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INTRODUCCIÓN DE TELEVISIÓN DIGITAL TERRESTRE


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, lamento que no haya habido unanimidad para modificar la indicación. Más allá de que se pueda tener razón en la enemistad o molestia por ciertas actitudes, creo que el tema amerita que busquemos acuerdos.
Siempre hablamos -ya se ha dicho acá- de que Chile es pluriétnico y multicultural. Pero no logramos avanzar en la materialización de esta realidad. Convivimos con nuestros pueblos originarios, en el norte, en el sur, en el centro, en cada una de nuestras circunscripciones senatoriales. Ese es el contexto de nuestro país. De tal manera que no acoger esta indicación, haciéndole los ajustes que amerite la racionalidad, implica, a mi juicio, desaprovechar una oportunidad.
El Ministro y el Subsecretario señalaron que existen normas que acogen el tema cultural. Pero en la disposición que se leyó no se hace mención expresa a lo que consigna esta indicación: el espacio para las lenguas originarias.
El caso maorí, sin lugar a dudas, constituye un ejemplo que debiéramos seguir, estudiar, copiar. Nueva Zelandia es un país exitoso en lo económico, en lo social, en lo educacional. Lamentablemente, solo lo ocupamos como ejemplo en lo económico y en lo educacional, nunca en el tema que nos ocupa. Y, evidentemente, la cultura maorí ha dado cuenta de su integración y de su rol relevante en el desarrollo de ese país.
Tenemos que generar un espacio de integración real y verdadera, y eso se produce con cambios culturales. Las enmiendas a la ley del tabaco, la ley de tolerancia cero en materia de alcohol han supuesto un cambio de conducta a través de normas positivas. Esta indicación busca precisamente lo mismo: una modificación en la conducta mediante norma positiva. Y si parece excesiva -puede ser absolutamente atendible-, busquémosle un ajuste. Si se estima que no debiera ir en esta parte del texto, incorporémosla en la que el Subsecretario o el Ministro han indicado con una mención expresa a las lenguas originarias. Pero no dejemos pasar la oportunidad de hacer una transformación a través del mandato expreso de una norma.
Señalo lo anterior porque lo cierto es que culturas como la kawashkar han dejado o están dejando de existir -los Senadores Bianchi o Muñoz Aburto nos podrían relatar con mayor propiedad esta situación- porque no hemos velado para darles un resguardo adecuado. Y estimo que el país entero se enriquece si otorgamos espacios o cuidamos un patrimonio que es de toda la nación.
Señor Presidente, recoger lo que hemos escuchado de sus autores y también del Ejecutivo nos permitiría reubicar la indicación, acortar probablemente el tiempo, pero rescatando lo que ella persigue.