ministra. Escuché lo que usted ha dicho acá. Y quiero expresarle que la voy a apoyar en esto.
Pero el desafío que enfrenta el Ministerio de Vivienda y Urbanismo es mayúsculo, en particular en mi Región. Cabe recordar que hubo un incendio en el que 3.400 familias perdieron sus casas y que, por tanto, el Estado tuvo que encargarse de 3.400 soluciones habitacionales adicionales. Si se contemplan acá alrededor de 7 mil a 8 mil familias dentro del plan de campamentos, no sé a cuánto aumentará el gasto considerando la reconstrucción por el incendio.
Por tanto, en Valparaíso el desafío es mayor.
Hay cuestionamientos por lo relativo a la reconstrucción. Siempre se pueden hacer mejor las cosas.
Por último, me quedo con dos buenas noticias que hoy entregó el Senador Chahuán: se extendieron los subsidios de arriendo y -muy importante para terminar con los campamentos- será el SERVIU -su Director nos acompaña en la Sala- el organismo responsable de hacer la regularización de los loteos que deberán efectuarse de ahora en adelante. Si ello no se hace, habrá muchas familias frustradas.
--(Aplausos en tribunas).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra, hasta por dos minutos, la Senadora señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, valoro la seriedad de la Ministra de Vivienda y de su equipo, presentes en la Sala.
Me gustaría compartir su optimismo para remediar una situación que ojalá no estuviéramos discutiendo esta tarde en el Senado. En Chile no deberían existir los campamentos. En un país que se jacta de ser miembro de la OCDE es insólito que todavía debatamos sobre este asunto.
Dicho eso, quisiera referirme a la poca o nula calidad de vida de las personas que allí habitan. Según la última Encuesta Nacional de Campamentos, desarrollada por el Centro de Investigación Social de Techo-Chile:
-El 76 por ciento de las viviendas no tiene acceso a agua potable.
-El 91 por ciento no cuenta con alcantarillado.
-El 48 por ciento no tiene acceso formal a la electricidad.
-El 98 por ciento de las personas que habitan en campamentos no ha llegado a la educación superior.
Respecto al panorama a nivel nacional, la Región de Valparaíso es la que concentra el mayor número de campamentos, llegando a 173, donde habitan más de 10.512 familias.
En el poco tiempo que me queda de intervención, quiero decir que los delegados presidenciales para erradicar los campamentos solo han sido una estrategia de marketing. En todos los Gobiernos, incluido en el del Presidente Piñera, que yo apoyé, los delegados han hecho muy poco o nada. Han sido una maniobra distractiva para que la gente se quede tranquila. No veo que se haya avanzado en terminar con los campamentos.
Por lo tanto, aquí se requiere voluntad política no solo de la Ministra de Vivienda del momento, sino de muchas otras Carteras. En esta materia los Ministerios de Salud, de Educación, de Vivienda, el SERNAM deberían estar apoyando intersectorialmente una intervención territorial, social y real.
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El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Solicito el asentimiento de la Sala para que me remplace en la testera el Honorable señor Tuma.
Acordado.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Tuma, en calidad de Presidente accidental.
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El señor TUMA (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Señor Presidente, no podemos ser autocomplacientes con una realidad que ha existido por décadas en el país.
Y no vamos a solucionar el problema con discursos elocuentes y autofelicitaciones.
La palabra "campamento" conlleva un significado: ¡pobreza! Y en ello durante los últimos veintitantos años algunas personas tienen mayor responsabilidad que otras, porque han gobernado por más tiempo.
En ese contexto, pienso que debemos centrar nuestra mirada en los 681 campamentos que existen en el país, correspondientes a 34 mil familias.
Cabe considerar que en este ámbito cada una de las regiones presenta características distintas. La de Los Lagos es muy diferente a una del norte, a la Metropolitana o a la de Valparaíso. Todas poseen particularidades y necesidades diversas. Algunas, por ejemplo, cuentan con mayor cantidad de gente viviendo en campamentos.
En todo caso, sin perjuicio de referirse al asunto en términos generales, uno debe preocuparse de expresar la realidad de la zona que representa.
En ese sentido, cabe señalar que en la Región de Los Lagos existen 41 campamentos, con un total de 2.159 familias, las que se concentran mayoritariamente en las comunas de Puerto Montt, Osorno y Calbuco y en la provincia de Chiloé.
Sin duda, la mayor dificultad es la falta de agua potable, alcantarillado y energía eléctrica, y el desempleo. Si bien la Región cuenta hoy -aunque las comparaciones son odiosas- con un índice de cesantía de 3,2 por ciento, para las familias de campamentos la condición supera el 14 por ciento, y solo un 70 por ciento posee trabajo formal.
Si comparamos las Regiones en este plano, la nuestra se encuentra en mejores condiciones.
No hay duda de que todos los Gobiernos han puesto la energía suficiente para terminar con los campamentos en Chile. En los últimos años se hizo un trabajo, a nuestro juicio, histórico. Y veo con preocupación que ese camino avanzado, por las circunstancias que sean, se ha frenado, especialmente en la zona que represento.
En la Administración del Presidente Piñera se nos acusó de entregar solo papeles y no casas. Cuando ya lleva dos años el actual Gobierno, uno podría preguntar: ¿dónde están las casas que ustedes prometieron?
Pero no se trata de sacar en cara lo que no se ha hecho ni de enfrentarnos en una discusión de esa naturaleza; lo que importa es cortar la cinta y darles dignidad a las personas para que tengan una casa propia.
Durante el Gobierno del Presidente Piñera -es lo que yo tengo que defender-, en la Región de Los Lagos se inició la construcción de más de 2.474 soluciones habitacionales con el Fondo Solidario de Elección de Viviendas destinado a familias vulnerables. De ese total, el 37 por ciento correspondió a familias de campamentos.
Durante el período 2012-2014, un hecho bastante histórico para la comuna de Puerto Montt fue el cierre del campamento Las Camelias. Tras tres intentos fallidos, 255 familias lograron radicarse en viviendas nuevas en el mismo asentamiento donde habitaron por largos años, sin necesidad de renunciar a su entorno y sin perder la localización y las redes de apoyo. Así se evitó lo hecho en los últimos veinte años, cuando a la hora de construir viviendas sociales estas generalmente se emplazaban en terrenos de la periferia, lo cual solo aumenta los índices de desigualdad social y territorial.
En mi Región, con el Plan Integral para Campamentos, del Presidente Piñera, se cerraron 10 en un año, de un total de 32 intervenidos. De ellos, otros 10 quedaron en distintas etapas, ya sea en ejecución, licitación o aprobación técnica de los proyectos.
Al histórico campamento Las Camelias, se sumaron -por nombrar algunos- Estero Lobos, Ladera Mac Iver y Ladera Angelmó en Puerto Montt; Ferroviario, Puerto Aravena y Caipulli en Osorno; Vista Hermosa en Calbuco y el emblemático Pablo Neruda en Puerto Varas.
Este último es el número cien de Chile y el último de la comuna. Su proyecto fue un gran esfuerzo, tanto económico como técnico, para otorgar viviendas dignas y céntricas en una ciudad cuya plusvalía dificulta indudablemente la construcción de viviendas sociales.
Considerando tal plusvalía, valoro la glosa que se aprobó en el Presupuesto, que permite al Ministerio de la Vivienda adquirir terrenos para construcción. Nosotros sabemos que son escasos y los que están disponibles son carísimos. Indudablemente, existe un aprovechamiento de parte de quienes venden esas propiedades.
Sin duda, este trabajo no habría podido ser posible sin el admirable compromiso -y eso hay que valorarlo- de los dirigentes.
¡El problema social, de la pobreza, de los campamentos no tiene color político! ¡Los problemas de la gente no tienen color político! Solamente necesitan una solución.
Y en ese contexto me parece muy importante resaltar la labor de los dirigentes.
Independiente de los esfuerzos que se hagan, independiente de la buena voluntad, independiente de las políticas públicas que se implementen, el Ministerio de Vivienda, sin duda, tiene una cualidad distinta de las demás Carteras. Siempre he dicho que el MINVU le saca una sonrisa a la gente que se ve beneficiada, pues le da la oportunidad de recibir un subsidio o lograr ser dueña de una vivienda. ¡Y eso se valora!
Sin embargo, es mi deber señalar que, lamentablemente, hemos perdido tiempo y velocidad de gestión. Las familias que viven en campamentos no pueden esperar. Todos lo sabemos.
En los últimos seis meses ha habido un incremento del 7,4 por ciento de las familias en dicha condición, según datos de Techo-Chile. A mi juicio, ello se debe a que no se ha logrado una buena gestión de proyectos habitacionales en la Región, ya que los que actualmente se encuentran en ejecución corresponden a subsidios otorgados antes de 2014.
Existen muchas tareas pendientes.
Erradicar los campamentos en Chile implica un trabajo arduo, un trabajo complejo, con una serie de factores por considerar: las características y costumbres de las familias, el arraigo, la seguridad, la localización, el equipamiento.
Pero la gran tarea de la Región de Los Lagos -común a todas las regiones y, por cierto, a la Metropolitana- no solo apunta a resolver el tema de los campamentos, pues la demanda de soluciones habitacionales pasa por poner el foco en la gestión de suelo.
Por eso, se precisa celeridad para la adquisición de terrenos factibles, sin especulaciones ni aprovechamientos, a precios justos, que cuenten con agua potable y alcantarillado. En este último aspecto también debe haber mayor inversión de parte de las sanitarias. No podemos seguir dependiendo de que estas amplíen su radio operacional con recursos del Estado o solo cuando les resulte rentable.
Por otra parte, es preponderante que las comunas mantengan actualizados sus planos reguladores.
Lo anterior es muy importante.
Creo que en la Región de Los Lagos y en otras regiones falta mayor preocupación, mayor decisión en orden a mantener actualizados los planos reguladores de las distintas comunas.
Si esa tarea no se realiza, se tornará imposible avanzar en la construcción de viviendas sociales.
Tal como señalé al inicio, terminar con los asentamientos precarios, proporcionar una vivienda digna, acorde a las necesidades de cada familia, en ciudades integrales, que cuenten con la infraestructura necesaria en equipamiento, con barrios seguros, es un desafío de todos, de las autoridades, del Parlamento.
Tenemos que preocuparnos de terminar definitivamente con los campamentos. La primera tarea es construir ese Chile más justo. Y esta no ha de ser solo una frase célebre, ni bonita, ni electoral. El Chile más justo se construye con hechos reales, y creo que la erradicación de los campamentos en nuestro país debiera ser prioridad. Esta es una labor de todos. Los gobiernos anteriores de la Concertación hicieron su trabajo. Nosotros también lo hicimos.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.
Dispone de un minuto adicional para redondear su exposición.
El señor MOREIRA.- Gracias, señor Presidente.
Concluyo señalando que así como los gobiernos anteriores de la Nueva Mayoría -o "Concertación", como se llamaba antes- hicieron su trabajo, que valoramos, el Gobierno del Presidente Piñera también hizo el suyo.
Pero ahora llevan dos años con esta Administración y queremos ver resultados. Y para lograrlos contarán con nuestro apoyo, tal como lo entregamos en la reciente discusión del Presupuesto de la nación, donde se aprobaron una serie de glosas que permitirán cierta flexibilidad para que el Ministerio de Vivienda cumpla su labor.
Me parece muy importante esta sesión, porque como Parlamento estamos fijando la mirada no solo en la Región que uno representa, sino en todo nuestro país acerca de la necesidad de erradicar totalmente los campamentos que hay en Chile.
He dicho.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra por un minuto el Senador señor Horvath.


El señor HORVATH.- Señor Presidente, en primer lugar, valoro los antecedentes que nos han dado a conocer la Ministra de Vivienda y las personas que trabajan con ella, así como también el hecho de celebrar esta sesión.
Desde luego, todos tenemos en la retina la historia de los campamentos, dadas nuestras distintas actividades: las mediaguas; las tomas; la posterior construcción de casetas sanitarias, en los años 80, hasta llegar a la vivienda social.
Hay casos concretos.
Por ejemplo, la alcaldesa de Coihaique Luciana Bascuñán construyó un barrio para personas en transición, porque es sabido que al erradicar un campamento llegan otras personas de inmediato.
Después tenemos distintos tipos de soluciones de viviendas sociales, que en algunos casos, por ahorrar terreno, se constituyen en verdaderos guetos de alto riesgo.
En tal sentido, quiero destacar el tema de la calidad de la vivienda con el programa de patrimonio familiar que empezó Patricia Poblete junto con la actual Ministra. Efectivamente, hay programas de mejoramiento de barrios, de ampliación, de aislación térmica, de calefactores termosolares. Y a eso se tiene que propender.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Terminó su tiempo, Su Señoría.
El señor HORVATH.- Está bien.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, me alegro mucho de participar en una sesión en que se está haciendo historia de lo que han sido los campamentos en Chile.
Felicito a la Ministra de Vivienda por su intervención y por el programa que ha diseñado para este período de Gobierno.
En verdad, el Senador Horvath tiene razón. En la década del 80 aparece la unidad húmeda, luego surgen la caseta sanitaria y una serie de otras cosas, siempre avanzando durante esos años, hasta llegar a la vivienda definitiva. Creo que ello representa un avance de nuestro país.
Y hay que hacer memoria también en torno a por qué se formaron los campamentos y por qué hoy día existen menos.
En 1990, cuando uno le preguntaba a la gente por qué estaba viviendo en tales condiciones y de dónde venía, el 95 por ciento respondía que provenía del campo. Y llegaban porque habían salido de los asentamientos, porque los habían expulsado de los campos en los que habían vivido por muchos años, y pensaban que yéndose a la ciudad tendrían una mejor calidad de vida.
Yo comprendo lo denigrante, lo sufrido que es vivir en un campamento. Entiendo, como se ha dicho acá, que es la manifestación más grande de la pobreza, en que hay una pérdida de dignidad de la familia, en que se vive hacinado, sin agua, sin luz, sin alcantarillado, con frío en el invierno, con barro en el sur, a la orilla de un río o de una línea férrea, etcétera.
Pero también hay que reconocer cómo se ha avanzado.
Recuerdo que en 1990 recorríamos una región de 42 comunas y había cerca de mil campamentos, es decir, más de 15 mil o 18 mil familias, cerca de 100 mil personas viviendo en campamentos. Y hoy día, transcurridos 25 años, podemos sostener que en la Región de Los Lagos actualmente existen 32 campamentos, de los alrededor de mil que había; viven 2 mil 300 personas en campamentos, de las cerca de 90 o 100 mil que había antes.
Entonces, existe un avance.
Recuerdo también cómo se ha ido mejorando.
Es verdad que en la década del 90, a raíz de todas estas necesidades, hubo que priorizar la cantidad por la calidad. Y por eso hoy tenemos el subsidio de mejoramiento de la calidad de la vivienda; el subsidio para el mejoramiento del entorno, que incluye las áreas verdes. En la Región de Los Lagos hay una ciudad, con cerca de 70 mil habitantes, que se llama "Alerce", en donde en más del 50 o 60 por ciento de las viviendas habita gente que vivía en campamentos.
Pienso que esta sesión ha servido para refrescarnos la memoria y no dejar atrás a las familias que aún habitan en campamentos. Porque es verdad: resulta indignante y una familia chilena no merece vivir en las condiciones que miles de otras familias vivieron por tantos años.
También quiero recordar -aprovecho de agradecer a la Ministra- que en este momento en la Región de Los Lagos se están construyendo 6 mil 957 viviendas, de las cuales 4 mil 516 corresponden a un programa especial de la Presidenta Bachelet.
Creo que vamos por buen camino. Luego de lo que ha expuesto la Ministra, tenemos mejores esperanzas para que las familias que aún viven en campamentos rápidamente puedan tener mejores viviendas.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, qué duda cabe de que este es un tema prioritario para las familias chilenas, o para cualquier familia del mundo: la casa, la vivienda, el entorno, el hogar en que va a vivir con sus seres queridos, donde va a compartir los afectos y los cariños.
Hay familias que no tienen esos espacios, que viven hacinadas.
Si recorremos la historia, veremos que los gobiernos nunca hemos contado con la cantidad de recursos que se necesitan para satisfacer la gran demanda.
Seamos francos, en cada desastre queda al descubierto el drama de los campamentos y los loteos irregulares. Y eso da cuenta de la insuficiencia en los programas de vivienda y de la segregación territorial de la pobreza.
No es posible resolver esta situación si no existe voluntad política. Y lo que hemos encontrado en estos últimos gobiernos, especialmente en los de la Presidenta Bachelet, es voluntad política para crear instrumentos. No basta solo con tener la voluntad: hay que ser capaces de generar las herramientas que permitan darles una solución a las familias que viven en la pobreza, que se han visto obligadas a instalarse donde han podido para estar con sus hijos, para tener una vida independiente, pero que implica condiciones indignas, sin agua potable, sin alcantarillado, sin el abrigo adecuado.
Por tanto, nos asiste la obligación como Gobierno, en políticas públicas, de establecer la misma prioridad que tiene la familia en cuanto a sus demandas. Y su primera demanda es un techo, un abrigo.
El actual y el anterior Gobierno de la Presidenta Bachelet no solo han puesto el acento en un techo y un abrigo, sino también en un entorno adecuado para las familias.
Yo quiero agradecerle a Patricia Poblete, Ministra de Vivienda en el primer Gobierno de la Presidenta Bachelet. Después de una conversación que tuve con el entonces Ministro Secretario General de Gobierno Ricardo Lagos, quien me recibió junto a pobladores de campamentos en el aeropuerto de Temuco, en la misma semana pudimos sostener una conversación con la Ministra, y desde ahí se impulsó un primer proyecto, una primera ley sobre loteos irregulares, que permitió convertir en regulares aquellos loteos brujos, aquellos en que no se permitía que el Estado interviniera.
Todos ellos han construido sus techos a puro ñeque. Y a partir de esa legislación han ido regularizando de manera provisoria. Y se ha alcanzado la regularización definitiva cuando el Estado ha puesto recursos para urbanizar.
Le agradezco a la entonces Subsecretaria de Vivienda y ahora Ministra, Paulina Saball, porque recientemente en Temuco he asistido a la materialización de tres convenios que se llevaron adelante gracias a recursos que el Ministerio de Vivienda colocó para regularizar loteos irregulares. Nunca el Estado había podido destinar recursos. Ahora le es posible, primero, porque hay voluntad política, y segundo, porque se creó un instrumento patrocinado por el Gobierno precisamente para permitir que el Estado invierta en realizar estudios y en urbanización.
No es posible pensar que vamos a construir viviendas dignas si no tenemos sitios donde construir.
Y lo que ocurrió en el Gobierno anterior es que se entregaron miles de certificados a personas que ameritaban un subsidio y, sin embargo, no tenían lugar para levantar sus viviendas.
Pienso que se ha apuntado de manera correcta en la creación de instrumentos, en el sentido de urbanizar en aquellos campamentos donde es posible hacerlo y relocalizar en aquellos lugares en que ello no se puede hacer.
Agradezco a la Ministra también por el gesto que ha tenido con las regiones rurales.
La razón de la migración campo-ciudad es que no se han implementado políticas públicas con instrumentos que permitan tener una vivienda digna en el campo, para que sus habitantes se queden allí.
Ahora contamos con un programa de habitabilidad rural. Entonces, esas personas podrán construir sus viviendas dignas en el campo y no tendrán que instalarse en campamentos ubicados en los márgenes de la miseria de las ciudades.
Considero coherente que un gobierno cree políticas públicas para impedir la migración campo-ciudad, a fin de ofrecerles viviendas dignas a todos los chilenos y especialmente a quienes hoy viven el drama de estar en campamentos o en loteos irregulares.
Tenemos los instrumentos, la voluntad y los recursos.
Y les doy una voz de esperanza a las familias que todavía se encuentran en campamentos: con este Gobierno van a concretar el sueño de la casa propia.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, un primer dato que quiero entregar es que de diez niños que nacen en Antofagasta, seis son hijos de extranjeros.
Ese antecedente fue dado a conocer hace una semana por el Director de Salud de la Corporación Municipal de Desarrollo Social, Zamir Nayar.
Tenemos más de 25 mil inmigrantes con visa legal. Sin embargo, el dato más relevante es que de cada siete personas que migran hacia Antofagasta, una es extranjera y seis vienen de otras partes de Chile.
Por lo tanto, la situación habitacional, de salud, de infraestructura en la Región de Antofagasta no tiene equivalentes en ninguna parte de nuestro país.
Si en 2011 existían 28 campamentos, hoy suman 42. Si en 2011 había mil 61 familias en campamentos, hoy ascienden a 3 mil 500.
No hay ningún plan ni proyección que atienda la urgencia de lo que está ocurriendo.
Más aún. Según los datos entregados por la Ministra -no sé si por la distancia vi bien-, la política de cierre de campamentos va a un promedio de dos a seis por año. ¡A ese ritmo pasarán cincuenta años y estaremos peor que ahora!
Por consiguiente, necesitamos un plan urgente para abordar la situación de los campamentos, particularmente en las regiones afectadas por procesos migratorios internos e internacionales, que están generando muchos otros problemas: de integración, de calidad de vida, de perfil de enfermedades, de costumbres, de valores, de ideas, etcétera.
Lo anterior constituye un potencial foco de conflicto que debemos resolver con políticas más flexibles que las actuales, abriéndonos a soluciones más participativas, basadas en la autoconstrucción, con apoyo de políticas públicas de equipamiento y hacia los propios vecinos, porque al ritmo de las políticas oficiales no tenemos capacidad de resolver estos problemas.
Por esa razón, conociendo de su generosidad, pues ha ido reiteradas veces a Antofagasta y sabe de la situación, le solicito, señora Ministra -por intermedio de la Mesa-, formar mesas de trabajo en las distintas regiones. Porque no solo en las ciudades hay diferencias en el problema, sino dentro de cada campamento hay un universo de diferencias que requieren políticas diversas.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro, hasta por dos minutos.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, las cifras son elocuentes: las Regiones de Valparaíso y del Biobío son las que concentran en mayor medida los campamentos.
Tengo la absoluta convicción sobre la política del Gobierno, establecida en las estadísticas que la Ministra nos ha entregado.
En mi Región hay 145 campamentos en 28 comunas. Y algunos tan antiguos como Collao 1900. Yo era Diputado y ahí estaba. Hoy soy Senador y aún existe. La propuesta es para 2019.
Hicimos venir desde Santiago a Valparaíso a todo el equipo de la Ministra para que ella nos hablara acerca de esta política. Pero la pregunta debiera ser: ¿Qué hará el Senado para apoyar a la Ministra a resolver los problemas? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Qué debieran hacer los alcaldes? ¿Qué tendría que hacer el Ministro de Hacienda?
Señora Ministra -por su intermedio, señor Presidente-: debe existir una política de compra de terrenos.
Cuando se adquiere un terreno y ponemos una población, al lado de ella el suelo sube 30 a 40 por ciento. Y la plusvalía se la queda el particular.
El Estado tiene que volver a la compra de terrenos y a la urbanización, para que la plusvalía no quede en los privados, sino en el municipio, para que tenga terreno proyectando el crecimiento poblacional.
Es una manera eficiente de evitar el mayor costo en algunos proyectos, que se encuentra en el terreno: 30 a 40 por ciento.
Por tanto, creo que el Senado -Gobierno y Oposición-, en el marco de la Ley de Presupuestos de 2017 -la discutiremos en 2016-, debiera acordar contar con una política de suelos: compra masiva proyectada de terrenos para que el Ministerio de Vivienda pueda construir y reemplazar los campamentos por viviendas dignas.
Considero que no cabe otro compromiso nuestro respecto a la política que la Ministra ha iniciado. Porque el Ministerio puede y debe. Pero necesita recursos, y estos son escasos. Y los existentes se invierten en terrenos caros, porque no hay política de suelos y el precio se dispara. Lo ideal es que se compre con el mismo dinero el doble de terreno. Y eso es posible mediante los planos reguladores, pues cuando se cambia el límite, el valor del terreno sube. Pero hagamos que ese costo adicional quede en los municipios a favor de los más pobres, de quienes viven en los campamentos.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Montes.


El señor MONTES.- Señor Presidente, creo que todos coincidimos en que vivir allegada es lo peor que le puede ocurrir a una familia. Es muy difícil vivir de allegado con otra familia o en un campamento. Sin vivienda es muy complicado.
Chile muy tempranamente empezó a construir vivienda social. Mucho antes que gran parte de los países latinoamericanos. Tuvo una política larga. Partió en la CUT, en el movimiento obrero, por muchos lados. Existen políticas de vivienda social muy antiguas.
Nosotros recibimos al retornar a la democracia un tremendo déficit y una calidad baja desde que se implementó el modelo SERVIU. Se pasó del modelo CORVI al modelo SERVIU, y se produjo una gran disminución en los niveles de calidad.
Se construyeron muchas viviendas, como aquí se ha dicho. Y vivimos una crisis fuerte en 1997 con las casas COPEVA. Producto de ello, se plantea: "Construyamos menos, pero mejor". Eso es lo que vino después. Y ello está detrás de buena parte del problema que tenemos en este momento.
¿Qué pasó con el anterior Gobierno de Michelle Bachelet? Se incorporó algo que no había: un subsidio que permite acceder a las casas usadas. Con esto muchas familias encontraron respuesta a sus demandas habitacionales.
Pero ¿qué ocurrió? Que aumentaron los precios de las casas usadas.
Se construyeron algunas casas en ese anterior Gobierno, pero claramente esto venía disminuyendo mucho con respecto a lo que había sido antes de las casas COPEVA.
¿Qué pasó en el Gobierno de Sebastián Piñera? Hubo muy pocos avances en cantidad; algunos en calidad. Y se cometió un tremendo error, garrafal, que se está corrigiendo: separar el subsidio del proyecto habitacional.
¿Qué significó para la actual Administración? Heredar 38 mil personas que, con el papel del subsidio en la mano, piden una solución por distintos lados.
Entiendo que al 92 por ciento de esas familias se les ha resuelto su problema. Porque la presente Administración ha sido muy seria en esta materia. Y ha respetado a quienes recibieron el referido subsidio en el papel, pues el Estado es uno solo, independiente de quién esté gobernando.
Además de la herencia de los 38 mil subsidios -hubo que construir las viviendas con responsabilidad-, hemos vivido catástrofes y experimentado una gran cantidad de problemas a partir de ellas para la construcción de viviendas.
Creo que lo que el actual Gobierno ha hecho sobre el particular en estos dos años ha sido bastante consistente, serio. Esperamos que en lo que resta de su mandato se note mucho más lo acumulado.
En cuanto al mejoramiento de viviendas, se ha ido afirmando. Porque, como hay problemas de calidad en muchas de ellas, se deben efectuar mejoras, especialmente en los condominios sociales.
También hay que elevar la calidad y el estándar de las nuevas casas.
Estamos llegando a sobre 50 metros cuadrados. El estándar CORVI uno ya lo encuentra en muchos proyectos.
En la calle Mirador Azul -estuvimos allí hace poco- se construyeron viviendas con el antiguo estándar CORVI. Ello constituye una muy buena noticia para nuestro país.
Pero tenemos inconvenientes relacionados con la cantidad.
Hay déficits fuertes.
¿Dónde están esos déficits? Desde el punto de vista de los datos que yo manejo, Santiago, Valparaíso y Concepción constituyen el mayor problema.
No se trata solo de los campamentos existentes, sino también del número de familias que carecen de viviendas. Ahí se halla la más grande dificultad.
¿Qué se está haciendo para resolver esa situación? Se está enfrentando una de sus causas -y aquí se ha planteado bien-: el valor del suelo.
Es una vergüenza el costo de los terrenos en nuestro país. Establecimos algunos tributos para bajar su precio, pues así se demostró que se hacía. Pero ¿qué señala el informe de la OCDE? Que Chile es una nación con un valor del suelo descontrolado. Los negocios ahí son increíbles.
En segundo lugar, existe otro problema: hay demasiadas franquicias tributarias para las grandes casas.
¡Que estemos gastando en este momento en beneficios para viviendas de hasta 8 mil unidades de fomento es vergonzoso! Y no hemos logrado los votos de la Derecha, ni tampoco los de algunos de los nuestros, para modificar aquello.
Reitero: eso es una vergüenza.
Es cierto, algo hemos avanzado: bajamos el tope a 4 mil UF. Pero todavía estamos transfiriendo millones de dólares al año en franquicias y beneficios tributarios.
A mi juicio, el Gobierno está realizando cosas bien potentes.
En la actualidad, se encuentran en construcción más de 100 mil viviendas, 25 mil de las cuales solo en la Región Metropolitana, cuestión que era lo normal antes. Antiguamente, año a año había 25 mil nuevas casas. Ahora recién estamos llegando a ese nivel. Y con proyectos mezclados.
Espero que pensemos este asunto. No podemos seguir con la figura de la EGIS, que es superineficiente: puede servir para pequeños proyectos, pero necesitamos un modelo más parecido al de la Villa Frei, que esté más vinculado con lo que fueron los grandes proyectos de otra época.
No me gustaron las cifras que vi en estos días respecto de Cerrillos, que consideraban una poquita cantidad de viviendas sociales y lo demás era de un estándar diferente.
Ahí debe haber un proyecto con otras características: de mucha calidad urbana y calidad de vivienda.
En La Platina, en Agronomía, en el CPEIP ubicado en el barrio alto (23 hectáreas hay ahí), en fin.
Se debe buscar una manera distinta para enfrentar esta materia.
Eso también hay que aplicarlo en Valparaíso.
Les reitero a todos los dirigentes presentes en las tribunas lo que dijo el Senador Navarro: aquí tenemos que apoyar al Gobierno, porque se pelea por la tierra, por el suelo, por los negocios.
Hoy día se están construyendo casas de ¡45 mil UF!
Nunca había ocurrido en la historia de Chile una desigualdad a ese nivel. Eso debemos autorregularlo por el camino de la conciencia. Claro, se espera que por la vía tributaria y otras haya una mayor redistribución. Pero ello no se ha logrado; cuesta mucho conseguirlo.
El valor actual de las viviendas en nuestro país es tremendamente especulativo. Entiendo que esto responde a problemas del mercado bursátil y a otras cuestiones.
Pero, señor Presidente, para resolver eso se requieren mejores ciudades, mejores viviendas; enfrentar lo relativo a los allegados, a los campamentos; que exista mucha gente que se la juegue en esta materia.
Yo valoro lo planteado por el Senador Lagos. Porque aquí se ve a una persona seria y consistente que dice: "Yo me comprometo con una política; me juego por ella", y no solo que señala: "Hay una demanda, apoyémosla".
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- El Comité Partido Unión Demócrata Independiente le ha cedido el tiempo que le resta al Senador señor Chahuán.
Tiene la palabra, Su Señoría.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, mientras debatíamos sobre esta materia me di cuenta de la necesidad de que en Chile exista un pacto a fin de erradicar los campamentos.
Aprovecho esta oportunidad para felicitar el trabajo que efectúan tanto Techo como otras organizaciones, las cuales han movilizado, organizado y entregado herramientas a los dirigentes sociales.
También quiero expresar una frustración.
En mi primera intervención recordaba que a los 14 años me fui a trabajar al COTRA, corporación ubicada en el paradero tres y medio de Reñaca alto. Y hasta hace pocos minutos mi hijo estaba en Villa La Cruz, con la misma motivación: trabajando y esperando que este loteo se pueda regularizar.
Entonces, finalmente hay una espera que no admite racionalidad. Nos hallamos frente a una situación vergonzosa, y debe resolverse.
No digo que se trate de un problema del actual Gobierno. No, señor Presidente: es un problema del Estado de Chile, que se encuentra al debe en esta materia.
Por lo tanto, yo quiero -y ello es parte del objetivo de la presente sesión- visibilizar la realidad de los campamentos. Estamos hablando de 34 mil familias que se encuentran en un escenario complejo, de vulnerabilidad, de carencias.
Hay cifras que se consignan en el informe de la organización Techo que indican que el 98 por ciento de los habitantes de los campamentos no tienen acceso a la educación superior.
Ello es todo un tema, como también lo es la falta de agua potable.
Recuerdo que durante la toma de la antena de la radio Festival camiones aljibes llevaban agua cada 15 días. Se produjeron enfermedades gastrointestinales, en fin.
Hoy día ha mejorado al menos el acceso al agua potable. Pero todavía resta mucho por hacer.
Entonces, les quiero proponer al Ministerio de Vivienda, al Gobierno y al Congreso Nacional -era el objetivo por el cual pedimos esta sesión especial- que realicemos un pacto nacional para focalizar la atención y las políticas del Estado hacia los campamentos.
Un aspecto, efectivamente, se halla relacionado con la compra de terrenos.
¿Cómo resolvimos la situación del campamento Parcela 11, de Forestal alto? Hablé directamente con el Presidente Piñera para que realizara una asignación directa. Porque de otra forma era imposible darle solución.
Además, como bien mencionaron los Senadores que se encuentran sensibilizados con este tema, acá existen realidades completamente distintas. Es diferente la situación de la Región de Los Lagos en comparación con la de Valparaíso. Acá enfrentamos la carestía de terrenos y las dificultades para encontrar sitios aptos.
¡Cuánto cuesta construir en Valparaíso, en Viña de Mar! En efecto, se trata de una cuestión que debe formar parte de las variables a considerar.
Por tanto, solo quiero pedir -reitero que ese fue el objeto de esta sesión especial- que visibilicemos la realidad de 34 mil familias que hoy día lo están pasando mal en Chile. Y eso significa, Ministra, que cuenta con nosotros.
--(Aplausos en tribunas).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Les ruego a quienes están en las tribunas no hacer manifestaciones.
Por último, el Comité Partido Demócrata Cristiano e Independiente le ha cedido el tiempo que le queda al Senador señor Lagos.
Tiene la palabra, Su Señoría.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, me estimula tomar la palabra de nuevo para referirme a la materia que nos convoca esta tarde, que estimo tremendamente importante.
Creo que este Gobierno y la Ministra Saball, con su equipo, así lo han demostrado en este año y fracción de mandato (se completarán dos años en marzo).
Quiero reiterar algo que mencioné antes: nuestro país es bien notable.
Hace diez años, cuando había un incendio en nuestro Valparaíso la primera prioridad era apagarlo. Y luego, ¿qué se hacía? Se entregaban mediaguas, y arrégleselas como pueda.
Ese era nuestro Chile.
El Presidente Piñera, con el incendio de Rodelillo, donde se quemaron 250 casas, puso un estándar distinto. ¿Qué dijo? "No: aquí vamos a dar un apoyo directo y, al mismo tiempo, construiremos casas de 16 millones de pesos".
La preocupación de algunos era el precedente que generaba aquello. Pues bien, lamentablemente, en 2014 sufrimos un tremendo incendio en Valparaíso: 3 mil 400 viviendas destruidas. Y el subsidio no fue de 16 millones sino de 23 millones de pesos. Para quienes construyeron en condominios este llegó a 29 millones.
Entonces, nuestro país ha mejorado una enormidad.
Sobre el particular, quiero recalcar algo que manifestó el Senador Navarro, quien en sus escasos dos minutos no alcanzó a explicitar bien.
Es importante cuando uno habla de las cosas que hace, de los llamados que realiza al objeto de que se solucionen ciertas cuestiones, ver cómo nos comportamos acá integralmente, en todas las materias.
¡Porque del suelo no hemos podido dar cuenta!
Lo señaló también el Senador Montes.
¿Qué pasará cuando el actual MERVAL, que les gusta a muchos, se extienda para Reñaca? ¿Qué sucederá con el precio de los terrenos aledaños? ¡Va a subir, pues!
¿Y quién se apropiará de esa alza de precio?
Entonces, yo espero que cuando discutamos este asunto acá, para solucionar lo tocante a los campamentos, a la cuestión habitacional, nos hagamos cargo de ello. Y no solo que digamos que queremos un entendimiento nacional.
Ciertamente, lo deseamos. Pero para resolver esta situación debo abocarme al problema puntual de los campamentos.
¿No deseo campamentos mañana? Entonces, tengo que dar gratuidad en la educación: ¡hay que votar a favor de la gratuidad!
Quiero comprar terrenos, pues el Estado no los tiene.
¿De dónde sacará los recursos? De los impuestos.
Habrá que subirles los impuestos a quienes ganan más: ¡hay, pues, que aprobar la reforma tributaria!
Los salarios son malos, ya que el sueldo mínimo es muy bajo o las condiciones económicas no son adecuadas.
Tenemos que arreglar la reforma laboral: ¡entonces, hay que aprobar dicha reforma!
Señor Presidente, para mí esta sesión especial no solo se citó con la finalidad de realizar un pacto: también se convocó para llamar a la conciencia a la Ministra, quien debe concurrir al Parlamento con su equipo para escuchar nuestra opinión.
Asimismo, hay que reivindicar a los dirigentes que se hallan en las tribunas. Conocemos a muchos de ellos: del campamento Felipe Camiroaga; del campamento Manuel Bustos; del comité de Playa Ancha, en fin.
La cuestión también es pasar un mensaje de optimismo integral, y no solo quedarnos con esta materia. Porque lo que ocurre acá es consecuencia de un país injusto.
He dicho.
El señor MONTES.- ¡Muy bien!
--(Aplausos en tribunas).

El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Agradezco la presencia de la señora Ministra de Vivienda, de la señora Subsecretaria de Evaluación Social, de sus asesores.
Deseo saludar especialmente a doña Jeannette Tapia -permítanme nombrarla-, con quien trabajé en el Ministerio de Vivienda durante tres años.
Asimismo, agradezco a los representantes de la organización Techo y a los diversos dirigentes sociales que nos acompañaron esta tarde.