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RECONOCIMIENTO Y PROTECCIÓN DE DERECHO DE IDENTIDAD DE GÉNERO


El señor PIZARRO (Presidente).- Proyecto de ley, iniciado en moción de los Senadores señora Lily Pérez y Rincón y señores Escalona, Lagos y Letelier, en primer trámite constitucional, que reconoce y da protección al derecho a la identidad de género, con informe de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía.
--Los antecedentes sobre el proyecto (8924-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de los Senadores señoras Pérez San Martín y Rincón y señores Escalona, Lagos y Letelier):
En primer trámite, sesión 20ª, en 7 de mayo de 2013.
Informe de Comisión:
Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía: sesión 49ª, en 27 de agosto de 2013.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo de la iniciativa es establecer una regulación adecuada que permita a toda persona obtener, por una sola vez, la rectificación de su partida de nacimiento y el cambio de sexo y nombre en el Servicio de Registro Civil e Identificación cuando no coincidan con su verdadera identidad de género, de conformidad con las disposiciones constitucionales y los tratados internacionales en materia de igualdad, no discriminación, derecho a la identidad y protección en general de la dignidad humana y los derechos y libertades fundamentales.
La Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía discutió este proyecto solamente en general y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes, Senadores señores Gómez, Orpis y Letelier.
Cabe tener presente que el artículo 5° de la iniciativa tiene el carácter de norma orgánica constitucional, por lo que requiere para su aprobación de 21 votos favorables.
El texto que se propone aprobar se transcribe en las páginas 23 a 28 del primer informe de la Comisión.
El señor PIZARRO (Presidente).- En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra el Senador señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, Honorable Senado, tal como se consigna en el informe, concurrí con mi voto favorable a aprobar la idea de legislar respecto de esta iniciativa.
La jurisprudencia de las leyes números 17.344 y 4.808 regula el cambio de nombre pero no el de sexo. Esta última circunstancia se deja a criterio del juez si se genera como consecuencia del cambio de nombre.
Lo que hace este proyecto es abordar directamente el cambio de sexo.
Las personas transexuales presentan una diferencia entre su sexo genético y su sexo psicológico.
Tal como se consigna en la página 23 del informe, concurrí a aprobar la idea de legislar, pero dejé expresa constancia de que -abro comillas- "trabajaré en la discusión particular de este proyecto" porque tengo diferencias importantes en cuanto a su texto.
¿Dónde están mis diferencias, señor Presidente?
Una se halla relacionada con el artículo 2°, relativo a la definición de identidad de género. Esta norma parte señalando que se trata de una "vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente profundamente".
Desde mi punto de vista, el cambio de sexo va más allá de una vivencia interna, como lo indica el texto. A mi parecer, tiene que ver además con aspectos psicológicos y genéticos cuya prueba no solo depende de la voluntad del solicitante. El tribunal debe contar con elementos de juicio para comprobar tal circunstancia.
Esa es la diferencia fundamental que tengo con el proyecto, porque este se estructura sobre la base de una gestión no contenciosa del solicitante, quien solo debe probar mediante información sumaria que es conocido en sus relaciones sociales con una identidad de género que no coincide con su sexo registral (artículo 4°). Se le prohíbe al tribunal "decretar de oficio que se realicen exámenes médicos ante el Servicio Médico Legal u otra repartición para formar su convencimiento sobre la solicitud" (artículo 6°). Además, para acreditar dicha circunstancia respecto de las personas que deseen cambiar de sexo, tampoco será exigible por parte de aquellos el uso de medios farmacológicos, psicológicos, psiquiátricos o de tratamientos quirúrgicos (artículo 4°).
Creo sinceramente, señor Presidente, que debemos abordar el problema que viven los transexuales. Sin embargo, la solución no puede quedar supeditada solo al sentir íntimo y profundo de la persona y a cómo esta sea conocida en sus relaciones sociales, sino que debe complementarse con otro tipo de pruebas, especialmente de carácter médico, sea del ámbito psicológico, quirúrgico o farmacológico, decretadas por el propio tribunal.
Aprobada la normativa en sus actuales términos, se pueden generar múltiples problemas: con los hijos, con el carácter confidencial, al momento de contraer matrimonio, con el estado civil, etcétera.
Por eso, señor Presidente, hechas estas observaciones, anuncio que voy a aprobar la idea de legislar, pero que concurriré con un conjunto de indicaciones en la discusión particular.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, me alegro de que estemos analizando hoy un proyecto que fue presentado hace varios meses.
Efectivamente, como dice la moción, creo que va a ayudar a que mucha gente sea más feliz y, para ser feliz, hay que vivir la vida de manera coherente, con congruencia. En la actualidad, numerosos transexuales deben asumir por obligación una profunda inconsistencia entre su sexo biológico y su identidad de género.
Es bien importante despejar esto, porque por ahí alguien podría pensar que la transexualidad es una enfermedad determinada por elementos genéticos, ambientales, en fin. Claramente eso no es así. La transexualidad tiene que ver con una vivencia muy particular, íntima, de la sexualidad y con cómo ejerce esa sexualidad un ser humano.
Por eso, no estoy de acuerdo en que se planteen una serie de requisitos para poder gozar de este "beneficio" -entre comillas-, a fin de no pasar por lo que pasan hoy numerosas personas que viven de cierta manera la sexualidad, que poseen una identidad de género, que se ven a sí mismas y se reconocen de determinado modo y a las cuales, sin embargo, la sociedad les impone un género y, muchas veces, hasta el nombre.
Conozco múltiples casos. En el último tiempo conocí uno en Arica. Se trata de una persona que no solo se siente de género masculino, sino que además se hizo algunas intervenciones quirúrgicas, aun cuando no es necesario entrar al quirófano para que alguien pida cambiar su género o su sexo registral. Esta persona interpuso una demanda en Valparaíso y ha estado esperando una resolución como cuatro o cinco años. O sea, aquello depende hoy de la voluntad de un juez, sin que se respeten en absoluto los derechos de los individuos a vivir -insisto- de manera coherente y en congruencia con su vida sexual y su vida en general dentro de la sociedad.
Por lo anterior, me parece que este es un proyecto muy necesario para que Chile cuente con una legislación que, además, se adapte a la normativa internacional, a los tratados que nuestro país ha suscrito en materia de derechos humanos y de no discriminación. El Pacto de San José de Costa Rica, por ejemplo.
Así que comparto el espíritu de esta iniciativa.
Ahora bien, es muy importante señalar -porque se han hecho algunas preguntas en debates anteriores- cómo y quién evalúa, al final del día, la transexualidad. ¿Lo hace un juez, un psicólogo? ¿Depende de la intervención quirúrgica que la persona se haya hecho?
La verdad es que aquello no es así. Se trata de una vivencia íntima, personal, de cómo un individuo percibe su sexualidad. Por eso se habla justamente de "identidad de género". Y lo que permite este proyecto es que las personas puedan vivir y desarrollarse de acuerdo a la identidad que tienen, desde la perspectiva psicológica, desde la perspectiva social.
Habrá una discusión particular, pero yo quiero fijar mi punto de vista. Quien mejor puede definir su sexualidad, su sexo, su género, es justamente la persona que se halla dentro de su cuerpo, que se mira y se relaciona con el resto del mundo de determinada manera.
Gracias.
El señor PIZARRO (Presidente).- Voy a abrir la votación para que vayan fundamentando el voto. Creo que es lo mejor.
En votación.
--(Durante la votación).
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, estimados colegas, el proyecto que patrocinamos algunos Senadores y Senadoras es de autoría, en términos reales, de la Organización de Transexuales por la Dignidad y la Diversidad, la cual fue representada en la Comisión por una especialista en derechos humanos de la Universidad de Concepción: la abogada Ximena Gauché.
Lo que está en discusión es si Chile, en primer término, se pone al día con sus obligaciones internacionales. Existe un marco básico del derecho a la identidad. Y esta dice relación con diferentes aspectos, incluyendo la identidad sexual y de género.
Nuestro país no reconoce plenamente, en la práctica, el ejercicio de este derecho de identidad, a pesar de que la Constitución plantea en su artículo 1° que el Estado está al servicio de la felicidad de las personas, y establece en el artículo 19 nuestra obligación de respetar los convenios internacionales.
Por razones de Derecho y por doctrina de derechos humanos, es evidente que nos hallamos en deuda con quienes son transexuales.
En Chile uno puede cambiarse de nombre, puede ponerse un nombre masculino o femenino. Eso no está en discusión. El problema es si en el carné de identidad se reconoce el cambio de acuerdo a la vivencia interna de uno. Y eso es parte del debate que tendremos en particular.
Este proyecto establece el procedimiento de definición de la identidad de género de manera no contenciosa, como ha planteado el Senador Orpis. Por eso, la Comisión se abrió a aprobarlo en general. Se trata de una evidencia interna individual del género que no corresponde con el sexo asignado de manera administrativa en el certificado de nacimiento.
Este debate viene de larga data. Y mi mayor inquietud al plantear por qué varios vamos a votar a favor -invitamos a todos a proceder en igual sentido- es que las personas puedan ejercer su derecho de identidad. ¿Cómo el Estado puede negarle la identidad a un ser humano? ¿Cómo puede la sociedad imponerle la identidad a una persona? La identidad no se funda solo en aspectos físicos, como algunos creen. Puede tener ese componente por momentos. Pero la identidad sexual es un elemento constitutivo de la identidad de todo ser humano.
Lo que queremos aquí, señor Presidente, bajo los lineamientos que están en la iniciativa, es que se entienda que la vivencia sexual de cada persona conforma una parte muy importante y especial de la identidad, que debe ser valorada por el Estado. Y, a través de este procedimiento no contencioso, se debe permitir que una persona, con una convicción de vivencia interna, pueda ir a un tribunal, cumpliendo ciertas formalidades, y solicitar el cambio de género.
Es importante destacar, como se ha hecho aquí, que no se puede poner como obligación en ningún momento -porque este es uno de los problemas cotidianos en nuestro país-, para que el tribunal se pronuncie, el uso de medios farmacológicos, sicológicos, siquiátricos o, lo que es más brutal, el tratamiento quirúrgico. Lo señalo, porque hoy existen juzgados que se abren a este debate, pero solo si hay mutilaciones quirúrgicas. De realizarse alguna intervención quirúrgica, debe ser algo complementario, de decisión de cada persona.
Señor Presidente, hay un tema que quiero dejar planteado y que no está en el texto que vemos hoy: en qué momento se puede acceder a los tratamientos hormonales. Ello es particularmente importante para personas que se sienten mujeres como identidad pero que están en cuerpo de hombre, a fin de evitar cierto desarrollo fisiológico que no desean. Este es un aspecto que no viene en este articulado, pero tenemos interés en discutirlo.
Vamos a votar a favor.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, obviamente quiero adherir a este proyecto que hemos presentado un grupo transversal de Senadoras y Senadores. La verdad es que es muy necesario para dar respuesta legal a aquellas personas que son transexuales. La transexualidad no es un problema, como algunos lo quieren mostrar; no es una anormalidad, como otros lo manifiestan; no es una enfermedad ni una patología. La transexualidad es una condición con la que nacen hombres y mujeres que sicológica y emocionalmente tienen un sexo distinto a su genitalidad. Eso es, en términos médicos.
Por lo tanto, lo que nosotros debemos hacer, como Congreso Nacional y particularmente como Senadores y Senadoras, es dar una respuesta legal y ayudar, por esa vía, a las personas que viven situaciones de discriminación producto de esta condición. Eso es lo que nosotros tenemos que realizar.
A mi juicio, este es un proyecto en el cual debemos avanzar, tal como progresamos en su momento con la promulgación de la Ley Antidiscriminación y tal como hemos avanzado en el acuerdo de vida en pareja. Porque es preciso darle carne a lo que significa la identidad de género, que es una de las categorías que dejamos establecidas al interior de la Ley Antidiscriminación. En efecto, esta incluye la categoría "identidad de género". Y hay que dotar de contenido esa definición. Y eso es lo que nosotros queremos intentar hacer con esta iniciativa.
Obviamente, hay muchísimos casos. Probablemente algunos de ellos nunca van a salir en los medios de comunicación, porque son muy fuertes, muy duros y las personas y sus familias prefieren tenerlos guardados para sí, pues cuesta mucho darlos a entender. Porque todavía hay gente que se ríe, que frivoliza, que desprecia, que clasifica y etiqueta a las personas por cómo se ven y no por cómo son.
La importancia de este proyecto radica en que apunta a lo más profundo del ser humano, pues tiene que ver con el respeto a la dignidad de las personas. Las personas no eligen nacer con una determinada condición. Las personas son como son, y hay que respetarlas en su dignidad. La labor del Estado, del Poder Ejecutivo, es ayudar a que se implementen normativas que les permitan resolver su vida y alcanzar su plena realización y felicidad. Y una de las tareas que tienen los Poderes Ejecutivo y Legislativo es entregar esas herramientas a través de las leyes.
De ahí la relevancia de esta iniciativa. Y en el nombre de muchas personas -Valentina, Alejandra, Andrés- a quienes hemos tenido la fortuna de conocer, a ellas y a sus familias, durante la tramitación de este proyecto, creo que es muy importante dar esta señal.
Por eso, obviamente voto que sí.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor PIZARRO (Presidente).- Les ruego a los asistentes en las tribunas no hacer ningún tipo de manifestación.
Tiene la palabra el Senador señor Sabag.


El señor SABAG.- Señor Presidente, como se ha señalado, este proyecto se inició en moción de las Senadoras Pérez San Martín y Rincón y de los Senadores Escalona, Lagos y Letelier, y fue aprobado por unanimidad en la Comisión de Derechos Humanos.
Esta iniciativa apunta a reconocer y proteger el derecho a la identidad de género de las personas, para lo cual se propone regular la posibilidad de que toda persona, por una sola vez, pueda rectificar su partida de nacimiento y cambiar de sexo y de nombre en el Registro Civil e Identificación, cuando no coincida con su identidad sexual.
La idea viene a dar cumplimiento a numerosas legislaciones internas e internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos; el Pacto de San José de Costa Rica; la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer; y las leyes números 20.609, que establece medidas contra la discriminación; 19.628, sobre protección de la vida privada; 20.584, que regula los derechos y deberes que tienen las personas en acciones vinculadas a su atención de salud, entre muchas otras.
No existen antecedentes respecto a la cifra de eventuales beneficiarios, pero, en este caso, no se trata de un asunto numérico, sino de dignidad y de respeto al derecho a la identidad de cada persona.
Por otra parte, el Ejecutivo informó su pleno respaldo a esta iniciativa, lo que refuerza nuestra voluntad de aprobarla en general. Asimismo, es posible que la discusión en particular no sea tan sencilla, pero nadie puede negar que la condición sexual de la persona debe ir acompañada del reconocimiento a su derecho a ser identificada de la forma que desee.
Naturalmente, voto que sí.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Lagos, por un minuto.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, efectivamente, tengo un compromiso con usted, porque estamos en Fácil Despacho.
Solo quiero intervenir para decir que voy a votar entusiastamente este proyecto por todas las consideraciones que han señalado los Senadores Letelier, Lily Pérez, Sabag.
Con entusiasmo lo haré¿
El señor WALKER (don Ignacio).- ¿A favor?
El señor LAGOS.-¿ a favor. Sí, Su Señoría.
Cabe señalar que este no es solo un tema de discriminación y de ponerse al día con nuestros compromisos internacionales, sino que tiene que ver también con la dignidad de las personas. Y a eso apunta la iniciativa.
Hemos ido avanzando de a poco en los últimos 15 años -¡me quedan 10 segundos!-: ya terminamos con los hijos ilegítimos en Chile, pusimos fin a la discriminación, al menos en la ley; avanzamos en el acuerdo de vida en pareja, y, hoy día, estamos dando un paso adelante -si conseguimos los votos para aprobar la idea de legislar de este proyecto- que nos encamina hacia un Chile un poquito mejor, señor Presidente.
Muchas gracias.
¿Estuve en el tiempo?
El señor PIZARRO (Presidente).- Muy bien, señor Senador. Ocupó 50 segundos.
Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, tal como se ha expresado esta tarde en la Sala, pienso que efectivamente estamos dando un paso por hacer un mejor país, una mejor sociedad, lo cual nos hace mucha falta.
Hemos avanzado lentamente, pero lo vamos logrando. Y lo hemos hecho en términos de luchar contra la discriminación que lamentablemente subyace en nuestro país.
Tengo la impresión de que todavía nos dejamos llevar mucho por la apariencia de las personas. Las juzgamos por su físico, por sus características y, en realidad, nos preocupamos poco de conocer su esencia.
A mi juicio, hoy día, el proyecto reviste una tremenda importancia en ese sentido. Nosotros estamos haciendo justicia con un grupo particularmente discriminado, vulnerable, maltratado y que muchas veces ha sufrido de una tremenda violencia, como por desgracia hemos conocido.
A través de esta iniciativa, entonces, les mejoraremos la vida a muchas personas, y vamos a ser capaces, además, de dar cumplimiento a las normativas internacionales, las cuales hemos suscrito como país, como Estado.
Por eso, felicito al conjunto de investigadores, a quienes trabajaron en este proyecto. Al mismo tiempo, me alegro de que la Comisión de Derechos Humanos haya adherido a él y que hoy día lleve la firma de todos sus integrantes, porque, claramente, también es un tema de derechos humanos. Como ya señalé, se trata de un grupo particularmente vulnerable y discriminado.
Estimo importante, además, reconocer el trabajo de la Organización de Transexuales por la Dignidad y la Diversidad, como también el de la Fundación Iguales, las que han apoyado esta moción.
Por esas razones, señor Presidente, y porque soy consciente de que no se le puede impedir a una persona, a la cual se le asignó un nombre con el que no tiene identificación ni vivencia algunas, adaptarse a su realidad y tener el nombre que necesita y con el que se identifica plenamente.
Considero importante que las personas vivan su identidad de género abiertamente, y no haya esa incongruencia, que se ha dado muchas veces, entre el nombre y sexo asignado con que se les registra y su verdadera identidad de género.
Por todas esas razones, voto a favor.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, me sumo a la votación favorable del proyecto de ley.
En mi concepto, esta iniciativa pone a nuestra legislación en consonancia con lo que hemos reclamado durante mucho tiempo: la identidad de género y la no discriminación.
Reconocer y proteger la identidad de género es nuestra obligación como Parlamento, y dentro de nuestra legislación debemos mantenerla en la forma más precisa.
Me parece bien el proyecto de ley. Sin embargo, me llamó mucho la atención el artículo 6°, porque obliga a la persona que tramite una solicitud de rectificación de identidad de género a publicarla en un extracto en el Diario Oficial los días 1° y 15 del mes o el día hábil siguiente.
A mi juicio, con dicho requisito se vulnera la privacidad con la que se tiene que resguardar la identidad de género, por las mismas razones que aquí se han señalado. Hay gente que no entiende acerca de esto e, incluso, muchas veces se presta más bien para hacer bromas o realizar acciones que van en desmedro de quienes viven esta condición y que desean resolver su situación.
El referido precepto establece que cualquiera podrá oponerse a la solicitud y que la oposición deberá fundarse en dos causales. La primera de ellas dice relación con la "existencia de un perjuicio directo o indirecto de carácter moral o patrimonial que afecte al opositor a consecuencia del cambio de sexo y género del o la solicitante". Si alguna persona solicita el cambio de identidad de género, no veo que eso vaya a provocar un daño moral o patrimonial a otra. Habría que explicar el hecho de que se publique ese tipo de solicitud en el Diario Oficial, en determinados días.
En seguida, también puede constituir motivo de oposición la "existencia de una causa criminal pendiente entre el opositor y el o la solicitante".
Por lo tanto, yo pediría a la Comisión que revisara dicho artículo. Porque se trata de una tramitación voluntaria que no es controversial.
En consecuencia, no es necesario este tipo de publicación. Y, en ese sentido, debemos resguardar la privacidad de las acciones que pretenda realizar una persona para fijar su identidad de género.
Por las razones expuestas, en la Comisión se debería revisar el artículo 6°, sin perjuicio de hacer lo mismo con otros preceptos para perfeccionar el proyecto.
Voto que sí.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señor Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, seré muy breve, porque ese es el acuerdo.
Felicito a quienes han estado detrás de esta iniciativa. Y a riesgo de nombrar solo a algunos, en especial a Luis, a Valentina y a Andrés -que sé que están en las tribunas-, debo decir que hay muchos y muchas más que nos acompañan el día de hoy.
No entraré a relatar el proyecto, ya lo han hecho mis colegas, solo deseo agradecer a todos los Comités que permitieron que en la tabla de Fácil Despacho lo viéramos en general el día de hoy.
Sé que hay muchas cosas que debemos mejorar en la discusión en particular. Algunas ya las han mencionado los Honorables colegas. Pero esta es una señal -prácticamente al término de esta legislatura- potente, porque se cumple con nuestros compromisos internacionales, genera igualdad en la tratativa nacional y permite dar una muestra poderosa al país para poner fin a la persecución y al bullying que muchas veces afecta a estas personas. Así pudimos verlo en Talca, junto a Andrés, cuando quemaron la casa de una familia transgénero. Y, en esos momentos, nos acompañó uno de los dirigentes de estas agrupaciones.
El paso que da el Senado de la República el día de hoy es contundente, y espero que, a la brevedad, se materialice en la aprobación en particular del proyecto de ley.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, yo me alegro sobremanera de que durante la discusión de esta iniciativa el Senado haya ido evolucionando positivamente desde sus visiones de prejuicio muchas veces, de distancia, de temor. Y lo más probable es que ella se apruebe, con algunas abstenciones (igual las valoro) y casi sin ninguna oposición.
Creo que ello expresa que la sociedad chilena cambió; que la política, que es conservadora, va detrás de las reformas.
El esfuerzo de entender el mundo que viene y de comprender la sociedad y hacerse cargo de las alteraciones que se registran en ella me parece muy importante. Y lo valoro.
Lo que estamos discutiendo es quizá de los temas más esenciales de la vida misma. No hay elemento más autónomo, más relevante, que defina mejor la presencia de la vida que la sexualidad y la existencia de seres humanos con una sexualidad particular.
A lo largo de la historia, en las visiones más conservadoras ha habido un intento por reducir la sexualidad a la reproducción, negándole al ser humano la expresión maravillosa de una sexualidad que trasciende lo reproductivo; que tiene que ver con la belleza, con el arte, con la emoción, con la conciencia propia, con una suerte de mirada de la evolución y de la trascendencia de la persona.
Por eso, uno podría decir que, desde el punto de vista médico, biológico, hay un sexo genético, un sexo fenotípico y un sexo conductual o sicológico.
Sin embargo, a mí me da lo mismo la definición que determine si el sexo que va a primar será el genético, el fenotípico o el de opción, el conductual. Yo pienso que, dado que esto es lo que define al ser humano, debe tratarse de una decisión libre de cada cual.
Cada ser humano ha de poder determinar en qué sexualidad quiere desenvolverse. ¿Por qué? Porque la sexualidad es lo más trascendente de los seres vivos.
Lo que somos y todo lo que conocemos en la vida tiene que ver con la sexualidad.
En la naturaleza, sus colores verdes, su belleza, el agua, el aire, los olores, todo lo que nos rodea es producto de la sexualidad. Somos seres vivos en la sexualidad, y ello nos ha permitido llegar acá.
Por lo tanto, al hablar de esta materia tal vez estamos mirando la punta del iceberg, haciendo una reflexión muy esencial.
Quizás una visión más compleja de la sexualidad tiene que ver no solo con el imperativo de devolverle a cada ser humano la autonomía, la dignidad, el respeto para vivir su sexualidad como le parezca, sino también con la necesidad de que se entienda lo que a muchos les cuesta asimilar: que somos parte de una familia evolutiva extendida; que provenimos de una sexualidad común; que tenemos una hermandad con las plantas, con los seres vivos, con todo lo que nos rodea.
Y eso también forma parte de una reflexión en el sentido de que tal vez la misma evolución que hoy día estamos experimentando al entender que todos los seres humanos tenemos iguales derechos y la misma dignidad -independiente del color de nuestra piel, de nuestras opciones sexual, religiosa o política- nos permitirá discutir en el Congreso Nacional, dentro de algunos años, los lazos indisolubles que nos relacionan con el resto de los seres vivos, de los que nos hemos separado, a los que vemos como cosa separada, a los que no sentimos parte de la naturaleza, la que estamos destruyendo de la misma manera como lo hicimos durante siglos con quienes tenían colores, visiones, religiones, convicciones y orientaciones sexuales diferentes.
A mi entender, este es un paso terapéutico para la sociedad chilena. Y espero que ella siga evolucionando, pues falta mucho más.
Tenemos una visión económica que niega al resto de nuestra hermandad de seres vivos, que nos aísla de nuestra naturaleza, y en nombre de esa ceguera estamos provocando daños que finalmente se van a volver contra nosotros, contra esta especie que ha dominado el planeta y que debe humanizarse.
Y un sentido de esa humanización se expresa precisamente en la discusión que sostenemos ahora, que es mucho más profunda.
Este proyecto es bastante más relevante que varios otros que hemos debatido, porque habla de elementos esenciales: de lo que nos define como especie, como seres humanos, como personas con dignidad.
Así que valoro mucho esta discusión y el coraje de quienes presentaron la iniciativa que nos ocupa.
Por eso, voto a favor.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Cantero.


El señor CANTERO.- No voy a abundar en los antecedentes ya entregados, señor Presidente.
Tengo un juicio muy positivo sobre este proyecto. Creo que es una expresión de valoración de la diversidad y del pluralismo que deben existir en nuestra sociedad.
Pero deseo marcar un aspecto que no se ha mencionado y que considero en extremo relevante.
Con respecto a la dicotomía que se da entre la declaración médica de determinado sexo en su momento y la identidad que siente una persona y su posibilidad de modificar por una sola vez, sea con relación al sexo o al nombre, esa definición, establecida en un acta del Registro Civil, vale la pena señalar que se rompe con el carácter objetivo (de objeto) del procedimiento y surge la subjetividad (esta tiene que ver con el sujeto).
Dicho punto me parece muy relevante en materia de legislación.
Porque, en su argumentación, las distintas instituciones que concurrieron al debate de la Comisión reclamaron por el concepto de identidad desde un enfoque del Derecho.
La identidad tiene que ver con los elementos a que hice referencia. Primero, el valor de la diversidad y del pluralismo, que exige una tolerancia no siempre observada, desgraciadamente, en nuestra sociedad. Y segundo, el reconocimiento de que lo objetivo tiene mucha significación en los objetos.
Pero en materia de Derecho la subjetividad es muy importante, pues la identidad surge respecto de las emociones y los sentimientos, de las interpretaciones o experiencias del sujeto; o sea, estos elementos son subjetivos, propios, individuales, únicos.
Por consiguiente, es muy relevante asimilar aquello, porque la objetividad que en algunos momentos se reclama tiene que ver con enfoques de intersubjetividad. Esto es, varios se ponen de acuerdo sobre algo y creen, piensan o declaran que es objetivo. Pero ello siempre choca con la subjetividad.
La verdad nunca es objetiva, en mi opinión. Siempre es subjetiva, porque impacta a un sujeto; es procesada, asimilada o rechazada por él. Entonces, es de la esencia que tiene carácter subjetivo.
Además, si la experiencia de que se hace mención es relevante, ella tiene que ver con elementos condicionantes del sujeto, los que se encuentran en la estructura de su entorno o ethos; es decir, tiene que ver con lo histórico, con lo político, con lo cultural y, por cierto, con los elementos biológicos que calificamos como basales al momento de la definición.
Por eso, me parece valiosísimo que la subjetividad pueda darle primacía al momento de enfrentarse a la objetividad. Objetivamente, en tal momento la persona fue declarada hombre o mujer -lo que fuere-, y ella, subjetivamente, interpretó y sintió otra cosa.
Aquello, además, me parece coherente con aspectos teológicos que hablan de la materialidad y la espiritualidad, del dualismo. No siempre coincide lo material, la expresión biológica, con la subjetividad, la expresión espiritual, cultural, filosófica, emocional de una persona.
Por lo tanto, considero sobremanera relevante que, en un momento único, de madurez, ello pueda ser revisado.
Voto a favor.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, la identidad no puede ser compartida ni impuesta. Está claro. Cada actor construye la suya a través de sus vivencias y de la experiencia personal propia e íntima. Así lo hemos repetido.
El lograr reconocimiento para todas las identidades existentes en Chile forma parte de nuestra política para enfrentar la discriminación. Hay que avanzar contra esta. Sobre todo, la incongruencia de nuestra legislación respecto al nombre y el sexo daña fuertemente la identidad.
Si bien la Carta Fundamental establece tanto nuestra obligación de incorporar a la legislación interna los tratados internacionales acerca de los derechos esenciales emanados de la naturaleza humana cuanto el deber del Estado de respetarlos y promoverlos, un conjunto de ellos no obligan.
Existen obligaciones consagradas en la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 8°) y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que establece el derecho a la integridad, la honra y la intimidad. Y el Comité del Pacto de Derechos Civiles y Políticos se ha referido a la orientación sexual y a la identidad de género como características esenciales de las personas, características que no son modificables sin alterar gravemente la identidad.
En la actualidad nuestro Estado no permite condiciones para el reconocimiento del género. Hay ausencia de ley; ello señala discriminación.
La ley N° 17.344 y la N° 4.808 posibilitan el cambio de nombre y apellido. Sin embargo, existe un vacío: es el juez quien decide si toma un rol activo al momento del cambio; y en muchos casos es el oficial del Registro Civil.
Dejar que el oficial del Registro Civil determine que una persona que cambia su nombre empiece a llamarse María, por ejemplo, pero siga figurando con sexo masculino forma parte de una incoherencia que hoy queremos enfrentar.
La exigencia de intervenciones quirúrgicas o de tratamientos hormonales tampoco parece conforme a derechos humanos. Ello provoca una discriminación especial que con la ley en proyecto deseamos eliminar.
De otro lado, la actual exigencia legal del plazo de cinco años para el cambio de nombre les genera una situación gravísima a quienes optan por él.
Por eso, señor Presidente, al discutir este proyecto actuamos con la claridad de que no estamos afectando sino consagrando derechos, en particular la libertad de conciencia.
Y quiero citar a Jaime Guzmán Errázuriz, quien, según consta en el Acta Constitucional de la sesión 130ª, página 121, dijo: "La libertad de conciencia es la libertad del fuero interno," -del fuero interno- "que se entiende siempre en forma absoluta e inviolable en la cual nadie puede penetrar y a la cual la esfera del derecho no alcanza... pero se puede extender a otras materias".
El derecho a la intimidad, la libertad de conciencia de quien decide tener una identidad de género distinta de la biológica.
Y quiero despejar las múltiples dudas que se han planteado, señor Presidente.
Aquí estamos hablando de identidad: lo que uno hace, cómo se conforma, sus relaciones sociales.
Otro asunto es la condición biológica para el ámbito del deporte o de otras disciplinas, donde pudiera haber mayores precisiones.
Estamos hablando de la identidad: del deber ser, del deber ser en sociedad, de la integración.
Sobre eso se ha discurrido bastante y, en mi concepto, hay un consenso: estamos estableciendo por la vía legal un derecho que hasta ahora le es vedado a un número importante de ciudadanos: el mismo derecho que tienen otros ciudadanos para optar por su propia identidad, esta vez la de género.
Por ello, voto a favor. Habrá tiempo para discutir, para formular indicaciones. Pero lo importante es llegar a acuerdo, tal vez no por unanimidad, sobre una decisión que debiera llenarnos de orgullo: la de trabajar firmemente para terminar con todo tipo de discriminación en nuestro país.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Escalona.


El señor ESCALONA.- Me inscribí, señor Presidente, no con el ánimo de alargar innecesariamente la sesión, sino porque estoy convencido de que esta es una materia de gran significación: se trata de derechos humanos y está involucrado el respeto del Estado de Chile a cada persona.
Aquello se refleja en que debiese existir una legislación donde la identidad de género fuera respetada por el Estado. Sin embargo, no ocurre así en nuestro país. Se da la paradoja o la incongruencia de que una persona puede modificar su nombre y, con ello, la denominación de su sexo en su identidad formal, en su cédula de identidad, y sin embargo, para el reconocimiento de su identidad de género, un juez de la república, es decir un funcionario del Estado, puede llegar al extremo de pedirle una amputación, o que ingiera hormonas, o que modifique su propia contextura física con el propósito de hacer corresponder el nombre que aparece en su carné, como expresión de su propia configuración como persona humana.
Esa es la gran contradicción de fondo que esta iniciativa apunta a resolver.
En consecuencia, creo que la ley en proyecto aborda un retraso y una incomprensible incoherencia existentes en la legislación de nuestro país, al mismo tiempo que, en mi concepto, actualiza la Constitución Política de la República, que reconoce el derecho de cada persona nacida en el territorio nacional al ejercicio libre de su propia condición como ser humano.
En este caso, por consiguiente, el texto que nos ocupa esta tarde no hará sino que lo que señalan nuestras propias normas fundamentales guarde correspondencia con la legislación que espero seamos capaces de aprobar.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor PIZARRO (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (29 votos a favor y 3 tres abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Bianchi, Cantero, Chahuán, Escalona, Espina, García-Huidobro, Girardi, Gómez, Horvath, Lagos, Letelier, Navarro, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide, Sabag, Tuma, Uriarte, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Se abstuvieron los señores Coloma, García y Larraín (don Carlos).
--(Aplausos en tribunas).
El señor PIZARRO (Presidente).- Debemos fijar plazo para presentar indicaciones.
¿El lunes 3 de marzo?
El señor LETELIER.- Mejor el 10.
El señor PIZARRO (Presidente).- ¿Le parece a la Sala el lunes 10 de marzo, a las 12?
--Así se acuerda.