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MODIFICACIÓN DE LEY GENERAL DE PESCA Y ACUICULTURA EN MATERIA DE PESQUERÍA ARTESANAL


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, me alegra el debate. Y felicito a mi colega Hernán Larraín por haber permitido discutir esta indicación en la Sala.
Porque el sur también existe. Y no está de la Octava Región hacia la Décima, ni tampoco de la Quinta al norte, sino en el Maule.
El Maule se halla entre dos aguas. Y los que sufren las inclemencias en este caso son los pescadores artesanales de la Séptima Región, quienes ven cómo sus recursos son explotados por los de la Quinta y por los de la Octava.
Esta tarde, a la hora de almuerzo, se acercaron a conversar conmigo dirigentes de los pescadores artesanales. Me pidieron que no apoyara esta indicación. Les respondí que debía conversar el punto con mis pescadores artesanales. Estos me dijeron que había que respaldarla, porque lo que viven en el Maule -he hablado muchas veces con ellos sobre el particular- es dramático. Y tienen dos problemas: uno, el que estamos analizando, relacionado con la forma como los barcos de mayor tamaño invaden las costas locales y se llevan sus recursos; el otro, la carencia de cuotas, situación que tratamos de zanjar -no lo conseguimos- en otro proyecto, presentado a raíz del terremoto.
En el Maule, ese último aspecto es dramático: sobran recursos y faltan cuotas, a diferencia de lo que pasa en otras Regiones.
Por cierto, es necesaria una discusión mayor a propósito de la Ley de Pesca, que vence el próximo año. Pero, queridos colegas -y se lo digo también al Ejecutivo-, debemos empezarla hoy.
¿Habrá explosión social como dijo el Senador Navarro? Sí. Porque obviamente, si se suman la secuela del terremoto y el problema que provoca año tras año la falta de cuotas para explotar el recurso, la situación es dramática.
Yo creo que hay que partir por algo. Y este es un buen camino: discutir, poner el asunto sobre la mesa, abordar la cuestión no menor de, para resguardar a nuestros pequeños pescadores artesanales, controlar a quienes entran a las Regiones y a los que salen de ellas.
En cuanto a los insultos, señor Presidente, pienso que debemos dejarlos fuera de la Sala, pues hay un bien mayor que proteger: el trabajo de hombres y mujeres esforzados que día a día luchan por sacar adelante a sus familias.
He dicho.