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MEDIDAS DE PROTECCIÓN A LA LACTANCIA MATERNA Y SU EJERCICIO


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, esta iniciativa representa un avance significativo para los derechos de las mujeres, de los niños y de las niñas de nuestro país.
Los beneficios de la lactancia materna son muchos y ampliamente reconocidos a nivel nacional e internacional.
Sabemos de sus efectos decisivos en la nutrición, en el desarrollo integral de los niños y en la construcción de lazos de apego con la madre.
Una política integral de protección a la lactancia materna debe incorporar todos aquellos aspectos que pueden afectar su libre ejercicio, como acá se ha dicho.
En tal sentido, este proyecto es un aporte no solo desde el punto de vista sanitario, sino, fundamentalmente, desde la perspectiva cultural, porque reconoce el valor intrínseco de una práctica natural sin limitación alguna y sanciona las acciones destinadas a censurarla o a restringirla en los espacios públicos.
Además, extiende la protección al proceso de extracción de la leche materna con la finalidad de proteger la salud de la madre o de almacenarla para su entrega.
Estas normas van en sintonía también con la prohibición de publicidad y promoción de fórmulas para lactantes, como se acaba de aprobar en el marco de las modificaciones a la Ley sobre Composición Nutricional de los Alimentos.
Con todo, señor Presidente, es fundamental reconocer que nuestro país debe avanzar mucho más en materia de protección a la infancia y los derechos de las mujeres.
Deben abordarse, por ejemplo, las actividades laborales y académicas de muchas mujeres, que a veces son incompatibles con la protección integral a la lactancia materna, ya sea por los horarios, por las cargas de trabajo que deben enfrentar o por la falta de condiciones mínimas para ejercer este tipo de derechos en las instalaciones.
Hace pocos años se expulsaba de los colegios a las estudiantes embarazadas. Recuerdo que, siendo alcalde, promoví la idea de poner salas cunas en los liceos para evitar la deserción de las alumnas una vez que se convertían en madres. ¡Y muchos se escandalizaron!
Hoy tenemos otro cuadro.
Con satisfacción podemos decir que no solo está prohibida la expulsión de estudiantes embarazadas, lo que fue confirmado en la reciente Ley de Inclusión Educacional, sino que muchos establecimientos públicos han seguido la tendencia de incorporar salas cunas para acoger a los hijos de sus alumnas, facilitando enormemente el derecho a la lactancia de esos menores.
La sociedad ha cambiado.
Pero, así como se ha avanzado en muchos ámbitos, la situación de vulneración de derechos de algunos infantes hace imprescindible contar en el más breve plazo con una ley de protección de los derechos del niño, iniciativa que ha comprometido el Gobierno.
Las desigualdades que afectan a nuestro país y, en particular, a las mujeres parten en las condiciones de embarazo y de lactancia materna. No basta con establecer el derecho a amamantar de las trabajadoras y el derecho a sala cuna si los establecimientos pertinentes no están al lado de los lugares de trabajo o de residencia.
Tampoco se satisface tal derecho, que es también una obligación, mediante el financiamiento del transporte respectivo si la distancia entre el lugar de trabajo y la residencia o sala cuna no permite llevar a la práctica esa función.
Por eso es tan importante la construcción de una ciudad a escala humana para proteger la familia.
Esta no se defiende solo sosteniendo principios morales, que pueden ser perfectamente válidos. La familia se promueve y se cuida con fuentes laborales cercanas al lugar de residencia, con más salas cunas, con transporte público más eficiente, con colegios más inclusivos, con centros de salud más cercanos, con más cultura, con más deporte y con más tiempo libre para compartir con los hijos.
He dicho.