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EVENTUAL COLUSIÓN DE DISTRIBUIDORES DE COMBUSTIBLES EN FIJACIÓN DE PRECIOS


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, estimados colegas, la citación a esta sesión especial señala que tiene por objeto "abordar la eventual colusión de las empresas distribuidoras de combustibles en lo que a fijación de precios se refiere, que se expresa en alzas y rebajas ocurridas simultáneamente en estaciones de diversas empresas, en distintas regiones del país".
Después de escuchar a un colega que me antecedió, dan ganas de invitarlo a "vitrinear" no a Lo Valledor, como hace el Ministro de Agricultura, sino a las distintas bombas de bencina, para ver que eso ocurre. Porque, tal como decía el Senador Bianchi, hay lugares donde los precios están altos.
Efectivamente, esta es una situación conocida por todos y por todas. Para probarlo, basta mencionar la denuncia hecha hace algunos meses por la Agrupación Maipo Contigo, que presentó ante la Fiscalía Nacional Económica una solicitud de investigación con respecto a la posible colusión de precios de las bencineras en la comuna de Buin, ya que hasta la fecha todos los centros de servicios exhiben precios totalmente similares, sin posibilidad de opción por parte de los usuarios.
El tema del precio de los combustibles ha venido cruzando la discusión de la agenda pública de Chile desde hace varios años. En general, me parece que los problemas que tenemos en esta materia son conocidos por todas y por todos: no somos un gran productor de petróleo, a diferencia de algunos de nuestros amigos latinoamericanos, como Venezuela o Argentina; importamos un porcentaje relevante de la cantidad de crudo que necesitamos para subsistir, y, a pesar de eso, el combustible, su almacenamiento y su distribución están en manos de empresas privadas. Y cuando digo "empresas privadas", en plural, desgraciadamente estoy hablando de tres o cuatro empresas, que representan casi el 100 por ciento del mercado. Nosotros hemos pasado a ser conocidos como "el país de los tres": en todo, siempre hay tres.
Frente a esta realidad, en un mercado tan concentrado y con particularidades tan propias del negocio petrolero, ¿en dónde participa el Estado? La respuesta es clara y debería llamarnos a reflexión: el Estado participa en este mercado solo a través de ENAP, en la importación y la refinación del crudo, pero no puede intervenir en la distribución, lo cual deja en pésimas condiciones para competir con sus pares a cualquier empresa del siglo XXI, por la necesaria integración vertical que requiere este negocio.
Hace un par de meses fui invitada por el Sindicato de Trabajadores de ENAP a su planta de Concón. En dicha reunión, ellos me señalaron la dura situación por la que atraviesa la empresa en lo económico y cómo durante estos años nuestros gobiernos han sido incapaces de generar políticas públicas eficaces y eficientes para evitar que nos veamos envueltos en la fluctuación del precio del petróleo.
Estos dirigentes me manifestaron su preocupación por la realidad de esta industria -vuelvo a repetir-, única herramienta con que cuenta el Estado para intervenir en el negocio del petróleo en Chile.
No quiero entrar, señor Presidente, en el manejo de ENAP. La verdad es que hay profundas y variadas explicaciones sobre el particular.
En el fondo, la única herramienta con la cual cuenta el Estado para intervenir y participar en el negocio de los combustibles es una empresa que fue creada en los años cincuenta, que no ha experimentado grandes modificaciones en su estructura orgánica y que, además, debe cargar sobre sus hombros con una serie de subsidios indirectos que debieran salir del Presupuesto de la nación y no del de ENAP, como ocurre hoy día.
Ello hace que hoy esa empresa tenga más de 4.500 millones de dólares en deudas y que, debido a los problemas del mercado de la refinación del petróleo y a los bajos márgenes de ganancia, se encuentre en una situación muy complicada, lo que nos obliga a buscar fórmulas de entendimiento para reestructurarla y dotarla de un gobierno corporativo eficiente.
Lo que se echa de menos, señor Presidente, es una mirada de largo plazo en materia de combustibles. Hoy, el precio de la gasolina de 95 octanos está en 830 pesos, casi al mismo valor que en países europeos con ingresos per cápita muy superiores a los nuestros.
Durante los gobiernos de la Concertación se creó el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles Derivados de Petróleo (FEPCO). Una vez que la Derecha asumió el Gobierno, y a pesar de las recomendaciones formuladas por el ex Presidente Frei y por mi colega Escalona, quienes hicieron ver la inconveniencia de cambiar el sistema de estabilización de precios de un elemento tan de primera necesidad para nuestra población como el petróleo, y de lo que yo misma señalé en las Comisiones unidas de Minería y de Hacienda, así como en la Sala del Senado, no fuimos escuchados.
El actual Gobierno insistió en un proyecto que cambiaba el Fondo anterior y que creaba el nuevo Sistema de Protección al Contribuyente del Impuesto Específico a los Combustibles (SIPCO), el cual, de acuerdo a lo que han dicho los analistas, no ha cumplido su rol. Incluso, tuvimos que aprobar en su momento una ley express para adelantar su entrada en vigencia. Me opuse a la reformulación votando en contra y me abstuve en el segundo caso.
Señor Presidente, estimados colegas, estoy convencida de que tenemos que realizar un estudio a fondo sobre cómo enfrentar el tema de los impuestos específicos, y en especial el de los combustibles. Creo que en esta materia debemos alcanzar tres objetivos -mañana haré pública esta propuesta, pero la adelanto-: estabilizar fluctuaciones de precios de corto plazo, reflejar los costos ambientales y de salud y promover la eficiencia energética.
El precio de los combustibles ha seguido subiendo día a día, y lo que vemos es un Ejecutivo sin claridad respecto de lo que se debe hacer y un importante número de dirigentes de uno de los partidos que lo respaldan exigiendo que se elimine el impuesto a los combustibles, pero sin señalar cuáles son las medidas que se proponen para recuperar los recursos que se irían por la rebaja de este tributo.
Señor Presidente, antes de terminar, estimo fundamental formular tres preguntas al señor Ministro de Energía, a quien no conocía hasta el día de hoy.
Primero, qué se hará con ENAP: ¿El Gobierno ha estudiado darle un rol distinto o agregarle uno más?
Segundo, ¿qué se efectuará en materia de precios y colusiones? ¿O no queremos tocar ciertos intereses y, por eso, dejamos pasar este tema?
Y, tercero, ¿qué sucederá con la renacionalización de Repsol en Argentina y qué efectos tendrá en Chile la pérdida que -según algunos- puede superar los 48 millones de dólares?
Gracias, señor Presidente.