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SITUACIÓN DE RECURSOS PREVISIONALES, CONCENTRACIÓN DE MERCADO DE ADMINISTRADORAS DE FONDOS DE PENSIONES Y GANANCIAS DE INDUSTRIA


El señor LETELIER (Vicepresidente).- La presente sesión especial ha sido citada a petición de los Comités Demócrata Cristiano, Socialista, Partido Por la Democracia y Radical Social Demócrata.
La finalidad es analizar y evaluar la grave situación que afecta a los fondos de pensiones de los trabajadores, la alta concentración del mercado de las administradoras de fondos de pensiones y las excesivas ganancias de estas, no obstante la fuerte reducción de los recursos a su cargo.
Han sido invitados la señora Ministra del Trabajo y Previsión Social, el señor Ministro de Hacienda, la señora Superintendenta de Pensiones y la señora Superintendenta de Seguridad Social.
Bienvenidos quienes han aceptado asistir.
Si le parece a la Sala, se autorizará el ingreso del Subsecretario de Previsión Social, señor Augusto Iglesias.
--Así se acuerda.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Deseo informar también sobre la distribución de los tiempos.
Como es una sesión especial, la asignación se hará proporcionalmente, de acuerdo con el criterio que se aplica en la hora de Incidentes. La Democracia Cristiana dispondrá de 22 minutos; Renovación Nacional, de 19; Unión Demócrata Independiente, de 19; Partido Socialista, de 12; Partido Por la Democracia, de 10; Comité Independientes, de 5; Partido Radical Social Demócrata, de 3, y Movimiento Amplio Social, de 3.
Los Ministros podrán intervenir por 30 minutos.
Tiene la palabra la señora Ministra.

La señora MATTHEI (Ministra del Trabajo y Previsión Social).- Señor Presidente, la presentación que haré se encuentra también en los computadores personales de los señores Senadores.
En primer lugar, deseo referirme al tema de la rentabilidad y crisis financieras.
Lo primero que debemos entender es que los fondos de pensiones acumulan en este momento 140 mil millones de dólares, esto es, más o menos el 70 por ciento del producto interno bruto. Por lo tanto, es absolutamente imposible tener toda esa cantidad de dinero invertida solo en Chile.
Pero el hecho de no apostar a un solo país, a un solo instrumento, a un solo emisor, por el riesgo que eso conlleva, también significa, necesariamente, que tenemos que diversificar los fondos de pensiones en distintos países, en distintos instrumentos, en distintos emisores, de tal manera que si algo se nos cae lo otro lo sostenga.
El problema es que, cuando se registra una crisis financiera global, la rentabilidad de las inversiones se ve temporalmente afectada, pero en forma pareja.
En el gráfico se observa que, en épocas de dificultades, bajan todos los fondos de pensiones -son cifras de los años 2008 y 2009-, y cómo después se recuperan. Ello dice relación con recursos previsionales de Europa, de Estados Unidos, de Asia, de África, de todas partes. En realidad, nadie se puede escapar. Cuando las rentabilidades son negativas por una crisis financiera internacional, nadie se salva. Y ningún fondo -cuando es suficientemente grande- se puede aislar del problema mundial.
¿Qué pasa con el Fondo A, que es el más riesgoso? Se puede observar que cayó un 40 por ciento en 2008. Sin embargo, en el año siguiente la rentabilidad fue de 43 por ciento. Y después fue cercana al 10 por ciento.
El Fondo B, que es un poco menos riesgoso, cayó en 30 por ciento ese año, cuando se registró una crisis enorme. Pero al año siguiente rebotó en un 33 por ciento.
El Fondo C cayó menos, pero también subió menos.
Y el Fondo E siempre ha tenido una rentabilidad positiva -hubo una salvedad cuando resultó levemente negativa-, pero muy baja.
Entonces, lo peor que puede hacer una persona, cuando se ha caído en un 40 por ciento, es salirse y cambiarse, porque, cuando se verifique el rebote, este va a ser pequeñito. En cambio, si hubiera aguantado, habría sido favorecida por un tremendo rebote y recuperado todo lo perdido.
En este gráfico se aprecia la evolución de los fondos de pensiones, en pesos y en dólares, observándose una tremenda caída. Sin embargo, cuando se traza una línea de más largo plazo, se advierte que los fondos siguen ganando, en realidad. Y no se puede decir que aquí se perdió y nunca más se recuperó, porque los ciclos económicos son así. El crecimiento del mundo nunca es parejo. Y las caídas y recuperaciones son, desgraciadamente, parte de la vida económica, no solo de Chile, sino también de todo el mundo.
Incluso cuando se considera un plazo relativamente corto, como desde el año 2002 a 2011, siempre sucede que los fondos más riesgosos -es decir, el A y el B- alcanzan mucha mayor rentabilidad que el Fondo E, que casi no presenta riesgo.
En otras palabras, para una persona que dispone de tiempo en el cual recuperarse vale la pena estar en los fondos más riesgosos, porque siempre rentan más en el largo plazo. Y una mayor renta durante la vida activa se transforma normalmente en una pensión muy superior.
Aquí se grafica lo mismo, pero en barras, desde el año 2002 a 2011. Se incluyen los cinco fondos.
El C es hoy día el fondo que existía antes de los multifondos.
Puede observarse que, cuando no se incluyen las dos tremendas recesiones sufridas los años 2008 y 2011, la rentabilidad ha sido muy alta.
Este cuadro muestra qué ha pasado con los fondos en distintos períodos.
Por ejemplo, si se toma solamente un mes, diciembre de 2011, el Fondo A registra una rentabilidad de 0,64 -muy poca-, y el E, de 0,76. O sea, el más conservador obtuvo una mayor rentabilidad. Claro, porque no cayó.
Si se consideran los últimos doce meses, se advierte que la rentabilidad del Fondo A, que es riesgoso, ha caído un 11 por ciento, y la del B, un 7 por ciento, en tanto que la del E, en cambio, ha subido un 4 por ciento.
Pero si se empiezan a tener presentes períodos más largos, de 36 meses o del año 2002 a 2011, que es como se deben juzgar las cosas, efectivamente se da que, mientras más riesgo, mayor rentabilidad.
Ahora, los fondos existen porque las preocupaciones, los afanes y las preferencias de las personas son distintos.
Se puede no decir nada al afiliarse, caso en el cual decide el sistema. Si se elige, las mujeres, hasta los 50 años, y los hombres, hasta los 55 -es decir, diez años antes de poder pensionarse-, pueden estar en cualquier fondo. Pero, cuando faltan menos de diez años para pensionarse, se prohíbe estar en el Fondo A. Este ya no se puede escoger.
Si, en cambio, la persona no expresa ninguna preferencia, entonces el sistema la manda, hasta los 35 años, al Fondo B. ¿Por qué? Porque cuando se tiene de 20 a 35 años y sobreviene una recesión, hay mucho tiempo para recuperarse.
De los 36 a los 50 o 55 años, según se trate de un hombre o una mujer, mandan al Fondo C.
Y desde los 51 o 56 años, mandan al Fondo D.
Entonces, en los fondos más riesgosos están, en general, los afiliados más jóvenes y, también, los de mayores ingresos, que se preocupan más de lo que pasa con su dinero.
Los Fondos de menor riesgo -es decir, el D y el E- concentran a los cotizantes próximos a jubilar y a los que ya lo hicieron.
Cabe mencionar que los pensionados pueden escoger una modalidad que los proteja totalmente del riesgo de inversiones: la renta vitalicia, o ingresar a los Fondos D y E, que los resguardan muy fuertemente. A modo de ejemplo, debo señalar que el mal resultado de los fondos riesgosos el año 2011 no afectó a las pensiones, porque los dineros de los jubilados estaban en el Fondo D o en el E, los que prácticamente no experimentaron caídas.
En el cuadro siguiente observamos en qué fondo se encuentra la gente.
En el Fondo A, que es el más riesgoso, se hallan en general las personas que perciben una remuneración de 733 mil pesos y tienen una edad de 34 años, en promedio. Esto significa que el 18 por ciento de los recursos están en el Fondo A, donde hay 926 mil cotizantes.
En cambio, en el D, que presenta muy poco riesgo, la edad es de 56 años y la remuneración, de 519 mil pesos -es más baja-, en promedio. Ahí se concentran casi el 15 por ciento de los activos y 248 mil cotizantes.
Ahora bien, lo que sucede en el Fondo E, que es el menos riesgoso de todos, es bien curioso. Como ustedes pueden apreciar, a medida que va disminuyendo el riesgo va subiendo la pensión, excepto en el Fondo E.
Lo que ocurre ahí, donde baja la pensión y disminuye la edad de 56 a 45 años, en promedio, es que mucha gente joven que sigue lo que pasa con los mercados internacionales, al ver que estos empiezan a caer se cambia inmediatamente del Fondo A al E. Pero es superimportante saber en qué minuto hacerlo. Si alguien se traslada cuando tiene la impresión de que pueden caer, le va muy bien. Si lo hace cuando ya cayeron 40 por ciento, resulta un muy mal negocio.
Por eso, hay que estar un poco pendiente. Y como no todo el mundo lo hace ni entiende de esto, el sistema le asigna un fondo a la gente de manera automática. Pero -como expresé- hay personas que siguen los mercados internacionales.
Esta imagen grafica un punto superinteresante.
Todo el mundo cree que las pensiones cayeron fuertemente por una baja en las rentabilidades. Y no es así.
Nosotros hicimos lo siguiente.
Tomamos el caso de dos trabajadores que el año 2010 contaban exactamente con los mismos ahorros. Uno tenía 65 años de edad, se jubiló en noviembre del 2010 y obtuvo una pensión de 11,91 UF. Y nótese que el otro señor, que no cotizó ni un día más -es decir, ambos se hallaban en igual situación- pero tenía 64 años, se jubiló un año después y obtuvo una pensión de 11,96 UF. O sea, un poquito más alta, no más baja, que la de la otra persona.
En definitiva, lo que deseo señalar es que la inmensa mayoría de la gente que estaba en los Fondos D y E no perdió al momento de jubilar, porque en esos casos la rentabilidad prácticamente no ha sido negativa o lo ha sido muy poco. Y como subió un poquito la tasa de interés que dan las rentas vitalicias, la verdad es que ahí no se produjo un problema.
¿En qué situación pudo haberse generado un inconveniente? En la de alguien pronto a pensionarse que decidió permanecer en un fondo riesgoso, el B, por ejemplo, porque es posible que sus ahorros cayeran en 10 por ciento.
A eso me referí la semana pasada. Dije que, en el caso de que una persona esté en un fondo riesgoso -es una alternativa escogida por ella, porque el sistema la manda en forma automática a donde prácticamente no corra riesgo- y deba pensionarse, quizás lo mejor es que permanezca durante uno o dos años en la modalidad de retiro programado hasta que el fondo se recupere, porque lo hará una vez que termine la crisis.
Por lo tanto, la afirmación de que todo el mundo ha perdido como loco en este último año no es cierta, pues la gente en edad de jubilar generalmente se encuentra en fondos muy poco riesgosos. Y así construimos el sistema de multifondos hace varios años, en el 2002, creo que con Nicolás Eyzaguirre. No lo recuerdo bien.
Quiero contarles que hemos puesto un video en la página web de la Subsecretaría de Previsión Social para que la gente comprenda la diferencia entre una renta vitalicia y un retiro programado.
Eso es lo que muchas personas ven y no entienden.
Sucede que en reiteradas oportunidades se opta por el retiro programado porque muchas veces el primer año su pensión es un poco superior. Pero la verdad es que para la inmensa mayoría de las personas la opción lógica es contratar una renta vitalicia en una compañía de seguros, que consiste en que el afiliado -él o ella- recibe de por vida, y después de que muere, su cónyuge, una pensión estable en UF, la cual se reajusta mes a mes de acuerdo con la variación que experimenta esa unidad. Y aquella no varía nunca más.
En cambio, miren en el gráfico lo que pasa con el retiro programado. Numerosa gente no tiene idea de que ello ocurre. Y cuando fui Diputada y después Senadora, señalé en diversas oportunidades que esto había que explicarlo mucho más a las personas.
El retiro programado es al final como una ruleta -no diré rusa porque no tiene balas-: sube y baja, y a medida que pasa el tiempo sigue bajando, mientras más viva la persona.
Por lo tanto, es preciso explicitar esto en forma muy clara: si la gente quiere estabilidad, debe escoger una renta vitalicia. Como señalé, hemos subido un video donde esta materia se expone con total y absoluta claridad.
Lo anterior generalmente no se ha dicho, y forma parte de la educación que, a mi juicio, debe entregarse a los afiliados.
Bastante gente se queja por ello.
Por otro lado, conviene precisar que las reducciones no se producen comúnmente por una baja en los mercados financieros, sino más bien por el modo de cálculo de las tasas de interés futuras. Es decir, ello no obedece a la crisis financiera internacional, sino a la manera en que se calcula el retiro programado, de acuerdo a la ley.
Ahora bien, muchos dicen que las personas del sistema antiguo perciben pensiones bastante mejores que las del nuevo.
Al respecto, quiero señalar lo siguiente: si uno mira el Aporte Previsional Solidario, verá que se dan 525 mil jubilaciones correspondientes al Instituto de Previsión Social, y 737 mil, a las administradoras de fondos de pensiones. O sea, se otorgan más pensiones en las AFP que en el IPS. Sin embargo, al observar donde se entregan los APS, se constata que la mayoría -50 por ciento al menos- va al sistema antiguo, no al nuevo. Vale decir, este último da mejores jubilaciones, en promedio.
Noten ustedes: de los 419 mil APS que se entregan a las peores pensiones, 281 mil se dirigen al antiguo régimen previsional, que registra menos jubilaciones que el nuevo.
Lo que sucede es que muchas veces se comparan las pensiones de los funcionarios públicos que se quedaron en el antiguo sistema con las de aquellos que ingresaron al nuevo. Y, en verdad, eso es bastante poco equitativo, porque recordemos que el año 1991 se dictó una ley especial para mejorar las pensiones de aquellos que permanecieron en el régimen antiguo. Esto fue muy injusto: el daño previsional afectaba a todos los trabajadores, pues a todos se les cotizaba por la tercera parte del sueldo. Sin embargo, el arreglo solo benefició a algunos, a los que se quedaron en el sistema anterior, y no se quiso extender a los que ingresaron al nuevo.
Además, les quiero manifestar que cuando se comparan las pensiones de los profesores, se observa que aquello es bastante raro, porque fíjense que la tasa de cotización en las AFP es de 13,85 por ciento. En cambio, en EMPART es de 20,7; en CANAEMPU, de 18,6; en la Caja Bancaria, de 23,2, y en el Servicio de Seguro Social, de 18,8 por ciento. O sea, estamos comparando pensiones en que se impuso 13,8 por ciento con las de la Caja de Empleados Públicos donde se cotizó 18,6 por ciento.
¿Qué pasaría si una AFP tuviera la tasa del Servicio de Seguro Social (18,8 por ciento), de la CANAEMPU (18,6 por ciento) o de la Caja Bancaria (23,2 por ciento), y cotizara por esos porcentajes?
¡Perdón! Las pensiones serían, con una densidad de 80 por ciento en el período, entre 70 y 156 por ciento de la renta; o, en caso de haber impuesto 60 por ciento, entre 51 y 118 por ciento.
La verdad es que estamos comparando peras con manzanas: un sistema donde se cotiza 13,8 por ciento versus otro en que ello alcanza a 20 por ciento.
Si estuviéramos dispuestos a cotizar en las AFP lo mismo que se impone en el antiguo sistema, hoy día no tendríamos problemas en las pensiones.
¿Qué pasa con el costo de las comisiones en el sistema de las AFP? Aquí, claramente, ha faltado decirle al público lo que le conviene, y en castellano.
Cuando se realizó la reforma previsional en el Gobierno de la ex Presidenta Bachelet, estuvimos de acuerdo en introducir una manera para que pudieran ingresar nuevas AFP al mercado a fin de aumentar la competencia. Ello, por la vía de licitarla a la que ofrezca menores comisiones, en donde entran automáticamente todos quienes se incorporan a la fuerza de trabajo.
Entonces, como se muestra en este gráfico, la AFP Modelo, que es nueva y ganó la licitación, para un ingreso mínimo cobra una comisión anual de 24 mil 900 pesos. ¡En cambio, la AFP PlanVital cobra 51 mil pesos! Y la gente no lo sabe. Ha faltado decirlo en castellano, en público: "No se vaya a la AFP más cara". Y PlanVital, claramente, lo es. Habitat, por su parte, en vez de 24 mil pesos cobra 29 mil, pero no 51 mil pesos.
En la medida que nosotros promovamos la competencia y le digamos a la gente que no le conviene estar en las AFP más caras, forzaremos a que las comisiones bajen. En mi opinión, esto tenemos que hacer como autoridad: promover la competencia.
Fíjense que si alguien tiene renta tope, la AFP más barata le cobra 205 mil pesos al año, y la más cara 426 mil. ¡Casi medio millón de pesos en el mismo período!
Esto es muy raro. Recuerdo cómo se pelea en el Senado por conseguir 1 por ciento más de reajuste para el salario mínimo o para las remuneraciones del sector público. Pero en este caso tenemos más de 1 por ciento de diferencia que afecta directamente al sueldo, y las personas lo desconocen.
Quiero señalar muy claramente que estamos lanzando una campaña para que no se confundan peras con manzanas.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Señora Ministra, le informo que lleva 22 minutos exponiendo, y le restan 8.
Tiene el derecho a usar de la manera que guste los 30 minutos que se le asignaron.
La señora MATTHEI (Ministra del Trabajo y Previsión Social).- Como decía, es necesario difundir esta información, con nombre y apellido. Aquí, hay que impulsar que la competencia funcione.
En la imagen superior encontramos los mismos datos de las comisiones expresados en un gráfico de barras. Pueden ver que las más elevadas superan el doble que las más baratas, de acuerdo a la renta.
En resumen:
En materia de comisiones y de rentabilidad, es preciso promover una competencia fuerte.
En materia de pensionados, no es cierto que estos se encuentren tan afectados; sin embargo, la gente tiene que saber escoger entre renta vitalicia y retiro programado. Hemos subido videos explicativos (así lo hicimos en la página web de la Superintendencia de AFP); no obstante, creo que falta un mayor conocimiento de este sistema, que es un poco complejo, pero que al final da resultados infinitamente mejores.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Muchas gracias, señora Ministra.
Ofrezco la palabra.
En el turno del Comité Demócrata Cristiano, que dispone de 22 minutos, tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
Si los Comités quieren distribuir los tiempos de otra forma, les pido que hagan llegar la información a la Mesa.


El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, estimados colegas, pido excusas por mi voz un poco dificultosa.
Realizamos este debate porque hay gran preocupación en el país, específicamente en algunos sectores, respecto del tema previsional, aunque una mayoría no asume aún que este tiene que ver con el monto de las pensiones -como ha dicho la propia Ministra-, la fuerte desigualdad que vivimos y también -seamos claros- con la libertad de prensa, el prestigio de la política, el control de la economía y los valores que dan sustento a una vida civilizada, sobre todo si consideramos que se hallan en juego los momentos más difíciles de un ser humano.
No es ahora la ocasión de resolver los asuntos de principios involucrados -que hemos discutido durante muchos años-, o de analizar si corresponde tratar lo relativo a la previsión como una industria más -así lo hacen algunos partidarios del sistema actual-, o en cuanto expresión de seguridad que busca proteger integral y universalmente al trabajador, lo cual lleva, de por sí, a una mayor y una mejor distribución del ingreso.
La dramática llamada de auxilio de los pensionados actuales y futuros, que todos conocemos, ha sido escuchada en esta Corporación. Por ello, en sesión del 4 de enero aprobamos dos proyectos de acuerdo muy relevantes: uno destinado a solicitarle al Gobierno dar una opción a los antiguos empleados públicos para volver al ex INP, y otro para crear una Comisión Especial del Senado a fin de estudiar reformas al sistema de AFP. En esta instancia podremos analizar con tranquilidad las diferentes visiones sobre la materia.
Confío en que el apoyo de algunos Senadores de las bancas de la Derecha -como ya lo hicieron con ese proyecto- nos permitirá solucionar el daño previsional de los funcionarios públicos y de diversos sectores del Estado. Y también les vamos a pedir que nos ayuden a plantearle este punto al Presidente de la República.
Más allá de la propaganda difundida por todos los medios al servicio de las AFP, de la cual somos todos conscientes, podemos coincidir en lo siguiente:
1.- Las pensiones que entrega el sistema de AFP son mayoritariamente inferiores al 30 por ciento de la última remuneración de los trabajadores.
En las casi 900 mil que se pagan actualmente, el promedio alcanza a 176 mil 456 pesos mensuales. De estas, 500 mil promedian 126 mil 416 pesos mensuales, y 400 mil, 217 mil pesos mensuales. En tanto que la remuneración promedio de los afiliados es cercana a los 510 mil pesos mensuales. Así lo publica la Superintendencia de Pensiones.
Por eso, cuando se le ha dicho a la gente durante tantos años "Que se va a jubilar con una pensión equivalente al 70 por ciento más o menos de su sueldo en actividad y no se le cumple;
"Cuando resulta que los descuentos soportados por el trabajador en su remuneración durante la vida laboral activa son simplemente una exacción y no un ahorro;
"Cuando el sueño de una vejez digna no se convierte en ello, la previsión social se convierte en un gigantesco engaño".
Así lo escribió en su momento José Piñera, en la página 6 de su libro El cascabel al gato. Y es verdad, lo diga José Piñera o uno de los principales críticos del sistema, como mi amigo y camarada don Ricardo Hormazábal, quien publicó un libro sobre las AFP que tuve el honor de presentar hace un tiempo.
2.- Los fondos de pensiones tienen pérdidas cuantiosas ya innegables, a pesar de las distintas cifras que se dan en esta materia.
Me gustaría saber las razones de la Superintendencia para cambiar la forma de entregar los datos, ya que hasta octubre de 2011 se daban de manera sistemática en dólares de Estados Unidos, y a partir de noviembre del mismo año las cifras se expresan en pesos, lo que hace un poco más árido seguir el hilo de la evolución de los fondos. Pero se puede hacer.
Para los efectos de esta exposición, he mantenido el dólar como referencia, por lo que el valor de los fondos de pensiones, a diciembre de 2011, alcanzó unos 138 mil millones de esa moneda, monto relativamente coincidente con el mencionado por la señora Ministra. La Superintendencia anota una variación real negativa con el año 2010 cercana a los 4 mil millones de dólares. Como las cifras van y vienen en estas discusiones, ¿es, para equivalencia de datos, prácticamente lo que se requiere, según estimaciones del Gobierno, gastar en educación y responder a las necesidades del país?
Pero la cifra es más negativa si se considera que al 30 de abril del año pasado los fondos acumulaban 157 mil 227 millones de dólares.
¿Es primera vez que ocurre? No. Y lo sabemos. Sucedió el año 2008. Tenemos la información a mano. Por razones de tiempo, la voy a omitir, pero, posteriormente será entregada a cada Senador.
50 mil millones de dólares de pérdidas
Cuando con algunos colegas hicimos estas denuncias, pocos nos creyeron, y menos aún fueron informados de esta catástrofe. Los dueños de las AFP declaran que ya recuperaron las pérdidas. En la presentación de la señora Ministra, efectivamente hay una curva que significa que de repente se gana, después se pierde y luego se vuelve a ganar. El drama es que a veces alguien puede morir cuando está abajo. Ahí nos enfrentamos a una situación difícil.
Todos sabemos que hay diferentes maneras de evaluar el valor ético del actual modelo. Los que siguen obteniendo ganancias, sin embargo, son los dueños de las AFP, así como también -y hemos controvertido durante muchos años este tipo de beneficios- los de los bancos, de las isapres, de las compañías de seguros y de las financieras.
Hemos propuesto que las comisiones se puedan cobrar solo de las ganancias, pero aún no hemos encontrado la acogida necesaria. En la mañana de hoy, un experto en la materia me señaló, como aporte, que el promedio de lo que se queda una AFP, como parte de sus comisiones, es prácticamente el 10 por ciento.
Yo reconozco el esfuerzo de la señora Ministra cuando dice: "Hagamos competir el mercado". Sin embargo, a veces el mercado no da solución completa.
Las AFP aducen que el sistema es fuerte, no como el europeo. Es verdad que en Europa hay una crisis causada por los grandes especuladores financieros y no por las pensiones de los trabajadores. Por cierto, el factor demográfico incide, pero las respuestas debatidas democráticamente mantienen el carácter propio de la seguridad social. Se extiende la edad un par de años, pero se mantiene el aporte patronal, del Estado y los trabajadores y una visión más solidaria.
Como veo que ya me queda poco tiempo, anuncio a la Mesa que el Partido Socialista ha cedido a la Democracia Cristiana 5 minutos de los que le corresponden.
La señora ALLENDE.- ¡No es así!
El señor LARRAÍN.- ¡Pónganse de acuerdo!
El señor RUIZ-ESQUIDE.- ¿No?
Lo lamento mucho. Entonces, retiro lo dicho. El Senador señor Escalona me lo había señalado ayer. Yo no lo he inventado.
El señor GÓMEZ.- ¡Pero eso fue ayer!
El señor PIZARRO.- ¡No pierda más tiempo, señor Senador! ¡Siga hablando!
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Está bien. No importa.
Voy a terminar indicando los cambios que en nuestra opinión se podrían hacer:
1.- Reparar el daño previsional que afecta a los servidores públicos más antiguos.
Aquí se ha comprobado que el viejo dicho sobre "pan para hoy y hambre para mañana" se está dando en muchos sectores de nuestro país.
Debemos dar una solución a esos servidores. Primero, porque es justo; segundo, porque ya lo hicimos con una parte de ellos a través de la ley N° 19.200, de 1993, y tercero, porque el gasto del Estado puede ser claramente compensado con los fondos que estos trabajadores tienen en las AFP.
Cuando se critica el régimen de reparto, se olvida que el señor José Piñera declaró que él lo había solucionado con el decreto ley N° 2.448, de 1979.
Algunos pensamos que aquella fue una de las razones de nuestra derrota, pues no pudimos hacer las cosas como hubiésemos querido, teniendo en cuenta que, en verdad, nunca tuvimos una mayoría suficiente en el Senado como para poder actuar.
Lo hemos dicho con extraordinaria franqueza.
¿No es más relevante considerar que cuando se ha sido opositor y se logra ganar democráticamente el Gobierno es la oportunidad para hacer lo que otros no hicimos?
Esa es nuestra respuesta clara y sincera.
2.- Rebajar la exigencia del 70 por ciento de las remuneraciones de los últimos 10 años para poder jubilar anticipadamente.
3.- Crear una AFP estatal. No del BancoEstado, sino del Estado.
El señor BIANCHI.- ¡Eso está en un proyecto de ley de mi autoría!
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Que quede constancia, entonces, para la historia fidedigna de la ley, que ya lo hizo el Senador Bianchi.
4.- Que las AFP indemnicen a los afiliados por las pérdidas sufridas.
Tenemos muchas otras propuestas, señor Presidente, que hemos hecho antes y que, perfeccionadas, pondremos a disposición de la Comisión Especial que el Senado ha decidido crear, como una forma adecuada, razonable y justa para enfrentar y resolver estos problemas. Nosotros y nuestros asesores -que hoy son parte del trabajo de esta Corporación- pondremos todo nuestro esfuerzo y conocimiento para que así sea. Por ahora, solo queremos remarcar la urgencia de legislar sobre esta materia.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Rossi, a quien el Comité Radical Socialdemócrata le ha concedido sus 3 minutos, motivo por el cual puede intervenir hasta por un total de 7.


El señor ROSSI.- Además, el Senador Navarro, desde Japón, me ha otorgado los que le corresponden, señor Presidente.
El señor GÓMEZ.- ¡Lo constato! ¡Es verdad!
El señor ROSSI.- Lo constata el Senador Gómez.
En primer lugar, señor Presidente, deseo agradecer la presentación de la señora Ministra. Fue muy completa, ilustrativa y didáctica; efectivamente, habla de las bondades del sistema.
Yo quiero abordar la otra parte, asumiendo como reales -y lo son- los datos que ella nos entregó. Pero el problema de fondo radica en que el actual sistema, al final del día, derivará en lo siguiente, como lo constató el propio Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional. Leo en forma literal: "...en 20 años más sólo cerca de la mitad de los adultos podrá contar con una pensión superior a la mínima, menos de 5% accederá a la pensión mínima garantizada por el Estado y el resto tendrá una pensión inferior a la mínima, una pensión asistencial, una pensión de sobrevivencia o no tendrá pensión".
Por cierto, ya no existen las pensiones asistenciales, pues fueron reemplazadas por las pensiones básicas solidarias. Ahora un pilar solidario se hace cargo, justamente, de disminuir las posibilidades de asumir la etapa de adulto mayor en condiciones de pobreza.
Sin embargo, esos datos persisten.
En realidad, si uno analiza el actual sistema, comprueba que, al cumplir 60 o 65 de edad, están en profundo riesgo de ser pobres o indigentes los trabajadores de bajos ingresos, los temporeros, los que laboran por cuenta propia y una importante proporción de mujeres, aun cuando la reforma previsional de la Presidenta Bachelet compensó a las que tienen más lagunas previsionales, especialmente en la edad reproductiva, con el bono por cada hijo nacido vivo.
Por lo tanto, uno podría decir que el sistema está dando una respuesta -después podemos ver si es óptima o no- solo a la mitad de la población; básicamente, a los trabajadores formales y no a todos los chilenos. De hecho, se estima que más de un millón de personas recibirá, en los próximos años, menos del equivalente a una pensión mínima. Y ello es evidente, si se considera que son muchos los afiliados que no alcanzan a completar los 240 meses de cotización para obtener la garantía estatal.
Entonces, un sistema que desde el punto de vista previsional dé condiciones de vida para la vejez y ofrezca una respuesta razonable -entre comillas, porque tampoco tiene esa característica- solo a la mitad de la población es un sistema que adolece de una profunda falla.
Fíjense ustedes en lo que expresó el Consejo Asesor Presidencial respecto de tal sistema, que se instauró el año 1980 y cuyo funcionamiento, insisto, es previo a la reforma previsional, la cual fortalece el pilar solidario; pero, sin duda alguna, por dejar muchos asuntos pendientes, justamente los queremos reponer hoy en este debate, porque consideramos necesario seguir profundizando en los cambios al sistema. Dice: "Contrariamente de lo que se espera de la previsión, para muchos chilenos esta no está ayudando a reducir la inseguridad respecto del futuro".
Expresa a continuación que una fracción mayoritaria de los trabajadores "obtendrá pensiones significativamente más bajas que sus remuneraciones".
El Senador señor Ruiz-Esquide decía que no es cierto que la tasa de retorno sea superior a dos tercios o al 70 y más por ciento del ingreso que percibía el cotizante, actualmente jubilado, durante su vida laboral activa.
Después, explica justamente lo que yo mencionaba; la constancia en la cotización hace evidente que muchos no alcanzan a reunir el dinero necesario para lograr una pensión mínima.
En verdad, la reforma previsional, sin duda alguna, fue un tremendo avance. Pero, si uno se da cuenta, este Consejo, en 110 días, elaboró 70 propuestas de reforma que se distribuyeron en 11 áreas de trabajo.
Hay muchos temas. Uno siempre recuerda la Pensión Básica Solidaria, el Aporte Previsional Solidario, el Subsidio para Trabajadores Jóvenes, la afiliación voluntaria y, a partir de 2015, la cotización obligatoria de los imponentes independientes. Sin duda, eso es tremendamente importante. Pero otras materias no fueron abordadas, como el sistema previsional de las Fuerzas Armadas, lo relacionado con las cajas de compensación -área donde se producen muchos abusos, que los adultos mayores denuncian todos los días-, lo relativo a las tasas de interés de los créditos, el ofrecimiento de un préstamo a personas que no tienen capacidad de pago o de crédito en el día en que se pagan las pensiones o fuera de la oficina donde las reciben los adultos mayores.
Fíjense también que -lo decía la Ministra-, según mis datos, los fondos de pensiones en Chile equivalen al 67 o 70 por ciento del PIB. Evidentemente, han contribuido de manera muy importante al desarrollo del mercado de capitales. Sin duda. Pero pongan atención en que estamos hablando de un servicio público, como lo es el de la seguridad social. Y los fondos previsionales que pertenecen a todos los chilenos son administrados por el sector privado, sin tomar en cuenta los intereses de sus propietarios.
Para financiar una emergencia o un requerimiento crediticio insoslayable, una persona debe acudir al sistema financiero, endeudándose y pagando altos intereses. No está previsto que se utilice parte del fondo para cubrir necesidades propias de cada trabajador.
Entiendo que estemos hablando de garantizar una pensión. Pero estimo importante que haya más participación de los propios afiliados. Y constituye una cuestión de fondo la existencia de un sistema previsional que utiliza recursos de todos los chilenos y que se halla en manos de pocas empresas. Es aquí donde quiero poner el acento, porque hay una tremenda concentración.
La Ministra señalaba que se requiere más competencia en el sistema; que la gente pueda elegir con información; que haya más transparencia. En consecuencia, no entiendo -y sería bueno preguntar sobre ello a los Senadores de Gobierno- por qué se negaron a que hubiera mayor participación en este mercado, eliminando, por ejemplo, el giro exclusivo que tienen las AFP y abrir la posibilidad de que operen las filiales bancarias o incluso una AFP estatal, que fue la moneda de cambio para sacar adelante en un año la reforma previsional.
Entonces, resulta necesario producir más competencia, aunque, en mi opinión, hoy no están dadas las condiciones para ello.
Hay un montón de asuntos que deberán ser debatidos. No obstante, me parece un muy buen punto de partida la realización de esta sesión especial.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Solicito el asentimiento de la Sala para que el Senador señor Tuma me reemplace en la testera.
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.
--Pasa a dirigir la sesión, en calidad de Presidente accidental, el Senador señor Tuma.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, me alegro de que se haya citado a esta sesión.
Algo parecido a la materia en debate estuvimos analizando esta mañana junto con la Honorable señora Rincón, que preside la Comisión de Trabajo.
En definitiva, una de las propuestas de ese órgano de estudio, que hemos compartido con esa señora Senadora, es precisamente abrir un debate país a partir de marzo. Para ello, se va a llevar a cabo un seminario con expertos nacionales para abordar una materia tan sensible como la relativa al problema que enfrentan los jubilados.
Voy a detenerme en algo que señaló la señora Ministra: la diferencia de cobros entre una AFP y otra, que es abismante y brutal. Hay poca información al respecto para las personas y para el país. Resulta necesario transparentar la existencia de verdaderos abusos en los cobros de las AFP.
Lo anterior me llevó en algún momento a presentar un proyecto de ley que crea precisamente lo que pedía el Senador señor Ruiz-Esquide: una AFP estatal con característica social. ¿Por qué razón? Porque las AFP cobran por colocar nuestros dineros y por administrarlos. Pero, ante la eventualidad de un riesgo -como planteó la señora Ministra hoy día, escenario que ha generado una pérdida relevante en los fondos de pensiones-, se lavan las manos y no asumen responsabilidad alguna, aun cuando nos están cobrando mes a mes, año a año, dinero por mantener nuestras cuentas y por administrar y colocar nuestros fondos.
Esa realidad nos llevó a presentar en ese momento una moción para que las AFP asuman responsabilidad y, en paralelo, se cree una administradora estatal de fondos de pensiones con característica social.
Hemos conversado el tema con este y con los anteriores Gobiernos, pero no ha habido voluntad para avanzar.
Un segundo proyecto que presenté ayer dice relación a una reforma constitucional que va en la siguiente línea: todos los años discutimos los reajustes del salario mínimo y del sector público. Pero, ¿cuándo hemos debatido acerca de un reajuste para el sector pasivo? ¡Nunca!
Es más: una cantidad importante de pensionados jubilan sobre la base del Índice de Precios al Consumidor. Cuando este es negativo, quedan sin incrementar sus pensiones, lo que provoca un brutal empobrecimiento entre los jubilados. Por eso ayer presentamos esa iniciativa legal que persigue que, en la misma línea que se incrementan cada año el salario mínimo y los sueldos del sector público, se aumenten las pensiones. Es lo más justo. Carecen de otra alternativa de ingresos los pensionados. A diferencia de cuando se hallaban en la etapa activa laboral, como jubilados no tienen otra posibilidad de incrementar sus ingresos.
Otra dificultad que los aflige es la relativa a la eliminación del 7 por ciento.
El señor Subsecretario de Previsión Social ha demostrado buena disposición, pues ha colaborado mucho en esta materia.
Hemos cometido no un tremendo error, sino un "horror", pues se les sigue descontando ese porcentaje, a diferencia de lo dicho, en cuanto a que recibirían el beneficio todos los jubilados con una renta promedio de hasta 255 mil pesos. No sucede así con quienes tienen la Pensión Básica Solidaria o el Aporte Solidario, así perciban una renta de 130, 140, 180, 200 o 250 mil pesos.
Tenemos que solucionar tal situación, porque afecta a miles y miles de personas que se encuentran con la realidad de que, aunque sus pensiones están bajo la línea de los 255 mil pesos, no se les elimina el descuento del 7 por ciento. Y no se les quitará si no son beneficiarios del Aporte Solidario o de la Pensión Básica Solidaria del Estado.
En suma, señor Presidente, a mi juicio, hoy día se está dando un paso adelante, porque hay conciencia de la situación. Sin embargo, tenemos que abordarla con mucha más celeridad, para determinar, de una buena vez, el futuro del país en relación con el empobrecimiento de los jubilados.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Tiene la palabra la Honorable señora Alvear.


La señora ALVEAR.- Señor Presidente, en primer lugar, agradezco la presencia de la señora Ministra del Trabajo y su presentación.
Me alegro de que se haya citado a esta esta sesión especial, ya que el sistema de pensiones de capitalización individual, que cuenta con un reciente pilar solidario, está cumpliendo 30 años.
Y, desafortunadamente, el año 2011 concluyó con un panorama dicotómico: pérdidas en los fondos previsionales de los trabajadores y utilidades para las administradoras, lo que la mayoría del país cuestiona. Yo recojo a diario tales opiniones de las personas que recibo y de las diferentes comunas que visito. Incluso, acá un funcionario del Senado me explicó su situación particular.
Mi interés en esta sesión no es hablar sobre los problemas de cobertura del sistema, asociados a las dificultades de funcionamiento del mercado del trabajo, donde hay un preocupante aumento del empleo precarizado que está afectando la situación previsional y que tendrá un fuerte impacto en el futuro.
No es bueno que aumente el trabajo por cuenta propia o autoempleo por sobre el asalariado, ni menos que en los últimos años se haya instalado un significativo incremento de la rotación laboral y de los contratos cortos, en que mujeres y jóvenes "entran y salen del mercado laboral". Esta precariedad en el trabajo la está viviendo día a día un gran número de ciudadanos.
Creo que el sistema de capitalización individual está mostrando signos preocupantes, que deben motivarnos a idear un nuevo ciclo de reformas.
Avanzamos bastante con la creación del pilar solidario -ya lo han dicho varios colegas- y de sus distintos instrumentos, como la pensión básica solidaria; el aporte previsional solidario para el tercer quintil; el bono por hijo, que mejora las pensiones de las mujeres, entre otros avances.
Construimos un importante pilar solidario, pero avanzamos muy poco en mejorar las pensiones de la nueva clase media. Es una materia que debemos abordar y discutir democráticamente aquí, en el Parlamento.
No es bueno, para ningún sistema de prestaciones sociales, que el grueso de los trabajadores tenga rentabilidades negativas, como ocurrió en 2011 con buena parte de los fondos de pensiones (el Fondo C, donde se encuentra la mayoría de la clase media, sufrió una caída de 3,7 por ciento; el Fondo D se congeló, y el Fondo B disminuyó en más de 7 por ciento), y menos -cruel paradoja-, que quienes administran el sistema perciban altas utilidades.
Esa asimetría molesta a gran parte de la ciudadanía.
Tales utilidades surgen de un mercado con un alto grado de concentración. Solo seis AFP gestionan más de dos tercios del producto interno bruto, con un estilo marcado por la poca transparencia, lo que termina perjudicando a los trabajadores, como sucedió con los fondos de pensiones de los afiliados de Provida invertidos en La Polar. En este caso, los directores de las sociedades anónimas nombrados por las AFP no actuaron con celo profesional y rigurosidad en defensa de los ahorros previsionales de los trabajadores.
¡Qué duda cabe de que este sistema requiere nuevas reformas!
Debe abordarse y enmendarse el mecanismo de nombramiento de los directores en las sociedades anónimas donde están invertidos los fondos de pensiones de más de 6 millones de trabajadores. Estos deben contar con alguna participación e información transparente.
Este juicio crítico lo comparte incluso el Fondo Monetario Internacional.
Señor Presidente, en el segundo semestre del año pasado conocimos un informe del FMI que señaló algunos problemas del sistema, como el hecho de que la rentabilidad real promedio de los últimos años había caído al 6 por ciento.
Los fríos números muestran que la rentabilidad no es la misma que en la primera década y que en el último tiempo el sistema chileno de capitalización individual exhibe pobres rentabilidades promedio anuales.
Durante mucho tiempo críticas como las que hace el Fondo Monetario Internacional fueron silenciadas y descalificadas por la propia Asociación de AFP.
Hubo también parlamentarios que presentaron propuestas, y la industria las descalificó con el eslogan de ser "antisistema".
Esa menor rentabilidad de los fondos de pensiones que detectan todos los estudios puede implicar, en un futuro próximo, presiones de la propia industria para aumentar las tasas de cotizaciones y la edad de retiro.
Esos problemas también afectan lo medular del sistema. Se siguen generando bajas pensiones, con una pequeña tasa de reemplazo. Esto, en el caso de las pensiones más bajas, las que se entregan al 60 por ciento más vulnerable, lo ha resuelto parcialmente el aporte previsional solidario. Pero muchas personas no son parte de ese universo focalizado y se hayan recibiendo jubilaciones bajísimas. Ahí se ve la principal debilidad del modelo: genera pensiones exiguas.
Otro inconveniente que debemos abordar son los altos costos de administrar los dineros de los millones de trabajadores, que este año ven disminuir sus fondos de pensiones no solo por las rentabilidades negativas, sino también por los cobros de altas comisiones. Mientras tanto, la AFP gana de manera fácil una rentabilidad. La propia Ministra del Trabajo reconoció esto en su intervención.
Una reforma en este punto es que las comisiones correspondan a un porcentaje de las rentabilidades que la administradora genere para el trabajador. Así habría un riesgo compartido y no se seguiría imponiendo la "Ley del Embudo" para los afiliados.
Este es un debate que no puede eludirse. Hay demasiadas imperfecciones en este sistema que deben ser corregidas: altos costos de administración, concentración de las AFP y un método poco riguroso de selección de los directores en representación de los fondos previsionales que se invierten en las sociedades anónimas, entre otras materias.
Honorables colegas, señor Presidente, qué duda cabe de que el país necesita consensuar e impulsar una nueva reforma previsional. Pero ahora el foco debe estar puesto en los sectores vulnerables y en la nueva clase media, la cual quedó excluida -así lo sienten ellos, y es efectivo- de los cambios hechos con antelación. Esta clase media esforzada, que quiere tener una pensión digna, no fue favorecida con el pilar solidario.
Tal desafío, señor Presidente, debemos asumirlo ahora.
No se trata solamente de cifras, sino de personas, las mismas que -estoy segura- se acercan a conversar con todos los parlamentarios. En lo personal, en las distintas comunas que visito siempre -no uno, sino muchos ciudadanos- me plantean su preocupación y me piden que transmita aquí, en el Senado, a los demás colegas y a las autoridades de Gobierno, que nuestros adultos mayores merecen una pensión digna.
Depende de los poderes colegisladores -en especial, del Presidente de la República, por tratarse de una materia de su iniciativa exclusiva- que esta materia pueda ser discutida. Esperamos abordar pronto una reforma a este sistema, que produce tanta angustia a muchas personas, en particular a quienes llegan a la edad de jubilar y les resulta imposible acogerse a retiro, porque, aun cuando requieran el necesario descanso, si lo hicieran, recibirían una pensión que no les permitiría vivir en forma digna.
He dicho.
El señor TUMA (Presidente accidental).- En el tiempo del Partido Socialista, tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, fuimos los Comités de los partidos de la Concertación los que solicitamos esta sesión especial, en solidaridad con los trabajadores, quienes ven con honda preocupación cómo en este último tiempo han caído las rentabilidades de los fondos y sufren las enormes injusticias que se generan.
En primer lugar, quisiera señalar que Radio Cooperativa, Imaginaccion Consultores y Universidad Técnica Federico Santa María realizaron una encuesta sobre la materia, cuya conclusión evidenció déficit de información y falta de transparencia del sistema.
El actual sistema de administración de fondos de pensiones es calificado con nota 4 por los encuestados. Solo el 12 por ciento lo considera positivo (con nota 6 o 7), y más del 53 por ciento lo evalúa de manera negativa.
Solo el 27,2 por ciento dice estar informado, mientras que el 71,8 por ciento admite no estarlo.
El 65 por ciento de los encuestados no ha calculado cuánto dinero va a recibir al momento de su jubilación, etcétera.
Esas son algunas de las características del sistema.
Por otra parte, hace unos días la Ministra del Trabajo, a raíz de la crisis por la baja de las rentabilidades ocurrida en el último tiempo, llamó a los trabajadores, en la actual coyuntura económica, a postergar la decisión de jubilar, y en caso de hacerlo, recomendó utilizar la modalidad de retiro programado que ofrecen las AFP, en lugar de la renta vitalicia que comercializan las compañías de seguros de vida.
Imagino que tal sugerencia la Ministra aquí presente -le tengo mucho respeto- la hizo con la mejor de las intenciones. Pero considero que dicha intervención es totalmente riesgosa y fuera de todo precedente. Ella recomendó un producto financiero por sobre otro, entre dos industrias que compiten.
Se trata de la Ministra del Trabajo, no de una asesora en materias previsionales.
Además, ante el fracaso del sistema, ella llama a no jubilarse, aduciendo los vaivenes de la economía internacional. En realidad, lo que está mal es el propio sistema, que se beneficia de los ahorrantes y los castiga cuando a las AFP no les va bien o se invierte mal. ¡Para qué mencionar, como se ha recordado, lo ocurrido con Provida y La Polar!
Entonces, por lo menos debemos hacernos eco de las variadas críticas hechas a un sistema que ha demostrado sufrir demasiados vaivenes y que claramente perjudica a la gran masa de trabajadores, quienes van a percibir muy bajas jubilaciones por cuanto la tasa de reposición es exigua, como todos sabemos.
Resultan preocupantes las declaraciones del Presidente de la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones. Dijo: "Hay que acostumbrarse a rentabilidades más bajas. Hubo retornos enormes cuando los fondos de pensiones participaron en la privatización de empresas y lo normal es que esas rentabilidades no se repitan". O sea, las AFP hicieron un gran negocio cuando adquirieron, a precios de liquidación, muchas empresas que fueron del Estado y eran muy rentables. Estas se vendieron en un momento en que no había ninguna transparencia.
Existen datos que nos indican que medio millón de personas obtienen como jubilación menos del 30 por ciento de su última remuneración, al igual que más de 200 mil empleados públicos antiguos.
Por otro lado, los fondos previsionales son administrados por el sector privado sin tomar en cuenta los intereses de sus propietarios. Sabemos -se ha dicho más de alguna vez en esta Sala- que una persona, para financiar una emergencia (enfermedad grave de un familiar u otra) o un requerimiento crediticio insoslayable, tiene que acudir al sistema financiero. Se debe endeudar y pagar altos intereses. No está previsto utilizar una parte de esos fondos para cubrir necesidades de endeudamiento a lo largo de su vida.
Hay baja cobertura y alta volatilidad.
Se ha producido una tremenda concentración de las AFP. Hoy día, de 34 que se crearon en su momento, quedan 6.
Se evidencia una alta concentración en la oferta y un bajo poder de negociación de los afiliados.
Adviertan, señores Senadores, la complejidad de los temas involucrados, tal como los expuso la señora Ministra. ¿Creen ustedes que un trabajador, un empleado tendrá idea de las múltiples opciones que se ofrecen y de los riesgos del mercado internacional? Mientras escuchaba a la Secretaria de Estado, pensaba: "Se está dirigiendo a un auditorio que no se condice en nada con los trabajadores dependientes". Si estos fueran el auditorio, probablemente un 0,5 por ciento entendería medianamente de qué se habla al mencionar términos como los multifondos, los multiinstrumentos, las variaciones internacionales, las rentabilidades, etcétera.
Hemos construido un sistema que beneficia a quienes lo administran, pero no a los trabajadores. Estos se encuentran atomizados y poseen escasa información, y resultan increíbles las altas utilidades de las empresas, incluso cuando los fondos tienen bajas. Ahí los trabajadores pierden, pero los administradores no.
Este es uno de los temas que preocupan.
Cuando en 2008 hubo una caída cercana al 20 por ciento, la mayoría de los administradores pudieron mantenerse en márgenes positivos o levemente negativos. Es llamativo ese dato.
También hay que pensar en la deuda real previsional. De acuerdo a los antecedentes de que disponemos, a marzo de 2011 esta asciende a 1.590 millones de dólares, 349 de los cuales corresponden a deuda acumulada en 30 años y el resto, a reajustes, intereses y multas. En este sentido, cabe mencionar la escasa facultad de la Dirección del Trabajo, que solo puede multar al empleador moroso, pero no forzar el pago ni actuar como titular en juicios de cobranza.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Concluyó su tiempo, señora Senadora.
Se le concederá un minuto adicional.
La señora ALLENDE.- Muchas gracias.
Señor Presidente, suscribo la cita que hizo la Senadora señora Alvear sobre la opinión del Fondo Monetario Internacional.
Además de todas las críticas mencionadas, no deja de llamar la atención que en Chile no exista aporte patronal, como sí ocurre en la casi totalidad de los países, y que haya una constante resistencia -la ha habido hasta ahora- a generar un mercado competitivo de verdad.
Nosotros hemos propuesto crear una AFP estatal para que compita con las otras, a fin de dinamizar el mercado. Pero se ha producido siempre un categórico y rotundo rechazo a esta idea.
En suma, señor Presidente, el actual sistema, por desgracia, se ha beneficiado de la plata de los ahorrantes, quienes -atomizados, mal informados- van a recibir una muy baja jubilación.
Estimo que es hora de que el Parlamento tome cartas en el asunto. No seamos indiferentes. Y espero que la respuesta no sea: "Prolonguemos la edad de jubilar" o, simplemente, "No suscriba una renta vitalicia, sino que haga esto otro".
He dicho.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Escalona.


El señor ESCALONA.- Señor Presidente, de las intervenciones de la señora Ministra, tanto en la presente sesión como en la que hiciera en la Comisión de Hacienda, me preocupan ciertas frases que, aunque distintas, conllevan la misma esencia.
Acá señaló que nadie puede escapar a la caída de los fondos y al perjuicio a los cotizantes que ello significa. Y en la referida Comisión dijo que no hay nada que hacer con relación a las dificultades que se están viviendo.
A mi juicio, no es posible resignarse a la cultura del abuso que se ha instalado en el país.
La frase "la cultura del abuso" que acabo de utilizar pertenece al actual Alcalde de Puente Alto, señor Ossandón, vicepresidente de Renovación Nacional, quien la usó -creo- con relación a dos temas que el Gobierno ha decidido evitar por decisión de los componentes de su máxima autoridad política: la reforma al sistema binominal y el cambio en el sistema de tributos, es decir, la reforma tributaria.
Dicho de otra manera, siento que tal filosofía esconde profundamente una posibilidad que el país tiene: cambiar las cosas.
¿Cómo se podrían cambiar? Mejorando lo que es posible: el sistema mixto que nuestro país posee. Pero no solo para los uniformados, sino también para los civiles.
Seamos claros: Chile ocupa aproximadamente 2.500 millones de dólares para financiar el sistema público de pensiones de los uniformados. Pero no puede hacer lo mismo con los civiles porque no cuenta con los instrumentos correspondientes. Para eso se necesita una AFP estatal. Así, las personas que tengan mayor confianza en el sistema público podrán afiliarse a aquella.
Además, el actual sistema tiene en ciernes un contenido mixto con el pilar solidario, que financia la pensión básica solidaria. Esto también es una manifestación de su naturaleza mixta.
Los datos que hoy entregó en la Comisión de Trabajo el Consejo Consultivo Previsional, que se halla evaluando permanentemente los alcances de la reforma previsional que se hiciera en la época de la ex Presidenta Bachelet, son concluyentes: se ha reducido la pobreza y la indigencia con la mencionada reforma, que creó el pilar solidario. Pero este no es del sector privado ni de las AFP, sino del ámbito público.
El problema de la competencia en un mercado altamente concentrado solo se resolverá a través de una instancia pública. Sabemos del altísimo nivel de concentración de las AFP: Provida posee el 36 por ciento de los cotizantes activos; Habitat, el 25 por ciento; Capital, el 21 por ciento; Cuprum, el 10 por ciento. Se supone que una nueva administradora, con capacidad para competir, alcanzaría al 4 por ciento.
¡No nos engañemos! No sostengamos algo que no va a ocurrir. No digamos que el actual sistema, controlado por grandes consorcios privados, tolerará la competencia.
Este sistema de mercado altamente concentrado no tendrá competencia si no es por la vía de la participación del sector público.
Y esa es "la cultura del abuso" de la que habla el propio vicepresidente de Renovación Nacional, el Alcalde Ossandón: el abuso del control del mercado por grandes operadores que no permiten la incorporación de nuevos protagonistas, porque ello garantiza ganancias y rentabilidades que me parecen obscenas.
Cuando los dueños de los dineros (los ahorrantes) ven caer el volumen de sus cotizaciones y, en consecuencia, su jubilación va a resultar drásticamente cercenada, ocurre que el administrador de esos recursos ¡sí está obteniendo ganancias!
Entonces, este es un sistema -entre comillas- de mercado completamente perverso. Porque los dueños de los recursos pierden y el que les administra los dineros gana. Esa es la perversión del sistema. Es ahí donde está el abuso, la obscenidad que se produce actualmente en nuestro país.
Lamento constatar que con la frase "nadie puede escapar" se esté simplemente resignándose o legitimando o respaldando un sistema que agota y asfixia, de modo paradójico, a los dueños de los dineros y que beneficia al puñado de privilegiados que los administran. Esta es, en realidad, la máxima perversión que podría tener un sistema de mercado.
He dicho.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, el descontento social que enfrenta Chile en el último tiempo da cuenta de las grandes desigualdades que persisten en la sociedad, en particular en la distribución de la riqueza, en la concentración de la oferta, en la desprotección en que se encuentran las familias en ámbitos esenciales como la salud, la educación y la previsión.
Luego de tres décadas de implementación del sistema de administradoras de fondos de pensiones, los chilenos ya tienen una opinión formada respecto del tema.
Nuestro país no posee un sistema de seguridad social universal. Las AFP son una actividad financiera. No constituyen un sistema que garantice la previsión de los cotizantes, la rentabilidad de los fondos para pensiones dignas. Después de jubilar, luego de haber impuesto durante 30 años, muchas personas deben salir a buscar trabajo nuevamente.
A 30 años de la reforma previsional, no he escuchado de ningún trabajador que esté celebrando con velitas el cumpleaños de este sistema. Son los administradores de las AFP los que sí se encuentran contentos, satisfechos y están alcanzando rentabilidades que jamás han obtenido los trabajadores.
Los más férreos defensores del sistema de mercado reconocen que las rentabilidades negativas del último tiempo se originan fundamentalmente por una crisis económica mundial cuyo principal efecto ha sido una disminución en el precio de las acciones. Pero las crisis financieras son eventos cíclicos cada vez más permanentes en la economía internacional. Por ello, resulta irresponsable dejar en manos del sistema especulativo la jubilación de los trabajadores.
Cuando se creó, José Piñera planteó que el nuevo sistema de pensiones garantizaría al menos una tasa de reemplazo superior al 70 por ciento, lo que no ha ocurrido. No se han cumplido las rentabilidades esperadas. Y, por tanto, podemos decir que el sistema ha fracasado. Un gran porcentaje de la población no alcanza 20 años de aporte. Debo reconocer que este es menor y que muchas veces se producen lagunas porque los trabajadores acceden a empleos precarios, por lo que, en definitiva, no alcanzan a constituir un fondo que les asegure una pensión digna.
Sin embargo, al final, el modelo económico entrega la previsión y el aseguramiento -o la inseguridad- de las pensiones al mercado. Y este último no resuelve con justicia, con solidaridad el problema de la falta de recursos de los trabajadores al término de su vida laboral. Y, por ende, las pensiones no alcanzan a acercarse siquiera a un porcentaje decente respecto de una jubilación digna.
En mi opinión, el Estado, que en todo orden de materias ha dejado de cumplir casi la totalidad de los roles, en este ámbito no puede hacerlo. Hay que revisar el sistema previsional. No es dable continuar con uno que ya ha demostrado insatisfacción de los ciudadanos, en especial de los trabajadores. Y eso invita a un desafío al Congreso.
En tal sentido, este Parlamento, específicamente el Senado, en los últimos días aprobó la constitución de una comisión para revisar, proponer, estudiar la materia. Creo que se trata de un paso muy importante, que nunca se había dado.
Esa comisión recogerá opiniones de todos los sectores. También de los que están administrando hoy. Pero fundamentalmente de los trabajadores, que son los que más interesan. Porque en la actualidad quienes más celebran este sistema son los grupos económicos, que a bajo costo -5 por ciento- capturan recursos de las AFP para prestárselos muchas veces con créditos al 50 por ciento a los mismos cotizantes. En definitiva, todos aplauden a veces que este sistema les ayude a financiar sus negocios. Pero no he visto a los trabajadores celebrando aquello.
A este Parlamento le asiste la responsabilidad de buscar una manera de garantizar una participación directa del Estado. Se ha hablado de una AFP estatal. Yo no soy de la opinión de que exista una administradora de fondos de pensiones estatal para competir con el resto de las AFP.
Me parece que para quienes lo elijan -esto puede ser un sistema mixto, voluntario- el Estado ha de asumir su obligación, su responsabilidad de garantizar que los ahorros de los trabajadores no perderán el poder adquisitivo. El Estado verá qué hace con los recursos ahorrados por los cotizantes, si los coloca en bonos del Tesoro, en fondos. Él asumirá esa responsabilidad. No les corresponde a los trabajadores, porque tampoco manejan los conocimientos, jugarse a la ruleta rusa sus pensiones semana a semana o mes a mes.
En consecuencia, aquí hay una elusión. El Estado ha permanecido ausente en materia de previsión.
La reforma previsional, que en buena hora materializó la Presidenta Bachelet, buscó garantizar pensiones solidarias a los sectores de más bajos recursos y que no cotizaban.
No obstante, el Estado tiene una deuda con los que ya cotizaron y están recibiendo pensiones indignas y una responsabilidad con los trabajadores en cuanto a crear un sistema que les garantice esa pensión. No se ha implementado este sistema. El actual no es el que les asegurará a aquellos una jubilación digna.
La comisión cuya constitución acordó el Senado -en los próximos días se conformará- debe abocarse a un estudio para:
1) Dotar a Chile de un sistema de pensiones universal, solidario y público, que permita la desafiliación de los trabajadores al sistema de AFP, donde el Estado asuma la responsabilidad de la gestión de los fondos de pensiones de los cotizantes que decidan en forma voluntaria ingresar al sistema público.
2) Incorporar la cotización previsional por parte de los empleadores. Es bajo el ahorro. Bueno, difícilmente en esta situación los trabajadores estarán en condiciones de ahorrar más. Por consiguiente, necesitamos una mayor contribución. Antiguamente, los empleadores efectuaban un aporte previsional. En muchos países y en muchos sistemas los empleadores colaboran en ello. Creo que este es un desafío importante. Los empleadores también deben participar en garantizar una digna previsión para sus trabajadores.
3) Disminuir los riesgos de los fondos de pensiones, eliminar las comisiones a todo evento, incorporar mayor transparencia, participación e información de los cotizantes que se mantengan en ese sistema.
4) Eliminar las diferencias que existen entre funcionarios públicos, que permiten el aporte del Estado para unos y obligan a la cotización individual a los otros.
5) Aumentar los incentivos tributarios para la cotización previsional por parte de los trabajadores en forma individual o colectiva.
6) Abordar la deuda histórica previsional de diversos sectores y asumir el daño previsional producido a quienes se les obligó a trasladarse de sistema.
7) Incorporar la participación directa de los cotizantes en la gestión, fiscalización e información respecto de los fondos de pensiones.
8) Modificar el sistema de comisiones, que posibilita el cobro de la AFP a todo evento.
En definitiva, señor Presidente, estamos proponiendo dar una mirada distinta a los fondos de pensiones. No es admisible que esta materia sea resuelta solo por el mercado. Para muchos ahorrantes puede ser bueno, pero para la inmensa mayoría no lo es. Y si no lo es, creemos un sistema voluntario, mixto, distinto, donde se constituya una administradora estatal para los que así lo deseen.
Resulta indispensable la cotización de los empleadores en los dos sistemas, tanto en el de las AFP como en el que sería administrado por el Estado, para garantizar una pensión digna al final del período y no obligar a quienes jubilan a buscar trabajo nuevamente.
He dicho.
El señor GIRARDI (Presidente).- Señores Senadores, en primer lugar, recabo el asentimiento de la Sala para prorrogar la sesión por quince minutos, a fin de que puedan intervenir todos los Comités.
Acordado.
Por otra parte, solicito autorización para que me reemplace en la testera el Honorable señor Tuma, pues debo representar al Senado en una actividad en la Universidad Técnica Federico Santa María.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Tuma, en calidad de Presidente accidental.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Tiene la palabra la señora Ministra.


La señora MATTHEI (Ministra del Trabajo).- Señor Presidente, cuando señalé que uno no puede sustraerse de las pérdidas, obviamente me refería a los Fondos A, B y C, porque el D y el E no las han experimentado, incluso en este año de problemas.
Entonces, ¿hasta cuándo hablamos de cosas que son falaces?
La gente que está en los Fondos D y E no han sufrido pérdidas. Y si queremos cobrar, por ejemplo, comisiones sobre las ganancias o las pérdidas de los fondos de pensiones, lo que conseguiremos será una mayor concentración de personas en aquellos que no exhiben pérdidas, es decir, en los de pura renta fija, lo cual, al final, redundará en menores pensiones.
Quiero dejar muy en claro que el hecho de que la gente en edad de jubilar haya experimentado pérdidas se debe a que decidió invertir en fondos más riesgosos, ya que el sistema le asigna el Fondo D, que no ha tenido bajas en estos últimos doce meses.
En segundo término, aquí se hizo referencia a la falta de competencia. Cuando yo estaba en la Superintendencia de Pensiones, como Jefa de la División de Estudios, uno de mis trabajos más importantes era lograr la formación de más AFP. Cuando asumieron los Gobiernos de la Concertación, había 15 administradoras; cuando se hizo cargo la actual Administración, quedaban seis. Por lo tanto, el problema no es nuestro.
En tercer lugar, debo destacar que hemos tenido períodos de mucho desempleo. Eso, obviamente, se refleja en las pensiones y en los saldos de las cuentas. Pero les quiero decir que se está comparando el nuevo sistema de AFP, respecto de pensiones que igual reciben personas sin cumplir los requisitos, con el antiguo, no obstante que en este último si no se tenían 20 años de cotizaciones, o 540 semanas, se perdía toda la plata puesta en él.
Entonces, nuevamente se comparan peras con manzanas.
Aquí, mucha gente dice: "Es que los temporeros van a tener bajas pensiones". Sí. Pero antes ellos perdían todo lo aportado y no recibían pensión alguna si no enteraban las 540 semanas.
Eso no se habla acá.
Ahora, si señalé que para una persona que ha perdido dinero era más factible recuperarlo mediante la modalidad de retiro programado, fue porque creo que se debe empezar a hablar en castellano. Si se hubiera hecho hace rato el esfuerzo de decir cuáles son las AFP más baratas, con nombre y apellido, probablemente no tendríamos las rentabilidades de hoy día.
Ahí se nota la falta de competencia, señor Presidente.
¿Cuándo les han dicho a los chilenos que se tienen que preocupar del asunto? Fíjense que la AFP Planvital es el doble más cara que la AFP Modelo. Creo que es hora de decir las cosas por su nombre y apellido. Reitero: ¡La AFP Planvital es el doble más cara que la AFP Modelo!
Le hace bien a nuestro país que se expresen las cosas con claridad. La falta de competencia existente se debe a que nadie se atreve a manifestarlo.
La diferencia que hay en las comisiones de las AFP es abismante. Y la gente no lo sabe por ignorancia. Es preciso empezar a decirlo.
Yo voy a seguir expresando que si una persona quiere una pensión que no varíe durante el resto de su vida, que sea parejita y en UF hasta que muera, le conviene claramente la renta vitalicia. Y hay que señalarlo con nombre y apellido: ¡renta vitalicia, si no desea que su pensión suba o baje!
Lamento si a algunas personas les molesta aquello. Pero la inmensa mayoría de los trabajadores necesita conocer el sistema. Lo desconocen. Porque siempre se habla con eufemismos. Nunca les han dicho: "¡Cuidado!, la AFP Planvital es supercara". Y resulta que muchas personas de muy bajos recursos se hallan afiliadas a esa Administradora, perdiendo plata como locas por las tremendas comisiones que les están cobrando.
Entonces, ha llegado el momento de informar a la gente. Por eso estamos subiendo videos en las páginas de la Superintendencia de Pensiones y de la Subsecretaría del Trabajo para que se sepa clarito cuál es la diferencia entre una renta vitalicia y un retiro programado, cuáles son los riesgos asociados; qué sistema permite o no dejar una herencia; cuál AFP es más cara o más barata; qué fondos les conviene, cuál es más rentable a largo plazo, cuál no va a experimentar pérdidas. En el Fondo E estas no se producen por ser de inversión solo en renta fija. Si una persona no quiere tener pérdidas, váyase al Fondo E.
Pero eso nunca nadie se lo ha dicho a la gente. Ha habido falta de información.
Sin embargo, yo creo, al contrario de algunos que me antecedieron, que los trabajadores chilenos son muy inteligentes, que sí pueden entender cuando algo se les explica. Solo hay que hacerlo, no obstante, jamás se les ha expresado la realidad del sistema
Gracias, señor Presidente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, como a mi Comité le quedan solo dos minutos -según entiendo-, no entraré en cifras ni en detalles de la discusión o del análisis efectuado acá.
Solo quiero afirmar que es bueno tener presente que no se está pidiendo -y ninguno de los colegas que intervino lo hizo- volver al antiguo sistema de pensiones, sino que -me gustaría poder hablar sin que me interrumpan, tal como nosotros respetamos a quienes ya intervinieron- se revise el actual y se estudie uno nuevo.
No se pueden comparar ambos sistemas, porque, en primer lugar, resulta obvio que en el antiguo hay menos pensionados al no poder los trabajadores seguir afiliándose a él, así que solo quedan los que aún sobreviven.
Y, en segundo término, tampoco podemos comparar los porcentajes de cotización de dichos sistemas: 20 por ciento en el antiguo y 13,8 en el nuevo, porque así se estableció por ley. Es más, si uno revisa las publicaciones de la época, de 1980 o 1981, la instalación del nuevo régimen de pensiones -cuya discusión, por cierto, no se hizo en el Parlamento, y ahí se encuentra su pecado original- se efectuó por medio de un anuncio grandilocuente -recogiendo las palabras de mi colega Espina respecto de asuntos de actualidad-, en el sentido de que si se ahorraba solo el 10 por ciento de las remuneraciones, se tendría una pensión equivalente al 70 por ciento de la renta.
Eso, hoy día, no es así.
Resulta obvio que la comparación de los promedios dirá que son mejores las pensiones hoy día que las del antiguo sistema. Sin embargo, uno también tiene que ser justo. Porque en el antiguo régimen había más de 30 cajas. Los bancarios obtenían pensiones incomparables con las de los trabajadores del sector municipal.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Se acabó su tiempo, señora Senadora, pero le concederemos un minuto más.
La señora RINCÓN.- Termino de inmediato.
No quiero extenderme, no obstante que se podría hacer un largo análisis al respecto.
¿Qué quiero decir? Que la Comisión de Trabajo -ya lo dijo el Senador Bianchi- acordó hacer un seminario de dos días, del mejor nivel, para revisar -también lo conversamos con la gente del Ministerio del Trabajo- el actual sistema de pensiones y analizar cada una de sus aristas, y, a partir de ello, efectuar un aporte a la Comisión creada para estudiar el asunto.
Por eso, pido que lo que acabo de señalar forme parte de lo acordado en esta sesión en el sentido de revisar el programa de dicho seminario, elaborado por todos los miembros de la Comisión de Trabajo, con aporte del Ministerio del ramo, con el objeto de fijar la fecha en que se realizará tal evento, como parte de una actividad desarrollada por el Senado de la República y organizada por la referida Comisión especial y el organismo técnico pertinente.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Kuschel.


El señor KUSCHEL.- Señor Presidente, después de escuchar las exposiciones de los señores Senadores, me parece que, a veces, nosotros mismos olvidamos las leyes que aprobamos aquí y el impacto beneficioso y saludable -a mi juicio- que ellas han tenido, particularmente en materia previsional.
En términos generales, puedo decir que, por fortuna, nos hallamos en una etapa de fuerte aumento del empleo, incluso alcanzando niveles récores en el empleo, por lo tanto de cotización formal.
En los últimos dos años las remuneraciones han aumentado en términos nominales y reales.
Estamos con un récor de ocupación laboral: va a llegar a un total de casi 56 por ciento; y se ha incrementado el empleo en los sectores más vulnerables.
Adicionalmente, como expresaron la Presidenta de nuestra Comisión de Trabajo y Previsión Social y el Senador Bianchi, al analizar en dicho órgano varios indicadores que nos interesaban, observamos que el número de afiliados y cotizantes -yo los llamaría "ahorrantes", porque el ahorro previsional debe asociarse al concepto de ahorro- no deja de crecer en forma significativa.
No me voy a extender en los números, señor Presidente, dada la escasez de tiempo.
También ha mejorado de manera considerable lo que en esta misma Sala se denominó "protección por pensiones con enfoque de género", beneficiándose relativamente más a las mujeres, quienes se encontraban en situación desventajosa.
La implementación del subsidio a la contratación y a las cotizaciones de trabajadores jóvenes ya ha tenido una cosecha favorable.
El subsidio consiste en un aporte mensual, de cargo fiscal, a la cuenta individual del cotizante de 5 por ciento de un ingreso mínimo mensual, e implica una disminución de los costos de contratación del empleador.
De otro lado, el esquema actual favorece el trabajo y la cotización de los independientes. Los cotizantes de este sector llegan a alrededor de 100 mil. Y, como Sus Señorías saben, a partir del presente mes, enero de 2012, según la reforma previsional que aprobamos el año 2008, estos trabajadores estarán obligados a emitir boletas de honorarios y a imponer.
Se han registrado avances -hay indicadores positivos al respecto- en materia de afiliados y cotizantes voluntarios (ya no independientes).
En cuanto a los trabajadores temporeros, quienes se ubican en los niveles más bajos, el 70 por ciento cotiza, quizás favorecidos por el estímulo que mencioné recién.
En el caso de las trabajadoras de casa particular, las cifras también son favorables.
Hemos analizado asimismo el nivel, cuantía y procedimientos para acceder a las pensiones, y se ha planteado la necesidad de entregar mejor información. Ha habido un repunte. Pero de todas maneras, como se ha reiterado acá tantas veces, la cultura en esta materia debe ser mayor, y la información, oportuna y amigable, cercana. Porque en algunas ocasiones nos llegan antecedentes bastante complejos, que deben examinarse con detención para entenderlos debidamente.
A propósito de la información, es del caso señalar que están funcionando con buenos resultados las asesorías previsionales. Al año 2010 había 536 asesores previsionales. No sé cuántos existen en la actualidad.
Otro tema que se trató aquí en su oportunidad pero que ahora no se ha tocado es el de la licitación de carteras y del seguro de invalidez y sobrevivencia. Esa medida también ha tenido un impacto favorable tanto en el mercado laboral (oportunidades de trabajo) como en las posibilidades de formalización y cotización para el ahorro previsional.
El problema de la mora previsional tampoco se ha abordado hoy. Pero, conforme a los datos de que dispongo, al año pasado se había controlado y mejorado el indicador.
Respecto a la transparencia en la gestión, también existen avances, aunque aquí parece que se desconocen. Sus Señorías saben que a contar de 2008 las AFP deben presentar informes sobre políticas de inversión de los fondos y de solución de conflictos de interés cuando ocurren. Y así se ha hecho.
Con motivo de la discusión presupuestaria vimos parcialmente la situación en materia de ahorro previsional voluntario. Pero, en general, los indicadores son plenamente favorables para nuestra economía.
En seguida, quiero señalar algo que está detrás de todo esto: el envejecimiento proporcional de nuestra fuerza laboral y su disminución respecto del aumento de las personas jubiladas.
Y por eso es tan importante que cada afiliado aporte a sus ahorros previsionales. Porque la situación difiere de la existente hace algunos años, cuando cinco personas activas contribuían a mantener a un jubilado. Nos estamos acercando, poco a poco, a que ese número sea de dos trabajadores activos por uno pasivo.
Está funcionando un sistema de pensiones solidarias que también exhibe resultados muy favorables.
Hay un nuevo mecanismo para la focalización y calificación de los beneficiarios.
La evolución del gasto en el sistema solidario ha aumentado un poco, aunque, como porcentaje del producto interno bruto, se ha mantenido constante. Esto es indicador de la madurez del sistema y de los espacios existentes para reaccionar.
En cuanto al rol del Instituto de Previsión Social, cada Senador sabe de la cercanía con que opera en su circunscripción y de los buenos resultados que tiene desde el punto de vista de la evaluación de los propios beneficiarios.
Otro tema -acabamos de verlo, hace dos horas- es el relativo al bono por hijo y al impacto que ha tenido en el aumento de las mujeres como cotizantes en el sistema. Se trata de un estímulo directo para incrementar la participación femenina en el régimen formal de trabajo. Hay al respecto cifras favorables, pero tampoco he oído mencionarlas acá.
En lo concerniente a los adultos mayores, la cobertura, como se nos informó hace poco, alcanza a casi cien por ciento.
Por último, señor Presidente, quiero insistir en que contamos con un Fondo de Educación Previsional. Ahí debe apuntarse con lo que decíamos a propósito de la cultura y el conocimiento de lo que significa nuestro sistema de ahorro previsional.
He dicho.
El tiempo que resta al Comité Renovación Nacional lo ocupará el Presidente de nuestro Partido, Senador Carlos Larraín.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Uriarte.


El señor URIARTE.- Señor Presidente, si uno lee atentamente la convocatoria a esta sesión especial, que lamentablemente no se ha seguido con la atención que esperábamos por parte en especial de quienes la solicitaron -porque, la verdad sea dicha, de cuatro Comités queda uno-, ve que su objeto es "analizar y evaluar la grave situación que afecta a los fondos de pensiones de los trabajadores y trabajadoras chilenas, la alta concentración del mercado de las Administradoras de Fondos de Pensiones y las excesivas ganancias de las mismas, no obstante la fuerte reducción de los fondos que ellas administran".
Cualquier persona que vea esta sesión y se forme opinión por lo que ya han dicho los Senadores que pidieron convocarla podría pensar que efectivamente estamos frente a una situación crítica, dramática, extrema; que sus fondos están a punto de perderse; que las AFP cobran comisiones en exceso altas no obstante ir todos los números a la baja, y, por último, que la concentración económica va en directo perjuicio de los propios pensionados.
En ese contexto, además de lo que hemos escuchado, surge la obvia ocurrencia de decir "Todo esto se arregla, entre otras cosas, con una AFP estatal", como si esta creatura, por arte de magia, pudiera resolver todos los problemas que generan los vaivenes de la economía mundial.
La verdad es que desde 1980 nuestro país concibió un sistema, único en el mundo, que no solo logró un inédito ahorro interno de más de 100 mil millones de dólares, sino que, asimismo, les permitió a los trabajadores adscritos a él ser los reales propietarios de los fondos, los cuales además se hallan en una cuenta individual y finalmente (bien lo sabemos) garantizan la existencia de sus propias pensiones.
Podremos discutir si el monto de la pensión es suficiente o insuficiente; si el mercado del trabajo y la creciente rotación laboral impiden o no la adecuada densidad de las cotizaciones (por intermedio de la Mesa, le digo a la Senadora Alvear que las lagunas previsionales están directamente vinculadas con el problema de la densidad). En fin, se puede cuestionar mucho. Pero, sin duda, hay que aclarar algunos puntos.
1.- Toda política pública de largo plazo debe revisarse, adecuarse y modernizarse en forma continua, sobre todo en materias laboral y previsional, pues el mundo productivo cambia aceleradamente, y con ello, la estructura del mercado del trabajo.
Una de las mayores transformaciones que ha experimentado nuestro sistema productivo es el aumento de la rotación laboral.
Al respecto, basta señalar que, conforme a los antecedentes que aporta el seguro de cesantía, los contratos celebrados a plazo indefinido tienen hoy una duración promedio de únicamente 10 meses, en tanto que los celebrados por obra o faena determinada o a plazo fijo ya suman cerca de 40 por ciento del total de los contratos.
Eso nos enfrenta a un cambio de paradigma en materia laboral, que se define por la pregunta cómo nuestra sociedad transforma el eje de la estabilidad en el empleo, propio de nuestra legislación -por lo demás, esta ha durado más de 50 años-, por una política pública distinta: de estabilidad en los ingresos, de protección al trabajador especialmente en el desempleo y de una potente intermediación laboral.
En tal sentido, la reforma previsional aprobada unánimemente en ambas Cámaras del Congreso aporta a este debate un elemento muy importante: el establecimiento del pilar solidario, que fue implementado especialmente para proveer de una pensión a los trabajadores afectados por los cambios en comento.
Ya sabemos cuáles son los componentes esenciales del pilar solidario: pensión básica solidaria, aporte previsional solidario, bono por hijo. Y a ello se agrega el establecimiento de las pensiones básicas solidarias de invalidez.
2.- Hay que tener presente que las crisis económicas en un mundo globalizado alcanzan a todas las naciones, y por ende, a todos los fondos de inversiones, entre los que se encuentran los fondos de pensiones.
Señor Presidente, ¿cómo sería factible sostener seriamente que la existencia de una AFP del Estado podría garantizar la protección de los fondos frente a las fluctuaciones de rentabilidad de los instrumentos en que ellos se invierten?
En un mundo como aquel en que vivimos no es factible, por desgracia, encontrar zonas donde sumas importantes, como las acumuladas en los fondos de pensiones, se protejan de las periódicas crisis internacionales.
Por eso, el decreto ley 3.500, de 1980, y sus normas complementarias establecen criterios claros y precisos para la diversificación de las inversiones, entendiendo que siempre habrá sectores de mayor o menor rentabilidad.
Sería demagógica y, además, de una irresponsabilidad tremenda una decisión que implicara terminar con el sistema de administración de los fondos de pensiones por privados a cambio de una supuesta garantía de seguridad. Demagógica, pues todos sabemos que, sea quien sea el que administre tales fondos, deberá concurrir a los mismos mercados a los que van con ese fin los entes particulares. Y dichos mercados no ofrecen garantías diferentes a los operadores, sean públicos o privados. Más bien, no otorgan garantía alguna sobre el éxito de la inversión.
Pero, según expresé, aquello sería además irresponsable, porque, conforme lo indica la experiencia de la administración de los fondos por las cajas de previsión de la época, finalmente los dineros de los trabajadores terminan siendo invertidos en los sectores que cuentan con mayor capacidad de presión política, en tanto que los organismos administradores suelen ser copados por personeros del Gobierno de turno y no necesariamente por un equipo de profesionales dedicados precisamente al análisis de los mercados e instrumentos idóneos con los que sea menester trabajar.
3.- La rentabilidad de cualquier fondo debe ser analizada conforme al destino y plazo de la inversión; las inversiones de corto plazo tienen una lógica absolutamente diferente de la de una posición que se toma a mediano o largo plazos, como lo es el destino de los fondos de pensiones.
Es necesario, en consecuencia, mencionar que en nuestro sistema existe un resguardo básico para la rentabilidad de los fondos de pensiones que se encuentren bajo el promedio anual de 4 por ciento.
Pero adicionalmente, si uno revisa las rentabilidades de los diferentes fondos -como ya lo dijo la Ministra del Trabajo-, concluye que los más afectados son aquellos que tienen mayor volatilidad y, además, más rentabilidad en el largo plazo.
Los antecedentes indican que cada fondo, acorde con sus propias características de riesgo, presenta un buen desempeño en el largo plazo, lo que asegura para los trabajadores una pensión en el período de inactividad.
Ahora bien, debemos reconocer que siempre vamos a desear que las pensiones sean superiores a los estándares que entrega el sistema. Pero ello no es resorte de este, sino que depende de la capacidad de acumulación que tenga el trabajador en su vida laboral.
De esa manera nos trasladamos a otro debate -probablemente amerita una nueva sesión especial-, relacionado con las deficiencias de nuestro sistema de contratación y despido; con la falta de estabilidad y la insuficiencia de los ingresos en momentos de cesantía, e incluso, con la estructura de la jornada de trabajo, la que, al ser absolutamente asimétrica con los requerimientos del sistema productivo, hace que muchas personas laboren una gran cantidad de horas informalmente, sin cotizaciones previsionales.
Un debate responsable en esta línea argumental nos obliga, por ejemplo, a mirar con preocupación la escasa incorporación de trabajadores de menos de 25 años al mercado laboral, pues las bajas tasas de empleabilidad de los jóvenes impiden que las primeras remuneraciones generen los mayores intereses acumulados en los fondos de pensiones a lo largo de 30 o 40 años.
Se trata, entonces, de un problema multisectorial, que debe analizarse con una mirada integral e integrada, como lo propone la reforma laboral expuesta en un estudio de la Universidad Adolfo Ibáñez, en la que confluyen elementos de flexibilidad laboral, por una parte, y estímulo a la creación de empleo y rediseño de las relaciones de trabajo colectivas, por otra, de forma tal que el trabajador pueda, bajo diferentes formatos, acumular progresiva e ininterrumpidamente en su cuenta de vejez.
Queda demasiado por hacer en tal sentido, señor Presidente.
¿Cómo se explica que en las negociaciones colectivas de las empresas se encuentre del todo ausente, por ejemplo, la posibilidad de pactos sobre ahorro previsional voluntario colectivo como parte de los beneficios para los trabajadores mayores de 50 años?
Restan también muchas interrogantes.
¿Cómo se explica, por ejemplo, que aún existan sistemas de remuneraciones que posibilitan que una parte de ellas quede fuera de las cotizaciones previsionales, como es el caso de diversas asignaciones en los sectores privado y público?
Finalmente, quiero expresar que el sistema previsional y su modernización pueden analizarse de dos formas: a través de una mirada demagógica y cortoplacista en la que podemos eternizar una discusión estéril sobre la AFP estatal o la limitación de las comisiones por administración, o por la vía de determinar si la cantidad de operadores es suficiente o insuficiente.
Nada de ello redunda en beneficio del trabajador.
En todo caso, señor Presidente, no puedo dejar de traer a esta discusión un dato, del que se ha hablado mucho.
El costo anual sobre los fondos que tiene Chile, en promedio, está en torno al 0,6 por ciento; en Estados Unidos, al 0,93 por ciento.
Fondos mutuos chilenos, 1,85 por ciento; fondos mutuos estadounidenses, 1,82 por ciento.
Vemos, entonces, cómo acá hay mucho de mito, demagogia, populismo, y poco de conocimiento, al menos de nuestra realidad previsional.
La verdad es que podemos dar una mirada completa a nuestro sistema productivo, que es de donde salen las rentas y las cotizaciones. Podemos asomarnos a esbozar un mercado laboral más coherente con los tiempos que corren, con más negociación pero más flexibilidad, con un mejor sindicalismo y con una mejor cultura empresarial en el respeto de los derechos laborales.
Se trata, entonces, de opciones que el Senado debe tomar seriamente.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tenemos un problema formal: terminó el Orden del Día.
Tiene la palabra el Senador señor Carlos Larraín, por dos minutos.


El señor LARRAÍN (don Carlos).- Señor Presidente, me voy a limitar a decir que lamento enormemente que los grandes impugnadores del sistema estén todos ausentes. Se han utilizado expresiones verdaderamente apocalípticas. Repito el motivo de la citación: "evaluar la grave situación que afecta a los fondos de pensiones". Y, sin embargo, todos ellos no se encuentran en la Sala.
Solo quiero concentrarme en un comentario invocado aquí -puede ser, incluso, una obsesión-: la falta de información.
Creo, de veras, que es preciso exhortar a esas personas a que lean, porque la documentación de los antecedentes es abundante, clara, bien presentada.
El Consejo Consultivo Previsional genera un informe anual de miedo: tiene una montonera de páginas, suficientes para adormecer al más insomne...
La Comisión de Usuarios del Sistema de Pensiones produjo cuarenta páginas de información en agosto de 2011. Se celebraron 33 reuniones, con participación activísima de los representantes de la CUT.
Se sigue haciendo referencia a la ignorancia.
Cabe agregar la información periódica que reciben los cotizantes.
Y, sin embargo, se insiste en fomentar, con poca seriedad -palabra grave-, la noción de que el sistema de fondos de pensiones es un verdadero mecanismo de extracción de riquezas ajenas. Lo estoy diciendo elípticamente. Se afirma que es un mecanismo infernal de explotación y aprovechamiento indebidos.
Y, sin embargo, los que enuncian juicios tan categóricos se ausentan de la Sala y reconocen, paladinamente, que no leen antes de intervenir sobre estas graves materias.
Repito: hay que leer un poco más antes de descartar. Es preciso ser más cuidadosos, porque el sistema de fondos de pensiones representa hoy día una porción muy sustancial del ahorro nacional: 140 mil millones de dólares. Haciendo un cálculo muy grueso, cada cotizante tiene ahorrados del orden de 25 mil dólares. Se financia la construcción de caminos, de viviendas. Se ha hecho una infinidad de cosas de mucho impacto social. Y, sin embargo, se insiste en rechazarlo.
El pilar solidario, por el cual se batalló tanto durante el Gobierno anterior, también es desconocido. ¿Acaso no tiene efecto?
La exposición de varios de mis Honorables colegas ha sido muy completa. Pero no puedo sino lamentar que los impugnadores del sistema no sean capaces de fundar sus dichos.
Muchas gracias.

El señor LETELIER (Vicepresidente).- Sobre la base de un planteamiento de la Senadora señora Rincón, someto a la consideración de Sus Señorías la organización de un seminario, en el mes en curso, sobre el modelo de pensiones, lo que puede corresponder a un acuerdo de la Sala o de la Comisión de Trabajo.
La selección de los expositores se ha basado en su experiencia en el sector público o en el privado y en centros de estudio.
Si no existen objeciones, ello obedecerá a un acuerdo de la Sala.
Aprobado.