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CREACIÓN DE SUBSECRETARÍA Y DE INTENDENCIA DE EDUCACIÓN PARVULARIA


La señora ALLENDE (Presidenta).- Proyecto de ley, iniciado en mensaje de Su Excelencia la Presidenta de la República, en primer trámite constitucional, que crea la Subsecretaría de Educación Parvularia, la Intendencia de Educación Parvularia y modifica diversos cuerpos legales, con informe de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y urgencia calificada de "simple".
--Los antecedentes sobre el proyecto (9.365-04) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En primer trámite, sesión 20ª, en 3 de junio de 2014.
Informe de Comisión:
Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología: sesión 34ª, en 23 de julio de 2014.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Los objetivos de la iniciativa son los siguientes:
-Crear la Subsecretaría de Educación Parvularia, órgano administrativo de colaboración directa al Ministro de Educación y que tendrá a su cargo la elaboración, coordinación, aplicación y evaluación de políticas y programas en materia de desarrollo, promoción y entrega de la educación parvularia.
-Crear, dentro de la Superintendencia de Educación, la Intendencia de Educación Parvularia, instancia a la que le corresponderá la tarea de fijar los criterios técnicos del ejercicio de las funciones de la Superintendencia, en relación con los establecimientos que impartan educación parvularia.
-Modificar algunos cuerpos legales a fin de armonizar las normas del sector con las funciones y denominación de los nuevos órganos administrativos.
La Comisión discutió el proyecto solo en general y, por la unanimidad de sus miembros, Senadores señora Von Baer y señores Allamand, Quintana, Rossi e Ignacio Walker.
El texto que se propone aprobar se transcribe en las páginas 39 a 47 del primer informe de la Comisión y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
Cabe tener presente que el artículo 3° de la iniciativa tiene carácter de norma orgánica constitucional, por lo que requiere para su aprobación 22 votos favorables.
La señora ALLENDE (Presidenta).- En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra el Senador señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señora Presidenta, este es, quizás para muchos, uno de los proyectos más importantes. Sin duda alguna, la materia que aborda es de primera relevancia.
Cuando en la Comisión escuchamos a distintos especialistas en educación inicial, nos dimos cuenta de la trascendencia que pueden tener los esfuerzos que hagamos para mejorar la cobertura y la calidad de la educación parvularia.
Un peso invertido en educación parvularia se recupera con creces con la productividad alcanzada en el aprendizaje de esos niños. Un peso representa, finalmente, ocho pesos. ¡Qué mejor inversión!
Por lo tanto, hay que avanzar hacia una mayor cobertura y también hacia una mayor calidad de la educación, porque es efectivo que una educación parvularia de mala calidad puede ser incluso contraproducente para el desarrollo educativo de los niños.
Hoy tenemos un sistema tremendamente enredado, diría yo, desde el punto de vista de la institucionalidad de la educación inicial o parvularia. Tenemos una institucionalidad donde se confunden las funciones y donde a veces se observa duplicidad de funciones. La JUNJI, por un lado, junto con el Ministerio de Educación, ejerce un rol normativo importante en el diseño de las políticas del área, pero además desempeña labores de fiscalización, de supervigilancia y aun de empadronamiento de jardines infantiles.
En consecuencia, tenemos una institución que ejerce funciones normativas (diseño de políticas), a la vez que lleva a cabo tareas de fiscalización, así como de provisión del servicio educativo parvulario.
Evidentemente, eso no es bueno para el sistema y, por lo mismo, este proyecto plantea su modificación, entregando funciones que hoy posee la Junta Nacional de Jardines Infantiles a otros organismos que se crean. Por ejemplo, la Subsecretaría de Educación Parvularia constituirá, sin duda alguna, el espacio donde se diseñarán las políticas públicas en materia de educación inicial.
Se crea, asimismo, dentro de la Superintendencia, una intendencia cuya finalidad será elaborar los criterios técnicos que orientarán la labor de fiscalización de los jardines infantiles.
Es importante señalar que será la Subsecretaria de Educación Parvularia la que otorgará el reconocimiento oficial o el permiso de funcionamiento a tales entidades.
Al respecto, cabe destacar que en la discusión de este proyecto se abordó la iniciativa que regula los permisos de autorización de los jardines privados. Hoy por hoy, resulta mucho más fácil abrir un jardín infantil que instalarse con una botillería. Por eso estamos trabajando también en los requisitos para obtener un permiso de funcionamiento en el ámbito de la educación parvularia.
Además, hay aspectos que tienen que ver con los funcionarios.
Si uno analiza cuál es la realidad de las distintas instituciones existentes en el nivel parvulario, se dará cuenta de que un número significativo está compuesto por establecimientos municipales. De hecho, el 24 por ciento de la matrícula corresponde a entidades de ese carácter, y el 37 por ciento, a establecimientos educacionales particulares subvencionados; la JUNJI tiene 436 establecimientos, e Integra, 891. Y también hay establecimientos privados y municipales que reciben financiamiento estatal a través de uno de esos dos organismos.
Existen igualmente unos jardines traspasados, llamados "VTF", cuyos dirigentes, funcionarios y funcionarias nos han planteado que esperan recibir un trato igualitario desde el punto de vista de las condiciones laborales, así como desde la perspectiva de las políticas de financiamiento.
La subvención de un niño de un jardín de la JUNJI es diametralmente distinta de la que se otorga a uno de un jardín de Integra o de un establecimiento en modalidad VTF. Y aquello no tiene ninguna justificación lógica ni técnica.
Por lo tanto, también será necesario homogeneizar las condiciones laborales al interior de jardines infantiles que son parte del Estado o reciben financiamiento de este.
Cabe señalar que del total de instituciones de educación parvularia (11.343), 1.260 son establecimientos sin financiamiento estatal, puramente privados, equivalentes al 11,1 por ciento.
Hay un elemento que igualmente me parece importante señalar, en especial hoy, cuando debatimos la necesidad de terminar con el lucro en la educación. Porque está demostrado que el lucro no es buen motor de la calidad de la enseñanza.
Asimismo, discutimos aspectos relativos a los procesos de ingreso o admisión, como la selección, o lo que significa el copago como barrera de entrada para padres y apoderados, limitando el ejercicio de su libertad al momento de tomar la decisión de elegir un colegio.
Fíjense que es interesante la experiencia que se observa en la educación parvularia. De cero a 4 años (sala cuna y niveles de transición medio menor y medio mayor), no hay copago, no hay lucro y tampoco hay selección. De hecho, los recursos se focalizan, principalmente, en los niños más vulnerables, es decir, en aquellos de los tres primeros quintiles.
Posteriormente, en el rango de 4 a 6 años aparece el lucro, el copago, aunque no la selección, al menos no formalmente y de manera transparente. Sabemos que hoy la selección se restringe solo hasta después de sexto básico, cuestión que pretendemos cambiar con la reforma educacional que se está llevando adelante.
Por cierto, en la actualidad tenemos un problema de cobertura. Sin embargo, existe un compromiso de la Presidenta Bachelet que ya se está implementando: una georreferenciación de los lugares donde debiesen emplazarse los jardines infantiles y las salas cuna, lo cual nos permitirá ir acortando la brecha que tenemos con los países de la OCDE.
La cobertura de salas cuna en las naciones pertenecientes a dicha organización es de 30 por ciento; en Chile, en cambio, es de 17 por ciento. Por tanto, apenas uno de cada 5 o 6 niños lactantes de nuestro país tiene acceso a jardín infantil. Y eso restringe no solo la posibilidad de que un niño reciba educación en un momento muy importante de su vida (el más importante, quizá, desde la perspectiva de poder influir en su aprendizaje y en el desarrollo de ciertas habilidades cognitivas y sociales), sino que también limita las opciones de acceso al mercado laboral de las mujeres. Por eso que tiene una doble relevancia lo que se está haciendo en la actualidad en materia de aumento de cobertura de salas cuna y de jardines infantiles en general.
Pero, como ya dijimos con anterioridad, no solo es importante la cobertura. Del mismo modo, se está trabajando fuertemente en el perfil de la carrera de educadora de párvulos, en los currículums y en todo lo que dice relación con el apoyo técnico-pedagógico y el perfeccionamiento permanente de la educadora y su equipo.
De ahí que valga la pena, señora Presidenta, expresar algunas palabras respecto de las condiciones laborales en que ellas se desempeñan.
La verdad es que no existe ninguna razón para que haya un trato tan distinto con otros niveles de la educación. Hoy en día una educadora de párvulos de kínder recibe un salario de dos sueldos mínimos. Y estamos diciendo que la educación parvularia es, quizás, la fase más relevante del proceso educativo, por la permeabilidad que tiene un niño con relación a la estimulación precoz en esa etapa de su desarrollo.
En consecuencia, considero fundamental que, cuando hablemos de plan nacional docente, de perfil de la carrera docente, de incentivos, de perfeccionamiento, de estabilidad laboral, de condiciones de trabajo en general, incorporemos en ese debate a las educadoras de párvulos, porque también son docentes y cumplen un rol primordial, que hoy estamos relevando mediante el proyecto de ley en análisis, el cual -insisto- cambia la institucionalidad, creando la Subsecretaría de Educación Parvularia y una intendencia dentro de la Superintendencia, para el diseño de criterios técnicos orientados a la fiscalización en este ámbito de la educación.
Y resulta muy importante -reitero- que separemos la función de provisión del servicio educativo de las funciones más bien rectoras, normativas y de fiscalización.
Este proyecto despierta bastante respaldo; un respaldo transversal, en los distintos sectores.
El señor QUINTANA.- ¡Esperemos!
El señor ROSSI.- Así que ojalá que hoy haya una aprobación unánime.
Por último, quiero hacer presente que la iniciativa que crea la autorización de funcionamiento de jardines infantiles tiene su plazo de indicaciones vencido.
Por lo anterior, señora Presidenta, solicito que se abra otro plazo hasta el 18 de agosto, al igual que para el proyecto que ahora estamos discutiendo, porque los estamos viendo en conjunto. Ello resulta coherente y los miembros de la Comisión están de acuerdo.
La señora ALLENDE (Presidenta).- ¿Habría inconveniente en fijar plazo para formular indicaciones hasta el 18 de agosto respecto de ambos proyectos?
Acordado.
Tiene la palabra el Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Señora Presidenta, cuando Chile ratificó la Declaración Universal de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959, y que contempla, entre otros, el derecho a recibir educación gratuita y obligatoria, nuestro país asumió un compromiso con la educación.
Y, a propósito de que hoy está en discusión la reforma educacional, la calidad de la enseñanza, uno reflexiona que el futuro de la educación se tiene que ir desarrollando no solo imponiendo leyes, sino también a través de un cambio cultural. Y este cambio lo vamos haciendo todos juntos, en virtud de lo que significa para Chile mejorar la educación, sobre todo en el nivel parvulario.
En tal sentido, el reciente estudio de Impacto Educativo de la Enseñanza Preescolar, realizado por la UNESCO, muestra cómo se encuentra plenamente establecido que es en la primera infancia, como lo señalaba el Senador Rossi, donde se presentan las mayores oportunidades para el desarrollo humano integral. Según este informe, en esa etapa existen oportunidades de desarrollo que no se repiten posteriormente en el ciclo de vida humana, generándose procesos de desarrollo biológico, socioemocional, cognitivo y de lenguaje, encadenados causalmente entre sí a lo largo del ciclo vital.
Por ello, la inversión en desarrollo infantil es muy estratégica para un país en vías de desarrollo. Porque la tasa de retorno de invertir en desarrollo temprano es la más alta de todos los niveles educacionales y es base para la consecución de competencias individuales, determinantes para la productividad y la capacidad de innovación de las naciones.
Diversos y recientes estudios de distintos programas de Naciones Unidas, como también mencionaba el Senador que me antecedió en el uso de la palabra, establecen que por cada dólar invertido en educación preescolar se ahorran más de siete dólares por concepto de seguridad y bienestar social al cabo de 27 años.
Por eso, contar con una oferta pública de guarderías y jardines infantiles que otorgue adecuada cobertura a la demanda existente permite a los padres, y especialmente a las madres, salir con tranquilidad a trabajar o estudiar, teniendo la confianza de que sus hijos están siendo cuidados, estimulados y educados en forma adecuada.
Ya se han entregado cifras de la Junta Nacional de Jardines Infantiles. No las voy a repetir. Pero sí quisiera indicar que los jardines infantiles y las salas cuna de la JUNJI solo atienden a niños pertenecientes al primer y al segundo quintil de ingresos. Por lo tanto, las familias de los quintiles siguientes, correspondientes a la clase media, no pueden optar a la oferta pública de jardines infantiles y salas cuna, pudiendo solo acceder a la oferta privada, que muchas veces no pueden pagar.
En ese contexto, donde la oferta pública no alcanza a cubrir la demanda de matrículas, comienzan a surgir los llamados "jardines comunitarios", que, de acuerdo a la ley Nº 17.301, corresponden a iniciativas de un grupo de padres que por diversas razones tienen dificultades para acceder a un jardín infantil, sea de la JUNJI o privado.
Estos establecimientos obtuvieron reconocimiento legal. Uno de los artículos del cuerpo normativo pertinente dispone que "son Jardines Infantiles Comunitarios aquellos establecimientos que atienden a un grupo reducido de párvulos, de modo heterogéneo u homogéneo, producto de una iniciativa comunitaria". Estos pueden estar a cargo de un técnico en educación parvularia o, en casos excepcionales, de un agente educativo que no cuente con título profesional, pero que cumpla con las exigencias de idoneidad y supervisión que contemple el reglamento.
Por su parte, el decreto que regula la aplicación del inciso segundo del artículo 3º de la ley Nº 17.301 dispone que un jardín infantil debe funcionar cumpliendo ciertas normas básicas de infraestructura y seguridad, contando con personal idóneo para trabajar con menores. Pero -y aquí está el pero-, debido a la precariedad en la que funcionan estos establecimientos, muchos de ellos no solicitan el reconocimiento de la JUNJI y, por tanto, sus condiciones no son fiscalizadas por organismo alguno.
En ese contexto, el Presidente Piñera presentó el proyecto de ley que crea la autorización de funcionamiento de jardines infantiles -hoy en su segundo trámite reglamentario en la Comisión de Educación del Senado-, el cual recoge expresamente otras iniciativas parlamentarias, como la que establece un marco regulatorio para los establecimientos de educación preescolar (de autoría del ex Presidente de la Cámara de Diputados Rodrigo Álvarez, del ex Diputado y actual Ministro de Defensa, Jorge Burgos, y del actual Senador Felipe Harboe), y la que modifica la Ley General de Educación para establecer un reconocimiento oficial del Estado a las salas cuna y jardines infantiles (de autoría de diversos Diputados, entre los cuales estaba quien les habla).
El proyecto que hoy nos convoca debe necesariamente complementarse con aquel presentado por el Presidente Piñera, con el objeto de alcanzar no solo los objetivos de cobertura en educación preescolar, que han perseguido los últimos gobiernos, sino también el de la indispensable calidad de estos establecimientos educacionales, considerando la enorme importancia que la educación preescolar tiene en el desarrollo futuro de nuestros niños.
Señora Presidenta, nunca hay que perder de vista que el objetivo de toda política pública, de todo proyecto de ley y de todas las actuaciones de las autoridades en materia educacional siempre, ¡siempre!, debe ser alcanzar una educación de mejor calidad para nuestros niños y jóvenes.
Por eso, vamos a concurrir con nuestro voto favorable a este proyecto, esperando que en su discusión particular se tengan presentes las otras iniciativas en trámite que miran el mismo propósito, y cuidando, de manera muy especial, que esta nueva institucionalidad constituya un avance real para asegurarles a todas las familias chilenas la calidad de la educación que recibirán sus hijos desde la más temprana edad.
Independiente de las aprensiones, de las diferencias existentes en la discusión sobre la reforma educacional, esta siempre ha de centrarse en los jóvenes, en los niños y, sobre todo, en su principal finalidad: lograr una mejor calidad de la educación.
Con ello podremos tener un futuro mejor.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Honorable señor Ignacio Walker.


El señor WALKER (don Ignacio).- Señora Presidenta, este proyecto reviste la mayor importancia.
En la Comisión de Educación concitó un apoyo unánime, lo que demuestra que, más allá de los titulares de prensa, los conflictos no son generalizados, pues las disputas no se dan en todos y cada uno de los ámbitos de la reforma educacional, sino en algunos aspectos.
Este es uno de los ocho proyectos de ley comprometidos por la Administración de la Presidenta Bachelet (por ejemplo, a nivel de la educación parvularia) que demuestran que existe un acuerdo, un consenso más amplio de lo que muchas veces tales titulares sugieren.
Esta iniciativa crea una nueva institucionalidad para la educación inicial, en que ahora hablamos de "educación parvularia", y antes de "guarderías".
Hoy día todo este proceso, que tiene lugar entre 0 y 4 años, o de 0 a 6 años de edad si incluimos prekínder y kínder, obviamente apunta a lo medular en el proceso educativo de una persona, que justamente se da a esa edad.
Actualmente, hay un millón y medio de niños de 0 a 6 años y 6 mil 100 establecimientos educacionales, de los cuales 4 mil 100 son públicos, principalmente de la JUNJI y también de INTEGRA, y 2 mil privados.
El Programa de Gobierno de la Presidenta Bachelet persigue un objetivo bastante ambicioso: pasar de una matrícula de 17 por ciento -como se da ahora- a una de 30 por ciento entre 0 y 4 años de edad.
Ello, porque, en términos de cobertura, de acceso, hoy día la educación parvularia es lo más deficitario dentro del proceso educativo.
Para obtener una cobertura de 30 por ciento se van a construir 4 mil 500 salas cunas y 1.200 jardines infantiles, o sea, 5 mil 700 salas cunas y jardines infantiles. Esto significa incorporar a 134 mil niños y niñas al proceso de la educación parvularia, con una inversión de 450 millones de dólares, en este Gobierno.
Por lo tanto, también digámosle al país que hay buenas noticias. Si bien en el campo de la educación existe una reforma compleja, que comprende bastantes iniciativas, empezamos con este proyecto, que concita acuerdo -espero que prácticamente unánime- y apunta a un aspecto muy medular de nuestra educación.
¿Qué hace esta iniciativa, finalmente?
Consagra una nueva institucionalidad, un nuevo diseño institucional para regular de mejor forma aquello que hoy día aparece bastante desregulado en nuestro país, porque los requisitos para establecer una sala cuna o un jardín infantil son mínimos.
Lo anterior, a través de dos maneras.
Primero, creando una Subsecretaría especializada en educación parvularia.
Y, segundo, instaurando una Intendencia para fiscalizar los recursos que se invierten en la educación parvularia.
Por consiguiente, esta iniciativa viene a complementar la institucionalidad generada durante estos años en el campo de la educación.
Existe la Ley General de Educación, que representó un avance en su momento, que falta complementar, adecuar y modificar en materia de educación superior; el Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación, que surgió de un proyecto con el mismo nombre aprobado en agosto del año 2011, y que -como dice la normativa que lo creó- se refiere a la educación parvularia, básica y media.
Obviamente, en básica y media estamos más avanzados, pues se establecieron dos instituciones muy importantes: la Agencia de Calidad de la Educación, que mira lo que ocurre dentro de la sala de clases, y la Superintendencia de Educación, que fiscaliza los recursos destinados a educación básica y media, los cuales alcanzan, vía subvención, a 6 mil millones de dólares al año. El 10 por ciento de todo el presupuesto de la nación va a educación básica y media, a través de subvención.
Y esto se encuentra en una especie de marcha blanca, de plan piloto: se están implementando la Agencia de Calidad y la Superintendencia de Educación, que creamos hace tres años.
Obviamente, se trata de un proceso que se debe evaluar permanentemente para velar por la calidad y por la fiscalización.
Bueno, en primer término, hoy estamos llenando ese vacío que quedó desde el punto de vista de la educación parvularia, mediante la creación de una Subsecretaría de Educación Parvularia.
Ella tendrá, entre otras funciones, la de dictar un plan nacional de aseguramiento de la calidad de la educación parvularia. Y, además, la facultad de otorgar algo que constituye el meollo de otra iniciativa, que discutimos en paralelo -como aquí se ha dicho-: la autorización para el funcionamiento de las salas cunas o los jardines infantiles, que se halla regulado ahora -yo diría- por normas muy precarias, muy básicas.
La autorización para funcionar es algo mínimo. La gran mayoría está disconforme, poco contenta con ella. Queremos más, un reconocimiento oficial que suba los estándares y las exigencias de la educación parvularia.
Eso efectúa esta Subsecretaría, que tiene por objeto, en el fondo, la formulación de la política pública, aprobar este plan nacional, autorizar el funcionamiento, dar el reconocimiento oficial, a fin de asegurar -como dice la iniciativa- una educación parvularia de calidad.
Numerosas personas echan de menos la palabra "calidad" en la reforma educacional. Bueno, aquí están no solo esa palabra, sino también las atribuciones, las funciones, la institucionalidad para asegurar esa calidad.
En segundo lugar, dentro de la Superintendencia de Educación se instaura la Intendencia de Educación Parvularia, destinada a fiscalizar aquello que hoy se encuentra radicado básicamente en la JUNJI, y se la dota del poder para hacerlo.
En consecuencia, una de las cosas que persigue la iniciativa es separar las funciones de formulación de políticas, que quedarán radicadas en la Subsecretaría de Educación Parvularia, de las de fiscalización, hoy a cargo de la JUNJI (en este sentido, es juez y parte).
Y ese proceso de creación institucional va de la mano con el otro proyecto que se tramita en paralelo, que autoriza el funcionamiento de las salas cunas y los jardines infantiles o que da el reconocimiento oficial para que puedan cumplir su rol en materia de educación parvularia.
Una de las personas que compareció en la Comisión de Educación fue Alejandra Cortázar, profesora de la Universidad Católica, quien dijo que no existe una normativa única de carácter obligatorio para la educación parvularia. Hay una voluntaria para el reconocimiento oficial que, en todo caso, será obligatoria desde el año 2019.
Hoy día existen sueldos bajos en la Junta Nacional de Jardines Infantiles. Hace algunas semanas aprobamos un proyecto sobre el particular -no voy a entrar en detalles-, mediante el cual se destinan más de 3 mil 300 millones de pesos a mejorar la situación del personal de la JUNJI.
Asimismo, Alejandra Cortázar dice que hoy día existe un cumplimiento de solo 50 por ciento de los indicadores de calidad, según los estándares internacionales (aunque la iniciativa en discusión no habla propiamente de tales indicadores, es un tema pendiente), e incluye a los jardines privados, respecto de los cuales, por lo demás, no se dispone de datos en esta materia.
He citado a Alejandra Cortázar de entre las muchas personas que comparecieron a la Comisión de Educación para dar su opinión como expertos.
En definitiva, señora Presidenta, ojalá le demos una señal al país mediante la aprobación por unanimidad del presente proyecto -así fue acogido en la Comisión respectiva-, que crea una nueva institucionalidad para la educación parvularia, el cual, junto con la iniciativa que estamos tramitando en paralelo, sobre autorización para funcionar o reconocimiento oficial para tales establecimientos, permitirá no solo optimizar el acceso, al subir la matrícula de 17 a 30 por ciento, sino además velar por una educación inicial de calidad, en condiciones de equidad.
Por lo tanto, ojalá podamos aprobar por unanimidad la iniciativa que nos ocupa.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Quiero referirme a dos cosas.
Primero, he cometido una omisión.
Señor Ministro, le ofrezco disculpas: no lo he saludado. ¡Bienvenido a la Sala! En verdad, tenía presente hacerlo. Sabíamos que se encontraba en la Cámara de Diputados y comenzamos el análisis del proyecto cuando usted se trasladaba hacia acá. Así que me excuso por no haberlo saludado a tiempo.
En segundo lugar, me han pedido abrir la votación.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
La señora ALLENDE (Presidenta).- En votación general la iniciativa.
--(Durante la votación).
La señora ALLENDE (Presidenta).- Mantendremos, por supuesto, los tiempos de intervención si es necesario.
Tiene la palabra el Honorable señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Por su intermedio, señora Presidenta, quiero también saludar al señor Ministro de Educación.
Esta iniciativa de ley se enmarca en la creciente demanda social por una educación pública, gratuita y de calidad para todos nuestros niños y niñas y en la respuesta del Estado de Chile para ofrecerla.
El país será más grande y próspero en la medida que los hombres del futuro, aquellos que ocuparán nuestro lugar en esta sociedad, tengan las condiciones adecuadas para su formación. Todos los niños y niñas que habitan el territorio tienen derecho a una educación de calidad. Y corresponde al rol del Estado hacerse cargo de ello, íntegramente, sin ambigüedades y sin excepciones.
A ello se comprometió la Presidenta de la República y fue lo que suscribimos todos los parlamentarios que apoyamos su Programa; los que pedimos un Senador para Bachelet y quienes nos hicimos acompañar con su fotografía durante la última campaña.
Por lo tanto, enfrento este primer proyecto, que aborda un aspecto central de la reforma educacional, y anuncio mi voto favorable.
Lo hago, en primer lugar, honrando el compromiso contraído ante la gente, pero también con la profunda convicción de que es el camino que debe emprender Chile para superar sus desigualdades y acceder al desarrollo.
La ciudadanía ha mandatado claramente a sus representantes políticos para ocuparse a fondo de esta exigencia. La educación pública gratuita y de calidad es un imperativo político. El Estado no puede apartarse de tal demanda y al Senado le cabe hoy el deber moral y republicano de abrir las puertas de la presente reforma, que equivale a abrir las de la inclusión a miles de niños y jóvenes que se hallan condenados a la exclusión.
Por esto, no puedo sino rechazar la caricatura abierta y descarada de la reforma educacional que vimos en los últimos días. Nada puede ser más impropio de un régimen democrático que la caricatura. Ella es el esfuerzo desesperado de aquel contrincante político que carece de fuerza y que mediante la deformación del contenido del mensaje busca desacreditar la sustancia, descalifica la pertinencia y se asila en un ámbito en que no se puede contestar con los mismos medios.
La importancia del reto reclama nuestra responsabilidad.
En cuanto a la iniciativa misma, comparto sus objetivos de separar las funciones de diseño, fiscalización y provisión del servicio de educación inicial, mediante la creación de la Subsecretaría de Educación Parvularia y de la Intendencia respectiva, y la concentración en la JUNJI del rol exclusivo de proveer el servicio.
La lucha contra la desigualdad está en la base de la reforma educacional y, probablemente, no hay segmento de la educación más desigual que la educación parvularia. Ello obedece, en primer lugar, a la cobertura dispar, que no alcanza a todos los niños en edad de recibirla, particularmente a los más vulnerables, y que tampoco se encuentra presente en la totalidad del territorio, especialmente en las áreas rurales.
La inequidad mencionada es abordada a través del anuncio del Gobierno en orden a abrir 4 mil 500 nuevas salas cunas en los próximos 4 años y 1.200 nuevos jardines para los niveles intermedios. Solo en la Región de Los Lagos se contempla la creación de 254 establecimientos.
Pero hay que hacer más en lo que se refiere a las zonas aisladas de las comunas rurales y también en los sectores marginales de las grandes ciudades, donde habitan las madres trabajadoras, diversas de ellas jefas de hogar, que no cuentan con un lugar donde dejar a sus hijos y, con ello, acceder al trabajo.
Llamo la atención sobre el hecho de que la ampliación de la cobertura en los sectores más marginales no es un problema que se pueda enfrentar solo desde el ámbito de la educación. Esto requiere una acción integral que abarque al Ministerio de Salud y a los municipios, responsables de los programas de atención al niño; al Ministerio de Desarrollo Social, entidad que dirige el programa Chile Crece Contigo, y a las labores que hoy día cumple el Servicio Nacional de Menores en la atención de niños en situación de riesgo.
Por lo tanto, es vital que entre las funciones de la nueva Subsecretaría de Educación Parvularia esté clara la de coordinación, por ejemplo, a través del Consejo Nacional de la Infancia. Tal conexión resulta clave para producir una acción eficaz, por cierto, con los niños con necesidades educativas especiales, que muchas veces son segregados de los establecimientos regulares.
Sin embargo, también existe desigualdad en el propio trato que otorga el Estado a la educación inicial, al proveer financiamiento público distinto para los locales de la JUNJI, Fundación Integra y los jardines infantiles con administración delegada. Esta diferencia es inaceptable, y debe ser enfrentada en un plazo razonable.
Por cierto, otra discriminación se produce con los establecimientos municipales y particulares subvencionados, pues reciben subvención por asistencia, en circunstancias de que es bien sabido que en los primeros años existe un gran porcentaje de ausentismo, debido en numerosas ocasiones a medidas de prevención de contagios, especialmente en temporada invernal.
Y a propósito del financiamiento de la educación parvularia, cabe señalar que existe la obligación de proveer o financiar la sala cuna a los hijos de trabajadoras hasta los dos años de edad, de acuerdo al mecanismo establecido en el Código del Trabajo.
Si bien en su origen ese deber se fundó más bien en las necesidades de cuidado al menor y en su alimentación, con el aumento progresivo de la cobertura y de la calidad de la educación parvularia se puede llegar a replantear esta norma, no para disminuir las obligaciones de los empleadores, pero sí para focalizar de mejor manera el gasto, que es la única contribución que ellos hacen para la educación de los hijos, y solo orientado a las trabajadoras.
Sobre el mismo precepto, habrá que considerar, mediante indicaciones, las modificaciones a las facultades de fiscalización que establece el Código del Trabajo para la JUNJI, a fin de conciliarlas con el rol exclusivo de provisión del servicio que asumirá el organismo respectivo con la nueva ley.
Un último aspecto que quiero destacar se refiere a la fiscalización y a la acreditación de las personas que trabajan en el ámbito de que se trata. Parece increíble, pero en mi experiencia como alcalde me pude percatar de que existen más facultades para fiscalizar un carro de completos que para supervisar el quehacer de un jardín infantil o de una sala cuna.
En consecuencia, será un gran avance la institucionalidad que se está creando, la cual permitirá, por primera vez, controlar efectivamente las condiciones de funcionamiento de los establecimientos públicos y privados.
Este es un buen proyecto, necesario, y la antesala de una discusión mayor y profunda, que es la reforma educacional.
Manifiesto mi acuerdo con la aprobación de la idea de legislar y mi satisfacción por el hecho de que, paso a paso y más allá de la crítica fundada o infundada, comienza a materializarse la reforma a la educación que reclama la inmensa mayoría del país.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Prokurica.


El señor PROKURICA.- Señora Presidenta, en la gran discusión que hemos llevado a cabo en el último tiempo sobre la calidad de la educación, la importancia de la educación preescolar no merece ninguna duda.
No hay nadie que no plantee que en este ámbito hay que poner un énfasis importante.
Hasta la fecha se afirma que la educación preescolar es un factor fundamental de equidad y movilidad social. Actualmente, se consolida esa visión agregando que la calidad de la educación en los primeros años, además, permite aumentar la productividad en el largo plazo. Esto último, producto de que "la neurociencia ha demostrado que el período en que el cerebro es más eficiente para el aprendizaje comienza antes de los 3 años, por lo que la educación temprana posibilitaría la generación de capital humano y el aumento de la competitividad".
En forma científica, nos están diciendo que, en la práctica, los menores que no asisten a educación parvularia se están perdiendo dicho período de aprendizaje. Por el contrario, los que sí van ganan un hándicap respecto de los otros.
De acuerdo a esa premisa, que el Estado invierta en la educación temprana de nuestras niñas y nuestros niños resulta más rentable que hacerlo a mayores edades. Ello, con el añadido de que tal acción, al mismo tiempo, contribuye a igualar oportunidades y a disminuir las brechas iniciales en favor de los menores provenientes de familias de más escasos recursos.
Entonces, en esa etapa hay que poner el mayor énfasis, porque es ahí -así lo han planteado el ex Presidente Piñera, la Presidenta Bachelet, los técnicos, los propios Ministros- donde se marcan las diferencias, las diferencias más inexplicables y absurdas: las que vienen desde la cuna.
Algunos estudiosos, como el profesor de la Universidad de Chicago galardonado con el premio Nobel de Economía del año 2000, el norteamericano James Heckman, han señalado que la inversión en educación temprana cumple una doble función: primero, promueve la equidad y justicia social y, segundo, hace que la productividad en la economía sea mucho mayor. Dicho profesor dijo: "Las intervenciones iniciales dirigidas a niños desfavorecidos logran retornos mucho más altos que otras inversiones".
El Director del Centro de Estudios Públicos y ex Ministro de Educación, Harald Beyer -lamentable e injustamente removido del cargo ministerial-, ha expresado una opinión similar. Manifestó que las desventajas iniciales son claves para determinar el grado de preparación con que los niños y las niñas llegan a la escuela. Según Beyer: "Los estudios longitudinales sugieren que esas brechas iniciales generalmente no se cierran e incluso se amplían durante la vida escolar y más adelante durante la vida laboral".
El objetivo de este proyecto, señora Presidenta, es la creación de la Subsecretaría de Educación Parvularia, órgano administrativo de colaboración directa del Ministro de Educación que tendrá a su cargo la elaboración, coordinación, aplicación y evaluación de políticas y programas en materia de desarrollo, promoción y entrega de la educación parvularia.
Asimismo, tiene la misión de crear, dentro de la Superintendencia de Educación, la Intendencia de Educación Parvularia, instancia que tendrá la función de fijar los criterios técnicos para el ejercicio de las funciones de la Superintendencia en relación con los establecimientos que impartan educación preescolar.
Al respecto, formularé un comentario sobre un aspecto importante.
No basta con resolver los problemas de cobertura en educación; también hay que preocuparse por la calidad. Pero hacer discursos de la calidad carece de sentido si no existe una fiscalización in situ, en terreno, como la que ha efectuado en el último tiempo la Superintendencia de Educación.
En Atacama, por ejemplo, gracias al papel fiscalizador de la Superintendencia, se detectó una gran cantidad de irregularidades en el uso de recursos: dineros destinados a educación que no han sido ocupados para tal fin; otros mal utilizados; otros que están durmiendo en una cuenta (si bien nadie se los ha llevado para la casa, no han llegado a tiempo a beneficiar a los alumnos más vulnerables).
Por lo tanto, de la mano con la creación de este tipo de institucionalidad, debe ir una fiscalización efectiva, como lo planteó muy bien el Senador que me antecedió en el uso de la palabra, con el propósito de que los fondos que invierte el Estado lleguen a destino.
Por su parte, Mariana Aylwin, ex Ministra de Educación, expuso ante la Comisión en su calidad de Presidenta de la Fundación Educacional Oportunidad. En esa ocasión se refirió a múltiples estudios que advierten que la etapa que va entre los 0 y 6 años de edad es clave para el desarrollo emocional y de aprendizaje de los niños. A mayor abundamiento, resaltó que es en ese período donde se debe trabajar para alcanzar la anhelada igualdad de oportunidades.
En otro orden de consideraciones, agregó que la educación inicial es reciente en nuestro país, especialmente en los sectores vulnerables. Así -precisó-, hasta mediados de la década del 90 la mayoría de las escuelas públicas, que concentran la mayor parte de los estudiantes en situación de pobreza, solo entregaba educación desde el primer nivel de enseñanza básica, y recién el 2002 se establecieron por primera vez las bases curriculares para la educación inicial.
Señora Presidenta, como hemos visto, existe un amplio consenso sobre la importancia que tiene la formación en los primeros años de vida de nuestras niñas y nuestros niños, ya que en esta etapa se estructuran las bases fundamentales para el desarrollo y futuro de ellos. Los menores que no encuentren las condiciones ambientales adecuadas en ese período no solo perderán oportunidades para desplegar sus capacidades, sino que también pondrán en riesgo la expresión de las competencias que se desarrollan a lo largo de la vida.
Por eso debemos entregarles herramientas para que puedan enfrentar el futuro.
En este sentido, los objetivos introducidos en este proyecto de ley parecen ser los adecuados y los correctos, siempre y cuando permitan corregir políticas de infancia que han sido tradicionalmente dispersas y descoordinadas. Según la experiencia internacional, la calidad se asocia con sistemas de educación inicial en los que la provisión, regulación y supervisión de programas y servicios están alineadas.
Si se destinan recursos a educación, pero no hay fiscalización ni políticas que estén en la misma línea, a fin de que todas las acciones apunten en un solo sentido, los esfuerzos realizados no producirán resultados positivos.
Lo planteo nuevamente, como también lo dijo el Senador Moreira: junto con la creación de la institucionalidad propuesta, son indispensables la coordinación y la fiscalización para asegurar un buen empleo de los recursos públicos en educación.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Harboe.


El señor HARBOE.- Señora Presidenta, en primer lugar, quiero destacar que estamos en presencia de una buena noticia. Este es, quizás, el primer proyecto, entre varios, de la denominada "reforma educacional".
La presente iniciativa se refiere, justamente, a la formación y cuidado de los infantes, de los menores, de los lactantes, quienes no marchan, no tiran piedras, no gritan consignas y, probablemente, no tienen mucha representación.
Por tanto, es muy loable que el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, a través del Ministerio de Educación, haya iniciado este proceso de reforma profunda al sistema educacional en el nivel que constituye su piedra angular: la educación parvularia.
Esta marca la diferencia de oportunidades a temprana edad.
Estudios de instituciones norteamericanas e inglesas nos señalan que la estimulación cognitiva en los tres primeros años de edad condiciona el desarrollo neuronal de los menores.
Ahí se asienta la primera diferencia o desigualdad entre los niños que tienen la oportunidad de recibir educación y estimulación cognitiva a temprana edad y quienes no la tienen.
Además, estudios de una universidad europea señalan que los menores que observan regularmente más de siete colores cuentan con mayores probabilidades de desarrollo neurológico que otros que no lo pueden hacer.
En consecuencia, la forma en que el Estado regula o fija un sistema de educación parvularia resulta fundamental a la hora de evitar las desigualdades de origen.
Lamentablemente, producto de la lógica que ha imperado durante más de cuarenta años, la enseñanza preescolar está en manos del mercado. Hoy día la oferta y la demanda regulan dicha actividad. Los lactantes y los menores son clientes a los cuales los empresarios vinculados al negocio de la educación en este nivel deben captar.
Por cierto, cuando un padre o una madre busca un jardín infantil o una sala cuna para su hijo, piensa que los establecimientos en oferta cuentan con un conjunto de autorizaciones que los habilitan para funcionar desde los puntos de vista de la infraestructura, del equipamiento y de los profesionales que ahí trabajan. ¡Déjeme decirle, señora Presidenta, que eso no es así! A los padres que nos escuchan -y me incluyo, por tener hijos en edad preescolar- no les asiste ninguna certeza de que la oferta que hoy existe cumpla con las normas adecuada en infraestructura, equipamiento y personal.
Actualmente en Chile es más fácil abrir un jardín infantil o una sala cuna que conseguir una hora al médico en el sector público. Ello, porque aquella actividad ha quedado completamente desregulada.
Para este ámbito, no existen potestades fiscalizadoras en el Estado, ni a nivel de Gobierno central ni a nivel de gobiernos comunales. Estos últimos solo pueden ejercer facultades de supervisión respecto de la infraestructura de los establecimientos educacionales a través de sus directores de obras. Con todo, estos no disponen de las atribuciones que quisieran, como lo comprobamos tras consultar en diferentes municipalidades.
Señalo lo anterior, señora Presidenta, porque el año 2009, junto con otros parlamentarios, presenté una moción para establecer normas regulatorias relacionadas con la calidad del personal que labora en los jardines infantiles y las salas cuna y, también, disposiciones en materia de infraestructura, dotando a la Junta Nacional de Jardines Infantiles de atribuciones al efecto.
Por su parte, el Senador señor Moreira aludió a una segunda moción sobre el particular, presentada el año 2012.
Mis esfuerzos en este ámbito obedecen a un compromiso asumido a propósito de una situación que me tocó observar con mucha impotencia en la comuna de Santiago: el caso del menor Sebastián Navarrete. Seguramente, ustedes recordarán que a este menor en el jardín infantil, producto de que lloraba mucho, le pusieron una cinta adhesiva en su boca, razón por la cual falleció.
Las personas responsables de ese hecho solo recibieron una sanción de 541 días remitidos. ¡Y hasta el día de hoy administran un establecimiento de educación preescolar! Consultadas las autoridades sobre cómo era posible que personas que habían cometido cuasidelito de homicidio siguieran administrando un jardín infantil, la respuesta fue: "No tenemos facultades para regular esa situación".
Y luego se dio el caso de Borja López, un menor que en la comuna de Huechuraba fue olvidado en el auto por una parvularia y murió producto del abandono y del calor que se produjo al interior del vehículo.
Frente a esa desgracia, nuevamente surgió la discusión de por qué no éramos capaces, como sistema, como Estado, de regular la oferta de jardines infantiles y salas cuna.
Cabe señalar que en aquella oportunidad presentamos una moción con el objeto de establecer inhabilidades para que nunca más una persona que hubiere sido condenada -o bien, imputada- por delitos de agresiones a menores pudiese trabajar en jardines infantiles. ¡Y sepa usted, señora Presidenta, que hasta el día de hoy esa iniciativa no es ley!
En la actualidad, gracias a una normativa que aprobó este Parlamento, se les prohíbe laborar en jardines infantiles y salas cuna a quienes hayan sido condenados por agresión sexual. Pero nada se ha determinado respecto de los que han sido condenados por violencia intrafamiliar o por algún tipo de delito que implique lesiones a menores.
Por eso en el año 2012 presentamos la segunda moción que se ha mencionado -la recordó hace un rato otro Senador-, con la finalidad, precisamente, de dotar de facultades al Estado en esta materia.
Señora Presidenta, el proyecto en análisis, sin duda, es un avance importante, porque crea la Subsecretaría de Educación Parvularia, cuya misión será fijar normas generales. En un Estado como el nuestro, los ministerios y las subsecretarías tienen carácter normativo, es decir, dictan disposiciones y establecen procedimientos de carácter general.
Además, la iniciativa crea, de buena forma, la Intendencia de Educación Parvularia, ente público encargado de supervigilar y fiscalizar.
A mi juicio, resulta esencial avanzar en ese sentido para que nunca más tengamos que darle explicación a un papá o una mamá por haber creído que el jardín infantil o la sala cuna cumplía todas las normas. Pero la verdad es que hasta el día de hoy tales establecimientos no las cumplen debido a que no hay facultades de fiscalización.
Esto va más allá del Gobierno de turno; guarda relación no con una desidia de los funcionarios públicos, sino con la falta de atribuciones del Estado.
Algunos pregonan sobre la libertad de educación. ¡Bienvenida sea! Pero esta no puede significar dejar al mercado la regulación de instituciones encargadas de velar por el cuidado de niños que no se pueden expresar, como los lactantes y los demás menores de edad.
Voy a concurrir con mi voto favorable a la aprobación de la idea de legislar.
En la siguiente instancia legislativa, será necesario formular indicaciones -probablemente, algunas de las que presente sean declaradas inadmisibles, ante lo cual pediré el patrocinio del señor Ministro de Educación- para regular diversos aspectos: los requisitos de apertura y de funcionamiento; el estatuto del personal -para que nunca más trabajen en jardines infantiles y salas cuna personas que hayan agredido a menores de edad-; algunas inhabilidades; sanciones a los administradores y a los sostenedores cuando sean cómplices o guarden silencio frente a agresiones a infantes; facultades para el cierre de establecimientos de educación preescolar, y atribuciones para la Intendencia de Educación Parvularia, a fin de que tenga la capacidad de representar a los menores con acciones judiciales y de perseguir las responsabilidades de quienes, valiéndose del derecho a la libertad de ejercer una actividad económica, desarrollen un negocio en el que se provoquen lesiones a los niños o no se garantice la calidad de lo que se entrega.
Señora Presidenta, considero que estamos en presencia de un proyecto que va en directo beneficio de aquellos que no tienen voz: los menores de edad.
Por eso concurriré con mi voto favorable.
Pero -insisto- en su oportunidad formularé indicaciones, ojalá acordadas con el Gobierno, para contar con un Estado que pueda decirles a los papás y a las mamás, cuando anden buscando un jardín infantil o una sala cuna, que la oferta vigente cumple con todos los requisitos y que sus hijos van a ser queridos y cuidados como corresponde.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra la Honorable señora Von Baer.


La señora VON BAER.- Señora Presidenta, la iniciativa en estudio apunta -ya lo manifestaron otros Senadores- a un sector de la educación al que en verdad, aunque muchos dicen que es realmente el más importante, no le dedicamos tanto tiempo ni le brindamos tanta preocupación -contrariamente a como sucede con otros ámbitos de formación-, esto es, a la educación preescolar.
Esta propuesta legislativa -lo dijimos en la Comisión pues, como Oposición, siempre estaremos dispuestos a apoyar los buenos proyectos del Gobierno- va en la dirección correcta, por cuanto busca generar una institucionalidad mucho más ordenada para supervigilar la educación parvularia.
¿Qué ocurre hoy día? Que la JUNJI cuenta con ciertas facultades de fiscalización, pero termina siendo juez y parte. En efecto, ella otorga servicios de enseñanza preescolar y, al mismo tiempo, supervigila los recintos que imparten ese nivel educativo a niños y niñas en todo el territorio nacional.
Entonces, ¿qué plantea esta iniciativa? Lo que también proponía un proyecto del Gobierno del Presidente Piñera: dejar a la JUNJI con la función de entregar servicio educacional y asignarle a la Superintendencia de Educación Escolar la atribución para fiscalizar todo el sistema de jardines infantiles y salas cuna a lo largo del país.
Por lo tanto, la JUNJI deja de ser juez y parte, pasando a convertirse en la institución que entregará servicios de educación parvularia y preescolar a nuestros niños y niñas. Y la Superintendencia de Educación será la encargada de fiscalizar, creándose dentro de ella una Intendencia de Educación Parvularia.
Eso es muy bueno y va en la dirección correcta, porque nos permitirá contar con una institucionalidad absolutamente ordenada en nuestro sistema escolar.
La Superintendencia estará a cargo de la supervigilancia de todo el sistema, no solo de la educación escolar, sino también de la preescolar.
Sin embargo, aquí se debe hacer una salvedad.
El Senador que usó de la palabra anteriormente señaló que este proyecto terminaba con la problemática que teníamos respecto de los jardines infantiles que funcionan únicamente con algunos permisos municipales.
La verdad es que esta iniciativa no apunta a solucionar tal dificultad. Su objetivo es la supervigilancia de los jardines infantiles que reciben subvención del Estado.
La que sí soluciona el problema de los jardines infantiles y salas cuna privados -de ellos se hizo mención- es la que crea la autorización de funcionamiento de jardines infantiles en general, la cual fue presentada en su oportunidad por el Presidente Piñera.
¿Qué ocurre hoy? Que existen por una parte los jardines infantiles y salas cuna supervigilados por el Estado, y por otra, los de carácter privado, que no tienen que cumplir ningún requisito especial. Por eso el año pasado se discutió en el Senado la normativa a que me acabo de referir.
En tal sentido, ambos proyectos se cruzan.
La iniciativa que crea la autorización de funcionamiento apunta a elevar el estándar de los jardines infantiles y de las salas cuna privadas, a lo que hizo alusión el Senador Harboe.
Una cosa completamente distinta es la creación de la Intendencia de Educación Parvularia dentro de la Superintendencia de Educación, para ordenar una facultad que anteriormente tenía la JUNJI.
Pero eso no es lo único que hace el proyecto en debate. Y es muy bueno que el Ministerio haya accedido a analizarlo en conjunto con el otro, ya que ambos "deben conversar". Porque la normativa que crea la autorización de funcionamiento de jardines infantiles, que viene del Gobierno anterior, también separa la supervigilancia de la entrega de servicios por parte de la JUNJI; y, adicionalmente, establece los criterios mínimos que deben seguir los jardines infantiles privados.
Lo anterior tiene mucha relevancia, porque los papás y las mamás que hoy eligen un jardín infantil creen que por exhibir un letrero que dice "Jardín Infantil" está autorizado por el Estado. Pero no es así.
De ahí la importancia de que, complementariamente al proyecto presentado por el actual Ejecutivo, podamos seguir avanzando en el análisis de la iniciativa del Gobierno anterior.
La normativa que ahora nos ocupa no solo considera la Intendencia de Educación Parvularia dentro de la Superintendencia de Educación, sino que además crea la Subsecretaría de Educación Parvularia dentro del Ministerio de Educación.
Esa última propuesta también la considero significativa. Y, a mi juicio, va en la dirección correcta, pues no solo necesitamos entidades que supervigilen, sino también instituciones que dependan directamente del Ministerio de Educación y dicten las políticas relativas a la educación parvularia y preescolar para todos los establecimientos de nuestro país.
En tal sentido, me parece que la creación de la Subsecretaría de Educación Parvularia es un paso relevante, porque de esa manera le estamos dando un espacio especial y prioritario a la educación de los niños en edad preescolar.
Adicionalmente -esto lo discutimos en la Comisión de Educación-, considero significativo avanzar también en la creación de un Plan Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Parvularia y que la Agencia de Calidad cumpla el rol que le corresponde en cuanto a la fijación de los estándares de la educación preescolar, para que contemos en ese nivel con tres instituciones similares a las que hoy día existen en la educación escolar: la Subsecretaría de Educación Parvularia, encargada de dictar las normativas pertinentes; la Agencia de Calidad, para establecer los estándares mínimos, y la Superintendencia de Educación Escolar, para supervigilar el sistema completo de educación preescolar.
Con eso, señora Presidenta, estaremos dando un paso en la dirección correcta, al poner especial énfasis en la educación preescolar.
Por tales razones, nosotros concurrimos con nuestro voto favorable a la aprobación de este proyecto, pues consideramos que va por el camino adecuado.
Además, estimamos muy importante seguir avanzando en la iniciativa que presentó el Gobierno anterior, para crear la autorización de funcionamiento de jardines infantiles, porque solo así podremos realmente darles tranquilidad a los padres y apoderados y garantizarles que el jardín infantil privado que han elegido cumple estándares mínimos.
En consecuencia, hay que continuar, junto con el Ejecutivo, trabajando en ambos proyectos de forma paralela, ya que deben "conversar entre ellos", para darle un funcionamiento y una orgánica general y coherente a todo nuestro sistema de educación preescolar.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Hernán Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señora Presidenta, me alegro de la discusión que sostenemos hoy día, así como también de la presencia del Ministro de Educación en la Sala. Vamos a aprovechar su concurrencia para darle algunos mensajes adicionales.
A mi juicio, ha habido cierta injusticia con el proyecto de reforma educacional presentado por el Gobierno, que tiene dos patas conocidas hasta ahora: la que analizamos esta tarde y la referente al copago, a la selección y al lucro dentro de los establecimientos particulares subvencionados.
Esa última iniciativa se ha llevado todas las noticias, en circunstancias de que el proyecto en debate es de verdad importante y valioso y probablemente tendrá una incidencia futura de mayor significación.
Ya muchos Senadores y Senadoras se han referido a la importancia que tiene la educación desde la cuna. Los tiempos primeros son claves y decisivos para igualar en oportunidades a quienes se hallan en esos años de su vida.
La cuna sigue siendo un factor determinante en Chile, y continuará siéndolo, a menos que esos niños, con independencia del lugar en que surjan o se desarrollen, tengan acceso a salas cuna, a jardines infantiles, al kínder, al prekínder, en definitiva, a una educación preescolar de alta calidad.
Por eso, tomar en serio este tema me parece muy valioso. Y, por tanto, resulta importante apoyar y, ojalá, fortalecer el proyecto en debate.
Es una verdadera lástima que una iniciativa de esta relevancia, en último término, no cuente con la presencia de todos los Senadores y de la prensa, presencia que sí se advierte cuando se discuten normativas que, no siendo menos trascendentes, no son igualmente positivas y sobre las cuales probablemente existe interés más por las divisiones que generan que por su aporte efectivo.
Dicho eso, señora Presidenta, no puedo dejar de aprovechar la oportunidad para transmitirle al Ministro -como podemos hacer todos- nuestra inquietud e interés por la reforma educacional.
El otro proyecto al cual me referí resulta bastante cuestionable, y de su debate, hasta el momento, uno puede apreciar que se ha reunido, como en pocas oportunidades, una opinión bastante consistente en la calle; en los padres y apoderados de los establecimientos afectados; en muchos expertos de la propia coalición de Gobierno, y, por cierto, de nuestro sector político. Y pienso que incluso parlamentarios de la Nueva Mayoría tienen muchas dudas sobre esa iniciativa.
Eso es, señor Presidente, lo que yo quisiera transmitirle al Ministro de Educación.
Sé que lo ha pasado mal en estos días, Ministro, por la situación a que ha estado enfrentado. Probablemente, nosotros no hemos ayudado mucho a que lo pase mejor. Pero nuestra responsabilidad es aprovechar la oportunidad que tiene nuestro país de hacer una reforma educacional.
Sin embargo, Ministro, uno siente un muy completo desconocimiento sobre en qué consiste esa reforma.
¿Cuáles son sus objetivos?
¿Cuáles son sus prioridades?
¿Cuáles son sus instrumentos?
¿Cuál es su costo?
Nosotros estamos haciendo una modificación tributaria para que la mayor parte de los recursos provenientes de ella -por mí, ojalá todos- vayan a la reforma educacional. Pero muchos no sabemos todavía en qué consiste esta reforma: no conocemos el mapa global, ni el hilo conductor, ni la hoja de ruta. Y nos parece que son conceptos esenciales para poder avanzar con mayor fuerza y con más acuerdo.
Hay aquí una diferencia con la reforma tributaria.
Independiente del juicio que nos merezca esa reforma, ella constituía una proposición completa en todo su contenido, en las iniciativas que comprendía: modificar el impuesto de primera categoría; terminar con el FUT; renta atribuida; 10 por ciento de retención; atribuciones a Impuestos Internos para una campaña antielusión, y normas para alrededor de quince impuestos distintos que procuraba cambiar, modificar, corregir, eliminar.
Era una visión bastante completa.
No es eso lo que encontramos en la reforma educacional.
Y, si son importantes los pesos, créanme que no tienen ni la sombra de importancia al lado de lo que la educación significa para un país.
Por lo tanto, pienso que esta es una oportunidad que tenemos para revisar la forma como se ha avanzado en esta materia. No hay nada más importante para una nación, y sobre todo para una con nuestro grado de desarrollo, que la educación.
Chile necesita cambios profundos y cualitativos en este aspecto. Por eso, apoyamos una reforma educacional.
Adicionalmente, por saber de los mayores costos que aquella exige, hemos respaldado la reforma tributaria. En lo personal, la he estado apoyando incluso desde antes del Protocolo, porque me parecía que era necesario juntar recursos para tener una reforma educacional adecuada.
Pero, con la misma franqueza, creemos necesario que el Gobierno tenga una actitud distinta de la que ha mostrado hasta ahora en el manejo y en la conducción de este proceso. Porque es indispensable que exista un diálogo organizado, que permita conocer, revisar y analizar los planteamientos centrales, que están ausentes.
Mi impresión es que el Cardenal Ezzati tenía razón cuando decía que estábamos trabajando en las ventanas y en las puertas sin conocer la arquitectura del edificio y que, por ende, ellas después podrían no encajar en el diseño final.
Por mi parte, no lo he entendido como una crítica a que se haga una reforma educacional ni como una defensa de privilegios según algunos han querido inferir. Yo creo que hay una crítica honesta, de colaboración.
Yo pertenezco a esa Iglesia, y sé que tiene vocación educativa y quiere contribuir para que la reforma salga bien.
Es lo que deseamos hacer nosotros también. Y nos gustaría transmitirle al Ministro, con mucha confianza y honestidad, que en verdad queremos que se mejore la reforma educativa en todos los conceptos que hemos esbozado. No nos gustaría que ella se convirtiera en un campo de batalla, ya que eso, al final, causaría un enorme daño y podría entrabar la posibilidad histórica que tenemos hoy.
Créame, Ministro, que no le deseamos ningún inconveniente ni ningún desastre en su proceso. Necesitamos y queremos que le vaya bien. Pero para eso es importante oír.
Porque, hasta ahora, sentimos que vamos para atrás y para delante y no avanzamos en corregir aspectos centrales de lo que hoy ya conocemos en el otro proyecto y, fundamentalmente, en la posibilidad de trabajar una mirada común respecto a cómo debe ser una reforma educacional que dure por muchos años. Porque los proyectos educativos no se hacen para un período de gobierno ni para dos, sino para décadas.
Dicho eso, señor Presidente, quiero agregar en forma muy breve que este proyecto es muy importante.
Creo que el nivel educacional de que se trata es clave para quebrar de verdad las desigualdades y la brecha que existen en nuestro país. Hay una cobertura todavía insuficiente: ha superado el 50 por ciento, pero aún está muy desnivelada. Tenemos, entre los 4 y los 5 años, una cobertura muy amplia; pero bajo los 3 años, una muy baja: debe de estar en 20 por ciento, aproximadamente.
Me parece relevante, además, contar con una nueva institucionalidad. En la actualidad no la hay. Y vemos que incluso organismos del Estado, como JUNJI e Integra, de alguna forma compiten.
Tenemos, además, estructuras débiles y calidades muy deficientes, muy inferiores a las que se requieren.
Por eso, son muy importantes la estructura de Subsecretaría y la Intendencia que se crea en la Superintendencia, dentro del Sistema de Aseguramiento de la Calidad.
En seguida, el hecho de que la supervisión pase de la JUNJI a la Subsecretaría va a garantizar aspectos significativos en el rendimiento y en la búsqueda de calidad.
Hay otros puntos complementarios que también deberán abordarse; por ejemplo, la preparación de educadores de párvulos y de técnicos. En una evaluación que conocí, 60 por ciento de estos tenía insuficientes conocimientos disciplinarios; 62 por ciento, insuficientes conocimientos pedagógicos, y 51 por ciento -recién egresados- fallaba en la capacidad de escritura.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Ha concluido su tiempo, señor Senador: tiene un minuto para redondear la idea.
El señor LARRAÍN.- Gracias, señor Presidente. Es muy poco lo que me queda.
Por lo tanto, creo que estamos frente a una iniciativa de mucho valor, que apreciamos, que apoyamos y que ojalá tenga el impacto que merece en la opinión pública y la conciencia de lo que significa trabajar en este minuto.
Esperamos que, dentro de la reforma, la mayor cantidad de los recursos vayan a la educación parvularia, de manera que podamos tener cobertura total de calidad para todos los niños que asistan a ella.
Pero, aprovechando la oportunidad, Ministro, se lo reitero: ojalá que usted pueda encargarse de la inquietud que tenemos quienes hemos hecho de la educación, no hoy día, sino desde hace muchas décadas, nuestra principal preocupación. Ello, porque creemos que ese es el camino para lograr un país armónico, justo, con sentido humano. Sin educación es muy poco lo que se puede pensar, menos en el contexto histórico en que nos ha tocado vivir.
Así que, deseándole suerte, Ministro, con la misma fuerza le pido que ojalá tengan una actitud distinta y que escuchen a la Oposición, a los expertos y a la calle.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, he escuchado atentamente al Senador Larraín, y quiero decir que, a mi juicio, esos son el tono y la altura que se deben tener frente a una reforma y, en general, ante cualquier debate en el Parlamento. Me quedo con sus expresiones y con la manera de abordar esta materia. Y rescato también los planteamientos que hizo el Senador Moreira.
Lo señalo porque, nítidamente, se ha marcado una diferencia en esta sesión con otro Senador, quien no se encuentra en la Sala. ¡Probablemente, debe de tener vergüenza de mirar al Ministro a la cara y reconocer lo que hizo con su video¿! Me refiero al Senador Allamand, quien por estos días está de "cortometrajista". Ya hemos visto varios episodios, varias series, que claramente no tienen mucho que ver con lo que debe hacer un Senador, más aún en un debate serio.
Cuando no hay argumentos, se entra en la descalificación y se cae en lo que él mismo alguna vez describió como "La teoría del desalojo".
Entonces, quisiera rescatar el tono que han empleado aquí otros colegas.
En seguida, el Senador Larraín hizo una comparación entre este proyecto, que crea la Subsecretaría de Educación Parvularia, y el que entró pocos días antes, casi de manera simultánea, a la Cámara de Diputados -en un debate que avanza, que está cada día más maduro- y que tiene como propósito poner fin al lucro, al copago y a la selección.
Yo deseo hacerme cargo de ese debate, de esa comparación. Porque, si uno recoge las distintas impresiones que los Senadores y las Senadoras de ambos lados han señalado, advierte que, como se verá en la votación, vamos a tener unanimidad en la aprobación de este proyecto.
Y este proyecto, ¿qué? ¿Viene del Gobierno pasado? ¿Es una moción?
No: es una de ocho iniciativas. Como se ha dicho, es el primer proyecto de la reforma de la Presidenta Bachelet que va a ver la luz.
¿Y qué hace que el debate en torno a él sea probablemente menos ruidoso que el relativo al término de las discriminaciones, que está en la Cámara de Diputados? Bueno, que este proyecto crea la Subsecretaría de Educación Parvularia y que en este ámbito, el de la educación parvularia, especialmente de 0 a 4 años, no hay lucro.
La gran diferencia radica en que en este caso no hablamos de lucro. Y no he escuchado a ningún Senador ni a ninguna Senadora pedir la intervención del mercado para solucionar la crisis.
Porque seamos claros: existe una crisis global en la educación.
Tenemos un modelo que en 33 años solo ha provocado segregación, inequidad. Pero la escuela no sirve para corregir estas desigualdades, que provienen de la cuna. Y tampoco lo hace la nueva institucionalidad por sí sola.
Resulta fundamental, pues, ver qué pasará con el ciclo que viene a continuación.
Entonces, uno se pregunta: ¿Por qué tan buena onda? ¿Por qué tan buen clima, tan buen ambiente en la discusión de este proyecto?
¿Será porque estamos hablando de los niños?
¿Será porque en esa etapa tiene lugar el desarrollo neuronal?
¿Será porque los niños no votan, no marchan, como decía alguien?
No. A mi juicio, ello tiene que ver sencillamente con la ausencia de un gran actor: el lucro, el mercado; y nadie está reclamando su participación.
Dicho lo anterior, creo que este primer proyecto de la reforma educacional va en la misma línea de las otras iniciativas que ingresarán la Presidenta Bachelet y el Ministro Eyzaguirre.
Esta es la punta del iceberg. Se trata del primer proyecto que verá la luz.
Hay todo un debate: fin del lucro, término de la selección, por qué no se partió con la educación pública.
Bueno: ¡esto es cien por ciento público!
¿Qué tenemos en el segmento educativo de 0 a 4 años?
¡Busquen!
No hay establecimientos particulares subvencionados, ni sostenedores, ni sociedades comerciales.
Existe provisión del Estado, mediante la JUNJI, INTEGRA y el sistema VTF (dispersión de la que muchos han hablado).
Y tenemos establecimientos particulares pagados para preescolares.
Considero fundamental mirar el mapa completo, con los otros proyectos que vienen.
Yo soy de los que estiman indispensable, si deseamos hacer una reforma de verdad y no solo poner más recursos para la educación, sacar el factor distorsionador, segregador y discriminador: el mercado.
Y por esa razón es importante que el siguiente proyecto que va a discutir el Senado sea justamente el que termina con la selección, con el copago.
Así como es significativo que nos preocupemos de los primeros años del estudiante, de su desarrollo neuronal, de sus aprendizajes iniciales, de su sociabilización, también lo es que no haya selección.
Por eso ya en 2006 la Concertación y la Presidenta Bachelet intentaron impedir la selección. Pero quienes ocupaban las bancas del frente solo permitieron que ella no tuviera lugar desde sexto año básico hacia abajo.
Por tanto, señor Presidente, este debate me parece fundamental.
El proyecto que nos ocupa ordena una institucionalidad dispersa.
Ahora, aquí se ha sido muy majadero para preguntar dónde está la calidad.
¡Por favor! ¡Es cosa de leer el articulado!
Tal vez lo más importante de este proyecto es la creación de la Subsecretaría de Educación Parvularia, ente que garantizará la calidad de la educación.
Ahí va a estar puesto el foco. Ahí se colocará la centralidad del Ministerio de Educación, que claramente se verá más robustecido con la nueva institucionalidad.
Y no está de más reiterar las atribuciones que tendrá la Subsecretaría de Educación Parvularia.
Proponerle al Ministro de Educación "las políticas, planes y programas en las materias relativas a la educación parvularia".
Proponerle las normas legales y reglamentarias del sector.
"Elaborar y proponer al Ministro de Educación las bases curriculares, programas de estudio, adecuaciones curriculares", etcétera.
"Otorgar el reconocimiento oficial a establecimientos que impartan educación parvularia, a través del procedimiento administrativo correspondiente".
"Autorizar el funcionamiento de los establecimientos de educación parvularia".
Es relevante destacar -alguien lo manifestó- que esta normativa está en línea con un proyecto que viene de la Administración anterior. Incluso, en los últimos meses de 2013 el Ejecutivo dejó caer ese proyecto, no lo priorizó. Pero no se ha archivado; se permitió su tramitación, pues sus normas se adecúan con las de la iniciativa que nos ocupa esta tarde.
Corresponderá también a la nueva Subsecretaría "Elaborar y proponer al Ministro de Educación un Plan Nacional de Aseguramiento de la Calidad de Educación Parvularia, que contemple estándares de calidad y un sistema de acreditación".
Entonces, el Gobierno y el Ministerio de Educación están asumiendo un compromiso explícito con la calidad de la educación de los más pequeños.
Se crea por otra parte la Intendencia de Educación Parvularia, que dependerá de la Superintendencia de Educación.
En este punto se registra un cambio más de fondo, porque hoy tenemos una JUNJI que cumple muchas funciones: provee educación parvularia, empadrona a los distintos establecimientos, supervigila -función que pasará al ente donde tiene que estar: la Superintendencia-, fija políticas.
Entonces, la JUNJI juega en todos los puestos, cumple múltiples roles y funciones.
Por lo tanto, este proyecto viene a ordenar la institucionalidad.
Dentro de las principales funciones que tendrá la Intendencia de Educación Parvularia está la de "fijar los criterios técnicos que permitan orientar el ejercicio de las atribuciones de la Superintendencia respecto de establecimientos educacionales que impartan educación parvularia y que cuenten con reconocimiento oficial del Estado, o autorización, en su caso.".
Pero no solo eso hace este proyecto. También aborda la transición hasta el momento en que la Intendencia y toda la nueva organización empiecen a funcionar, que será cuando tanto el reconocimiento oficial como la autorización de funcionamiento estén plenamente vigentes.
También se hace cargo de la creación de plantas y del traspaso de funcionarios desde el Ministerio de Educación a la Subsecretaría de Educación Parvularia y desde la JUNJI a la Superintendencia de Educación, con un esquema que -reitero- busca hacer más claros los marcos regulatorios, los cuales hoy no son uniformes.
Por lo tanto, contaremos con marcos regulatorios mucho más estrictos, bastante más exigentes y equivalentes.
En definitiva, señor Presidente, se trata de un proyecto de ley muy necesario.
Considero una gran noticia que esta sea la primera iniciativa que aprueba el Senado con relación a la reforma educacional.
En cuanto a los siete proyectos restantes, tendremos que adoptar el tono planteado por el Senador Hernán Larraín: el de las convicciones.
Veremos finalmente si en materia de reforma educacional se puede hacer lo mismo que en la reforma tributaria.
Siento que será difícil, tras escuchar al colega Allamand y a otros Senadores, converger hacia puntos comunes, pues -insisto- la discusión fue contaminada por la mirada de algunos actores económicos. No digo políticos. Porque la mirada política, o la ideológica, o la filosófica, e incluso las dudas razonables de los apoderados en cuanto a qué pasará con los colegios, tras la campaña del terror¿
El señor TUMA (Vicepresidente).- Se acabó su tiempo, señor Senador.
Por favor, concluya.
El señor QUINTANA.- Termino, señor Presidente.
Como expresaba, algunos señores parlamentarios han realizado una campaña del terror, durante la cual han sostenido que se cerrarán colegios y otra serie de barbaridades que todos saben que no tendrán lugar.
Señalan también que habrá menos recursos. Pero la cuestión es al revés: existirán más recursos. Lo que pasa es que, como en cualquier institución, se tendrá que rendir cuenta de ellos.
En algunas horas más nuestro sector, la Nueva Mayoría, tendrá una reunión donde se reafirmará el compromiso con tales objetivos, que la Presidenta Bachelet fijó con gran claridad desde el comienzo.
Esta reforma no la impusieron los partidos; ni siquiera lo hizo la Nueva Mayoría: fue parida por la ciudadanía.
Y la Presidenta de la República ha tenido la capacidad de traducir ese sentimiento y esa aspiración de cambio de la sociedad chilena en una reforma que termine con la inequidad y la segregación y que contribuya a aportar calidad y, de ese modo, a mejorar la entrega de oportunidades a nuestros jóvenes.
Por eso, voto con mucho entusiasmo a favor de este primer proyecto de la reforma educacional.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, en la línea del colega Quintana, me parece que el debate que se está realizando en esta Sala a propósito del primer proyecto de la reforma educacional se halla al nivel de lo que uno espera del Senado de la República.
Creo que ese tono tiene que ver en parte significativa con que solo 17 por ciento de los niños de entre 0 y 4 años asiste a algo parecido a un sistema educativo. En rigor, podría tratarse de guarderías o de otras instituciones que tienen algún parentesco lejano con educación.
En suma, aquí no hay un mercado, no media el lucro, no existen grupos de interés presionando para conseguir tal o cual reforma. Ni siquiera se debate acerca de si la educación es un derecho o un bien de consumo.
Todos estamos hablando de educación y del derecho de los niños a una enseñanza de calidad desde el momento mismo de su nacimiento.
Aquí no se habla de segregación, de elección, de selección, de quién patrocina, de quién subsidia, sino de educación.
Como digo, cuando se discute sobre educación y se saca el lucro, el debate es otro.
De hecho, prácticamente todos los componentes de este proyecto de ley se hallan en la discusión general de nuestro país en materia de educación.
Se hace mención, desde luego, de una institucionalidad nueva. Es decir, el sistema tiene que definir instituciones, procedimientos, normas, objetivos.
Y se habla sin complejos de educación como un proceso sistemático, con regulaciones; que cuenta con un estatuto y con estándares de calidad; que dispone de sistemas de acreditación; que tiene un conjunto de condiciones para que operen las instituciones educacionales; que habla de las reglas de funcionamiento de esos establecimientos educacionales, de la formación de los profesores, del apoyo técnico-pedagógico a los maestros.
En suma, toma los mismos temas de la discusión general. Pero, al no estar contaminada con los intereses creados o con el lucro, hablamos de educación y mencionamos todas las materias que van a aparecer en los otros proyectos de ley pendientes en el Congreso Nacional.
De consiguiente, junto con saludar a este Senado, que ha tenido la enorme altura de comenzar a discutir como corresponde una reforma educacional en nuestro país, le doy por supuesto mi apoyo entusiasta a la idea de legislar.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, solo quiero agregar a cuanto han dicho los Honorables Senadores durante esta sesión que el proyecto que nos ocupa va sin duda en la línea planteada por quienes creemos que hay que hacer una reforma a la educación pública y que, empero, los instrumentos propuestos en la actualidad no están puestos en los ejes indicados ni son los pertinentes.
Por esa razón, esta iniciativa gira la pirámide absolutamente a la inversa y pone recursos, competencias, atribuciones y facultades precisamente en la etapa inicial, que es donde muchos pensamos -por lo menos en Amplitud estamos convencidos de ello- que deben hacerse los mayores esfuerzos, no solo de carácter económico con cargo fiscal, sino también de contenidos.
Tener la posibilidad de que exista una Subsecretaría de Educación Parvularia envuelve por cierto un paso muy importante en lo que son la educación inicial y la educación temprana.
Invertir recursos y contar con una Intendencia de Educación Parvularia va en esa misma línea.
Por tal motivo, consideramos que aquello es muy correcto.
Yo estoy votando a favor. Pero manifiesto mi deseo de que la discusión habida esta tarde en el Senado le sirva al Ministro de Educación, quien nos acompañó en ella, como una línea que le permita leer que es relevante invertir las prioridades desde la etapa inicial y no solo hablar permanentemente de gratuidad en la educación superior o de cómo invertir en ella. Porque lo más significativo es de qué manera logramos poner recursos, competencias, habilidades precisamente en la etapa inicial de la educación, que es donde a juicio de muchos de nosotros ha de estar la apuesta para un cambio de futuro, a fin de que dentro de diez, doce, quince, veinte años podamos constatar que otorgamos los estímulos correctos y necesarios para sacar adelante una buena reforma en materia de educación pública.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, tras saludar por su intermedio al señor Ministro de Educación, debo señalar que esta es probablemente una de las piezas de la reforma que más impacto van a tener y donde más recursos se invertirán en este tiempo. Pero, desgraciadamente, es una de aquellas cuestiones de que la sociedad tiene menor conciencia, de aquellas cosas que discute y conversa menos.
Yo quiero simplemente plantear la importancia de que la educación parvularia cuente con institucionalidad propia. Y es lo que se está creando acá.
Requiere también un esfuerzo futuro de convergencia de la institucionalidad existente: la JUNJI, con su tremenda experiencia, sin duda; Integra, con innovaciones pedagógicas muy relevantes.
Y, también, debe ir superando cuadros de precariedad que hay en modalidades surgidas posteriormente en algunas dependencias municipales, o vinculadas a convenios con los municipios, y otras.
Quiero, sin perjuicio de valorar tremendamente el proyecto, establecer dos inquietudes.
La primera dice relación con si este es o no un derecho universal.
Hoy no lo es. Actualmente el acceso a la educación parvularia o preescolar que entrega el Estado no es algo disponible para todos. O sea, una familia de clase media en que cada integrante de la pareja gana por su trabajo un sueldo mínimo no tiene necesariamente derecho a que su hijo vaya a un jardín de la JUNJI, porque la ficha de protección social los deja fuera.
La pregunta es si se trata de un derecho de la familia o del niño y la niña.
Señor Presidente, está pendiente el debate en torno a cómo vamos garantizando que no haya barreras de acceso a ese bien provisto por el Estado.
En el área parvularia, sin duda, tenemos pendiente una discusión. Porque si uno debiese pagar de manera particular un jardín infantil (les consta a muchos que tienen niños pequeños en establecimientos privados) podrían cobrarle 80 mil, 100 mil, 130 mil pesos mensuales; incluso lo mismo o más que lo que cobran colegios que reciben mayores subvenciones estatales.
En segundo lugar, al menos quiero reconocer lo que hoy considero fue un error, en el marco legislativo que debatió el Congreso respecto a lo que es la educación preescolar, que en algún momento deberemos rectificar: la escolarización de la educación parvularia.
Necesitamos profundizar el debate en torno a si queremos o no adelantar los procesos de escolarización.
Para entrar al kínder, ¿es obligación haber estado en educación preescolar, en educación parvularia?
Hubo un debate cuando se habló del rol del Estado financiando.
Constituye un escándalo que en niveles de transición hoy se estén pasando pruebas a niños pequeños (ocurre ya en los kínder).
Personalmente, considero que debemos reflexionar acerca de si eso es lo que queremos como sociedad en aquel ámbito.
Lo he dicho otras veces en la Sala: me he comprometido con otra mirada pedagógica. Yo quiero mucho a la pedagogía Waldorf. Creo que la evolución de las personas como seres y el desarrollo de su intelecto y de sus aptitudes psíquicas se vinculan también con su proceso de maduración biológica. No me parece correcto apurar a los niños y a las niñas en sus procesos de aprendizaje. Ellos tienen su ritmo; no hay ningún apuro en que aprendan a leer a los cuatro o a los cinco años. Existen procesos de maduración biológica y de adquisición de aptitudes psicosociales que, según muchos estudios, no deben acelerarse. Y, por ello mismo, hay que entender bien cuál es el rol de la educación parvularia. No es la escolarización temprana.
Nosotros -estoy convencido- cometimos errores en legislaciones previas.
Sé que no es este el momento de realizar el debate. Pero, con relación a la nueva institucionalidad, quiero dejar planteadas estas dos inquietudes.
Primero, la universalidad del acceso o, por lo menos, el acceso para mayores quintiles de niños y niñas. Porque este es un derecho de ellos, no de los padres. Tiene que ser un derecho universal. A eso aspiramos crecientemente.
Por eso, hay que ver cómo se abre el derecho de otros a acceder a los cupos que el Estado va a proveer y que no sea para los más pobres o más vulnerables como se dice. Pero a mí no me gustan estas expresiones: yo hablaría más bien de aquellos a quienes les paguen sueldos más precarios.
Pero también se plantea el debate acerca de la escolarización temprana, que deberíamos revisar. Sé que el asunto ha sido discutido en el Consejo Nacional de la Infancia, y quiero dejarlo sentado.
Creo que, de las reformas estructurales más importantes que vamos a emprender en educación, esta no es visible. Los niños y las guaguas no marchan, no se expresan. El grupo etario de adultos jóvenes con pequeños de esa edad no es el que se está manifestando hoy en día. Mas se trata, sin duda, de una política pública que tendrá mucho que aportar al desarrollo nacional en los próximos 20 años.
Voy a votar que sí.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Honorable señor Ossandón.


El señor OSSANDÓN.- Señora Presidenta, el que nos ocupa es un asunto muy relevante. Creo que en los últimos ocho o nueve años se ha mejorado mucho. Es preciso reconocerlo. Y, como alcalde, me tocó trabajar en este ámbito.
Espero que cuando estudiemos el proyecto de ley y la reforma, en general, no cometamos algunos errores del pasado. Porque es trascendental definir los roles que cumplirán la JUNJI e Integra, las cuales, en la práctica, actualmente compiten y presentan financiamientos y formas de trabajar distintos. Ojalá en la nueva legislación se tomen en cuenta los diferentes actores que pueden participar como protagonistas en el desarrollo de los jardines infantiles.
Hoy día, la primera de esas entidades tiene un sistema de jardines mixtos, de administración municipal y con financiamiento JUNJI, que han dado muy buen resultado.
En el caso de la carrera docente, que me parece justa e importante, considero deseable que no incurramos en las equivocaciones de ayer, cuando se cayó en una legislación profundamente centrada en la desconfianza -ello se observa, por ejemplo, al analizar el Estatuto-, y busquemos la manera de que la carrera o el ordenamiento respectivo sean una forma de profesionalizar y ayudar a la gente que trabaja en los jardines, sin tender solo a una inamovilidad que haga mucho más restrictivo el sistema.
Voto a favor.
A mi juicio, esta es una tremenda iniciativa, pero espero que en educación no cometamos -repito- los mismos errores de años atrás.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Puede intervenir el Senador señor Allamand.


El señor ALLAMAND.- Señora Presidenta, durante las últimas semanas hemos sostenido un debate relevante en términos de cuál debe ser derrotero, la ruta, la arquitectura de la reforma educacional que el país necesita.
Desde esa perspectiva, el que hoy día estemos aprobando esta iniciativa, precisamente enfocada en los aspectos de la educación parvularia, de la educación inicial, es una aproximación correcta a los desafíos en el ámbito de la enseñanza.
Tal como se ha expuesto recurrentemente a lo largo de la sesión, todos los expertos coinciden en que si hay algún sector de la educación general en que el país debe priorizar sus esfuerzos, enfatizar su trabajo, es justamente el señalado, por los impactos positivos que provoca en el conjunto del proceso de aprendizaje.
Al mismo tiempo, establecido ya que debiera tratarse de una clara prioridad de la reforma educacional en curso, el diagnóstico surgido en esta oportunidad es bastante contundente en cuanto a que en el nivel de que se trata se observa hoy día al menos una trilogía de factores adversos.
El primero que se pretende corregir, en parte, con el proyecto es una marcada debilidad institucional.
En seguida, registramos una baja cobertura en educación parvularia. Si la comparamos con los enormes avances del país en educación general, inmediatamente se nota una brecha por llenar.
Y, en tercer lugar, hay una inversión del Estado insuficiente.
Esa trilogía de factores: debilidad institucional, baja cobertura, inversión estatal insuficiente, debieran encontrarse en el corazón de cualquier avance en la materia.
Otros aspectos también han sido mencionados por quienes me han antecedido en el uso de la palabra.
Cabe tener presentes la actual dualidad de funciones radicadas en la JUNJI, en cuanto a fiscalización, por un lado, y prestación de servicios, por el otro, y las diferencias, de difícil explicación, entre los roles, por ejemplo, de ese organismo y de Integra.
A ello se agregan, sobre todo, las que exhiben desde el punto de vista del financiamiento. La cobertura de una y otra entidad, en general, alcanza a los mismos sectores de vulnerabilidad social. Sin embargo, los recursos de que disponen para la labor que realizan son marcadamente insuficientes.
Estimo correcta la iniciativa en discusión, y la prioridad, adecuada. El tratamiento dado a estas materias va en la dirección pertinente. Por eso, votaremos a favor.
Más aún, quisiéramos que en su tramitación y, en particular, en todo lo que tiene que ver con las cuestiones accesorias a la simple institucionalidad podamos avanzar con los mismos grados de consenso y acuerdo.
He dicho.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
La señora ALLENDE (Presidenta).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto, dejándose constancia, para los efectos del quórum constitucional exigido, de que 34 señores Senadores se pronuncian a favor.
Votaron las señoras Allende, Goic, Muñoz, Lily Pérez y Von Baer y los señores Allamand, Araya, Chahuán, Coloma, De Urresti, García, Girardi, Guillier, Harboe, Horvath, Lagos, Hernán Larraín, Letelier, Matta, Montes, Moreira, Navarro, Orpis, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quintana, Quinteros, Rossi, Tuma, Ignacio Walker, Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Quisiera recordar que la Sala ya determinó que el plazo de indicaciones se extenderá hasta el 18 de agosto próximo.
Tiene la palabra el señor Ministro.
El señor EYZAGUIRRE (Ministro de Educación).- Señora Presidenta, solo deseo agradecer a las señoras y señores Senadores por su votación y apoyo. Espero que continuemos tratando los otros proyectos con el mismo espíritu.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Gracias a usted, señor Ministro.