Click acá para ir directamente al contenido
ESTABLECIMIENTO DE MEDIDAS CONTRA LA DISCRIMINACIÓN


El señor LETELIER (Vicepresidente).- Proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que establece medidas contra la discriminación, con segundo informe e informe complementario de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía e informes de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
--Los antecedentes sobre el proyecto (3815-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 41ª, en 12 de octubre de 2005.
Informes de Comisión:
Derechos Humanos, sesión 9ª, en 19 de abril de 2006.
Derechos Humanos (segundo), sesión 81ª, en 3 de enero de 2007.
Derechos Humanos (complementario del segundo): sesión 26ª, en 15 de junio de 2011.
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento: sesión 26ª, en 15 de junio de 2011.
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento (complementario): sesión 63ª, en 18 de octubre de 2011.
Discusión:
Sesiones 11ª, en 2 de mayo de 2006 (se aprueba en general), y 27ª, en 21 de junio de 2011 (queda pendiente su discusión particular).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- La Comisión de Constitución deja constancia de que concordó un nuevo articulado para la iniciativa, cuyo objetivo principal, entonces, es la instauración de un mecanismo judicial que permita restablecer eficazmente el imperio del derecho cada vez que se cometa un acto de discriminación arbitraria, para lo cual se define esta última, y, además, se señalan las situaciones jurídicas en que no corresponde.
El órgano técnico propone, en su informe e informe complementario, diversas modificaciones que, en conjunto, sustituyen todos los artículos despachados por la Comisión de Derechos Humanos, las cuales registraron la aprobación unánime de los Honorables señora Alvear y señores Espina y Patricio Walker, en varias votaciones, así como también la del Senador señor Hernán Larraín.
En consecuencia, de acuerdo con lo dispuesto en el inciso sexto del artículo 133 del Reglamento, tales enmiendas deben votarse sin debate, salvo que algún señor Senador solicite su discusión o que existan indicaciones renovadas, lo que precisaré en su momento.
Cabe tener presente que los artículos 3º, 6º y 13 tienen el carácter de normas orgánicas constitucionales, por lo que requieren 21 votos favorables para su aprobación.
Sus Señorías tienen a la vista un boletín comparado que transcribe el proyecto aprobado en general, el texto despachado por la Comisión de Derechos Humanos, las modificaciones introducidas por la Comisión de Constitución y la redacción final que resultaría de ser acogidas.
Se hace presente a la Sala que existe una indicación renovada, suscrita por los Senadores señoras Allende, Pérez (doña Lily) y Rincón y señores Escalona, Frei (don Eduardo), Girardi, Lagos, Letelier, Navarro, Quintana, Rossi, Walker (don Ignacio) y Zaldívar, para intercalar, en el inciso primero del artículo 2º, entre las expresiones "la orientación sexual" y "el estado civil" la expresión "la identidad de género", antecedida de una coma (,).
Además, un señor Senador ha pedido un pronunciamiento separado respecto de determinadas frases de la misma disposición.
Por consiguiente, se sugiere efectuar una primera votación respecto de las enmiendas aprobadas por unanimidad, incluidas las normas de quórum especial, con excepción del artículo 2º, naturalmente, que fue objeto, como dije, de una indicación renovada y de una petición de votación separada.

El señor LETELIER (Vicepresidente).- Corresponde dar por aprobadas, reglamentariamente, todas las modificaciones acogidas por unanimidad y los preceptos que no fueron objeto de indicaciones.
El señor ORPIS.- Todos lo fueron.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Se entiende que estas últimas no deben haber sido renovadas.
Tiene la palabra el Honorable señor Orpis.
El señor ORPIS.- Señor Presidente, es preciso votar todas las normas por tratarse de un nuevo proyecto, el cual fue objeto de indicaciones.
Se da por aprobada una disposición cuando el mismo texto corresponde al acogido en la idea de legislar.
Como toda la iniciativa recibió -repito- indicaciones, debe votarse artículo por artículo, de acuerdo con el Reglamento.
--(Aplausos en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Lo diré por última vez. Ya es la tercera. Y seré tremendamente estricto con todos. Ante cualquier próxima manifestación, voy a pedirle a la fuerza pública que despeje las tribunas.
Si no se entiende que la democracia consiste en escuchar la diversidad de opiniones y no interrumpir, no se está contribuyendo ni a ella ni a la tolerancia.
Hago presente al Senador señor Orpis que la Mesa tiene otra interpretación respecto de la cuestión planteada. En su momento le precisaré la disposición respectiva del Reglamento.
El señor ORPIS.- Señor Presidente, pido votación separada de todos los artículos.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Escalona.
El señor ESCALONA.- Señor Presidente, usted no sometió a la consideración del Senado una parte de la solicitud que formulé.
Comprendo que el problema radica en el funcionamiento simultáneo con la Sala. El interés de los miembros de la Comisión Especial Mixta de Presupuestos es trabajar, pero muchos también nos interesamos por participar en la votación del proyecto en debate, cuya importancia es evidente. Tenemos convicciones personales que se hallan en juego y deseamos contribuir con nuestros pronunciamientos a la aprobación o no de las iniciativas que se traten, pero también recae en nosotros la responsabilidad de aprobar el Presupuesto.
Usted no determinó, señor Presidente, si el asunto se discutirá ahora hasta quedar despachado, con una previsión de hora de término, caso en el cual se podría autorizar para que la sesión de la Comisión Especial Mixta de Presupuestos comenzara a las 19, en lugar de las 18, o si derechamente no se hace tal consideración y suspendemos esta última, con citación para mañana.
Lamentablemente, se presenta un conflicto. Las dos cosas son importantes y quisiéramos tener claridad para los efectos reglamentarios pertinentes.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Respecto a la Comisión Mixta, la Sala del Senado carece de facultades para modificarle sus horarios de funcionamiento. Es una decisión propia y ese órgano tiene autonomía para adoptarla.
En cuanto a la presente sesión, esta se halla convocada hasta las 20, aproximadamente. Ello, de acuerdo con el estado del debate. Si se llega a su término, el proyecto quedará despachado. Si no, se continuará mañana, a menos que haya unanimidad para prorrogarla, lo cual se debe consultar en su momento.
Tocante al proceso de discusión de la iniciativa en análisis, existe una diferencia de interpretaciones.
Los artículos acordados por unanimidad en la Comisión y respecto de los cuales no existan indicaciones renovadas deben darse por aprobados, reglamentariamente, sin importar que el texto haya sido idéntico en el mensaje o en la aprobación en general. Insisto en que ello depende, conforme al Reglamento, de que en el órgano técnico se haya registrado unanimidad y de que no se haya renovado una indicación.
Por lo tanto, se dan por aprobados.
El señor ORPIS.- No, señor Presidente. Pedí separar las votaciones.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Lo hizo después, señor Senador.
El señor ORPIS.- ¡No, señor Presidente!
La señora VON BAER.- ¡Lo planteó antes!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Se les dará la palabra a todos.
La cuestión es reglamentaria, tal como la presentó el señor Secretario. Dice relación con todos los artículos que no fueron objeto de votaciones divididas y registraron unanimidad en la Comisión.
Distinto es el caso de la disposición que se encuentra en el centro del debate: el artículo 2º, que no se incluye en la resolución.
Tiene la palabra Honorable señor Orpis.
El señor ORPIS.- Señor Presidente, solicito votación separada para el artículo 2º y también respecto de los artículos 3º a 18.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor KUSCHEL.- Señor Presidente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- De inmediato le doy la palabra, Su Señoría.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Señores Senadores, en la relación señalé que las enmiendas -porque lo que se vota en la discusión particular son estas últimas-, de acuerdo al inciso sexto del artículo 133, se deben dar por aprobadas, salvo que exista indicación renovada o que algún señor Senador solicite votación separada.
Solamente para los efectos de simplificar, sugerí que, como tres disposiciones tienen quórum especial, se votaran en un solo acto -porque las normas de quórum especial requieren votación- todos esos preceptos, con excepción de aquellos respecto de los cuales haya indicación renovada o una petición de votación separada.
En tal situación se encuentra el artículo 2º, a propósito del cual, por un lado, se ha renovado una indicación, y por el otro, un señor Senador ha pedido votación separada.
Por consiguiente, primero deberían votarse las normas de quórum especial y todas aquellas respecto de las cuales no se ha pedido votación separada ni se ha renovado indicación, y luego, en votaciones siguientes, las que corresponden al artículo 2º.
El señor ORPIS.- Y las del artículo 3º en adelante.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Kuschel.
El señor KUSCHEL.- Señor Presidente, quiero pedir que el señor Secretario verifique si el proyecto que tenemos a la vista es el mismo que se vio en general hace unas semanas, porque, de lo contrario, procedería tratarlo artículo por artículo.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Alvear.
La señora ALVEAR.- Señor Presidente, el proyecto en análisis está discutiéndose en el Congreso desde el año 2006. Lo hemos debatido en varias sesiones. En la última en que se intentó avanzar, se determinó devolverlo a la Comisión de Constitución, donde resolvimos invitar a las entidades que tenían más dudas acerca de la materia, que eran -lo voy a decir con absoluta claridad- la Iglesia Católica y la Evangélica.
Y celebramos una sesión especial -se encuentran presentes todos los Senadores que participaron en ella- para explicarles el acuerdo al cual habíamos llegado, en consideración a todos los antecedentes y a las diferentes personas que acudieron a dicha Comisión.
Deseo agregar que el acuerdo alcanzado contó con la unanimidad de sus integrantes y corresponde exactamente a las ideas matrices del proyecto. Por ende, no cabe argumentar en contra.
Insisto: el texto que se somete a nuestra consideración fue trabajado -quiero decirlo con todas sus letras- con representantes del Gobierno. De hecho, la actual Senadora Von Baer, entonces Ministra Secretaria General de Gobierno, participó junto con sus asesores. Y lo mismo hicieron los diversos Senadores para llegar al texto que aprobamos por unanimidad, el cual es el que hemos querido explicar durante muchos meses, hasta llegar a esta votación.
Además, en ese momento también era miembro de la Comisión de Constitución -y por tanto, participó en el acuerdo- el hoy Ministro Secretario General de Gobierno, señor Andrés Chadwick.
En consecuencia, la propuesta aprobada por el órgano técnico, que busca combatir la discriminación en nuestro país, corresponde exactamente a las ideas matrices del proyecto y fue acordada por la unanimidad de los integrantes de la Comisión de Constitución, tanto de la Concertación como de la Alianza.
De ahí que deseo insistir en que debemos aprobar las indicaciones y dar la adecuada celeridad a la iniciativa. Porque no solo están esperando el pronunciamiento del Senado las personas que se encuentran en las tribunas, sino el país completo.
Por supuesto, hay modificaciones que ameritan cierto debate. Pero la discusión ya se hizo, se hicieron aclaraciones y la iniciativa fue aprobada por unanimidad, incluso con acuerdo del Gobierno.
Ahora hay indicaciones renovadas, otras nuevas, y algunas echan pie atrás en algunos aspectos del artículo 2º, que es el conflictivo.
Por eso, señor Presidente, pido que vayamos al punto, tratando solo las indicaciones, para no seguir dilatando el despacho del proyecto.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Señores Senadores, se acercó...
El señor NOVOA.- ¡Punto de reglamento, señor Presidente!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- ¿Me permite informar primero, señor Senador?
La confusión se ha producido en el siguiente sentido.
Al comienzo se acercó un señor Senador a hablar con el Secretario para pedir votación separada respecto de un artículo.
Con ese criterio, la Mesa, después de la relación de la iniciativa, dio por aprobados todos los preceptos acordados por unanimidad y que no hubiesen sido objeto de renovación de indicaciones ni de petición de votación separada.
Con posterioridad, el mismo señor Senador solicitó que otros artículos también fueran votados por separado.
Reglamentariamente, esa petición se debe efectuar antes de realizar las votaciones.
El señor ORPIS.- ¡Lo solicité antes!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Quiero dejar sentado ese aspecto, porque existe una confusión.
Por lo tanto, si hay unanimidad en la Sala...
El señor NOVOA.- ¡Punto de reglamento, señor Presidente!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- ¿Me permite, Senador Novoa, con todo respeto? La Mesa quiere facilitar las cosas.
El señor NOVOA.- No las está facilitando, señor Presidente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Me parece muy bien, de acuerdo con la situación que se ha producido, que cualquier Senador que quiera pedir separación de la votación pueda ejercer...
El señor NOVOA.- ¡Antes de eso, Presidente, una cuestión de reglamento!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Senador Novoa, le pido que mantenga cierta calma, para que conozca la opinión de la Mesa.
El señor NOVOA.- Siempre que me dé la palabra, Presidente. Pero usted...
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Cuando corresponda, señor Senador.
La señora ALLENDE.- ¡Escuche primero, Senador Novoa!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- El Senador señor Orpis ha pedido votación separada para varios artículos. Y entiendo que eso es lo que ha solicitado también el Senador señor Kuschel.
El señor KUSCHEL.- Yo encuentro que este es otro proyecto, señor Presidente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Esa es otra cuestión, señor Senador, que puede consultar con los miembros de su bancada que forman parte de la Comisión de Constitución.
Tiene la palabra el Senador señor Novoa.
El señor NOVOA.- Señor Presidente, el Reglamento señala que "se votarán sin debate aquellas modificaciones que hayan sido aprobadas por la unanimidad". No pueden darse por aprobadas, sino que se deben votar sin debate. Así lo dispone el artículo 133 del Reglamento. Y aquí no se ha procedido a votar.
Por lo tanto, señor Presidente, solicito que rectifique su decisión de dar por aprobadas las normas mencionadas, porque hay que votarlas sin debate, todas, salvo aquellas respecto de las cuales se haya pedido votación separada. En caso contrario, si usted efectúa esa aprobación en contra del Reglamento, vamos a tener un problema serio.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Señor Senador, acojo su petición en lo literal del Reglamento. La práctica en el Senado ha sido dar por aprobadas aquellas normas.
El señor NOVOA.- No.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- En consecuencia, se pondrán en votación las disposiciones que no han sido objeto de indicaciones renovadas, las cuales serán indicadas por el señor Secretario.
Entiendo que se trata del artículo 1º y de los artículos 3º a 18. Respecto de este último grupo, además, el Senador señor Orpis ha pedido votación separada.
El señor ORPIS.- Señor Presidente, quiero proponer un procedimiento.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Señor Senador, si quiere precisar, tiene la palabra.
El señor ORPIS.- Señor Presidente, el artículo clave es el 2º. El resto depende del resultado de su votación.
Por lo tanto, sugiero que discutamos el artículo 2º y que después votemos el resto de la normativa.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Siguiendo el orden, antes pondremos en votación el artículo 1º, que no fue objeto de indicaciones y fue aprobado por unanimidad.
El señor NOVOA.- Votémoslos todos juntos.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Su colega de bancada ha manifestado otra opinión, señor Senador, y vamos a proceder reglamentariamente.
En consecuencia, en votación el artículo 1°.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Se vota el texto que figura en la última columna del boletín comparado.
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba el artículo 1° (28 votos a favor, 6 en contra y 1 pareo).
Votaron por la afirmativa las señoras Alvear, Pérez (doña Lily), Rincón y Von Baer y los señores Cantero, Chahuán, Escalona, Espina, Girardi, Gómez, Horvath, Lagos, Larraín (don Hernán), Letelier, Navarro, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide, Sabag, Tuma, Uriarte, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la negativa los señores Coloma, García, García-Huidobro, Kuschel, Larraín (don Carlos) y Prokurica.
No votó, por estar pareado, el señor Bianchi.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Antes de pronunciarnos sobre el artículo 2°, consulto al Senador señor Orpis si tiene alguna observación respecto de los artículos de quórum especial despachados por unanimidad en Comisiones y que no han sido objeto de indicaciones renovadas, puesto que, reglamentariamente, correspondería votarlos primero, entendiendo que para los demás procederíamos como ha solicitado Su Señoría.
El señor ORPIS.- Señor Presidente, sugiero que discutamos y votemos el artículo 2°, que es clave. Porque de su resultado depende el curso que seguirá el resto del articulado.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Entonces, se pondrá en votación el artículo 2°.
El señor ORPIS.- Hay que discutirlo, señor Presidente, pues pedí votarlo separadamente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Muy bien.
Tiene la palabra el señor Secretario.


El señor LABBÉ (Secretario General).- Señores Senadores, respecto del artículo 2°, se ha pedido votar por separado la parte del inciso primero que dice: "en particular cuando se funden en motivos tales como la raza o etnia, la nacionalidad, la situación socioeconómica, el idioma, la ideología u opinión política, la religión o creencia, la sindicación o participación en organizaciones gremiales o la falta de ellas, el sexo, la orientación sexual, el estado civil, la edad, la filiación, la apariencia personal y la enfermedad o discapacidad".
Asimismo, hay una indicación, renovada por los señores Senadores que individualicé en la relación, cuyo objeto es intercalar, en el mismo inciso primero, a continuación de la expresión "la orientación sexual", la frase "la identidad de género".
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra.
Tiene la palabra el Honorable señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, he solicitado votar separadamente la segunda parte del inciso primero porque soy partidario de eliminar la categoría completa.
Voy a entregar los fundamentos, y lo voy a hacer con profundo respeto.
¿Qué plantea el proyecto?
Aprobada una primera definición en el artículo 1°, en el 2° establece la de "discriminación arbitraria", pero, junto con ello, agrega categorías sospechosas. Y estoy usando la denominación que se les da en el propio informe.
Y no solo son categorías sospechosas, sino que, en la práctica, pasan a tener un carácter superior.
Se trata de algo que debe ser analizado en el contexto general del proyecto, porque tales categorías, que pasan a ser sospechosas y superiores, obligan a incluir en el resto de la iniciativa un conjunto de resguardos tendientes a evitar, precisamente, posibles abusos.
El primero se consagra en el inciso segundo del mismo artículo 2°, al disponerse que "no podrán invocarse, en ningún caso, para justificar, validar o exculpar situaciones o conductas contrarias a las leyes o al orden público". Incluso, hubo la necesidad de colocar un ejemplo, que prácticamente fue objeto de una sesión especial. O sea, respecto de una categoría concreta, se hizo indispensable ejemplificar. Así, se señala: "De esta manera, por ejemplo, no podrá reclamar discriminación por orientación sexual un individuo que deba responder por actos sexuales violentos, incestuosos", etcétera.
Un segundo resguardo se halla en el inciso tercero de la misma disposición, cuando se expresa: "Se considerarán siempre razonables las distinciones, exclusiones o restricciones que, no obstante fundarse en alguno de los criterios mencionados en el inciso primero," -es decir, las categorías que estoy pidiendo que se eliminen- "se encuentren justificadas en el ejercicio legítimo de otro derecho fundamental" -como el derecho a la vida privada, la libertad de conciencia, de enseñanza, de opinión, el derecho de asociación, la libertad de trabajo y el derecho a desarrollar cualquier actividad económica- "o en otra causa constitucionalmente legítima".
Un tercer resguardo, referido al ejercicio de la acción, se encuentra contenido en el artículo 6°, donde se establece que ella no será admitida a tramitación:
"b) Cuando se impugnen contenidos de leyes vigentes;
"c) Cuando se objeten sentencias emanadas por tribunales creados por la Constitución o la ley;
"d) Cuando carezca manifiestamente de fundamento".
Y el artículo 18 consagra un cuarto resguardo, al disponer que "Los preceptos de esta ley no podrán ser interpretados como derogatorios o modificatorios de otras normas legales vigentes, con la sola excepción de las disposiciones señaladas en los tres artículos precedentes".
Es decir, estamos ante un proyecto con una definición, con categorías superiores y con cuatro resguardos.
¿Cuáles son mis comentarios a este respecto, señor Presidente?
En materia de discriminación, en determinadas situaciones esas categorías pasan a tener carácter superior. El problema es que, a pesar de los resguardos, cada norma deberá ser interpretada por un juez. Y dicha interpretación se le dificulta cuando existen conceptos amplios. De hecho, en la Comisión se planteó que el concepto "orientación sexual" tiene 22 definiciones distintas.
Como ya indiqué, quedan resguardadas ciertas garantías constitucionales. Sin embargo, cuando un magistrado se vea enfrentado a una categoría de carácter superior, un concepto amplio lo puede llevar a dejar sin efecto la salvaguarda contenida en el inciso tercero del artículo 2°, relativa al ejercicio legítimo de otro derecho fundamental, como la libertad de enseñanza, de expresión, de conciencia, de trabajo, el derecho de asociación, a la privacidad, a desarrollar cualquier actividad económica, etcétera.
Señor Presidente, el artículo 19, N° 2°, de la Carta Fundamental no excluye ninguna conducta para determinar la existencia de una discriminación arbitraria.
El artículo 20, por su parte, consagra el recurso de protección.
Desgraciadamente, por esta vía, a raíz de los conceptos amplios establecidos para las categorías superiores a que puede verse enfrentado un juez al interpretar esta materia, perfectamente se podrían burlar las garantías constitucionales mencionadas.
Por eso, señor Presidente, soy partidario de mantener la definición de discriminación arbitraria, pero eliminando toda clase de categorías, de modo que ninguna tenga un carácter superior o sospechoso, por cuanto ello implica invertir la carga de la prueba en términos tales que toda persona demandada deba demostrar su inocencia. Su eliminación nos deja a todos en exacta igualdad de condiciones para evitar cualquier tipo de discriminación arbitraria.
A mi juicio, los cuatro resguardos que figuran en el proyecto no son suficientes, pues a la larga deberán ser interpretados por el juez. Y esto, con conceptos que en algunos casos tienen 22 definiciones distintas -como quedó consignado en la Comisión- constituye un camino extremadamente peligroso.
El proyecto no presentaría ningún problema si aceptáramos la definición que establece y elimináramos las categorías señaladas.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Ha finalizado su tiempo, señor Senador.
Tiene un minuto más, para concluir la idea.
El señor ORPIS.- Eso permitiría una acción judicial expedita radicada en los jueces de letras, y excluiría cualquier riesgo respecto a violar otras garantías constitucionales con conceptos de esta amplitud.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Quiero pedirles a los señores Senadores ajustar su intervención al tiempo reglamentario. Seremos muy estrictos en controlarlo, pues son muchos los que desean opinar.
Se halla inscrita a continuación la Senadora señora Rincón.
Intervendrá después.
Tiene la palabra el Honorable señor Ignacio Walker.


El señor WALKER (don Ignacio).- Señor Presidente, me atrevo a decir, con mucha claridad, que el Partido al que pertenezco y que tengo el honor de presidir se halla por doctrina y por convicción en contra de cualquier forma de discriminación arbitraria.
Esta es una cuestión de principios no solo porque así lo establece la Constitución, sino porque responde a uno de los principios básicos de nuestra doctrina.
El proyecto de ley que estamos conociendo propone un mecanismo judicial que permite restablecer el derecho frente a un acto de discriminación arbitraria. Se trata de un sistema eficaz, con plena garantía del debido proceso.
Esa es la acción de no discriminación arbitraria que se contempla en la iniciativa.
Es preciso diferenciar entre una discriminación arbitraria, que siempre es ilegítima conforme tanto a la Constitución como a esta normativa, y una distinción razonable, que en forma invariable es legítima.
Un ejemplo de distinción razonable es, a mi juicio, el hecho de que el matrimonio sea un contrato entre un hombre y una mujer. Y un fallo reciente del Tribunal Constitucional así lo avala.
Por lo tanto, el matrimonio heterosexual -esto se cita bastante a propósito de la presente discusión- es un caso de distinción razonable, no de discriminación arbitraria, e insisto en que el Tribunal Constitucional acaba de fallar en el mismo sentido.
Pero el proyecto es muy claro al consignar en el inciso tercero del artículo 2° que será siempre razonable una distinción que se base en el ejercicio de derechos fundamentales. ¿Cuáles? El respeto y protección a la vida privada y a la honra de la persona y su familia; la libertad de conciencia y de culto; la libertad de enseñanza; la libertad de información y de opinión; el derecho a asociarse; la libertad de trabajo.
Ello no constituye discriminación arbitraria. Es una distinción razonable, porque implica el ejercicio de derechos fundamentales.
Pero seamos claros, señor Presidente. En Chile existe una práctica sistemática de discriminación arbitraria en razón de la orientación sexual y de la identidad de género.
El proyecto postula que la orientación sexual, referida a una condición u opción equis, no podrá ser objeto de discriminación arbitraria.
Y la identidad de género -varios Senadores formulamos una indicación para introducir este concepto- también es importante desde el punto de vista de la dignidad del ser humano.
¿Qué es la identidad? Un elemento esencial de la persona: aquello que la hace particular y que es constitutivo de su personalidad.
La identidad, que se determina por la combinación de una serie de factores, entre ellos la raza, el género, la orientación sexual, las creencias, la discapacidad, tiene, al mismo tiempo, una dimensión o componente social: permite que las personas se reconozcan, se relacionen y compartan características similares.
Por consiguiente, la identidad es un factor determinante de la naturaleza social de la persona humana. Únicamente en la medida que los individuos podamos vincularnos libremente conforme a nuestra identidad seremos capaces de respetarnos unos a otros y de fortalecernos como nación, como país y como comunidad. Esto será factible solo si no discriminamos a los demás de manera arbitraria y respetamos su identidad y nuestra propia identidad.
La iniciativa en análisis nos invita, por ende, a mirarnos unos a otros; a reconocer nuestras identidades y la diversidad de realidades que conforman la sociedad, y a ser capaces de valorar dicha heterogeneidad y diversidad.
Por eso, a muchos Senadores nos parece un proyecto muy razonable, que posibilita aplicar el precepto constitucional que impide la discriminación arbitraria y llevarlo a un terreno en el que enfrentamos en Chile una práctica sistemática -insisto- de discriminación arbitraria con relación a la orientación sexual o a la identidad de género.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Finalizó su tiempo, señor Senador.
El señor WALKER (don Ignacio).- Termino de inmediato, señor Presidente.
Por eso, el texto hace bien al señalar -contrariamente a la objeción, respetable por cierto, del Senador Orpis- motivos tales como los que paso a detallar, a título ilustrativo: raza, etnia, nacionalidad, situación socioeconómica, idioma, ideología, opinión política, religión, creencia, sindicación o participación en organizaciones gremiales, orientación sexual. Y algunos queremos añadir también identidad de género.
¿Cuándo se justifica la discriminación arbitraria? ¡Nunca!
Por los motivos expuestos, votaré a favor.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Hay varias personas que en otros momentos lucharon contra la discriminación. Y eso las favoreció.
Les solicito respetar la diversidad de opiniones en esta Sala y no generar una situación indeseada.
Y si alguien no está de acuerdo, le asiste toda la libertad para retirarse.
Tiene la palabra el Senador señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, el siglo XXI ha sido el período de la emergencia de los marginados; de la visibilización de los invisibilizados por un discurso público que hemos conocido durante décadas.
En efecto, emergieron los indígenas; se visibilizaron, recientemente, los inmigrantes y también los que descendemos de otros que llegaron tiempo atrás; surgieron los hombres y las mujeres con opciones sexuales diversas, los discapacitados y quienes profesan credos o religiones minoritarias.
Y así nuestro país comienza a pintarse de colores y a mostrar la enorme diversidad y heterogeneidad de su pueblo no como un defecto, sino muy por el contrario, como un valor social y una virtud de primer orden.
Basta con caminar por las calles de Valparaíso, Santiago o Iquique para ver cómo se integran a nuestra sociedad hombres y mujeres provenientes de tierras lejanas, del Caribe cubano o colombiano.
En Temuco, los jóvenes lucen, cada vez con mayor orgullo, los atuendos tradicionales de sus padres y abuelos mapuches; los judíos caminan tranquilos con quipá sobre su cabeza, y los descendientes de árabes continúan transmitiendo su cultura ancestral a sus hijos.
Es el Chile orgulloso de la multiculturalidad y del pluralismo racial, el cual debe contar con una institucionalidad que no solo proteja a los diversos, sino que también promueva el desarrollo integral de cada uno de sus integrantes.
La discriminación, entendida como una práctica abusiva no fundada en la razón, sino en el prejuicio y la irracionalidad, es la que debe combatirse con leyes como la propuesta, que estén al servicio de la paz, de la integración y del pleno respeto a la persona humana.
Jurídicamente, es cierto que la iniciativa puede merecer cuestionamientos, toda vez que establece un recurso jurisdiccional, con rango legal, respecto a un derecho ya amparado por la acción constitucional de protección. Y le corresponderá a nuestros tribunales superiores de justicia, a través de la jurisprudencia, deslindar los límites entre una y otra acción.
Sin embargo, nadie puede desconocer su mérito político, como una señal clara de que en Chile no cabe la discriminación racial, económica, social, política o religiosa.
Los representantes del pueblo evangélico presentes en la Sala, y especialmente quienes ven y escuchan este debate en Regiones, pueden tener la certeza de que la presente iniciativa -es mi convicción- no limitará su derecho a la libertad religiosa...
--(Manifestaciones en tribunas).
...y de culto, que tantas luchas les ha costado a sus feligreses (cabe recordar que el Congreso Nacional promovió y aprobó la ley sobre libertad religiosa y de culto). Ellos mantendrán incólume su derecho a la libertad de prédica con su visión y sus valores en torno a la ética personal o social.
Este proyecto sancionará, eso sí, a quienes busquen promover el odio a las personas por ser diferentes.
En tal virtud, me hago parte de la indicación renovada tendiente a incorporar la frase "identidad de género".
Finalmente, en lo que respecta a la nueva agravante general de la pena que se introduce en el artículo 12 del Código Penal en razón de cometer el delito "por motivos racistas u otra clase de discriminación arbitraria referente a la ideología, opinión política, religión o creencias de la víctima, a la nación, etnia o grupo social al que pertenezca, a su sexo, orientación sexual, edad, filiación, apariencia personal o a la enfermedad o discapacidad que padezca", deseo dejar consignado para la historia fidedigna de la ley que tal circunstancia deberá ser siempre materia de investigación por los fiscales y de consideración por los jueces cuando la víctima perteneciese a alguno de los colectivos minoritarios que se mencionan en el texto aprobado por la Comisión de Constitución. Ello resulta especialmente relevante en la Región de La Araucanía, que represento en el Senado, con relación a la persecución...
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.
Tiene un minuto más.
El señor TUMA.- Termino enseguida, señor Presidente.
Decía que resulta especialmente relevante en mi Región, con relación a la persecución de los delitos cometidos contra miembros del pueblo mapuche, ya sea por particulares o por agentes del Estado.
Por ello, apruebo esta norma que favorece la antidiscriminación.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Advierto a quienes se encuentran en las tribunas que les he pedido a los funcionarios del Senado que identifiquen a la próxima persona que grite para invitarla a salir de la Sala, a los efectos de no ordenar un desalojo colectivo.
Los asistentes que no respeten las opiniones que se viertan en este Hemiciclo no nos podrán acompañar más.
Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, después de una larga discusión -cabe recordar que este proyecto fue presentado en 2005, durante el Gobierno del Presidente Ricardo Lagos-, estamos llegando finalmente -espero- a la aprobación de una iniciativa legal contra la discriminación, como ha ocurrido en casi todas las sociedades democráticas en el sentido de legislar y elaborar políticas públicas para evitar la discriminación arbitraria de los seres humanos y, además, para luchar por prevenir, sancionar, eliminar y reparar cualquier clase de discriminación.
A mí me gustaba más -lo digo con toda franqueza- el texto aprobado en el segundo informe de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, que establecía la responsabilidad de "prevenir y sancionar" toda discriminación arbitraria.
Lamentablemente, se cambió un poco la definición para centrarla en un mecanismo jurídico, que encuentro muy razonable y por supuesto comparto, porque siempre tendrá que imperar el Derecho, el cual habrá de ser expedito, accesible, etcétera.
Pero -insisto- a mí me gustaba más la definición que incluía la frase "prevenir y sancionar". Ello implicaba la responsabilidad de elaborar políticas públicas, porque resulta muy importante adoptar medidas afirmativas y no limitarnos solo a la acción judicial.
Por eso, me duele que se haya eliminado esa frase, y espero que se pueda reponer en la Comisión Mixta.
De otra parte, la indicación que algunos Senadores hemos renovado -lo explicó con mucha claridad el Senador Ignacio Walker- tiene pleno sentido. Eliminar lo relativo a la identidad de género significa excluir, dejar de lado ciertas opciones y limitarse a la orientación sexual, sin querer abarcar un universo que hoy día padece dobles y triples discriminaciones.
Una de las funciones que debemos cumplir en el Parlamento cuando estamos legislando contra la discriminación es, entre otras, intentar proteger a los grupos más vulnerables, más acosados, más discriminados y -debo agregar- más agredidos.
En el último tiempo hemos sufrido viendo en los medios de comunicación las agresiones de que han sido objeto personas transexuales, transgéneros que, desgraciadamente, experimentan la violencia irracional, pasional de grupos neonazis que no se contienen y las atacan.
En consecuencia, no podemos suprimir lo referente a la identidad de género y limitarnos solo a lo concerniente a la orientación sexual, pues también debemos apuntar a la construcción cultural y social que identifica profundamente a la persona.
Por esa razón, me parece que con la eliminación de la oración "identidad de género" dejamos al margen a un grupo que hoy día -como ya indiqué- sufre vejaciones, violencia y agresiones.
Y más aún. Si nosotros no incluimos ese concepto, estaremos transgrediendo claramente nuestros compromisos internacionales.
Debo recordar que Chile ya ha sido objeto de observaciones por no cumplir algunos instrumentos internacionales a pesar de haberlos suscrito, como la Declaración sobre orientación sexual e identidad de género, de 2008, de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas -documento firmado por 66 Estados, entre ellos Chile-, cuyo artículo 5º se refiere con claridad a esta materia.
Asimismo, hemos recibido prevenciones en el Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, donde entre otras cosas se le pide a nuestro país acoger la recomendación de adoptar todas las medidas posibles contra las "actitudes discriminatorias en la sociedad".
Además, Chile firmó una declaración oficial del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas sobre derechos humanos, orientación sexual e identidad de género, y cuatro resoluciones de la Organización de Estados Americanos acerca de no discriminación por orientación sexual e identidad de género.
Señor Presidente, por las razones expuestas, porque no podemos limitarnos solamente a incluir la diversidad sexual, porque debemos abarcar la identidad de género, porque hemos recibido prevenciones y observaciones...
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Concluyó su tiempo, señora Senadora.
La señora ALLENDE.- Termino en un minuto, señor Presidente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Hago presente a los Senadores que esta será una de las últimas ocasiones en que otorgaré más tiempo, pues debemos asegurar que se despache hoy la iniciativa.
La señora ALLENDE.- Me parece muy bien, señor Presidente. Pero o lo hace con todos o no lo hace.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Por eso estoy informando con antelación, Su Señoría.
Tiene un minuto para terminar.
La señora ALLENDE.- Gracias, señor Presidente.
Decía que porque hemos suscrito compromisos internacionales que no respetamos y porque -como ya expliqué- dejamos fuera a un grupo que tendrá dificultades para ejercer acciones judiciales, considero absolutamente deseable que la Sala tenga a bien aprobar la indicación renovada que incorpora la frase "identidad de género".
Opino que eso resulta fundamental para el proyecto.

El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Rossi.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor ROSSI.- ¡Señor Presidente, se nota la importancia de dictar una legislación como esta después de ver la reacción de algunos y de algunas...!
El proyecto que establece medidas contra la discriminación constituye un avance tremendamente importante en materia de derechos humanos y de profundización democrática.
Discriminar es excluir al que es diferente.
Discriminar es asignar menos derechos a las personas, de acuerdo a ciertas características externas como la apariencia física, la situación socioeconómica, o a conductas u opciones como la posición política, la orientación sexual o la identidad de género.
Un Estado democrático que represente verdaderamente a una sociedad democrática tiene la obligación de garantizar el respeto irrestricto de la dignidad de los seres humanos, de manera tal que puedan gozar de todos sus derechos y deberes en igualdad de condiciones.
Se atropella la dignidad de una persona cuando una institución pública o privada le cercena sus derechos sobre la base de criterios arbitrarios.
Las mujeres, los niños, los ancianos, los católicos, los evangélicos o los judíos, así como los más pobres, los gordos o los homosexuales, deben gozar absolutamente de todos los derechos establecidos en la Constitución y las leyes.
Frente a iguales responsabilidades y deberes han de existir iguales derechos.
Esta iniciativa legal es tremendamente necesaria, ya que en la práctica no han resultado suficientes las acciones constitucionales y legales pertinentes, como el recurso de protección, el de amparo, el de amparo económico, el procedimiento laboral de tutela de derechos fundamentales y la acción especial contemplada en el artículo 57 de la Ley sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de Personas con Discapacidad.
¡Somos el único país que no tiene una legislación que condene las acciones discriminatorias!
Lamentablemente, han existido diversas presiones -las hemos visto y vivido- para modificar el artículo 2° del presente proyecto, donde se define "discriminación arbitraria".
¿Y cuáles son los reparos que se han formulado? El uso de la expresión "orientación sexual" como categoría protegida contra los actos de discriminación arbitraria. Lo mismo ha ocurrido con la inclusión del término "identidad de género" en la misma categoría.
Algunos colegas afirman que incorporar esas expresiones podría "amparar interpretaciones absurdas o peligrosas o que estarían legitimando conductas ilícitas".
¡Qué poca tolerancia y solidaridad revelan esas aprensiones!
¡Esa línea argumental es la que da sustento a la discriminación que sufren en nuestro país las minorías sexuales! ¡Es la argumentación de quienes los llaman "enfermos" o los asocian a pederastas y a violadores!
¡Esa línea argumental le hace mal a Chile y daña profundamente su alma!
¡Esa línea argumental justifica absolutamente la necesidad de aprobar hoy este proyecto!
Son ese tipo de argumentos los que han pavimentado el camino de las violaciones más graves de los derechos humanos en nuestra historia. Las Cruzadas y la Inquisición, el Holocausto judío o la dictadura de Pinochet son ejemplos de ello.
¡El nivel de violencia, acoso, discriminación, exclusión, estigmatización y prejuicio que se dirigen contra personas en Chile por causa de su orientación sexual o identidad de género es incompatible con la democracia!
En este sentido, me parece fundamental establecer claramente que ambos conceptos son categorías protegidas contra actos de discriminación arbitraria, como queda en evidencia -este punto es tremendamente importante- en la "Declaración sobre orientación sexual e identidad de género de las Naciones Unidas", de hace algunos años, donde se señala lo siguiente: "Reafirmamos el principio de no discriminación, que exige que los derechos humanos se apliquen por igual a todos los seres humanos, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.".
Esta Declaración ha sido apoyada por toda Europa y por casi toda América.
Un conjunto de parlamentarios hemos presentado una indicación para incorporar, en el inciso primero del artículo 2°, la expresión "identidad de género y el género", como lo señala la Declaración del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Esta indicación no fue incorporada al proyecto, y creemos que es fundamental hacerlo.
¡Cómo no va a ser importante respetar la autopercepción en materia de género de cada persona, el cómo vivencia su sexualidad, el cómo se ve a sí misma! Tan terrible es esta discriminación que en numerosos países se discrimina a los y las transgéneros a todo nivel, incluyendo, por cierto, el comercio sexual.
Hago, finalmente, un llamado al Parlamento a avanzar decididamente hacia una sociedad más tolerante y pluralista, que reconozca en su diversidad una riqueza y la promueva, respetando la dignidad intrínseca de toda persona humana.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Kuschel.
El señor KUSCHEL.- Señor Presidente, me piden que solicite abrir la votación.
Por otra parte, inicialmente...
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Excúseme, señor Senador.
Resolvamos primero la petición que acaba de hacer.
Si le parece a la Sala, se cerrará el debate y se abrirá la votación.
--Se acuerda.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- El Senador señor Orpis solicitó votar separadamente la parte final del inciso primero del artículo 2º, referida a los diversos tipos de categorías.
Se vota primero eso. Y, dependiendo del resultado, se verá si corresponde pronunciarse sobre la indicación renovada que explicitó el señor Secretario en la relación.
En votación la parte final del inciso primero del artículo 2º.
Quienes están por mantener el texto propuesto por la Comisión votan que sí; los que están por eliminarlo votan que no.
--(Durante la votación).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Kuschel.


El señor KUSCHEL.- Señor Presidente, al principio solicité que se me aclarara si estábamos frente a un proyecto nuevo o no.
En primer lugar, manifiesto mi desacuerdo con el artículo 2° como viene de la Comisión. Por lo tanto, me opongo a él.
En segundo término, hago presente que efectivamente nos hallamos ante un texto nuevo. La iniciativa ha pasado por cinco instancias en el Senado, según se observa en el informe comparado.
El artículo 1° es totalmente distinto de lo propuesto inicialmente. Su texto sufrió cambios en cada una de las Comisiones que lo analizaron: primero, en la de Derechos Humanos, y luego, en la de Constitución. Por consiguiente, dicha norma, que se votó recién, sufrió diversas enmiendas, igual que todo el proyecto, por lo que procedía votar artículo por artículo.
El artículo 2° del texto aprobado en general se eliminó completamente.
El 3°, que pasó a ser 2º -en votación en este momento- es nuevo.
Más adelante, se agrega un Título II, que no existía en el texto original.
El artículo 4°, totalmente nuevo, pasa a ser 3°.
Los antiguos artículos 4°, 6º y 8º se eliminaron y no se trataron posteriormente en las Comisiones.
Luego se agregó un nuevo artículo 4°.
Como se aprecia, estamos frente a un proyecto por completo distinto. Lo votaré en contra, porque no se trató como corresponde reglamentariamente.
--(Aplausos en tribunas).
El nuevo artículo 5º se incorporó recién en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia. En la Comisión de Derechos Humanos, a la que pertenezco, no teníamos idea de que se agregaría dicha disposición.
Por lo tanto, no se me puede pedir que vote a favor, si desconozco la información necesaria y las normas propuestas.
Más adelante en el informe, se aprecia la incorporación de los artículos 7°, 9º, 10, todos sugeridos por la Comisión de Constitución.
El artículo 11, también nuevo, considera las "Medidas para mejor resolver".
Por supuesto, señor Presidente, estoy de acuerdo con los contenidos o conceptos de algunas de esas normas, en atención a que, como han dicho otros señores parlamentarios, somos partidarios de una sociedad tolerante, democrática, libre. ¡Pero no nos cambien el proyecto!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Señor Senador, estamos votando solo una parte del artículo 2°.
El señor KUSCHEL.- Pero usted al principio dijo que todas las demás disposiciones se daban por aprobadas.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Eso se revirtió, señor Senador.
El señor KUSCHEL.- En ese caso, voto en contra del artículo 2º, por las razones dadas.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Quiero precisar que en este momento está en votación la parte final del inciso primero del artículo 2º; o sea, todo el texto que aparece después de la expresión "se encuentren vigentes".
Antes de continuar, hago presente a las personas que están en las tribunas, en particular a quienes se encuentran hacia el lado derecho visto desde la Mesa, que no pueden bloquear el tránsito de los funcionarios del Senado. Quienes lo hagan van a tener que retirarse, al igual que los que realicen manifestaciones.
Tiene la palabra el Senador señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, sin duda, este proyecto de ley es sumamente sensible y genera opiniones muy encontradas.
Pero es obligación del Senado, más allá de las pasiones y los sentimientos, tratar de legislar para cumplir precisamente el objetivo que plantea el artículo 2°: impedir la discriminación arbitraria en contra de cualquier ciudadano, sin importar su condición económica, social, religiosa o de otro tipo.
Para ahorrar tiempo, hago presente que suscribo plenamente la declaración de principios expresada por el Senador Ignacio Walker al inicio de su intervención.
Dar pasos para ir terminando con la discriminación en nuestro país nos ha permitido llegar a un debate sobre la materia en la actual sociedad chilena.
Costó mucho avanzar en garantizar la libertad de culto, la libertad religiosa.
Costó mucho avanzar en la igualdad para los hijos mediante la supresión de los conceptos de legitimidad e ilegitimidad de los niños nacidos en nuestro territorio.
Costó mucho avanzar en el reconocimiento legal de las rupturas matrimoniales y en la posibilidad de reconstruir las vidas a quienes viven en pareja y tienen una relación de familia estable. En ello, fue todo un progreso la llamada "Ley de Divorcio".
Hemos avanzado mucho en terminar con la discriminación laboral por razones de género. Pero todavía falta. ¡No es posible que se siga discriminando a las trabajadoras y se les pague menos por el solo hecho de ser mujeres, en circunstancias de que realizan las mismas actividades que un hombre!
Respecto del asunto que nos ocupa, sin duda el debate gira en torno a si se incluye o no en la norma lo relativo a la orientación sexual y a la identidad de género.
Señor Presidente, yo soy partidario de incluir ambos conceptos, de objetivizar un poco la discusión y de hacer claridad respecto de ellos.
"Orientación sexual", en buen castellano, se puede definir como la atracción por personas de diferente sexo (heterosexuales), del mismo sexo (homosexuales) o de ambos sexos (bisexuales).
"Identidad de género" significa sentirse mental y sicológicamente parte de un género u otro, independiente del sexo biológico de nacimiento. En nuestra realidad, se refiere a las personas "trans", las cuales tienen en común el nacer con un desacuerdo entre su sexo biológico y su sexo psicológico.
Debemos asumir tal realidad como país.
Lo decía la Senadora Allende: Chile ha ido avanzando en ese debate y acogiendo los planteamientos y las declaraciones formuladas por organismos internacionales.
Los principios de Yogyakarta (2007) buscan establecer nítidamente una definición con respecto a la orientación sexual y a la identidad de género.
Las declaraciones de las Naciones Unidas, a las cuales hizo referencia la referida señora Senadora, también son absolutamente claras.
Asimismo, están las resoluciones de la OEA. Chile suscribió las de los años 2008, 2009, 2010 y 2011. En este último documento, que es de junio, se señala lo siguiente: "Condenar la discriminación contra personas por motivos de orientación sexual e identidad de género, e instar a los Estados dentro de los parámetros de las instituciones jurídicas de su ordenamiento interno, a adoptar las medidas necesarias para prevenir, sancionar y erradicar dicha discriminación.". O sea, tal resolución no solo reconoce ambas categorías, sino que, además, recomienda explícitamente incluirlas en los ordenamientos jurídicos internos.
En consecuencia, me parece fundamental aprobar este asunto el día de hoy. Por eso votaré a favor del artículo 2°.
También anuncio que respaldaré la indicación de la Honorable señora Allende y de otros Senadores.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, este proyecto de ley es de aquellos que desatan pasiones y generan controversias, porque sus normas afectan valores y contraponen distintas visiones filosóficas, miradas de la vida, construcciones religiosas, adhesiones a diferentes maneras de enfocar la existencia de cada cual.
Por tal razón, me parece que la iniciativa apunta a las mayorías, no solo a las minorías, como generalmente se dice. Porque ¿quién no se ha sentido discriminado alguna vez en Chile? Quizás a la mayoría de las personas le ha ocurrido en algún momento de sus vidas, ya sea por motivos religiosos u otros. Por ejemplo, a una mujer mayor en el acceso al empleo; a un hombre que es despedido por ser considerado viejo en su trabajo; a un joven o una joven, por su pinta. Hay diversas razones por las cuales mucha gente ha sido históricamente discriminada.
El Senador Pizarro señaló algunos avances.
Yo quiero recordar que en nuestro país desde hace 18 años ya no existen hijos clase A y clase B. En la época en que se discutió la materia, en la Cámara de Diputados fuimos pocos los que luchamos por sacar adelante el proyecto de filiación. Porque existía discriminación: había hijos de distinta categoría.
Así hemos ido avanzando poco a poco en contra de las discriminaciones.
Varios colegas que me antecedieron en el uso de la palabra lo han dicho: ¡qué importante es tener un país donde haya libertad de culto, donde no se persiga ni discrimine a la gente por sus creencias religiosas, donde se busque terminar con discriminaciones odiosas!
Yo defiendo este proyecto de ley -y lo hago con pasión- por tres razones.
En primer lugar, señor Presidente, porque el artículo 2° establece una serie de categorías, entre las cuales está la orientación sexual.
¿Por qué incorporar a dicha norma la orientación sexual? Porque en 2006 un grupo de expertos mundiales en derechos humanos definió el concepto. Si bien este no constituye fuente de Derecho Internacional, su amplio acuerdo entre especialistas le ha otorgado legitimidad para su uso y aplicación, a tal punto que todas las resoluciones de la OEA y de las Naciones Unidas sobre el asunto mencionan el principio de orientación sexual.
Incluso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha utilizado tal expresión. En efecto, en la demanda en contra del Estado de Chile ante dicha Corte por el caso de la jueza Karen Atala, se señala lo siguiente: "El lenguaje discriminatorio utilizado por las autoridades judiciales es una evidencia clara de que el tratamiento otorgado a la señora Karen Atala estuvo sustentado en una expresión de su orientación sexual.".
A lo anterior, se suman los acuerdos adoptados cada año por la Asamblea General de la OEA. En su tercera resolución sobre la materia condena "la discriminación contra personas por motivos de orientación sexual e identidad de género".
A ello cabe agregar la carta que varios Estados enviaron al Secretario General de las Naciones Unidas.
Además, en junio del presente año el Consejo de Derechos Humanos de la ONU emitió una declaración en la que pide a los países miembros incorporar en sus legislaciones los conceptos de orientación sexual e identidad de género.
A mi juicio, esas expresiones deben ser consideradas.
Al respecto, deseo señalar que yo también suscribí la indicación relativa a la identidad de género. Tal concepto se define como "la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo.".
Por lo tanto, estimo que sí tiene sentido incluir, a través de una indicación, la identidad de género como criterio de no discriminación, además de la orientación sexual, con el propósito de dar explícita protección a las personas que viven la transexualidad.
En conclusión, señor Presidente, a pesar de que se trata de un tema muy transversal, es importante destacar que el Programa de Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, en el capítulo "Fortalecer los derechos humanos" (página 150), textualmente señala: "Promover una política de respeto por todas las personas, independiente de su orientación religiosa, política, sexual u origen étnico o racial, velando porque no existan discriminaciones arbitrarias contra las minorías.".
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Gracias, señora Senadora.
Tiene la palabra...
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- ¡Orden en la Sala!
Si alguien no quiere estar presente durante el debate, lo invitamos a que se retire.
Si no se pueden comportar de manera civilizada y democrática mientras se lleva a cabo la discusión, les pido que...
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Se suspende la sesión.
)------------(
--Se suspendió a las 19:11.
--Se reanudó a las 19:32.
)--------------------(
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Continúa la sesión.
Les pedimos a nuestros invitados que tomen asiento y guarden silencio.
Recuerdo a Sus Señorías que se halla en votación la parte final del inciso primero del artículo 2º, desde la frase "en particular cuando se funden" hasta el punto aparte, que dice relación a si se particularizan o no situaciones ejemplificadoras de discriminación.
Tiene la palabra la Senadora señora Alvear.


La señora ALVEAR.- Señor Presidente, parto señalando que estoy completamente de acuerdo con el artículo 2º de esta iniciativa legal y que también me parece muy adecuada la indicación presentada en torno a agregar, entre las expresiones "la orientación sexual" y "el estado civil", la frase "la identidad de género".
Quiero recordar que en este proyecto de ley, al cual llegamos fruto de un acuerdo -lo mencioné un rato atrás-, vimos todas las alternativas posibles. Y consideramos pertinente establecer, a vía ejemplar, las personas que podrían ser discriminadas...
--(Manifestaciones en tribunas).
...en función de su raza, de su etnia, de su sexo, de su apariencia física, en fin.
Eso, a nuestro juicio, es fundamental.
Otra norma mencionada también aquí -aprovecho de señalarla desde ya- y que estimo esencial es la existencia de una acción especial.
Señor Presidente, solo en tres casos se han acogido recursos de protección sobre discriminación en las cortes de apelaciones, razón por la cual, ante la afirmación de que no se precisa un recurso especial, yo digo que sí se requiere por los motivos que acabo de señalar y porque, además, debería ser mucho más expedita la tramitación en un tribunal ordinario que en una corte de apelaciones, a efectos de resolver con prontitud.
Esta es una realidad que se arrastra en el país. Es evidente que existe todavía mucha discriminación.
Pareciera que solo nos estamos refiriendo a la identidad por razones de género o por orientación sexual. No es así: en Chile aún se discrimina por aspecto físico, por sexo, en fin.
¡Por Dios que resulta distinta la situación si se es hombre o mujer!
¡Por Dios que es diferente tener un aspecto físico que tener otro! Si no, veamos los avisos donde se piden ciertas características para cumplir determinadas funciones.
¡Por Dios que es difícil la vida de los migrantes en nuestro país!
Me parece indispensable que en una sociedad democrática como la nuestra todas las personas -¡todas!-, independiente de su peculiaridad, no sean discriminadas.
En este proyecto trabajamos mucho tiempo, con gran dedicación y con el apoyo de personas realmente especializadas en el tema. Escuchamos a una cantidad enorme de invitados.
En tal sentido, quiero destacar especialmente los aportes que realizaron el MOVILH y la Fundación Iguales, que estuvieron en cada una de las sesiones.
Deseo expresar, a propósito de la lamentable situación que hemos vivido hace un rato, que ese no es -lo digo enfáticamente- el comportamiento de los evangélicos en el país. Aquí vimos a una minoría. Se trata de personas cristianas que fundamentalmente deben respetar. Y lo hacen...
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Pido a los funcionarios que tomen la identidad de quien interrumpe y se lo retire de la Sala.
La señora ALVEAR.- Señor Presidente, me imagino que no se cargarán a mi tiempo estos minutos desagradables.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Lamentamos las acciones de intolerancia que hemos visto hoy.
Puede proseguir, Su Señoría.
La señora ALVEAR.- Gracias, señor Presidente.
En todo caso, para quienes quieran escuchar, deseo señalar que tengo el listado -voy a pedir que quede constancia en la Versión Oficial- de todas las organizaciones evangélicas que escuchamos en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia: ¡son 32! Y no estoy hablando de personas, sino de organizaciones como el Instituto de Estudios Evangélicos, el Movimiento Cristiano por Chile, el Servicio Evangélico para el Desarrollo, la Mesa Ampliada de Organizaciones Evangélicas, el Consejo Nacional de Obispos y Pastores de Chile -cuyo Presidente es el señor Jorge Méndez-, por mencionar algunas.
Aquí está la lista completa.
Además, cuando en ese órgano técnico ya habíamos llegado a un acuerdo -insisto- por unanimidad, con la anuencia del Gobierno, invitamos a todos a una sesión especial que duró una mañana, en la cual -los Senadores miembros de la Comisión son testigos- oímos nuevamente a los mundos evangélico y católico, que tenían sus aprensiones.
Por lo tanto, no es dable decir que no han sido escuchados, porque lo que sí hemos hecho durante estos años es oír a todas las personas que abrigan distintas opiniones, dado que esa es la labor que debemos realizar en el Congreso.
Estoy completamente de acuerdo con este proyecto.
Quiero compartir con ustedes un artículo muy especial, llamado "El patio de los disidentes".
Pido que presten atención, especialmente esas personas, que ojalá escuchen a través del canal del Senado:
"En 1821 por decreto de don Bernardo OHiggins se creó el Cementerio General, primer cementerio público de Chile. Los protestantes creyeron que con la creación de este panteón, el destino de los disidentes cambiaría y se terminaría con el lamentable espectáculo de dejar los cuerpos de los protestantes en el costado oriente del cerro Santa Lucía.
"Años más tarde, en 1874, el Intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna erigió en este lugar un sencillo monolito con una placa que dice" -los invito a verla- "`A la Memoria de los expatriados del cielo y la tierra que en este sitio yacieron sepultados durante medio siglo`.
"A pesar del carácter público del Cementerio General, en sus comienzos tampoco albergó a los no católicos. Recién en 1854 los protestantes lograron la cesión de un sitio al costado poniente del Panteón General. Este lugar fue llamado "Patio de los Disidentes N° 1". Y en 1855 fue sepultada allí la primera persona.
El más ansiado sueño de los protestantes se cumplió el 2 de agosto de 1883, cuando el Presidente Domingo Santa María promulgó la Ley de Cementerios Laicos. Con ello se logró dar un paso adelante en la igualdad de los seres humanos, ya que cualquier persona tendría derecho a una sepultura digna.
En la actualidad, el Patio de los Disidentes mantiene los muros de separación con respecto a la otra parte del Cementerio General y alberga los restos de los patriarcas de la fe evangélica. Entre ellos destaca Juan Canut de Bon, uno de los primeros predicadores callejeros. Y también se encuentra sepultado allí el primer pastor chileno y latinoamericano: don Juan Ibáñez Guzmán.
Para nuestros connacionales, ese lugar está lleno de historia y guarda un valor incalculable. En el Patio están enterradas alrededor de 3 mil personas: protestantes, judíos, masones y quienes en su época fueron excomulgados por la iglesia oficial, llamados "excomulgados del cielo y de la tierra".
Termino diciendo, señor Presidente, que no quiero que en mi país haya ningún excomulgado del cielo y de la tierra, y que precisamente por eso luché y trabajé intensamente como Ministra de Justicia, para que se aprobara la Ley de Cultos y no existieran personas de distintas categorías.
Por esa misma razón, voto a favor del artículo 2°.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Espina.


El señor ESPINA.- Señor Presidente, pocas veces he visto un debate en que el texto de la ley en proyecto sea tan distinto de los comentarios y observaciones que se hacen acerca de su contenido.
Comienzo por recordar que en el número 2° del artículo 19 de nuestra Carta se establece como garantía constitucional la de que "Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias".
¿Qué es una discriminación o una diferencia arbitraria? Es la que se realiza por mero capricho, la que no obedece a una decisión racional.
Porque las discriminaciones racionales no son arbitrarias. Por ejemplo, las políticas de focalización hacia las familias vulnerables; las dirigidas a los adultos mayores. Nadie podría señalar que esas son actitudes arbitrarias.
El artículo 2° del proyecto que nos ocupa regula de manera adecuada, con las clarificaciones necesarias, cuándo se está en presencia de una discriminación arbitraria. Y señala que es la carente de justificación razonable -por lo tanto, dice que es aquella que se realiza por mero capricho o por arbitrariedad injustificada- y mediante la cual se amenaza o se perturba el ejercicio legítimo de una garantía constitucional.
Luego indica, a vía de ejemplo, casos hipotéticos en que alguien podría ser víctima de un capricho que signifique vulnerar una garantía fundamental. Y efectúa una enunciación que me parece correcta. En efecto, expresa que no se puede actuar en forma arbitraria, por capricho, en contra de alguien por su raza (por ser mapuche o no); por su nacionalidad (por ser chileno o extranjero); por su situación económica (por ser pobre o rico); por su ideología (por ser de Izquierda o de Derecha); por su religión (por ser católico o judío); por su participación en organizaciones gremiales, y, también, por su orientación sexual.
En una sociedad democrática y en un Estado de Derecho, entonces, no se puede discriminar a una persona por su tendencia u orientación sexual. No es justo, ni legítimo, ni válido en una sociedad de tal índole que a una persona, por ser homosexual, se la discrimine. A lo menos, yo no estoy dispuesto a aceptar esta situación.
Tampoco se la puede discriminar por ser heterosexual o transexual.
Porque una sociedad inclusiva es aquella donde se permite la convivencia de las personas, se respetan los derechos y garantías constitucionales y todos se rigen por las normas que aseguran la igualdad ante la ley y la no discriminación arbitraria.
En seguida, el artículo 2° establece dos elementos claves.
El primero responde a la inquietud de quienes señalan que "la orientación sexual" podría ser sinónimo de un hecho delictual.
Entre paréntesis, quiero manifestarles a Sus Señorías que el delito sexual lo perpetran tanto el heterosexual como el homosexual. De modo que me parece absolutamente arbitrario e injusto atribuir su comisión al carácter de uno u otro.
Para evitar precisamente esa confusión, se dice: "Usted jamás podrá aducir que es objeto de discriminación arbitraria si es autor de un delito. Si incurrió en conductas delictivas como la pedofilia u otras, que son practicadas tanto por heterosexuales cuanto por homosexuales, no invoque la discriminación".
De ese modo se despeja un aspecto central en el debate de esta iniciativa legal.
A continuación establece que, frente a dos derechos puestos en juego, el legítimo derecho a la igualdad ante la sociedad y -como lo señala expresamente la Constitución- el derecho a la libertad de enseñanza, prevalece este último.
Por consiguiente, un colegio cristiano, católico, evangélico puede disponer que las personas que ingresen a él tengan vínculos con su proyecto educativo. Lo que no puede hacer es discriminar entre quienes se hallan en esa categoría, tal como se plantea la imposibilidad de discriminar en virtud de la libertad de conciencia o religiosa.
Entonces, señor Presidente, el artículo 2° me parece muy bueno, porque permite que la sociedad se desarrolle sin discriminaciones arbitrarias entregadas a la mera voluntad o al simple capricho de una persona, pero simultáneamente posibilita preservar la libertad religiosa, la libertad de creencia y la libertad de enseñanza.
La legislación en proyecto logra tal equilibrio, a mi juicio, de forma muy acertada.
Pero luego despeja otra incógnita, señor Presidente.
Hay quienes dicen: "Con esta ley se daría pábulo a que mañana alguien pudiera establecer el matrimonio entre homosexuales".
Yo debo aclararles que eso corresponde a una decisión soberana del Parlamento, que se tomará por las mayorías que este determine. Pero no se invoque como argumento para ello la ley en proyecto, que, a fin de despejar ese punto, señala en su artículo 6°, sobre admisibilidad de la acción de no discriminación arbitraria, que esta no podrá utilizarse para impugnar los contenidos de leyes vigentes.
Señor Presidente, creo que hemos hecho un muy buen articulado. Me siento realmente feliz de haber contribuido a perfeccionarlo.
Una sociedad inclusiva es más justa. En una sociedad donde a las personas se las valora por su mérito, por su capacidad, por su talento todos se sienten parte del desarrollo y pueden compartir su frustración.
Por las razones expuestas, voto a favor del artículo 2°.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, los pobres, los morenos, las mujeres, los evangélicos, los indígenas, entre otros grupos, han sido en la historia de Chile ensuciados y violentados por prácticas discriminatorias.
Sobre eso quiero fundar mi voto.
Se suma a lo anterior el llevar determinada camiseta de fútbol. Lo sucedido a hinchas de Colo-Colo hace algunas semanas es otra postal de este Chile discriminador. Feas y grises imágenes que, sin embargo, pueden ser un pedagógico recurso para una cátedra de Derechos Humanos.
¿Se detuvo a todos los hinchas? ¿Cómo se explica la eficiencia con los de camiseta blanca y no con los encapuchados? ¿Qué señal se da a los jóvenes con ese tipo de medidas?
Soy Senador por La Araucanía, a la que podríamos denominar "Región símbolo de la discriminación". Se toman un fundo, y la policía, las autoridades y la prensa se movilizan. Sin embargo, cuando las forestales contaminan el agua de comunidades indígenas; cuando se balea a niños de Ercilla; cuando cientos de vendedores ambulantes de origen mapuche son erradicados del centro de Temuco, a nadie parece importarle, porque, como se escucha en algunos círculos sociales, "son asuntos de indios".
Temuco sigue siendo la postal de la discriminación. Allí radica la columna vertebral de la injusticia social en La Araucanía.
Viviendo con esta palabra por tanto tiempo, reconozco mi extrañeza al constatar que la "discriminación" viajó desde el sur hasta San Carlos de Apoquindo. Allí un club de fútbol, la ANFP, la Intendencia Metropolitana y Carabineros fueron los reyes de la discriminación contra los colocolinos con cara de barristas y que no portaban boleto para tribuna. Un abuso que muestra a Chile como un país aún en deuda en la amplia avenida de las libertades públicas, pero con saldo a favor en segregación, abuso de autoridad, clasismo e inequidad.
En el tedeum de 2007, el obispo Emiliano Soto se refería a la discriminación como un pecado social y denunciaba que su Iglesia aún seguía sufriéndola.
Para ejemplificarlo, mencionaba dos casos.
Uno, la tragedia de Antuco. Algunos de los jóvenes conscriptos que fallecieron eran miembros de iglesias evangélicas. "Sin embargo," (decía el pastor) "la ceremonia que se realizó fue de carácter católico".
Dos, el asesinato del cabo Vera. Su familia también debió renunciar a un funeral en la fe que profesaba, pues el Alto Mando de su Institución tiene otros protocolos y, claramente, preferencias religiosas diferentes.
Dos ejemplos que muchos de aquellos que hasta hace un rato se hallaban en las tribunas podrían, sin duda, multiplicar.
Todos sabemos que el protestantismo ha sido discriminado desde tiempos de Calvino y Lutero. Por casi un siglo las familias e iglesias protestantes no pudieron enterrar a sus muertos en los cementerios. Solo a partir de 1884 contaron con una Ley de Matrimonio Civil y no se vieron obligadas a celebrar y consagrar legalmente sus enlaces por el rito católico.
Recientemente, una rectora de universidad intentó minimizar a nuestra majestuosa poetisa Gabriela Mistral diciendo que el nombre de esta en su plantel le incomodaba. Pero no la ha incomodado para nada lucrar con él durante 20 años. Son tan grandes su odio y su rabia contra lo diferente, que primero ataca a la Mistral y luego a todos los homosexuales.
Que eso siga ocurriendo hoy demuestra que aún la homosexualidad es un tema tabú.
Miremos el número de adolescentes gay que a nivel mundial se suicidan a causa de las burlas que sufren en sus entornos. Los mismos miedos que padeció Gabriela deben de sentir cientos de jóvenes en el siglo XXI.
Todo lo anterior me lleva a concluir que el paso que hoy damos es el mínimo para construir una sociedad fundada en hermanos que aman a su país y se enorgullecen de él.
Vaya mi reconocimiento público a la Fundación Iguales por su trabajo constante para mostrar a la ciudadanía y a la clase política sus dolores, pero también su profunda convicción democrática.
Si la ley en proyecto hubiese existido hace siglos, toda la historia de Chile se hallaría en la ilegalidad. El dolor de la discriminación está en los pueblos indígenas y en las distintas razas; en el mundo evangélico, y en el entorno gay, tríada que esta tarde no debiese situarse en veredas opuestas sino en la misma casa celebrando el advenimiento de una ley que es una de las pocas que podríamos llamar "de buena voluntad".
Señor Presidente, voto a favor del artículo 2° y anuncio mi respaldo a la indicación que incorpora la identidad de género.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Escalona.


El señor ESCALONA.- Señor Presidente, me inscribí para intervenir porque esta sesión tiene dos caras.
Por una parte, es un importante avance que se constata acá, en el Congreso Nacional -en este caso, en el Senado-, para avanzar en la superación de la discriminación y de todas las odiosidades que cruzan a la sociedad y la afectan.
Pero, al mismo tiempo, hemos sido testigos de un brote de intolerancia que quiero destacar. Y, sobre todo, me preocupa el argumento que escuchamos de parte de la tribuna, dirigido a los Senadores Tuma, Quintana y Espina, en el sentido de que los van a castigar con el voto.
Espero que la persona que gritó aquello cambie de opinión en el transcurso de los seis años que a esos colegas les restan como legisladores. ¡Tiene tiempo suficiente para reflexionar...!
Sin embargo, me inquieta el argumento en sí mismo.
¿Significa aquello que quienes resulten elegidas con el respaldo de ese voto intolerante deben hacerse cargo de tales puntos de vista?
Es decir, ¿puede ocurrir que se establezca acá una opinión cuyo propósito final sea influir desde una mirada de fanatismo religioso inocultable en las características de la naturaleza de nuestro país como Estado democrático?
Dicho de otra manera, si el día de mañana se asentara acá una correlación de fuerzas sustentada en ese voto de intolerancia, ¿implicaría ello, por ejemplo, que leyes como la que originará el proyecto que nos ocupa esta tarde serían derogadas y que, en consecuencia, se restablecería la discriminación?
Quiero invitar a las personas que hicieron aquí halago de tal fanatismo a que reflexionen profundamente. Considero muy serio aquello de lo que fuimos testigos. Porque, al contrario, ellas debiesen sentirse contentas de lo que está ocurriendo en esta Sala, ya que la ley en proyecto apunta a resolver la discriminación que han sufrido y sufren, como se ha señalado durante el debate.
¡Cuánto fueron perseguidos los protestantes y los evangélicos en nuestro país -lo citó recién la Senadora Alvear-, incluso al extremo de que no podían sepultar a sus seres queridos en un cementerio!
O sea, ¿puede la intolerancia llevar a tal punto de ceguera que le impida a la gente aceptar que se está aprobando una normativa que apunta precisamente a superar toda forma de discriminación?
Yo llamaría, pues, a mis colegas parlamentarios y a todos los servidores públicos a que no se hagan parte de esa manera de actuar, a que no apoyen tales puntos de vista de intolerancia y fanatismo en función del voto de mañana.
Lo contrario significa jugar con fuego; es muy delicado, y puede resultar francamente peligroso.
Quiero sumarme también, señor Presidente, a la indicación que apunta a incorporar en el articulado la identidad de género, pues estoy convencido de que, si bien la ley avanza en el sentido de respetar la opción personal, más importante es respetar la identidad de cada uno.
Por lo tanto, estimo que el proyecto en análisis se enriquece con la referida indicación.

El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Rincón.
La señora RINCÓN.- Señor Presidente, estimados colegas, en estos 21 años de democracia nuestro país ha avanzado de manera muy decidida para terminar con las discriminaciones en general. Y digo...
--(Manifestaciones en tribunas).
La señora RINCÓN.- Señor Presidente, pido que se me reponga el tiempo perdido.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- No se preocupe, señora Senadora.
Si alguien más en las tribunas desea hacer alguna manifestación, que la efectúe al tiro y después abandone la Sala para no interrumpir, porque aquí debe existir tolerancia respecto de la diversidad de opiniones.
Tiene la palabra la Honorable señora Rincón.
La señora RINCÓN.- Señor Presidente, solicité la reposición del tiempo perdido.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Así se hará.
La señora RINCÓN.- Como lo expresaba, señor Presidente, en estos 21 años de democracia nuestro país ha avanzado de manera decidida hacia el término, en general, de las discriminaciones. Y digo que han sido avances porque se ha ayudado a superarlas y a abrir puentes de acercamiento entre todas y todos.
Muchas de estas luchas constan en las actas del Senado de la República, siendo un fiel reflejo de un intento de los legisladores por poner fin a acciones que denigran a las personas y que, más que afectar a los discriminados, afectan el alma del discriminador y de toda nuestra sociedad.
Ejemplos de lo anterior tenemos varios. Ya se han señalado. Durante el Gobierno del Presidente Frei Ruiz-Tagle, concluimos con la odiosa discriminación entre hijos legítimos e ilegítimos. Asimismo, dictamos la ley Nº 19.638, denominada "de Cultos", que igualó y garantizó la libertad religiosa y de culto. En el Gobierno de la Presidenta Bachelet acabamos con la discriminación entre remuneraciones de hombres y de mujeres. Todos esos fueron progresos significativos en la materia.
Ahora bien, teniendo en consideración lo anterior, es justo preguntarnos, en nuestro rol de legisladores, qué significa discriminar. ¿Qué definiciones encontramos en el Diccionario de la Real Academia Española? Ahí aparece lo que me hace apoyar con más fuerza el proyecto: se expresa que es "Seleccionar excluyendo" y "Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.".
Al revisar la norma que se contempla, es justo preguntarse qué estamos aprobando hoy. ¿Por qué ha generado tanto revuelo público una disposición que debiera ser apoyada por todos y todas, y con mayor razón por los que han sido objeto de discriminación en el pasado? Lo que ella hace es prevenir y eliminar la discriminación arbitraria; crear una acción que permita recurrir a un tribunal para restablecer el imperio del derecho ante toda forma injustificada de distinción, exclusión, restricción o preferencia; sancionar al responsable del acto u omisión arbitrarios, y promover el estudio de la materia en los diversos niveles de la educación.
Hace pocos días vimos en Talca una brutal agresión a casas de transgéneros, las cuales fueron quemadas. Sin lugar a dudas, a esas personas las persiguieron y discriminaron.
En esto quiero ser clara, señor Presidente. Me parece que la norma representa un avance positivo en materia de igualdad y respeto a los derechos humanos y al Estado de Derecho. La discriminación que padecen cotidianamente miles de personas en el país carece de la protección jurídica a la que el Estado de Chile se encuentra obligado. La Constitución y numerosos tratados internacionales sobre derechos humanos consagran la igualdad de derechos entre ellas y el Estado se encuentra obligado a adoptar todas las medidas necesarias -legislativas y de política pública- para garantizarlos, protegerlos y promoverlos.
De ahí que se requieran -y así se viene debatiendo desde el año 2005- una legislación que materialice los principios de igualdad y de no discriminación mediante el establecimiento de una clara y categórica prohibición de discriminar para el conjunto de actores públicos y privados; una definición de las obligaciones correspondientes a los diversos órganos y Poderes Públicos para prevenir, sancionar, eliminar y reparar la discriminación; unas medidas de acción afirmativa que corrijan situaciones de desigualdad, y un recurso judicial para enfrentar la discriminación que, pese a todo, pueda ser cometida.
En la tramitación del proyecto de ley que establece medidas contra la discriminación, la Comisión de Constitución ha decidido incluir solo dos categorías relativas a la sexualidad humana: sexo, referido a hombres y mujeres, y orientación sexual, aplicable a todos los homosexuales, lesbianas, gays y bisexuales. Sin embargo, se ha dejado fuera la identidad de género, relativa a personas trans: transexuales, transgéneros e intersex.
Al respecto, es necesario expresar cuatro argumentos que me parecen importantes para no dejar de lado el tema y recoger la indicación que hemos presentado un conjunto de Senadores:
1º. La diversidad sexual no solo abarca la categoría de la orientación sexual, sino también la de identidad de género.
2º. El Estado de Chile ha recibido prevenciones y suscrito declaraciones y resoluciones internacionales que recomiendan y establecen medidas contra la discriminación por identidad de género.
3º. Las personas trans forman parte de una de las comunidades más discriminadas en el país, por lo que resultaría incomprensible no incluirlas en una normativa tendiente a luchar contra la discriminación.
4º. La agravante penal que contempla el proyecto de ley sobre antidiscriminación se aplicará con dificultad a estas últimas si no se incluye de manera expresa la identidad de género.
Chile ha dado muestra de avances en estas materias. Gracias a lo anterior, miles de evangélicos, judíos, musulmanes, católicos ortodoxos y, en general, religiones distintas de la católica pueden predicar hoy libremente sus creencias, sin temor a que el Estado o los particulares puedan afectar la libertad que el legislador entregó por una amplia mayoría; celebrar cultos; acceder a hospitales, y desarrollar su actividad religiosa en libertad.
Lo mismo se extiende a la situación que nos ocupa. Me parece de justicia avanzar en evitar todas las formas de discriminación en contra de las minorías, no solo de las sexuales, sino también de las raciales, las étnicas, las religiosas y las de género.
Estoy convencida, señor Presidente, de que lo que estamos aprobando hoy en el Senado es un progreso para terminar con la discriminación en el país y construir todas y todos juntos una mejor sociedad, más inclusiva, solidaria y menos excluyente.
Por eso, voto a favor.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Doy disculpas a los señores Senadores que habían pedido intervenir. Por un problema técnico, se cayó el sistema y se borró el orden de inscripción.
El señor Secretario ha recordado la primera parte de la lista. Si se incurre en algunos errores, damos las excusas del caso. En ella se encuentran los Honorables señores Lagos, Patricio Walker, Novoa y Hernán Larraín.
Tiene la palabra el primero de ellos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, evitaré repetir lo expuesto por quienes ya interpretaron a varios de los presentes. Las expresiones de los Senadores señora Alvear y señores Rossi y Espina ponen en justa perspectiva aquello que trata el proyecto.
Mi Honorable colega Ignacio Walker, en su oportunidad -uno de los primeros en intervenir-, se refirió a una diferencia entre discriminación arbitraria y distinción razonada. Parte de ese argumento lo recogió el Senador señor Espina. Lo que quiero agregar es que ello tiene que ver también con el paso del tiempo, el desarrollo y los cambios sociales.
¿Era o no discriminatorio cuando en Chile solo podían votar los que tenían tierras y propiedades? Ello obedecía a la realidad de la época. Hubo que cambiarla. Pero, en su oportunidad, bajo el concepto de diferencia razonada o de un bien jurídico por proteger compartido socialmente, se entendía como correcto un voto censitario, en función del bolsillo del chileno.
Hasta bien entrado el siglo XX, la mujer no podía sufragar en nuestro país. ¿Era una discriminación o una diferencia razonada la que se registró durante siglos? En su oportunidad, fue lo segundo. Pero, con el paso del tiempo y el cambio en la sociedad, la educación, los avances culturales, la diferencia razonada se transformó en una discriminación arbitraria. Se dio la lucha, y la chilena pudo votar para elegir alcalde y después Presidente, además de ser candidata.
¿Eran una distinción razonada o una discriminación arbitraria los llamados "hijos ilegítimos", o "guachos", como se decía en Chile?
En su momento se entendía que se trataba de una diferencia razonada, porque se perseguía un bien común: distinguir a los nacidos dentro del matrimonio -con todos sus derechos, incluidos los hereditarios- de aquellos producto de una cana al aire, que eran de segunda categoría.
Pues bien, la sociedad chilena avanza y esa diferencia razonada se transforma en una discriminación arbitraria, poniéndose fin a los hijos ilegítimos.
¿Eran una discriminación arbitraria o una diferencia razonada las adolescentes que quedaban esperando guagüita?
Hasta hace quince, diez años, ¿qué ocurría con ellas? Eran expulsadas de los establecimientos educacionales -incluidos los públicos, por cierto- para que fueran a vespertinos, porque se entendía que el embarazo era contagioso.
Entonces medió un cambio y se sostuvo: "No vamos a expulsar más a las jóvenes que queden esperando guagüita. Nadie quiere que inicien su sexualidad muy temprano, y menos que tengan familia, pero, si así ocurriera, la sociedad chilena no las discrimina y las defiende.".
Por lo tanto, el concepto que contemplamos en la ley en proyecto es fundamental. Porque, al final del día, lo que estamos haciendo es seguir avanzando culturalmente.
Y las discriminaciones son de todo tipo.
Históricamente, ¿cuántos pueblos fueron perseguidos por su religión? Acá hay representantes de ellos. Recordemos a judíos y musulmanes.
Hasta hoy, el aspecto determina que alguien se someta al detector de metales y después a la revisión física, al aforo físico que se efectúa ahora en los aeropuertos. Si la persona se ve más o menos bien, pasa "colada" y no tiene problemas.
No es mi caso: me revisan siempre...
Lo que quiero decir, hablando en serio, es que la legislación en proyecto permite que vayamos poniendo el dedo en la llaga respecto a las distintas discriminaciones existentes.
¡Siempre se ha discriminado en Chile, porque este es un país clasista!
Y se discrimina por el color de la piel; por el origen mapuche; por vivir en tal o cual barrio. ¡Cuánta gente cambia su dirección en el currículo porque no puede mencionar que vive en una comuna "estigmatizada"! ¡Cuántas veces se pide "buena presencia" para trabajar en un establecimiento!
La iniciativa ataca eso y considera un recurso especial, como muy bien lo expuso la Honorable señora Alvear. Eso hace la diferencia.
Pero en el texto -se me acaba el tiempo- se registra un vacío. Pone ejemplos. No es categórico. Emplea la expresión "tales como". Y considera los que son clásicos e incluye "orientación sexual" y "sexo". Pero existe una indicación -la votaré a favor- que hace referencia a la "identidad de género". Porque si hay discriminados en Chile son quienes tienen una opción sexual distinta. Y la identidad de género es diferente de la orientación sexual. Estimo de justicia incorporar a la primera a modo de ejemplo.
Si lo anterior no ocurre, todos los transgéneros quedarán afuera cuando discutamos las agravantes penales para quienes discriminan.
En la Región de Valparaíso -que represento- la homofobia es rampante. Y sucede también con las instituciones públicas. Ha habido gente violentada. Sandy, amiga de varios de los presentes y protegida a través de ACCIONGAY, sufrió una paliza de proporciones. Fue secuestrada en un auto -así ocurrió, Senador señor Carlos Larraín-, la golpearon con un bate de béisbol y quedó irreconocible para sus familiares. Fui a verla al hospital Gustavo Fricke.
Nadie está por ello, pero debe existir una sanción especial. Porque detrás de eso está el fomento al odio. Así comenzaron también en el gueto de Varsovia. Así comenzaron en el resto del mundo. Y hay que pararlo desde ya.
Termino señalando que votaré a favor del proyecto. Estoy orgulloso de que el Congreso apruebe esta legislación. Y ojalá que lo mismo suceda con las indicaciones que hemos presentado.
Agradezco a Senadores que se encuentran en otro lado de la Sala -así como también uno es duro a veces- y que hoy van a apoyar la iniciativa. No sé cuántos serán. Se han identificado al menos los Honorables colegas Lily Pérez y Espina.
Creo que de esa forma vamos construyendo un país mejor, más sano y menos hipócrita. Porque una cosa es decir que legislemos, y otra, señalar que está todo cubierto por la legislación actual, lo que no es cierto.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Patricio Walker.


El señor WALKER (don Patricio).- Señor Presidente, la Honorable señora Alvear se refirió al drama de las personas que no podían sepultar a sus seres queridos por no ser católicos.
También tenemos la discriminación que sufren los migrantes.
A la vez, habitantes de poblaciones marginales de Santiago no se atreven a dar a conocer el lugar donde viven, porque rápidamente rechazarán sus currículos y postulaciones.
El Senador señor Lagos mencionaba que hasta hace poco existían los denominados "guachos", quienes eran ilegítimos y resultaban discriminados. Incluso, el mensaje del Código Civil menciona al "hijo de barragana". Recuerdo cómo un Diputado de Valparaíso, cuando aprobamos la Ley de Filiación, expresó que era un día triste para el Congreso, porque estábamos igualando la situación de todos los hijos, al margen del momento en que nacieran.
Y podríamos dar muchos ejemplos.
Está el caso de los homosexuales. Espero que en el futuro nadie en Chile se atreva a mofarse de las personas por su condición o su orientación sexual, como, lamentablemente, se hacía mucho más en el pasado. Hace poco, una transexual sufrió una paliza en la Quinta Región.
La esclavitud era aceptada y tolerada otrora, e incluso, justificada.
Espero que de verdad aprobemos hoy la iniciativa en debate.
Estos cambios son difíciles, pero necesarios. Se precisa una cultura de respeto a la dignidad de la persona humana.
Y hoy es necesaria una acción especial. Porque funciona poco el recurso de protección en estas materias. La Honorable señora Alvear entregó las cifras respectivas.
Un señor Senador manifestaba su preocupación en orden a que con la ley en proyecto habría categorías protegidas superiores. Y eso no es cierto. La normativa es clarísima. El inciso tercero del artículo 2º establece que "Se considerarán siempre razonables las distinciones, exclusiones o restricciones que (...) se encuentren justificadas en el ejercicio legítimo de otro derecho fundamental, en especial los referidos en los números 4º, 6º, 11º, 12º, 15º, 16º y 21º del artículo 19 de la Constitución Política".
Es decir, un evangélico, un católico que quiera predicar lo que según su creencia dice el Evangelio acerca de cualquier tema, lo podrá seguir haciendo. Un colegio que desee que su comunidad comparta un proyecto religioso, de vida, podrá continuar persiguiendo ese propósito.
En consecuencia, no es cierto lo que se sostiene en cuanto a que habrá categorías protegidas superiores que, en definitiva, impedirán el ejercicio de algunos derechos y libertades. El derecho a la educación, la libertad de culto, la libertad de expresión se encuentran clara y precisamente protegidos.
Asimismo, se ha manifestado que se permitirá el matrimonio homosexual. Ya lo mencionó el Honorable señor Espina: eso es falso. El artículo 18 del proyecto dispone concretamente que no es así.
Si el día de mañana hay votos para que exista ese tipo de vínculo en Chile, eso es otra cosa. Pero la iniciativa que nos ocupa no permite la derogación del artículo 102 del Código Civil, disposición que establece que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
La verdad es que se han dicho muchas cosas falsas, entre ellas que el proyecto se prestaría para proteger prácticas perversas, como la pedofilia. ¡Eso es una falta de respeto! Los pedófilos pueden ser homosexuales o heterosexuales. Ello no tiene nada que ver con la condición o la orientación sexual.
A mayor abundamiento, incorporamos un precepto que dispone claramente que las categorías a que se refiere la normativa no servirán "para justificar, validar o exculpar situaciones o conductas contrarias a las leyes o al orden público.". Y se establece explícitamente el rechazo de la pedofilia y de otro tipo de conductas claramente aberrantes.
Me parece que es preciso tener más respeto, más tolerancia.
Soy cristiano, pero no de los de la época de la Inquisición. Aspiro a respetar la dignidad del otro; el amor al prójimo, hacia los demás. Y pienso de verdad que acá ha habido un diálogo de sordos. Hay gente que no quiere entender, porque simplemente se cierra. Como decía Chesterton, cuando uno va a la iglesia le piden que se saque el sombrero, pero no la cabeza. Uno siempre ha de pensar por sí mismo.
Nos encontramos ante un buen proyecto de ley, el cual, en mi opinión, permite que en Chile realmente se respete y proteja la dignidad de la persona humana. Y creo que eso significará un cambio importante para nuestra historia. El día de mañana nos vamos a avergonzar de que algunas personas hayan sostenido que se tiene que discriminar a la gente por su orientación sexual, así como nos avergonzamos de que en el pasado algunos hayan justificado la esclavitud.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Novoa.


El señor NOVOA.- Señor Presidente, no cabe la menor duda de que conductas que en el pasado fueron toleradas por la población hoy día no lo son. Actualmente, los casos de discriminación son rechazados en forma categórica por la sociedad chilena.
Desde ese punto de vista, el trabajo efectuado por las Comisiones -que se tradujo en el texto que estamos discutiendo ahora- podrá tener distintas interpretaciones y dar lugar a diferentes opiniones en cuanto a algunas normas, pero es incuestionable que ha concitado un grado de consenso bastante grande.
Por otro lado, me parece que las manifestaciones de fanatismo que hemos visto en las tribunas no reflejan al pueblo evangélico ni a muchas personas que quizás pueden tener algún grado de discrepancia con esta iniciativa de ley, pero que jamás mostrarían un grado de intolerancia como el que hemos observado esta tarde en el Senado.
Dicho lo anterior, anuncio mi aprobación a las normas del proyecto. Sin embargo, voy a apoyar la proposición presentada por el Senador Orpis en cuanto a rechazar la parte que establece categorías, básicamente por razones de tipo jurídico.
El artículo 2°, luego de definir qué es "discriminación arbitraria" y de sancionarla como tal, agrega la frase "en particular" y enumera una serie de casos. Pues bien, cuando se utiliza una expresión como "en particular", da la impresión de que lo que sigue es a modo ejemplar. Y yo siempre he pensado que incluir ejemplos en las leyes resulta poco afortunado, pues se corre el riesgo de dejar fuera determinadas situaciones o de que ello se preste para discusiones más propias de un tribunal que de una norma legal.
También me preocupa que la referida enumeración pase de ser ejemplar a tener un contenido más de fondo, porque a continuación se dice: "Las categorías a que se refiere el inciso anterior", lo que significa empezar a establecer categorías dentro de la discriminación arbitraria. ¿Y qué pasa si hay una discriminación arbitraria que no está dentro de ninguna de ellas? Un tribunal podría sostener: "Mire, como esta situación no se halla dentro de ninguna de las categorías mencionadas por la ley, no constituye una discriminación arbitraria".
En seguida, el inciso tercero señala que "Se considerarán siempre razonables las distinciones, exclusiones o restricciones que, no obstante fundarse en alguno de los criterios mencionados en el inciso primero, se encuentren justificadas" por otras. De modo que se reitera que las hipótesis que se citan, más que ejemplos, son casi una descripción exhaustiva de los casos en que hay discriminación.
Desde esa perspectiva, prefiero que la norma tenga el carácter general de la descripción contenida en la primera parte del artículo 2°.
Ahora, si no se acogiera mi opinión y, en definitiva, la mayoría optara por mantener el precepto sin enmiendas, apoyaría la indicación presentada, pues, si se hace una enumeración, dejar fuera la identidad sexual no tiene sentido. Puede resultar un poco contradictorio, pero, si se va a enumerar ocho ejemplos de discriminación, prefiero que sean nueve, a sabiendas de que a lo mejor quedan excluidas otras situaciones.
En todo caso, creo que no está en nuestro espíritu, como legisladores, restringir el concepto de discriminación arbitraria. Por lo tanto, cada vez que haya una discriminación que no tenga un motivo fundado ni se ampare en el ejercicio legítimo de un derecho, el juez podrá considerar que tal conducta es reprochable.
En consecuencia, voto a favor de la propuesta del Senador Orpis en orden a eliminar dicha enumeración, pero adelanto que, si ella en definitiva se mantiene, apoyaré la indicación presentada, así como el resto del articulado.

El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Carlos Larraín.
El señor LARRAÍN (don Carlos).- Gracias, señor Presidente.
¡Yo he sido gravemente discriminado por su persona, porque había pedido hacer uso de la palabra hacía como dos horas y, por accidentes electrónicos o lo que fuera, me ha tirado a la cola...!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- ¡Pero no fue arbitrario, Su Señoría!
El señor LARRAÍN (don Carlos).- ¡Puede que se salve por el adjetivo...!
Quiero dejar en claro, por si acaso, que nadie -y particularmente yo- está a favor de ninguna forma de discriminación.
Aquí se han esgrimido juicios al voleo bastante duros, sobre todo viniendo de gente que sabe razonar, que conoce las categorías legales y que sabe también la inmunidad de que goza al hablar en la Sala de la Corporación.
Nosotros, estamos en contra de todas las formas de discriminación y adherimos a la Constitución vigente -que lleva la firma de don Ricardo Lagos padre-, la cual protege los derechos personales. Y quisiéramos ver expandidos esos derechos.
De ahí, entonces, que pensemos que se debe fomentar una cultura del respeto recíproco. Eso es muy evidente. Porque el respeto y la tolerancia no están radicados en una sola sección de la opinión política o cultural.
Sin embargo, en meses recientes he visto manifestaciones de intolerancia muy agudas.
Ahora bien, resulta curioso que desde el socialismo se hable hoy con tanta vehemencia de la tolerancia hacia las personas homosexuales. ¡Si los homosexuales eran hechos desaparecer en tiempos de Stalin, y en los primeros años de la revolución cubana eran simplemente perseguidos, encarcelados y fusilados! Lo mismo ocurrió con el nacionalsocialismo o nazismo. De manera que tratar de erigirse en jueces universales de la cultura occidental en esta materia me parece un atrevimiento.
Aquí se han dado ejemplos sobre formas de discriminación que ocurrieron en el pasado. Bueno, una de ellas fue subsanada en 1821, como nos recordó la Senadora Alvear; otra lo fue en 1883.
Así que, efectivamente, la humanidad progresa -a veces, por lo menos- por etapas, y después retrocede. Eso también lo sabemos. Pero, ¡por favor!, no estamos viviendo en un ambiente de discriminación universal. Yo al menos no lo siento así. Hay libre expresión de ideas, libre práctica religiosa, y posibilidades de organizar colegios, de actuar en política, todas ellas abiertas a cualquier persona, independientemente de cuál sea su actitud ante el sexo.
Las personas de condición homosexual pueden ejercer todos los cargos públicos que deseen; del mismo modo, pueden ser empresarios, profesores, artistas; desde luego, tienen derecho a sufragio; pueden practicar deportes; pueden hacer todo lo que está disponible para el resto de los humanos. No hay restricción para su forma de vida.
Ahora, con respecto al recurso de protección establecido en el artículo 20 de la Constitución, hagámoslo más operativo. Hay jurisprudencia, a pesar de lo que aquí se ha dicho. Muchos se han planteado, efectivamente, sobre esta base, pero varios han sido rechazados por haber sido presentados fuera de plazo o por problemas de forma.
Por su parte, la Corte Suprema opina que la creación de un recurso especial, de tramitación abreviada -esperemos-, es innecesaria. Y es un parecer importante.
A mi juicio, también hay otras opiniones que se deben tomar en cuenta. Por ejemplo, hoy día apareció en el recinto un numeroso grupo de representantes del mundo evangélico, quienes expresaron, a su manera, su desacuerdo con algunas de las nociones involucradas en la ley en proyecto.
Ellos sí han sido discriminados. Es un hecho. Pues bien, a esas personas les preocupa enormemente una posible nueva forma de discriminación, que les impida conducir su vida como ellos la entienden. Y esa es la piedra de tope de esta iniciativa.
La creación de categorías especialmente protegidas a que aludía el Senador Orpis, en la forma contemplada en la segunda parte del inciso primero del artículo 2°, puede, efectivamente, afectar el libre ejercicio de otras libertades consagradas en la Constitución,...
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Ha terminado su tiempo, señor Senador.
Tiene un minuto más, para concluir.
El señor LARRAÍN (don Carlos).- ...como las de opinión, de trabajo, de contratación, y también de enseñanza.
Con relación al concepto "orientación sexual", me permito corregir algo que se ha dicho en la Sala. Tal concepto no se encuentra definido en nuestro ordenamiento jurídico, ni incorporado por la vía de tratados de los cuales somos parte.
Considero una mala idea incluir en una ley importante, que va a ser expansiva y que puede ser la base para la creación de algunos derechos que hoy día no se contemplan, un concepto que no se halla definido ni incluido en la legislación chilena.
Quiero señalar que la ley en proyecto tiene incluso carácter interpretativo de la Constitución y debiera ser aprobado con quórum especial de tres quintos de los Senadores en ejercicio. No es una ley común y corriente.
La normativa tiene que ver también con la forma en que se van a organizar ciertos grupos en la sociedad civil. Este es un problema que atañe no solo a los movimientos religiosos, sino a todo lo que diga relación con la estructura que se dé a la sociedad civil.
Por eso, hago presente que voy a votar negativamente el texto propuesto, pues estoy de acuerdo con la eliminación sugerida por el Senador Orpis respecto a la ejemplificación contenida en la parte final del inciso primero del artículo 2°.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.


El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, ante todo, quiero expresar que lamento profundamente la situación que vivimos hace un rato en el Senado, que derivó en el desalojo de algunas personas.
Nos habría gustado que los pastores y los feligreses evangélicos que se encontraban en el recinto escucharan cada una de nuestras intervenciones y, por último, tomaran determinaciones conociendo las razones por las cuales se vota de una u otra manera.
Yo soy Presidente del Partido Radical, cuyo origen se remonta a 1863. Desde ese año sus precursores y fundadores (Pedro León Gallo, Valentín Letelier, Enrique Mac Iver) lucharon para terminar con las discriminaciones.
La historia señala que en esa época regía la Constitución Política de 1833, que estableció como oficial la religión católica. Ahí surgió la hegemonía que imponía la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en nuestra naciente República.
En 1865 se dictaron una serie de normas y leyes que impedían el libre ejercicio, por ejemplo, de los cultos; que establecían, como se ha dicho aquí, la imposibilidad de que la gente que profesara una religión distinta pudiera casarse si no era por la Iglesia Católica. Asimismo, debía enterrar a sus muertos solo en aquellos lugares donde le estaba permitido, dada la hegemonía del credo imperante.
En esa época, los parlamentarios del Partido Radical tuvieron relevante participación en las llamadas "leyes laicas".
La primera, que data de 1871, estableció la sepultura sin distinción de credo, en un espacio debidamente separado, para todos aquellos que sustentaran diferencias desde el punto de vista religioso.
En 1883 se publicó la ley de inhumación de cadáveres, que dispuso la no discriminación por credo religioso en el entierro de las personas.
En 1884, la Ley de Matrimonio Civil derogó la facultad de la Iglesia Católica para consagrar y registrar legalmente los matrimonios. Dichas funciones pasaron al Estado.
En 1925 se produce finalmente la separación entre la Iglesia Católica y el Estado.
¿Por qué menciono todo esto? No por un capricho, sino porque me hubiese gustado que en la Sala estuvieran presentes quienes manifestaron tan violentamente su posición.
Fíjese, señor Presidente, que ya antes de 1910 la Iglesia Metodista Nacional y más tarde la Iglesia Metodista Pentecostal buscaron renovar el metodismo histórico.
¿Qué sucedió? Aquí tengo un artículo de "El Mercurio", publicado en 1909. Ojalá pudiéramos retrotraernos a esa época, a un parlamento en el que se podría haber estado discutiendo lo siguiente.
Fanatismo enfermizo -titulaba el matutino-. En Valparaíso se ha producido cierto escándalo alrededor de un grupo de fanáticos, de los mismos que rodean a una histérica conocida entre ellos por el nombre de Hermana Elena, y que se entregan a actos de fanática exaltación y pretenden tener visiones, hacer curaciones, y todo lo que es usual en estas enfermedades mentales.
El grupo se desprendió de una iglesia metodista, cuyos jefes responsables han reprobado el movimiento, como era lógico, por ser contrario al verdadero sentimiento religioso, a la cultura, y sobre todo a la esencia del protestantismo.
Pero las reuniones siguen y especialmente se hacen unas llamadas "noches de vigilia," -y escuchen, Sus Señorías- "con ritos extraños, sangre de cordero, trances, expulsión de demonios, apariciones y demás paparruchas y accidentes histéricos comunes en la gente que cae en estas exaltaciones.
La autoridad haría bien en intervenir y poner término a esos escándalos (...) Impedir que se explote la credulidad de unas pobres gentes y se agrave la enfermedad de unas cuantas histéricas.
Señor Presidente, si eso lo estuviéramos diciendo hoy día, en este Senado, en el que estamos votando una ley que termina con la discriminación, estaríamos haciendo algo correcto y que en esa época se hizo: se terminó y siempre se quiso terminar con la discriminación.
Por eso, resulta impensable lo que estamos viviendo hoy día: que no exista la racionalidad de mirar que en Chile no corresponde discriminar a alguien por ser bajo, gordo, hombre, mujer, homosexual, indio, comunista, judío o por evidenciar cualquier diferencia con otras personas. No debe existir discriminación entre unas y otras.
Esa es la determinación que tiene que tomar la sociedad chilena. Y por ello nosotros, en definitiva,...
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Ha finalizado su tiempo, señor Senador.
Le doy un minuto más, para terminar la idea.
El señor GÓMEZ.- Por ello, señor Presidente, votaremos a favor, aunque signifique la concreción de las amenazas que se profirieron acá. Porque hay algo que sí tiene que quedar en la historia de la ley, que son los principios. Estos no se transan ni por una cosa ni por otra.
Termino leyendo un párrafo de la declaración que formuló una persona muy conocida en el país, Nivia Palma, quien dice:
"Viví la descalificación por no asistir a las clases de religión, que entonces solo era Católica: se me dejaba sola, fuera de la sala, aun cuando tiritara de frío; lloré muchas veces la burla de mis compañeras por mi cabello largo, mi rostro sin maquillaje y mis faldas bajo la rodilla, fui excluida de las fiestas adolescentes por no beber alcohol, no bailar y no fumar, según los preceptos de mi iglesia en aquellos tiempos. En la Universidad preferí callar".
Esa es la situación que vivió una persona en este siglo por profesar la religión evangélica.
Por eso, señor Presidente, con fuerza voto que sí.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Antes de continuar otorgando la palabra, deseo consultar si existe unanimidad para lo siguiente.
El Senador señor Orpis ha manifestado su disposición para que, después de votar el artículo 2°, la Sala se pronuncie, de una sola vez y en bloque, sobre el resto de las normas, sin fundamentación de voto, a fin de despachar hoy el proyecto.
¿Habría acuerdo?
La señora ALLENDE.- Sí.
La señora RINCÓN.- Claro.
La señora ALVEAR.- Conforme.
--Así se acuerda.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Hernán Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, en verdad, esta iniciativa tiene un sentido y una explicación muy significativos.
El Senado la aprobó en general unánimemente y ahora, por el trabajo efectuado en la Comisión en que me tocó participar, tengo la impresión de que será objeto de una alta aprobación.
Y la razón es muy simple: la norma constitucional que dispone que "Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias" no ha tenido una efectividad real en su aplicación.
El recurso de protección, que permitiría evitar cualquier discriminación arbitraria, no ha resultado satisfactorio. Y por eso se hizo necesario incorporar en la iniciativa un recurso especial.
Yo sé que a la Corte Suprema no le gustan ni los recursos ni los tribunales especiales. Pero cuando la realidad muestra que lo existente no funciona, hay que buscar caminos nuevos.
Por eso este proyecto tiene sentido y justificación.
En Chile -como decía- existe una discriminación muy significativa. Aquí se han nombrado muchas categorías de personas o ejemplos para ilustrar esta situación.
Eso sí, hemos olvidado a los pobres, quienes quizás sufren permanentemente este flagelo, como también a los discapacitados.
Se ha mencionado a las personas que pertenecen a los pueblos originarios, a las mujeres, a quienes no son heterosexuales.
En general, hay muchas categorías, muchas personas, muchos grupos humanos que padecen discriminación.
Y como se recordó en la Sala -por eso es duro lo que hemos vivido hoy día-, durante bastante tiempo se discriminó a las distintas iglesias evangélicas. Ello correspondió a los momentos históricos que se vivían, pero la realidad indica que quienes pensaban diferente y profesaban otra fe sufrieron persecución en nuestro país.
En consecuencia, resulta necesario corregir esa situación, y es lo que hace el proyecto en debate.
Es efectivo que se presentan riesgos, pues siempre hay formas distintas de justificar las cosas. Pero el concepto consagrado en el artículo 2º -que no está en discusión, lo cual me alegra- tendiente a abrir la posibilidad de que exista una justificación razonable para hacer una diferenciación me parece clave.
Ello destrabó el debate de esta iniciativa, porque conceptualmente pareciera que toda discriminación arbitraria, por sí misma, debería ser condenada. Y de ahí que la palabra "arbitraria" tal vez esté de más, porque tras la expresión "discriminación" subyace una diferenciación injustificada que, dentro de una sociedad igualitaria, no debería ocurrir de manera alguna.
Sin embargo, por variadas razones, incluso a veces positivas, es conveniente que la sociedad efectúe diferenciaciones. Pero en tal caso sería necesario que existiera una justificación razonable. Y el proyecto consagra este elemento, el cual -como mencioné- destrabó significativamente el problema.
La siguiente dificultad radica en qué se entiende por conductas a las que, a todo evento, no cabe aplicar esa justificación razonable. En rigor, el Senador Orpis tiene razón en su argumento cuando señala que no es preciso que la ley ejemplifique. Lo hace solo para facilitar la labor del intérprete, pero con ello puede dejar fuera a muchos grupos. Con todo, esto no significa que el juez esté impedido de protegerlos, porque tales conductas tienen que ver con lo establecido en el inciso primero en relación con la justificación razonable. De no mediar esta, es factible extender la aplicación de la norma, pues no es taxativa.
Lo anterior resulta esencial, porque -como se ha dicho- en otros tiempos se consideraban normales una serie de conductas que hoy estimamos discriminatorias. Pero nosotros no hemos clavado la rueda de la fortuna, y es muy probable que mañana se consideren discriminatorias prácticas que hoy estimamos normales. Eso forma parte de la evolución cultural.
Por lo tanto, esta norma no obsta a que ciertas conductas que ahora no se hallan incorporadas o que puedan incluirse el día de mañana sean consideradas discriminaciones arbitrarias.
En consecuencia, a lo mejor no deberíamos recurrir a una ejemplificación, toda vez que parece innecesaria.
Sin embargo, yo participé en la Comisión de Constitución, y debo decir que en ella trabajamos para despachar un texto que ojalá fuera de consenso. Y así sucedió. Discutimos palabra por palabra. Podrá no ser enteramente satisfactoria la solución a la que llegamos, pero me parece que abre un camino para reflejar lo que pasa ahora en Chile con una amplia perspectiva hacia el mañana.
Por tales razones, voto favorablemente el artículo 2º tal cual viene preparado y redactado por la Comisión.
Estoy consciente de que existen discriminaciones latentes muy dolorosas. Solo deseo consignar que, así como algunas minorías parecieran haberse olvidado de lo que significa ser discriminado, espero que otras que lo han sido no asuman conductas de intolerancia en el futuro, porque muchas veces se utilizan lenguajes que no condicen con la necesidad de terminar con las exclusiones.
Y, por último, más que de tolerancia, estimo adecuado hablar de respeto, porque nuestra lucha apunta al respeto a cada persona en nuestra sociedad, sobre todo en su condición de ser humano.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Ruiz-Esquide.


El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, en un momento político en el cual estamos expuestos a tanta crítica, pienso que tenemos la obligación con nosotros mismos de manifestar satisfacción por que el Senado sea capaz de discutir este proyecto con la altura de miras con que lo hace, y también por la forma adecuada en que estamos llegando a ciertos acuerdos en aras de valorarlo y aprobarlo.
Quiero enfocar el tema desde tres aspectos.
En primer lugar, la lucha del ser humano, a través de miles de años, ha sido entre la libertad para tener el derecho a ser tratado con respeto -como aquí se ha dicho- y la opresión.
En consecuencia, la iniciativa que nos ocupa concita la más alta significación entre nosotros.
Por una razón adicional -quizás no es del caso insistir en ello-, la situación antropológica nos lleva a sostener que el ser humano, hombre o mujer, es violento. Esto ha originado que durante muchos siglos tantas personas hayan sido discriminadas, y solo la libertad y la democracia les han permitido salir de ese estado.
En segundo término, lo sucedido durante este debate, lo visto en la calle y los análisis demuestran, en el fondo, que algunos perciben la sensación de que esta legislación puede ser mal usada y que contiene, por ejemplo, elementos que mañana pueden llevar a la existencia de un matrimonio homosexual, tema que se ha planteado con mayor fuerza.
Yo me asilo en la concepción aristotélica acerca del uso y el abuso de determinada ley.
Aristóteles señala con claridad que el abuso no excusa el no uso. Y, por tanto, creo honestamente que hemos confeccionado una iniciativa legal -y felicito a mis colegas- que sí nos permite tener esa certeza.
En tercer lugar, debo consignar un aspecto que se ha discutido en muchas ocasiones aquí con respecto a numerosos proyectos. Esto se refiere a la ventaja o desventaja de poner puntos de referencia en los textos de las iniciativas, lo que termina en la incorporación de cinco, diez, siete, ocho, diez o veinte casos.
Resulta que es probable que el día de mañana -de hecho sucederá, pues la sociedad cambia- los conceptos de intolerancia o de discriminación varíen. Además, a mí no me gusta colocar determinados ejemplos en las leyes, a pesar de lo cual voy a votar que sí, porque siempre quedan fuera otros. A mi entender, esa es una forma inadecuada de elaborar las normas legales.
En tal sentido, soy partidario de incorporar la expresión "toda" y con ello se garantizará que nadie pueda excusarse cuando incurra en una conducta de discriminación que eventualmente queremos erradicar.
Por último, señor Presidente, solo para los efectos de discutir entre nosotros, debo admitir que no es fácil practicar la democracia, como lo constatamos hoy (lo digo con todo respeto y afecto). Porque hemos sido recurrentes en dictar leyes para que nadie sea discriminado -no lo expreso para halagar a nadie, sino porque forma parte de nuestro ser-, pero las personas que han sido favorecidas parecieran ser quienes más fuerza hacen para discriminar.
Uno comprende que esa conducta obedece a la naturaleza humana y no a otras motivaciones. Por eso, la democracia y la no discriminación no son fáciles. El avance que estamos logrando cuesta, pero vale la pena luchar por él.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Cantero.


El señor CANTERO.- Señor Presidente, quiero expresar mi preocupación por lo que he presenciado el día de hoy. He visto una actitud francamente intolerante.
Existe una monocultura que cree ser dueña de la verdad y que pareciera no darse cuenta de que en la sociedad existen visiones diversas.
Hay un teísmo que se basa en revelaciones y en dogmas, lo cual es muy respetable. Pero hay deístas que creen desde la perspectiva de un razonamiento.
Y, en consecuencia, de allí surge la esencia del concepto de "verdad" en el mundo contemporáneo, caracterizado por el valor de la diversidad y del pluralismo. Esa verdad, que desde algunos puntos de vista es objetiva, se ve contrastada con una que para otros es subjetiva. Cada persona tiene su propia cosmovisión y, en general, se trata de visiones subjetivas.
Asumir el enfoque de un solo Dios, excluyendo la creencia de todos los demás, me parece equivocado.
Además, no es el concepto del "Uno" que hemos aprendido. Un Uno que expresa lo único, lo individual, pero que no se agota en eso, sino que también representa la unidad y, más aún, la unicidad: mi Dios, tu Dios, nuestro Dios.
No me parece adecuada la intolerancia que hace que algunos crean tener derecho a juzgar a los otros. Eso ya lo vimos en la Inquisición, con los resultados que conocimos; justificó las Cruzadas, con las atrocidades que se cometieron, las quemazones de los no creyentes o lo que pasó con nuestros pueblos originarios: "Tienes plena libertad, puedes elegir entre creer en mi religión o no; y si no crees, pierdes todos tus derechos".
Eso es francamente inconveniente.
El Nuevo Testamento dice que ante Dios todos somos iguales y que el único llamado a juzgarnos es el propio Dios. ¿Con qué derecho algunos se arrogan la autoridad para juzgar a otros? Creen que los demás deben tener subordinación jerárquica. Eso no me parece correcto. Este dualismo de buenos y malos, de dueños de la verdad y de equivocados, a mí por lo menos no me convence.
Además, ello puede llevar a graves abusos. Los juicios basados en las diferencias religiosas son siempre radicales. Trabar litis con otro en función de estos conceptos genera una relación de inclusión o de exclusión, de buenos y malos, y eso lo considero inapropiado.
Aquí está primando el concepto aristotélico: algo es A o no es A. Y pienso que eso es errado en la concepción tan plural, tan diversa que se expresa en el enfoque religioso.
Este choque de universalismos, absolutismos, totalitarismos me parece inadecuado. La libertad individual solo es posible en el encuentro con otras personas, pertenecientes a diferentes culturas y religiones. En este sentido, el pensamiento contemporáneo tiene expresiones maravillosas: acepta al otro como legítimo "otro", porque es un "yo" legítimo, tan legítimo como el propio yo, según afirma Humberto Maturana, gran pensador chileno.
Ese elemento debe primar en este tipo de materias. Por eso, el valor de la diversidad debe invitar o dar lugar a una expresión de pluralismo que hace mucha falta en nuestro país no solo en lo religioso, sino también en las otras manifestaciones de nuestra convivencia, como el quehacer político, que por momentos cae en esta radicalización absolutista.
Voto a favor.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, esta sesión ha estado llena de pasiones, de debate de ideas. Yo hubiera querido que los pastores que fueron desalojados de las tribunas -algunos de ellos son de la Región del Biobío y los conozco desde hace no diez a veinte años, sino treinta a treinta y cinco- hubieran podido estar presentes hasta el final.
Hoy día votamos un proyecto antidiscriminación, que tiende a hacer efectivo el mismo derecho que este Parlamento votó a favor para beneficiar a la Iglesia evangélica.
En concreto, estamos ante un mecanismo judicial para defender a las personas cuando se produce una discriminación.
Y hay discriminación arbitraria cuando existe exclusión, restricción, sin justificación razonable "y que cause privación (...) en el ejercicio legítimo de los derechos fundamentales". Eso dice la iniciativa de ley. ¿Cuándo?
Cuando la distinción, exclusión o restricción sea por lo siguiente:
"Raza o etnia". Por cierto, esto ayudará a que todos los inmigrantes, los peruanos que se encuentran en Chile y, en definitiva, cualquier ciudadano vean respetados sus derechos.
"Nacionalidad". No importa la nacionalidad que se posea. Todos tienen derecho a ser tratados como iguales.
"Situación socioeconómica". Los pobres no pueden ser discriminados.
"Idioma". Nuestros amigos aimaras, nuestros amigos mapuches, todos quienes hablan una lengua diferente, deben ser respetados.
"Ideología u opinión política". Esto le viene muy bien al Parlamento: no podrá haber discriminación por cómo se piense. Tampoco será posible expulsar a un estudiante, como ocurre hoy, porque pertenece a un partido político o porque piensa diferente a quienes dirigen la universidad o el liceo.
"Religión o creencia". Se trata de la libertad de culto, la cual es fundamental. Y es lo que estableció la ley de culto. Por eso lamento que los pastores evangélicos no hayan podido asistir a este debate hasta el final, porque creo que o están mal informados o han hecho una interpretación muy particular de la presente iniciativa.
"Sindicación o participación en organizaciones gremiales". ¡Miles de trabajadores en Chile pierden el empleo cuando forman un sindicato!
"Sexo". Los hombres y las mujeres tienen igual acceso a la educación pero reciben sueldos diferentes. Yo espero que esta ley en proyecto sirva para que las mujeres ganen lo mismo que los hombres: a igual capacidad, igual empleo.
"Orientación sexual". Ella forma parte de la concepción interna de cada ser humano y, por tanto, debe estar incluida en la normativa.
"Estado civil". El 52 por ciento de los niños nacen hoy en Chile fuera del matrimonio. Mis cuatro hijos, con ambos padres solteros, no son ni anarquistas ni subversivos, y se están criando -esperamos- con mucho amor. No importa el estado civil de sus padres; tienen derecho a la igualdad ante la ley.
"Edad". Claramente, no podemos discriminar por este concepto, y así protegemos a los jóvenes y a los viejos.
"Filiación". Uno no elige a los hermanos ni a los padres. Por tanto, no puede pagar las penas de ellos. No debe haber discriminación por filiación parental.
"Apariencia personal". Esto resulta muy claro: no importa si alguien es gordo, feo, o como algunos quieran denominarlo, sino sus capacidades.
"Enfermedad o discapacidad". No podemos discriminar a los discapacitados o a los que tienen otras condiciones especiales.
Eso estamos votando hoy día. Creemos que la iniciativa en discusión no es como algunos la han interpretado. Por ello, lamento que estos no se hallen presentes.
Su artículo 18 es muy claro en términos de señalar que no se va a derogar ninguna norma legal vigente. El matrimonio homosexual se va a debatir en otro proyecto, no en este, que claramente lo excluye.
El pueblo evangélico no tiene nada que temer. Esta iniciativa no ampara delitos ni perversiones sexuales; simplemente permite sancionar la discriminación si ella ocurre. Y lo reitero: cuando fueron discriminados los evangélicos, creamos la ley de igualdad de culto. Cuando dijeron que había que tener un día especial para la Iglesia evangélica, establecimos el 31 de octubre con ese propósito.
Señor Presidente, yo admiro y respeto a quienes tienen el don de la fe. Y me niego a aceptar que ellos puedan creer que haya personas que no son hijos de Dios: los homosexuales, las lesbianas, los transgéneros. Pienso que esa es una visión acotada y no corresponde a la que observé al permanecer durante cuarenta a cuarenta y cinco años muy cerca del pueblo evangélico. He aprendido a conocerlos y a convivir y compartir con ellos.
No creo que haya criaturas en este reino de Dios -para los que tienen el don de la fe- que puedan ser discriminadas. Siento que ellos deben revisar el contenido de esta ley, porque los han mal informado.
Señor Presidente, ¡pienso que los discriminados que quedan fuera son los niños violados por los curas católicos que en vez de ir a la cárcel van a Roma!
Y en la iniciativa, por cierto, hay igualdad ante la ley.
Voto, en conciencia, a favor de este proyecto de ley antidiscriminación, señor Presidente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- ¿Han votado todos?
Resultado de la votación.
El señor ESPINA.- Señor Presidente, tiene que dar por cerrada la votación primero.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Entendí que ya habían votado todos los señores Senadores.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba la parte final del inciso primero del artículo 2° propuesto por la Comisión de Constitución (23 votos a favor, 13 en contra y 1 pareo).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Cantero, Escalona, Espina, Girardi, Gómez, Horvath, Lagos, Larraín (don Hernán), Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Pizarro, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la negativa la señora Von Baer y los señores Chahuán, Coloma, García, García-Huidobro, Kuschel, Larraín (don Carlos), Novoa, Orpis, Pérez Varela, Prokurica, Sabag y Uriarte.
No votó, por estar pareado, el señor Bianchi.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Les pido mantener el orden a quienes están en las tribunas. La regla es pareja para todos.
Recuerdo que se acordó tratar de despachar el proyecto en esta sesión.
Votaremos ahora, sin discusión, la indicación renovada.
El señor LAGOS.- ¿Cuál es la indicación?
El señor LETELIER (Vicepresidente).- La que propone incluir la identidad de género dentro de las categorías a que alude el artículo 2°.
Luego consultaré a los señores Senadores si existe voluntad para votar en un solo acto el resto del articulado. Adelanto tal planteamiento para la máxima comprensión y transparencia de la Sala.
La iniciativa contiene tres artículos que requieren quórum especial. Debemos asegurarnos de contar con los 21 votos que se precisan para garantizar el despacho del proyecto hoy.
Chequearemos el quórum para ver si es posible terminar el trámite en la presente sesión.
El señor Secretario dará lectura a la indicación renovada que se pondrá en votación.
El señor LABBÉ (Secretario General).- La indicación, renovada por los Senadores señoras Allende, Pérez (doña Lily) y Rincón y señores Escalona, Frei (don Eduardo), Girardi, Lagos, Letelier, Navarro, Quintana, Rossi, Walker (don Ignacio) y Zaldívar, busca intercalar, en el inciso primero del artículo 2°, entre las expresiones "la orientación sexual" y "el estado civil", las frase "la identidad de género".
El señor LETELIER (Vicepresidente).- En votación la indicación renovada.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba la indicación renovada (22 votos a favor, 9 en contra y 1 pareo).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Cantero, Escalona, Espina, Gómez, Horvath, Lagos, Larraín (don Hernán), Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Novoa, Pizarro, Quintana, Rossi, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la negativa la señora Von Baer y los señores Chahuán, García, García-Huidobro, Kuschel, Larraín (don Carlos), Orpis, Prokurica y Uriarte.
No votó, por estar pareado, el señor Bianchi.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- ¿Habría voluntad para votar los demás artículos en conjunto?
La señora RINCÓN.- Sí, señor Presidente.
El señor WALKER (don Ignacio).- Sí.
El señor CANTERO.- Por supuesto.
El señor LARRAÍN.- Claro.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- En votación el resto del articulado, incluidas las normas de quórum.
La mayoría de dichos preceptos apuntan más bien a asuntos relacionados con procedimiento.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueban los artículos restantes (28 votos a favor, 2 en contra y 1 pareo); se deja constancia de que se reunió el quórum constitucional requerido, y queda despachado el proyecto en este trámite.
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily), Rincón y Von Baer y los señores Cantero, Chahuán, Escalona, Espina, García-Huidobro, Gómez, Horvath, Lagos, Larraín (don Hernán), Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Novoa, Orpis, Pizarro, Prokurica, Quintana, Rossi, Tuma, Uriarte, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la negativa los señores Kuschel y Larraín (don Carlos).
No votó, por estar pareado, el señor Bianchi.