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CREACIÓN DE CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA ESTATALES


El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Conforme a lo acordado por los Comités, corresponde tratar el proyecto, en segundo trámite constitucional, que crea quince centros de formación técnica estatales, con informe de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (9.766-04) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 15ª, en 12 de mayo de 2015.
Informe de Comisión:
Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología: sesión 24ª, en 2 de junio de 2015.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Sugiero a la Sala abrir la votación inmediatamente después de efectuada la relación.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal de la iniciativa es crear quince centros de formación técnica estatales, uno en cada región del país, los que permitirán descentralizar la oferta educativa; vincularla con los sectores productivos y las necesidades locales, y entregar formación de calidad en diversos contextos locales.
La Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología discutió el proyecto solamente en general y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros, Senadores señora Von Baer y señores Allamand, Montes, Quintana e Ignacio Walker.
El texto que se propone aprobar se transcribe en las páginas 43 a 53 del primer informe de la Comisión de Educación.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- En votación general.
--(Durante la votación).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, deseo entregar un breve informe en relación con la iniciativa mencionada.
La Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología discutió este proyecto de ley en dos sesiones.
En la primera se escuchó la exposición del señor Ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, quien se encuentra aquí presente, respecto de los objetivos, los alcances, la justificación, las principales regulaciones y los costos que tendrá la implementación de estos quince centros de formación técnica estatales, el mismo número de regiones en que se estructura el país.
La segunda sesión fue destinada a escuchar las opiniones de los especialistas y de los sectores relacionados con la propuesta legal y a intercambiar ideas y puntos de vista con tales personeros. Los expositores fueron los siguientes: el Director del Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, señor Ignacio Irarrázabal; el Rector de la Universidad de Santiago de Chile, don Juan Manuel Zolezzi, y el Presidente del Consejo de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados, Vertebral, señor Gonzalo Vargas.
En esa ocasión, una vez finalizada la discusión, el proyecto fue votado en general, aprobándose, como ya se ha señalado, por la unanimidad de los integrantes de la Comisión.
El objetivo de la iniciativa, como lo reseñó el señor Secretario, es crear quince centros de formación técnica estatales, uno en cada región del país, los que permitirán descentralizar la oferta educativa -el Ejecutivo y los sectores que nos visitaron insistieron mucho en impulsar el concepto de red-; vincularla con los sectores productivos y las necesidades locales, y entregar formación de calidad en diversos contextos.
En efecto, la alta concentración de la oferta educativa técnica en la capital del país hace necesario que el Estado realice un esfuerzo por llevar a los contextos regionales una oferta capaz de articularse con los intereses locales y con los desafíos estratégicos definidos por cada región, así como también paliar el alto costo que significa para las familias desplazar a los hijos a otras regiones, especialmente a las más extremas, como Magallanes, Aisén y Arica-Parinacota.
Paso a referirme a los principales aspectos a considerar al analizar esta iniciativa.
Durante la última década, la formación técnica aparece como una alternativa atractiva para jóvenes que quieren acceder a la educación superior, lo que queda demostrado tanto por el alto número de alumnos matriculados en carreras técnicas, que hoy alcanza a más del 30 por ciento del total de la educación superior, como por el crecimiento de la matrícula de primer año de este nivel formativo, que entre el 2005 y el 2014 tuvo un incremento de 170 por ciento, en contraste con un 27 por ciento de las carreras universitarias.
Lo anterior cobra mayor relevancia si se considera que un 35 por ciento de los estudiantes que eligen este nivel formativo proviene de la enseñanza municipal, por lo que el robustecimiento de este sector educacional constituye una responsabilidad y oportunidad para el Estado, toda vez que la formación técnica, en la medida en que se entregue con altos estándares de calidad, es una fuente de desarrollo personal y colectivo.
Asimismo, los niveles de deserción (casi el 50 por ciento de los estudiantes deserta de los centros de formación técnica y las universidades, y el 60 por ciento deserta de los institutos profesionales) hacen imprescindible el desarrollo de una oferta que logre que los estudiantes terminen su formación, teniendo en cuenta los factores sociales, económicos y vocacionales que puedan influir en dicho proceso.
Por eso la insistencia en que los centros de formación técnica sean acreditados y de calidad.
El proyecto de ley será una importante medida proequidad al permitir que miles de jóvenes que egresan de cuarto medio y que actualmente no siguen estudios superiores puedan acceder a un centro de formación técnica público y de calidad, constituyéndose en una importante herramienta para enfrentar la desigualdad.
Lo anterior debe ir en conexión con la creación de puentes entre los liceos de educación técnico-profesional y los nuevos centros de formación técnica, como también entre estos últimos y el nivel universitario.
Es necesario, además, dar una señal al mundo indígena, universalizando las becas de educación básica, media y superior.
Se debe asegurar también una estrecha vinculación de estas nuevas casas de estudio con el mundo del trabajo.
Asimismo, se permitirá la movilidad de más de 600 mil jóvenes que en la actualidad, al salir de cuarto año de enseñanza media, siguen en sus casas y no forman parte del sistema.
Finalmente, es indispensable destacar que en materia de oferta educativa en este nivel de formación la provisión mixta no tiene lugar en el país, por cuanto los planteles existentes pertenecen solo al mundo privado. A veces hablamos mucho de provisión mixta. Bueno, esta es la oportunidad de hacerla efectiva en un ámbito donde el Estado hoy no está presente.
Si bien algunas universidades estatales han creado centros de formación técnica bajo su alero, ellos están constituidos como sociedades anónimas y no en la calidad jurídica que este proyecto busca establecer.
Es cuanto puedo informar, señor Presidente.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Muchas gracias, señor Senador.
Tiene la palabra el Honorable señor Harboe.


El señor HARBOE.- Señor Presidente, en el contexto en el que nos encontramos, este proyecto es ciertamente una muy buena noticia. La creación de centros de formación técnica de carácter público y regional constituye una gran noticia para los jóvenes de regiones y, también, para el país. Esto último, porque el Estado vuelve a asumir la responsabilidad de crear un encadenamiento desde la educación escolar hasta el mundo productivo.
Con la implementación de los CFT lograremos evitar que la enseñanza media sea, en realidad, educación terminal para un tercio de los jóvenes que egresan de dicho nivel formativo. Todos los años cerca de un 30 por ciento de los jóvenes no tiene continuidad en institutos profesionales o en centros de educación superior y deben ingresar al mundo laboral, lamentablemente sin las herramientas suficientes para desempeñarse de manera adecuada, lo cual no genera movilidad social, como pretendemos a través del sistema educativo.
Estos centros de formación técnica de carácter público permitirán entregar oficios a nuestros jóvenes de acuerdo al nuevo modelo de desarrollo. Chile está viviendo en estos tiempos un cambio en este sentido. Ya el sistema basado en la exportación de materias primas ha concluido su ciclo virtuoso. Hoy los países capaces de incorporar valor agregado, tecnología e innovación en los procesos productivos son los que tienen mayor posibilidad de crecimiento.
Para potenciar ese camino innovador, se requiere capital humano. ¡Qué mejor que formar a nuestros estudiantes para el nuevo modelo de desarrollo de Chile!
Los CFT deben ser, a mi juicio, el espacio natural donde nuestros jóvenes obtengan esas herramientas. Aquellos que, legítimamente, no opten por la educación superior podrán convertirse en las y los mejores técnicos de nuestro país a través de oficios importantes que el mercado y el desarrollo de nuestra sociedad van a demandar.
Junto con señalar que este proyecto es una buena noticia, quisiera hacer presentes dos elementos que considero relevantes.
Primero, es preciso destacar que la creación de centros de formación técnica en las regiones representa el cumplimiento de un compromiso que muchos de nosotros asumimos en campaña, al amparo de la entonces candidata y hoy Presidenta de la República, señora Michelle Bachelet.
En seguida, me parece que esta es la oportunidad de hacerle ver al Gobierno que los centros de formación técnica no deben estar ubicados necesariamente en las capitales regionales, porque ahí confluyen instituciones de educación superior que otorgan herramientas de formación a los jóvenes. Pero en aquellas provincias que no son capitales regionales, donde escasamente se instalan universidades o institutos profesionales, creo que esta puede ser una muy buena alternativa de movilidad social y de formación para los jóvenes.
Por último, señor Presidente, deseo manifestar que, así como el mensaje de Su Excelencia la Presidenta de la República expresa la conveniencia de contar con un centro de formación técnica en cada región, es justo y necesario que, frente al pronto ingreso del proyecto de ley que crea la nueva Región del Ñuble, se considere en la discusión en particular una norma que permita la creación de centros de formación técnica en las nuevas regiones, porque no parecería justo privarlas de ello.
He dicho.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, la verdad es que resulta más que evidente la relevancia de esta iniciativa, independientemente de la discusión más en profundidad que se dé respecto del tipo de centros de formación técnica que queremos y de la vinculación que deban tener con los liceos técnico-profesionales, con el ámbito universitario o con el mercado laboral, que es tan importante.
Ahora bien, quisiera entregar algunos datos que me parecen significativos.
Fíjense ustedes que, del total de la matrícula de jóvenes que están en la educación superior hoy día, uno de cada seis se halla en un centro de formación técnica. De hecho, si sumamos los alumnos de las universidades estatales y privadas del CRUCH, veremos que son cerca de 300 mil, a los cuales hay que agregar los que estudian en universidades privadas, que alcanzan los 350 mil. Es decir, ya llevamos 650 mil alumnos. Y a ellos debemos añadir los jóvenes de los institutos profesionales, que son 350 mil.
En resumen, cerca de 900 mil alumnos están estudiando en un instituto profesional o en una universidad, y solo 150 mil van a un centro de formación técnica.
Quizás, esta es una de las iniciativas más proequidad de toda la reforma educacional, porque va a beneficiar de manera directa a los jóvenes más vulnerables. De hecho, dentro de los centros de formación técnica hay 50 mil alumnos que forman parte de los tres primeros quintiles, del 60 por ciento más pobre. La mayoría proviene de escuelas públicas, municipales. Además, muchos de ellos desertan y terminan endeudados por una educación que no siempre es de la mejor calidad.
Por otro lado, uno observa que de los 50 CFT existentes, solo 17 están acreditados. O sea, en la actualidad uno de cada tres centros de formación técnica se encuentra en esa condición. Probablemente, esta materia será parte de la discusión que tendremos cuando tratemos la iniciativa sobre gratuidad, porque esos centros, evidentemente, no la van a recibir. Más aún, todos tienen fines de lucro, de acuerdo a su estructura jurídica. Es algo que deberemos corregir, ya que no resulta coherente que ni las universidades ni las escuelas puedan lucrar y que sí lo haga un centro de formación técnica con recursos de los jóvenes más pobres o más vulnerables de Chile.
Por lo tanto, al ver esta radiografía nos damos cuenta de que es fundamental contar con estos centros de formación técnica.
Señor Presidente, entiendo que habrá un debate con relación a cuál será el sello que deberán tener dichas instituciones y a cuál va a ser su vinculación con el mercado laboral. Lo importante es que exista un tránsito fluido de los jóvenes, de tal manera que puedan complementar y continuar sus estudios una vez que terminen en el centro de formación técnica.
La mayoría de los países que lo han hecho bien en esta materia tienen ese tránsito fluido, lo que permite que las personas puedan ir ascendiendo en lo que dice relación a su formación, al capital humano.
Hay muchos temas que son más bien propios de la discusión particular. Es preciso definir, por ejemplo, cuál sería la mejor alternativa: crear un gran centro de formación técnica y, posteriormente, sedes en las regiones; o generar un centro de formación técnica distinto en cada una de ellas; y cómo vincular eso con lo que me ha planteado mucha gente, muchos académicos: la creación de centros de formación técnica en algunos casos se realizó al alero de universidades estatales de regiones, y ellos, en general, tienen gran participación en la propiedad de la universidad respectiva. Se trata, sí, de entidades constituidas con fines de lucro. Pero han hecho un trabajo; hay una experiencia acumulada.
Entonces, es importante también ver cómo se van a relacionar esos centros de formación técnica con los que se pretende crear a través de la ley en proyecto.
He dicho.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, la creación de los 15 centros de formación técnica estatales en las distintas regiones del país constituye un avance fundamental en la descentralización del conocimiento y respecto de las oportunidades y el acceso efectivo al derecho a la educación en las diferentes regiones. Es un paso más para enfrentar la desigualdad territorial y social presente en todo el país.
No es fácil encontrar un proyecto de ley que se traduzca en una contribución al desarrollo de manera tan concreta y visible a través del territorio.
Desde luego, mejorará las oportunidades de acceso a la educación superior, especialmente de los jóvenes más vulnerables y en el sector donde la oferta es más limitada, como es la formación técnica. Por cierto, son conocidos la sobreoferta en educación superior universitaria y el déficit que hay en la educación técnica de nivel superior.
Además, esta normativa potenciará la enseñanza técnico-profesional, otorgándole una proyección natural.
El alto número de alumnos matriculados en carreras técnicas en el país, que alcanza a más de 30 por ciento de la matrícula total de la educación superior, así como el crecimiento de la matrícula de primer año de estudiantes de esta categoría, que entre el 2005 y el 2014 tuvo un incremento de 170 por ciento, en contraste con el 27 por ciento de las carreras universitarias, nos obligan a reflexionar sobre la importancia de conectar estas carreras técnicas a partir de la educación media, pensando y planificando la enseñanza desde el ciclo escolar inicial e intermedio y, posteriormente, hasta su egreso y vínculo con la educación técnica y el mercado laboral.
Es importante mencionar que solo el 30 por ciento de los egresados de este nivel formativo entran inmediatamente a la educación superior, por lo que urge contar con una oferta de educación superior técnico-profesional articulada con la educación escolar y ligada con los sectores productivos de cada región.
Por otra parte, la constitución de estos centros de formación técnica servirá para dar un soporte a las estrategias de desarrollo productivo de las regiones, ensamblando las actividades económicas con su sistema educacional, como ocurre en la Región de Los Lagos.
Este aspecto me parece central. Necesitamos un modelo de desarrollo integral en el que el conocimiento y la productividad formen parte de una estrategia territorial sustentable y vinculante, tal como ocurre en países más desarrollados.
En ese sentido, el proyecto en estudio se presenta como un eslabón crucial en esta visión de la educación y el desarrollo de las naciones pertenecientes a la OCDE, donde existe un vínculo claro entre los derechos sociales y el territorio, entre las capacidades productivas y la generación de conocimientos, y entre la inversión, la innovación y la tecnología.
En seguida, la iniciativa en debate descentraliza de verdad: crea nuevas entidades con domicilio en cada región, con autoridades, profesores, funcionarios y estudiantes que viven y conocen la región, y con misión, visión, valores y objetivos establecidos desde ella.
El proyecto contribuye a disminuir el asfixiante centralismo en la oferta de servicios y, por lo tanto, en la calidad de vida de los diferentes territorios.
Actualmente, la distribución de la matrícula de formación técnica y profesional reproduce la alta concentración de la oferta de educación superior, con casi un 70 por ciento en las regiones Metropolitana, de Valparaíso y del Biobío. A ello se suma que existen zonas -especialmente las más extremas- en donde este tipo de oferta es bastante reducida.
Por cierto, como todo proyecto es perfectible, pienso que la institucionalidad de estos centros de formación técnica podría considerar de alguna manera la participación de los gobiernos regionales.
No estoy de acuerdo en que los centros existentes derivados de universidades estatales deban constituirse en personas jurídicas de derecho privado, aunque sean sin fines de lucro. El carácter estatal debe mantenerse, aunque puede revisarse su complementariedad con los nuevos centros que se forman.
Sin duda, este proyecto constituye un hito en la decidida voluntad de descentralización económica y social del país. Estamos atacando una de las bases del rezago o subdesarrollo de muchos territorios, como es la falta de disponibilidad de mano de obra técnicamente calificada para emprender los desafíos de cada región.
Estoy seguro de que este proyecto quedará inscrito, hacia el futuro, como uno de los legados del Gobierno de la Presidenta Bachelet. Su impacto no se limitará a nuevas instituciones o nuevas construcciones a través de todo el país. Está llamado a marcar las oportunidades de vida de varias generaciones de jóvenes chilenos.
He dicho.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Von Baer.


La señora VON BAER.- Señor Presidente, hace un par de semanas votamos a favor de la creación de dos universidades estatales en regiones. Y, al enfrentar este proyecto de ley, la pregunta es si debiéramos apoyarlo de la misma manera. Sin embargo, hay una diferencia: esas instituciones nacieron por una fuerte petición de la ciudadanía en el sentido de tener universidades específicamente regionales. Por lo tanto, la necesidad de crearlas era discutible.
Finalmente, después de escuchar en la Comisión a los distintos grupos que acudieron en representación de esas regiones, nos quedamos con la certeza de que en ambas existía la necesidad de contar con universidades que hicieran investigación de calidad y que ofrecieran un currículum universitario de calidad. Porque en esos territorios no existe hoy día una universidad con carácter específicamente regional.
¿Cuál es la diferencia con la creación de estos 15 centros de formación técnica estatales? Que actualmente existen centros de formación técnica en cada una de las regiones -y, de hecho, en muchas comunas-, y no todos son sedes regionales de un centro que exista en Santiago; muchos incluso son solo comunales o regionales. O sea, hay una oferta bastante amplia.
Lo que uno oye decir, a propósito de este proyecto de ley, es que con los nuevos centros de formación técnica se estaría dando una señal muy potente respecto de la preocupación por la educación técnico-profesional. Pero la verdad es que la iniciativa en debate no garantiza que tengamos una educación de calidad, porque esta última no se consigue con la creación de 15 entidades estatales. Se consigue, más bien, con una política de educación técnico-profesional que mejore los estándares de todos los centros de formación técnica. Y para mí esta es una preocupación central, señor Presidente.
Lo comentamos en la Comisión de Educación: el proyecto no garantiza que estos centros de formación técnica vayan a ser de calidad -y ocurrió lo mismo con las universidades-, pues no pasan por el mismo sistema para obtener, primero, autonomía -a través del Consejo Nacional de Educación-, lo que generalmente dura ocho años, y luego, acreditación. Ellos no se someterían a esa institucionalidad.
Entonces, se podría decir que, en principio, uno no necesariamente tiene que estar en contra del proyecto. No obstante, si no se solucionan los problemas de fondo en cuanto a asegurar realmente la calidad de la educación que se va a entregar, creo que en ese momento sí hay que estar en contra, porque le vamos a poner el título de "estatal" a un centro de formación técnica y vamos a votar a favor de la creación de estos planteles a pesar de que no garantizan calidad. De esa manera, les estaríamos enviando una señal equivocada a los jóvenes: que vayan a esos centros de formación técnica porque va a estar financiada su educación, y puede ser que después de dos, tres o cuatros años de estudio descubran que su carrera en realidad no está acorde a los estándares para obtener empleabilidad.
Señor Presidente, yo creo que nosotros no podemos tener corresponsabilidad en dar esa señal a los jóvenes. Porque, de hecho, cada año, al tratar el proyecto de Ley de Presupuestos, se produce la discusión de si, con fondos del Estado, a través de las becas y de los créditos, se puede financiar a alumnos para que asistan a instituciones no acreditadas. Y nosotros hoy día lo prohibimos. En consecuencia, no se comprende que ello sí pueda hacerse simplemente porque estos centros sean estatales. Pienso que el que tengan ese carácter no va a garantizar la calidad de la educación que entregarán.
Por lo tanto, si el Gobierno está seguro de que la educación que se va a entregar en esos centros de formación técnica será de calidad, es incomprensible que ellos no pasen exactamente por el mismo sistema por el que pasan todos los demás centros de formación técnica en nuestro país para garantizar esa calidad¿
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Terminó su tiempo, señora Senadora.
La señora VON BAER.- Le pido un minuto más para poder concluir, señor Presidente.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Conforme.
La señora VON BAER.- Decía que, si no se garantiza la calidad en estos centros, difícilmente vamos a poder concurrir a apoyar la iniciativa en particular, porque ello implicaría asumir una responsabilidad que luego no vamos a estar en condiciones de cumplir con la ciudadanía, la cual tiene grandes expectativas en esta materia.
Por último, el problema real hoy día no es de oferta de centros de formación técnica con vacantes en comunas a lo largo del país, sino -y lo dijeron todos los invitados a la Comisión de Educación- que esa oferta sea de calidad. Por lo tanto, podemos estar generando más cupos de educación en centros de formación técnica que resulten igual de malos que muchos de los cupos que tenemos hoy día.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Montes.


El señor MONTES.- Señor Presidente, quiero valorar esta iniciativa. Creo que forma parte de un programa de Gobierno que apunta a reforzar la educación pública -estatal, en este caso-, con miras a transformarla en la columna vertebral de un sistema mixto. Ello implica volver al curso histórico que tuvo Chile desde siempre, y que se interrumpió por un enfoque, un concepto, una forma de entender que la educación era un mercado más y suponer que a partir de eso se iba a generar un modelo adecuado para nuestro país.
Yo estoy totalmente de acuerdo con la creación de centros de formación técnica estatales. Y en la Comisión, donde remplacé al Senador Rossi, voté a favor, pronunciamiento que reiteraré en la Sala.
Durante el debate particular habrá que efectuar muchas precisiones. En dicho órgano técnico surgieron, de distintas intervenciones, aportes muy valiosos. En el proyecto existen ambigüedades. Y es necesario precisar la gradualidad de la instalación.
Aquí se han hecho reflexiones sobre qué pasa con la distribución de la matrícula de los CFT y de los institutos privados de regiones. Es algo que también será menester aclarar.
Está claro que se trata de un sector hiperdesarrollado, producto del CAE. O sea, crédito con aval del Estado tuvo un sector, el beneficiado (fue el que tuvo mayores posibilidades de desarrollo): el de los CFT y los IP, particularmente los primeros. Se generó un sistema que incentivó su crecimiento, pero no necesariamente con calidad.
La Senadora Von Baer pide que los centros que se plantea crear ahora tengan asegurada la calidad.
En el hecho, ya contamos con un mecanismo de muy mala calidad. Y el Estado les ha dado plata a los establecimientos para que se acrediten. Pero, a pesar de eso, muchos no lo han hecho.
Entonces, ahora debemos recoger esa experiencia y garantizar que en adelante no sucederá lo mismo.
En torno a este proyecto, señor Presidente, yo tengo algunas preocupaciones, que señalaré rápidamente.
Lo de las quince regiones, lo del país, en fin, cada día me convence menos. Al General Canessa, hace no sé cuántos años, se le ocurrió, y se distribuyeron las regiones de esa manera. Se agregaron otras. Y ahora se quiere añadir una nueva.
Aquí tenemos una cuestión administrativa, formal. Creo que hemos de repensarla. Las macrozonas, las macrorregiones son algo a lo que hay que darle al menos una vuelta, pensando en otra manera de enfrentar la situación, de acuerdo a un conjunto de factores regionales.
De otra parte, creo que, si no se impulsan políticas de desenvolvimiento industrial -como decía el Senador Harboe- y si no se buscan ejes de crecimiento de nuestro país que no sean repetición de lo que ocurrió en los veinte años pasados, en que solo se exportaron recursos naturales, sin duda que no habrá generación de espacios, de condiciones y de posibilidades para realizar lo que plantea este proyecto.
No hay un modelo homogéneo ni de instalación ni de desarrollo. Tienen que existir especificidades regionales. La mentalidad chilena tiende a ser homogeneizadora en la forma de instalar las cosas.
Aquí se requieren respuestas apropiadas para realidades diversas.
Por consiguiente, en la discusión particular habrá que asegurar la existencia de una diversidad que recoja las especificidades.
De otro lado, pienso que la relación con la realidad, con las dinámicas de crecimiento y desarrollo de cada región, con las pertinencias es muy determinante de los tipos de CFT.
Por ejemplo, el salmón debería ser la base de un centro de formación técnica (la Fundación Chile estudió todas las debilidades existentes). Y hay que pensarlo así.
Yo comparto la preocupación manifestada en torno a la excelencia, a la calidad de los establecimientos. Y es lo que queremos hacer. Sería absurdo no tratar de avanzar hacia allá.
En cuanto a las especialidades, al desarrollo institucional, a la formación de profesores, al vínculo con las instituciones de educación superior y con la red, es fundamental ser tremendamente rigurosos: hay que ir lento, pero seguro, para hacer algo de mucha calidad. Y creo que el proyecto considera este aspecto.
Finalmente, en el contexto del impulso industrial que Chile debe tener, reviste gran importancia la relación entre capacitación laboral, educación media, educación técnica y educación superior, como dijeron aquí el colega Quinteros y otros Senadores.
Considero fundamental, pues, asegurar esa relación.
Me parece un buen proyecto. Voy a aprobarlo en general. Y ojalá que en la discusión particular le demos un contenido y una gradualidad que aseguren que vamos a terminar con instituciones que superarán a las actuales, recogiendo lo mejor de ellas.
¡Al INACAP hay que sacarle el jugo!
No olvidemos que ese establecimiento es del Estado. Nunca nadie lo compró. Jamás nadie pagó nada por él. Simplemente, se cambió el directorio. Entonces, a sus directores hay que pedirles que se asocien a este proyecto y lo apoyen. Es menester asegurar que toda su experiencia acumulada, que es de punta, tenga con el proyecto en debate un vínculo que asegure que lo mejor de aquella fortalezca los nuevos centros de formación técnica estatales.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, con este proyecto a mí se me genera un problema, pues en muchas regiones de nuestro país existen universidades estatales que tienen centros de formación técnica. En Arica está el caso de la Universidad de Tarapacá, que es estatal.
Entonces, me cuesta entender que, en vez de fortalecer los CFT vinculados a universidades regionales estatales, adicionalmente se estén creando establecimientos distintos.
En el artículo 1° se establece que el Centro de Formación Técnica de Arica y Parinacota se relacionará con el Presidente de la República, y posteriormente, en el artículo 5° se dispone que cada CFT se vinculará con una universidad del Estado.
Entonces, ¿cuál es mi reflexión?
Si una universidad estatal de regiones tiene un centro de formación técnica vinculado a ella, ¿no resulta más lógico, en vez de crear un CFT diferente, fortalecer el de dicho establecimiento de educación superior?
La atomización me parece absurda.
Aquí se ha expresado que se busca calidad. Pero los recursos no son infinitos. Y si los nuevos CFT van a tener aporte fiscal, estimo que lo lógico es que lo reciban los centros de formación técnica que se hallan bajo el alero de las universidades estatales regionales.
Me da la impresión de que aquí se hizo un barrido completo para crear quince centros de formación técnica sin ver la realidad de cada región.
A mi entender, lo lógico es considerar la realidad de cada región. Y si hay CFT vinculados a universidades estatales, fortalezcámoslos. Pero no formemos un centro paralelo, pues estoy seguro de que, al final, concentrando los recursos en uno la calidad alcanzará un nivel bastante más alto, ya que el financiamiento será mucho mejor.
Señor Presidente, espero que el planteamiento que he realizado esta tarde sea objeto de un análisis más profundo durante la discusión particular.
Repito mi pregunta: ¿van a desaparecer los centros de formación técnica vinculados hoy a universidades estatales regionales? Creo que no.
Personalmente, soy de la tesis de fortalecer los CFT vinculados a universidades estatales regionales y no de formar centros adicionales y concentrar todos los recursos en ellos. De lo contrario, a la larga, ni unos ni otros cumplirán los objetivos perseguidos.
Yo creo que por esa vía se puede mejorar muchísimo la arquitectura del proyecto.
Lo peor es seguir atomizando la oferta, pues en muchas regiones hay suficientes CFT vinculados a las universidades estatales.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, aunque la creación de dos universidades regionales, antes, y de quince centros de formación técnica, ahora, no va a resolver los problemas de la educación en Chile, es una contribución poderosa a, de alguna manera, distribuir territorialmente las capacidades y las competencias de la población ofreciendo alternativas, en particular a los estudiantes de menores ingresos -ellos son el grueso de los educandos de los CFT-, pero con la posibilidad de integrar redes que no les cierren las puertas como ocurre hoy sino que permitan integrar con dinamismo los distintos niveles de la educación, sin barreras arbitrarias y con el solo límite de las competencias y capacidades -valga la redundancia- que los alumnos puedan ir desarrollando durante su propia evolución.
En otras palabras, desde los liceos técnicos, los CFT y las universidades, y además asociados con empresas, es posible generar un sistema de educación mejor, distribuido territorialmente, que atienda a la enorme diversidad de realidades de los estudiantes y que además se pueda comprometer con la formación de las competencias técnicas y particulares en las distintas regiones de nuestro país.
Efectivamente, los CFT dan esa posibilidad de flexibilización, al igual que las universidades regionales.
Sin embargo, también hay que considerar la experiencia y las lecciones aprendidas, toda vez que las universidades regionales han sido mucho más deficitarias en recursos que las de la zona central. A aquellas les resulta más difícil, pues, atraer a estudiantes que quieran formarse en ellas; atraer a académicos; generar centros de investigación, de innovación, de gestión y de desarrollo.
Por lo tanto, esta iniciativa tiene que ser una oportunidad para aprender de la experiencia del sistema educacional chileno, el que ha sido tragado fundamentalmente por un concepto centralista en la generación de conocimientos, de competencias, y en la distribución de oportunidades.
Las desigualdades territoriales en nuestro país son una marca indeleble que limita las potencialidades de las regiones.
Por consiguiente, la creación de CFT estatales no es solución en sí misma, pero abre un capítulo más en las oportunidades que debemos tener en regiones para que, además, los jóvenes estudien en su propio lugar de residencia y la familia no deba enfrentar los costos que significa el traslado a otros lugares o a centros preocupados de la formación de competencias y capacidades que no necesariamente permiten la reinserción en el territorio de origen.
Por esas razones, señor Presidente, me parece que este es un buen proyecto. Pero -repito- hay que aprender de las lecciones que hemos conocido, sobre todo a nivel universitario, de manera que las redes o la articulación de un sistema educacional sin barreras absurdas o basadas en los prejuicios permitan una fluidez en el apoyo de las instituciones y, también, el traslado de un alumno de un liceo técnico a un CFT; la entrada al mundo laboral; la vuelta al sistema educacional; el ingreso a universidades, sin otro límite -como señalaba- que sus propias capacidades y vocaciones.
Creo que los CFT son un recurso, lo mismo que la generación de dos universidades regionales estatales. Asimismo, se trata de instituciones básicas, necesarias para el proceso de descentralización, en que cada región además, de acuerdo a los diseños de lo que entendemos será la descentralización de nuestro país, va a tener que llevar a cabo su propio proyecto de desarrollo.
Eso supone, por cierto, la formación de capacidades y de competencias diferenciadas a lo largo del territorio nacional.
Por lo tanto, los CFT pueden llegar a tener, si las cosas se hacen bien, valor estratégico para el desarrollo de las oportunidades y la igualdad también a nivel territorial.
Por supuesto, le doy mi apoyo entusiasta a esta iniciativa, señor Presidente.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Señor Presidente, en los fundamentos de este proyecto se habla de fortalecer la descentralización; de impulsar la creación de 15 centros de formación técnica estatales en cada una de las regiones del país, promoviéndola como una herramienta de desarrollo individual y social que tendrá por objeto la formación de técnicos, prioritariamente de jóvenes y trabajadores.
Agrega que "los CFT que se crean constituirán la base de un nuevo sistema de formación que colaborará en red para asegurar la debida articulación entre estas instituciones y el Ministerio de Educación, así como en aspectos académico formativos, vinculación con el sistema productivo y otras materias similares".
Voto que sí. Y voto que sí por el mensaje. Pero, lamentablemente -debo decirlo-, este proyecto, que crea CFT estatales, en lo que concierne a la Región de Los Lagos no logrará impactar en los requerimientos de la demanda local.
Y ahí entrelazo con esto que sigue discutiéndose en nuestro país: los anuncios del 21 de mayo, cuando se habló sobre la gratuidad en la educación para el 60 por ciento de los estudiantes de CFT y de universidades del Consejo de Rectores más vulnerables de la enseñanza superior.
Sin embargo, en la Región de Los Lagos vemos con preocupación que solo el 28 por ciento de los educandos universitarios y técnicos podrán optar a ese beneficio.
En verdad -discúlpenme-, eso es una burla para la gente. Y es una burla especialmente para las familias, para los estudiantes, considerando que la promesa de campaña era "gratuidad universitaria".
Además, esta es una medida discriminatoria, teniendo en cuenta que no siempre los estudiantes más vulnerables están en las universidades tradicionales.
¿Por qué digo que este proyecto, sobre creación de CFT estatales, no logrará impactar en los requerimientos de la Región de Los Lagos? Porque las distintas exigencias de la medida gubernamental para optar a la gratuidad permitirán que en nuestra Región únicamente 6 mil 985 alumnos vulnerables accedan al beneficio, mientras que (¡nótese!) 18 mil 406 estudiantes pertenecientes a otros planteles quedarán fuera. Solo en Puerto Montt hay 6 mil 200 educandos que no tendrán ningún beneficio.
Nosotros creemos que, aunque se diga lo contrario en los fundamentos de este proyecto, una vez más se crea una política pública con una mirada centralista que considera la situación de la Región Metropolitana y descarta la realidad de las demás regiones, aun cuando se generan 15 CFT estatales. Pero siempre la mirada es a base del centro.
Esto va a generar una distorsión que, sin duda, provocará mucha desilusión en las familias, pues se deja a nuestra Región como la tercera en el país con menos beneficiarios.
Todos sabemos que en Los Lagos existen dos universidades del Consejo de Rectores y un CFT que cumplirían los requisitos establecidos en el anuncio presidencial. Y son los principales planteles técnicos los que tienen mayor dificultad para cumplir las exigencias, lo que se irá contraponiendo con el objetivo de gratuidad, en circunstancias de que son precisamente esos establecimientos los que cuentan con mayor número de matriculados vulnerables.
Lo que quiero señalar es que, por las razones expuestas, en la medida que el Gobierno no flexibilice los requisitos para la gratuidad las actuales condiciones implicarán dejar sin el beneficio a la mitad del país, debido a que en las regiones la mayoría de los planteles son entidades privadas, pues tampoco ha habido un incentivo para que otras universidades públicas se instalen en ellas.
Por eso el proyecto sobre CFT estatales no logrará impactar en los requerimientos de la demanda regional.
Por último, aprovechando esta oportunidad, debo señalar que cuando hablamos de que hay que seguir avanzando en los proyectos de universidades hablemos un poquito del relativo a una universidad estatal para Chiloé, la que fue comprometida desde el año 2006, en el primer mandato de la Presidenta Bachelet, como parte del Plan Chiloé.
La verdad es que ¡todavía estamos esperando!
El señor MONTES.- ¡Córtelo, señor Presidente¿!
El señor MOREIRA.- ¡No, pues! ¡A todos los oradores se les ha dado un minuto adicional!
De igual manera, señor Presidente, uno valora los centros de formación técnica estatales. Pero, como decía el Senador Montes, debemos ver lo relacionado con el contenido y la gradualidad.
Pero también tenemos que hablar de la calidad de la educación. Y creo que todas estas materias están íntimamente ligadas.
Voy a votar favorablemente este proyecto porque espero que en la discusión en particular mejoren las condiciones.
La Región de Los Lagos hoy se siente vulnerada por el propio Gobierno, que prometió educación gratuita para el 60 por ciento de los estudiantes. Sin embargo, parece que la gratuidad no llegará a mi Región.
El señor MONTES.- ¿Dónde vive el señor Senador: en Barnechea o¿
El señor MOREIRA.- Yo vivo en la Región de Los Lagos, en la calle Lawrence.
El señor MONTES.- ¿Golborne¿?
El señor ALLAMAND.- ¡Lawrence de Arabia¿!
El señor MOREIRA.- Al lado de donde vivía¿
El señor MONTES.- ¿Cómo?
El señor MOREIRA.- ¡Usted sabe quién vivía a mi lado¿!
El señor ALLAMAND.- ¿Entendió el mensaje, Senador Montes¿?
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Les pido a Sus Señorías evitar los diálogos y permitir la intervención del Senador señor Horvath, a quien dejo con la palabra.

El señor HORVATH.- Señor Presidente, yo quisiera valorar este proyecto.
La verdad es que en Chile, como una cuestión de mentalidad, toda la educación superior se toma como sinónima de universitaria. Si se considera el resto de los países del mundo, con distintas culturas, el punto es exactamente al revés. Nosotros presentamos una pirámide invertida, sobre la base de que todo lo que no es universitario se mira en menos.
En Europa, en los Estados Unidos, sucede exactamente lo contrario, ya que los alumnos, al ingresar a la educación superior, sea universitaria o técnica, ya tienen en su pensamiento un emprendimiento, el logo de su empresa, a qué se van a dedicar. Hay una predisposición absolutamente distinta.
En seguida, esta es una buena iniciativa, como aquí se ha señalado, porque asimismo ayuda en lo referente a resolver la movilidad social. Las cifras lo dicen claramente: el treinta por ciento de la matrícula nacional se halla hoy día en los centros de formación técnica y el sesenta por ciento se encuentra en condición de vulnerabilidad.
El problema es la predisposición y la preparación: regular o muy mala.
Ahí tenemos que enfocarnos en las educaciones básica y media, y no solo en lo que se enseña, en cómo se enseña a aprender, sino también en los hábitos.
El chileno está perdiendo el lenguaje, no comprende lo que lee y no presenta ningún sentido de la responsabilidad. Y con eso, obviamente, se está desestructurando una parte básica del alma nacional.
Las empresas, agrupadas en distintas organizaciones, han expuesto que requieren 600 mil técnicos. Es evidente que tenemos que asegurar la calidad desde la educación básica hacia arriba, pero no solo desde el punto de vista académico, sino igualmente en cuanto a la predisposición, al hábito, a buscar por la buena.
Todo lo que no se parece al valle de Aconcagua es mirado en el resto del país -lo digo con respeto- como adverso: el clima, la condición de aislamiento. Es cuestión de ir a Escandinavia y ver cómo se vive allá. O a Alaska. Es más riguroso. Mas se le pone buena cara al mal tiempo.
Nosotros mismos tuvimos la experiencia de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile. En el primer año, todos teníamos que pasar por el taller: fresa, torno, soldadura. Don Benigno López, quien de benigno tenía el puro nombre, era un tipo que nos atrincaba, y mucho. Después nos decía: "Para ir a verlos a ustedes voy a tener que pasar por seis secretarias". Pero realmente enseñaba a entenderse con los trabajadores de igual a igual, lo que se sumaba al uso de botas de goma y a no diferenciarse por el color del casco.
Creo que tenemos que hacer la ligazón con los liceos técnicos agrícolas, con las escuelas de artes y oficios.
En el caso de la Undécima Región, INACAP cerró las carreras nuevas en Puerto Aisén. Allá está el centro gravitacional de mayor potencial, por el borde costero, los fiordos, los canales y todo lo que significa agregar valor. Obviamente que lo ideal es que el centro de formación técnica se sitúe en esa ciudad, vinculado a una escuela de artes y oficios.
En Chile, con todo respeto, se entrega a los asistentes, hoy en día, una cantidad de diplomas y galvanos por cursos de dos o tres semanas en relación con distintas actividades. Es algo que tiene que ser revisado y, si no sería como engañarse en el solitario.
A mi juicio, tenemos que hacer algo.
Y cabe valorar una práctica única en la Región de Aisén, donde la Universidad Austral calificó académicamente la experiencia de los trabajadores. Me refiero a los de Friosur. Ellos la traspasan a otros jóvenes y a los profesores, y eso se valora académicamente para recibir el día de mañana el título de técnico.
Celebro el proyecto. Juzgo que es preciso perfeccionarlo y ligarlo con otros temas que he señalado.
Desde luego, apunta a la descentralización. No queremos que haya un centro de formación técnica para Chile, sino quince desde las regiones.
Gracias.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Puede intervenir el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, deseo partir haciéndole una consulta, por su intermedio, al señor Ministro.
Conforme a la cultura general, cuando se hace referencia a la educación superior se alude a tres tipos de planteles: centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades. Y se considera, habitualmente, que los primeros no generan una formación profesional.
La pregunta es por qué, más que quedarnos atrapados en estos conceptos, quizás propios del siglo pasado, no estamos creando institutos politécnicos para cada Región, capaces de empalmar hacia la educación técnica media y la formación universitaria. La idea, entonces -y esa será mi proposición en el debate venidero-, es generar en cada una de ellas un marco de dichos establecimientos. Y lo anterior, no solo para las regiones.
Es algo que tiene que ver con la manera como potenciamos el desarrollo del capital humano.
Y me llama la atención la finalidad, ya que, por lo que sé, los ingenieros se forman para insertarse en el mundo laboral. Los abogados, también. No es que sean marcianos. Y pareciera, de acuerdo con la redacción que conocemos, que solo las carreras técnicas fuesen para ese objetivo.
Creo que partimos de un criterio equívoco.
La educación continua es un requisito, más que nunca, en esta época. Nos hallamos en la era del conocimiento. El que las personas puedan desarrollar sus potencialidades depende de muchos factores, como su tiempo.
Por ello, cabe valorar mucho la iniciativa y agradecer que estemos comenzando, como país, a invertir la pirámide a la cual hacía referencia el Honorable señor Horvath, la ponderación que le damos a los diferentes niveles de formación, en el entendido de que el universitario no es el único.
Y permítame un paréntesis, señor Presidente. Quizás parte del conflicto que se enfrenta en la calle con algunas personas de la educación superior podría cambiar cuando modifiquemos el modelo de las universidades y la gratuidad en dicho ámbito. El requisito de acceso podría decir relación, no con la prueba de selección universitaria, sino con un sistema como el argentino, con un currículum básico común que es preciso aprobar antes de entrar a la universidad. Algunos lo llaman "bachillerato"; otros, de otra forma.
Pero vuelvo al asunto previo. Estimo que el proyecto es tremendamente importante.
Me parece que presenta un enfoque restrictivo para lo que necesitamos. Pienso que hace falta una discusión mayor acerca de cómo se empalma hacia lo universitario y la educación técnica de los liceos. El punto se encuentra en la letra c) del artículo 4°. Mas considero que ello tiene que corresponder, no a una norma sobre lo que los centros de formación deberán hacer, como se plantea, sino a una definición de lo que deberán ser.
En cuanto al debate acerca de la educación superior, sin duda que el Estado juega un papel. Es relevante.
Y cumplió un rol tremendamente significativo a través del INACAP. No es que quiera meter el dedo en una llaga que para algunos está abierta, en cuanto a qué fue lo que pasó con un instrumento estatal y cómo se privatizó, pero juzgo que el modelo ahí presente -y lo rescataría- es sumamente importante. Es más amplio de lo que entiendo que se contempla en la iniciativa. Dicha entidad exhibe hoy, por lo menos, un modelo de formación en educación superior que integra de mejor forma, lo que necesitamos lograr.
Señor Presidente, algunos afirman que no todos deben ir a la universidad.
Puede ser.
Algunos afirman que se necesita más formación técnica.
Puede ser.
Mas lo que necesitamos, sobre todo, es un sistema de educación superior integrado donde el Estado juegue un papel de generador de espacios.
Y probablemente el hecho de que no contemos con ese modelo -este es un juicio- ni, en particular, con universidades estatales de mayor capacidad de crecimiento es lo que ha generado en las últimas semanas un debate incomprensible ante un buen anuncio en orden a que 300 mil alumnos de la educación superior van a obtener gratuidad en todos los centros de formación técnica e institutos profesionales acreditados que sean sin fines de lucro y en las universidades del CRUCh. Se entiende que es el primer peldaño para el sesenta por ciento de mayor esfuerzo o para los primeros tres quintiles.
La discusión es cómo más jóvenes pueden llegar a la educación superior, uno de los problemas que, a mi juicio, no tenemos bien resuelto.
Voy a votar a favor, pidiendo también cambiar hacia el concepto de los institutos politécnicos.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, hemos escuchado a todos y a cada uno de los Senadores que me han antecedido y observamos la existencia de una posición bastante unánime en cuanto a cómo aprobar el proyecto, que estimo que constituye un buen aporte a lo que puede ser el diseño de toda nuestra educación superior en el próximo tiempo.
Como se ha dicho, el país ha adolecido desde hace larga data de un error en la estructura de su educación superior profesional, incluso por un prejuicio social. No olvidemos que hace muchos años se escuchaba el eslogan "Universidad para todos", y el que no llegaba a uno de estos establecimientos quedaba algo así como disminuido desde el punto de vista de su ascenso en la sociedad. La educación técnico profesional siempre se ha considerado de menor rango que los otros niveles.
Por eso, la creación de quince centros de formación técnica va en la línea correcta.
Me parece importantísimo que ello se sume a lo que están haciendo institutos profesionales de gran calidad. El Senador que habla puede decir que, en la Región del Maule, por lo menos, INACAP constituye un gran aporte, a pesar de que pueda criticarse la forma en que pasó de una etapa a otra. ¿Y qué ha hecho? Está capturando estudiantes sin el prejuicio social aludido. Para ellos ya no es una comparación negativa el no llegar a la universidad.
Creo que eso es muy relevante, porque la pirámide que se mencionó va de uno a siete: un técnico profesional por siete universitarios. En Europa es al revés: siete técnicos profesionales por un universitario. Pienso que tenemos que corregir nuestra tendencia. Y me parece que la iniciativa apunta a esa finalidad.
Por lo demás, tiene que existir también -se lo escuché a mi Honorable colega Letelier, y es cierto- un proceso de formación continua en el estudio, en el conocimiento. Ello parte de la educación prebásica, prosigue hasta el egreso de la educación media y puede llegar hasta la educación técnico profesional. En países como Alemania, la persona, por lograr un título en este último nivel, queda inmediatamente habilitada para acceder a la educación universitaria de mayor grado, conforme a su capacidad para ascender en la escala.
Ahora, echo de menos -no por el proyecto, que estimo desde ya positivo y necesario- algo que me parece que el Ministerio tiene que tomar en cuenta, que es la formación en oficios básicos.
Hace mucho tiempo, en la década de los cincuenta, los salesianos y otros se encargaban de proporcionarla al llevar adelante la enseñanza primaria. Hoy, el oficio básico ha sido abandonado.
Según la información que me dio la hermana Karoline, quien está a cargo de la escuela de formación profesional y oficios Clotario Blest, en Huechuraba, más de setenta mil jóvenes quedan en el medio del camino en las educaciones básica y media y terminan en la calle.
Con frecuencia, ellos llegan a buscar capacitación. Porque no son buenos para matemática ni para inglés, pero pueden tener muchas habilidades para el trabajo y ser formados para llevarlo a cabo, sin dejarlos entregados a su suerte, a diferencia de lo que sucede.
¿Cómo se forman estas personas en oficios? A menudo, porque el compadre del lado les enseña carpintería o gasfitería. Y eso no resulta positivo, porque es un sector que puede ser capaz de alcanzar un cierto nivel de educación que lo habilite para seguir otros superiores.
Entonces, también es preciso asumir esta situación dentro de nuestro proyecto educativo.
Hoy existen dos instituciones que se distinguen en la materia, que son la de Huechuraba y el INFOCAP, y otras.
Creo que es algo que no podemos abandonar. Por eso es que juzgo que la medida en estudio, inserta en la educación técnico profesional, constituye un avance importantísimo, con el cual podemos completar un buen sistema educacional para los jóvenes. En este sentido, seguimos la línea correcta.
Mas insisto en que tiene que crearse una cierta carrera en la búsqueda del conocimiento, que termine incluso en la posibilidad de que alguien que se halle en la educación técnico profesional quede habilitado automáticamente para acceder a la universidad o a un grado superior. Así se está haciendo en todo el mundo: desde lo básico se tiende a lo máximo.
Por todo lo expuesto, apruebo la iniciativa con mucho entusiasmo, porque -reitero- sigue la línea correcta.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Puede intervenir el Honorable señor Pérez Varela.


El señor PÉREZ VARELA.- Señor Presidente, no hay duda de que la educación técnico profesional es fundamental para el desarrollo de nuestras Regiones, de nuestras provincias, de nuestro país.
Desde la perspectiva local, se observa cómo llegan inversiones y que las empresas, muchas veces, tienen que traer gente de otros lados para la ejecución de trabajos técnicos y profesionales. Hoy día, por ejemplo, vemos a personas que se trasladan desde el sur hacia el norte por la labor en la minería.
Por lo tanto, el solo barniz que podemos aplicar con respecto a las necesidades existentes torna indispensable generar una política para la educación técnico profesional, para los institutos profesionales.
Me cuesta pensar que la sola construcción de edificios y la creación de funciones y cargos públicos sean la solución para el gran desafío que como país enfrentamos en la educación técnico profesional. Aquí no se define una política: se contará con financiamiento para levantar quince edificios y contratar para cargos públicos en por lo menos una de las comunas de nuestras regiones.
¿Es esta la respuesta del Estado al requerimiento de una educación técnico profesional en las distintas provincias, en las distintas comunas, la que es fundamental, además, que sea de calidad? A mí me parece que no, ya que, en forma adicional, cabe prever un conflicto permanente en cuanto a dónde quedará situado el centro de formación técnica. A este se le destinarán recursos públicos, y el Ministerio de Educación tendrá que fijar, con el Ministro de Hacienda, las normas obligatorias que deberán contener los estatutos, entre ellas las relativas a la elección del rector.
Imagino que en la Región del Biobío intentarán decidir sus cuatro provincias, con el espejismo de que se resolverá el problema.
Y se presentará, en seguida, la disputa por el cuoteo político, por quién será el rector y quiénes los contratados. Eso se dará dentro de la lógica de que estamos creando cargos públicos y de que habrá funcionarios de la confianza del Presidente de la República. Es decir, en vez de descentralizar, ofreceremos una expresión extraordinariamente centralista con relación a algo del todo necesario.
Los rectores serán nombrados al inicio por el Primer Mandatario. Con posterioridad será preciso cumplir con las normas obligatorias a que he hecho referencia.
Escuchamos a la Presidenta de la República anunciar el 21 de mayo de 2014 que iba a remitir un proyecto de ley sobre las zonas de rezago, que son las vulnerables. Esa es una respuesta con la que hasta ahora no contamos y que la iniciativa en debate evade, por cierto. El centro de formación técnica no se situará, entonces, en donde verdaderamente más se requiere.
Reitero que la construcción de edificios y la creación de cargos públicos no son la respuesta. Chile precisa un fortalecimiento de su educación técnico profesional.
En cuanto a la vinculación con universidades, se vuelve a caer en el mismo prejuicio del proyecto que crea algunas de carácter estatal: serán las del Estado. Si no hubiere una de ellas, podrá darse otra posibilidad.
Por ejemplo, en la Región del Biobío se desecha, de una manera agraviante, diría, toda la capacidad de la Universidad de Concepción, cuyo rol es fundamental, sin duda, y que ha creado el Instituto Profesional Virginio Gómez, una experiencia que el Estado debiera fortalecer.
Esto último debiera extenderse a lo hecho por otras universidades, como lo expresaban los Senadores señores García y Orpis. Cabe destacar al respecto el esfuerzo que ha realizado tanto el DUOC como el INACAP.
Esa es una respuesta verdadera hacia una política.
Considero que esta no es una política; es una decisión que no da cuenta de la realidad y de las necesidades. Crear edificios y crear cargos públicos no es, a mi juicio, la respuesta adecuada. Y por eso me voy a abstener, con la expectativa de que en la discusión particular generemos una real política sobre la educación técnico-profesional.
Ya veo en mi Región el conflicto que se dará entre los Senadores de la Nueva Mayoría por quién es el que nombra al primer rector, por quién es el que impone, digamos, la primera planta. ¿Es esa la respuesta que verdaderamente necesitamos? Porque si hoy día existe una discusión fuerte sobre temas incluso menores, los quiero ver cuando deban nombrar al nuevo rector del centro de formación técnica de la Región del Biobío. Y eso verdaderamente no da cuenta de lo que requiere la ciudadanía y tampoco de lo que requieren los estudiantes.
Pienso que los jóvenes que estudian tanto en institutos profesionales como en centros de formación técnica en su mayoría provienen de familias vulnerables. Por eso, hay que generar políticas de fortalecimiento y no solamente crear edificios y cargos públicos.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Allamand.


El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, la verdad es que nadie podría estar en contra del impulso que hay que darle a la educación técnica en sus diversas facetas en el país. Pero la pregunta pertinente es si este proyecto está a la altura de los requerimientos de ese tipo de educación.
Ciertamente, yo voy a votar a favor de este proyecto, pero con la esperanza de que tenga una reingeniería casi total.
En primer lugar -ya lo señalaba el Senador Letelier-, ¿es correcto perseverar en Chile en la estructura CFT, IP, universidades, licenciaturas, no licenciaturas?
La OCDE sostiene que no, que es una estructura per se anacrónica, que no se relaciona con la evolución que han tenido los estudios de educación superior en el mundo.
Más aún, mi información es que en el propio Ministerio se está estudiando la idea de fusionar el concepto de CFT con el de institutos profesionales, en la misma línea que señalaba el Senador Letelier.
¿Qué estamos haciendo aquí? Estamos replicando una estructura institucional que está cuestionada, que en el mundo desarrollado no existe y que ha sido reemplazada. Simplemente, estamos repitiendo lo que hay, en circunstancias de que todos sabemos que debemos cambiarlo.
En cuanto al tema de la calidad, aquí -ya se ha dicho- no existe ninguna garantía respecto de ella.
Pero fíjese, señor Presidente, lo absurdo que resulta lo que es simplemente una promesa de campaña: ¡un CFT por región! ¿Y qué tiene que ver eso con la matrícula? Puede ser absolutamente necesario, por ejemplo, en la línea de lo planteado por el Senador Montes, tener en la Región de Los Lagos tres CFT dedicados a la industria del salmón: uno en Puerto Montt, uno en Ancud y otro en Quellón.
Otro caso es el de las Regiones Sexta y Séptima. San Fernando está en el Sexta, y Curicó, en la Séptima. Es perfectamente posible que con este esquema campañero de un CFT por región se dé el absurdo de tener un centro de formación técnica ubicado en San Fernando y otro ubicado en Curicó, a 60 kilómetros de distancia, con dos rectores, con toda una parafernalia y con toda una estructura completamente innecesaria.
¿Cuánto vale este proyecto, señor Presidente? 200 millones de dólares en cuatro años. De acuerdo con el informe financiero, solamente para la construcción de los edificios se requerirán 152 millones. Y la operación de estos CFT durante el primer cuadrienio costará 48 millones más.
Yo pregunto, señor Presidente: ¿ustedes creen que si les dijéramos a los rectores de las universidades estatales que vamos a destinar 200 millones de dólares para crear centros que, como señaló el Senador Orpis, en algunos casos ya existen, ellos considerarían que es un gasto apropiado, o que, por el contrario, esos 200 millones deberían ir a las universidades estatales (y ni siquiera estoy hablando de la Universidad de Concepción, de la Austral o de la Federico Santa María, que son parte de la discriminación permanente, de la lógica estatista del actual Gobierno en esta materia)?
¡Doscientos millones de dólares! ¿Con qué justificación?
Yo no estoy diciendo que no se deban crear quince CFT -quizás se deberían crear veinte-, pero hay que crearlos con una estructura distinta, asegurando la calidad, con un enlazamiento a universidades que realmente tengan competencias y, como señaló el Senador Montes tanto en esta Sala como en la Comisión, que tengan pertinencia.
Entonces, no nos engañemos. Estamos frente un proyecto insuficiente que, de la manera como está planteado hoy al Senado, genera muchas más interrogantes que respuestas positivas. Todas las que han mencionado distintos Senadores apuntan a que debe ser corregido intensamente desde el punto de vista conceptual y estructural.
Aquí no se trata de discutir si deben existir doce, quince o diecisiete centros de formación técnica, sino de ver de qué manera el esfuerzo significativo que hace el Estado redunda realmente en un beneficio para la educación técnica superior.
Por eso, señor Presidente, en un ánimo positivo, vamos a votar a favor del proyecto, pero con la idea de tener tiempo para hacerle la reingeniería que distintos Senadores, tanto de Gobierno como de Oposición, consideran indispensable.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, creo que esta es una discusión típica.
Por supuesto, todos sabemos que la propuesta es una medida que cuenta con un amplio apoyo ciudadano; todos sabemos que esta es, probablemente, dentro del conjunto de iniciativas de la reforma educacional que el país está llevando adelante, la que posee un componente más proequidad de todas. Aquí las oportunidades están a la vista. Aquí muchas de las majaderías que escuchamos durante el año pasado, durante la tramitación del proyecto de fin al lucro o de la inclusión, sencillamente no tienen espacio, porque esto es real y concreto.
Hoy son cientos de miles los jóvenes chilenos que terminan cuarto medio y se van para la casa, a engrosar los cordones de pobreza, de marginalidad, y que hoy día sí van a tener una oportunidad.
Esto está absolutamente acoplado y alineado con los objetivos productivos del país. Por eso, a veces no entiendo el discurso de algunos señores Senadores, que mejor deberían sincerar esta discusión y decir que no quieren educación estatal, y que eso es lo que los incomoda. Porque muchas veces nos llenamos la boca hablando de la provisión mixta, pero acá no tenemos provisión mixta; acá lo único que tenemos es una provisión privada de educación, creada, ¿cómo? Tal como se crearon las instituciones de educación superior desde el año 1981 en adelante: absolutamente desreguladas, con lucro, con aranceles totalmente disparados, sin ninguna referencia real al programa educativo que imparten, sin calidad. Y es la razón por la cual la inmensa mayoría de los centros de formación técnica que hoy tenemos en Chile son malos, de mala calidad.
Eso es lo que a algunos los incomoda: que el Estado se haga cargo de la situación, en la misma forma como se planteó en el debate sobre la creación de universidades regionales.
¿Por qué surgieron dos universidades regionales, una para O'Higgins y otra para Aisén? Bueno, por lo que el Senador Letelier y muchos otros han señalado: porque en esas regiones la oferta privada no vio un mercado suficiente y, por lo tanto, dejó el espacio completamente abierto. ¡Ahí no funcionó el mercado!
Hoy creemos que es necesario articular los esfuerzos, pues, tal como indicó -reitero- la Confederación de la Producción y del Comercio, en Chile faltan al menos 600 mil técnicos de nivel superior. Y esto ayudará a paliar esa deficiencia. Porque aquí -ya lo decíamos- no es que no exista demanda: dentro del contexto de la educación superior, la matrícula a los centros de formación técnica ha crecido ostensiblemente en los últimos años. ¡Hay demanda! Lo que no hay son oportunidades y ofertas suficientes y de calidad. Y es precisamente lo que vendrán a generar estos nuevos centros de formación técnica.
También se ha dicho que habría CFT que podrían tener alguna dificultad. Los centros de formación técnica de buena calidad, como el DUOC o el INACAP, no tienen nada que temer. Y por eso el propio Gonzalo Vargas, que representa a dichos establecimientos, entregó su apoyo a este proyecto, porque entiende que en la actualidad estos esfuerzos deben ser compartidos por más actores y que en Chile se requiere efectivamente una provisión mixta que se haga cargo de ofrecer una necesaria oferta educativa para jóvenes que, de lo contrario -reitero-, se irían para la casa, generando problemas sociales en sus territorios al no tener las oportunidades que se requieren.
En esta discusión también ha habido señores Senadores que, al igual que en el proyecto que crea dos universidades regionales -era que no, si hacía mucho tiempo que en Chile no creábamos planteles públicos-, pensaban que aquí nos íbamos a hacer cargo de todo: que íbamos a elegir a los rectores, que íbamos a nombrar a los decanos, que íbamos a definir los programas y las mallas curriculares, y capaz que hasta íbamos a regular hasta la "semana mechona".
¡No es así!
Para eso se conformarán comisiones regionales encargadas de revisar los aspectos de mayor detalle: si el centro de formación técnica va a instalarse en un inmueble propio o en uno que le entregará en comodato la municipalidad o la CORFO; o cómo se abordará el hecho -tema que ha surgido acá y que es muy claro- de que hoy existen cinco o seis centros de formación técnica que funcionan al alero de universidades del Estado.
Por ejemplo, en la Región de La Araucanía existe el Centro de Formación Técnica Teodoro Wickel, en Angol, con una matrícula de aproximadamente 250 alumnos, en circunstancias de que lo que ahí se requiere -y hablo por mi región- es un CFT que mínimo les dé oportunidades a unos 2 mil o 3 mil jóvenes, no a 250, que son los que acuden al centro de formación técnica ya existente.
Entonces, no es que para las regiones donde ya hay un establecimiento de estas características -en el caso que describo, es privado, al haberse tenido que conformar como sociedad anónima- no deba crearse ningún otro. ¡No! Porque eso es insuficiente y habrá que adicionarlo, probablemente, con una "ley corta" que cambie la calidad jurídica de tales planteles.
Creo que puede haber muchas excusas para no avanzar en una política proequidad y que pretende dar oportunidades nítidas a cientos de miles de jóvenes que hoy no las tienen y que, a partir de la aprobación de la ley en proyecto, podrán contar con una mayor oferta en sus regiones.
Este es el momento en que se espera un concurso y un apoyo decididos -no a regañadientes, como se percibe en algunas intervenciones- a una medida que busca brindar una oportunidad real de equidad, como es la creación de estos CFT.
Voto a favor.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Van Rysselberghe.


La señora VAN RYSSELBERGHE.- Señor Presidente, no me cabe la menor duda de que, tanto en el debate del proyecto que ahora nos ocupa como en el de la reforma educacional que se llevó a cabo durante los últimos meses del año pasado, lo que pretenden cada uno de los parlamentarios y los funcionarios del Ministerio del ramo, más allá de sus diferentes perspectivas, es mejorar la calidad de la educación, puesto que se entiende que una educación de calidad es un motor que permite el ascenso social de las personas y una herramienta que, sin duda, genera tranquilidad a los padres, que pueden entregarles una educación de calidad a sus hijos para que puedan salir adelante.
Sin embargo, la parte de la reforma educacional que se presentó el año pasado no contenía ni una sola palabra sobre calidad. Y hoy día en este proyecto que crea quince CFT tampoco vemos que se esté resguardando la calidad.
Y a mí, de verdad, eso me preocupa, porque la gran promesa de campaña no fue crear más centros de formación técnica, sino dar educación de calidad y gratuidad universal. Y ninguna de estas dos cosas se está cumpliendo.
Yo podría estar relativamente tranquila si nos dijeran que estos CFT se van a someter a las mismas evaluaciones de acreditación que rigen para todos los centros que hoy ya existen en el país. Sin embargo, no es así, pues los que se crean van a tener un estándar más bajo. Y yo me pregunto por qué deben tener un estándar más bajo si se supone que van a ser de calidad. ¿Cuál es el problema de demostrarle a todo el mundo, incluyendo a los alumnos que cursarán sus carreras en ellos, que estos CFT cumplirán con las mismas normas de calidad que se le exige a cualquier otro, y ojalá muchos mejores estándares que el resto?
No obstante, se están dictando leyes especiales para que eso no sea así. Y eso a mí de verdad me preocupa. Está bien, uno puede creer en las buenas intenciones, pero un refrán popular dice: "obras son amores y no buenas razones".
La verdad es que, hasta este minuto, de preocupación por la calidad de la educación escolar, universitaria o técnica no se ha visto absolutamente nada. Más bien hemos visto la intencionalidad de terminar con la educación particular subvencionada que tiene fines de lucro, la intencionalidad de otorgar gratuidad en las universidades pertenecientes al CRUCh, pero, de calidad, ¡nada!
Y lo que esperan nuestros jóvenes, que hacen el esfuerzo por educarse, por salir adelante, por tener buen rendimiento, que se sacan la mugre para estudiar y ser responsables, es que el Estado cumpla un rol que les permita y resguarde una educación -como dijo uno de los colegas que me antecedieron en el uso de la palabra- integrada y de calidad.
Yo no tengo problema alguno con la creación de estos CFT, pero sí quiero que se resguarde la calidad, sean ellos públicos o privados. Y a mí me preocupa que hoy el Ministerio esté más preocupado de otras cosas que de la calidad de la educación que reciben nuestros hijos.
A mí me encantaría poder confiar -de verdad, me encantaría- en que se van a preocupar de eso, pero llevamos más de un año de gobierno, y de calidad no hemos visto nada.
Por lo tanto, creo que en esta reforma se ha partido al revés.
Me hubiera encantado ver que se preocupaban de la calidad de los colegios públicos, que les daban oportunidades reales a nuestros niños. Sin embargo, de eso no hemos visto nada. ¡Nada!
Me encantaría ver que se fiscaliza la acreditación, para que la calidad, tanto de los CFT como de las universidades, sea la que se dice que van a ofrecer. Pero la verdad es que están más preocupados de otras cosas.
Por lo tanto yo, queriendo que haya CFT regionales, no voy a votar a favor del proyecto -me voy a abstener-, porque no les creo. No creo que vaya a haber mejoras sustantivas que apunten al mejoramiento de la calidad. Pienso más bien que son otras las intenciones que hay detrás de esto, que pueden ser superlegítimas -no estoy haciendo un juicio valórico al respecto-, pero lo que a mí me interesa es resguardar la calidad. No me importa quién imparta la educación, de verdad. Y es una declaración de principios: no me importa quién imparta la educación si esta es de calidad y a ella pueden tener acceso los niños más vulnerables. Y me parece que eso no se ve reflejado en este proyecto.
Gracias.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, hace algunos días el Senado debatía, en el contexto del proyecto que establece una ley marco para la inversión extranjera, si Chile debía apuntar a convertirse en un país exportador de productos elaborados, con mayor tecnología, más que seguir siendo exportador de materias primas.
La iniciativa que estamos analizando hoy tiene que ver con un modelo de desarrollo distinto, donde el país se incorpore a la idea que debatíamos en la otra ocasión, para convertirse en un exportador de materias primas con mayor valor agregado. Pero para ello debemos mejorar la educación. Y a eso apunta la gran reforma que estamos llevando adelante en materia educacional, para dar igualdad de oportunidades a quienes hoy no las tienen, para ir superando las enormes condiciones de desigualdad que hoy existen.
Por eso, estamos haciendo un esfuerzo para que el Estado asuma nuevamente la responsabilidad de hacerse cargo de la educación.
Sin embargo, eso no es fácil. Y lo no es porque estamos impulsando una reforma muy profunda, cuyos frutos será muy difícil ver en cuatro años. Y en el corto plazo es poco probable elaborar proyectos que sean perfectos.
Yo noto debilidades en aquel que nos ocupa. Decimos: "Tiene que haber quince CFT". ¿Por qué quince? Porque son quince las regiones. ¿Y si hubiera veinte regiones? Bueno, los centros de formación técnica también deberían ser veinte. No tiene que ver con la división geográfica, sino con la caprichosa idea de colocar, según la caprichosa división administrativa del país, un CFT por región.
Sin embargo, queremos saber para qué. ¿Dónde van a estar? En mi región, ¿en qué parte quedará ubicado: en Pitrufquén, en Freire, en Carahue, en Angol, en Temuco?
No está definido.
En consecuencia, yo espero que en la discusión particular podamos precisar cuáles van a ser los objetivos y las metas del centro de formación técnica para lograr que se vincule con el entorno y tenga pertinencia con los sectores productivos. ¿Cómo se relacionará con la educación media para que los alumnos desarrollen alguna habilidad que tenga que ver con las carreras que impartirá? ¿Va a tener alguna vinculación con la empresa, con el entorno productivo y, en el caso de Cautín, con la agricultura, con la madera?
No sé. No está claro en la propuesta.
Quiero expresar mi preocupación en cuanto a que este proyecto no solo se apruebe porque se destinarán recursos a infraestructura, porque podría convertirse en 15 elefantes blancos. Debemos debatir en particular cuáles son sus metas, sus objetivos, cómo se relaciona con el nuevo diseño de modelo productivo de este nuevo rol del Estado.
Asimismo, deseo saber cómo vamos a darles oportunidades reales a los jóvenes que egresen de aquellos para incorporarse al trabajo, a la empleabilidad. ¡No quisiéramos estar legislando para crear centros de formación de los que salgan técnicos que terminen conduciendo un taxi¿! En verdad, deseamos que exista un vínculo con la empresa, y no veo cómo esta iniciativa se relaciona con el mercado, con la demanda.
Es bueno fijarse metas; es bueno que el Gobierno determine su voluntad de destinar recursos a la educación, de establecer este compromiso más bien emblemático: "Crear quince centros de formación técnica".
Los que estamos en la región queremos asegurarnos de que estos centros de formación técnica efectivamente puedan mejorar la calidad y las oportunidades de los estudiantes. Por tanto, en la discusión en particular voy a pedir que veamos con más detalle la vinculación de estos centros con la educación media y con el mercado en cada una de las regiones.
He dicho.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Solicito autorización de la Sala para que el Senador señor Guillier me reemplace en la testera.
Acordado.
--Pasa a dirigir la sesión el Honorable señor Alejandro Guillier, en calidad de Presidente accidental.
El señor GUILLIER (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Hernán Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, creo que el debate efectuado esta tarde nos permite pensar que siempre es bueno, para un país como el nuestro, avanzar y aportar al fortalecimiento de la educación técnica.
Por muchos años, tanto la enseñanza media como la de nivel superior se concentraron en áreas más bien de carácter humanista, o científico, o artístico; pero poco esfuerzo se ha hecho en el ámbito técnico-profesional. Hay una vocación distinta en nuestro país, a diferencia de otros que tienen bastante fuerza en lo específicamente técnico. Y de ahí que sea necesario y conveniente avanzar en este tipo de educación.
Hasta el momento no he visto -lo pesquisé en los antecedentes del mensaje y del informe de la Comisión- una clara justificación de por qué se necesitan 15 centros de formación técnica. ¿Por qué se requiere uno por región, en circunstancias de que puede haber zonas que tengan este tipo de organizaciones en exceso y otras con necesidades y carencias muy significativas?
Cuando hace pocas semanas le dimos nuestra aprobación a la creación de las universidades de O'Higgins y de Aisén, había dos regiones que efectivamente tenían una situación de debilidad en la educación superior. Se justificaba ese proyecto. En este caso, ¿por qué pensamos en 15 centros de formación técnica y no consideramos que algunas regiones requieran, tal vez, dos? A lo mejor no es necesario empezar con ese número. Esto no se halla justificado en el texto.
No cabe la menor duda de que se precisan técnicos, pero cuáles y dónde. Lo digo sobre todo sabiendo que en el sistema nacional hay más vacantes que gente que quiera estudiar en ellos y, por lo tanto, existen numerosos cupos que no se llenan en los establecimientos de educación técnica.
En seguida -ya lo decía quien me antecedió en el uso de la palabra-, hay la necesidad de articular el nivel técnico superior con la educación media técnico-profesional. Sin embargo, nosotros advertimos que nada de eso se desarrolla en esta iniciativa de forma real. Hay simplemente expresiones de voluntad que no se materializan en ninguna institución.
Y a ese problema de articulación se añade la falta de calidad de la educación media técnico-profesional, que no se resuelve con aumentar el número de instituciones de nivel superior.
Se dice que la deserción que hoy existe, superior al 50 por ciento, se va a resolver con este proyecto, pero no se da ninguna explicación de por qué esa afirmación puede ser considerada posible o válida. Por lo demás, estas tasas de deserción son bastante comunes en el sistema universitario. De manera que aquí se están, probablemente, vendiendo ilusiones.
Por otra parte, la normativa en estudio no garantiza la calidad. Como bien lo decía la Senadora Van Rysselberghe, esta iniciativa se salta el proceso de licenciamiento; se salta la obligación de acreditación en el área de vinculación con el medio regional; tampoco garantiza que haya una relación entre sus contenidos y el desarrollo productivo regional. Entonces, ¿cómo vamos a asegurar que estas nuevas instituciones sean de calidad?
Existe también un problema en los CFT cuando se trata de regiones donde hay universidades estatales que ya los han creado. Aunque sean instituciones privadas, y que incluso persigan fines de lucro, parecieran requerir algún grado de coordinación con estos nuevos centros de formación técnica cuya explicación no hemos recibido. Además, cabe recordar que han tenido malos resultados los de Tarapacá, Atacama, Valparaíso y La Frontera.
Finalmente, está la inquietud respecto a los costos y el financiamiento. En el debate habido en la Cámara de Diputados se cuestionó la insuficiencia de los recursos previstos. Y, si a eso agregamos el problema de gratuidad que van a tener los alumnos que entren en estos establecimientos versus otros centros de formación técnica que tienen alumnos vulnerables, uno puede pensar: ¿no habrá aquí un nuevo caso de discriminación, donde una institución sin garantías de calidad, sin sufrir los procesos de acreditación y de licenciamiento que se dan en otras, va a tener, desde el momento en que entren en acción, alumnos con gratuidad versus otros centros de formación que han debido demostrar la calidad de su trabajo para así poder garantizar la seriedad en sus ofertas académicas, pero cuyos alumnos no tienen este apoyo económico al ingresar?
Pareciera consagrarse una injusticia que no se explica en la iniciativa que se propone.
Le planteaba al Ministro por qué no podemos discutir estas cosas aquí. El apresuramiento no solo es mal consejero para la calidad de los proyectos, sino que no permite despejar muchas de estas inquietudes.
Yo, por el afecto y el cariño que le tengo a la educación, voto a favor. Sin embargo, espero que el trabajo que se haga en la Comisión posibilite que estos temas, a mi juicio delicados y sin debida explicación hasta este minuto, se traten de manera seria y sean resueltos. En la discusión en particular podremos revertir nuestra decisión.
El señor GUILLIER (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, la verdad es que la intervención del Senador Larraín ha venido a morigerar en algo una línea que me causaba preocupación.
Él va a votar a favor. Hay otros Senadores que se han abstenido y formulado críticas que considero muy injustas.
De acuerdo a la información del MINEDUC, la matrícula en las universidades estatales es de 184 mil 477 estudiantes; en las universidades no estatales, de 141 mil; en las universidades privadas, de 381 mil; en los institutos profesionales, de 332 mil; y en los centros de formación técnica, de 144 mil, lo que corresponde a 12,2 por ciento del total de alumnos matriculados el año 2003. Y 70 por ciento de los centros no están acreditados. Así figura en el informe que recibimos los Senadores.
Y uno dice entonces: "Claro que hay ofertas, y de calidad".
Precisamente, lo que busca este proyecto de ley, por medio de la creación de 15 centros de formación técnica, es equiparar, ampliar la oferta educativa, generar una competencia en ese mercado, hacer que tenga un patrón de referencia. Y elevar la calidad es un rol del Estado.
Creo que existe confusión respecto de los esfuerzos que el Gobierno realiza por aumentar la calidad. Precisamente, estamos llevando a cabo la reforma educacional más atrevida, más profunda y más radical de toda la historia de Chile, porque hemos constatado el fracaso del sistema educacional implantado el año 80. ¡El fracaso!
Cuando la matrícula de la enseñanza básica alcanzaba a 78 por ciento en los establecimientos del Estado, cuando solo existían universidades públicas, se cambió el sistema, se introdujo el mercado y este fue el resultado: Chile, mayoritariamente, se puso de pie y pidió una reforma. Y como dijo la Presidenta Bachelet hoy, perdimos la batalla comunicacional en educación. Pero las razones fundamentales de la reforma siguen en pie, se mantienen firmes.
Tenemos que mejorar la pésima educación que existe en nuestro país, y para eso estamos llevando a cabo una transformación profunda.
En tal sentido, instaurar estos centros de formación técnica estatales significa una contribución. Es cierto, no hay claridad, señor Ministro, respecto de cómo se van a vincular con la universidad acompañante. Pienso que el debate mismo -habrá un período para presentar indicaciones- va a ayudar a mejorar la iniciativa.
Es cierto, deberá haber gradualidad. No será posible crear estos 15 centros de formación técnica de manera simultánea. Hay que partir instalándolos donde haya mayor necesidad y aprender de la experiencia, para ver cómo ponemos en marcha estos recintos de la mejor manera.
Lo que me extraña, señor Presidente, es que los más pesimistas sean quienes no querían que hubiera una Superintendencia de Educación.
Recuerdo el debate que se dio en la Comisión de Educación del Senado, donde algunos manifestaron que no querían que las universidades se acreditaran, pues se vulneraría la libre iniciativa de las entidades privadas: ¡Cero fiscalización! ¡Cero acreditación!
Y la verdad es que fue un suplicio, un parto doloroso lograr que aquellas se acreditaran. Hubo que contemplar un elemento adicional para lograrlo: establecer que las que no lo hicieran no recibirían plata por concepto de subvención estatal para los estudiantes. Solo así logramos atraer el voto de la Derecha.
Se rechazó el tema de la Superintendencia de Educación.
Es más, quiero advertirlo: la Superintendencia para la educación media que aprobamos en la reforma durará solo dos años y después desaparecerá. O sea, se aprobó la creación de una Superintendencia esposada, atada de manos, porque no quieren que haya fiscalización.
Por tanto, el fantasma de la fatalidad existe. No está en la Sala la Senadora Van Rysselberghe, pero ella dice: "No les creo: me voy a abstener, porque estos centros de formación técnica no son necesarios". Existe un fantasma de la fatalidad inaceptable, pues necesitamos que efectivamente haya más oferta. Si la oferta privada es de mala calidad o no la hay, dejemos que el Estado pruebe esta posibilidad. Esperemos los resultados. Colaboremos en el proceso. Los beneficiarios serán jóvenes de escasos recursos. La favorecida será la gente que espera contar con la posibilidad de estudiar una carrera técnica, que la actual oferta del mercado privado no satisface.
Por eso, señor Presidente, tenemos que derrotar ese pesimismo crónico. Espero que el Gobierno -una vez aprobado el proyecto de ley- fije un itinerario y se incorpore a la futura Región de Ñuble. Es decir, que todas las regiones de Chile tengan garantizado que se va a instalar en ellas un centro de formación técnica público que compita lealmente y con reglas del juego muy claras con el sector privado. Y ojalá que establezca alianzas, pues, en definitiva, el bien común, el bien superior que se debe proteger, es la calidad de la educación y el beneficio y el futuro de los estudiantes.
En consecuencia, señor Presidente, voy a votar a favor de esta iniciativa. Vamos a colaborar con las indicaciones. Habrá un espacio para presentarlas y ojalá se dé el tiempo suficiente para ello, pero que no sea demasiado.
A mi juicio, este proyecto debe partir ya. Y esperamos que las regiones con mayores necesidades sean las primeras en estar en el listado de aquellas donde se comenzarán a instalar dichos centros de estudios.
El Senador Víctor Pérez -por su intermedio, señor Presidente- señaló que va a haber cuoteo. Busquemos un mecanismo a fin de poner a los mejores directores en estos centros de formación técnica. Por cierto, existe la Alta Dirección Pública y, así, hablar del cuoteo político es impropio. No tengo ninguna duda de que si elegimos a los directores de estos centros a través de la Alta Dirección Pública no habrá inconvenientes de ese tipo. Ahí está la ley. Para eso la hicimos.
Voto a favor, buscando derrotar el pesimismo crónico de quienes detestan la educación pública, pero que no lograron tener calidad con la privada que han apoyado siempre.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
El señor GUILLIER (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, voy a votar a favor de la idea de legislar porque celebro que estemos discutiendo una iniciativa que busca aportar en cuatro años 200 millones de dólares a la educación técnico-profesional.
Francamente, no tengo claro que la mejor forma de hacerlo sea a través de la creación de estos 15 centros de formación técnica.
Permítanme relatar algo que incluso puede resultar anecdótico.
A raíz de este proyecto, que ni siquiera se ha aprobado, en la Región de La Araucanía se ha dado una encarnizada lucha por precisar la comuna en la que estaría la sede de este centro de formación técnica. Y se instaló una mesa público-privada con el propósito de definir su ubicación. Se dijo: "Vamos a tener un centro de formación técnica regional con sede en cinco comunas". Y se definió cuáles serían.
En mi concepto, me parece sumamente riesgoso cuando se juega con las expectativas de las familias; cuando se exacerban esas mismas expectativas, porque a fin de cuentas aquí se comprometen recursos públicos limitados y la gente termina por no comprender lo que pasa y por rechazar este tipo de iniciativas que no cumplen con todos los anhelos de la gente, particularmente de las familias y de los jóvenes.
Señor Presidente, me surge la siguiente inquietud.
En el país tenemos establecimientos de educación regidos básicamente por el decreto ley N° 3.166, como es el caso de los colegios técnico-profesionales, que imparten este tipo de educación, por lo general, de primero a cuarto medio, y que incorporan en numerosas oportunidades, además de los requisitos de práctica, la educación dual.
Considerando aquello, ¿no sería mejor invertir los 200 millones de dólares en entregarles a estos recintos, repartidos a lo largo y ancho del país, mayores elementos tecnológicos, de tal manera que su formación sea más acorde con la realidad que encuentran en el mercado laboral de mayor accesibilidad? ¿No será mejor que en lugar de pensar en un centro de formación técnica por región se fortalezcan los establecimientos técnico-profesionales que ya existen en la enseñanza media? Incluso, se podría prolongar en uno o dos años la educación que imparten, a fin de asegurar que los jóvenes egresen mucho mejor preparados al tener acceso a una formación superior que les afiance promisorias expectativas de poder optar a una fuente laboral.
Durante la semana regional recién pasada visité el Liceo Industrial de Temuco, que administra la Corporación Educacional de la Sociedad Nacional de Agricultura. Se ubica en una infraestructura de hace prácticamente cincuenta años y funciona con una serie de maquinarias y equipos también tremendamente viejos. Sin embargo, se observa mística, voluntad y ánimo en toda la comunidad educativa: en sus directivos, en sus profesores, en sus paradocentes y, de manera muy entusiasta, en todos sus alumnos, porque cuando terminan el cuarto medio, cuando finalizan su enseñanza, rápidamente encuentran trabajo. Y lo más notable, bien remunerado, pues sobrepasa por mucho al salario mínimo.
¿No será allí donde el Estado tenga que poner los recursos de que dispone? ¿No será ese el tipo de educación que debemos fortalecer para que los jóvenes más modestos reciban prontamente una educación que les permita llegar al campo laboral?
Tengo mis dudas de que este proyecto vaya en tal sentido, y espero que en la discusión particular se pueda ahondar más en esta materia. No obstante, me parece bien la idea de fondo: entregar mayores recursos a la educación técnico-profesional.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba el proyecto en general (27 votos a favor, 4 abstenciones y un pareo).
Votaron por la afirmativa las señoras Goic, Muñoz, Lily Pérez y Von Baer y los señores Allamand, Araya, Bianchi, Chahuán, Espina, García, García-Huidobro, Girardi, Harboe, Horvath, Lagos, Hernán Larraín, Letelier, Montes, Moreira, Navarro, Prokurica, Quintana, Quinteros, Rossi, Tuma, Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
Se abstuvieron la señora Van Rysselberghe y los señores Coloma, Orpis y Pérez Varela.
No votó, por estar pareado, el señor Guillier.


El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Corresponde fijar plazo para la presentación de indicaciones. No sé si hay sugerencias de fecha por parte de los integrantes de la Comisión de Educación.
El señor ARAYA.- Segunda semana de junio.
El señor MONTES.- Más plazo.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- ¿El último lunes de este mes?
Pero la última semana es regional, así que mejor dejarlo para el primer lunes de julio.
¿Les parece?
El señor ARAYA.- No.
¿Me permite, señor Presidente?
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra, Su Señoría.


El señor ARAYA.- Señor Presidente, como este tema ha sido bastante debatido, propongo que el plazo de indicaciones sea el martes 9 de junio.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo?
El señor MONTES.- Pido la palabra.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- Puede hacer uso de ella, señor Senador.


El señor MONTES.- Señor Presidente, yo no estoy de acuerdo con dicha proposición.
Desconozco si los colegas o el Ejecutivo presentarán indicaciones al proyecto durante su debate particular. Sí sé que en tan poco tiempo no alcanzaremos a elaborar las nuestras y a conversarlas con el Gobierno.
Quizás están listas las indicaciones. No tengo idea. A lo mejor ya han sido recogidas las observaciones que se han formulado en esta discusión.
Como sea, esas son mis dudas ante el planteamiento de un plazo tan breve.
Hoy estamos a 2 de junio. Se propone un término de siete días. Lo encuentro complicado.

El señor NAVARRO (Vicepresidente).- El señor Secretario me indica que el plazo referido debiera ser un día lunes. Sugiero, idealmente, el 15 de junio. Ello nos abre la posibilidad de contar con dos semanas completas.
Y si es necesario prorrogar el plazo, se evaluará en su momento, dependiendo de la voluntad del Ejecutivo.
En el curso del debate surgieron observaciones de Senadores tanto de Gobierno como de Oposición, quienes manifestaron interés en introducir indicaciones. Y se requiere tiempo suficiente para realizar el debate y la votación respectiva.
Pregunto al señor Ministro de Educación la opinión del Ejecutivo al respecto.
Tiene la palabra.


El señor EYZAGUIRRE (Ministro de Educación).- Señor Presidente, esperamos que el plazo para formular indicaciones se fije para el próximo lunes.
De hecho, mañana nosotros vamos a sesionar con la Comisión. Las dudas quedaron planteadas y ahí se analizarán. Y la próxima semana nos reuniremos los días martes y miércoles. Tendremos tres sesiones más para poder discutir el proyecto en particular.
Sin embargo, si se extiende dicho plazo -se trata de una iniciativa relativamente simple-, vamos a demorar mucho el trámite legislativo de esta iniciativa. Y hay varias otras de gran importancia, como la referida a la educación pública, esperando ser ingresadas al Senado.

El señor NAVARRO (Vicepresidente).- No sé si sea posible conjugar la solicitud del señor Ministro, hasta el 8 de junio, con la que yo había planteado.
¿Les parece el jueves 11 de junio, al mediodía? Así habría tiempo para que la Comisión procese las indicaciones, y podría sesionar inmediatamente el lunes 15.
El señor EYZAGUIRRE (Ministro de Educación).- Insisto en mi solicitud.
El señor PROKURICA.- No estoy de acuerdo.
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- No hay consenso, señor Ministro, para su propuesta.
El señor PROKURICA.- ¡Cuando el Ministerio entregue los recursos a la Universidad de Atacama, yo daré la unanimidad!
El señor NAVARRO (Vicepresidente).- El Senador Montes ha planteado también la inquietud.
Si bien se requiere contar con el tiempo suficiente para el trámite respectivo, es cierto que este asunto ya ha sido debatido.
Un plazo hasta el jueves 11 de junio -reitero- da tiempo para que la Comisión trabaje las indicaciones durante la semana siguiente (lunes 15, martes 16 y miércoles 17).
No hay acuerdo entre los Senadores y tampoco con el Ejecutivo.
Ya hemos dado el debate sobre la premura legislativa. Entendemos las razones del Gobierno y también las de los señores Senadores.
Como el Presidente de la Comisión de Educación no se encuentra presente -y es clave-, sugiero dejar pendiente el establecimiento del plazo referido para la sesión de mañana. Contando con los miembros de dicho órgano técnico, será posible tomar una decisión adecuada.
Así se procederá.