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PERFECCIONAMIENTO DE ATRIBUCIONES DE MINISTERIO DE ENERGÍA


El señor TUMA (Vicepresidente).- Proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que modifica y perfecciona la ley que rige al Ministerio de Energía, con informes de las Comisiones de Minería y Energía y de Hacienda, y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (9.421-08) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 35ª, en 5 de agosto de 2014.
Informes de Comisión:
Minería y Energía, sesión 42ª, en 2 de septiembre de 2014.
Hacienda, sesión 42ª, en 2 de septiembre de 2014.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal de esta iniciativa es modificar la normativa legal que rige al Ministerio de Energía para perfeccionar atribuciones en los sentidos tanto funcional cuanto territorial. Al efecto, se ajusta su institucionalidad a los lineamientos de la Agenda de Energía del Supremo Gobierno y a las tareas de ordenamiento territorial, fomento de la competencia y promoción de la participación social en el sector eléctrico.
La Comisión de Minería y Energía discutió el proyecto en general y en particular, en virtud del acuerdo adoptado por la Sala en sesión de 5 de agosto de 2014. Y, en concordancia con lo anterior, solicitó a la Sala que la iniciativa fuera conocida, en el trámite de primer informe, por la Comisión de Hacienda en lo relativo a las normas de su competencia, lo que se autorizó en sesión de 13 de agosto.
La Comisión de Minería y Energía aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros, Senadores señora Allende y señores Guillier, Horvath, Orpis y Pizarro. Y aprobó el proyecto en particular, con una enmienda, por unanimidad.
La Comisión de Hacienda, por su parte, deja constancia de que se pronunció acerca del artículo 1°, número 3), letra k), y número 4), letra b); de los artículos 2° y 3°, y de los artículos primero, segundo, tercero y quinto transitorios, los que aprobó por unanimidad en los mismos términos en que los despachó la Comisión de Minería y Energía.
El texto que se propone aprobar se consigna en las páginas 18 a 21 del informe de la Comisión de Hacienda y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Antes de iniciar el debate de este proyecto, quiero saludar al Ministro de Energía, don Máximo Pacheco, quien se halla presente en la Sala.
¡Bienvenido, señor Ministro!
En la discusión general, tiene la palabra el Senador señor Quinteros.

El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, este proyecto de ley corresponde a la primera iniciativa de ley del Gobierno de la Presidenta Bachelet incluida dentro de la Agenda de Energía anunciada hace algunas semanas.
Así comienza a concretarse la maciza Agenda diseñada con el objetivo de disponer de una matriz energética sustentable, confiable, inclusiva y a precios razonables, tal como lo requiere el crecimiento de nuestro país.
Es destacable que uno de los principales propósitos de la ley en proyecto sea la profundización de la desconcentración del Ministerio a través de la creación de secretarías ministeriales en las regiones que no cuentan con ellas. Es el caso de la de Los Lagos, entre otras.
Este es un paso coherente con el propósito, declarado en la misma Agenda, de alcanzar un Ordenamiento Territorial Energético Regional que identifique las zonas para la instalación de proyectos de diferentes tecnologías, pues no se puede pretender contribuir a la planificación de los territorios sin tener presencia en ellos.
Es también un paso necesario para establecer las instancias de participación y diálogo con las comunidades a propósito de los proyectos de inversión.
Como se sabe, este es uno de los principales déficits de los proyectos de inversión que han intentado las aprobaciones respectivas en los últimos años y es una dura lección que las nuevas autoridades del sector han resuelto enfrentar.
Resulta impresentable por ejemplo que, según datos recogidos por la Comisión Asesora para la Descentralización y Desarrollo Regional, por un lado, casi el cien por ciento de las patentes comerciales otorgadas a las industrias generadoras, que ascienden a tres millones de dólares, se paguen en un municipio del sector oriente de Santiago, y por otro, que las comunas donde se localizan sus instalaciones termo o hidroeléctricas no perciban ningún recurso por tal concepto, pese a sufrir los efectos derivados de la operación de aquellas.
Es impresentable también que las comunidades cercanas a la Central Ralco, en el Alto Biobío, tengan una de las energías más caras de nuestro país, o que la población vecina a la Central Canutillar, en la provincia de Llanquihue, simplemente no cuente con servicio de distribución.
La devolución de los impuestos a las regiones y la tributación de patentes en las comunas donde se opera son ideas que deben recogerse en la futura agenda de descentralización. Y, para ello, el Ministerio de Energía ha de ser un aliado.
Lo mismo ocurre con las compensaciones permanentes a las comunidades aledañas, las que deben percibir beneficios directos de la operación de las compañías, como también un subsidio al consumo de energía.
Con ese mismo fundamento, hoy existe un subsidio al consumo de gas en Magallanes.
Las empresas deben considerar en la construcción de sus proyectos y en la operación de sus plantas una adecuada corresponsabilidad con el territorio y las comunidades del entorno.
Aquel es un pilar de la política energética de largo plazo que se está elaborando. Y, naturalmente, la autoridad que la diseña, que regula y que da señales a ese sector tiene que entender dicho compromiso y hacerlo realidad a través de su presencia en cada región.
Con el mismo objetivo, se propone crear dentro del Ministerio una División de Participación y Diálogo, siguiendo la tendencia actual en materia corporativa tanto pública cuanto privada.
En definitiva, hoy no se puede gobernar ni gestionar sin participación y diálogo.
Es cierto que muchas veces se requieren decisiones políticas para impulsar proyectos de desarrollo. Pero no podemos olvidar las lecciones aprendidas en Freirina, en Aysén y en prácticamente todo el territorio nacional: no es factible viabilizar los proyectos de inversión sin tomar en cuenta los intereses, la cultura y los valores de las diferentes comunidades.
La presencia regional del Ministerio debe servir asimismo para, en definitiva, promover una solución integral al uso intensivo de la leña como fuente de energía, que alcanza a 18 por ciento del total de la energía consumida en el país y que en regiones como la que yo represento adquiere una proporción significativamente mayor, con todas las secuelas ambientales y de salud conocidas.
La diversificación de nuestra matriz y la incorporación de energías renovables no convencionales dependen fundamentalmente de lo que se haga desde las regiones. El aprovechamiento del viento y de las mareas, por ejemplo, no solo debe servir al cumplimiento de las metas exigentes que se ha impuesto la Agenda, sino que, incluso, tiene que ser un pilar de la estrategia de desarrollo de la Región de Los Lagos, si de verdad queremos seguir creciendo con respeto a nuestro patrimonio natural.
Como dije, este es un primer paso. Estamos atentos al próximo envío de la iniciativa de ley sobre incentivos de promoción del desarrollo local asociados a proyectos energéticos, que se anunció también en la Agenda.
Celebro las iniciativas que se están tomando. Si se siguen haciendo bien las cosas, el Ministerio en comento podrá hablar con autoridad -mucho mayor que la de Secretarías de Estado que tienen más años de presencia regional- sobre descentralización y referirse a la alianza público-privada que todos reconocemos como palanca fundamental para el desarrollo de nuestro país.
He dicho.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Presidente de la Comisión de Minería y Energía, Senador señor Alejandro Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, en primer término, quiero señalar la importancia de este proyecto.
El diagnóstico de la situación energética en Chile se conoce, de modo que no es necesario referirse a él.
Además, hay una agenda de inversiones que está trabada y que cuenta con amplio rechazo ciudadano.
Por consiguiente, se requiere un giro de timón. Y en esa línea van esta iniciativa y un conjunto de otras que el Ministro Pacheco ya anunció, con la "amenaza" de que será una especie de "tren de proyectos": uno tras otro.
En cuanto a los ejes centrales, se trata de crear una institucionalidad que permita una planificación territorial participativa, de manera de crear incentivos, como la asociatividad entre los inversionistas y las comunidades, en la línea de generar tecnologías limpias; mejorar la calidad de vida, y, paralelamente, desarrollar los proyectos ya comprometidos.
Ello se ha expresado además -y quiero destacarlo- en un desplazamiento territorial intenso de ministros y de sus equipos técnicos para abrir un diálogo social, de todo lo cual están resultando estos proyectos.
Señor Presidente, la iniciativa en debate se originó en un mensaje de Su Excelencia la Presidenta de la República; está en segundo trámite constitucional; cuenta con informes de las Comisiones de Hacienda y de Minería y Energía, y mediante ella se modifica la ley que rige al Ministerio de Energía para perfeccionar sus atribuciones, lograr el desarrollo del sector y enfrentar el aumento del número y la complejidad de los conflictos asociados a materias energéticas.
Por lo tanto, se busca alcanzar los objetivos de la Agenda de Energía ya publicitada por el Gobierno en lo que dice relación -como señaló el Senador Quinteros- con la descentralización y el fortalecimiento regional; con las tareas de ordenamiento territorial mediante la aplicación de un criterio científico riguroso, y con el fomento de la competencia en el sector eléctrico para permitir el ingreso de nuevos actores.
De entre los principales contenidos destaca el aumento de las seremías de Energía: se establece una en cada región, lo que significa pasar de las actuales seis a quince.
Por otro lado, se fomenta y facilita la participación de las personas naturales y jurídicas, con o sin fines de lucro, en la formulación de políticas, planes y normas en materias de competencia del Ministerio, sin perjuicio de lo que ya se encuentra establecido y de las obligaciones impuestas por la ley N° 20.500, sobre asociación y participación ciudadana en la gestión pública.
También, de manera transitoria, para el actual año presupuestario, durante el cual comenzará a regir la ley en proyecto, se faculta a a la Subsecretaría de Energía a los efectos de transferir el dominio de bienes adquiridos en el contexto de la ejecución de convenios suscritos para la ejecución -valga la redundancia- de los programas presupuestarios correspondientes al apoyo para el desarrollo de energías renovables no convencionales, programas de energización rural y plan de acción de eficiencia energética. En los años sucesivos, la mencionada facultad se discutirá e incorporará en las respectivas leyes de presupuestos.
Asimismo, la iniciativa en debate dispone que el personal a contrata de la Subsecretaría de Energía, de la Comisión Nacional de Energía y de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles podrá desempeñar las funciones de carácter directivo que se le asignen o deleguen mediante resolución fundada del jefe de servicio.
Finalmente, genera las adecuaciones legales para la creación de seremías, divisiones y unidades, con aumento de la dotación autorizada e incremento de las funciones críticas.
En cuanto a las observaciones al proyecto, me permito comentar que revela la evidente debilidad institucional que tenemos en estas materias.
Por lo tanto, me parece importante respaldar esta proposición de ley, que se enmarca dentro de los ejes de la Agenda de Energía, tan vital para nuestro país.
Su pretensión es precisamente fortalecer la débil institucionalidad del Ministerio de Energía. Y por eso contempla el establecimiento de divisiones. Particularmente, quiero destacar la creación de la División de Participación y Diálogo y de las Unidades de Coordinación Regulatoria; de Estadísticas Energéticas y Seguimiento de Mercados; de Agregación de Demanda, y de Gestión de Proyectos.
Respecto al mayor gasto que la ley en proyecto irrogue durante el año presupuestario de su entrada en vigencia, se llegó a un acuerdo que generó debate en la Comisión. El Senador Orpis hizo sobre el particular varias observaciones muy críticas, las que, en mi concepto, deberán considerarse; aun cuando Su Señoría apoyó la iniciativa, en algunos aspectos se abstuvo. En definitiva, ese mayor gasto se financiará con cargo a la partida presupuestaria del Ministerio de Energía. No obstante, el de Hacienda, atendido lo minúsculo de la cifras allí consignadas, con cargo a la partida Tesoro Público podrá suplementar dicha partida -obviamente, deberá hacerlo- en la parte que no pudiere solventarse con los recursos contemplados en ella.
Por lo tanto, en mi calidad de Presidente de la Comisión de Minería y Energía, le solicito a la Sala aprobar esta iniciativa. En dicho órgano técnico la discutimos ampliamente y la despachamos con rapidez, basados en la urgencia que reviste.
He dicho.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Ministro de Energía.


El señor PACHECO (Ministro de Energía).- Señor Presidente, agradezco la oportunidad de estar en el Senado, por primera vez, para presentar este proyecto, que, según se ha dicho, ayudará a fortalecer la institucionalidad del sector y a conseguir los objetivos ambiciosos que nos hemos planteado en la Agenda de Energía.
La Agenda de Energía tiene, como Sus Señorías saben, siete ejes. El primero de ellos es poner al Estado en un rol diferente del que ha tenido hasta ahora y permitirle dar una visión, una dirección y una orientación para el desarrollo del sector energético.
Estamos frente a un sector casi cien por ciento privado y que mantendrá este carácter. Pero eso también implica para nuestro Estado un desafío mucho mayor que el existente en países donde el Estado tiene presencia en la propiedad de la generación y la distribución eléctricas: la recuperación de los niveles de infraestructura tanto de generación cuanto de transmisión. Es del caso señalar que el actual déficit de infraestructura explica los altos precios que en Chile se pagan por la electricidad.
Hemos dicho que deseamos desarrollar los recursos propios. Nuestra nación no tiene carbón, ni petróleo, ni gas, pero sí agua, viento, radiación solar, biomasa y volcanes, a partir de los cuales perfectamente es factible generar energía eléctrica.
También hemos sostenido que hoy en nuestro país no basta una Ley de Medio Ambiente para posibilitar los proyectos energéticos. Porque dicho cuerpo legal, principalmente, reconoce que hay un impacto de esos proyectos sobre el medioambiente y las comunidades y procura administrar, mitigar y compensar el efecto provocado.
Está probado que el frenazo habido en las inversiones en el sector requiere una mirada diferente. Y por eso tenemos una iniciativa -la ingresaremos al Parlamento antes de fin de año- que hemos llamado "Ley de Asociatividad". A través de ella queremos enfrentar precisamente algunos de los problemas que mencionó el Senador señor Quinteros. Por ejemplo, el hecho de que hoy las patentes municipales se paguen en Santiago y no en los lugares donde se hallan instaladas las centrales y se desarrollan las operaciones; o la circunstancia de que en la Capital la cuenta promedio de un hogar comprenda 150 kilowatts hora/mes y un pago de 14 mil pesos, y en las comunas generadores de energía eléctrica, como San Clemente, Santa Bárbara, Tocopilla, Mejillones, Coronel, etcétera, 28 mil.
Finalmente, queremos que en la Ley de Asociatividad se reconozca que los proyectos energéticos pueden significar bienestar, progreso y movilidad social para las comunas que los acojan.
Por consiguiente, tenemos -como decían los Senadores señores Quinteros y Guillier- un conjunto de once proyectos de ley que vamos a someter al conocimiento del Congreso -durante este año y el próximo, esperamos- para enfrentar no solo las cuestiones vinculadas con la organización del Ministerio, sino también las atinentes a bases de licitación entre distribuidoras y generadoras; a tarificación del gas de red; a concreción de la Ley de Asociatividad; a eficiencia energética; a transmisión eléctrica; a gobiernos corporativos y ENAP, entre otras.
Todo eso obliga a que el Ministerio se despliegue a nivel territorial. Se trata de una Secretaría de Estado que tiene solo seis seremías, constituidas a partir de macrozonas, lo que dificulta seriamente nuestra capacidad para implementar la Agenda de Energía.
Por ello, creo que a estas alturas tenemos un proyecto de ley que le va a permitir a este Ministerio, que es joven -tiene poco más de cuatro años de vida- reforzarse, fortalecerse, y cumplir los objetivos de su Agenda.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, Honorable Senado, sin duda, la Agenda Energética es de gran envergadura, tal como la presentó el señor Ministro. Y serán enormes los desafíos que deberá enfrentar nuestro país en esta materia, porque el problema energético es muy sensible para su desarrollo, para su competitividad.
Ahora, la cuestión energética tiene muchísimas aristas, tal como se ha planteado en el curso del debate.
Al efecto, basta señalar que aquí, en el Parlamento, aparte la iniciativa de ley que ocupa al Senado esta tarde, en la Cámara de Diputados hay un proyecto absolutamente clave: el que modifica las bases de licitación de energía. Porque, según sabemos, las licitaciones fijan un horizonte de mediano y largo plazos a los fines de dar señales de inversión a los clientes regulados. Y eso hoy día reviste serias dificultades. Había que establecer mecanismos de mayor flexibilidad. Se están modificando de acuerdo a la experiencia.
Esperamos que esa iniciativa pase pronto al Senado para revisarla y despacharla cuanto antes, porque es fundamental.
Yendo a la materia que nos convoca, debo recordar que el Ministerio de Energía fue creado mediante la ley N° 20.402 el 3 de diciembre de 2009.
Y señalo la fecha porque, pese a tratarse de un aspecto tan gravitante para el desarrollo de nuestro país, dicha Secretaría de Estado se establece recién en 2009. Pero no solo nace ese año, sino que, además, lo hace con una institucionalidad bastante débil. Y las modificaciones que estamos introduciendo ahora en algo la van a fortalecer. Pero, dada la magnitud del problema energético, sin duda era necesario ir -y yo soy partidario de llegar mucho más lejos- al fortalecimiento del Ministerio de Energía.
En aquella época, en el Ministerio se distinguieron las funciones políticas, la regulación técnico-económica y las materias de fiscalización.
De acuerdo a lo que señala el mensaje, según la experiencia de los años transcurridos, se ha observado un enorme desarrollo en el sector. Pero no solo esto: también se han advertido las complejidades del ámbito energético y las innumerables coordinaciones que es indispensable hacer para desarrollar los proyectos pertinentes, particularmente en el sector eléctrico.
Por eso, el mensaje plantea que es fundamental efectuar enmiendas de carácter territorial y funcional.
Desde un punto de vista territorial, sin duda la más importante de ellas es el establecimiento de secretarías regionales ministeriales en todo el país, es decir, el hecho de que la Cartera tenga presencia en cada una de las regiones.
Y desde un punto de vista funcional, uno de los aspectos relevantes es que se modifica la ley orgánica de la Secretaría de Estado para poder concretar la participación de la gente. Los asuntos energéticos son complejos y es preciso articular mucho con la ciudadanía, sin que hasta este minuto el Ministerio disponga de facultades al respecto.
En cuanto a la esencia del proyecto, estos dos aspectos son, a mi juicio, esenciales.
Sin perjuicio de lo anterior, en la Comisión expuse tres observaciones, tal como lo manifestó su Presidente.
Incluso me abstuve en varios artículos. Y no voy a mantener esta posición, sino que voy a votar a favor, porque estimo urgente aprobar la iniciativa. Pero creo importante dejar al menos una constancia en la Versión Oficial.
Mi primera observación se refiere a la facultad de ejercer labores directivas que se otorga a funcionarios a contrata. A mí no me parece procedente, como principio, que personal de esa índole cumpla tal cometido.
La explicación que se dio, durante el debate en el seno de la Comisión, es que la urgencia del Ministerio en poder irse consolidando todavía más en cuanto a crecer y fortalecerse no había tenido un correlato en la negociación requerida para una modificación de la planta, que es un asunto de más largo aliento.
¿Y cuál es mi temor? Las funciones directivas son permanentes y de gran significación, y no juzgo adecuado que actividades de esta envergadura tengan que ser ejercidas por personas que subrogan a contrata, desempeño eminentemente de carácter temporal. Pienso que ello les quita independencia, en definitiva.
No obstante, tal como lo expresé, comprendí la urgencia de la iniciativa y, por lo tanto, no voy a formular una objeción, pero sí quiero dejar establecido el concepto.
En segundo lugar, una norma transitoria autoriza a la Subsecretaría de Energía, solo por el año 2014, para transferirles bienes propios a las comunidades beneficiarias de determinados programas.
¿Qué ocurre, señor Presidente, para hacer la explicación más fácil? Estos últimos son desarrollados por el Ministerio, que entrega recursos a gobiernos comunales o regionales para la adquisición de paneles solares, por ejemplo, que van a favorecer a una escuela, o a un colegio, o a una población; pero, muchas veces, la compra se atrasa y los programas se van demorando. Para agilizar, por lo tanto, lo que puede hacer la Secretaría de Estado es llevar a cabo la operación por sí misma, pero se encuentra impedida de hacer el traspaso a los beneficiarios.
¿Y cuál es mi problema, en este caso? Que existe la atribución permanente para adquirir, pero no la de transferir.
¿Qué se propone en el texto? "Mire, vamos a mantener la facultad permanente, pero voy a otorgar una de carácter transitorio para efectuar traspasos solo por el año 2014".
Varios colegas me han expresado, con toda razón -es una cuestión tremendamente discutible-: "Este es un acto de responsabilidad del Ministerio, porque quiere quedar acotado solo al año 2014 y que se cubra el resto, si hay programa, vía glosa presupuestaria".
A mí me parece una suerte de contradicción, en el caso de ser el ejecutor directo, tener la facultad de adquirir y no la de transferir; pero no voy a hacer mayor cuestión.
Y la tercera observación tiene que ver con el financiamiento.
Para el año 2014, el proyecto importa un financiamiento de mil 800 millones de pesos -lo señala el informe financiero-, de los cuales mil 400 millones se cubren con reintegros de programas no ejecutados. Es decir, en términos reales, solo van a ser aportados 400 millones por el Tesoro Público. Es una forma curiosa de proporcionarles recursos a los Ministerios.
Estuve viendo el detalle correspondiente. Cada uno de mis colegas lo tiene en su escritorio. Una proporción importante se explica por fondos que se destinaban a la implementación de sistemas solares térmicos para producción de agua caliente sanitaria en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, los que fueron devueltos. Y lo de mayor envergadura obedece a un subsidio para viabilizar una granja solar fotovoltaica en San Pedro de Atacama, equivalente a casi 500 millones de pesos, que no resultó.
Son programas relevantes -con esto voy terminando, señor Presidente-: tienen que ver con la eficiencia energética, con las energías renovables no convencionales. Y, por lo tanto, si por a, be o ce razón no logran concretarse, deberían existir alternativas para llevar a cabo otros. Pero no me parece adecuado que recursos que apuntan al ámbito energético terminen gastándose en remuneraciones.
Me parece un procedimiento al menos curioso -repito-, mas así está establecido en el informe financiero.
Con estas tres observaciones -voy a levantar las abstenciones que expuse-, aprobaré la iniciativa tanto en general como en particular.
He dicho.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, quiero intervenir sobre la base de una doble lógica.
Primero, este es un proyecto que obviamente persigue un fin específico, que comparto. Y quiero explicar por qué también -lo hemos discutido con el Senador señor Orpis- soy más bien favorable a aprobarlo en cada una de sus partes.
Y un segundo aspecto, al que quiero referirme al final, dice relación con reflexiones que hizo el señor Ministro respecto de la asociatividad, lo que creo que tiene que ver con la cuestión de fondo que vamos a discutir.
Respecto de la iniciativa en particular, considero muy relevantes, sí, tres elementos.
El primero de ellos es el establecimiento de secretarías regionales ministeriales en todo Chile. A estas alturas, con la situación energética, eso obviamente pasa a ser, no algo casi discutible, sino indispensable.
Un solo ejemplo: en el río Maule, en la Séptima Región, hay 13 centrales hidroeléctricas de paso, de distintas formas, a las que se sumarán otras dos. Imagínense Sus Señorías el efecto que provoca en la energía la existencia de una capacidad de intercomunicación en el Ministerio del ramo. Lo cierto es que ello no sucede en la actualidad si la Secretaría Regional Ministerial del Biobío tiene que recurrir a la del Maule.
A mi juicio, la medida representa algo imprescindible y que formaba parte del proceso. Una cosa es haber iniciado el Ministerio de Energía, que empieza, claro, con un tamaño acotado al momento, pero a estas alturas evidentemente es necesario generar un criterio de pantalones largos y que al menos cada Región tenga su propia Secretaría Regional Ministerial de Energía.
En la proyección futura, además, se observa un elemento de ida y vuelta de mucha importancia. Si uno imagina Chile en diez años más, el Ministerio va a ser muy decisivo. Me parece que ya exhibe relevancia, pero no es posible imaginar en esa fecha, quienquiera que sea el gobernante, un país que no tenga en la energía uno de sus ejes fundamentales. Ello resulta doblemente necesario en regiones, en particular. Y creo que es de bien mutuo en la lógica de Estado, como también en la del usuario o en la del productor en este ámbito.
El que he señalado es un avance significativo y que se justifica plenamente en sí mismo.
Las seis macrozonas de la concepción original constituían un paso inicial que hoy día obviamente tiene que corresponder a un estatus distinto.
En segundo lugar, a mí me parece que lo óptimo, claro, no es un Ministerio -estimo que es el único en Chile- con dos personas de planta. Ello resulta bastante sorprendente. Si bien otros 150 funcionarios han sido ingresados por distintas vías -o sea, son más-, a dos les corresponden ciertas responsabilidades y capacidades.
Lo sano es que se regularicen las plantas. Eso es lo que se debería buscar. Constituye un asunto no solo del Ministerio de Energía. Muchos otros criterios de Estado deberían presentar la misma naturaleza.
Al menos tendrían que existir facultades directivas, lo que se relaciona con la toma de decisiones, con la asunción de responsabilidades. Y juzgo que el proyecto, si bien no alcanza a abordar la cuestión de fondo, le da un cauce para que las resoluciones que se puedan adoptar digan relación con un sentido de oportunidad y de responsabilidad, aspectos fundamentales respecto de un Ministerio.
Y si bien el tercer punto no es relevante, por lo menos quiero dejar constancia de mi opinión para la historia de la ley. Considero que apunta en un sentido correcto el que se faculte excepcionalmente para transferir bienes del Ministerio a terceros y que ello sea por un año, no en forma permanente. Hoy día, la gran diferencia es que esa Secretaría de Estado puede adquirir, para lo cual tiene que pagar, pero al momento de transferir no tiene que cobrar.
En el caso particular de que se trata -por lo menos, en la Comisión de Hacienda le consultamos al señor Ministro de Energía- estamos haciendo referencia a algo no tan relevante. Cien paneles solares efectivamente fueron adquiridos por el Ministerio, y no van a ser vendidos, sino donados a comunidades que asumirán su mantención.
Entonces, juzgo que, como política permanente, debería procederse a través de los municipios, de los gobiernos regionales. Pero, obviamente, ante una situación excepcional, me parece bien una respuesta excepcional, para que se pueda llevar a cabo una "regularización", por así decirlo. Porque no es sano, ni lógico, ni tiene sentido una tuición permanente del Ministerio. El asunto también tiene que ver con la responsabilidad de las comunidades.
Ahora, tampoco me gustaría una norma para siempre, porque lo de poder comprar y pagar, y lo de donar y regalar -voy a hacer crudo el análisis-, se presta para un tipo de elemento que afortunadamente no está en la idea del Ministerio. Por eso, estimo que la transición apunta en un sentido correcto.
En la Comisión hicimos una discusión lo más a fondo posible, y considero que el proyecto se halla bien inspirado.
Lo otro es el tema de fondo: estas son las bases de una nueva política energética. Y, esencialmente, me parece bien el concepto de asociatividad, que se usa en el sentido de involucrar crecientemente a las comunidades, vía participación -y el día de mañana, vía asociación-, en los proyectos energéticos que se puedan desarrollar en Chile. Creo que llegó otra era, y eso es más bien la constatación de una realidad.
En su momento -voy a plantearlo conforme a la lógica del Maule-, instalar Colbún o algo equivalente fue por el bien del país. Y este era un elemento suficiente, que se autodefendía respecto de la necesidad o la oportunidad, sin importar mucho los efectos que podía conllevar.
Actualmente, la sociedad y las comunidades van cambiando, y hay un involucramiento y una defensa de lo propio mucho más profundos. Y, por eso, asimismo es preciso modificar el esquema de funcionamiento.
Entiendo que el Ministerio va siguiendo también el criterio de ser un agente de la integración público-privada, en términos de que la asociatividad sea la matriz respecto de la cual los proyectos se inicien y desarrollen. La idea no es la de proceder, de repente, según lo que toque, por mediar buena o mala suerte, sino la de tratar de compenetrar a las comunidades en los efectos de lo que se construye o instala en un lugar, a fin de que sean copartícipes -no en términos genéricos- de los beneficios directos.
Considero, entonces, que la Cartera enfrenta un reto superinteresante y que no resulta fácil, pues por algo no se ha podido superar; pero me parece que dice relación con el objetivo por el cual el Senador que habla, al menos, opina que el chasís ministerial que se está instalando puede apuntar en un sentido correcto.
En resumen, señor Presidente, creo que, más allá de la casuística del mismo proyecto, en lo cual destaco las secretarías regionales ministeriales como el eje de una política energética local potente, lo que se plantea son desafíos. O sea, este es un pequeño trote de una Secretaría de Estado que tiene que correr, porque, si no, va a pillarnos el tsunami y no se nos abrirá ninguna posibilidad de subsistir energéticamente. Y ese es un problema grande.
Ahora dependerá del Ministerio la capacidad de aunar voluntades y el uso de inteligencia y de convencimiento para generar un proceso de asociatividad que respete debidamente a agentes productivos y comunidades locales, de manera de aplicar una lógica positiva, constructiva, y no destructiva, muchas veces, como ha ocurrido en varios proyectos que he conocido en el último tiempo.
Me he extendido un poco más de los términos de la iniciativa misma, ya que el señor Ministro hizo una referencia a lo que viene en delante, pues estimo que es lo que le da sentido a aprobarla.
He dicho.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Aprovecho de saludar al 2° Medio de la Escuela Entre Aguas, de Llico, Vichuquén.
Bienvenidos.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
Hago otro tanto con relación al 2° Medio del Colegio Tomás Marín de Poveda, de la comuna de Rengo.
Bienvenidos.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor TUMA (Vicepresidente).- Puede intervenir el Honorable señor Horvath.


El señor HORVATH.- Señor Presidente, parto por consignar que el proyecto se enmarca dentro de una agenda de energía, de un grado de compromiso para resolver en las regiones de Chile los aspectos involucrados, y, desde luego, para ello se requiere una Secretaría Regional Ministerial empoderada en cada una de ellas.
Para hacer efectivo lo anterior, es preciso mirar hacia delante en el sentido de qué tipo de energía podemos proponer en el ámbito local, y en regiones incluida la Metropolitana.
En este mismo Hemiciclo se debatió, en su minuto, la Ley 20/20, y pudimos demostrar fehacientemente que contempla una meta alcanzable. Después, por una negociación transversal de otros sectores, se llegó a una postergación de cinco años.
Sin embargo, estimo que el señor Ministro y los secretarios regionales ministeriales se hallan ante el gran desafío de sacar adelante la agenda.
Para ello, se cuenta con 5 mil megawatts de energías renovables no convencionales, con un programa de eficiencia energética que puede lograr el ahorro de 2 mil 600, en lo que también se emplea la denominación "negawatt".
A ello se agrega la cogeneración, es decir, el aprovechamiento de los sistemas de calderas y de aire acondicionado. Incluso cabe considerar los artefactos de nuestros hogares. En la Universidad Católica inventaron un aparato que se instala en el cálefon que genera energía eléctrica, y, a través de un inversor se la agrega a la propia red de la casa. Con cogeneración podemos obtener 2 mil megawatts.
Un proyecto señero es el del hospital de Coyhaique donde intervino la agencia de cooperación alemana GIZ, en el cual se instaló un cogenerador en sus calderas, y hoy en día ahorra 129 millones de pesos anuales, solo por este efecto, en el gasto de electricidad.
Si a lo anterior le sumamos la posibilidad de la generación residencial, la de la pequeña y la mediana industria, la de las hosterías, con capacidad de hasta cien kilowatts -ello es regulado por la ley de Net Metering-, tenemos en los techos de distintas instalaciones, así como también en los suelos, desde luego, un potencial cercano a mil megawatts. El reglamento está próximo a salir.
Y un cuerpo legal de alguna manera mutilado hace años, tendiente a un perfeccionamiento, se tradujo en que los generadores de menos de diez kilowatts -una casa representa alrededor de dos y medio- pueden obtener un pago similar al cobro de la empresa. Lógicamente, es lo más justo.
El segundo punto fue planteado por el señor Ministro en la discusión del presupuesto ayer y también en el debate de esta iniciativa: la solución del problema de los permisos.
Estamos asfixiados por la "permisología". Un proyecto minero requiere la entrega de centenares de carpetas y el paso por distintas entidades para finalmente lograr su aprobación, con una alta probabilidad de caerse en el camino.
Lo anterior ocurre en todos los ámbitos, y con mayor razón en el de la energía.
Por eso, en este minuto se están asignando siete cuencas, con un manejo integrado de ellas y con ordenamiento territorial. Invitamos hoy al Ministro del Medio Ambiente a sumarse a esa iniciativa, a fin de que las cuencas del país cuenten con un instrumento mediante el que se definan las compatibilidades, las incompatibilidades, los derechos de agua, y de que, por lo tanto, los proyectos con participación vinculante en forma previa fluyan y no terminen en una disputa con las comunidades, lo cual finalmente provoca la judicialización, el alargue de proyectos que, en algunos casos, son claramente negativos, situación que se podría haber previsto con mucha anticipación.
En tercer lugar, es el momento de llamar la atención sobre una necesaria reforma a la Ley General de Electricidad.
En Chile no podemos tener un sistema tan concentrado en materia de generación, transmisión y distribución. Porque las empresas son parte de los Centros de Despacho Económico de Carga y son las que definen cuál entra y bajo qué secuencia. Sabemos también cuánto se cobra después. Ellas financian el panel de expertos, que define las tarifas o las modificaciones tarifarias, y tienen garantizado un 10 por ciento de utilidad en determinadas áreas.
Este sistema no resiste más: hay que volver a centrarlo con reglas trasparentes y poniendo el foco en el interés público.
Quiero señalar asimismo que en el caso de la región que represento el seremi del ramo hasta la fecha debía cubrir las Regiones de Los Lagos, Los Ríos y Aysén. Y la verdad es que cada una de ellas cuenta con problemas propios¿
El señor PROKURICA.- ¡Va en helicóptero¿!
El señor HORVATH.-¿ y es imposible que se cumpla esa actividad, sobre todo cuando uno quiere realmente empoderar a las regiones y sacar adelante sus desafíos en energía.
El Seremi de Aysén tendrá tarea doble, ya que Coyhaique, por el gran uso de leña y artefactos inadecuados, es en la actualidad la ciudad monitoreada más contaminada de Chile. Pero no solo eso: además, los daños a la salud, debido a que la norma es superada en una proporción de hasta 3, 4 y 5 veces, pasarán mediante agentes mutagénicos a las generaciones posteriores.
Esa situación resulta imposible de sostener. Para eso existen caminos de solución concurrentes: la aislación térmica, el secado, la certificación y el cambio de los artefactos. Otra de las vías es el subsidio eléctrico, pero no entendido solo como que el Estado o el Plan Especial para Zonas Extremas se pongan para ayudar a los hogares o cubrir las necesidades más imperiosas y de los más necesitados. La propuesta concreta -conversada con el Ministerio de Energía y la propia empresa distribuidora- es que Edelaysen (Empresa Eléctrica de Aysén) entre al paraguas de SAESA, que constituye un universo muchísimo más grande, y ahí pueda alcanzar ventajas competitivas y bajar significativamente los costos de la energía.
Por último, deseo manifestar que las siete nuevas secretarías regionales ministeriales tienen una enorme tarea: la participación ciudadana que se ha planteado. Asimismo -es muy importante respecto de lo señalado por el Senador Orpis-, si uno revisa los fondos dispuestos este año para la creación y empoderamiento de las seremías y revisa las razones por las cuales determinados proyectos fueron modificados, verá que la gran cantidad de cambios obedece a que las ofertas fueron menores a los costos presupuestados o a que determinadas actividades las desarrollaron los propios profesionales del Ministerio de Energía.
Hay algunos puntos sensibles. Por eso -a través de la Mesa, desde luego-, solicito al Ministerio que, debido a los motivos por los cuales no pudieron prosperar, los proyectos sean revisados a fin de integrarlos al presupuesto del año 2015.
Por todo lo señalado, voto a favor.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Saludamos la presencia en este Hemiciclo del Ministro de Economía, don Luis Felipe Céspedes.
La señora MUÑOZ.- Señor Presidente, solicito abrir la votación.
El señor HARBOE.- Lo mismo yo.
El señor TUMA (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo?
El señor LARRAÍN.- Sí.
El señor BIANCHI.- Manteniendo los tiempos.
El señor TUMA (Vicepresidente).- En esos términos.
Acordado.
En votación.
--(Durante la votación).
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, este proyecto, que modifica y perfecciona la ley que rige el Ministerio de Energía, ha avanzado rápidamente en su proceso legislativo: ingresó recién en junio de este año y se aprobó por unanimidad o por un amplio margen en sus distintas etapas, lo cual da cuenta de la imperiosa necesidad de este cambio.
Uno de los principales motivos que dieron lugar al mensaje fue constatar que el modelo original pensado para el funcionamiento de esta Secretaría de Estado se vio superado en la realidad. El sistema macrozonal no es capaz de fomentar y coordinar políticas y materias propias del ministerio, con el consecuente entorpecimiento en el desarrollo de este importante campo.
Al igual que otros ámbitos de carácter nacional, el desarrollo regional requiere fortalecimiento y más compromiso. La mayor intensidad del trabajo territorial podría impulsarse si en cada una de las regiones se contara con un coordinador local, con alguien que facilitara políticas tan relevantes como la eficiencia energética o la implementación de nuevas fuentes, y que, asimismo, sirviera de puente con la ciudadanía, de conexión con las realidades particulares de cada una de las regiones.
En esta línea va el contenido principal de la iniciativa que hoy nos ocupa.
Resulta innegable la necesidad de contar con un secretario ministerial de Energía en cada región. Por eso, el aumento de 6 a 15 seremis constituye el presupuesto necesario para que el ministerio funcione de manera eficiente y eficaz.
De igual forma, el proyecto se abre a la participación ciudadana, lo cual resulta un aspecto vital si se considera que el problema medioambiental, en relación con las energías, es uno de los que causan mayor controversia y preocupación entre los habitantes y trabajadores de las distintas zonas.
Es así como esperamos que los nuevos seremis sean impulsores de mejores políticas y, al mismo tiempo, facilitadores del diálogo con la gente. En tal sentido, anhelamos que la convocatoria sea amplia y que la alusión a la participación permita tomar en cuenta la opinión de empresas e intereses productivos en determinado lugar -actualmente, está restringida a organizaciones sin fines de lucro-, sin que ello quite el derecho a voz a los demás actores locales.
Ojalá esa mayor cercanía permita tener, a nivel central, una mirada más realista y pluralista de la diversidad que, en estas y otras materias, caracteriza a Chile, y tome en cuenta las necesidades y potenciales específicos de cada una de las regiones, así como su patrimonio de recursos ambientales.
Destaco de igual modo, señor Presidente, que el Estado debe asumir la responsabilidad de ir perfeccionando a sus empleados. Difícilmente nuestro país podrá aprovechar de manera idónea todo su potencial si no cuenta con personas capacitadas para enfrentar los distintos desafíos.
Respecto al punto del proyecto que establece la posibilidad de que funcionarios a contrata ejerzan facultades directivas en los diversos servicios del sector energía, si bien ha quedado establecido como glosa en la Ley de Presupuestos desde hace ya varios años (2007) y no se hizo en la del 2014, se reconoce la necesidad de salvar este error.
Sin embargo, por lo menos se hace la prevención de que el sistema a contrata es una manifestación perniciosa del Estado empleador y de que este tipo de prácticas (ir estableciendo más espacios a la modalidad de funcionarios a contrata) no hace más que preservar la precariedad de la situación laboral.
Votamos a favor de este proyecto de ley, iniciado en mensaje de Su Excelencia la Presidenta de la República, en segundo trámite constitucional, que modifica y perfecciona la ley que rige al Ministerio de Energía.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, estimados colegas, entiendo que esta no es la ocasión para debatir sobre agenda energética; que esta no es la ocasión para discutir acerca de cuáles son las mejores iniciativas que se deben impulsar en cada región para generar más energía, para abaratar los costos y aumentar la productividad del país; que no es el momento para hablar de los reglamentos, de cómo poder entregar la energía que uno genera en su hogar; que tampoco es la oportunidad para discutir cómo vamos a llegar a la meta, el 2020, de la generación del 20 por ciento de la energía eléctrica con recursos renovables, lo cual significa que el 40 por ciento de la generación de aquí al año 2025 se hará con ese tipo de recursos.
Eso no está en debate. La discusión de hoy día es bien simple: se trata de formalizar legalmente el reconocimiento del Ministerio de Energía y de las seremías en cada región, para que no haya regiones absolutamente desprovistas de algún agente de dicha Cartera para definir políticas públicas, para evitar falta de eficiencia y para no dejar estas materias solamente como temas medioambientales. Porque, en la actualidad, el debate que hay en la mayoría de las regiones tiene que ver, por desgracia, con proyectos que se presentan y su correspondiente evaluación de impacto ambiental, asunto que algunos quieren fomentar en esta ocasión. Y, por el contrario, lo que deseamos es alguien que nos ayude a ordenar cuencas, definir políticas, en conjunto con otros servicios públicos. Ese es el alcance de esta iniciativa de ley.
Este debate tampoco dice relación con ciertos bienes que puede tener hoy la Comisión Nacional de Energía, los cuales le fueron entregados en determinado momento y que hay que traspasar a otros actores públicos. Eso hay que hacerlo igual.
Aquí, el único objeto es dar los instrumentos para que el Ministerio tenga presencia en todas las regiones, de modo que este posea divisiones y áreas de trabajo que le permitan desarrollar sus políticas públicas.
Señor Presidente, sin perder de vista la importancia del otro debate, como representante de una región exportadora de energía -donde se han intervenido las cuencas activamente y donde estamos disponibles para que ello se siga haciendo, con el objeto de generar energías renovables, y para que también se investigue sobre geotermia-, puedo decir que lo único que debemos lograr es que exista esta institucionalidad -las nuevas seremías- con la finalidad de evitar situaciones no deseadas, como la existencia de cinco, seis o siete redes de cableado de transmisión energética que dañan el patrimonio y otras actividades económicas en cada región.
Por eso es tan importante la aprobación de esta normativa legal: para que haya seremías que puedan definir políticas y lograr un ordenamiento territorial.
Hoy en Chile probablemente tenemos más líos con la transmisión que con la generación. Yo, como representante de una región que ve cómo transita la energía que pasa de Colbún hacia Santiago, estoy contento de que la Región del Maule también comience a exportar energía al norte del país, pero no me gusta que tengan a la mía como una guitarra. ¡No sé si como un guitarrón de 12 cuerdas o de otras tantas...!
Queremos políticas públicas para que existan carreteras de transmisión energética; conocer cuál es el rol del Estado en la implementación de esas carreteras; que, si se usa energía de centrales de paso, se sepa cuál es la política pública que se aplicará cuando se apruebe el funcionamiento de cada una de ellas, de modo de evitar que haya cinco redes de transmisión que transporten energía porque hay cinco centrales de paso en una misma cuenca.
Por ende, entendemos que el sentido del proyecto es darle al Ministerio de Energía el instrumento que le permita contar con agentes públicos en cada región, a fin de tener un ordenamiento territorial y definición de políticas públicas.
Por cierto, señor Presidente, voto a favor.
El señor TUMA (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Honorable señor Hernán Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, quienes me han precedido ya se han referido extensamente a la importancia del proyecto en debate y también han planteado las inquietudes que este despierta en ellos, tal como lo hizo el Senador Orpis.
Por mi parte, quiero poner énfasis en lo mismo, aunque quizás desde una perspectiva distinta.
El proyecto busca establecer secretarías regionales ministeriales; crear una División que permita el diálogo y asegurar la participación social; contar con una serie de elementos orientados a que el nuevo Ministerio tenga, con más atribuciones, un mejor desempeño en el ejercicio de sus funciones. Es decir, la iniciativa persigue fortalecer su institucionalidad.
A la luz de algunos datos, me parece que esta materia es bastante central, porque si algún problema enfrenta Chile para su desarrollo futuro es el de la energía. Es el cuello de botella que debemos enfrentar para lo que viene hacia delante.
Sin embargo, con sorpresa me he enterado de que en este Ministerio se desempeñan 150 funcionarios, de los cuales solo 2 son de planta.
Me parece que esa es una tremenda anomalía, que no me explico cómo se produjo. Por cierto, no es responsabilidad del actual Ministro, quien ha heredado la situación. Pero ¡cómo es posible que hayamos instaurado, hace cuatro años o un poco más, una institucionalidad tan débil para hacerse cargo de un área tan delicada y compleja!
Se plantea la División de Participación y Diálogo, la que resulta absolutamente esencial porque conocemos los reparos que levantan las comunidades para aceptar los muchos proyectos de energía que se presentan.
Desconozco si existe una División de Estudios a la que se le pueda encargar la evaluación de las distintas alternativas de energía, en asociación con universidades o centros con capacidad para ello, o bien que tenga la posibilidad de estar al día con respecto a la situación mundial en la materia.
Siento que es una necesidad imperiosa contar con una buena institucionalidad, que permita, a quien desempeñe estas funciones en el Gobierno, tomar decisiones de acuerdo a los plazos establecidos. Aquí estamos hablando de plazos de décadas, no de años: una o dos décadas para poder enfrentar debidamente las demandas y requerimientos energéticos con miras al desarrollo del país.
En ese sentido, vamos a apoyar el proyecto, pero deseamos pedirle al señor Ministro que ojalá pudiera desarrollarse una institucionalidad más robusta, más fuerte. Y con esto no me refiero, necesariamente, a más burocracia. Desde luego, hay que regularizar la actual situación. No puede ser que sean funcionarios a contrata los que lleven adelante el funcionamiento de un ministerio. Hemos llegado al extremo de que todo es a la inversa. Se supone que un máximo de 20 por ciento del personal de una Secretaría de Estado puede estar a contrata. Sin embargo, aquí es al revés: ¡un máximo de 20 por ciento está de planta, porque el resto se halla en la otra modalidad y eso, naturalmente, es algo que se debe corregir!
Pero, sobre todo, hay que pensar en tener una institucionalidad que permita enfrentar en debida forma la demanda del país, que es aquello en lo que estamos atrasados y en deuda -eso lo sabemos-, por distintas razones.
Lo cierto es que aquí debemos hacer un esfuerzo mayor. La aprobación de esta iniciativa significa un paso tímido y modesto, pero que ayudará a ordenar y, en la medida en que tengamos una mayor proyección de institucionalidad, a cumplir los grandes desafíos que se vienen para Chile, y no solo para nuestro país, porque en realidad estamos frente a un problema generalizado en el ámbito internacional.
Las demandas de energía y la necesidad de que sus fuentes sean amigables con el medio ambiente, que no generen conflictos con la calidad de vida de las personas, hacen que aquellos desafíos sean aún más difíciles. No es llegar y poner plantas termoeléctricas a carbón para resolver el problema, como ocurría en Chile hasta hace no mucho; se trata de buscar fuentes de energía que sean compatibles con la calidad de vida de las personas y con la preservación del medio ambiente, pero que también estén acordes con la necesidad de desarrollar nuestra economía y de generar, de ese modo, progreso material, tan necesario para el bienestar de los ciudadanos.
Voy a votar que sí, pero ojalá que el señor Ministro, quien ha exhibido mucha "energía" en el ejercicio de sus funciones, aproveche sus tiempos de ocio para lograr, a través de un proyecto de ley, la institucionalidad que se requiere para enfrentar los problemas que deparan los desafíos que se nos plantean.
He dicho.
El señor TUMA (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador señor Harboe.


El señor HARBOE.- Señor Presidente, junto con saludar al señor Ministro de Energía, deseo manifestar, en primer lugar, mi beneplácito porque este proyecto finalmente llegue a la Sala del Senado.
Pero debo señalar que, si bien es cierto no es materia de la presente sesión analizar la situación energética de Chile, este atraviesa una muy delicada dado el alto costo de la energía, lo que provoca un impacto negativo en su competitividad con los países vecinos.
A ello hay que sumar que con relación al Sistema Interconectado del Norte Grande y al Sistema Interconectado Central se están generando de una u otra forma ciertos elementos de inequidad territorial, que obviamente impactan en las economías locales.
Y hoy, señor Ministro de Energía -se lo digo por su intermedio, señor Presidente-, cuando se da un debate muy profundo respecto de la desaceleración económica, no tenga dudas de que el costo de la energía es fundamental en el impacto negativo en las economías locales. Lo menciono porque la Región del Biobío aporta 31 por ciento de energía al Sistema Interconectado, y los valores que ella alcanza en esa zona son, en promedio, más altos que en el resto de nuestro país.
Se trata de un problema serio, que ocasionó el cierre de ciertas industrias, como la planta procesadora de papel de la CMPC, en la comuna de Nacimiento, que al final del día dejó a 200 trabajadores sin ocupación y afectó a una fábrica histórica que constituía un motor de desarrollo en la comuna. Claro, había un incentivo perverso, porque esa planta disponía de una central de generación energética y, dados los costos asociados a la energía, le fue más rentable cerrar la industria, ocupar esa central e inyectarla al sistema.
Entonces, tenemos un problema delicado que se debe al alza del precio y también al hecho de que las regiones generadoras de energía no reciben -no me refiero a una localidad específica- beneficios globales económicos para desarrollar industrias con menor costo de productividad.
En consecuencia, cuando observo que lo primero que hace el proyecto de ley que nos ocupa es crear el Ministerio de Energía (ahora tenemos un Ministro sin Ministerio, que funciona con una comisión), creo que ello da cuenta de la precariedad del sistema en nuestro país; de la visión de la regulación en la materia, que data de la década del 80, donde todo quedaba más bien al arbitrio del mercado y la industria generaba energía a través de la oferta.
No obstante, cualquier nación que tenga un modelo de desarrollo y que busque ser competitiva requiere necesariamente una autoridad que no solo disponga de facultades para administrar o proponer normas, sino también de capacidad para orientar y dirigir la industria, más allá del Gobierno de turno, porque las inversiones de uno generalmente benefician al siguiente, pues son de mediano y largo plazos y obedecen a definiciones de política estratégica.
Entonces, cuando uno observa la regulación establecida en el artículo 4° del decreto ley N° 2.224, que no se modifica en este proyecto, en cuanto a que los objetivos de este Ministerio son preparar, dentro del marco del plan nacional de desarrollo, planes y políticas; estudiar y preparar las proyecciones de la demanda; elaborar, coordinar y proponer, según corresponda, ciertas normas aplicables al sector, se echa de menos el otorgamiento de más facultades, más músculo al Estado, con el objeto de que pueda orientar la política pública en materia energética.
Valoro que aquí se proponga la creación del Ministerio, que vayamos a tener seremis en cada una de las regiones. Eso me parece adecuado. Pero la verdad es que sería preferible -creo que nos perdemos la oportunidad de hacerlo- tener una Cartera más robusta en cuanto a sus facultades.
Quizás, en el futuro habrá que pensar si conviene radicar en una comisión especial, de rango constitucional, independiente del Gobierno de turno -al estilo del Banco Central, por ejemplo-, la planificación del desarrollo estratégico de nuestro país para los próximos 20 o 30 años. Porque ese es el desafío.
Las decisiones erróneas de la década del 90 nos afectan hoy, y las que adoptemos ahora en forma equivocada, o las que dejemos de tomar, repercutirán en los próximos 10, 15 o 20 años en materia de desarrollo tanto nacional como regional y local.
Señor Presidente, voy a aprobar la iniciativa, pues avanza en la lógica de crear una instancia de diálogo, y creo que es importante. Sin embargo, falta el tema robusto, aquel de la definición de política pública energética, más allá de la agenda actual, que ya es ambiciosa. Obviamente, las facultades que tendrá el Ministerio, que serán normativas, no resultarán vinculantes respecto del sector productivo.
Pienso que se pierde esa oportunidad.
Insisto, valoro el proyecto en cuanto viene a regularizar una situación que en la actualidad es completamente irregular: la existencia de un Ministro sin Ministerio que, tal como sostuvo el Senador Larraín, cuenta con solo dos trabajadores de planta. Eso responde a la lógica de un Estado completamente desmembrado y carente de facultades. De ahí que yo eche de menos una mayor robustez en esta iniciativa.
No obstante, todo lo que signifique un avance lo voy a apoyar.
En consecuencia, voto a favor de esta iniciativa, pero quiero dejar establecido que, en mi opinión, más temprano que tarde deberemos sostener una discusión con relación a la eventual creación de una comisión de estrategia energética independiente, al estilo del Banco Central, que permita fijar las políticas públicas y de desarrollo energético para los próximos 10, 20 o 30 años, con una influencia directa en la industria.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, seré muy breve para fundamentar mi voto de aprobación a esta iniciativa que, en lo esencial, busca fortalecer la estructura del Ministerio de Energía.
No me voy a explayar en lo que hoy resulta fundamental para el país: la implementación de la agenda de fortalecimiento de la matriz energética. Chile la necesita, sobre todo en momentos en que desde el punto de vista económico hay un proceso de término de un ciclo, la economía es más lenta, y el Estado hace un esfuerzo por reactivarla a la brevedad.
Por lo anterior, cualquiera que sea la medida que se adopte, siempre toparemos con la misma necesidad del país: garantizar una cantidad de energía suficiente y, sobre todo, abaratar su alto costo, lo cual nos resta competitividad.
Señor Presidente, sabemos lo que significa en términos prácticos el fortalecimiento de este Ministerio, en el sentido de contar por lo menos con secretarías regionales ministeriales en cada región del territorio, no con la división de macrozonas existente que, en la práctica, hace muy difícil que se pueda desarrollar un trabajo eficiente. Además, la señal que se envía es más bien de debilidad frente a la institucionalidad pública, que tiene que fomentar y fortalecer el desarrollo de las iniciativas energéticas.
En el caso de nuestra Región, la macrozona está conformada por Atacama y Coquimbo, que son áreas extensas. En estas existe gran cantidad de iniciativas en evaluación, que dicen relación con energías renovables no convencionales, respecto a las cuales aparecen con más fuerza la eólica y la solar, y, asimismo, con centrales de carbón o termoeléctricas que se siguen planteando con urgencia debido a las necesidades del país.
Para nosotros es muy importante que se fortalezca la institucionalidad pública. No podemos depender de un seremi que no cuenta con estructura y que se debe desplazar cientos de kilómetros de un lugar a otro a fin de tratar de evaluar proyectos que no está en condiciones de analizar desde el punto de vista técnico y para lo cual no cuenta con recursos suficientes.
Señor Presidente, dentro de la agenda planteada por el Gobierno y el Ministro, este fortalecimiento de la institucionalidad de su Cartera constituye una señal potente y, en tal sentido, el Congreso debe respaldar la presente iniciativa.
En términos de recursos, como han dicho bien los Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra, durante este año habrá una readecuación de los recursos determinados por el propio Ministerio para algunos programas que no se han ejecutado.
Ahora, creo fundamental que en la Ley de Presupuestos del próximo año sí existan recursos para la implementación de esos programas, sobre todo tratándose de los que tienen que ver con participación ciudadana, con comunidades que conozcan y estén al tanto de aquellos: de su desarrollo, de sus efectos, de cómo se relacionan con los lugares donde se implementan. En mi opinión, no se puede debilitar la tarea del Ministerio en esa área.
Así es que, señor Presidente, voto a favor de este proyecto.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar.
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El señor TUMA (Vicepresidente).- Solicito el asentimiento de la Sala para que pase a remplazarme en la testera el Honorable señor Pizarro, con el fin de intervenir respecto a esta iniciativa.
Acordado.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Pizarro, en calidad de Presidente accidental.
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El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, el presente debate ha contado con la participación de muchos Senadores interesados en este tema, y todos reconocemos un hecho: la necesidad de aprobar esta iniciativa. Ello pues, si bien a lo mejor no es lo que todos quisiéramos, en cuanto a la estructura de la institucionalidad del Ministerio que hoy se crea, constituye un avance.
El solo hecho de cambiarle el nombre de Comisión Nacional de Energía por el de Ministerio de Energía muestra la voluntad de estructurar detrás de él una organización que le permita cumplir su tarea, la cual -como se dijo- será una de las más vitales de este país para el próximo tiempo.
Luego de escuchar la intervención del Ministro Máximo Pacheco, podemos decir que la labor que tenemos por delante implica tal desafío que su cumplimiento dependerá en gran parte del crecimiento de Chile, por el costo de la energía, como tantas veces se ha reiterado acá.
Nuestro país registra una de las energías más caras del mundo, y no es que carezcamos de elementos para producirla, porque los tenemos, sino que sucede un hecho realmente increíble: aquí a todo el mundo le gusta consumir energía, pero a nadie producirla en su territorio. Es igual a lo que sucede en las comunas respecto de los vertederos: a todos les gusta consumir productos y desechar basuras, pero a nadie le interesa tener en su territorio un vertedero para depositarlas. Y siempre pretenden tirarla en el territorio del lado. Lo mismo pasa con las cárceles: ninguno quiere tenerlas cerca.
Entonces, aquí enfrentamos un problema de responsabilidad global: ¿cómo vamos a generar la energía?
Una de las cosas más determinantes es que, si somos conscientes de que tenemos que generar energía más barata, primero deberíamos tomar la decisión de tener una planificación territorial de energía. Y yo pienso -en forma muy simple, a lo mejor- que cada región tendría que decir dónde se instalarán las plantas de energía no queridas, y que estas deberían producir energía para aquellas.
¿Por qué tendríamos que instalar una planta termoeléctrica en determinada región para abastecer de energía a otra? Personalmente, creo que ello forma parte de la gran tarea de planificación territorial en materia de producción de energía que debe emprender el Ministerio.
Además, esta Cartera tiene una tarea muy importante, que hay que apoyar: el desarrollo de una Agenda Nacional de Energía, respecto a la cual sabemos qué elementos debemos abordar.
Dentro de eso se encuentra lo que mencionamos al Ministro y que fue tocado por algunos señores Senadores, porque parece que en muchas regiones ocurre lo mismo.
En la Región del Maule se genera de 23 a 24 por ciento de la energía hidroeléctrica de este país. Y, efectivamente, las redes de transmisión van desde el Maule al norte y al sur, a fin de dotar de energía al resto del territorio que la requiere. Sin embargo, cuando se produce no baja a ella, sino que vuelve después.
Eso trae como consecuencia que debamos establecer otro principio: que los habitantes y los territorios donde se produce la energía deban ser retribuidos por los de otras zonas.
Ahí tendremos que ver cómo legislar. Y me parece muy bien lo señalado por el Ministro durante las diversas visitas que realizó a la Región que represento: tenemos que ver de qué manera retribuimos a los territorios que precisamente alojan estas plantas de generación de energía. Y esperamos que esa iniciativa, cuando venga, realmente reconozca ese hecho.
En el caso de la Región del Maule Norte, ni siquiera las patentes benefician a San Clemente, que cuenta con la mayor presencia de producción de energía hidroeléctrica en la Región. Todo se paga en Santiago o en otras comunas.
Me parece que debemos esperar con muchas expectativas que este Ministerio, al cual le vamos a dar un primer empujón para que salga adelante, nos traiga proyectos concretos acerca del problema de la asociatividad. ¿Por qué? Porque se da el contrasentido de que no se le retribuye energía al que la produce, sino que, al contrario, este debe pagar más por la energía que consume que el que reside en otra parte y no la genera.
Eso nos explicó el Ministro, porque la tarifa se aplica más bien en relación con la densidad de habitantes, lo cual hace que donde exista mayor densidad de habitantes sea menor el costo de la energía, a diferencia de los sectores que la producen, que tienen poca densidad de habitantes, y deben pagar más en energía. Eso tenemos que corregirlo.
Seguramente, en la iniciativa relativa al sistema de fijación de tarifas que nos traerá el Ministro en el próximo tiempo vendrá una propuesta para poder brindar equidad, justicia a las comunas que producen energía, tanto respecto a la retribución por lo que generan como también a no ser castigadas con la tarifa que pagan.
Además, pienso que debemos ser realistas. Como mencioné antes, todos queremos tener energía, pero nadie quiere generarla. Se dice mucho que vamos a trabajar en energías renovables. Es cierto. Hay que hacer este esfuerzo y el mundo va un poco en la línea de generar mayor cantidad de energía renovable.
Nos propusimos como tarea -creo que en quince o veinte años- llegar a producir 20 por ciento de energía renovable.
Este país va a ir creciendo, y tenemos que pensar seriamente en que la energía potencial de que disponemos hoy -incluso la renovable- a lo mejor no será suficiente para mañana. Además, muchas veces nos quejamos por la línea de transmisión. Pero las energías renovables también las necesitan.
He visto en otras partes del mundo que la gente ya no se queja por las líneas de transmisión o por la instalación de determinadas plantas, sino que existen territorios con montones de aspas por todas partes para producir energía eólica, y también existen cientos y cientos de hectáreas con paneles de energía solar.
Entonces, todo tiene un costo. Este país debe pensar seriamente que en algún momento dado a lo mejor tendrá que hablar de energía nuclear, porque es necesario considerar si su generación será posible en el próximo tiempo, y si las tecnologías existentes nos permitirán dar respuesta a los hechos negativos que ello pudiera acarrear.
Por eso -se lo digo aquí al Ministro-, apruebo con todo entusiasmo el proyecto, pero este solo constituye un símbolo de lo que queremos hacer en materia de energía.
Debemos darle mucha más fuerza al tema de la energía a través de este Ministerio, al cual debemos fortalecer bastante. Se ha dicho que cuenta con 150 funcionarios; y, efectivamente, tenía dos de planta.
Quiero decirle al Ministro que admiro que nos haya traído incluso una Agenda Nacional de Energía. Seguramente, ello es fruto de su esfuerzo personal y de la ayuda de amigos técnicos especialistas.
Este país necesita tomar en serio lo relativo a la energía.
Por tanto, debemos aprobar esta iniciativa, pero, al mismo tiempo, hacerle un seguimiento serio.
Si queremos producir energía, deberemos determinar quiénes lo harán y cómo.
Y el que quiera consumir energía, tendrá que estar dispuesto a producirla. En caso contrario, unos deberán soportar la producción de energía y sus mayores costos, mientras otros no se verán afectados por esas cargas.
Por lo anterior, con entusiasmo voto a favor de este proyecto, aun cuando creo que es solo el puntapié inicial de lo que debe hacerse en nuestro país en materia energética.
El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, creo que en esta oportunidad compartimos una visión: el contar con seremis en zonas donde no los hay ayudará a las regiones a coordinarse de mejor manera con un Ministerio relativamente nuevo, el cual es tremendamente importante por las responsabilidades que le corresponde cumplir.
En todo caso, muchas veces tales obligaciones parecen recaer en un solo sector, pero no es tan así. Aquí se trata de decisiones multisectoriales para enfrentar diversos problemas.
La contaminación, por ejemplo, no la resuelve solo el Ministerio de Energía; también la combaten las Carteras de Vivienda, de Economía, de Salud, de Medio Ambiente.
Por lo mismo, la presencia de un seremi permite coordinar de mejor modo las multiacciones que deben realizarse en cada región para abordar los distintos problemas. Hay programas integrales que solo se pueden llevar a cabo si existe un representante del Ejecutivo en cada región para facilitar dicha coordinación.
Asimismo, aprovecho que el Ministro del ramo nos acompaña en la Sala para compartir una reflexión en torno a la carencia de nuevas inversiones y a la paralización de algunas de las existentes.
En mi opinión, ello se debe a que Chile cambió.
Antiguamente, era posible efectuar inversiones sin consultar a nadie y ellas resultaban rentables, exitosas, de gran impacto público y de enorme beneficio para la economía nacional.
Sin embargo, Chile cambió: los ciudadanos hoy están empoderados y quieren participar, saber qué está ocurriendo y tomar decisiones con relación a los proyectos que, eventualmente, puedan afectarlos.
Ahí surge un problema: no será factible llevar adelante inversiones del mismo modo en que las hacíamos antes. De hecho, varias iniciativas se encuentran paralizadas por esa razón.
En mi opinión, no se ha construido un mecanismo para posibilitar la participación efectiva de las comunidades y los ciudadanos en el momento oportuno. ¿Cómo incentivamos al sector público y al privado para que, previo al diseño de un proyecto, hagan el ejercicio de consultar la opinión de las personas?
Ello no tiene que ver solo con el progreso económico, sino también con la paz social. Ambos aspectos están relacionados.
Pienso que el Ministro de Energía ha efectuado una tremenda labor en términos de dar confianza y confeccionar programas que mejoren las inversiones. Sin embargo, se requiere, más que la voluntad de dicha autoridad, que el Congreso apruebe legislaciones que refuercen la nueva institucionalidad y el modo en que hoy se hacen las inversiones en Chile, definiendo un camino para garantizar la participación de la ciudadanía.
A mi juicio, se originarán muchos conflictos si no determinamos una forma concreta para interlocutar con las poblaciones afectadas.
El Senador Zaldívar dijo -y con razón- que a nadie le gusta tener un vertedero o una subestación eléctrica cerca de la casa, aunque todos quieren el beneficio que ello produce. ¡Pero en alguna parte hay que hacerlos! Y, si es así, se debe compensar a las comunidades perjudicadas y elaborar un plan de mitigación.
Lo primero, antes del diseño de un proyecto, es precisar cómo nos vamos a relacionar con las comunidades y cuánto costará ese esfuerzo. Así, podremos seguir -¡por qué no!- el modelo de Nueva Zelandia, donde los pueblos originarios participan de la rentabilidad de tales inversiones.
Como señalé, hoy el mundo es otro; Chile es otro. Y debemos avanzar en esa línea.
En los pocos minutos que me quedan, hago presente un problema que afecta a la comuna de Pitrufquén, que represento.
En dicha ciudad se está instalando una subestación eléctrica al lado de una villa tranquila sin que sus vecinos hayan sido consultados ni tenido conocimiento alguno. Obviamente, la comunidad del sector está indignada frente a la agresión que implica la construcción de la referida obra sin haber sido informada siquiera del proyecto.
¡Y miren la paradoja! La gente se molesta porque se efectúa una inversión sin su conocimiento. Pero también se queja si otras obras se paralizan sin que mediara participación ciudadana, como ocurrió en la misma localidad de Pitrufquén con la construcción del hospital, que es el proyecto más importante de la ciudad y que ya lleva un 50 por ciento de avance. ¡Se pararon las obras por un capricho de la autoridad!
Ahí quedaron no solo 500 trabajadores sin su fuente laboral y toda una zona (Pitrufquén y, asimismo, Gorbea y Freire) sin un nuevo establecimiento de salud, sino también la red asistencial sin el apoyo para el cual se diseñó dicho hospital.
¿Qué tiene que ver lo descrito con la iniciativa en comento? Que no cabe seguir levantando proyectos de inversión sin la participación de los ciudadanos; que no corresponde seguir tomando decisiones para construir o paralizar obras sin consultar a los involucrados.
Con entusiasmo, aprobaré esta propuesta legislativa, pues la presencia de un seremi del ramo en cada región será un cable a tierra para que el Ministro sepa qué está ocurriendo en las distintas zonas del territorio. Ello permitirá una mejor coordinación con el resto de los servicios del Estado, a fin de ver cómo enfrentar problemas de carácter multisectorial.
Una de las funciones de los seremis es, sin duda, fomentar y facilitar la participación de personas naturales y jurídicas, con o sin fines de lucro, en la formulación de las políticas y los planes del sector.
¡Ese es el rol de un seremi! Recoger la opinión de los ciudadanos y tomar decisiones en el marco de competencia de cada Ministerio.
Por otra parte, solicito a la Mesa que recabe el acuerdo de la Sala para que se oficie, en mi nombre, a la Presidenta de la República, al objeto de que intervenga ante la paralización de una de las obras más importantes que se han llevado a cabo en La Araucanía: la construcción del Hospital de Pitrufquén. Pido que se adopten todas las medidas y providencias necesarias para que ese proyecto continúe su ejecución. Así, los trabajadores asegurarán su fuente laboral y la Región, particularmente la comuna de Pitrufquén, podrá contar con un establecimiento de salud nuevo.
Voto a favor.
El señor PIZARRO (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor De Urresti.


El señor DE URRESTI.- Señor Presidente, parto saludando al Ministro de Energía. Deseo que le vaya bien.
Lo digo porque, durante los cincuenta meses que lleva de vigencia la Cartera que encabeza, han pasado ocho Ministros. En la Administración anterior, cada uno duraba, aproximadamente, seis meses. No me cabe duda de que el actual Secretario de Estado permanecerá durante los cuatro años de este Gobierno para llevar adelante la política energética que el país requiere.
Por eso -reitero- me parece importante que al Ministro le vaya bien.
Asimismo, considero que el proyecto en debate da un paso relevante en la línea de dotar a las regiones de secretarías regionales ministeriales de energía. Estas, si bien sus funciones y atribuciones están sujetas a la política nacional de la Cartera, permitirán en las distintas instancias territoriales del país -especialmente, en las regiones donde hoy no hay seremías- llevar adelante las políticas que ha definido la propia ley.
Además de desearle al Ministro que le vaya bien y que no le ocurra lo que les sucedió a sus predecesores, quiero pedirle que nunca más vuelvan a operar en la Cartera de Energía los famosos "fast tracker" o "la caravana de la muerte". Estos eran funcionarios del Ministerio que recorrían Chile apurando los proyectos energéticos, saltándose varias atribuciones y prerrogativas, motivados por una vocación centralista. Si al Ministro le interesa, puedo darle varios nombres. Por desgracia, son personajes bastante conocidos.
Espero que ese tipo de situaciones no se produzca y que la institucionalidad funcione.
El proyecto propone un conjunto de nuevas facultades para el Ministerio de Energía, una dotación de mayor personal y desconcentración a través de seremías en todas las regiones.
Esto último permitirá construir una política con visión territorial, con visión de país, en lugar simplemente de tomar decisiones centralistas mirando un mapa en Santiago, desde donde se suele resolver el sacrificio de determinadas cuencas y zonas con la instalación de represas, termoeléctricas o la ejecución de distintas inversiones que terminan afectando directamente el territorio.
Asimismo, deseo fortalecer la opinión que entregó el Senador señor Tuma con relación a la participación ciudadana.
La Comisión que discutió la iniciativa incorporó, en el artículo 4º de la ley, referido a las funciones y atribuciones de la Cartera de Energía, la siguiente letra l): "Fomentar y facilitar la participación de personas naturales o jurídicas, con o sin fines de lucro, en la formulación de políticas, planes y normas, en materias de competencia del Ministerio.".
Ello es fundamental, porque en las regiones conocemos el manejo del territorio. Sabemos, por ejemplo, cuáles cuencas pueden ser intervenidas.
Sin embargo, en la actualidad opera un sistema nacional de inversiones que termina sacrificando y afectando a los pueblos originarios y, también, a las comunidades que llevan largo tiempo viviendo en el lugar donde se resuelve implementar un proyecto energético.
Resulta esencial, Ministro, que se fomenten unidades de participación ciudadana al interior del órgano ministerial y de las propias regiones. Debemos anticiparnos a los problemas y tener la capacidad de consensuar con las comunidades involucradas las políticas que se van a llevar adelante.
Por eso es primordial vincular esto con el manejo integrado de cuencas.
Se requiere no solo una política nacional de producción de energía, sino también una matriz diversificada. Por lo mismo, urge cumplir el objetivo 20/20 (originalmente, llegar al 2020 con al menos el 20 por ciento de producción de energías renovables no convencionales).
Es imprescindible darle un empuje a dicha finalidad y desarrollar minicentrales hídricas, geotérmicas, etcétera.
Ayer en la Comisión de Desafíos del Futuro analizamos los cuellos de botella que existen en materia de energía geotérmica. A mi juicio, es importante dialogar con el Ministerio de Energía para fomentarla.
En esta misma línea, quiero diferir, con mucho respeto, de lo señalado por el Senador Zaldívar con relación a la energía nuclear.
Ya que nos gusta compararnos con naciones desarrolladas, hago presente que países como Alemania y Japón vienen de vuelta de ese tipo de energía. En efecto, Alemania está desmantelando sus plantas nucleares.
Creo que Chile, que ya ha gastado bastante dinero en una política de energía nuclear, no debiera colocar ahí el acento. Somos un país sísmico que no ha desarrollado esa tecnología.
Pero tenemos un enorme potencial en otras áreas. Las estadísticas del Banco Mundial y de otros organismos internacionales indican nuestra disponibilidad en energías renovables no convencionales, como la gran capacidad solar del norte y la alternativa eólica. ¡Para qué hablar de geotermia!
En este tipo de energías tenemos que concentrar nuestro esfuerzo. Chile debiera industrializar ese ámbito y ser vanguardia en tecnología de paneles fotovoltaicos y en el desarrollo de recursos eólicos.
Se precisa ordenar el territorio para asegurar una mejor producción energética e impulsar una política integrada.
El Ministerio debiera estar aportando en esa línea, no solo promoviendo proyectos que suelen estar ya definidos por los privados, sino que definiendo una política clara e invirtiendo recursos. Es necesario que CORFO, CONICYT o el propio BancoEstado avancen en resolver los cuellos de botella que hoy se generan en materia tecnológica y que impiden desarrollar plenamente aquellas energías.
Señor Ministro, estando absolutamente de acuerdo con lo que ha señalado, creo que es importante que precise en la Sala lo relativo a los plazos de los reglamentos que su Cartera debe expedir en materia tanto de eficiencia energética como de rotulado de los artefactos eléctricos, que son dos de los mandatos que contempla la ley. Tales reglamentos deben ser dictados por el Ministerio. Creo que ello es fundamental.
Si vamos a contar con una política energética, deberemos avanzar también en eficiencia energética, ámbito en el cual hay bastantes tareas por realizar.
Por otra parte, me alegro de que esta discusión se esté dando cuando ya se ha despejado el tremendo nubarrón que había en nuestro país con relación a HidroAysén, gracias a la decisión del Comité de Ministros. Esperemos que la apelación que presentó dicha empresa sea rechazada por el Tribunal Ambiental de Valdivia.
Ojalá tengamos efectivamente una política energética consensuada, una política amigable con el territorio, una política socialmente aceptada, y no una impuesta por la autoridad central.
En esa misma lógica, solicito que el Ministerio evalué la posibilidad de reconocer a la leña como combustible. Buena parte de la contaminación hoy en el sur de Chile -desde Rancagua hasta Coyhaique- se debe, precisamente, al alto consumo de leña en los hogares más necesitados de la población.
Por lo tanto, es importante avanzar en la rotulación de la leña como combustible, de manera que su uso pueda ser fiscalizado por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles. De igual modo, se requieren instrumentos para contar con leña certificada, recambio de artefactos en mal estado y protección térmica en las viviendas de la gente que ocupa leña no solo para calefaccionarse, sino también para cocinar, como ocurre en buena parte del sur de Chile.
En consecuencia, voto a favor de esta iniciativa.
Espero que la dotación de nuevos seremis a lo largo de Chile permita generar una visión desde los territorios respecto a la política energética de nuestro país.
¡Que le vaya bien, Ministro!
¡Que dure en la Cartera más de seis meses, ojalá los cuatro años de Gobierno de la Presidenta Bachelet!
El señor MONTES.- ¡Y que elija buenos seremis!
El señor DE URRESTI.- Eso.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, en esta sesión estamos hablando tal vez de la política más importante que debe abordar un país. En el mundo entero, esta materia es prioritaria para el desarrollo de las economías y de las sociedades. A este sector se destinan los mayores recursos para investigación y desarrollo.
Cuando Corea del Sur se vio afectada por una crisis de desaceleración de su economía, buscó recuperarse haciendo inversiones, fundamentalmente, en el área de las energías renovables.
Al mirar los avances científicos, nos damos cuenta de que todos están orientados a poner de relevancia el mundo que viene, el cambio profundo que experimentará la humanidad desde el punto de vista energético.
Sin embargo, ¿qué observo a partir del diagnóstico que se ha hecho en esta sesión? Algo bastante penoso.
Estamos hablando de que este gran desafío que tiene Chile -no diré que es el más importante, pero sí uno de los más relevantes-, que afectará todo nuestro desarrollo como sociedad, como ciudadanos y como economía, cuenta con una institucionalidad que no es una institucionalidad.
Y eso da pena, porque muestra nuestra miopía, nuestra falta de visión, nuestra ceguera.
Yo voy a aprobar este proyecto, pero es insuficiente. Haciendo un parangón, es como querer salvar a la humanidad con un arca de Noé del tamaño de una cáscara de nuez. Así, nada se salvará.
Creo que el Ministro tiene mucho entusiasmo. Él ha sido muy serio; comparto en buena medida la forma como ha abordado esta materia. Pero creo que existe absoluta falta de comprensión por parte del Parlamento, de nuestros decisores, con respecto a la centralidad de la energía y a los instrumentos con que se cuenta para salir adelante. Ello, además, lamentablemente no nos permitirá aprovechar las oportunidades.
Nosotros vamos a pasar a una era poscarbónica con mucha antelación al fin del petróleo.
A partir del 2020, la humanidad va a vivir una crisis de calentamiento global muy profunda. Y habrá desconcierto. Los antecedentes científicos empezarán a ser comprendidos por los ciudadanos.
Estamos viviendo al borde de una situación que obligará a tomar decisiones radicales. Y esas decisiones dicen relación con que deberemos transitar a la era de las energías renovables, de las energías limpias, antes de que se termine el petróleo. Y hay petróleo para 30 años.
Nuestro país tiene una de las mayores oportunidades a nivel planetario. Porque, por esas cosas de la vida, así como no tuvimos petróleo, el destino, los astros nos dotaron de los mayores recursos de energías renovables existentes en la tierra.
Chile tiene, por lejos, el desierto más irradiado del planeta; la mayor reserva de energía geotérmica, y tal vez uno de los mayores recursos de energía mareomotriz, basada en las fuerzas generadas por las mareas.
Lamentablemente, eso requiere otro chasis institucional, otra dimensión de inversión, otros recursos puestos en acción.
Si nosotros nos lo propusiéramos, podríamos ser potencia mundial en energía en los próximos 20 años. Y, querámoslo o no, quizás la gravedad de los hechos hará que a partir del desierto de Atacama Chile sea centro neurálgico de las energías renovables, no solo para nuestro país, sino también para toda Latinoamérica y, por qué no decirlo, para el mundo entero.
De Chile se van a generar las mayores posibilidades de desarrollo para nuestra región.
Pero eso requiere inversión en ciencia, en ciencia aplicada; ordenamiento territorial; recursos para, entre otras cosas, transmisión.
Un cuello de botella que tendremos a futuro es la transmisión; otro se relaciona con los sistemas de acumulación. Porque las energías renovables, salvo la geotérmica y la mareomotriz, requieren sistemas de acumulación.
Debiéramos estar trabajando, pues, en desarrollar sistemas termosolares de sales fundidas; en la generación de energía a base de hidrógeno; en la elaboración de baterías, dado que, por lo demás, contamos con las principales reservas de litio del planeta.
Asociada a esto viene otra discusión: cómo a partir de nuestras inmensas potencialidades llevamos a cabo una especialización inteligente; cómo desarrollamos una industria en torno a las energías renovables para fabricar paneles termosolares, paneles de células fotovoltaicas, sistemas térmicos o termosolares de acumulación.
Es decir, tenemos un inmenso desafío. Y para afrontarlo se requiere visión.
Pero aquello no lo conseguirá un Ministro, por mucho entusiasmo que tenga, si no entiende nuestro país transversalmente -no es solo un asunto de Estado, sino también de sociedad-; si la comunidad no comprende las inmensas oportunidades que existen, y si no salimos de cierta visión anacrónica, de la Edad Media, y un tanto tecnocrática, que nos hace pensar que podemos lograr nuestros objetivos a través del mercado y del desarrollo de energías convencionales, que efectivamente serán una transición, pero que no representan el futuro.
Tal es el caso de la energía nuclear, totalmente obsoleta en el mundo entero. No será realidad en nuestra nación, ni lo será nunca, dadas nuestras condiciones. Pero estamos distrayendo recursos cuantiosos que podrían invertirse en las energías del futuro.
Entonces, ¿qué planteo?
Pienso que el Senado debiera aprobar la ley en proyecto. Pero ello es absolutamente insuficiente. Ni siquiera permite construir un radier sobre el cual edificar una institucionalidad política y una política para dar cuenta de nuestras oportunidades.
Si hay un área donde debiéramos invertir recursos cuantiosos porque van a tener un retorno inmenso es esta.
Yo le pido al Senado conversar más a fondo sobre cómo hacemos de la energía renovable y de la fortaleza de Chile en este ámbito el elemento central de nuestro desarrollo actual y futuro.
Creo que debiéramos trabajar seriamente en lo relativo al ordenamiento territorial.
Como Comisión de Desafíos del Futuro, estamos pidiendo que cada Senador, en su circunscripción, desarrolle una metodología para que podamos establecer la vocación de uso de los territorios; que cada comunidad, de abajo arriba, con las organizaciones sociales, con las organizaciones científicas, con las academias, con el mundo empresarial, con el mundo gubernamental, con los sectores políticos de manera transversal, defina qué quiere desarrollar como potencialidad. Ello debe hacerse a nivel de cada región, con una metodología comparable, idéntica, para finalmente unirlo en lo que pudieran ser las bases de un proyecto de país.
Esa conversación significará un preacuerdo, un primer gran acuerdo de gobernabilidad de los territorios y de las potencialidades de nuestro país. Y ello se tiene que llevar a la práctica a través del ordenamiento territorial, instrumento que pondrá en acción lo que se ha construido de abajo arriba. Y yo propongo que el Senado, junto con los gobiernos regionales, las comunidades y el mundo científico, juegue un rol fundamental en la articulación de esos procesos
Chile no puede seguir avanzando con miopía, con ceguera.
Tenemos oportunidades inmensas. Pero existe una condición: que podamos expresarlas, develarlas y que construyamos una institucionalidad para ellas.
Cada institucionalidad regional deberá ser flexible.
Construyamos educación, ciencia y articulación de consensos en función de esas potencialidades, que han de ser asumidas por el conjunto de las sociedades regionales, al objeto de que esto constituya un gran acuerdo y sea un proyecto común compartido, que nos ponga a todos detrás de un objetivo común.
Yo veo que la energía jugará un rol central en esas materias.
Ello debiera tener como fin establecer prioridades energéticas. Pero creo que Chile, así como exhibe vocación en minería, en salmonicultura, en astronomía, como potencia marítima, la tiene también particularmente en materia energética. Y la cuestión energética será la más relevante del siglo XXI y la que más transformará la economía.
Vamos a pasar a una economía colaborativa porque la energía va a ser colaborativa. El Senador Horvath habló del net metering. En otras naciones la energía colaborativa ya es una realidad. Todas las viviendas, los edificios producen energía; se acumula en las baterías de los autos, que serán todos eléctricos.
Viene, pues, un mundo radicalmente distinto. Y de nosotros depende quedarnos anclados en el siglo XX, en el anacronismo, en la oscuridad de un modelo exportador tremendamente oligárquico, o pasar a un desarrollo de país meritocrático, donde se exporten ingenieros, técnicos, capacidades, educación, innovación, creatividad.
Ese es el desafío, señor Presidente.
Y pienso que tal vez la necesidad energética puede ser el elemento que nos estimule y permita que el Senado lidere, junto con el Ministerio de Energía y otros, este desafío fundamental para Chile.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, el proyecto que nos ocupa reviste una importancia fundamental.
Está claro que hay quienes apuestan a que de la matriz energética, y particularmente de la política energética, depende el desarrollo económico de Chile. Y, en efecto, existen elementos más que suficientes para pensarlo.
Nuestro país presenta una dependencia -yo diría- importante de la energía hidroeléctrica: más del 60 por ciento de su matriz. Tenemos dos grandes sistemas interconectados: el SING y el SIC.
Sin embargo, de las páginas disponibles del propio Ministerio de Energía se desprende lo que tiene el Sistema Interconectado del Norte Grande: capacidad instalada, 3 mil 964 megawatts; demanda máxima, 2 mil 162 megawatts. Y el SIC: capacidad instalada, 12 mil 581 megawatts; demanda máxima, 6 mil 881 megawatts.
Me pregunto, entonces,¿
El señor PACHECO (Ministro de Energía).- Está atrasada esa información.
El señor NAVARRO.-¿ cuál es la relación -el Ministro dice que están atrasados esos datos- de la capacidad latente que tenemos frente a la capacidad instalada y la demanda efectiva.
Eso nos da tiempo para conocer el ritmo que debemos tener a los efectos de avanzar en materia de generación.
Porque yo tiendo a pensar que hay una capacidad instalada que tal vez en razón del precio o por los propietarios no se quiera poner a disposición para no pasar apreturas, no ir a los cortes de luz.
Quiero recordar que cuando los gobiernos fallan en materia de energía eléctrica se caen igual que la luz; se pierden las elecciones.
Se trata de una materia muy sensible política, social, económicamente.
Crear un Ministerio de Energía fue un paso fundamental, positivo. Y ahora este proyecto, entre otras cosas, establece que habrá una secretaría ministerial por región, a la vez que le otorga al Ministerio facultades adicionales para realizar actividades de capacitación.
Está claro que la participación ciudadana no va a ser vinculante. No lo es en las fases medioambientales ni en ninguna otra. Pero ella habrá de tener algunas condiciones, aparte las contenidas en el Convenio N° 169 de la OIT.
Los funcionarios a contrata podrán ejercer facultades directivas en los distintos servicios.
Ministro, yo me he hecho un propósito: no votar a favor ningún artículo que implique que el Estado seguirá engañándose a sí mismo.
Si creamos un Ministerio, dotémoslo de la planta necesaria.
¿Cuál es la trampa? ¿Por qué funcionarios a contrata?
¡Hay servicios públicos donde 98 por ciento de los funcionarios están a contrata o a honorarios! ¡Veamos lo que pasa en el propio Congreso Nacional! ¡En la Alta Dirección Pública el 95 por ciento de la gente está a contrata!
¡Nos engañamos a nosotros mismos!
Si creamos un Ministerio de Energía, generemos la planta necesaria, con la seguridad correspondiente, con la posibilidad de hacer carrera, para que los funcionarios no estén dependiendo de un contrato.
Ministro, yo voy a votar a favor del proyecto. Pero no le veo explicación alguna a esa situación. Hace mucho rato que venimos aprobando ministerios, servicios, y los dejamos en precarias condiciones.
Siento que en esto no podemos equivocarnos.
Veía en el informe el Presupuesto Gasto en Personal 2010-2015: aumenta en 26 por ciento. Pero el total del gasto en personal llega a los 8 mil millones de pesos. Por tanto, estamos hablando, fácilmente, de 14, 15 millones de dólares.
¿Cuánto produce el sector eléctrico para tener un Ministerio que dispone de 80 millones de dólares de presupuesto? Y, de esa cifra, 30 millones corresponden al subsidio al gas de ENAP. O sea, el Ministerio solo cuenta con 50 millones de dólares.
¿Es un presupuesto ad hoc respecto de los ministerios de energía del resto del mundo? ¿Puede con ello fiscalizar, promover, desarrollar?
Me parece que, sin duda, es un presupuesto insuficiente.
En tal sentido, ojalá que podamos hacer alianzas, Ministro; discutir si con 50 millones de dólares le alcanza para generar un Ministerio de verdad.
Desde luego, los funcionarios a contrata son una anomalía. Se están organizando las personas que trabajan a honorarios. Va a haber cierta erupción volcánica al interior de los servicios públicos. La gente no da más. Lleva 15, 18, 20 años a honorarios, con la anomalía que hicimos en la Concertación y que perpetuó Piñera. Pero él fue más pillo: en cada proyecto legalizaba la contratación de los "a contrata" y de los "a honorarios" año a año. Nosotros, durante mucho tiempo, aumentamos las plantas y dejamos a numerosos funcionarios en condición de ilegalidad.
Señor Presidente, se ha planteado que este proyecto va a significar una modernización del sistema eléctrico. Pero varios Senadores nos preguntaron en la Comisión qué pasa con la Superintendencia de Electricidad y Combustibles y con el Ministerio.
La SEC está extraordinariamente debilitada. Tiene que ver el combustible, la energía. Con 10 funcionarios para una región de 2 millones de habitantes no posee capacidad alguna de fiscalización.
Claramente, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles debe ser modernizada. ¡La rige una ley de hace 130 años! ¡La última modificación se introdujo hace 30 años!
Entonces, Ministro, ¿cuál es el instrumento poderoso para que el Ministerio pueda fiscalizar y desarrollar, como usted dice, actividades con la ciudadanía que sean vinculantes?
Cuando se construye una red eléctrica -y nos pasó en Penco-, la SEC puede intervenir solo una vez que está terminada. Antes, no; ni siquiera en el diseño de los planos. Cuando está concluida, va a revisarla. ¿Y hay alguna posibilidad de que la eche abajo, cuando ya pasa por el medio de la ciudad?
Lo planteó el Senador Montes en la Comisión: es esencial modernizar la Superintendencia de Electricidad y Combustibles. Si no, el Ministerio va a quedar menoscabado.
Del mismo modo, está claro que debemos modernizar la regulación sobre la leña, señor Ministro. En Chillán es un desastre. ¡A dos metros no hay visibilidad! Se están lesionando los derechos a la salud y a la vida de miles y miles de ciudadanos.
Necesitamos mecanismos de incentivo para que haya electricidad más abundante, más barata, más limpia.
En el caso de Chillán están paralizados proyectos de generación hidroeléctrica. Y uno se pregunta cómo vamos a resolverlos.
El Gobierno contempla adicionalmente un proyecto de ley de asociatividad donde se espera incorporar tres elementos que ojalá hubiéramos tenido en la iniciativa que nos ocupa esta tarde:
1.- Modificar la Ley de la Renta para que las empresas eléctricas paguen patentes en el lugar donde generan.
Es decir, si en Punilla o en San Fabián de Alico el Estado va a instalar una central, que se paguen las patentes allí.
2.- Ecualizar las tarifas eléctricas -y yo le agradezco al Ministro por su sinceridad; porque son palabras de él contenidas en el informe- a nivel nacional.
Por el consumo promedio nacional, que alcanza a 150 kilowatts hora/mes, se paga una cuenta de 14 mil pesos en Santiago y -¡escúchenme bien!- una de 28 mil pesos en Coronel, Tocopilla o Santa Bárbara.
¡Eso es absolutamente inaceptable! ¿Cómo lo vamos a corregir? Claramente, allí se requiere un tratamiento especial. En la Región del Biobío proveemos al Sistema Interconectado Central 31 por ciento de la energía. Y está claro que ella no se destina al consumo residencial, sino, en 80 por ciento, al industrial.
3.- Asegurar que las comunas que acojan proyectos de energía eléctrica tengan ingresos permanentes.
Eso es duro, porque significa decirles a las empresas -entre ellas, a Endesa, que enfrenta problemas en todo Chile y a la que le tenemos paralizada Bocamina II en el sector Lo Rojas, en Coronel, por su tozudez, impericia e irresponsabilidad-: "Si tú vas a ganar, bueno, que ganen también aquellos que sufren los efectos colaterales negativos".
Ministro, eso usted lo anuncia, pero no es parte de la iniciativa de ley que nos convoca ahora.
Les queremos decir, en Santa Bárbara y en los demás lugares donde estén -no pasó en Ralco, por cierto-: "¿Se dan cuenta de que hicimos Ralco, más dos centrales termoeléctricas potentes, y en Santa Bárbara la luz cuesta el doble que en Santiago: 28 mil contra 14 mil pesos?".
¡Esa es una injusticia! Y ojalá pudiéramos corregirla.
Por consiguiente, el proyecto que viene es tanto o más importante que este. Porque no va a haber nuevos emprendimientos hidroeléctricos, de generación térmica si no existe compensación a las comunidades.
Me gustaría que estos anuncios fueran efectivos. Yo confío, Ministro, en su voluntad. Lo ha manifestado en el informe. Lo ha dicho públicamente. Y ha generado un impacto que hace que algunos, desde el sector privado y desde las comunidades, lo miren con desconfianza. Pero esos son los costos de este Ministerio.
Yo solo espero que las bancadas del frente nos cooperen en esta tarea -son campeonas para criticar a las comunidades, a los ambientalistas-; que cuando discutamos las compensaciones, cuando digamos "Sí, se va a construir, pero debe haber plata permanente para la comunidad y para la municipalidad, porque ahí están las externalidades negativas", tengamos la facilidad para hacerlo.
Señor Presidente, en cuanto a la conectividad, uno de los problemas del modelo chileno es la concentración. Endesa y Colbún concentran más del 70 por ciento. Y eso hay que romperlo.
Yo espero que no tendamos a tener una institucionalidad más concentradora. Necesitamos que haya más actores, más participación, más competencia.
Si es necesario más Estado para más mercado, pondremos más Estado. Porque queremos más mercado, más competencia, más empresas que generen. Ello, debido a que si esto se concentra solo vamos a tener alzas en los precios.
Señor Presidente, voy a votar a favor de este proyecto de ley.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Prokurica.


El señor PROKURICA.- Señor Presidente, en virtud del artículo 8°, inciso primero, del Reglamento del Senado, me inhabilito en esta votación.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor García-Huidobro.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, señor Ministro, estimados colegas, los objetivos de este proyecto no son muy ambiciosos, pero, a mi entender, van en la línea correcta. Y son los que enunciaré a continuación.
Primero, establecer secretarías ministeriales en cada una de nuestras regiones.
Como todos sabemos, el actual diseño contempla seis macrozonas.
Segundo, consagrar en la ley que creó el Ministerio de Energía la participación de los ciudadanos y de los actores del sector productivo en ciertos asuntos de competencia de esa Secretaría de Estado.
En relación con este objetivo, se ha conformado una División de Diálogo y Participación Social en el Ministerio, cuya finalidad es justamente trabajar en conjunto con las comunidades de manera temprana, para facilitar y viabilizar proyectos energéticos.
Tercero, dotar al Ministerio de Energía de potestades adicionales para un mejor desempeño de sus funciones, reforzando tanto su capacidad normativa como la reglamentaria.
Cuarto, permitir que funcionarios a contrata ejerzan funciones directivas.
Recordemos que hay 150 personas en esa situación; solo 2 están en la planta.
Por lo tanto, mientras se envía el proyecto sobre regularización de la planta del Ministerio, es fundamental una decisión en el sentido de que, por razones excepcionales, empleados a contrata puedan desempeñar funciones directivas.
De otro lado, se autoriza al Ministerio para transferir el dominio de bienes a determinados beneficiarios con el fin de materializar la entrega de este tipo de apoyos a comunidades que hoy, con la normativa vigente, no tienen ninguna posibilidad de recibirlos.
Señor Presidente, también quiero valorar el hecho de que en el Senado se haya abierto la discusión en materia energética.
A mi entender, no hay que circunscribirse al proyecto en análisis. Este es solo el primer paso para abordar uno de los mayores problemas de Chile.
Por eso, valoro las explicaciones que el Ministro nos dio ayer en la Quinta Subcomisión de Presupuestos acerca de la ejecución presupuestaria del año en curso y de los planes de la Secretaría de Estado que dirige -y por cierto del Gobierno- para ir abordando la crisis energética.
En primer lugar está lo concerniente al exagerado tiempo que toma la autoridad para entregar los permisos correspondientes y a la excesiva burocracia existente en la materia. Hay casos -lo manifestó el propio Ministro- como el de Caserones, proyecto minero que necesitó ¡701 permisos! Eso significó cerca de ¡diez años! para conseguir las autorizaciones que permitían empezar a operar.
Del mismo modo, valoro -lo conversábamos ayer- el Parque Eólico El Arrayán, inaugurado hace poco tiempo. Aquí también se requirió una gran cantidad de tiempo para obtener los permisos del caso.
Por aquella vía, a la larga, lo único que se hace es burocratizar y postergar en el ámbito energético decisiones muy relevantes para nuestro país.
De otro lado, conversamos -y qué bueno que se haya planteado acá- acerca de la necesidad de reconocer la leña como combustible.
Para nosotros, se trata de una aspiración histórica: lo solicitamos cuando éramos Diputados.
En nuestro país la leña es energía. Lo que sucede es que no ha sido reconocida como combustible.
Obviamente, si no tenemos una Superintendencia de Electricidad y Combustibles con los funcionarios necesarios será imposible la fiscalización. Es uno de nuestros problemas.
Por consiguiente, debe existir absoluta coordinación para entender que la leña ha de considerarse un combustible.
Y también planteo lo relativo a la contaminación.
Mucho se culpa a la leña. Es cierto: pero lo que contamina es el mal uso de ella.
El problema radica en la utilización de leña húmeda en artefactos carentes de tecnología adecuada.
En el sur es muy difícil tener leña seca. Por lo tanto, se requieren también aparatos con tecnología para leña húmeda. No hay que pensar en una sola clase de calefactores para todo el territorio nacional. Deben existir distintas tecnologías en la calefacción a leña.
De igual forma, valoro el empleo del pellet. Pero en este caso hablamos de otros precios. Es difícil que el Estado pueda entregar a cada uno el subsidio pertinente, ya sea en calefacción eléctrica, a gas o mediante pellet.
Señor Presidente, no puedo dejar de aprovechar esta oportunidad para decir que debemos preocuparnos de la contaminación intradomiciliaria.
Siempre se habla de la polución exterior. Pero en muchas partes de nuestro país, cuando no se cuenta con los artefactos adecuados, la intradomiciliaria generada por braseros, chimeneas a leña y estufas a parafina es tanto o más dañina para la salud que la contaminación externa provocada por la leña húmeda usada en calefactores inapropiados.
Por otra parte, me parecen fundamentales -ayer lo conversábamos con el señor Ministro- las energías renovables no convencionales.
Estamos desaprovechando, por el problema de la transmisión -es uno de los cuellos de botella que tenemos en materia energética-, todo el potencial de minihidros, de canales de regadío existentes en la zona centro sur de nuestro país.
De alguna manera debemos buscar los instrumentos idóneos para que esos proyectos energéticos se concreten. Y también tenemos que contar con la red de transmisión necesaria para ir a los sistemas interconectados y a donde corresponda.
Por otro lado, debemos hacer un mea culpa: nosotros hemos carbonizado la matriz energética.
Hablamos de descontaminación, pero, en verdad, hemos ido en el sentido inverso: en lugar de favorecer las centrales de pasada y los embalses, que son producción limpia, hoy se está potenciando la energía más cara y más contaminante.
Por eso, tenemos que aprovechar este trabajo -creo que el proyecto que nos ocupa se aprobará por unanimidad- y ponernos de acuerdo en torno a la existencia de un país limpio, respetuoso, con participación de la ciudadanía, pero también con inversión y sin burocracia y posterior judicialización de los proyectos energéticos.
De otra parte, considero muy significativa la eficiencia energética.
¿Qué porcentaje de las ampolletas usadas en nuestro país son las adecuadas?
Les aseguro que se está gastando mucha energía -al respecto podría haber un ahorro- por no tener las luminarias apropiadas.
El Ministro ayer nos informó que se cambiarán 150 mil luminarias públicas a nivel nacional, si no me equivoco.
El señor PACHECO (Ministro de Energía).- Son 200 mil.
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Perdón: 200 mil. Me quedé corto.
Tal medida, a mi entender, va en el camino correcto, para que también en el alumbrado público haya ahorro energético. Y ayudará mucho a nuestros municipios, que podrán destinar a fines sociales los recursos sobrantes.
El Ministro nos informó asimismo que el reglamento de la ley de net metering se encuentra en la Contraloría. Esperamos que salga cuanto antes.
Me parece fundamental aprovechar la oportunidad de que cada vivienda, cada empresa pueda inyectar energía al sistema.
A ese respecto estamos bastante atrasados, señor Presidente.
Recuerdo que la idea fue planteada hace mucho tiempo por los Senadores Horvath y Prokurica. La analizamos en la Cámara de Diputados. El proyecto volvió al Senado. Pero hasta hoy, desgraciadamente, no tenemos el reglamento. Esperamos contar con él en los próximos días, para empezar a trabajar en la materia.
Por último, considero primordial tener los estudios sobre el SIC y el SING -según la información de que disponemos, estarían listos a fin de año- para ver qué posibilidades reales existen de interconectar ambos sistemas.
Señor Presidente, la Unión Demócrata Independiente se pronunciará a favor de este proyecto. Y creo que debemos seguir trabajando en las iniciativas que vienen, con el fin de regularizar en breve la situación energética de Chile.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor TUMA (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (36 votos a favor); por no haberse formulado indicaciones, se aprueba también en particular, y queda despachado en este trámite.
Votaron las señoras Goic, Muñoz, Lily Pérez, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Araya, Bianchi, Chahuán, Coloma, De Urresti, Espina, García, García-Huidobro, Girardi, Guillier, Harboe, Horvath, Lagos, Hernán Larraín, Letelier, Matta, Montes, Moreira, Navarro, Orpis, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Quintana, Quinteros, Rossi, Tuma, Ignacio Walker, Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Ministro.


El señor PACHECO (Ministro de Energía).- Señor Presidente, por su intermedio, doy gracias por el apoyo unánime que recibimos hoy con relación al proyecto que acaba de despachar el Senado. Es una demostración clara de que en materia energética se puede y debe construir transversalidad. Y pienso que en esta Alta Cámara hay conciencia plena acerca de lo estratégico del tema y de la urgencia que reviste enfrentarlo.
También agradezco el gran interés que ha provocado la discusión de esta tarde. Hemos escuchado con especial atención a cada Senador y las opiniones que nos han aportado para continuar enriqueciendo nuestro trabajo.
Somos un Ministerio joven. Poseemos todas las cosas buenas y malas de los jóvenes: estamos llenos de motivación, de entusiasmo, y, obviamente, tenemos todavía enormes debilidades.
La Secretaría de Estado que dirijo tiene no solo las 150 personas que trabajan en ella, sino, además, 330 en la Comisión Chilena de Energía Nuclear; 309 en la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, y 51 en la Comisión Nacional de Energía. De manera que, si sumamos, el Ministerio y sus agencias cuentan en total con algo menos que mil personas.
Somos una Secretaria de Estado en la que el actual Gobierno ha hecho una gran apuesta -y así lo tratamos en la discusión habida ayer en la Subcomisión de Presupuestos respectiva-: aumentar en cincuenta por ciento su presupuesto, como propuesta para el próximo año.
Por lo tanto, necesitamos una institucionalidad más fuerte.
Tenemos más recursos y, por sobre todo, el apoyo de la asociación de funcionarios del Ministerio a esta iniciativa.
Creo que los temas aquí mencionados son una clara expresión de la tarea pendiente que enfrentamos como país.
Su déficit de infraestructura en generación y transmisión le hace un profundo daño a Chile: a los hogares, a las empresas.
Falta competencia en el funcionamiento de los mercados. Eso no lo digo yo. Lo dijo el Fiscal Nacional Económico en diciembre del año pasado, en el Día de la Competencia, cuando señaló que en nuestro país las prioridades de la Fiscalía Nacional Económica eran dos: salud y energía.
Tenemos una propuesta muy potente, creo yo, en el proyecto de ley de asociatividad -lo presentaremos al Parlamento antes de fin de año-, que, según he manifestado, va a recoger lo concerniente a ecualización de tarifas, a pago de patentes comerciales, y, por sobre todo, responderá la pregunta que las comunas generadoras de energía hacen en Chile entero a través de alcaldes, fundaciones, corporaciones, juntas de vecinos: "Cómo voy yo en el beneficio de este proyecto".
Contaremos con el "tren legislativo" mencionado, que prevé once proyectos. Este es uno.
Durante la semana pasada ingresamos el relativo a bases de licitación para suministro de electricidad a clientes regulados.
Estamos enviando el atinente a la ley de asociatividad.
El próximo año remitiremos el que terminará con el monopolio natural del gas en red. En Chile, un millón de hogares reciben el gas por esa vía. Y este es el único país del mundo donde un monopolio natural no se encuentra tarificado.
Vamos a enfrentar también todos los temas relacionados con los sistemas de transmisión eléctrica. Tenemos un trabajo ya muy avanzado, con la Universidad Católica actuando como facilitador y consultor en el proyecto pertinente, justamente para responder al gran desafío de afrontar nuestro déficit en infraestructura de transmisión.
Como se ha dicho en esta Sala, no vamos a resolver el problema energético de Chile si solo nos preocupamos de la generación.
El sistema nervioso del sector es la transmisión. Por lo tanto, debemos buscar un sistema que permita la conectividad indispensable para la capacidad de generación que necesitamos.
Solo un ejemplo: en Alemania hay 7 mil 800 minihidros, que son centrales con capacidad inferior a un mega; en Chile, nación con un tremendo potencial hídrico, 57 (tres están en construcción).
En nuestro país, construir un mega de energía solar cuesta algo menos que dos millones de dólares. Construir un mega a partir de una minihidro vale cinco millones de dólares; y ello, no porque las minihidros sean caras, sino porque quedan tan lejos del lugar donde se halla la transmisión que hay que hacer una inversión enorme para transportar los electrones hacia los consumidores.
Por consiguiente, enfrentamos un desafío tremendo en transmisión.
No habrá cumplimiento de la meta de energías renovables no convencionales si no resolvemos el problema de la transmisión.
La única forma de cumplir las metas del 20/25 es garantizar el desarrollo de un sector de transmisión.
Nuestro país ha progresado, se ha desarrollado, ha crecido, pero, evidentemente, tiene un marco regulatorio que le ha quedado chico, que no está a la altura de las necesidades.
En mi concepto, lo más importante del proyecto aprobado hoy es que da una señal clara en el sentido de que el problema solo se puede afrontar y resolver desde las regiones y con las regiones.
La creación de seremías en todas ellas nos va a permitir alcanzar dos objetivos: el de la descentralización y el de la construcción de la legitimidad social que toda política energética necesita para funcionar.
Hemos dicho que sin energía no habrá crecimiento.
Entiendo perfectamente bien los comentarios hechos en esta Sala por varios Senadores en cuanto a que la Agenda de Energía no es solo la agenda de electricidad.
El veinte por ciento de toda la energía primaria que consume nuestro país es leña. Y el problema de la leña recorre Chile entero, no solo por el mal uso que se hace de ella, sino también por falta de conocimiento sobre su origen, por el hecho de que no sea considerada combustible sólido, que es parte del proyecto que queremos presentar al Parlamento.
Sabemos, asimismo, que la Agenda de Energía debe considerar los combustibles.
Por eso, hemos estado trabajando con Argentina un proyecto que permita hacer un intercambio de gas entre ambos países. Ese intercambio se va a traducir en que algún gas importado que llegue a Quintero podamos venderlo a Argentina, recibiendo a cambio gas en la zona centro sur de nuestro país -Concepción, Chillán, Los Ángeles, etcétera- y en el extremo sur (Magallanes).
Ello va a permitir un intercambio de moléculas. No va a haber dinero, no existirá compra y venta, pero sí tendremos un intercambio beneficioso, a mi entender, para las dos naciones.
En el caso chileno, posibilitará introducir más gas en nuestra matriz energética, pero también en los sistemas de calefacción, con lo cual se sustituirá en algo el uso de leña.
Señor Presidente -con esto termino-, creo que la Agenda de Energía, emanada de un trabajo realizado por el conjunto de los actores de la sociedad civil, del sector empresarial, del Gobierno, de las ONG, denota el enorme desafío que tenemos como país.
Por lo tanto, junto con agradecer el apoyo que recibimos hoy, debo puntualizar que lo entiendo como un puntapié inicial para un conjunto de tareas, en cuyo desarrollo vamos a necesitar de manera muy especial el apoyo del Senado.
Muchas gracias.