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SITUACIÓN DE EMPRESA NACIONAL DEL PETRÓLEO


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, estimados colegas, la sesión especial que hoy nos reúne tiene por objeto discutir y analizar en detalle la situación por la que está pasando la Empresa Nacional del Petróleo.
Hace unos pocos meses se discutió en la Comisión de Minería un proyecto de ley, en segundo trámite, que apuntaba a cambiar la dependencia administrativa de la entidad y a traspasarla desde el Ministerio de Energía al de Minería.
Los Senadores de la Concertación que formamos parte de ese órgano técnico -los Honorables señor Gómez y señora Allende y quien habla- decidimos rechazar la iniciativa, fundamentalmente porque nos pareció que en el tratamiento del asunto se estaba poniendo, como se dice en buen chileno, "la carreta delante de los bueyes". Ello, porque teníamos y tenemos la convicción de que el debate verdadero radicaba en saber lo que iba a hacer el Gobierno con esta importante empresa del Estado, cómo iba a encarar la deuda que ella arrastra y cómo vamos a enfrentar la discusión respecto de la necesidad de modificar su gobierno corporativo.
Cuando señalamos nuestros planteamientos en la Comisión, solicitamos que fueran recibidos los trabajadores, escuchamos a los Ministros y, al final, rechazamos el proyecto y convencimos al Gobierno de que era imposible imponer su postura. Frente a lo anterior, el Ministro señor Golborne llevó a cabo lo que tanto se le ha criticado al Presidente de la República -y que hoy recogen las encuestas- y a parte importante del Gabinete, sentarse a conversar, escuchar a las partes y buscar puntos de coincidencia para hallar soluciones.
El señor Ministro llegó a un acuerdo con los Senadores de la Concertación para congelar el debate respecto de la dependencia administrativa de la ENAP y avanzar derechamente en la importante discusión acerca de la forma como fortalecemos a esta empresa del Estado y cómo permitimos que una entidad semejante compita en igualdad de condiciones con las grandes transnacionales del petróleo en nuestro mercado interno.
¡Punto para el Ministro señor Golborne! ¡Claro que sin la publicidad de los 33...!
Señor Presidente, estimados colegas, me parece que para entender la cuestión central debemos hacernos una pregunta que, en mi opinión, clarifica todo su trasfondo: ¿qué se halla en juego en la discusión sobre la ENAP?
Cualquiera que nos escuchara diría que el debate que llevamos a cabo solo tiene que ver con malos manejos económicos; con una empresa quebrada, que agarra el hilo más delgado de todas las ramas del negocio del petróleo y con poco patrimonio, etcétera.
En verdad, creo que no se trata de lo que plantea el Senador Prokurica. Lo que queremos de ENAP es mucho más que eso.
Por cierto, podríamos dedicarnos a debatir cómo el Gobierno actual asigna a dedo los contratos o cómo compra casas al doble del precio de mercado. Pero se lo dijimos en la Comisión a ambos Ministros, tanto al de Minería como al de Energía: la verdadera discusión, la de fondo, es cuál es el rol que el Estado y su empresa ENAP van a jugar en el futuro energético de Chile.
El debate acerca de la energía, acerca de la matriz energética, ha llenado las páginas de todos los diarios los últimos tres años; ha ocupado y preocupado a los Senadores y Senadoras desde hace ya largo tiempo. Matices más, matices menos, el Estado obligó a ENAP a sobreabastecerse el 2008, cuando nuestro país enfrentó una larga sequía, el mismo año en que Argentina nos cortaba el gas. ENAP cumplió su rol como empresa del Estado cuando los argentinos nos cerraban la llave. La discusión de fondo es qué vamos a hacer en materia energética y qué rol van a jugar en ello el Estado y la ENAP.
Los Senadores de la Democracia Cristiana creemos que la energía no puede ser una mercancía, sino que debe ser considerada un derecho humano al que todas las personas, al que todos los chilenos y chilenas tengan acceso. No somos partidarios de que la energía quede al solo arbitrio del mercado, del lucro, de los buenos negocios. Para que ello no suceda y para que les aseguremos a nuestros hijos e hijas, nietos y nietas y a las generaciones venideras acceso universal, a precios asequibles y razonables, a la energía, el Estado tiene un rol que cumplir y no es precisamente de espectador. Hoy tenemos acceso al gas porque el Presidente Lagos pudo recurrir a ENAP para que encabezara un pool de compradores y fuera viable el GNL Quintero, en una asociación público-privada. Luego de tener que comprarle gas a Argentina, hoy los analistas señalan que es muy probable que terminemos nosotros vendiéndoles gas a los argentinos.
La ENAP es importante para Chile. La ENAP es el instrumento por excelencia que el Estado tiene no solo para extraer gas, buscar petróleo en el mundo o refinar crudos en Concón, Biobío o Magallanes, sino para reimpulsar nuestra matriz energética. Energía para todos, energía para Chile, es con la ENAP en la geotermia; es con la ENAP en la búsqueda, transporte y distribución de gas; es con la ENAP impulsando la energía eólica, solar, por mareas, en el subsuelo marino; es con la ENAP, no ya como una "Empresa Nacional del Petróleo", como reza la ley que la creó hace ya más de 50 años, sino como una "Empresa Nacional de Energía", distinta. Nos admiramos de Petrobras. Bueno, esa es una empresa en Brasil que no tiene las manos atadas, a diferencia de lo que ocurre con nuestra ENAP.
El acceso a la energía es un derecho humano. La energía posee una dimensión social porque las personas tienen derecho a una buena calidad de vida, a una vida digna (y el Estado tiene el deber de procurarla), lo cual se obtiene con acceso a la energía. ¿Qué chileno o chilena, qué niña o niño de nuestra patria se puede desarrollar sin esto último? ¿O no hemos escuchado hasta el cansancio a los analistas económicos decir que nuestro país no puede seguir creciendo si no aumenta su matriz energética? Y ese crecimiento, ¿no debe ser también para nuestros niños y niñas?
Los países y las personas tienen necesidades energéticas, pero ¿pueden unos y otras pagar cualquier precio por la energía? Si dejamos todo al arbitrio del mercado, ella tenderá a ser cada vez más cara. ¿Qué han hecho los países desarrollados? No renunciar a la tutela, a la gestión y a la autoridad del Estado en esta materia.
No nos equivoquemos: no hipotequemos el futuro de las generaciones venideras entregando solo al mercado la energía que es para todos; no le quitemos al Estado uno de los pocos instrumentos que le quedan para que una parte de la energía, actual y futura, se les garantice a todos en nuestra patria; no le quitemos a la ENAP una tarea que las próximas generaciones nos reclamarán.
Dos batallas tendrá el mundo en los próximos años, dos batallas ya tiene el mundo hoy: la batalla por el acceso a las fuentes de agua dulce y la batalla por el acceso igualitario y universal a la energía.
¿Vamos a dejar todo en manos del mercado? ¿Vamos a volver a cometer el mismo error que cometimos con el cobre hace unas décadas?
Mucho se habla aquí del desarrollo económico, pero estoy convencida de que este no podrá ser estable si el Estado no impulsa la energía. Y sin desarrollo económico no hay desarrollo humano posible. Es cierto que nadie tiene la solución al problema de la matriz energética de Chile, ni una varita mágica para prender la luz en nuestro país. Nadie se halla en posesión de la verdad absoluta en esta materia. Cada sociedad tiene su propia realidad y debe construir su matriz energética. Pero, ¿toda privada, o con el Estado solo como regulador?
Para que haya desarrollo económico es fundamental contar con energía de calidad y en cantidad suficiente, como respuesta a las necesidades del país, pero, finalmente, como respuesta a las necesidades de las personas.
Sabemos que a algunos les gustaría que el Estado no participara en estos campos, que la ENAP no estuviera explorando nuevas fuentes energéticas, que ojalá el Estado, pequeño y sin poder, se concentrara solo en regular. Hay quienes no se cansan de buscar nuevos negocios, pero hay cosas que no pueden ser una mercancía, sino que deben ser consideradas un derecho humano.
Hace unos días nos enteramos de los nuevos términos del contrato de venta de gas en Magallanes, de ENAP a Gasco, lo que implica más de 20 por ciento de alza en el precio del gas domiciliario en la Región. Nuestros parlamentarios, encabezados por la Diputada Goic y el Senador Muñoz Aburto, pero también por el Senador Bianchi y el Diputado Marinovic, han insistido en la necesidad de transparentar los términos de los contratos para tener claridad sobre el precio y condiciones de la negociación.
Señor Presidente, el año 2009 se incluyó a los grandes consumidores en el contrato y, tras las gestiones que realizó la Diputada Goic, se logró con ENAP congelar los términos de dicho instrumento para mantener inalterado el precio el 2010. Durante los Gobiernos de la Concertación no se afectó a los clientes domiciliarios y se logró llevar o acercar el precio del gas a los precios de mercado, porque se entendía que Magallanes requiere un trato preferencial en esta materia, por sus necesidades térmicas, de calefacción, y por ser zona productora.
Se ha tratado de justificar el alza argumentando que se debe cuidar el gas y que hay que generar incentivos para que las grandes empresas petroleras tengan interés en invertir en la zona en exploración y explotación. Este Gobierno privilegia los intereses de las grandes empresas por sobre los de la clase media, de la gente sencilla o del microempresario. Solo por poner un ejemplo, una panadería va a ver incrementada su cuenta en 50 por ciento.
El subsidio que permite tener bajo el precio del gas en la Región es del orden de 15 millones de dólares, lo que no es significativo, sobre todo si se considera que ENAP Magallanes siempre ha mostrado números azules.
Existe un subsidio focalizado, administrado por la Intendencia en conjunto con las municipalidades, que alcanza a 3 mil 200 familias, pero también ha sido recortado. Extraoficialmente se me ha señalado que se eliminaron cerca de 900 familias durante el año pasado, subsidios dirigidos a adultos mayores solos y a familias en extrema pobreza. Se ha denunciado esta situación y se ha oficiado al respecto en la Cámara de Diputados, sin que haya habido respuesta por parte de las autoridades responsables.
Pongo otro ejemplo que va en la misma línea y que se relaciona con el sentido social de este Gobierno: en Lago Verde, comuna de Coyhaique, se han terminado los Programas Pro Empleo. ¿Qué tiene que ver esto con la energía? La verdad es que ello habla mucho de una lógica del Gobierno del Presidente Piñera: la de no entender que debe hacerse cargo de situaciones en las que el Estado no puede sino intervenir.
El Presidente Piñera, en su última visita a la zona, señaló a los magallánicos que podían estar tranquilos, que se iba a mantener un trato preferencial para los consumidores domiciliarios.
¡Otra promesa incumplida del Presidente!
Es bueno decir las cosas con claridad. Los Senadores de la Concertación queremos que el Gobierno nos indique claramente -el señor Ministro debiera responder esto- qué se hará con la ENAP. Lo hemos pedido en la Comisión de Minería y Energía con mis colegas, incluidos los de la Alianza. De antemano, creo necesario expresar que no estamos por privatizar la empresa. Queremos al Estado, por medio de la ENAP, en la discusión de la energía, en los grandes temas del Chile del futuro. Para eso requerimos que siga siendo una empresa estatal, fuerte e integrada, de manera que cumpla el rol de asegurarnos a todos los chilenos la tan preciada y escasa energía que necesitamos para seguir subsistiendo.
He dicho.