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PROHIBICIÓN Y SUSTITUCIÓN PROGRESIVA DE BOLSAS NO BIODEGRADABLES EN PATAGONIA CHILENA


La señora ALLENDE (Presidenta).- En seguida, corresponde tratar el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que establece la prohibición y sustitución progresiva de las bolsas de polietileno, polipropileno y otros polímeros artificiales no biodegradables en la Patagonia chilena, con informe de la Comisión Especial de Zonas Extremas.
--Los antecedentes sobre el proyecto (9.133-12) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 23ª, en 10 de junio de 2014.
Informe de Comisión:
Especial de Zonas Extremas: sesión 62ª, en 11 de noviembre de 2014.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Señores Senadores, el objetivo principal de la iniciativa es prohibir en la Patagonia chilena la utilización de bolsas plásticas por los clientes para la contención y transporte de mercaderías en supermercados, almacenes, tiendas, quioscos y demás establecimientos de comercio.
Cabe hacer presente que, cuando se dio cuenta del proyecto en el Senado, se dispuso su estudio por parte de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales. Posteriormente, se acordó que fuera considerado por la Comisión Especial de Zonas Extremas y no por la instancia señalada en primer término.
La Comisión Especial ya referida discutió la iniciativa solamente en general y aprobó la idea de legislar con los votos favorables de los Senadores señora Goic y señores Chahuán, Horvath, Lagos y Quinteros. Se abstuvo el Honorable señor Orpis.
El texto que se propone aprobar solo en general se transcribe en la parte correspondiente del primer informe de la Comisión.
La señora ALLENDE (Presidenta).- En discusión general el proyecto.
Ofrezco la palabra.
Tiene la palabra el Senador señor Horvath.


El señor HORVATH.- Señora Presidenta, la Patagonia chilena corresponde, más o menos, al 34 por ciento de la superficie del país y está considerada a nivel internacional como una de las zonas ecológicamente más prístinas del mundo.
Recientemente, con motivo del anuncio de la creación de la Universidad de Aysén, más los trabajos que han hecho distintos centros de investigación y el nacimiento del Instituto Internacional de Innovación, se ha ido demostrando que la mayor biodiversidad del mundo, no solamente en lo terrestre sino también en lo marino, se encuentra precisamente en esa zona.
Como un ejemplo didáctico, baste señalar que, si uno sigue el perímetro de los fiordos, canales y millares de islas que existen al sur de Chiloé, observará que hay del orden de 60 mil kilómetros de costa. Pues bien, a lo largo de esa extensión se hallan distintos ecosistemas: glaciares (Campos de Hielo Patagónico Norte y Sur), microclimas, un atravieso longitudinal de la Cordillera de los Andes.
Ello permite que en muy poca distancia se acceda a ecosistemas naturales muy variados, los que presentan un gran potencial desde el punto de vista de la ciencia, de los medicamentos, de los alimentos, de la cosmética, de las tinturas; en fin.
Todo ese patrimonio, que en su mitad está resguardado por el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado, al que se han sumado algunas iniciativas privadas, debe tener cierta consistencia en cuanto a su valoración y protección.
Una alternativa en esa dirección es procurar que en esa parte del país exista un ordenamiento territorial distinto. Tal medida es un compromiso presidencial, respecto del cual hay que avanzar para que haya una vinculación como la que se aprecia en la zonificación del borde costero.
Otra opción es establecer que el desarrollo de cualquiera actividad humana cuente con los resguardos correspondientes para reciclar residuos, para guardar los productos en lugares adecuados y para evitar la contaminación.
En esa línea, incluso antes de que en la Cámara de Diputados se presentara la moción que dio origen al proyecto que nos ocupa, algunos municipios de las Regiones de Magallanes y de Aisén resolvieron, por la vía de las ordenanzas, la prohibición del uso de bolsas plásticas no biodegradables, con el objeto de impedir el problema que genera su utilización, considerando que este de alguna manera deteriora la condición de privilegio ecológico de la Patagonia chilena.
La Comisión de Zonas Extremas, porque esta situación atañe a varios lugares (comuna de Cochamó, provincia de Palena, Regiones de Aisén y Magallanes), analizó este proyecto en forma integral, pues sabemos que otras regiones del país piensan avanzar en la misma dirección.
Pero reitero que tal prohibición ya ha sido puesta en práctica por la vía de las facultades municipales.
Asimismo, entendemos que, mediante el camino legal, también se debe establecer un respaldo, porque simultáneamente hay que buscar por la vía política la existencia de acciones tendientes a que las personas puedan usar bolsos o cajas alternativos a las típicas bolsas plásticas y que permitan resolver lo relativo a la disposición final de los residuos.
Debe haber una ley que promueva el reciclaje.
En términos didácticos, tiene que dejarse de lado el concepto "basura", pues no hay nada desperdiciable si uno asume esta materia en su conjunto.
Por tales razones, en términos generales se escuchó a las distintas autoridades comunales, regionales y, también, a empresas que promueven la utilización de bolsas reciclables. Ello, al objeto de que esta iniciativa tenga avances durante su tramitación legislativa.
Entendemos que la Patagonia es un territorio especial. Sin embargo, también lo es Chile en su conjunto.
Hay que pensar, por ejemplo, en Isla de Pascua, en el Archipiélago de Juan Fernández. La Antártica ya tiene implementado este tipo de iniciativas: no se puede dejar ningún tipo de residuos allí, sino que hay que traerlos de vuelta al continente.
Creemos, pues, que la ley en proyecto apunta en la dirección correcta, mediante el mecanismo de la educación, de la prohibición y, también, como ejemplo para el resto de nuestro país.
Por todas esas razones, la respaldamos unánimemente en la Comisión Especial de Zonas Extremas, y solicitamos a la Sala que la apruebe en general.
He dicho.
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La señora ALLENDE (Presidenta).- Antes de ofrecerle la palabra al Senador señor Patricio Walker, solicito el asentimiento de la Sala para que el Honorable señor Zaldívar asuma como Presidente accidental por unos minutos.
Acordado.
--Pasa a presidir la sesión el Senador señor Zaldívar, en calidad de Presidente accidental.
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El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente accidental).- Si le parece a la Sala, se abrirá la votación.
Acordado.
En votación.
--(Durante la votación).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Patricio Walker, para fundar el voto.


El señor WALKER (don Patricio).- Señor Presidente, este es un proyecto bien importante.
Pensemos que a nivel nacional se utilizan al mes 250 millones de bolsas plásticas, y el 90 por ciento termina en vertederos.
En lo que respecta a la Región de Aisén, quiero quedarme con las palabras del Alcalde de Coihaique (concurrió a la Comisión Especial de Zonas Extremas), quien señaló que "se ha estimado que cada persona usa 200 bolsas plásticas al año, acumulándose más de 50 toneladas en el relleno sanitario local". Tal contaminación, por cierto, afecta la flora y la fauna de nuestra Región.
Eso significa, por ejemplo, que el referido municipio destina 1.326 millones de pesos anuales para afrontar las tareas de aseo, cifra que, obviamente, no permite la adecuada limpieza de la ciudad.
Ahora, ese problema afecta no solo a la capital regional, sino también a toda la Región.
En la Región de Aisén, que tiene más ríos que la de Los Ríos, más lagos que la de Los Lagos; que posee paisajes maravillosos, uno ve cómo los turistas y, por supuesto, nuestra gente se molestan porque a la orilla del lago General Carrera u otros lagos o ríos extraordinarios, como el Baker, se encuentran con bolsas plásticas tiradas.
Entonces, se trata de un asunto relevante para nuestra Región, para la Patagonia chilena.
Se planteó la existencia de fondos públicos a fin de ayudar a que la gente compre bolsas biodegradables.
Naturalmente, hay que hacer algunas distinciones, pues esas bolsas más delgaditas y transparentes que la gente usa cuando compra mortadela, jamón, queso, en fin, deben permitirse. Eso se halla contemplado en esta iniciativa.
Por consiguiente, se establece, dentro del territorio de la Patagonia de Chile (provincia de Palena y Regiones de Aisén y de Magallanes), a partir de un año desde la entrada en vigencia de esta ley, la prohibición de entrega de bolsas plásticas no biodegradables y biodegradables que utilizan los clientes para la contención y transporte de mercaderías en supermercados, almacenes, tiendas, kioscos y demás establecimientos de comercio.
También se dispone que la infracción de esta prohibición será sancionada con una multa de una a cinco unidades tributarias mensuales, según determine el reglamento que se dicte al efecto.
Reitero: este es un proyecto trascendente.
Cuenta con amplio apoyo. Algunas comunas de nuestra Región están implementando determinados planes pilotos, y con ello suscribo también las palabras del Alcalde de Coihaique, Alejandro Huala. Así es que esperamos que la Sala lo apruebe en general.
Voto a favor.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, la verdad es que existen diversos proyectos que buscan limitar, no solo en la Patagonia, el uso de bolsas plásticas.
El propio informe dice que de un total de 250 millones de bolsas plásticas que se utilizan mensualmente en nuestro país, el 90 por ciento termina en un vertedero, según cifras entregadas por el Ministerio del Medio Ambiente. Además, se estima que cada persona usa en promedio 1,5 bolsas diarias.
Eso es algo brutal.
Los Alcaldes Emilio Boccazzi, de Punta Arenas, y Fernando Paredes, de Puerto Natales, señalaron la implementación de diversos programas que buscan limitar el uso de ellas.
Está claro -ya lo estamos viendo en los supermercados de mi Región-, existe un paulatino decrecimiento, se ha ido limitando la entrega de bolsas plásticas. Antes era ilimitado; ahora se dan 2, 3 o 4, y se utilizan cajas de cartón.
Ello ha sido bien recibido; ha habido una adaptabilidad ciudadana importante.
Sin embargo, quiero fijar dos criterios.
Primero, voy a apoyar este proyecto, pero voy a hacer un alcance: no solo debiera regularse la entrega de bolsas plásticas para los habitantes de la Patagonia chilena, sino que tendría que normarse también el ingreso de ellas por los turistas. Porque quienes llegan a los denominados "lugares turísticos" no son los habitantes de esa zona.
Chile tuvo este año una cifra récord de turistas: 1,5 millones.
Entonces, si respecto de las Torres del Paine establecimos la prohibición de hacer fuego (se sancionó a turistas norteamericanos por ello), debiéramos prohibir también el ingreso de bolsas plásticas a los turistas, y no limitar esta acción solo a los habitantes. Porque, entonces, la presencia de bolsas plásticas tendrá un origen externo.
Señor Presidente, hemos compartido mucho con los recolectores de basura en torno a su tarea.
La Asociación de Industriales del Plástico -por cierto, su interés es producir plástico- dio a conocer cifras que debieran llamarnos a la reflexión, por los efectos colaterales que pudiera tener en el uso generalizado (también en la Patagonia).
Se refiere a un estudio que encargó a Adimark.
Señaló que la preocupación de un 37 por ciento de los encuestados radica en que, de aprobarse un proyecto como este a nivel nacional, tendría que gastar en bolsas de basura; en tanto un 34 por ciento afirma que no comprará bolsas de basura y que no tendrá dónde depositar la basura domiciliaria. Aseveró, asimismo, que el primer quintil de la población, tanto en Magallanes como en Aisén, considerando todos los ingresos autónomos, alcanza una remuneración de 220 mil pesos, y la adquisición de bolsas de basura le significaría un gasto mensual de 7 mil; vale decir, para este primer quintil dicho gasto puede llegar a representar un 4 por ciento de su ingreso autónomo, y para el segundo quintil, entre 2 y 3 por ciento de su ingreso mensual.
Lo anterior, precisó, coincide con el estudio de Adimark, que arroja que el 34 por ciento de la población no comprará bolsas de basura, toda vez que sus ingresos no se lo permiten.
Estamos, pues, ante una situación concreta. Porque hoy se ha hecho un hábito generalizado que la bolsa plástica del supermercado se utilice para el depósito final de los residuos que van a los vertederos. Entonces, ahí tendremos un problema práctico que ha de ser abordado desde el Estado.
Los industriales del plástico señalan que el 77 por ciento de la población encuestada no sabe que las bolsas plásticas son 100 por ciento reciclables; que el 81 por ciento se declara culpable de botar las bolsas. Se preguntan si la prohibición será realmente una solución. En su opinión, con la vigencia de esta iniciativa legal se cambiarán bolsas blancas y de colores por bolsas negras, ya que el 34 por ciento de la población no comprará bolsas.
O sea, igual habrá bolsas, que debieran ser negras, para el destino final de la basura. Porque ese es el mecanismo: traslado del domicilio al lugar de recolección por el camión, para luego llegar al relleno sanitario.
Lo señalo porque ello equivaldrá a una política pública de educación. Si queremos minimizar el uso de bolsas plásticas, se requerirá educar, tener pedagogía.
Si deseamos que el primer quintil siga teniendo la factibilidad de acumular sus residuos de manera adecuada y no desparramados en las calles, deberemos establecer una política pública que subsane aquello. Porque si no hay bolsas, no imagino cómo lo van a hacer.
Necesariamente debe haber intervención del municipio, que, asociado al mayor trabajo por la dispersión de los residuos, tendrá mayores costos. De manera que todo indica que lo mejor sería poner a disposición bolsas de cargo municipal, al objeto de mantener el ciclo de resguardo de la basura.
Ciertamente es una muy buena iniciativa despejar de bolsas plásticas a la Patagonia; parece necesario limitar su uso a nivel nacional. Pero espero que durante la tramitación de este proyecto incorporemos una dosis importante de realismo, restrictivo siempre, alternativo, en materia de cuidado del medio ambiente.
No considero justo -se los señalo a los parlamentarios de la zona- que la limitación propuesta se establezca solo para los habitantes de la Patagonia chilena, de Aisén y de Magallanes. Los turistas tendrán que cumplir con esta normativa, no en cuanto recomendación, sino como una exigencia.
Si entran a la zona más prístina del planeta; si van a los lugares turísticos de mayor afluencia y hay una restricción a la que están sometidos sus habitantes, no es justo que ella no rija respecto de los visitantes. Debiera haber un criterio equilibrado: ¡no pueden ingresar bolsas plásticas, pues quienes viven ahí tienen la prohibición de hacerlo!
En tal sentido, pienso que es posible mejorar la ley en proyecto e incorporar un conjunto de elementos que la hagan viable. Ello, para no quedarnos en una declaración de principios ante la imposibilidad de su realización.
Los alcaldes van a demandar mayores recursos; más apoyo del Estado; mayor aporte del sector privado, el cual hasta ahora se limita a dar menos bolsas y a conseguir cajas de cartón.
La solución práctica en esta materia, para que no tenga efecto alternativo, debe ser una política público-privada que garantice ambas cosas. De lo contrario, estaremos resolviendo un problema, pero creando otro.
Voto a favor, señor Presidente. Y espero que durante las distintas etapas de la tramitación podamos mejorar este buen proyecto, de tal manera de hacer factible el objetivo que persigue, el cual comparto plenamente.
¡Patagonia sin represas!
¡Patagonia sin bolsas plásticas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
Voto a favor.
La señora ALLENDE (Presidenta).- ¡Su Señoría agregó algo nuevo¿! ¡Nos terminará convenciendo por cansancio¿!
El señor DE URRESTI.- ¡Sin bolsas plásticas a contar de ahora¿!
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señora Presidenta, a mi juicio, la propia intervención que acabamos de oír y, en general, los antecedentes que se han vertido sobre esta materia dan cuenta de que una cosa son los ideales, y otra, las realidades prácticas y concretas. Y, quizás, en nombre de un ideal, de una buena idea, de un objetivo compartido podemos estar apresurando el tranco de esta iniciativa generando más problemas que soluciones.
Ojalá que en Chile no existiera el plástico. Pero eso me parecería una irrealidad gigantesca. Porque ello no solo envuelve un problema de encarecimiento, sino también produce una cantidad de dificultades adicionales muy significativa.
A mi juicio, la ley en proyecto, teniendo un noble objetivo, no contempla una transición adecuada, no resuelve los problemas inmediatos que provoca.
La verdad es que a mí me habría gustado -fue un descuido- no haberlo votado ahora. Porque no quiero -ni nadie- aparecer rechazando una buena idea. Pero, al mismo tiempo, cuando legislamos debemos cuidar que las iniciativas que proponemos sean viables, que las normas tengan aterrizaje y, por lo tanto, capacidad real para darle una solución a la gente y no crearle nuevos problemas en nombre de una buena causa.
Pienso que aquí estamos avanzando demasiado rápido. Porque si lo propuesto fuera posible de implementar, deberíamos establecerlo no solo en la Patagonia. Porque no únicamente el lugar más limpio tendría que seguir siéndolo. Deberíamos preocuparnos también por el que está más sucio.
El señor DE URRESTI.- ¡Como Linares¿!
El señor LARRAÍN.- No, señor Senador, Linares no es de los lugares más sucios. Pero hay otras ciudades que sí tienen altos índices de contaminación y que deberían ser las primeras en trabajarse.
Hay objetivos públicos que se están logrando de distintas maneras. Y, en tal sentido, creo que vale la pena tomar un camino más paulatino y gradual para conseguir este propósito que imponerlo por ley en determinada región.
Por eso, me cuesta rechazar un proyecto de esta naturaleza. Nadie quiere hacerlo. Pero, al mismo tiempo, aprobarlo me parece que es asumir una responsabilidad que no podremos sostener, pues vamos a generarles a los habitantes de la Patagonia -ya se señalaron cifras económicas-, en particular al sector más vulnerable, dificultades reales, concretas. Porque por muy beneficioso que sea en su conjunto producirá problemas que no se resolverán bien.
Habría querido mayor discusión; a lo mejor, darle una segunda vuelta. Porque se trata de una manera de entender el respeto al medio ambiente que necesitamos asumir con mucha responsabilidad y fuerza, sacrificando lo que haya que sacrificar, pero sin generar problemas que hoy no tienen solución.
Por eso, me abstengo.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra la Senadora señora Goic.


La señora GOIC.- Señora Presidenta, me hallaba en la Comisión de Pesca (fue autorizada para sesionar paralelamente con la Sala) viendo una iniciativa que también involucra a la Patagonia (Regiones de Aisén y de Magallanes), con la relocalización de las concesiones acuícolas.
Por eso no estuve al inicio del debate de este proyecto.
Sin embargo, me parece importante entregarles a Sus Señorías, quienes deben pronunciarse sobre esta iniciativa, algunos antecedentes de la discusión habida en el seno de la Comisión Especial de Zonas Extremas y que no se ven reflejados en el informe.
Se trata de un proyecto que en su momento presentamos en la Cámara de Diputados, en donde fue aprobado. Y luego llegó al Senado para su discusión.
Inicialmente fue planteado circunscrito a la Patagonia, pero entendiendo también los avances que se han registrado sobre todo en materia de ordenanzas municipales en las distintas comunas del territorio que señalamos. De hecho, en la Comisión recibimos a buena parte de los alcaldes de las comunas con mayor población: de Punta Arenas, de Puerto Natales, de Coihaique, entre otras.
También recibimos la opinión de las Alcaldesas de Torres del Paine y de Cabo de Hornos, comunas donde ya tienen implementadas normativas o acuerdos con los vecinos y el comercio para eliminar las bolsas plásticas.
En materia de ordenanzas, yo diría que la más compleja fue la dictada por el municipio de Punta Arenas, la cual fue cuestionada por la Contraloría -en parte, es lo que busca resolver este proyecto-, porque el municipio (el alcalde y el consejo) no tiene las atribuciones para establecer la prohibición del uso de bolsas plásticas y, consecuentemente, aplicar una multa por ello.
Lo anterior ha llevado a que hoy en Punta Arenas tengamos en vigor una ordenanza, pero sin que se pueda aplicar la multa que ella contempla. En la práctica, su acatamiento es voluntario. Pero tampoco se ha cambiado la ordenanza.
La misma Contraloría en su dictamen hizo referencia a la necesidad de avanzar en una iniciativa legal -y específicamente menciona el proyecto que ahora nos ocupa- tendiente a que los municipios cuenten con las facultades para dictar ordenanzas y puedan avanzar con mucha más fuerza en el objetivo de eliminar las bolsas plásticas.
Hemos discutido esta iniciativa. Y créanme que si los parlamentarios que representamos a esas circunscripciones la respaldamos es porque vemos que en la práctica refuerza lo que se ha estado realizando en las distintas comunas.
Se toma en cuenta también la experiencia de nuestros vecinos argentinos, quienes desde hace tiempo han implementado normativas de este tipo en muchas localidades que han funcionado en forma exitosa, generando un cambio de hábito en la gente en lo que respecta al uso de bolsas plásticas, sobre todo para las compras en el supermercado.
Hoy, al aprobar en general este proyecto somos conscientes de que se necesita una serie de indicaciones.
Al respecto, debo señalar que el último día de enero tuvimos un seminario en la comuna de Pucón, cuyo municipio dictó la primera ordenanza para la eliminación progresiva de bolsas plásticas, llevando a cabo una experiencia que ha sido muy exitosa.
Ese evento fue convocado en conjunto por la Municipalidad de Pucón y el Ministerio del Medio Ambiente, y participaron además la Asociación Chilena de Municipalidades, la Asociación Gremial de Industriales del Plástico de Chile (Asipla), el Instituto Nacional de Normas. Durante su desarrollo se entregaron las distintas visiones existentes sobre la materia, las que servirán precisamente para alimentar la discusión particular de la iniciativa de ley que nos ocupa esta tarde. Y ya comprometimos la acción pertinente con el Ministro Pablo Badenier a contar de esta semana, al retomar el trabajo legislativo.
En esta materia, señora Presidenta, quiero entregar los antecedentes con harta franqueza, partiendo por la forma como se define el concepto de "bolsa plástica". Porque estamos hablando de la bolsa de disposición final.
Sobre el particular, reconocemos que en la normativa debemos establecer distintos tipos de plástico, tanto más cuanto que hoy la bolsa reutilizable que usamos habitualmente muchas veces también es de dicho material.
Eso es parte de lo que hemos comprometido para el debate particular, en una actuación conjunta -insisto- de la Asociación de Municipalidades, especialmente con quienes ya han trabajado ordenanzas, y del Ministerio del ramo, en la idea de resolver un problema sobre el cual la Contraloría ha hecho observaciones específicas.
Por eso, les pido a Sus Señorías respaldarnos aprobando la idea de legislar.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Finalmente, tiene la palabra el Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señora Presidenta, quizás por la hora un tanto surrealista en que nos toca analizar esta materia, después de habernos ocupado en siete proyectos, uno, a pesar de que la iniciativa viene de la Comisión con votación dividida, tiende a resolver de forma más o menos rápida.
Creo que este proyecto es bien complejo, interesante (no todas las cosas complejas son malas y carentes de interés). Por ende, desde mi perspectiva, hemos de ser exigentes en el análisis del resultado que se procura.
La primera reflexión, entonces, es qué busca la iniciativa que nos ocupa.
Cuando uno lee su texto por primera vez, da la impresión de que, de alguna manera, el propósito es que el plástico como tal quede prohibido en la Patagonia chilena.
Consecuente con eso, uno debe reflexionar desde el punto de vista jurídico: si algo es malo para una zona, ¿por qué va a ser bueno para otra? Porque si uno cree que hay un problema estructural, debe decir: "Aquí tenemos que establecer una prohibición global".
Empero, entiendo que algo hay de sentido común para darse cuenta de que ahora no estamos ante ese tipo de situaciones. Y quiero hacer una pregunta a los autores del proyecto, con la mejor disposición.
Yo comparto la idea de que la Patagonia -he ido a la zona- ojalá sea prístina y nunca muestre nada vinculado con el plástico. Pero el argumento es por qué no se hizo una política pública a nivel de país. ¿En términos de qué? De considerar los malos efectos de ese material, que presenta problemas de precio, de higiene, en fin; pero también, que en los hospitales, en los campos y en otros lugares él es fundamental para el desarrollo de la sociedad (ello, a menos que uno diga: "Quiero una sociedad sin plástico", una especie de sociedad regresiva, anclada en otra época).
Entonces, desde mi perspectiva, teniendo la mejor buena voluntad, hay un problema de enfoque consustancial a este proyecto, pues se trata de generar en un espacio físico de nuestro país algo que no se exige a otros sectores del territorio nacional.
Pienso, en consecuencia, que en esta materia debemos procurar establecer una política general respecto, por ejemplo, del reciclaje, de los usos debidos o indebidos.
Quiero dejar en claro que esta iniciativa de ley se refiere solo a algunas actividades. Porque si alguien cree que va a desaparecer el plástico, debo decirle que ello no ocurre tratándose de las obras de riego, de los procesos industriales, de los procesos aeronáuticos (era parte de la discusión).
Entonces, comparto el deseo, la voluntad de avanzar hacia una sociedad más limpia. Entiendo que tal es la idea. En todo caso, estimo que la forma de lograrlo no pasa porque en un sector del país se haga una restricción en cuanto a determinado tipo de bolsas, pero sin abordar otra realidad y sin asumir los efectos que ello genera.
¿Se remplaza por qué? Por otro tipo de bolsa. ¿Es más limpio ese tipo de bolsa? ¿Qué pasa con el lavado? ¿Qué sucede con el grado de contaminación? ¿Hay un estudio serio al respecto?
Convengo con un Senador que me antecedió en el uso de la palabra en que es menester reflexionar más a fondo sobre esta materia. No se trata de oponerse. Empero, no me parece que la idea quede completa si en nuestro país la temática del plástico se aborda sobre la base de que algunos sectores quedan excepcionados de la regla general; no asumen las obligaciones vinculadas con el uso y el reciclaje, y no soportan los efectos de la medida adoptada.
Prefiero, por tanto, abstenerme. Quiero colaborar. Y ojalá que en la discusión particular -mi impresión es que ella tendrá lugar- se entienda de buena manera cuanto he planteado.
Estuve mirando el informe. Países que generaron una situación como la que se nos plantea vienen de vuelta: debieron deshacer leyes equivalentes -lo dice la Comisión; no tengo más conocimiento- por los efectos que provocaron.
No me gustaría, señora Presidenta, dar una sensación equivocada. Tampoco, que por una maduración insuficiente al final tuviéramos que revertir el proceso.
Valoro el esfuerzo de los parlamentarios que están impulsando esta idea. Leí con detalle lo dicho por los alcaldes. Algunos han buscado voluntariamente una ordenanza que considero más adecuada.
¿Me da un minuto adicional para concluir, Su Señoría?
La señora ALLENDE (Presidenta).- Termine, señor Senador.
El señor COLOMA.- Muchas gracias.
En mi concepto, señora Presidenta, se requiere un análisis de tal índole.
Esta materia es súper relevante: tiene que ver con los desechos; con los productos derivados del petróleo; con la limpieza; con el futuro de los hospitales, donde el plástico se utiliza mucho; con el futuro de la agricultura; con el futuro del comercio; con la modernidad y con la forma como ella se armoniza con el turismo, con el mantenimiento de territorios con protección social especial.
Eso es lo que hemos de abordar, más allá de decir "Hay un lugar del país que se va a decepcionar". ¡Abordémoslo! La invitación es a estudiar este asunto en su globalidad y a no creer -quiero subrayarlo- que simplemente con lo que se plantea vamos a resolver el conflicto.
Por eso, me abstengo.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?


La señora ALLENDE (Presidenta).- Terminada la votación.
Un momento, señor Secretario, pues viene entrando a la Sala el Senador señor Navarro.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Su Señoría ya votó.
La señora ALLENDE (Presidenta).- ¡Ah!
El señor NAVARRO.- Pero quiero rectificar mi voto.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Hay un problema: el resultado de la votación en general es 16 votos a favor, 1 en contra...
La señora ALLENDE (Presidenta).- Perdón, señor Secretario: el Senador señor Navarro desea rectificar su voto.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Figura en el resultado el voto en contra del Senador señor Navarro, quien se equivocó.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Sí: se equivocó.
La Sala escuchó toda la argumentación de Su Señoría. Por tanto, creo que podemos considerar su rectificación.
Muy bien: rectificado el voto del Senador señor Navarro.
--Se aprueba en general el proyecto (17 votos a favor y 2 abstenciones).
Votaronpor la afirmativa las señoras Allende, Goic y Lily Pérez y los señores Chahuán, De Urresti, Girardi, Guillier, Harboe, Horvath, Lagos, Montes, Navarro, Ossandón, Prokurica, Quintana, Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
Se abstuvieron los señores Coloma y Hernán Larraín.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Hay que fijar plazo para presentar indicaciones.
Como me parece que debe haber amplitud a este respecto, propongo el 23 de marzo.
--Así se acuerda.