Click acá para ir directamente al contenido
APROBACIÓN DE TRATADO DE FAO SOBRE RECURSOS FITOGENÉTICOS PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA


El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Proyecto de acuerdo, en segundo trámite constitucional, que aprueba el "Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura y sus dos Anexos", adoptado por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el 3 de noviembre de 2001, con informes de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Agricultura y urgencia calificada de "simple".
--Los antecedentes sobre el proyecto (6.556-10) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de acuerdo:
En segundo trámite, sesión 78ª, en 7 de enero de 2015.
Informes de Comisión:
Relaciones Exteriores: sesión 37ª, en 22 de julio de 2015.
Agricultura: sesión 59ª, en 7 de octubre de 2015.
Discusión:
Sesiones 39ª, en 4 de agosto de 2015 (queda para segunda discusión); 48ª, en 1 de septiembre de 2015 (pasa a Comisión de Agricultura).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal de la iniciativa es conservar y utilizar, sosteniblemente, los recursos fitogenéticos en pro de la alimentación y la agricultura y distribuir justa y equitativamente los beneficios derivados de su utilización.
La Comisión de Relaciones Exteriores discutió el proyecto en general y en particular, por tratarse de aquellos de artículo único, y lo aprobó con los votos a favor de los Senadores señores Chahuán, García-Huidobro, Lagos y Pizarro y la abstención del Senador señor Letelier.
Con fecha 1° de septiembre la Sala acordó que el proyecto fuera informado también por la Comisión de Agricultura, la cual lo aprobó en los mismos términos en que fue despachado por la Comisión de Relaciones Exteriores, con los votos a favor de los Senadores señores Harboe, Matta y Quinteros y la abstención del Senador señor Moreira.
)---------------(
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Antes de dar la palabra al Presidente de la Comisión de Agricultura, el titular de la Comisión de Hacienda me ha solicitado que pida a la Sala abrir un nuevo plazo para formular indicaciones al proyecto que crea la Comisión de Valores y Seguros hasta el próximo lunes, a las 12.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
)--------------(
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Ahora sí, tiene la palabra el Presidente de la Comisión de Agricultura, Senador señor Felipe Harboe, que representa a una zona rural...
El señor HARBOE.- ¡Agricultor de toda la vida...!
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- ¡Hombre de campo de toda una vida...!


El señor HARBOE.- ¡Muy bien...!
Muchas gracias, señor Presidente.
Esta iniciativa se originó en mensaje de Su Excelencia la Presidenta de la República, está en segundo trámite constitucional y fue aprobada en la Cámara de Diputados por 101 votos a favor, uno en contra y 2 abstenciones.
El proyecto tiene por objetivo formalizar la adhesión de Chile al tratado promovido desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con el objeto de proteger, conservar y posibilitar el uso compartido de los recursos fitogenéticos. Este tratado fue firmado por nuestro país en el año 2002 y desde el 2009 está en tramitación en el Parlamento.
A la fecha, 136 países lo han ratificado y solo una minoría de ellos no lo ha hecho, entre los que cabe mencionar Estados Unidos, China, México, Colombia y Argentina.
Conviene hacer presente que esta iniciativa fue informada previamente por la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, la cual la aprobó por 4 votos a favor y una abstención. Y durante su discusión en el Hemiciclo del Senado surgieron varias interrogantes en orden a conocer las obligaciones y los beneficios que implica para nuestro país la aprobación de este proyecto de acuerdo. En ese entendido, la Sala de la Corporación dispuso que también fuese informado por el órgano especializado en el tema, la Comisión de Agricultura, que me honro en presidir.
Esta Comisión dedicó tres sesiones al estudio del tratado, en las que pudo conocer tanto la opinión de especialistas y de la academia como de representantes de entidades afines en esta materia y, por supuesto, la del señor Ministro de Agricultura.
En efecto, la Comisión tuvo especial interés en conocer la incidencia que tendría la aprobación de este tratado en los pequeños productores agrícolas; la eventual afectación que pudieran sufrir determinadas variedades en nuestro país por estar incluidas en el Anexo 1, así como también su relación con las patentes de invención y los transgénicos.
En ese entendido, la Comisión escuchó al señor Ministro de Agricultura, al Director Nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y a la asesora de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias. Asimismo, conoció las exposiciones de la profesora de la Facultad de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Chile señora Marina Gambardella y del Gerente Ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas (ANPROS), don Mario Shindler. La Sociedad Nacional de Agricultura solo envió su opinión por escrito.
Cabe señalar que los invitados coincidieron en destacar la relevancia que tiene para nuestro país aprobar este tratado y lo beneficioso que sería para la pequeña agricultura. Del mismo modo, despejaron las inquietudes y consultas planteadas, algunas de las cuales paso a mencionar, para tranquilidad de los presentes.
Se deja de manifiesto:
-Que el tratado no tiene ninguna vinculación con el UPOV 91 ni con la posibilidad de autorizar en el mercado interno del país la transacción de vegetales genéticamente modificados. De la misma forma, tampoco tiene ninguna vinculación con el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Libre Comercio, más conocido como "TTP". Esta fue una de las inquietudes que se plantearon en el marco de la discusión.
-Que el instrumento trata de manera específica la posibilidad de los países signatarios de compartir y adquirir recursos fitogenéticos.
-Que, respecto a la protección de nuestro patrimonio fitogenético, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) tiene inventariado en su banco de germoplasma 60.826 especies y variedades propias de nuestro país.
-Que el Anexo 1, que forma parte del tratado, tiene 64 cultivos sobre los cuales cabe aplicar el sistema multilateral de acceso a los recursos fitogenéticos. Al respecto, cada país debe decidir qué variedades de esas especies incluirá en el listado, y solo se pueden registrar materiales que hoy estén en posesión del INIA, siempre que cumplan los requisitos establecidos en el instrumento.
Por ende, se otorga un conjunto de derechos a nuestros agricultores, permitiendo acceder a los recursos genéticos del sistema multilateral que hoy no se tiene, es decir, a las bases de germoplasma de otros países.
-Que, respecto a los productores orgánicos, el instrumento no afectará la producción orgánica nacional. La certificación de estos productos se entiende como una facultad de cada país que se aplica de acuerdo a su propia normativa interna.
-Que, en cuanto a la propiedad intelectual, se prevén efectos positivos, pues Chile potenciará su capacidad exportadora de genética y de conocimiento.
-Que en nuestro país la Ley de Propiedad Industrial protege las invenciones, marcas y patentes, marco regulatorio que no se afectará por este tratado, y las eventuales transacciones que se efectúen por el convenio, todas las cuales deberán someterse a ese marco legal.
-Que se reconoce, además, la contribución de las comunidades locales a la conservación y al desarrollo de los recursos genéticos.
-Y que, para los efectos del cumplimiento de la letra c) del inciso segundo del artículo 9 del tratado, sobre derechos del agricultor, se entiende que la participación en la adopción de decisiones de los agricultores se materializará con su presencia en las mesas público-privadas convocadas por el Ministerio de Agricultura, para la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura.
Por todas estas consideraciones, la Comisión de Agricultura decidió aprobar por 3 votos a favor y una abstención el proyecto de acuerdo.
Es cuanto puedo informar, señor Presidente.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura y sus dos Anexos fue adoptado por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el 3 de noviembre de 2001, en su 31° período de sesiones celebrado en Roma.
Indica el Ejecutivo que, en cuanto al sistema de patentes, el objetivo básico apunta a que los creadores de nuevas tecnologías las hagan públicas. Por ello el ADPIC obliga a los solicitantes de patentes a divulgar sus invenciones. Además, el instrumento contiene disposiciones sobre licencias obligatorias y control de políticas monopólicas. Y en su artículo 27.2.b autoriza a los miembros del Acuerdo para excluir de la patentabilidad las invenciones cuya explotación comercial cause un daño grave al medioambiente.
Al efecto, el artículo 27.3.b expresa textualmente que sus miembros podrán excluir de la patentabilidad "las plantas, los animales, excepto los microorganismos y los procedimientos esencialmente biológicos para la producción de plantas o animales, que no sean procedimientos no biológicos o microbiológicos".
Puesto en votación en la Comisión de Relaciones Exteriores, el proyecto de acuerdo fue aprobado en general y en particular por 4 votos a favor y una abstención.
Luego, la Comisión de Agricultura también vio esta iniciativa, tal como lo indicó el Senador Harboe.
Particular inquietud significó para la Comisión si este tratado efectivamente significaba la necesidad de avanzar en la ley de obtentores vegetales. Nosotros hemos advertido que no están los votos en el Parlamento para avanzar en tal dirección.
Le pedimos al Ministerio de Agricultura que hiciera una declaración expresa en cuanto a que no existe ningún compromiso en ese sentido. Lo mismo se repitió en el contexto de la Comisión de Agricultura.
Por lo tanto, tenemos la tranquilidad de que este tratado internacional no significa, en caso alguno, la necesidad de avanzar en una ley de obtentores vegetales, para cuya aprobación no existen los votos suficientes en el Parlamento, incluido el Senado.
Igualmente, se requirió en su oportunidad el pronunciamiento de organismos como la Sociedad Nacional de Agricultura, a la que esperamos durante tres meses. Finalmente, y a pesar de los múltiples requerimientos que le hizo la Comisión de Relaciones Exteriores, no obtuvimos respuesta de la SNA.
Revisado el informe de la Comisión de Agricultura, entendemos que todas y cada una de las instancias relacionadas con las materias que aborda el instrumento se pronunciaron y que, en definitiva, el tratado significa cumplir con compromisos internacionales de nuestro país, pero que es inocuo en términos de avanzar en una ley de obtentores vegetales, para la que -lo vuelvo a reiterar- no existen los votos necesarios en el Congreso.
He dicho.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Como está funcionando la Comisión Especial Mixta de Presupuestos, se ha solicitado abrir la votación.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
En votación el proyecto de acuerdo.
--(Durante la votación).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, este tratado sobre recursos fitogenéticos, que constituye una herramienta fundamental para garantizar la sostenibilidad de la agricultura, promueve el derecho a la alimentación, protege los derechos de los agricultores y, como aquí ya se ha dicho, permite avanzar en el alivio del grave problema de la pobreza rural.
Chile es un país rico en estos recursos. La naturaleza es generosa a través de todo nuestro territorio, especialmente en las regiones del centro y sur del país. En consecuencia, el patrimonio fitogenético es un asunto de relevancia nacional.
La iniciativa que discutimos hoy es fundamental para los esfuerzos nacionales e internacionales en la reducción de la pobreza y la falta de alimento. Es preciso destacar que ningún país es autosuficiente en recursos fitogenéticos. Todos dependen de la diversidad genética de cultivos de otros países y regiones.
La convención persigue la protección de las reservas fitogenéticas presentes en la agricultura orgánica y de aquellas usadas común e históricamente por la agricultura.
Del mismo modo, hace frente a la amenaza de las semillas patentadas por las multinacionales que atentan contra la soberanía alimentaria y política de los países.
El tratado tiene como objetivo una distribución justa de los beneficios derivados del uso de estos recursos a partir de los acuerdos de establecimiento de un sistema multilateral eficaz, efectivo y transparente que facilite el acceso a los mismos.
Con esto, se asegura que la distribución de beneficios de los potenciales mejoramientos genéticos no se restrinja a la gran industria agrícola, sino que también alcancen a toda la producción agrícola.
El instrumento apunta, igualmente, a establecer normas antimonopolio del patrimonio genético de especies y grupos de ellas, así como de su comercio.
Promueve el intercambio de información, el acceso a la tecnología y su transferencia, así como la creación de capacidades. Por ello es relevante garantizar y estudiar las estrategias de financiación y de capacidades que el tratado asegura de acuerdo a la diversidad de los territorios nacionales, con el fin de contar con los fondos necesarios para actividades, planes y programas de ayuda destinados a los pequeños agricultores.
También es crucial discutir el rol del Estado en esta materia, ya que la convención reconoce la gran contribución que los agricultores y sus comunidades han aportado y siguen aportando a la conservación y el desarrollo de los recursos fitogenéticos.
En la actualidad, la discusión sobre estos recursos está focalizada entre el reconocimiento y protección de los recursos fitogenéticos como bien de la humanidad, y su privatización y mercantilización como fuente inagotable para el enriquecimiento de unas pocas empresas.
Los debates por la falta de alimento accesible, nutritivo y adecuado para todos y todas no es una discusión nueva. Sin embargo, solo en los últimos años ha sido reconocida en los foros internacionales, principalmente en lo relativo al valor intrínseco de la diversidad biológica y sus componentes.
Pese al desarrollo científico y tecnológico, en el escenario internacional actual de cambio climático, con graves y prolongadas sequías y desastres naturales, de grandes flujos migratorios y de desarrollo desigual, el mundo todavía no puede asegurar el derecho básico a la alimentación de todos sus habitantes.
Chile, que pretende ser una potencia alimentaria, debe ser un actor en este objetivo, y la ratificación de este tratado es un signo de este compromiso con el mundo y con sus agricultores.
Por eso, voto que sí.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Les pido a las señoras y señores Senadores que procedan a votar.
Tiene la palabra el Senador señor Moreira.
El señor MOREIRA.- ¿Dispongo de 10 minutos, señor Presidente?
Lo pregunto porque este proyecto es muy importante.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- En realidad, estamos en la fundamentación de voto.
Sin embargo, ¿habría acuerdo para darle ese tiempo al Senador Moreira?
Muy bien.
Señor Senador, tiene diez minutos para explayarse.


El señor MOREIRA.- Pueden ser menos, señor Presidente.
Mire, este es un proyecto de gran envergadura, muy complejo, y cuando nosotros lo revisamos durante el mes de septiembre varios Senadores mostramos nuestra preocupación por su aprobación, principalmente porque, al tratarse de un tema tan complicado y técnico, se requerían más estudios para resolver las interrogantes que a muchos surgieron transversalmente en esa ocasión.
En lo que se refiere a la Sociedad Nacional de Agricultura, nosotros invitamos a sus representantes varias veces, pero finalmente mandaron una nota, una minuta, sobre esta materia.
Uno de los Senadores manifestó, por ejemplo, que el UPOV 91 tenía estrecha relación con este Tratado y que nosotros no sabíamos si aseguraba "la semilla campesina" (lo expresaron los Senadores García y Chahuán). Otro argumentó que no existían suficientes conocimientos para aprobar un tratado así, y que habría que "tener más antecedentes de los efectos y si este tema tiene que ver con patentes y pago de estas", y agregó que ni China ni Estados Unidos lo habían aprobado.
Las anteriores son opiniones. Por mi parte, no discuto la buena intención del proyecto y la importancia de los recursos fitogenéticos en el desarrollo de la agricultura durante los años. Sabemos que es necesario contar con el desarrollo y mejoramiento de especies, especialmente cuando conocemos que ninguna región en el mundo es independiente de la otra en cuanto a creación y producción de especies agrícolas, además de que las investigaciones y el hecho de compartirlas nos podría ayudar en el futuro a evitar los desastres de grandes sequías o cambios climáticos.
Dicho eso, adicionalmente no puedo dejar de mencionar que la Organización Mundial de Comercio y su Consejo de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual, al referirse principalmente a los recursos fitogenéticos y al Convenio sobre la Diversidad Biológica, entregó algunas pautas de lo que se debería tener en cuenta en las legislaciones internas de todos los países al tratar este tipo de temas sobre recursos fitogenéticos.
En un informe realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional el año 2010, titulado Antecedentes para el debate sobre el acceso de los Recursos Genéticos, se menciona que, según Rodrigues Bertoldi, una legislación de acceso en el país debería incluir por lo menos una serie de elementos.
De alguna manera, en el Convenio Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV) recaía la preocupación de algunos de nuestros Senadores.
No quiero enumerar los puntos centrales de esos antecedentes sobre el acceso de los recursos genéticos contenidos en el informe preparado por la Biblioteca del Congreso Nacional. Lo que sí deseo es señalar al señor Ministro algunas de nuestras aprensiones.
Si bien no pido que todos los conceptos citados en ese estudio -lo conoce el Ministerio de Agricultura- sean cabalmente asegurados, debemos tratar de exigir un mínimo de claridad respecto de algunos. Sin embargo, con este proyecto de acuerdo, que estuvo mucho tiempo -¡mucho tiempo!- sin ser impulsado por el Ejecutivo, al menos no queda claridad en algunas cuestiones.
Nuestras interrogantes son las siguientes:
1.- El sistema de compensaciones. El cómo los países van a redistribuirse económicamente los beneficios que deriven de la aplicación del Tratado. Recordemos que el artículo 1 señala como objetivos fundamentales "la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos en pro de la alimentación y la agricultura, y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de su utilización en armonía con el Convenio sobre la Diversidad Biológica", sin señalar de qué manera se cumplirá a cabalidad y quiénes serán los encargados de constituir ese órgano supranacional -imagino- encargado de esta importante tarea.
2.- Ahora bien, el Tratado reconoce los activos ancestrales. Sin restarle a esto lo positivo que es, no queda claro en qué nos obligará. Puede ocurrir que el día de mañana cualquier especie del listado tenga un origen ancestral, aunque remoto, y esto dar origen a reclamos internacionales.
Así, en lo referente a los derechos del agricultor, se menciona el artículo 9, el cual, además de reconocer la contribución de las comunidades locales e indígenas y de los agricultores de todas las regiones del mundo a la conservación y el desarrollo de los recursos fitogenéticos que conforman la base de la producción alimentaria y agrícola en el mundo entero, les otorga los siguientes derechos:
a) Protección de los conocimientos tradicionales de interés para los recursos fitogenéticos destinados a la alimentación y la agricultura.
b) Participaciónequitativa en la distribución de los beneficios que deriven de la utilización de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura.
c) Participación en la adopción de decisiones a nivel nacional sobre asuntos relativos a la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura.
La pregunta que nos debemos hacer con relación a ello es si, como país, seremos capaces de cumplir con esa normativa, considerando que cada vez que hay que aplicar, por ejemplo, el Convenio N° 169 de la OIT tenemos alguna dificultad.
3.- Como dijimos, no sabemos si tendrá algún costo extra en materia de propiedad intelectual o pago de otras patentes o derechos arancelarios.
4.- Chile ya cuenta con diversos tratados bilaterales referentes a recursos fitogenéticos mucho menos engorrosos en su aplicación y con efectos mayormente determinados.
5.- Tampoco queda claro -sería importante que el Ejecutivo lo aclarara, ya que está presente el Ministro- por qué naciones como Estados Unidos, México, Colombia, Chile y Argentina no han ratificado este Tratado.
Como lo hice presente en la Comisión de Agricultura, este proyecto de acuerdo genera suficientes dudas en relación con los reales beneficios para Chile. Por las razones mencionadas, en la votación particular yo me abstuve y lo volveré a hacer en esta oportunidad, porque de alguna manera aquellas no han sido despejadas como hubiésemos querido.
Como señalé, señor Presidente, en un comienzo, este Tratado internacional es sumamente complejo, muy técnico. Obviamente, se requieren mayor capacidad y experticia sobre este tema. No se trata de que no queramos aprobarlo. Entendemos perfectamente el objetivo del Poder Ejecutivo, pero estimamos necesario no rechazarlo en esta oportunidad, sino abstenernos precisamente por las dudas que tenemos y los efectos que pueda generar.
Y aunque en la Comisión de Agricultura se afirmó que no iba a generar efectos negativos para los agricultores chilenos, obviamente nos surgen preocupaciones razonables al respecto.
Eso es todo.
Solo ocupé nueve minutos.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general y en particular el proyecto de acuerdo (12 votos a favor y 7 abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Goic y Muñoz y los señores Araya, Girardi, Guillier, Harboe, Horvath, Montes, Quinteros, Ignacio Walker y Patricio Walker.
Se abstuvieron la señora Van Rysselberghe y los señores Coloma, Espina, Hernán Larraín, Moreira, Ossandón y Pérez Varela.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Se deja constancia de la intención de voto favorable del Senador señor De Urresti.