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HOMENAJE EN MEMORIA DE DON EDMUNDO PÉREZ ZUJOVIC


El señor ZALDÍVAR.- Señor Presidente, Honorable Senado:
En representación del Partido Demócrata Cristiano, quiero rendir homenaje a un gran hombre público que hace 20 años cayó ultimado por el odio: nuestro amigo y camarada Edmundo Pérez Zujovic.
Quien es hoy Presidente de la República, don Patricio Aylwin -entonces Presidente del Partido-, encabezó su discurso de homenaje en esa hora de dolor con una cita de Goethe: "Yo un luchador he sido, y esto quiere decir que he sido un hombre". Y luego agregó el Primer Mandatario: "Estas palabras de Goethe han vuelto a mi memoria al pensar estos días en la vida y la muerte de Edmundo Pérez Zujovic".
Efectivamente, Edmundo Pérez se realizó en la lucha.
Nació el 11 de mayo de 1912, en Antofagasta. Realizó sus estudios secundarios en el colegio San Luis, de esa ciudad. Era el segundo de cuatro hermanos. Debió hacerse cargo, muy joven aún, de una fábrica de baldosas luego de la muerte de su padre para mantener a su familia. En 1938 se casó con Lidia Yoma, con quien tuvo nueve hijos.
Desde joven mostró su enorme capacidad de empresario, con visión de futuro. Y fue así como llegó a formar una de las empresas más importantes del país, dedicándose principalmente a construcciones habitacionales en Arica, Antofagasta, Valparaíso y Santiago. Entre sus obras recordamos "La Gran Vía", en el puerto de Antofagasta, que él tanto amó; y también, aquí, en Valparaíso, la construcción del conjunto habitacional "Las Siete Hermanas".
Nunca olvidó en su actividad empresarial los valores en que creía. Y por eso siempre tuvo especial preocupación por los más pobres, por los pobladores, por quienes carecían de casa.
Fue asimismo un empresario visionario y progresista al iniciar las actividades pesqueras en el puerto de Iquique con la creación de la empresa "Guanaye".
Sin duda alguna, Edmundo Pérez era un hombre luchador que supo combinar su capacidad empresarial con su convicción en los principios. La constancia y el empuje, unidos a una intachable conducta dentro de los valores cristianos, estuvieron presentes en su vida entera, tanto en los negocios como el seno familiar y el ámbito partidario.
Desde muy joven, también mostró su vocación por el servicio público, destacándose por sus condiciones de gran ejecutivo y por su recia personalidad para enfrentar con fuerza cada uno de sus actos. Fue uno de los fundadores de la Falange Nacional, junto a Eduardo Frei, Radomiro Tomic, Bernardo Leighton, Ignacio Palma, Tomás Reyes y tantos otros idealistas que luego dieron impulso al Partido Demócrata Cristiano.
Ocupó cargos en la base partidaria, hasta llegar a ser Vicepresidente de la República durante la Administración Frei. Fue Presidente Comunal, Consejero Nacional y Vicepresidente Nacional del Partido.
En el Gobierno del Presidente Frei, a quien estaba unido por una entrañable amistad, se desempeñó como Ministro de Estado en diversas Carteras: Obras Públicas, Economía e Interior.
Edmundo Pérez fue un político que nunca rehuyó responsabilidades en momentos difíciles. Demostró su temple con ocasión de los tristes sucesos de "Pampa Irigoin", en Puerto Montt, cuando se desempeñaba como Ministro del Interior. En esa ocasión asumió con hombría la responsabilidad de actos cometidos por sus subordinados, hecho que le valió una implacable campaña de ofensas e insultos en su contra, la que fue configurando aceleradamente un clima de odio hacia su persona y dio paso a que mentes insanas lo acribillaran a balazos la mañana del 8 de junio de 1971.
Rememorando al Presidente Frei, podemos decir hoy:
"Hace ya más de 20 años que murió Edmundo Pérez Zujovic. Pareciera que todo ya está olvidado. Los hombres y la ciudad siguen su rutina, trabajan, conversan y se ríen.
"En la zanja del tiempo en pocas semanas quedan terremotos, inundaciones, volcanes que provocan catástrofes y tragedias; y más lejos, revoluciones, muertes, atentados, paseos por la luna y vuelcos increíbles en el juego de las fuerzas internacionales.".
"¿Habrá tiempo entonces" -se preguntaba el Presidente Frei- "para recordar a un hombre, a un hombre que sale solo de su casa y es ametrallado por el odio y la locura?".
Hoy, más que nunca, es tiempo para recordar y rendir homenaje a este hombre que, al igual que otros de distinto signo, ha sido un símbolo para su generación, por haber entregado lo mejor de sí para el bien de sus ideas y para el bien de la patria que tanto amaba.
Quienes pretendieron borrar su existencia volcando su odio mortal, se equivocaron una vez más. No fueron ni nunca serán capaces de matar el alma y los valores de sus víctimas. El alma y los valores trascienden. Y en este caso, después de 20 años, Edmundo Pérez vive entre nosotros; su figura se ha proyectado en el tiempo; no ha caído en el olvido; no ha caído en la zanja del tiempo. Hoy, más que nunca, los chilenos y sus amigos lo recordamos y damos gracias a Dios por habernos permitido peregrinar junto a él y recoger sus enseñanzas.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Cantuarias.


El señor CANTUARIAS.- Señor Presidente, Honorables colegas:
Se rinde hoy un justificado homenaje a don Edmundo Pérez Zujovic, al que nos sumamos con especial sentimiento.
Se ha destacado aquí un perfil humano lo suficientemente elocuente como para que mis modestas palabras puedan agregar algo nuevo o mejor. Hago mías las anteriores, confesando mi personal admiración por este valeroso chileno, al que conocí -como la mayor parte de la ciudadanía- en el desempeño de los cargos públicos que, con marcante personalidad, inteligencia y esforzado espíritu de servicio, ocupó en medio de no poca incomprensión e ingratitud.
Si hay dos características que merecen ser especialmente rescatadas en la multifacética personalidad de don Edmundo Pérez, diría que fueron su entereza y el hecho de haber sido siempre un hombre de sólidos principios y valores.
El ejercicio de los cargos y funciones públicas señalados permitió a todo Chile saber de su integridad y valentía largamente más allá de las obligaciones que dichas actividades le imponían.
Por otra parte, ha parecido un trágico sino de nuestra historia republicana el hecho efectivo, doloroso y real de que hombres de principios y valores, por su gravitación y bien ganado respeto y ascendiente en la ciudadanía de sus respectivas épocas, son alevosamente asesinados. Este es un caso más, desgraciadamente.
Es doloroso recordar hoy, una vez más, como lo hiciéramos con ocasión del asesinato del hasta hace poco colega y amigo nuestro Jaime Guzmán, que en estas circunstancias tienen tanta responsabilidad quienes ejecutan estos cobardes asesinatos como aquellos que, por la vía de la caricatura, de la desinformación, de la mentira y de la franca descalificación personal -lamentablemente, nunca los alcanzan las sanciones que la sociedad y sus organismos establecen-, ponen en el blanco y convierten en víctimas a personas de la estatura moral, pública y política de las nombradas.
El hecho de que los asesinos de don Edmundo Pérez Zujovic -integrantes de la Vanguardia Organizada del Pueblo, con historial terrorista acreditado- fueron objeto previamente de un indulto presidencial constituye para mí un singular motivo de reflexión en estos días.
Adhiero, pues, en nombre de los Senadores de la Unión Demócrata Independiente, a este homenaje en memoria de don Edmundo Pérez Zujovic, cuya valentía, entereza y sólida formación moral merecen el reconocimiento de Chile entero.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Gazmuri.


El señor GAZMURI.- Señor Presidente, me sumo al homenaje que se rinde en memoria de don Edmundo Pérez Zujovic.
Perteneciendo a generaciones muy distintas, participamos en muchas polémicas políticas -en este aspecto, fuimos adversarios en su oportunidad-, y siempre reconocí en él a un hombre de personalidad recia y de principios; era un contendiente muchas veces duro, pero cabal. A pesar de nuestras diferencias, mantuvimos siempre una actitud humana de respeto mutuo y -me atrevo a decir- de amistad.
En esta ocasión, es útil recordar que el asesinato de Edmundo Pérez -condenado por todo Chile, y particularmente por la Administración de ese entonces, que encabezaba el Presidente Allende, la cual fue muy diligente en investigar las razones y los causantes de su muerte- tuvo profundas consecuencias en la política de aquella época; marcó -creo- un hito de desencuentro en el país entre las grandes mayorías nacionales que podrían haber concordado proyectos de transformación social en democracia, con pluralismo y libertad.
Sin duda alguna, el crimen que terminó con su vida contribuyó a generar las condiciones que hicieron que Chile perdiera la democracia.
Hoy, cuando quienes en ese período nos enfrentamos muchas veces como adversarios -y hasta como enemigos-, hemos reconstituido una mayoría social y nacional que aboga por la democracia y por los cambios, el homenaje que desde estas bancas rendimos en memoria de don Edmundo Pérez Zujovic expresa también el anhelo de que episodios como ése no se repitan nunca más.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Papi.


El señor PAPI.- Señor Presidente, el Comité Radical-Social Demócrata adhiere a este justo homenaje. Hacemos nuestras las expresiones de los señores Senadores que me precedieron en el uso de la palabra, con respeto por lo que representaron la persona y la actividad pública de don Edmundo Pérez Zujovic y lamentando -como todos--las circunstancias en que se puso término a su vida, que pudo ser mucho más fecunda para el país.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pérez.


El señor PÉREZ.- Señor Presidente, en representación de los Senadores de Renovación Nacional, adhiero al tan merecido homenaje que se rinde al político, al empresario, al cristiano, al hombre del norte de Chile: Edmundo Pérez Zujovic.
Sin duda alguna, fue un ejemplo de principios claros y de conducta firme. Y, al mismo tiempo, en su actividad privada dejó una gran huella como empresario, especialmente en los sectores de la pesca y la construcción.
Luchó con firmeza por el orden y contra la violencia, sin justificarla jamás, por ningún motivo. Y murió precisamente porque era el reflejo de aquello que los terroristas querían destruir. Como dijera un escritor francés, "Son de esos hombres que por su firmeza, por su solidez moral, son los verdaderos combatientes del orden y la paz".
Hacemos nuestras las expresiones vertidas por el señor Presidente del Partido Demócrata Cristiano, teniendo presente que Edmundo Pérez fue fundador de la Falange Nacional y Vicepresidente de aquél. Y rendimos homenaje en esta hora a quien tuvo una hoja de servicio tan ejemplar en la vida pública del país.
He dicho.
El señor VALDÉS (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Alessandri.


El señor ALESSANDRI.- Señor Presidente, el Comité Independiente de 3 Senadores adhiere a este justo homenaje que se rinde en memoria del que fuera dignísimo hijo de Antofagasta y gran hombre público, don Edmundo Pérez Zujovic.
El señor VALDÉS (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.


El señor LETELIER.- El Comité Independiente de 6 Senadores también se suma, señor Presidente, al merecido homenaje que se ha rendido a un hombre de tanta altura moral como fue don Edmundo Pérez Zujovic.

El señor VALDÉS (Presidente).- Ha terminado el homenaje.
Continúa el Orden del Día.