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REAJUSTE DE MONTO DE INGRESO MÍNIMO MENSUAL. VETO


El señor PIZARRO (Presidente).- Corresponde ocuparse, en segundo trámite constitucional, de la observación formulada por Su Excelencia el Presidente de la República al proyecto de ley que reajusta el monto del ingreso mínimo mensual, con informe de la Comisión de Hacienda y urgencia calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el proyecto (8845-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 7ª, en 2 de abril de 2013.
En trámite de Comisión Mixta, sesión 13ª, en 10 de abril de 2013.
Observación del Ejecutivo, en segundo trámite, sesión 21ª, en 8 de mayo de 2013.
Informes de Comisión:
Hacienda: sesión 9ª, en 9 de abril de 2013.
Certificado de la Comisión Mixta: sesión 18ª, en 30 de abril de 2013.
Hacienda (veto): sesión 21ª, en 8 de mayo de 2013.
Discusión:
Sesión 10ª, en 9 de abril de 2013 (se aprueba en general y en particular).
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El Ejecutivo presentó una observación al proyecto despachado por el Congreso Nacional para sustituir su artículo único por otros cuatro que Sus Señorías pueden consultar en la tercera columna del boletín comparado que tienen en sus escritorios.
La Cámara de Diputados rechazó la referida observación e insistió en el texto del proyecto aprobado por el Parlamento.
La Comisión de Hacienda, por tres votos contra dos, propone rechazar el veto.
Cabe tener presente que las observaciones se discuten en general y en particular a la vez; que no procede dividir la votación respecto de ellas, y que para insistir en el texto despachado por el Congreso Nacional se requieren los votos conformes de dos tercios de los Senadores presentes.
El señor PIZARRO (Presidente).- En discusión general y particular.
Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, nos encontramos ante un proyecto bastante sui géneris después de que el Ejecutivo perdió la votación en la Cámara Baja, donde se rechazó el veto.
En efecto, al haber logrado la Cámara Baja el quórum necesario para insistir en el texto que despachó el Congreso Nacional, solo quedó el artículo 4°, que dispone que "El mayor gasto fiscal que represente durante el año 2013 la aplicación de los artículos 1°, 2° y 3° de la presente ley, se financiará con cargo a los recursos del Tesoro Público.". Pero como los artículos mencionados no existen, lo que queda es absurdo y la decisión del Senado no tiene ninguna incidencia.
Entonces, solo nos resta rechazar el veto, a fin de que el Gobierno envíe otra iniciativa de ley sobre reajuste del salario mínimo.
La Comisión de Hacienda, cuando analizó esta materia -y estaba presente el Ministro Secretario General de la Presidencia-, en principio estuvo de acuerdo con el planteamiento que nosotros hicimos. Y hay que despachar con cierta rapidez esta iniciativa, que se ha discutido durante más de un mes y medio.
Por mi parte, espero que el Gobierno recapacite y mande un proyecto de ley que logre una votación suficiente en el Senado y en la Cámara, para poder tener un salario mínimo en fecha próxima.
Por eso, la propuesta mayoritaria de la Comisión -entiendo que el voto del Senador Kuschel responde más bien a su lealtad con el Gobierno- es rechazar el veto, para que por ningún motivo quede un artículo único como el que ya leí. De lo contrario, habría que publicar una ley que diría: "El mayor gasto fiscal que represente durante el año 2013 la aplicación de los artículos 1°, 2° y 3° de la presente ley, se financiará con cargo a los recursos del Tesoro Público".
Por tales razones, pido a mis colegas votar en contra del veto, de manera que el Ejecutivo pueda enviar rápidamente otro proyecto.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Ministro.


El señor LARROULET (Ministro Secretario General de la Presidencia).- Señor Presidente, efectivamente, tal como ha indicado el titular de la Comisión de Hacienda, el rechazo del veto presidencial en la Cámara de Diputados significa que el proyecto ha quedado reducido a un solo artículo, referido únicamente al financiamiento que involucraba el texto original.
Obviamente, como Ejecutivo, lamentamos el resultado que obtuvimos en la Cámara de Diputados, ya que de esa manera se impide elevar el salario mínimo y pagar las asignaciones familiares reajustadas, conforme a la intención del Ejecutivo de haberlo hecho con anticipación al período tradicional.
Por lo tanto, creemos que no tiene sentido aprobar el artículo propuesto por la Cámara.
El señor PIZARRO (Presidente).- Gracias, señor Ministro.
Tiene la palabra el Senador señor Sabag.


El señor SABAG.- Señor Presidente, solo deseo hacer una consulta técnica.
Si el Congreso rechaza este proyecto, ¿el Ejecutivo puede enviar otro para reponer el salario mínimo? Porque no sería justo que dejáramos sin salario mínimo a todos los trabajadores de nuestro país.
Sobre eso, quisiera una respuesta técnica, ya sea del Secretario, del Ministro o del Presidente de la Comisión de Hacienda.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- La respuesta es afirmativa. El Gobierno puede presentar un nuevo proyecto sobre salario mínimo, seguramente con una cifra diferente, ojalá al alza y no a la baja.

El señor PIZARRO (Presidente).- Entonces, vamos a proceder a votar el informe de la Comisión de Hacienda.
Los que estén por rechazar el veto deben votar que sí, y los demás, que no.
En votación.
--(Durante la votación).
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro, para fundamentar el voto.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, este proyecto ha tenido una muy compleja tramitación. Todos compartimos la intención de aumentar el sueldo mínimo. Sin embargo, el Gobierno ha dicho que el monto propuesto es lo máximo que puede ofrecer. El resultado es paradojal, porque, aun cuando hay la voluntad de subirlo, lo concreto es que no se sube.
Está claro que el Ejecutivo puede presentar otro proyecto de ley en cualquier minuto. Yo espero que el señor Ministro, y el Gobierno en general -cosa que dudo, puesto que la actitud de su Vocera es cada día más agresiva-, no responsabilicen a la Oposición por este rechazo. En definitiva, todos queremos reajuste. Solo tenemos una diferencia en el guarismo, en el que hemos discrepado.
Por tanto, si se manda un proyecto de ley con un nuevo monto, ¡aplausos para el Gobierno!, ¡mérito para el Gobierno! Pero, si la actitud va a ser la de crispar el debate a partir de mañana respecto de aquellos que hayan rechazado un aumento del sueldo mínimo, estaremos en una situación compleja.
Siento que se nos pide votar lo inevitable, porque es lo único que podemos hacer si queremos ser coherentes con nuestro pronunciamiento anterior.
Sometidos a este trance histórico,¿
El señor LARRAÍN.- ¡"Trance histórico"¿!
El señor NAVARRO.-¿ yo espero que el Gobierno sea claro en cuanto a cuál ha sido el punto en disputa. No es que no queramos reajuste. ¡Queremos reajuste, pero más elevado! Otros se muestran conformes con el que se ha planteado. Todos estamos en la línea de efectuar un reajuste, aun cuando hemos tenido diferencias en el guarismo.
Voy a votar favorablemente el informe de la Comisión de Hacienda, señor Presidente, porque es la única alternativa. La explicación que ha dado el Senador Zaldívar es clara, aunque para quienes no han seguido de cerca el debate puede no serlo tanto. El cómo la opinión pública asuma el tema dependerá del modo en que este le sea presentado.
Si se va a abrir un debate entre Gobierno y Oposición, bien, que se abra. Yo lo he dicho desde el inicio: si estoy por exigirle a este Gobierno de Derecha que llegue a los 210 mil pesos, es necesario que la próxima Presidenta de la República tenga la misma actitud y llegue a ese monto el 2014, el 2015. Solo así habría coherencia.
Y porque estoy disponible para esa coherencia, señor Presidente, espero que el debate se haga en los mejores términos. El Gobierno tiene el legítimo derecho a discrepar de la Oposición, pero ojalá que esto no termine en un conjunto de descalificaciones cuando hay un punto de coincidencia. Todos queremos reajuste; hemos diferido en el guarismo, y espero que el Gobierno lo reconsidere e ingrese otro proyecto a la brevedad.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán, para fundamentar el voto.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, no puedo sino lamentar que en una discusión de salario mínimo terminemos con un proyecto en estas condiciones, sobre todo cuando se trataba de adelantar su tramitación.
Pero también quiero apelar al Gobierno, porque, si el año pasado se hubiese acogido la propuesta de Renovación Nacional, ahora tendríamos un salario mínimo plurianual que en esta instancia estaría sobre los 205 mil pesos.
Nosotros señalamos que era perfectamente posible, de acuerdo a las cifras macroeconómicas que manejábamos en aquel entonces, que en abril de este año tuviéramos un sueldo mínimo de 206 mil pesos.
¿Qué pasó? El Gobierno terminó ofreciendo idéntica cifra para el mismo mes de abril y en iguales condiciones. Por tanto, nos habríamos evitado el desgaste de una discusión en base a consideraciones más políticas que técnicas, que de alguna manera se ha manoseado con antecedentes o argumentos políticos, en circunstancias de que nosotros pedíamos que hubiese una norma que permitiera aplicar criterios técnicos para garantizar un salario mínimo plurianual, fijado por una comisión permanente que resolviera estos temas sin necesidad de tener este debate año a año, con el consiguiente desgaste que eso significa.
En consecuencia, nos habría gustado que el Gobierno hubiese escuchado a un Partido de Gobierno en su oportunidad.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- ¡Vamos a transcribir su alocución, señor Senador¿!
Tiene la palabra el Senador señor Lagos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, solamente deseo consignar lo siguiente.
En declaraciones públicas del Gobierno y en una conversación que sostuvimos en el día de ayer con él, el Ministro de Hacienda se queja amargamente de que lleva un mes y fracción tramitando este proyecto de ley y de que, tras revisar las discusiones anteriores sobre salario mínimo, esta es la primera vez que ocurre una cosa así. De manera que se siente perjudicado, maltratado.
Quiero aprovechar esta tribuna para contarles lo que le dije en privado al Ministro de Hacienda. Le señalé que esa era una manera de ver las cosas: que a él le tocó un mes y medio de tramitación, y que le rechazaron el proyecto, con veto incluido, entre otras razones porque Diputados de la UDI no llegaron a votar a la Cámara de Diputados como correspondía que lo hicieran. Porque, con un voto más, no hubiese habido problema.
Pero ese no es el tema de fondo. No se trata solamente de decir: "Estuve un mes y medio y no me aprobaron el proyecto". Ocurre que el Gobierno no se sentó a conversar el reajuste del salario mínimo ni con la CUT ni con nadie. A los trabajadores de Chile les comunicó el día anterior que iba a enviar un proyecto de ley, pero no les informó cuál era el guarismo. Unos entendieron que tal vez iba a negociar en la Cámara de Diputados (negociar en el sentido de llegar a un entendimiento). Tal cosa no ocurrió, sin embargo. Los más ingenuos pensamos: "Quizás cuando llegue al Senado el Ministro de Hacienda va a mejorar su propuesta inicial". No obstante, eso tampoco ocurrió. Entonces, rechazamos la iniciativa y el proyecto, como expresó el Senador Chahuán, "volvió de vuelta" a la Cámara de Diputados sin que nuevamente pasara nada.
Entonces, una manera de ver la situación podría ser la siguiente: "Sí, el Ministro de Hacienda tuvo muy mala suerte, en el sentido de que le tocó tramitar el proyecto en un mes y medio". Pero yo no recuerdo ninguna iniciativa de reajuste de salario mínimo que ingresara con un guarismo tan exiguo y saliera con otro del mismo tamaño, más si había espacio para llegar a un entendimiento. Pero acá no hubo ese espacio. Es bien notable la inflexibilidad que se dio de parte del Ministro. Eso sí que debería quedar en el Libro Guinness, a propósito de la tramitación de un proyecto de salario mínimo por parte de este Gobierno.
Y así arribamos a una situación que no es grata.
Además, quiero decir algo: yo aspiro a ser Gobierno el próximo año. En consecuencia, me tengo que hacer cargo tanto de las cosas que manifiesto en esta Sala como de la forma en que voto, porque el año que viene me va a tocar a mí, tal vez, estar del otro lado del mesón.
Tampoco estamos pidiendo reajustes irresponsables; no estamos pidiendo que se le doble la mano a nadie. Aquí el único que se dobla la mano solo es el Ministro de Hacienda. Para ser bien franco, no recuerdo que un veto haya sido derrotado en mucho tiempo.
A mi juicio, ha habido un manejo que no ha sido feliz y no ha sido el adecuado.
Ojalá que en forma responsable el Gobierno pueda presentar luego un proyecto, que opere con la mayor capacidad de efecto retroactivo posible, y que, como diría con cierta¿ ¿Cómo podría decirlo?
El señor PIZARRO (Presidente).- Bonhomía.
El señor LAGOS.- ¿Bonhomía?
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Ironía.
El señor LAGOS.- Con cierta ironía, como me señala nuestro queridísimo Senador Andrés Zaldívar, venga con un guarismo al alza y no a la baja.
El señor PIZARRO (Presidente).- ¿Lo dice por lo de "más alto"?
El señor LAGOS.- Exactamente, señor Presidente.
El señor PIZARRO (Presidente).- ¡Senador Zaldívar, hace bien una risita de vez en cuando¿!
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- No escuché.
El señor LAGOS.- ¡Estaba hablando de Senadores de estatura, y se refirió a usted¿!
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Carlos Larraín.


El señor LARRAÍN (don Carlos).- Señor Presidente, señores Senadores, voy a votar en el sentido de que se haga el menor perjuicio posible. Y eso consiste en aceptar el informe de la Comisión, como sugirió don Andrés Zaldívar, porque, si no, vamos a estar promulgando una ley extrañísima, sin contenido.
El señor LAGOS.- ¡Pero con financiamiento¿!
El señor LARRAÍN (don Carlos).- Con financiamiento, claro. ¡Sería un prodigio¿! ¡Estaríamos financiando un "no gasto", lo cual sería un récord legislativo¿!
El señor LAGOS.- ¡Sería imposible ejecutarlo¿!
El señor LARRAÍN (don Carlos).- ¡Muy difícil¿!
Lo que quiero decir también es que ha quedado en claro que la Concertación votó en contra del aumento del salario mínimo, así fuese menor que el que sus miembros querían. Pero, más vale un pájaro en la mano que cien volando. Yo estoy seguro de que quienes ganan 193 mil pesos hubiesen estado muy contentos de llegar a ganar 205 mil, porque es un aumento sustancial: 22 mil pesos.
El señor WALKER (don Patricio).- Son solo 12 mil pesos, señor Senador.
El señor LARRAÍN (don Carlos).- Perdón: 12 mil pesos, efectivamente. Disculpen el error, no chico.
En conclusión, aquí hay una conducta errática de parte de quienes dicen representar a la gente más postergada.
Ahora, se ha sostenido, de paso, que la Ministra Cecilia Pérez es agresiva. Yo, francamente, considero agresiva esa expresión. La Ministra tiene un trabajo que desempeñar, cual es defender lo que hace el Gobierno (eso es lo lógico y natural). Por tanto, dejémosla que haga su labor.
Igualmente, quiero dejar constancia de que el aumento por carga que se propuso para las asignaciones familiares es verdaderamente de una modestia ejemplar: ¡481 pesos adicionales! Así que en este punto me subo, o me adhiero -es más elegante-, a lo que manifestó el Senador Chahuán.
El año pasado tuvimos este asunto resuelto, en estrecha colaboración con la Democracia Cristiana¿
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¡Pero no le hacen caso!
El señor LARRAÍN (don Carlos).- Es cierto, no me hacen caso, pero estoy acostumbrado. ¡Soy un hombre casado¿!
Bromas subversivas aparte del Senador Zaldívar -por su intermedio, señor Presidente, para que vea que soy ordenado-, yo sostengo que aquí ha habido un auténtico diálogo de sordos. Y el resultado no pudo ser más malo. Habríamos fijado el salario mínimo por dos años; habríamos sustraído la discusión del tema a los vaivenes de un año electoral, y habríamos tecnificado -entre comillas- el proceso de determinación de su monto, con lo cual, a mi juicio, hubiéramos ahorrado mucho tiempo, se habría ganado en eficacia legislativa, y todo el mundo estaría más contento, ganando más, sobre todo en los márgenes de la operación de la economía, como son los que perciben el ingreso mínimo.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, quiero partir señalando que no creo que ninguna persona que hoy día gane el sueldo mínimo se sienta feliz, como se ha dicho, por el incremento propuesto.
En esta materia debemos tener una responsabilidad mayor.
Lamento profundamente que no se haya llevado a cabo un diálogo que en el fondo permitiera haber alcanzado un acuerdo en este tema. La vez pasada discutimos varias propuestas con respecto al aumento de las cargas familiares, al incremento que se podría efectuar en un período de tres años para alcanzar los 250 mil pesos.
Una preocupación legítima que hay que tener en el Congreso es que un grupo no menor -tal vez mayor- de mipymes, de pequeños y medianos emprendedores, es el que asume este delta, esta diferencia, este aumento, y, por tanto, el Estado también debe ver de qué manera contribuye a que efectivamente el incremento que hoy de nuevo estamos discutiendo no sea solo de cargo del pequeño o mediano empleador.
Este es un asunto tremendamente serio, señor Presidente. Quienes nos están viendo a través de las pantallas de televisión a esta hora de la tarde puede que hayan apreciado algunas intervenciones -unas más jocosas que otras-, pero estamos hablando, ni más ni menos, de lo que significa el ingreso de todos los meses para una persona con su grupo familiar. De eso estamos hablando, señor Presidente: de los milagros que hay que hacer para poder llegar a fin de mes, teniendo cancelados los consumos básicos, las colegiaturas, la alimentación, los remedios, etcétera.
Y una de las cosas que faltan en la discusión es establecer otro aspecto no menor: ¿cuándo vamos a incorporar en el debate del ingreso mínimo la situación de las pensiones mínimas, que es otro de los temas que constituyen una materia de Estado, una materia de cualquier Gobierno y que incluso trascienden a estos? Es un asunto de Estado el que una persona jubilada, que tiene como único sustento la pensión que recibe, pueda tener a lo menos un ingreso que le permita llegar en forma digna a fin de mes. Y esa situación, señor Presidente, desgraciadamente no está ocurriendo.
Por lo mismo, tomaría esto como una última oportunidad. Y tal vez es lo que el Gobierno debería ver: el que se haya caído la propuesta porque no se consensuó con ninguna organización, con ninguna institución; porque no hubo diálogo, y porque se impuso una cifra que ya no es válida.
Por lo tanto, lo que le queda hoy al Gobierno es ver en esto una oportunidad para buscar acuerdos y consensos y, de esa manera, señor Presidente, terminemos de una buena vez por definir el salario mínimo en nuestro país. Y eso se hace considerando los costos de una canasta que claramente no es igual en las distintas Regiones. Hay que establecer macrozonas, cuestión que ya hemos planteado muchas veces; hay que definir un aumento de salario a lo menos cada dos o tres años. Nuestra economía permite hacer una proyección para esos períodos y de ese modo evitar que todos los años se repita la misma discusión, que se contamina, y se contamina, desgraciadamente, en perjuicio directo de quienes ganan el salario mínimo.
Tomémoslo como una oportunidad.
Es un tema serio e importante para cientos de miles de familias que viven en nuestro país, que esperan que el Ejecutivo y el Congreso establezcan un sueldo digno. Pero también hay preocupación en los pequeños y medianos emprendedores, quienes no pueden asumir una carga tan importante mes a mes.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Seré muy breve, señor Presidente.
El sueldo mínimo está muy lejos del ingreso medio familiar. El ingreso per cápita de Chile está aún más lejos del ingreso mínimo. Y estas son las causas del malestar, incluso de la rabia, que se expresan en ciertos sectores del país. Ello constituye, sin duda, una de las manifestaciones más concretas de la desigualdad.
La proposición de 205 mil pesos como ingreso mínimo para una familia, considerando el nivel de desarrollo que hay en Chile, es del todo insuficiente.
Lamento que un Gobierno que dice que el país ha crecido tanto económicamente y que presenta una inflación tan baja defienda algunas distorsiones en estos días. El señor Ministro de Hacienda le echa la culpa al aumento en el precio de los plátanos para explicar las últimas cifras registradas en los indicadores económicos.
Lo único cierto es que el debate del ingreso mínimo no es una indexación a lo que pasa en el resto de la economía, como algunos sostienen. No me canso de repetirlo: se ha demostrado que eso no es verdad.
Tampoco me canso de reiterar que en el Gobierno del Presidente Frei Ruiz-Tagle se impulsó un reajuste del sueldo mínimo en porcentajes altísimos. Y ello no generó los impactos que aquí muchos economistas advirtieron. Así lo dijo esa tecnocracia dedicada a sustentar visiones de la macroeconomía, que cree que al aumentar el salario mínimo en niveles mayores la economía se vendrá al suelo. Sin embargo, en los hechos, quedó demostrado que ello no es así.
Señor Presidente, nuestro país necesita el debate que está pendiente.
El pacto político que permitió la transición, al igual que el pacto fiscal que en un tiempo posibilitó el crecimiento, requirió una discusión muy a fondo.
Uno de los componentes básicos de un nuevo pacto de estabilidad para Chile pasa por la valorización del trabajo de las personas, en particular el de aquellos a quienes no se les permite organizarse. Porque los que están ganando el ingreso mínimo habitualmente son los que no tienen derecho a sindicalización. Y si intentan organizarse, los echan, por la precariedad de sus empleos. Con demasiada frecuencia -por lo menos en la Sexta Región, que represento- les dicen: "Si no te gusta, te vas; la puerta es ancha".
En ese sentido, más allá de que el Ejecutivo tendrá que mandarnos otro proyecto para viabilizar el reajuste del sueldo mínimo, espero que se generen las condiciones para un acuerdo plurianual en el aumento del ingreso, en el cual no solo se considere el IPC y la productividad, sino también un factor que se viene discutiendo desde hace más de 15 años, que tiene que ver con redistribución y justicia social.
Eso es lo que no ha habido en este último tiempo.
Urge una reflexión entre todos nosotros: Chile hoy tiene -no solo puede- que incorporar la variable de redistribución al momento de definir los ingresos autónomos mínimos para las personas que entregan su energía al proceso productivo del país.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Hernán Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, seré muy breve y, al mismo tiempo, quizás poco original.
Llevo muchos años participando en este debate y, a mi juicio, los argumentos que habitualmente se entregan son los mismos. Todos sabemos que el sueldo mínimo no es suficiente para vivir; todos quisiéramos que fuera muchísimo mayor; todos sabemos que los Gobiernos tratan de ser especialmente responsables en esta materia; todos sabemos que hay que presionarlos un poquitito para que hagan un esfuerzo mayor, en fin. Los argumentos que aquí damos normalmente se repiten año tras año.
Solo quiero hacerme cargo de una aseveración hecha por el Senador Lagos -por su intermedio, señor Presidente-, quien dijo que lo ocurrido en esta oportunidad estaba para el Libro de los récords Guinness, porque la iniciativa tuvo su tramitación y no pasó nada. Parecía que había salido un guarismo más chico que el que entró...
El señor LAGOS.- ¡Dije que era igual!
El señor LARRAÍN.-¿ o igual.
En realidad, puede tener razón en su afirmación. Sin embargo, quiero expresarle que me ha tocado estar muchos años en la Oposición. Nosotros tenemos más experiencia en esa posición política que quienes hoy se encuentran en ella. Hemos sido opositores a Gobiernos muy distintos a lo largo de varios años, en fin. Y le puedo recordar al señor Senador que existe un "manual de la Oposición", que dice que hay cosas que no se hacen.
Nunca nosotros rechazamos un reajuste del sueldo mínimo, porque -reitero- hay cosas que no se hacen. El monto será muy negativo o insuficiente -y uno siempre queda con ese sabor amargo-, pero es peor lo que está ocurriendo hoy día.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Escalona.


El señor ESCALONA.- Señor Presidente, pido al Ministro Secretario General de la Presidencia que tome nota de que, en un encuentro reciente, realizado en la comuna de Quellón, provincia de Chiloé, el conjunto del movimiento sindical allí reunido acordó solicitar a la autoridad económica del país la regionalización del salario mínimo, en concordancia con lo que han resuelto otros movimientos sociales surgidos en el país en el curso del último tiempo.
No se trata de desconocer, por ejemplo, que esa fue una bandera de lucha muy importante del Movimiento Social por Aysén.
Dadas las características de lejanía geográfica y las condiciones insulares de la provincia de Chiloé, los trabajadores de esa zona acordaron pedirle a la autoridad las modificaciones legales pertinentes con el propósito de que se establezca un salario mínimo de 300 mil pesos.
Todo indica que, en este caso, las cifras son bastante favorables al respaldo de la tesis propuesta, por el elevado precio de los combustibles, que influye tanto en el transporte de carga y de pasajeros dentro de la isla como en el encarecimiento de los alimentos y del abastecimiento de los artículos de construcción y de otros insumos, que llegan a un precio considerablemente mayor.
Hasta ahora la autoridad económica -en este Gobierno y en los de la Concertación- ha mostrado una posición de rechazo a incursionar en una alternativa de esta naturaleza.
Pero entiendo que la evolución del país y las nuevas exigencias que se están colocando al sistema político aconsejarían entrar a estudiar nuevas opciones. Porque no es igual la situación de los trabajadores de menores ingresos a lo largo y ancho del país. La realidad de las familias es claramente distinta.
Además, los costes de transportes se han encarecido enormemente. Ante ello, como todavía estamos a la espera del proyecto de ley espejo del Transantiago, que permitirá entregar un subsidio al transporte de pasajeros, lo que influirá directamente en la tarifa, creo que lo planteado se hace aún más necesario.
Asimismo, quisiera solicitar al señor Ministro Secretario General de la Presidencia, destacado partícipe del Ejecutivo, que el Gobierno se abra a un planteamiento mayor, en lugar de enviar una iniciativa legal que simplemente reitere los 205 mil pesos propuestos hasta ahora. Todo indica que hay conciencia en el país de que tal volumen de ingreso se encuentra por debajo de las exigencias que nuestra sociedad dispone como mínimos civilizatorios para que una familia de menores ingresos pueda vivir con la dignidad que merece.
Señor Presidente, este es un debate que va más allá de los guarismos. No vamos a entrar en la discusión de si las estadísticas del INE son correctas o no.
En el caso de la Región de Los Lagos, que represento, no cabe ninguna duda de que la situación salarial da cuenta de un trabajo precario que afecta decisivamente a sus habitantes. De hecho, se ha producido un retroceso en la capacidad de ingresos de los hogares.
El abuso que se comete contra las normas laborales, la ausencia de estabilidad en el trabajo, la proliferación de ocupación por obra o faena (trabajo a trato) han ido generando un deterioro enorme en las condiciones salariales.
En consecuencia, creo que el Ejecutivo debiese hacer el esfuerzo de enviar una propuesta no que reitere simplemente los 205 mil pesos, sino que tenga la capacidad y apertura suficiente para aumentar tal guarismo, de manera que, con un nuevo proyecto de ley, podamos llegar al acuerdo necesario para mejorar las condiciones de vida de las familias que viven del ingreso que deriva de su esfuerzo laboral cotidiano.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Aburto.


El señor MUÑOZ ABURTO.- Señor Presidente, los trabajadores magallánicos vienen pidiendo desde la década de los ochenta un ingreso mínimo mensual regionalizado. Y lo han hecho durante todo ese tiempo porque en los años setenta el sector privado otorgaba una asignación de zona, lo cual les permitía mejorar sus ingresos para enfrentar el costo de la vida tan alto y diferente que se da en Magallanes con relación al resto del país.
La Central Unitaria de Trabajadores hace una semana fijó como aspiración para dicha Región un salario mínimo mensual de 325 mil pesos. Eso da cuenta de la situación socioeconómica especial de quienes vivimos en Magallanes.
Dentro de los costos que inciden en las difíciles y distintas condiciones de vida que tenemos en comparación con el resto de Chile, se hallan las elevadas tarifas de agua, luz, gas -vale decir, de todos los servicios básicos-, y los altos precios de los alimentos, en especial de verduras.
Por otra parte, debo señalar que algunas de las tantas razones que provocan la obtención de pensiones tan bajas son la precariedad del trabajo y las menguadas remuneraciones. Quienes hoy día cotizan por el ingreso mínimo serán los futuros viejos pobres con que nos encontraremos en 20 o 30 años más. En mi opinión, en la medida que no haya una justa y legítima redistribución y no exista un mejoramiento de los sueldos, las pensiones van a seguir siendo reducidas.
Cuando se analicen las bondades, fortalezas, debilidades y los problemas del sistema de las AFP en el seminario que se desarrollará mañana al efecto en la sede del Congreso en Santiago -desde ya invitamos a todos los señores Senadores-, indudablemente se señalarán dos factores fundamentales que explican las disminuidas pensiones: la precariedad de los empleos y las bajas remuneraciones.
Ojalá que el proyecto que envíe el Ejecutivo contemple un sueldo mínimo superior a 205 mil pesos y tome en consideración todo lo planteado tanto por quien habla como por los otros colegas que me han antecedido en esta materia.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor García-Huidobro.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, en primer lugar, lamento profundamente la situación ocurrida en la Cámara de Diputados -y lo digo públicamente-: parlamentarios de la Alianza no se presentaron a votar la observación formulada por el Presidente de la República. ¡Eso habla muy mal de la política y de la responsabilidad que debemos asumir ante el reajuste de remuneraciones que necesitan los más pobres!
Al respecto, también puedo recordar que, cuando la Concertación tuvo problemas en la Cámara Baja para aprobar el salario mínimo debido a que algunos de sus parlamentarios rechazaban el monto propuesto, fuimos nosotros, siendo Oposición, los que aportamos los votos al Gobierno para que se acogiera la iniciativa pertinente. Porque la UDI en eso ha actuado siempre responsablemente.
Sin embargo, deploro lo que sucedió hoy. La primera responsabilidad de un parlamentario es estar en las sesiones cuando se voten los proyectos. Para eso fue elegido por el pueblo.
En segundo lugar, también lamento que, por irresponsabilidad de algunos, se hayan perdido dos meses con todo lo que se ha tramitado el asunto. Las personas que ganan el sueldo mínimo han dejado de percibir 12 mil pesos mensuales, como bien dijo el Senador Carlos Larraín. Son 24 mil pesos en total. Ello no se recuperará. Son dos meses perdidos.
Por otra parte, quiero valorar lo planteado respecto de las asignaciones familiares, pero también llamar a la reflexión.
Históricamente -estoy hablando de muchos años atrás-, la asignación familiar ha sido un apoyo del Estado a quienes tienen hijos y esposa como cargas.
Yo valoro lo sugerido por el Senador señor Zaldívar durante la discusión de este proyecto. También creo que debemos realizar un esfuerzo adicional para que las familias con más hijos puedan llevar una vida más digna. Ya se hizo un pequeño esfuerzo. Pero, aunque el aumento de 8 por ciento parece importante, en la práctica resulta insuficiente: corresponde a un poco más de 400 pesos, casi medio kilo de pan.
Por eso, señor Presidente, pido que seamos muy responsables con el trabajo que debamos realizar de aquí en adelante. Porque, que yo recuerde, nunca había ocurrido que se rechazara un veto en esta materia. Eso habla muy mal del apoyo que le tenemos que dar a la gente más necesitada.
En todo caso, el costo de lo propuesto no lo paga el Estado -excepto en lo relativo a las asignaciones familiares- ni las grandes empresas, sino las pymes.
El señor LETELIER.- ¡Y la agricultura!
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- También.
Por lo tanto, lamento profundamente lo que ha ocurrido, lo cual nos debe mover a una reflexión. Y reitero mi molestia por la no concurrencia de parlamentarios oficialistas -¡y de mi Partido!- a votar el veto el día de hoy. Es una irresponsabilidad enorme, y espero que la dirección de mi Partido adopte las medidas que correspondan.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, el martes recién pasado sostuvimos una reunión con el Ministro señor Larroulet, oportunidad en la que le planteé nuestras inquietudes respecto del veto. No contaba entonces con una bolita de cristal para anticipar el resultado de lo que iba a pasar hoy. Pero ello es parte del trasfondo de esta discusión.
Anoche en Televisión Nacional el nuevo Director del INE dijo que convocará a una serie de expertos para revisar lo relativo al IPC.
Tal como señaló el señor Ministro el martes en la mañana, el cálculo de dicho indicador puede ser discutible y el error que conlleva puede variar el índice en más o en menos.
Pero, sin lugar a dudas, hay algo claro, que ayer en las noticias se reiteró con mucha fuerza: es necesario revisar tal situación y entregarle al país certeza en cuanto al costo de la vida.
Hombres y mujeres que perciben el salario mínimo ven cada mes que su remuneración no les alcanza para vivir. Por tanto, el monto del ingreso mínimo tiene que estar en sintonía con el incremento del costo de la vida.
Señor Presidente, las reflexiones formuladas en la discusión del salario mínimo en orden a mejorar los montos de las asignaciones familiares -es una propuesta del Senador Zaldívar- y del sueldo mínimo y a ver los indicadores para fijar el estándar o el piso necesario para enfrentar el gasto general mensual de las familias, es algo que debemos repensar.
Obviamente, cuando abordamos tal debate, no podemos dejar de tener presentes a aquellas familias que laboran en condiciones aún más precarias.
En la conversación que sostuvimos en la testera con los Senadores señores Gómez y Pizarro -Vicepresidente y Presidente de la Corporación, respectivamente-, preguntábamos qué pasa con aquellas personas que deben vivir con la remuneración de los programas de emergencia.
En la comuna de Valparaíso, que alberga al Congreso Nacional, algunos hogares subsisten con lo que obtienen por pagos vinculados a programas de emergencia. Y laboran en actividades insertas en una política permanente que se arrastra por más de quince años y que absorbe algo que el municipio ha de hacer por mandato legal: el aseo y el ornato. Y no le estamos proveyendo a la municipalidad de Valparaíso -esto se repite en Concepción, en Talcahuano y en otras partes del país- los recursos suficientes para contratar en forma permanente a sus trabajadores, de modo que cumplan su función legal. Y no les aseguramos el derecho a vacaciones ni a leyes sociales; los sacamos del sistema normal de contrato de trabajo y, por tanto, de la protección de seguridad social.
Entonces, la discusión es mayor aún: el monto del salario mínimo tiene que orientar o nivelar la discusión en nuestro país. Cómo se calcula ese salario y el IPC no es algo menor. Podrá haber distintas miradas y diferentes opiniones, pero lo que se relataba ayer y se veía en Televisión Nacional es que el Director del Instituto Nacional de Estadísticas -hombre serio, conocido y reconocido- convocó a un grupo de expertos para saber qué está pasando en las materias de su responsabilidad.
El IPC es un indicador relevante.
Las familias más sencillas del país estiman que sus remuneraciones no aumentan como lo hace el costo de la vida. Y además nos enfrentamos a situaciones irreales y engañosas respecto de programas de emergencia que se arrastran durante mucho tiempo y que no dan protección suficiente a los trabajadores.
Le expresé al Ministro Larroulet ayer martes en la mañana que insistir con el veto no era sano ni bueno y que había que revisar el monto del salario mínimo. Nunca pensé que ocurriría lo que pasó en la Cámara de Diputados. Y escuché atentamente al Senador señor García-Huidobro cuando explicaba por qué había acontecido eso, y que tendrán que poner orden en sus bancadas. Pero, a mi juicio, más allá de lo que representa ese hecho desde el punto de vista parlamentario, implica una tremenda oportunidad para hacer una revisión del tema y que no vuelva a suceder lo de siempre: el próximo año estaremos nuevamente discutiendo lo mismo -en realidad en unos meses más, porque debemos zanjar el problema- y repetiremos los argumentos.
Señor Presidente, ratifico lo obrado por la Comisión de Hacienda y espero que el Ejecutivo envíe un buen proyecto de ley que recoja nuestras aspiraciones.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, este debate se viene repitiendo año tras año y cada vez hay más parlamentarios que intervenimos y que expresamos nuestro deseo de ponernos de acuerdo, de una vez por todas, respecto de cómo se reajustan las remuneraciones de los trabajadores.
El incremento automático a que siempre hemos aspirado debería considerar los factores de inflación. Pero ahora, aunque hubiésemos alcanzado un acuerdo, no habría podido funcionar el sistema automático, fundamentalmente porque no hay, a ciencia cierta, una cifra que dé garantías respecto del índice del costo de la vida.
Una cosa es lo que diga el INE y otra distinta lo que determina el mercado como pérdida del poder adquisitivo de la canasta básica, que sustenta el hogar de las familias más modestas.
En eso se basa el reajuste del salario mínimo: en la espera de que una canasta familiar pueda ser sostenida.
En la fórmula de reajuste automático, debe considerarse un factor de equidad, de crecimiento, de productividad y de distribución, para que los sectores que menos ganan puedan disminuir la enorme brecha que los separa de los que ganan más y que nos sitúa como el país más desigual en la distribución del ingreso.
Se mencionaba que los efectos de la política de reajustes que hasta ahora hemos aplicado tienen que ver también con la calidad de vida de los pensionados y del monto de las jubilaciones. Porque aquí hay un mercado laboral que, en definitiva, es el espejo de lo que ocurre con los pensionados. Y el desajuste, las irregularidades y la injusticia tienen a miles de jubilados viviendo con rentas de hambre, miserables, que ni siquiera les alcanzan para disfrutar, para alimentarse ni para medicinarse. Entonces, después de haber entregado toda una vida al trabajo, muchos no reúnen una cotización que les asegure una renta digna, porque el sistema está diseñado así: las AFP, la banca y las grandes empresas administran la plata de los trabajadores para fortalecer el mercado de capitales, el cual garantiza el crecimiento pero no buenas pensiones.
Tal vez me van a decir qué tiene que ver eso con el salario mínimo. Mucho. Porque, mientras haya salarios de hambre, vamos a estar empujando a que los trabajadores no coticen, porque cualquier peso les sirve a ellos para lograr un nivel mínimo de alimentación.
Entonces, aquí tenemos un incentivo perverso para mantener más bajas las pensiones y para que cada vez que alguien jubile pase a engrosar las filas de los pobres.
Es una fábrica de pobres lo que diseñamos como salario mínimo y lo que estructuramos como un sistema de previsión social. Este se basó en el supuesto de que los trabajadores que reciben sueldos mínimos tengan contrato desde temprana edad, lo que no es cierto. Y mucho menos cierto es que demuestren regularidad en sus cotizaciones. El 90 por ciento de los afiliados al sistema de AFP no tiene cubierto ni siquiera el diez por ciento de sus cotizaciones.
Por tanto, aquí tenemos una distorsión que nace a partir de lo injusto del mercado laboral, donde los trabajadores no cuentan con derecho a huelga, no hay negociación colectiva y donde existe el multirrut.
La precariedad del empleo es el reflejo, en definitiva, de la sociedad que estamos creando.
Por eso, a mi entender, la insistencia del Gobierno en una pensión y en un sueldo mínimo absolutamente insuficientes horadan cada vez más las bases de una sociedad y crean mucha más inseguridad e infelicidad.
En consecuencia, lo que el Congreso debiera hacer es aprobar el informe de la Comisión de Hacienda que rechaza el reajuste propuesto, por no corresponder a la realidad del país ni satisfacer la exigencia de justicia de los trabajadores.
Voto a favor del informe de la Comisión de Hacienda.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, considero que en este debate, desde su inicio, se ha hecho todo mal. El Gobierno, hace algunos meses, partió con una estrategia mediática, comunicacional, con una cadena nacional de televisión, para informarnos acerca de algunos bonos y del adelantamiento de una discusión que, en tiempos normales, debió haberse hecho con tranquilidad entre junio y julio.
Pero el Ejecutivo tomó otro camino.
Uno, de manera legítima, puede sospechar que eso fue para evitar que los candidatos se pronuncien . Algunos de ellos hablan de todo. Pero poco escuchamos a los candidatos Allamand y Golborne respecto de cuál es el ingreso mínimo que se debiera ofrecer cuando se afirma que el país crece a los niveles que el Gobierno sostiene.
Entonces, tenemos un escenario complejo, donde el Gobierno todos los días intenta compararse con Administraciones anteriores, avalado en cifras, pese a saber que estas no son su fuerte. Por lo menos las relativas a políticas públicas no lo son.
Este es el régimen de las cifras dudosas. Tenemos una CASEN respecto de la cual el país no cree cuántos son los pobres. Se efectuó un censo donde no sabemos cuántos habitantes efectivamente hay en Chile, cuántos se encuestaron y cuántos se estimaron. La cifra de inflación no la creen el mundo popular ni tampoco los bancos. O sea, tenemos hoy un serio problema. Se encuentra afectada la fe pública en el cuentakilómetros del vehículo, en su motor, en la parte esencial. El INE informa respecto del desempleo, pero tampoco creemos en sus números.
Entonces, estamos ante un uso y abuso de los superpoderes de la Carta de 1980 por parte de un Ministro y del Gobierno. El señor Felipe Larraín es el Ministro del veto. Nunca había visto a un Secretario de Estado que usara y abusara de esta herramienta que le da una Constitución deslegitimada.
Por lo tanto, esto que se ha hecho mal, sin que haya habido debate con el mundo laboral ni con la CUT, en un intento de adelantar una discusión que debió realizarse con tranquilidad y calma en junio, hoy día se encuentra en el peor camino. Y esto no lo dice solo la Oposición. Lo han manifestado especialmente los Diputados de la Alianza con la misma claridad que lo estamos planteando hoy.
Francamente, el Gobierno no escucha. Está enamorado de sus cifras, que son dudosas, adulteradas muchas veces, como ha quedado en evidencia, con un INE que no genera confiabilidad y que ha perdido respeto.
Por lo tanto, pido al Ejecutivo más humildad, especialmente en temas tan sensibles como este, que afecta a los trabajadores y a los sectores de menores ingresos.
En la Región de La Araucanía, el Gobierno dice que estamos con pleno empleo, según datos actuales del INE, y que se han reducido drásticamente los planes de empleo.
Hoy día nos estamos dando cuenta de que todo este paraíso -no hablo del de las Islas Vírgenes, sino del paraíso económico que el Ejecutivo ha relatado que tenemos- en verdad no es tal.
Por eso, actualmente, no hay posibilidad de aprobar algo como esto. Lo increíble es que quienes están siguiendo este debate verán que aquí habrá una amplia mayoría para aprobar el informe de la Comisión de Hacienda, que rechaza el reajuste del Gobierno; pero, a pesar de esta inmensa mayoría -seguramente sobrepasará los veinte votos-, el Ejecutivo terminará haciendo lo que quiere. A lo mejor con seis, siete votos, el Gobierno va a imponer su criterio. Eso es lo que no se entiende. Existe una mayoría del país y de los trabajadores; no obstante, al final, en este esquema, el Ministro, el del veto, el señor Larraín, abusa de los superpoderes de la Constitución de 1980, y son los trabajadores los que pierden.
Voto a favor del informe de la Comisión de Hacienda.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba el informe de la Comisión de Hacienda (19 votos a favor, 9 en contra, 3 abstenciones y 2 pareos) y, en consecuencia, queda rechazada la observación del Presidente de la República.
Votaron a favor la señora Rincón y los señores Bianchi, Chahuán, Escalona, Girardi, Gómez, Lagos, Larraín (don Carlos), Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Pizarro, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide, Sabag, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron en contra las señoras Pérez (doña Lily) y Von Baer y los señores García-Huidobro, Kuschel, Larraín (don Hernán), Novoa, Orpis, Pérez Varela y Uriarte.
Se abstuvieron los señores Cantero, Horvath y Prokurica.
No votaron, por estar pareados, los señores Frei (don Eduardo) y Tuma.
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El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- En este momento han llegado a la Mesa el segundo informe de la Comisión de Salud y el informe de la de Hacienda recaídos en el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que crea el Sistema Elige Vivir Sano (boletín Nº 8.749-11).
El señor LARRAÍN.- "En votación".
El señor URIARTE.- Que se apruebe sin discusión.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- ¿Por qué no lo aprobamos?
El señor PIZARRO (Presidente).- Queda para tabla.
Debo recordar que, dentro del espíritu para conformar la tabla de hoy, la idea fue que, si se daba cuenta del informe de la Comisión de Hacienda, el proyecto se analizaría de inmediato, porque además tiene "discusión inmediata".
Solicito el asentimiento de la Sala para tratar la mencionada iniciativa.
El señor NAVARRO.- ¿Y la hora de Incidentes, señor Presidente?
El señor PIZARRO (Presidente).- No se preocupe, señor Senador. Si despachamos el proyecto antes de las 19:30, habrá hora de Incidentes.
¿Habría acuerdo para tratar el proyecto ya individualizado?
Acordado.