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APORTE EXTRAORDINARIO A FONDO COMÚN MUNICIPAL Y COMPENSACIÓN A COMUNAS AFECTADAS POR TERREMOTO


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, estamos frente a un problema que no tiene que ver necesariamente con el terremoto, sino con la forma como valoramos o no a los gobiernos comunales.
Todos, en nuestras campañas, abogamos por la organización local, por la importancia del gobierno municipal, por la necesidad de descentralizar, pero en nuestros Gobiernos y en el actual -lo digo claro y fuerte- no hemos hecho lo que debiéramos, que es revisar efectivamente el poder local asociado a los recursos.
Dando como ejemplo una comuna de la circunscripción que represento: Yerbas Buenas, deseo consignar que, en Educación, el Ministerio auditó gastos para ayudar al alcalde a ver cómo enfrentaba su deuda de 35 millones de pesos mensuales. Después de revisar los distintos ítems y la realidad local del municipio, esa Secretaría de Estado, con sus técnicos, le expresó por escrito al jefe comunal que podía reducir su deuda en 25 millones de pesos mensuales. Y, para hacerlo, tenía que cerrar escuelas, despedir profesores -ello podría ser razonable, en el caso de la ruralidad, si se considera la cuestión desde una perspectiva del uso eficiente de los recursos-, pero, además, juntar los primeros y segundos básicos; los terceros y cuartos básicos; los quintos y sextos básicos.
Probablemente, Las Condes y Vitacura no necesitan hacerlo, pero tampoco se les diría.
Y vamos sembrando la desigualdad en nuestros niños de las comunas más pobres.
¿Por qué formulo esta reflexión, señor Presidente? Porque, cuando estamos enfrentando el déficit municipal, no lo estamos haciendo solo desde el punto de vista de lo que ocurrió el 27 de febrero con el terremoto y el maremoto -que afectó, según el informe de la Comisión, a un total de doscientas y tantas comunas, vale decir, a una gran cantidad de ellas-, sino que también debemos pensar en una desigualdad real y que no reconoce que los gobiernos comunales registran un déficit permanente en salud, en educación, en infraestructura, en comunicaciones, que no hemos abordado en el Congreso y que vamos tapando con parches, como el que discutimos hoy día, y que ninguno de nosotros va a votar en contra, pero que, obviamente, no soluciona, ni el problema estructural de los municipios, ni tampoco el originado el 27 de febrero.
A algunas de esas corporaciones -tengo ejemplos como los del alcalde de Parral y el de San Javier, a quienes han acusado Ministros en la prensa de ser poco eficientes y de que por eso no pueden solucionar sus dificultades- se les ha dado respuesta. A ellas se les han asignado efectivamente recursos, pero después de un pataleo con notoriedad.
Otras no han corrido la misma suerte y hasta la fecha se mantienen en la misma situación frente al déficit que les originó el terremoto y al que arrastran durante años.
Insisto: ni nuestros Gobiernos de la Concertación ni el actual se han hecho cargo de ese aspecto. Y ello me preocupa, señor Presidente.
Y me preocupa, además -en la Comisión especial que creamos para la reconstrucción se nos explicó cómo se distribuían estas platas-, que no se considere el nivel de daño existente en las comunas a la hora de distribuir los recursos.
Porque, claramente, no es lo mismo lo que ocurrió en comunas de la Región Metropolitana o de la Quinta Región, en relación con lo sucedido en la del Maule o la del Libertador Bernardo O´Higgins.
Hay pueblos enteros destruidos. Y un terremoto silencioso, oculto, casi invisible, se esconde detrás de los muros, aparentemente en pie, de casas en la ruralidad de nuestras Regiones.
Me preocupa que no se tome conciencia de la realidad; que se crea que las cosas se superan y solucionan con los anuncios.
Me preocupa que no tengamos la capacidad -nosotros, en la Oposición, y los parlamentarios de la Alianza, en el Gobierno- de discutir, sin pasión pero objetivamente, lo que está ocurriendo en nuestro país.
No vamos a resolver el asunto con 100 mil subsidios de papel entregados al 31 de diciembre. Y esto no es una crítica ni al Gobierno ni a los Ministros encargados: es a nosotros mismos, que nos quedamos tranquilos cuando se les entregan los papeles a las familias. Estos no son garantía suficiente de que van a poder levantar sus casas.
¡Porque las empresas no están, en la ruralidad, respondiendo a la cantidad de recursos que hemos asignado!
¡Porque esas familias no van a poder reconstruir lo que tenían antes del 27 de febrero!
A mi juicio, tenemos que sincerar las cosas, sin que el Gobierno pueda quedarse tranquilo hoy con echarle la culpa a la Concertación de lo que ocurrió en Tocopilla y en Chaitén, porque el día de mañana nosotros lavaremos nuestra conciencia echándole la culpa de lo que no fue capaz de hacer con motivo del tsunami y del terremoto del 27 de febrero.
He dicho.

La señora RINCÓN.- Señor Presidente, me gustaría que después le pidiéramos al Senador Novoa que nos precisara aquello de que en el Gobierno de la Presidenta Bachelet se "patinaron" 8 mil millones de dólares. Creo que es complejo dejarlo en la Versión Oficial. Sería bueno que lo aclarara.
Gracias.