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DECLARACIÓN DE 19 y 20 DE SEPTIEMBRE DE 2010 COMO FERIADOS OBLIGATORIOS E IRRENUNCIABLES PARA TRABAJADORES DEL COMERCIO


El señor PIZARRO (Presidente).- Proyectos de ley de la Honorable Cámara de Diputados que establecen por una sola vez como feriados obligatorios e irrenunciables, los días 19 y 20 de septiembre de 2010, y 19 de septiembre de 2010, para los trabajadores dependientes del comercio, respectivamente, con informes de la Comisión de Trabajo y Previsión Social.
--Los antecedentes sobre el primer proyecto (7082-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 45ª, en 31 de agosto de 2010.
Informe de Comisión:
Trabajo y Previsión Social, sesión 47ª, en 7 de septiembre de 2010.
--Los antecedentes sobre el segundo proyecto (7066-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 45ª, en 31 de agosto de 2010.
Informe de Comisión:
Trabajo y Previsión Social, sesión 47ª, en 7 de septiembre de 2010.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN (Secretario General).- Como ha dicho el señor Presidente, se va a proceder a la discusión de los dos proyectos. Así que haré la relación de ambos.
El propósito de la primera iniciativa es establecer como feriados obligatorios e irrenunciables los días 19 y 20 de septiembre para todos los trabajadores dependientes del comercio, con excepción de aquellos que se desempeñan en clubes, restaurantes, cines, espectáculos en vivo, discotecas, pubs, casinos de juego y otros, expendios de combustibles y farmacias de urgencia.
La Comisión de Trabajo y Previsión Social la discutió tanto en general cuanto en particular, por tratarse de aquellas de artículo único, y le dio su aprobación por 3 votos a favor (de los Senadores señora Rincón y señores Bianchi y Muñoz Aburto) y 2 en contra (de los Senadores señora Matthei y señor Kuschel).
El texto que se propone aprobar es el mismo que despachó la Honorable Cámara de Diputados.
El objetivo del segundo proyecto, tal como fue enviado desde esa rama del Parlamento, es establecer el día 19 de septiembre de 2010 como feriado obligatorio e irrenunciable para todos los trabajadores dependientes del comercio, con excepción de aquellos que se desempeñan en clubes, restaurantes, cines, espectáculos en vivo, discotecas, pubs, casinos de juego y otros, expendios de combustibles y farmacias de urgencia.
La Comisión de Trabajo y Previsión Social lo discutió tanto en general cuanto en particular, por tratarse de aquellos de artículo único, y resolvió rechazarlo por 3 votos en contra (de los Senadores señora Matthei y señores Bianchi y Muñoz Aburto) y 2 a favor (de los Senadores señora Rincón y señor Kuschel).
El señor PIZARRO (Presidente).- En discusión general y particular los dos proyectos.
En la primera discusión, tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, en primer lugar, quiero expresar mi mayor deseo de que ambos textos sean vistos y votados hoy.
En todo caso, más allá de ese anhelo -dependerá de si el Ejecutivo acoge o no la petición que se le formuló-, mi impresión es que las dos iniciativas no pueden ser analizadas en conjunto. Son distintas. Por eso, deberíamos ver primero la signada con el número 1 en el Orden del Día, que declara feriados obligatorios e irrenunciables los días 19 y 20 de septiembre, y luego de votarla, pasar a la que viene a continuación, que establece como feriado, con la misma calidad, solo el 19 de dicho mes.
Por lo tanto, pido que debatamos el proyecto que está en el primer lugar de la tabla.

El señor PIZARRO (Presidente).- Señor Senador, realizar o no la votación hoy día depende del Comité Renovación Nacional, que solicitó segunda discusión. Si este retira tal petición, se podría votar hoy. Si no, ello deberá hacerse mañana.
Ahora, tal como dije al inicio, la discusión debe referirse a los dos proyectos, pues ambos abordan la misma idea y tienen el mismo trasfondo.
La votación, sí, se efectuará en forma separada. Primero nos pronunciaremos por la iniciativa despachada favorablemente por la Comisión de Trabajo, que establece como feriados irrenunciables los días 19 y 20 de septiembre. Si esta es aprobada por la Sala, no tendrá sentido votar la segunda. Si es rechazada, en cambio, deberemos someter a votación la que establece como feriado irrenunciable solamente el 19.
El señor BIANCHI.- Perfecto, señor Presidente.
El señor PIZARRO (Presidente).- Está inscrito para intervenir el Senador señor Navarro.
El señor NAVARRO.- Lo haré después, señor Presidente.
El señor PIZARRO (Presidente).- Entonces, puede usar de la palabra el Honorable señor Gómez.


El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, las iniciativas que podríamos votar hoy -así lo espero- producen una inmensa polémica, en circunstancias de que en realidad lo que se está planteando claramente, en un período excepcional del país -su Bicentenario-, es que el Congreso apruebe un feriado para todos los chilenos. Existe un grupo de compatriotas que no podrá gozar de tal beneficio debido a que tendrá la obligación de trabajar.
Me parece que esta materia no da para una discusión tan larga. Hay que tomar una decisión. Nuestro deber como Senadores radica en adoptar una resolución frente a las propuestas que se nos presentan mediante mociones parlamentarias, como en este caso, o desde el propio Gobierno.
Dilatar el debate parece absurdo. Aquí, simplemente, debemos decir si estamos de acuerdo o no en que el 19 y el 20 de septiembre de este año sean feriados irrenunciables. Esa es la cuestión.
En atención a que se pidió segunda discusión -derecho que el Reglamento establece-, he solicitado al Ejecutivo, representado por el señor Ministro del Interior, que ponga urgencia de "discusión inmediata" al proyecto, para que lo podamos debatir y votar hoy día. Le pido al Ministro que conteste "sí" o "no". Y punto.
Por lo menos yo, señor Presidente, no tengo ninguna duda: votaré favorablemente el primer proyecto.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Matthei.


La señora MATTHEI.- En primer lugar, señor Presidente, quiero señalarle al Senador Gómez, por su intermedio, que la "discusión inmediata" otorga un plazo de hasta tres días para despachar una iniciativa. Le sugiero que lea un poquito el Reglamento antes de hacer encendidos discursos.
En segundo término, deseo leer una carta que he recibido en el día de hoy.
Dice así: "Estimada Senadora, a nombre del Gremio de la Industria del Pan, mediante este medio quisiera expresar nuestra preocupación por el tema de los feriados irrenunciables para fiestas patrias, pues esto implica que 18-19-20 de septiembre, todas las Panaderías deberán estar cerradas, no habiendo donde comprar pan, ni empanadas, etc., en adecuadas condiciones sanitarias y frescas.".
--(Manifestaciones en tribunas).
La señora MATTHEI.- Yo no sé por qué a quienes están en tribunas les parece divertido que lea una carta que se me ha enviado y que los demás Senadores tienen derecho a conocer y a tomar en cuenta cuando voten.
Al parecer, los asistentes en tribunas solamente quieren ser escuchados ellos. La democracia no se trata de eso.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor PIZARRO (Presidente).- Les pido guardar silencio. Y a quienes no sean capaces de ello, por su propio bien, que salgan voluntariamente del recinto. De lo contrario, habrá que desalojarlos, lo cual no tiene ningún sentido. Han venido a escuchar un debate y les solicito, por favor, que lo hagan tranquilamente.
Puede continuar, Su Señoría.
La señora MATTHEI.- La carta no la escribí yo, y la recibí hoy. Creo que los demás Senadores tienen derecho a conocerla.
Luego señala: "Para nosotros sería bueno quedar excepcionados del cierre pues esto va a afectar la disponibilidad de nuestros productos que se consumen frescos y recién horneados; y así evitar falta de disponibilidad, problemas sanitarios, y productos no frescos en nuestras casas.".
En el fondo, los panaderos requieren quedar exceptuados por lo menos de uno de los días declarados feriados irrenunciables, por el problema de desabastecimiento que podría ocasionarse.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, reconozco absolutamente el derecho del Comité Renovación Nacional a pedir segunda discusión, pero lo insto, por su intermedio, a reconsiderar tal postura. La verdad es que no entiendo el porqué de su solicitud. Me gustaría que al menos la fundamentara. Porque discutir hoy y votar mañana no obedece a ninguna lógica.
Por eso exhorto a sus integrantes, respetuosamente, a que revisen su decisión. Tal vez la entendería si me dieran algún fundamento. Pero solamente se dice: "Hay que votar mañana y no ahora". En definitiva, ello significa sustraernos de la responsabilidad que nos cabe como legisladores.
Hoy día tenemos toda la oportunidad y todo el tiempo para discutir, razonar y fundamentar por qué unos prefieren una opción y otros, una distinta.
Más allá de eso, señor Presidente, anuncio que, por cierto, votaré a favor de que los días 19 y 20 de septiembre sean feriados obligatorios e irrenunciables para todos los trabajadores dependientes del comercio, con las excepciones indicadas.
Creo que Chile -ya se ha dicho y es obvio- está viviendo una situación bastante excepcional. No es común llegar al Bicentenario. Esa es la razón por la cual, dada la fecha en que caían el 18 y el 19 de septiembre, acordamos ampliar a cuatro los feriados de Fiestas Patrias para este año.
Pero, ¿por qué para esos trabajadores del comercio los días 19 y 20 deben ser irrenunciables?
La verdad es que nos ha costado mucho conseguir, a lo menos, dos domingos al mes para que descansen. Y luchamos bastante para ello, porque antes tenían un solo domingo libre. ¡Un domingo feriado! Fue muy difícil lograrlo, porque existe otra práctica, mediante la cual supuestamente se les compensa el día libre trabajado. Todo ello, pese a que muchas veces decimos que nos importan la familia, la unidad, la convivencia, el compartir.
En este país realmente rigen horarios laborales muy prolongados. Por norma, el comercio abre los sábados y domingos. Cuando uno viaja a otros países (de Europa, por ejemplo), esto no se ve. Allá es bastante excepcional que los malls abran un domingo. Chile se caracteriza por lo contrario, y cada vez se cae en una línea aún más agresiva. Así, ha estado de moda el último tiempo hacer ventas nocturnas, porque se supone que, de alguna manera, se vende más. Cada día se inventan cosas en el comercio. Y al final, terminamos con un gremio de trabajadores a los que les cuesta mucho disponer de los días domingo para descansar, compartir con sus familias y no estar sometidos a este tipo de presión.
No voy a entrar a analizar otras materias relacionadas -espero que la Comisión de Trabajo y el Senado, en general, alguna vez las aborden- que guardan relación con dichas prácticas, aunque no corresponden en forma exacta a lo que estamos discutiendo.
¡Para qué hablar de los trabajadores que reciben comisiones! Nos costó muchísimo poder elevar su salario base. Se daba el absurdo de que algunos percibían mil pesos y el resto del sueldo era fruto de dichas comisiones.
¡Y qué decir del famoso multirrut de las empresas! Almacenes Paris, por ejemplo, puede tener 120 razones sociales diferentes, con lo cual impide que los trabajadores se sindicalicen y accedan a una negociación colectiva, a pesar de que cumplen el mismo horario; realizan igual labor, en el mismo establecimiento, con el mismo uniforme, llevando a cabo la misma rutina. Evidentemente, esto dificulta sus aspiraciones.
Tengo claro que tales asuntos son de otra índole, pero están muy relacionados con el proyecto que nos ocupa.
Quisiera que el Senado alguna vez tomara conciencia de ello, a fin de cambiar las reglas del juego, porque debiésemos avanzar hacia una mayor protección del recurso humano, los trabajadores, quienes cumplen con la tremenda responsabilidad que les imponen los horarios prolongados y, a veces, ciertas condiciones laborales, como las que días atrás -y de modo vergonzoso- han salido a la luz pública con relación al Transantiago, donde los conductores se ven obligados a usar pañales por estar imposibilitados de ir al baño.
En definitiva, señor Presidente, necesitamos dar señales al país, en el sentido de que nos importa proteger determinados valores, como el de compartir los días domingo, el de otorgar la oportunidad a los trabajadores para descansar en las fechas en que normalmente se tiene derecho a ello y no se realizan otras actividades laborales, todo lo cual permite la unión de las familias. Porque no es lo mismo reemplazar ese día por cualquier otro de la semana, cuando los niños están en la escuela, o por una compensación económica.
Creo que esa no es una cuestión menor.
Aquí se nos ha dicho -así lo expresa la carta que la Senadora Matthei leyó, que también recibimos otros parlamentarios- que esto afectaría a la comunidad. Pero, en verdad, el comercio pequeño -no los malls-, que son negocios atendidos por sus dueños, no van a cerrar. Habrá muchísimos lugares de ese tipo abiertos: numerosas amasanderías de barrio, variadas alternativas para comprar carne, pan. Las ferias libres estarán funcionando; las fondas, también. Es decir, no vamos a dejar al país en caos.
Aquí asistimos a una presión de los grandes, que buscan mecanismos para que de alguna manera se los proteja, lo que considero enteramente injusto.
De una vez hay que decir de qué se trata.
Lo expresó el Senador Bianchi, si no me equivoco: con este proyecto le damos una oportunidad a la familia que es dueña de un microalmacén, pues quizás realice mayores ventas al no funcionar los grandes malls. Normalmente, les cuesta muchísimo más vender debido a la competencia que tales recintos implican.
Por lo tanto, esta es una tremenda oportunidad para entregar a los trabajadores del comercio, que por lo general no reciben estos beneficios, la posibilidad de descansar, de disfrutar con su familia, de gozar el feriado y de compartirlo como el resto de los trabajadores de Chile. Por una vez, después de 100 años, van a tener esta opción.
A mi juicio, no debemos dilatar más la decisión. Le pido al Comité Renovación Nacional que reconsidere su argumento; que se dé cuenta de que no solo no estamos perjudicando a nadie, sino que ponemos fin a una discriminación que siempre ha afectado a este sector.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, quiero permitirme un gusto personal. Y me lo voy a dar hoy día: anteponer al ser humano por sobre lo económico. Me concederé tal privilegio dándonos una oportunidad.
Sé que nuestra Independencia no se ganó con más asados, ni con más fiestas, ni con más celebraciones, sino con esfuerzo, con sacrificios, con lucha. Pero es la misma lucha que han dado nuestros trabajadores desde siempre.
El Estado de Chile en esto tampoco escapa a su responsabilidad. Él es el peor empleador de todos: gente a contrata, a honorarios, que durante los últimos veinte años ha carecido de estabilidad laboral. Tal situación, señor Presidente, la hemos denunciado. Hemos acogido innumerables reclamos sobre la materia. La propia Senadora señora Evelyn Matthei ha hecho presente desde hace tiempo la realidad que enfrentan los trabajadores del sector público.
Pero hoy, señor Presidente, estamos por privilegiar a las familias chilenas; a las mujeres y a los hombres que desempeñan una función en el comercio. En caso de negarnos a esta posibilidad, serían brutalmente discriminados, pues quedarán al margen de una celebración tan significativa y especial para nuestro país como es cumplir 200 años de vida.
¿Qué ocurre en las Regiones? En el caso de la de Magallanes y de la Antártica Chilena, que me honro en representar, muchos jóvenes, niñas y niños estudian en el centro del país y ven en los días feriados una gran ocasión para compartir con sus familias. Obviamente, el traslado se les dificulta en otras fechas. Y lo mismo pasa en tantas otras Regiones.
El día 19 de septiembre cae domingo. ¡Qué gracia tiene!
Y en este punto siento, sinceramente, que el Gobierno se metió un autogol. Perfectamente la vez pasada pudo haber planteado la indicación para que el día 19 fuera irrenunciable. Estoy seguro de que se habría alcanzado absoluto consenso en ello. Tendría esa calidad no solo el 18, sino, además, el 19. Sin embargo, quedó como feriado el 17 y el 18, este último como irrenunciable. Sin problemas se pudo haber agregado lo relativo al 19. Pero "la micro ya pasó". Y ahora aquí se abre una nueva oportunidad, a fin de resolver el asunto en la dirección de anteponer al ser humano por sobre otra consideración.
Respecto del planteamiento contenido en la carta que leyó la Senadora Matthei, enviada por gente que labora en una importante actividad, podría concederse una excepción especialísima. Ese sector efectivamente presenta las condiciones que expone en la misiva, que, al parecer, nos llegó a todo el mundo. Pero también se da la situación que señaló la Senadora Allende: hay muchas empresas familiares dedicadas a ese giro, a ese rubro.
Como muy pocas veces, el comercio minorista, el boliche de barrio, el almacén de familia van a tener una enorme oportunidad.
¡Que alguien, señor Presidente, me demuestre que lo propuesto resultará más negativo desde el punto de vista económico! Probablemente escucharemos discursos donde se va a sostener que con esto el país retrocederá económicamente y que habrá un enorme perjuicio productivo. Pero no se va a hablar del ser humano, de la enorme posibilidad que tendrá de disfrutar y compartir en familia. Porque pocas veces en la vida se da esta alternativa.
Todo lo relativo al desarrollo del turismo, de la hotelería, de los restoranes, de las actividades de entretención obviamente se verán incentivadas por esos días festivos, que espero podamos concretar.
Por lo tanto, siento que la suma es más positiva que negativa.
Reitero: para anteponer al ser humano por sobre lo económico, voy a votar, hoy o mañana, a favor del proyecto que establece feriados irrenunciables los días 19 y 20 de septiembre.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, acá no estamos discutiendo sobre si tales o cuales días van a ser feriados, sino acerca de si todos los trabajadores chilenos tienen los mismos derechos o si vamos a discriminar a algunos en función de criterios que hoy día resulta importante relevar. Me refiero particularmente, entre otros, a los que se desempeñan en el ámbito del comercio.
Esta situación se inserta en el contexto de un país que, desde hace mucho tiempo, no le ha dado importancia -no es problema de un Gobierno, sino de una cultura- a los derechos laborales, a la seguridad, ni a los accidentes del trabajo.
En el último tiempo han sucedido hechos relevantes que han estremecido al país, como es el caso de los mineros, de camiones que explotan o de los trabajadores del Transantiago que quedan cesantes y no tienen continuidad en el servicio. También se han vivido circunstancias dramáticas que tampoco se han resuelto, como el de los temporeros que son expuestos a plaguicidas y que figuran con las mayores tasas de malformaciones congénitas del planeta.
Todo ello es parte de una suerte de subsidio que pagan los trabajadores por un modelo de desarrollo, los que desde hace mucho tiempo son objeto de discriminaciones.
Años atrás conocí a un grupo de trabajadoras que solo les permitían ir al baño cada 8 horas, con los consiguientes problemas vesiculares, síndrome de dificultad urinaria, infecciones urinarias. Y cuando podían acceder al servicio higiénico, debían pedirle los algodones y los elementos propios de uso de las mujeres a los guardias de seguridad. Recuerdo que en ese tiempo, incluso, hicimos la "protesta de las bacinicas". Y esta historia es muy larga.
La lógica de trabajo que tienen particularmente los empleados del comercio, del retail y de las grandes tiendas no ha cambiado sustantivamente de aquello que hemos conocido.
En función de lo anterior, sería interesante discutir en cuanto al aspecto global de los derechos de los trabajadores del país. Sin embargo, tendremos la oportunidad de debatir un aspecto del derecho que les asiste a quienes están obligados a laborar en días festivos y que, justamente, se enfrentan a una situación excepcional: los feriados renunciables. En la medida en que para ellos sean renunciables, evidentemente, quedan sin ninguna posibilidad de negociar o de enfrentar a su empresa para defender tales derechos.
Entonces, nosotros hemos de discutir qué tipo de sociedad queremos construir.
A algunos trabajadores que nos visitaron les señalé que yo veía ahí un doble problema. Por una parte, el de la sociedad chilena que ha hecho de los malls el espacio fundamental de esparcimiento y de vida familiar. Ya no son las canchas de fútbol, los parques, los paseos, los juegos entre padres, madres e hijos, sino aquellos establecimientos comerciales. Y esa es una cultura que nosotros hemos ido introduciendo. Tal vez no nos demos cuenta de que en el mediano o, incluso, corto plazo, eso se va a transformar en un boomerang en contra nuestra.
Me parece que estamos apostando a un tipo de sociedad que algunos autores como Zigmunt Bauman la llaman "vida líquida", la cual incentiva, por sobre cualquier otra cosa, el consumo. Las personas consumen ansiosamente; todo lo consumido se transforma en desecho, y luego mantienen la misma ansiedad que tenían antes de consumir. Este es un tipo de sociedad en el que nuestro país está siendo un laboratorio perfecto.
Otras naciones han intentado regular ese problema social de maneras extremas. Por ejemplo, no se puede trabajar los domingos. De modo que no hay malls, ni grandes tiendas abiertas, porque se busca garantizar que las familias tengan otro tipo de esparcimiento que no sea concurrir a los centros comerciales y seguir incentivando la lógica del consumo, de la competencia, de la rentabilidad. Y se entiende que hay otras inversiones, desde el punto de vista de un país, que son más rentables, como las de apostar al desarrollo complejo e integral de la persona humana. Y lo mismo sucede con los trabajadores del comercio.
Estos carecen de la posibilidad de llevar una vida familiar digna, por la hora en que terminan sus jornadas laborales, más aún si deben trabajar los domingos. Y no es lo mismo compensarlos con cualquier otro día de la semana, aunque se les pague más.
En consecuencia, nos encontramos frente a un dilema tremendamente interesante, propio de la sociedad del siglo XXI, el cual no podemos abordar con visiones estrechas. Pero, de todas maneras, constituye una materia que no nos es posible esquivar y que será un desafío obligatorio analizarla.
Por otra parte, en cuanto a la materia específica que discutimos, por las razones antes mencionadas en general y porque, a mi juicio, no podemos discriminar, no pueden haber trabajadores de primera y de segunda clase. Es muy importante que garanticemos iguales derechos a todos ellos en el país, cuando no sea estrictamente imperioso -no hablo de las farmacias, del transporte público, de los consultorios y servicios médicos-, y que tengan el mismo descanso los días 19 y 20 de septiembre.
Debemos dar una señal clara de que deseamos apostar también a otros valores. Estamos conscientes de que Chile tiene que crecer económicamente, que la productividad y la competitividad son valores muy importantes; pero estos no pueden hallarse absolutamente desconectados, divorciados de otros que también son relevantes para cualquier sociedad.
Por lo tanto, en ese contexto, me parece -evidentemente uno puede equivocarse- una obviedad que ambos días sean irrenunciables.
Y respecto a las consecuencias de tomar esa decisión, estimo que no son buenas las campañas del terror y que se diga que dicha medida va a generar caos, desabastecimiento. Porque los chilenos y chilenas poseen un espíritu solidario. Y si saben que una parte importante de compatriotas va a poder disfrutar también de los días 19 y 20 como feriados irrenunciables, y que el comercio y las grandes tiendas estarán cerradas, tendrán la capacidad -como lo han demostrado en otras oportunidades- de planificar, de prever este tipo de situaciones con antelación y no sufrir las consecuencias que podría generar el cierre de los negocios. Y así, esos trabajadores tendrán derecho a permanecer con sus familias y disfrutar del Día del Bicentenario, el que se ha transformado en algo relevante para toda la ciudadanía.
Por lo tanto, señor Presidente, anuncio que votaré favorablemente para que ambos días sean irrenunciables. Y lo hago porque creo que debemos avanzar cada vez más en construir una sociedad donde no haya chilenos de primera y de segunda clase, en la que nosotros podamos extinguir cualquier práctica discriminatoria y, sobre todo, garantizar los derechos para todos los trabajadores.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Muñoz Aburto.


El señor MUÑOZ ABURTO.- Señor Presidente, Honorables colegas, múltiples razones me llevan a apoyar decididamente este feriado para los trabajadores del comercio.
La primera, desde luego, es la necesidad de relevar la conmemoración del Bicentenario del inicio de la gesta independentista de nuestro país.
Hoy, todo Chile se prepara para vivir esa fiesta. Las ciudades se engalanan, se organizan festejos y, en general, se vive un ambiente de gran expectación y alegría. La ley N° 20.450, publicada en el Diario Oficial del 19 de julio de 2010, que establece como feriados los días 17 y 20 del mes en curso, ha contribuido a esta circunstancia.
Sin embargo, un grupo muy relevante de trabajadores no fue beneficiado por esa norma. En efecto, los empleados del comercio están excluidos de las disposiciones sobre descanso obligatorio en feriados y domingos, y quedaron sometidos a regulaciones especiales. Una de ellas es la ley N° 19.973, de 2004, que dispuso como obligatorio e irrenunciable, entre otros, el feriado del 18 de septiembre.
En consecuencia, de no mediar el proyecto en discusión, los feriados de la celebración del Bicentenario no beneficiarían a los trabajadores del comercio, quienes deberían laborar los días 17, 19 y 20 de septiembre.
Nos parece que una celebración de la relevancia de la que nos aprontamos a conmemorar merece que la mayor parte de los chilenos pueda disfrutarla adecuadamente. No olvidemos que la principal riqueza y el elemento esencial de un Estado es su gente. De nada sirve tener banderas, escarapelas y cintas tricolores por doquier, si tantos chilenos están excluidos de los festejos.
Por ello, por un bien mayor, fundado en nuestra patria y en la necesidad de fomentar la unidad nacional, esta materia nos parece una muy buena iniciativa.
Una segunda razón, ligada a la anterior, radica en la unidad familiar.
Mucho se habla de la familia, de la necesidad de la comunicación entre sus miembros, de apoyar los espacios de vida en común, de compartir; pero poco se hace.
Uno de los sectores acaso más perjudicado en este ámbito es precisamente el del comercio. Sus largas y extenuantes jornadas y la falta de coordinación entre ellas, lleva a que en muchos hogares la factibilidad de disfrutar un feriado sea casi imposible.
En los últimos años hemos avanzado, primero con los dos domingos libres al mes; luego, con algunas fechas muy especiales, como Navidad, Año Nuevo, 18 de septiembre y 1° de mayo.
Quisiéramos, pues, que este Bicentenario sea también una posibilidad de reunir a tantas familias que tienen escasas probabilidades de hacerlo. Esto no se logra compensando económicamente el feriado, como han propuesto algunas autoridades y parlamentarios.
En último término, el cierre de los grandes supermercados y tiendas hará viable una interesante externalidad positiva al alentar las ventas del pequeño comercio minorista, habitualmente tan castigado por la competencia desleal de estos gigantes del retail.
Este feriado dará alguna posibilidad de tener también una holgura a mucho pequeño almacén y comercio familiar que no puede competir en condiciones normales.
Junto con expresar las bondades de esta iniciativa, quisiera hacerme cargo de rebatir algunas críticas.
Se esgrime que este feriado generará desabastecimiento.
Ello es absurdo y me huele a amenaza, viniendo del mismo sector que provee estos bienes.
Se indica, asimismo, que esto generará perjuicios y que desalentará el consumo que viene experimentando cifras muy positivas.
No creo que eso sea efectivo.
El mundial de fútbol generó un récord de ventas, y se auguran también cifras importantes para septiembre. Ello no variará por este feriado.
Las estadísticas y las costumbres de consumo de los chilenos muestran una importante fidelización con los grandes supermercados que no se verá afectada. Más aún, la necesidad de tantos grupos familiares de disponer del crédito como medio de pago les obligará a planificar su compra y preferir de todos modos los supermercados los días previos a las fiestas. Son miles las familias que no tienen otra alternativa que recurrir a la tarjeta y comprar al crédito. Se ha creado una dependencia tal que incluso conseguirá alterar la lógica patria de dejar todo para última hora, y veremos supermercados repletos la semana previa.
Me atrevería a asegurar que, aun con este feriado, los supermercados anotarán cifras históricas en este mes, destruyéndose de paso, definitivamente, el mito de que el derecho a un legítimo descanso por parte de sus trabajadores y su vida familiar es incompatible con la rentabilidad.
Esperamos que sea el primer mito que se rompa, al que sigan, en los próximos meses, el que la mantención de utilidades necesite la triquiñuela de los multirrut para eludir el pago de gratificaciones y el otorgamiento de salas cuna; que la productividad sea incompatible con la sindicalización y la negociación colectiva, y que el buen servicio necesite mantener a tantos jóvenes en un empleo informal como empacadores.
La mejor noticia que podemos tener en este Bicentenario, más allá del feriado, es terminar con el chantaje del empleo para no avanzar en una regulación y fiscalización que haga que en este rubro exitoso y próspero se respete la dignidad de los trabajadores.
Por último, señor Presidente, quisiera escuchar en esta Sala a quienes han pedido segunda discusión; ver las razones que han tenido para ello; que nos dijeran si están a favor o en contra de este derecho irrenunciable que beneficiará a los trabajadores del comercio. Porque hasta ahora solo hemos intervenido quienes tenemos una posición favorable hacia estos últimos. Y si uno se fija en la lista de Senadores que intervendrán esta tarde, no figura ninguno de aquellos que han solicitado segunda discusión.
Por eso, ojalá asuman su responsabilidad política frente al país y los trabajadores del comercio. Porque nosotros, y yo en particular, votaremos a favor de este proyecto.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Allamand.


El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, la verdad es que voy a tener la oportunidad de argumentar, tal como se me ha solicitado. Pero antes quiero señalar que esta sesión y el curso que ha seguido demuestran la sabiduría del Reglamento. Porque este permite, cuando la Sala del Senado se encamina hacia una decisión incorrecta, por cierto perseverar en ella, o corregirla. Y a veces, algunas horas permiten tal meditación.
Voy a intervenir, entonces, tal como lo solicitó mi estimado amigo el Senador señor Muñoz Aburto, quien tendrá oportunidad de ver que la mía no será una argumentación solitaria, pues voy a estar en buena compañía para plantearla. Y quizás Su Señoría se sorprenda cuando le revele cuál es esta última.
Pero, al margen de ello, quiero partir por un asunto que dice relación a cómo varios parlamentarios de Renovación Nacional y de la Coalición por el Cambio nos aproximamos a esta materia.
Nosotros desde hace años hemos solicitado que se corrija una situación que hoy afecta a los trabajadores del comercio.
La regla general en Chile, es bastante obvio, es que no se trabaja los domingos y festivos.
Algunos trabajadores sí lo hacen.
Por ejemplo, los que tienen que ver con servicios que deben prestarse en forma continua, como aquellos que trabajan en una empresa de emergencias eléctricas; o los que lo hacen en una lechería, que no puede suspender su actividad un domingo; o los que se desempeñan en un restaurante. ¿O alguien podría sugerir como razonable que un restaurante o un hotel no funcionaran un domingo o un festivo? Obviamente, no.
Pero los trabajadores del comercio se encuentran objetivamente en una situación de menoscabo. ¿Por qué? Porque la mayoría de ellos, en particular en las grandes tiendas y en los supermercados, deben trabajar a lo menos dos días domingo al mes. Y yo pregunto, ¿se les paga algo adicional por esto? Cero. Pero lo notable es que los únicos que han propuesto que a todos los trabajadores del comercio siempre se les pague en forma extraordinaria los días domingo y los festivos no son parlamentarios de la Concertación. Ninguno de mis colegas de ese conglomerado político ha hecho jamás esa propuesta.
Sin embargo, paradójicamente, quienes sí la han formulado hemos sido nosotros. Lo hicimos durante el Gobierno de la Presidenta Bachelet. Y el entonces Ministro señor Andrade, hoy día Diputado, consideró que era una excelente idea, pero nunca le dio patrocinio.
Nuestra petición era muy simple: que a todos los trabajadores de Chile, y en especial, a los del comercio, cuando les toque trabajar un domingo y un festivo, se les debe pagar en forma extraordinaria.
Esa es nuestra proposición. La Concertación no la ha acogido, y el actual Gobierno, tampoco.
Esa es la verdad.
Y se hacen todas estas faramallas y discursos en favor de los trabajadores. Pero a la hora de los quiubos los que presentan los proyectos de ley, ¿dónde están?
Ahora bien, cuando discutimos, hace muy poco tiempo, los feriados, hubo varios parlamentarios que dijimos que debía haber cuatro días de feriado y no tres, como quería el Gobierno. Finalmente, se impuso el criterio de los cuatro días.
Surgió inmediatamente la discusión, la misma que se ha planteado acá.
Atención, ¿qué va a ocurrir? Los trabajadores del comercio tendrán un día irrenunciable, el 18, que se suma a otros tres adicionales que tienen el resto del año. Pero habrá tres días feriados más: el 17, el 19 y el 20.
En esa oportunidad se plantearon diversas alternativas.
Señor Presidente, yo respeto, como siempre, que la gente cambie de opinión, que escuche nuevos argumentos, que pueda mirarse las cosas de otra forma. Porque no parto de la mala fe, ni de la arbitrariedad; ni creo que porque alguien piense distinto a uno tiene malos propósitos o pretende defender a determinado grupo de presión u otro.
Hubo, pues, un pequeño grupo de parlamentarios que le solicitamos al Gobierno -fíjense qué simple- lo siguiente: "Mire, como los trabajadores del comercio tendrán que hacer un esfuerzo adicional el 17, el 19 y el 20, entonces, que por esos tres días se les pague en forma extraordinaria y se les dé una mayor remuneración".
Puede ser una buena idea, o mala. A algunos de los que están en las tribunas no les gusta, a otros sí. Pero simplemente quiero indicar quiénes propiciaron esta idea el 13 de julio -hace pocas semanas- que algunos rechazan: el Senador que habla y los Honorables señores Bianchi, Chahuán, Escalona, Gómez, Longueira, Navarro, Tuma y Zaldívar.
Entiendo que pueda haber una segunda consideración. Empero, francamente, no creo que mi amigo de toda la vida el Senador Escalona, o el Senador Zaldívar, o el Senador Navarro hayan pretendido perjudicar a los trabajadores. Quizás Sus Señorías no tenían un juicio correcto.
Pero, ¡por favor!, aquí estamos frente a una materia opinable, donde hay que conciliar dos objetivos.
Se halla, por una parte, el legítimo derecho de los trabajadores del comercio a un descanso y a una mayor remuneración.
Sin embargo, hoy día -lo digo sinceramente-, al mantenerse, como algunos Honorables colegas pretenden, los supermercados cerrados durante tres días se va a perjudicar a la gente más modesta.
Entre paréntesis, se producirá una situación extraordinariamente anómala: habrá malls donde, por ejemplo, estarán abiertos los cines, los restoranes, y se encontrarán cerradas las grandes tiendas, los supermercados.
¿Alguien podría decir que los trabajadores de los restoranes de los malls estarían siendo discriminados por eso? Obviamente, no estarían siéndolo.
Hay un mínimo de sentido común en esto, señor Presidente.
Después se dice: "Pero no existe problema, porque, para, que se cubra la situación, están los pequeños almacenes de barrio".
Señor Presidente, digamos las cosas como son, sin engañar y señalando lo que disponen las leyes: los únicos comercios que podrán abrir serán los atendidos por sus propios dueños; ningún otro. Por ende, ello no será factible en el caso de un minimarket de una población que funcione, por ejemplo, con dos cajeros.
¿Qué va a significar eso, entonces? Que a contar del día 17, a las 6 de la tarde, si se aprueba el proyecto que viene de la Cámara de Diputados...
La señora ALLENDE.- ¿Cómo?
El señor ALLAMAND.- ¿Por qué a las 6 de la tarde? Porque, como el 18 será feriado, a las 9 tendrán que estar desocupados todos los locales. Por consiguiente, a las 6 de la tarde nadie va a poder comprar, ni en esos lugares, ni tampoco, si el feriado es irrenunciable, en los almacenes de la esquina. Y, en definitiva, la gente deberá abastecerse para sábado, domingo y lunes, si son tres los días irrenunciables.
En consecuencia, señor Presidente, la normativa que se está aprobando, aunque pueda ser muy popular -y yo lo respeto- en las tribunas, resulta perjudicial para la gran mayoría de las personas.
Nosotros nos hallamos aquí para defender nuestros puntos de vista, no para agradar a las tribunas. Y yo estoy del todo convencido de que la legislación en proyecto, lejos de beneficiar a la gran mayoría de la población, la va a perjudicar.
¿Y qué lamento? Dos cosas. Primero, que en su momento el Gobierno no haya tenido lucidez para acoger la proposición que le formulamos diversos Senadores, a la que se sumaron muchos otros colegas en esta Sala. Porque si alguien revisa la sesión pertinente del mes de julio, verá que los argumentos de esa oportunidad son muy distintos de los que se aducen hoy.
Pero no se hizo absolutamente nada. El Ejecutivo dejó pasar esa ocasión. Y, posteriormente, en la Cámara de Diputados surgieron argumentaciones que acá nunca se expusieron.
Por eso ahora estamos enfrentados, en mi opinión, a dos malas soluciones.
Tres días irrenunciables o dos días irrenunciables, desde mi punto de vista, son una mala solución. Y ojalá que haya un mínimo espacio para volver a lo que considero de sentido común: que exista un solo día irrenunciable y que por el resto a las personas que deban trabajar se les compense y se les remunere adecuadamente.
He dicho.
--(Manifestaciones en tribunas).

El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Les quiero recordar a las personas que se hallan en las tribunas que es importante, pese a estar en desacuerdo con lo que expresa un Senador, escucharlo con respeto. Porque no porque ustedes se manifiesten de una manera u otra van a cambiar la opinión de él.
Así que, encontrándose cordialmente invitadas a escuchar este debate, les pido que, por favor, no se expresen de ningún modo. Se lo agradeceremos mucho.
Tiene la palabra el Honorable señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, esta discusión la tuvimos en gran medida en julio, precisamente en la fecha que señaló el Senador Allamand.
Yo no sé si sea bueno meter aquí todos los asuntos: las reformas laborales y cómo cada uno se ha comportado en el pasado reciente en esta materia. Porque por esa vía podríamos entrar a ver qué pasa con los conceptos de "empresa", de "multirrut". Y nadie de este sector ha ido por ello al Tribunal Constitucional.
El señor LETELIER.- ¡Aún!
El señor QUINTANA.- Aún.
En definitiva, lo importante es concentrarnos en este debate. Y este debate, como indiqué, ya lo tuvimos.
Incluso, dos Senadores de la Concertación, el colega Rossi y quien habla, acompañamos al Gobierno -lo sabe bien el Ministro Larroulet- en un planteamiento que nos parecía razonable cuando se discutía cuáles iban a ser las pérdidas del país y cuál el acento que la economía iba a poner en el Bicentenario. Y la opción era clara: potenciar algunas actividades -la gastronomía, el turismo, la hotelería- no exceptuadas en la figura que se estaba creando.
Con el Senador Rossi estimamos que lo que es bueno para unos debe ser bueno para todos. Pero lo que no podemos hacer aquí es seguir manteniendo o consagrando la idea de que existen trabajadores de primera y trabajadores de segunda, por todas las razones señaladas en la Sala por varios colegas que han intervenido.
Debo puntualizar, señor Presidente, que la Confederación Coordinadora de Sindicatos del Comercio realizó hace pocos días entre sus asociados una encuesta, en la que participaron 9 mil 500 trabajadores, de los cuales solo dos estuvieron por laborar durante los feriados del Bicentenario.
Se trata de los trabajadores más mal pagados del país: con una serie de asignaciones y beneficios, aplicados a una base de 40 mil pesos -ni siquiera la semana corrida les ha sido beneficiosa-, pueden llegar al salario mínimo.
Entonces, estamos hablando -insisto- de los trabajadores más mal pagados -sobre ellos además pesa la obligación de cumplir durante dos domingos al mes turnos bastante extenuantes-, de aquellos que menos tiempo permanecen con sus familias.
Acá se ha hecho referencia también al desabastecimiento, señor Presidente.
Pienso que ese fantasma tiene muy poca lógica, porque la familia chilena en general, de distintos sectores, de diversos ingresos, planifica sus compras.
Yo no creo que alguien concurra al supermercado todos los días. Las personas más modestas van a los supermercados y hacen una compra mensual, quincenal o, a lo más, semanal.
Por último, señor Presidente, hoy se abre una oportunidad para que los locales de barrio que llevan adelante la venta minorista, de cualquier rubro, sean compensados con el cierre temporal del gran gigante, de la cadena de negocios que se instaló a cinco cuadras.
Hablamos del Bicentenario, de la chilenidad, de las tradiciones. ¡Pero qué más tradición que esos pequeños locales de expendios, muchos de los cuales, con el correr de los años, se han ido empobreciendo y han debido cerrar como consecuencia de la instalación de grandes cadenas de supermercados!
En definitiva, opino que esta es una tremenda oportunidad para hacer justicia; que el fantasma del desabastecimiento no existe; que podemos hacer un pequeño gesto a trabajadores que claramente se hallan discriminados en el artículo 38 del Código Laboral, porque no se les puede conceder, entre otras cosas, el derecho al descanso dominical, inserto en un sistema que, lejos de lo que hemos expresado acá, debiera ser objeto de un gran esfuerzo nuestro para modificarlo.
Por todas las razones expuestas, hoy, mañana, cuando sea, apoyaremos la irrenunciabilidad de los dos días propuestos.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, sin duda, este debate nos abre la oportunidad de hacer un análisis un poquito más profundo sobre lo que son hoy día los derechos de los trabajadores en Chile y la realidad que se vive en el mundo laboral.
No resulta admisible que en las instancias del Congreso, del Ejecutivo o del sector privado se planteen el tema de los trabajadores y el del tipo de empleo que tenemos en nuestro país únicamente cuando se registran accidentes como el de los mineros de Atacama; o solo cuando estamos ante una situación excepcional, como la del Bicentenario, o exclusivamente cuando se discute acá si se pone término o no al trato discriminatorio que sufren numerosos trabajadores.
¿Qué estamos discutiendo hoy acá?
La cuestión de fondo no radica en si abrirán o no los supermercados o en si algunas personas podrán comprar pan o no y si con eso se va a producir un problema de desabastecimiento.
"No solo de pan vive el hombre", reza una máxima bíblica muy importante.
Y lo digo en serio. Porque lo que está detrás aquí -para señalar las cosas por su nombre- es que nos hemos ido acostumbrando a que el país y todos funcionemos en términos del consumo y de los intereses de los grupos económicos, a los cuales les importa vender y que la gente compre, sin reparar en los horarios, ni en los días, ni -y esto es lo más grave- en las condiciones en que trabajan sus empleados para que ellos puedan vender.
Eso estamos discutiendo esta tarde, señor Presidente.
El asunto no es como ha dicho el Gobierno, de manera indirecta: "Votemos primero el proyecto relativo al 19 porque, si lo aprobamos, no nos pronunciamos sobre el atinente al 19 y al 20. Porque a lo mejor con un día pasamos, zafamos".
Para mí, la cuestión de fondo no es esa, sino si se discrimina o no a los trabajadores del comercio respecto a un feriado excepcional de cuatro días que acordó este Congreso Nacional. No se trata de un día, de algunas horas más o menos.
La cuestión estriba en si los trabajadores dependientes del comercio pueden tener los mismos derechos que los funcionarios del Senado o los del Gobierno, de cada uno de los Ministerios.
Eso estamos discutiendo: si los empleados de aquel sector en comento pueden acceder a iguales derechos que los trabajadores de las minas, o que los del ámbito pesquero, o que los de cualquier tipo de industria, o que los de una universidad, o que los profesores, etcétera.
¡Los trabajadores del comercio no tienen los mismos derechos!
En consecuencia, la cuestión no reside en si se otorga un día más o un día menos, sino en si a ellos les asiste el derecho a hacer lo que el 98 por ciento de los chilenos para una festividad tan importante como la de Fiestas Patrias: estar con su familia.
No debemos olvidar, señor Presidente, que 60 por ciento de quienes laboran en el comercio son mujeres. Y yo les aseguraría que casi la mayoría son jefas de hogar y el sostén de su familia. Y les aseguraría, por la forma como se trabaja en este país, que no disponen de tiempo para ver a los suyos, para desarrollarse con sus hijos, para el esparcimiento, para la recreación o para la cultura.
Entonces, la pregunta es por qué algunos tenemos derechos, y otros, no.
Me parece que tal es la materia de fondo en esta discusión, y no si se va a romper la cadena y los supermercados, al no abrir sus puertas, perjudicarán a la gente más modesta como se ha sostenido acá.
¡Por favor! ¡Si la gente más modesta de este país no pasa metida en Ripley, no entra a Falabella Modas, no consume en el Líder del sector oriente!
La gente más humilde de Chile compra donde puede, donde le sale más barato y donde está más cerca: no se halla en condiciones de ir a los locales donde se exacerba al máximo el consumo.
Yo le preguntaría a uno de los señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra si la gente modesta no se encuentra también entre los dependientes del comercio.
Porque imagino que todos conocemos las condiciones en que laboran esas personas y sabemos cuánto se les paga.
Ahora, a propósito de la crisis, ¿qué hicieron los grandes grupos económicos del sector del retail, los supermercadistas? Les rebajaron los ingresos a sus trabajadores. ¿Cómo? Disminuyeron sus horas semanales: de 45, a 40. Les pagan menos, y no solo por las horas trabajadas, sino además por concepto de comisiones.
Yo quiero consultarles a los señores de los grupos económicos que se encuentran tan preocupados de este asunto si a raíz de la recuperación económica que está experimentando nuestro país, que es muy relevante, ya les subieron los sueldos a sus trabajadores; si ya renegociaron las comisiones; si ya restablecieron las 45 horas semanales, en vez de las 40.
¡Sabemos que no es así!
¡Por Dios! ¡Dos días, cada cien años, para que, de manera irrenunciable, los trabajadores en comento queden libres y puedan estar con sus familias!
Por lo demás, entiendo que los propios empleados del comercio, consultados a través de encuestas donde se decía "¿Qué quieren: trabajar y ganarse unos pesos más o tener la garantía de un día festivo, un día feriado, un día libre?", su respuesta fue clara y precisa en el sentido de que preferían recibir un poco menos de lo poco que ganan, pero contar con la oportunidad de compartir con su familia.
Ahora, aunque a algunos no les guste, al menos para nosotros la familia sigue siendo un pilar fundamental de la sociedad chilena. Y hace rato que, con las medidas que a veces tomamos, mirando solo el bien de unos pocos, o el consumismo, o la competencia, o porque únicamente importa cuánto se gana y no lo que se es, día a día estamos destruyendo la familia y los valores más profundos en que ella debe fundarse.
Me parece que por lo menos, con motivo del Bicentenario, a miles de familias debemos darles la mínima posibilidad de compartir, de recrearse, de celebrar como corresponde y de hacerlo en su entorno más directo.
Esas son las razones por las cuales voy a votar a favor de la irrenunciabilidad de los feriados de los días 19 y 20 de septiembre, señor Presidente.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Señor Diputado, debo hacerle presente que en la Sala del Senado rigen normas distintas de las de la Cámara Baja. Entonces, le pido por favor que las respete.
Lo mismo le solicito al público que se halla en las tribunas.
¡Si, aplaudan o no, el resultado van a conocerlo al final, luego de la votación!
Tiene la palabra la Honorable señora Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, he seguido con mucha atención el debate, y considero que la señal que demos hoy en el Senado será muy importante.
Comparto lo dicho por algunos colegas en el sentido de que el domingo debería ser el día de la familia y, como norma general, tendría que estar cerrado el comercio, entre otras cosas.
En último término, los hábitos hacen las conductas de las personas.
A mi parecer, es entendible que en nuestro país, donde existen doce feriados, tres de ellos sean irrenunciables para el comercio por una única vez, con ocasión del Bicentenario.
Porque es por una sola vez, señor Presidente. No nos perdamos en eso.
A mí me asiste la absoluta convicción de que es posible cambiar los hábitos de las personas. Y confío en que la dueña de casa sabe perfectamente cuándo y cómo puede ir a comprar los productos que necesita. Pero no me parece positivo que, si el Parlamento aprobó dos días feriados, no determinemos que ambos sean irrenunciables, en los términos previstos.
Este año ha sido muy fuerte lo del Bicentenario, en todo aspecto. Desde el Gobierno, desde el propio Congreso, desde los distintos Poderes, se ha hablado bastante sobre él. Pero creo que a ese acontecimiento hay que darle mucho contenido. Y -reitero- estoy convencidísima de que, si ya se aprobaron dos días feriados, ambos deben ser irrenunciables, comercio incluido.
Y creo que el asunto no debe ser visto como una cuestión de posiciones políticas, sino personales, finalmente.
Pero, como mujer, además, pregunto cuánta gente del comercio tiene libre un martes, por ejemplo. Ese día los hijos se hallan estudiando o uno de los integrantes de la pareja se encuentra en el trabajo. ¿Se puede compartir realmente con la familia? No es posible.
Por lo tanto, estoy convencida de que apoyar en esta ocasión los dos feriados irrenunciables significa hacer algo positivo y constituye un buen gesto, también, para la familia chilena y, sobre todo, para nuestras mujeres.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Formulo la última advertencia al público asistente. Le pido mantenerse en silencio, escuchar el debate y no obligar a tomar una medida que no deseamos.
Tiene la palabra el Honorable señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, iba a partir por manifestar que esperaba poder transmitir el mensaje del Diputado señor Aguiló, pero veo que este se fue.
Si bien es cierto que comparto el espíritu de lo expresado por la Senadora señora Lily Pérez, estimo que la materia que nos ocupa es, asimismo, de alguna manera política. Porque si el Honorable señor Allamand plantea que en la discusión de julio recién pasado la Concertación no habría apoyado las mejoras salariales de los trabajadores del comercio, pienso que debemos mejorar la memoria, ya que las reformas laborales -y con todas las insuficiencias que exhibe el Código del Trabajo- las ha impulsado siempre dicha coalición. Recordemos que le echaron la culpa a modificaciones de esa índole cuando Ricardo Lagos le ganó a Joaquín Lavín. Y no fuimos nosotros los que recurrieron al Tribunal Constitucional por el concepto de "empresa", a partir de la Ley de Subcontratación. Tampoco fuimos los que no quisieron aprobar la sanción penal a quienes incumplan las normas laborales con resultado de muerte cuando se registran accidentes del trabajo. Desde ese punto de vista, podríamos dar mil ejemplos del compromiso que hemos mantenido los socialistas y la Concertación en los aspectos laborales.
Estaba leyendo "La Segunda" de hoy, y, por eso, sostengo que este es un tema de alguna manera político y que tiene que ver con qué intereses uno defiende en el Congreso. Como ejemplo de aquellos que pueden propugnar algunos, el gerente del Líder afirma que la medida en estudio "es la mejor manera de arruinarles la fiesta del Bicentenario a los chilenos". Lo que quiere decir es que los que apoyemos la irrenunciabilidad de los dos días feriados estaremos echándoles a perder la vida. Y me parece que quienes nos acompañan en las tribunas piensan exactamente todo lo contrario, al igual que los 9 mil 500 funcionarios que participaron de la encuesta mencionada por el Senador señor Quintana. Tampoco quedará vacío el bolsillo del Líder: va a dejar de ganar un poquito. Entonces, no expongan que los que votemos a favor estaremos provocando un daño muy grande a la gente modesta, porque eso no lo cree absolutamente nadie.
Lo que aquí se halla en juego, por lo tanto, es qué intereses uno viene a defender -repito- al Congreso Nacional. Y, claramente, nosotros vamos a resguardar el derecho de los trabajadores, como siempre. Si se disponen dos días feriados adicionales, lo que corresponde es que todas las personas y todo el sector laboral pueda gozar de ellos, que se otorgaron porque las fechas son excepcionales.
En consecuencia, lo que también se halla en juego en la votación es la igualdad de los trabajadores, la ausencia de discriminación, el que no existan funcionarios de primera categoría y otros de segunda, y sobre todo en un sector como el comercio, donde se registran severas distorsiones que aquí se han dado a conocer. Acuérdense Sus Señorías de quiénes fueron los que defendían a los empresarios del retail cuando sacamos lo de la semana corrida. No asumieron esa actitud ni la Concertación ni sus Ministros del Trabajo. Y no somos nosotros los que estamos frenando hoy día el proyecto que modifica el concepto de "empresa" y apunta a poner fin al abuso de los RUT múltiples.
En ese sentido, entonces, juzgo que es preciso ser coherente. Nosotros vamos a votar a favor de los dos días feriados irrenunciables. Creo que ello tiene que ver con la dignidad de los trabajadores, con su igualdad.
También me llama la atención que la Derecha siempre hable mucho de la familia: "se requiere protegerla", "es el núcleo fundamental de la sociedad", pero que cuando esa materia toque el bolsillo de los grandes empresarios y los grupos económicos, ahí la familia caiga en el olvido y pase a ser secundaria.
En virtud de estas consideraciones, voy a pronunciarme a favor de los dos días feriados irrenunciables.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, la cuestión en debate debimos haberla resuelto hace ya un buen tiempo, cuando tratamos los feriados del Bicentenario. En ese momento se presentó la ocasión de establecer no solo el 18 de septiembre como irrenunciable, sino también de agregar derechamente el 19, sobre la base de una actitud generosa y comprensiva de parte del Ejecutivo. No hubo espacio para ello. Y finalmente hemos llegado a la presente discusión, que muestra lo mejor y lo peor de nosotros.
Primero, señor Presidente, deseo que me permita saludar, por su intermedio, a los trabajadores y dirigentes sindicales que nos acompañan en las tribunas, los que han venido a escuchar en el Senado las opiniones de los representantes de la ciudadanía respecto de la iniciativa que declara feriados irrenunciables, por una sola vez, los días 19 y 20 de septiembre próximos.
Hace unas semanas, como decía, se aprobó el proyecto de ley que declara feriados el 17 y el 20 de septiembre, con motivo del Bicentenario de la República. Fui, desde el principio, una de las promotoras de la idea, por creer que era una buena opción para celebrar con unidad y en familia una fecha tan importante para los chilenos y en consideración de ser este el año de la tragedia vivida con ocasión del terremoto y del tsunami del 27 de febrero. Afortunadamente, contamos con el apoyo de la gran mayoría de los Senadores y pudo despacharse, para convertirse en ley, una propuesta que me parecía coherente y beneficiosa para todos.
Con posterioridad a esa decisión, Diputados de la Concertación presentaron dos mociones, que declaraban irrenunciables el feriado del 19 de septiembre y los del 19 y del 20 del mismo mes, respectivamente, buscando que la celebración de las Fiestas Patrias se extendiera, como había sido el ánimo del legislador, a miles de trabajadores, especialmente los del comercio, que debían laborar en esos días.
Cuando discutimos en la primera oportunidad, el gran argumento que esgrimimos las Senadoras y Senadores fue la posibilidad de que todos los trabajadores pudieran descansar en esos días, estar con sus familias y celebrar el Bicentenario de nuestra patria. Posteriormente reparamos en que los del comercio no podrían hacerlo, porque se encuentran obligados a desempeñarse conforme a los sistemas de turnos y descansos que los rigen de acuerdo a la legislación laboral.
Quisiera centrar mi análisis, no en la discusión económica acerca de la declaración de ambos días como irrenunciables, sino más bien en la dimensión humana que involucran los intereses de los más pobres, de los trabajadores del comercio, del agro y de subcontratistas en el Maule Sur y en todo el país, quienes no son dueños del capital, sino cuyo único bien, por el contrario, es el producto de sus manos. A ellos me interesa representar en la discusión en el Congreso.
Uno de los pilares fundamentales de la Constitución y del Derecho del Trabajo es el principio de igualdad, el cual reviste trascendencia en la protección y equidad al interior de las relaciones laborales y concreta en este ámbito la justicia distributiva, es decir, el dar un trato igual a aquellos que se encuentren en una posición similar. En el Congreso se ha avanzado decididamente en materias vinculadas a ese aspecto. Hace unos años se aprobó la ley que prohíbe la discriminación en las remuneraciones de hombres y mujeres, avanzándose decididamente en reconocer la figura de la "ciudadanía en la empresa", lo que es posible percibir hoy con claridad en el Código del Trabajo y la normativa constitucional.
El principio mencionado, que cruza nuestro ordenamiento de manera transversal, es lo que estamos poniendo en entredicho hoy. ¿Podemos decir, en pleno siglo XXI, que existen trabajadores de primera y de segunda categoría, como hace cien años, para el Centenario? Al parecer, la respuesta es que sí. Se registran claras deficiencias en nuestra legislación laboral, determinantes de que, muchas veces, en una misma empresa haya personal de planta y otro, subcontratado, que gana 50 por ciento menos. En algunas de ellas, mientras un sector negocia colectivamente y puede acceder a buenas remuneraciones, otro ni siquiera tiene la posibilidad de almorzar en condiciones dignas. ¡Para qué referirse a los subterfugios legales que utilizan grandes empresas ante la posibilidad de la constitución de un sindicato que dinamice la organización de los trabajadores y logre, por tanto, mejoras en sus relaciones laborales y sus ingresos!
Hoy, en el editorial de un influyente diario de Santiago se mencionan -no sé a cuántos les pasó inadvertido- "los graves daños" que provocaría el proyecto que modifica el concepto legal de empresa y que aprobamos después de llegar a un acuerdo con los Senadores de Gobierno. Se expresa que "La iniciativa, que pretende defender a los trabajadores de supuestos abusos, afecta la libertad de emprendimiento y la capacidad del empresario para organizarse de la manera más eficiente".
Lo anterior dice relación a la idea de terminar con los RUT múltiples.
En la Comisión de Trabajo recibimos a los representantes del sector laboral -por cierto, también a los empresarios- y conocimos de primera mano los evidentes abusos que cometen las empresas al dividir a su personal entre diversos RUT, desconocer los descansos dominicales y buscar la atomización de la agrupación sindical para impedir que aquel se organice.
El gerente de una de las más grandes empresas de retail del país, la cual aparece todos los semestres en los listados que la Dirección del Trabajo prepara de aquellas que incurren en prácticas antisindicales, señaló que aprobar los feriados que nos ocupan "es la mejor manera de arruinarle la fiesta del Bicentenario a los chilenos", recurriendo a los típicos cantos de sirenas que emplean algunos cuando se acogen proyectos de ley favorables a los trabajadores.
Quisiera consignar que la mejor manera de arruinarles a los chilenos el feriado del Bicentenario es obligar a laborar a más de un tercio de los trabajadores cuando el resto descansa. Eso genera tristeza, rabia, pero, sobre todo, desigualdad, frustración e impotencia.
La iniciativa en debate viene a ratificar un principio básico del derecho internacional, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de nuestra Constitución y del Código del Trabajo: el de igualdad, que debemos propender a cautelar en el Senado. En estas Fiestas Patrias, tan importantes para Chile, se requiere que el derecho a descansar sea ejercido no solo por un cierto número de trabajadores, sino también por todos. La idea que tuvimos, como legisladores, cuando aprobamos el proyecto de ley que declaraba feriados los días 17 y 20 de septiembre, además del 18 y del 19, ya establecidos, era otorgar un descanso a las familias, generar un espacio para reflexionar acerca del momento que estamos viviendo como país y celebrar de buena manera una fecha tan relevante.
En mi calidad de Senadora de una de las zonas afectadas por el terremoto, mucha gente me ha señalado la imposibilidad de juntarse que han enfrentado numerosas familias que viven en ellas. Ocurrido el sismo, una gran cantidad de personas viajaron desde todos los rincones del territorio nacional para ver a sus parientes. Una vez que conocieron las condiciones en que estos se encontraban, volvieron a sus respectivas Regiones, y hasta el día de hoy no han tenido un fin de semana lo suficientemente largo para poder reencontrarse con sus seres queridos.
Estoy convencida de que hoy haremos un acto de justicia. El proyecto que aprobamos para disponer los dos feriados apuntaba a que TODOS los trabajadores disfrutaran de días libres para compartir con sus familias luego de la tragedia registrada en nuestra patria. ¡Aprobar el 19 de septiembre como feriado irrenunciable es bueno! ¡Aprobar el 19 y 20 de septiembre como feriados irrenunciables es digno de la celebración de un bicentenario de la República!
Como Concertación -y me sumo a la petición formulada por el señor Presidente de la Comisión de Trabajo-, nos encantaría conocer la opinión del Gobierno en esta materia. Hasta ahora no hemos escuchado, curiosamente, al Primer Mandatario, en circunstancias de que siempre emiten un juicio este y su vocera.
Ignoro cuántos de mis Honorables colegas, cuando van a comprar tarde, en las noches, a los supermercados, se detienen a conversar con quienes atienden en las cajas, donde las mujeres son más numerosas que los varones. ¡Cuánto dolor se observa en sus miradas por no tener el tiempo suficiente para compartir con sus familias!
El proyecto es un merecido reconocimiento a la labor que chilenas y chilenos realizan día tras día. Constituye, también, la forma en que podemos reivindicarnos los Senadores que intentamos mejorar el ingreso mínimo, por cuanto creemos que aún no es posible afirmar que el nuestro es un país con igualdad, con oportunidades, que celebra su bicentenario con grandeza.
Por ello, como una mínima consideración al esfuerzo de estos compatriotas, especialmente de aquellos que se desempeñan en sectores donde las condiciones laborales no son las mejores, votaré a favor de que los días 19 y 20 de septiembre sean declarados feriados irrenunciables.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, sin perjuicio de la iniciativa en análisis, si se tuviera que calificar las condiciones en que se desempeñan los trabajadores del comercio o emitir un juicio sobre el marco legal que los acompaña, sería preciso partir reconociendo que no son privilegiados, sino que, por el contrario, muchas veces se desenvuelven en forma sumamente precaria; que padecen de preferencia el fenómeno de los múltiples RUT empresariales y se ven más perjudicados, en consecuencia, en su derecho a organizarse y negociar, y que solo después de bastante debate se logró que descansaran dos domingos al mes.
He presentado un proyecto de ley -sé que es discutible por las mismas razones que aquí se han esgrimido- para que tengan derecho a descansar todos los domingos. A Chile no le pasaría absolutamente nada al cambiar la lógica del consumismo por otra de defensa de la familia y del descanso, tal como ocurre en la gran mayoría de los países desarrollados.
Constituyen un sector cuya modalidad de remuneración, de un sueldo base en ocasiones ridículo, más comisiones, fue posible cambiarla con mucha polémica, porque hubo algunos que en determinado momento se olvidaron o no se dieron cuenta de que la normativa legal correspondiente también contemplaba la demanda del pago proporcional del séptimo día que se les robó durante tanto tiempo.
Estamos haciendo referencia, entonces, a un grupo de trabajadores que partió con una tremenda inestabilidad y cuya situación, en comparación con otros, mantiene esa característica. Y lo que estamos discutiendo hoy día es si debe existir igualdad ante la ley.
Caer en la controversia de si habrá o no desabastecimiento me parece ridículo, con todo respeto. Cualquiera de nosotros se puede programar perfectamente para cubrir sus necesidades durante tres o cuatro días, al igual que un grupo familiar. Y los negocios de barrio no cerrarán.
El señor LAGOS.- ¡Incluidos los de Zapallar!
El señor LETELIER.- Así es.
El punto no radica en si se registrará una situación de descalabro económico, de tremendas pérdidas. No. Se trata de un debate valórico: el consumismo frente al derecho de los trabajadores. ¡Porque algunos inquirieron qué van a hacer las pobres familias si no pueden ir a pasear al mall un día feriado por el cierre! ¡Qué va a pasar con ellas! La cuestión se relaciona con qué queremos como sociedad.
Ayer me enteré, con tristeza, que un niño se suicidó producto del bullying que sufría en su colegio. La realidad es que 60 por ciento de los trabajadores del comercio son mujeres que, muchas veces, no tienen tiempo para estar con sus hijos. ¡Apenas los ven! ¡Apenas pueden compartir con ellos por el régimen laboral a que se hallan sometidas!
La pregunta de por qué se verifica el abandono de los niños, por qué se genera este tipo de fenómeno, encuentra una respuesta en que nuestra cultura está privilegiando más el consumismo que los valores de la familia, que el derecho al descanso, que la igualdad ante la ley. Y es aquí donde se pone a prueba la participación en un debate, no económico, sino valórico de fondo.
Se pueden inventar muchos otros argumentos, pero la interrogante es: ¿ sí o no a la igualdad ante la ley?
Todos los que intervenimos en esta discusión vamos a descansar esos días. Todos los que trabajan con nosotros tienen derecho a un descanso irrenunciable. Pero queremos justificar que un grupo de ellos no disponga de esa igualdad ante la ley. ¿Por qué? ¿Porque necesitamos comodidad -como señaló un Senador que me antecedió en el uso de la palabra- para que la gran mayoría de los chilenos podamos ir a comprar?
¡Claro! Con esa lógica, lo que cabría hacer es aplastar a las minorías sobre la base de los intereses de la mayoría. ¡Y justificarlo! Y otros podrían decir: "¡Que los mapuches en huelga de hambre se mueran, porque son una minoría!".
¡Que la mayoría aplaste a la minoría! Porque para eso existe el reino de la mayoría.
¿Qué significa la igualdad ante la ley?
Esta discusión tiene que ver con valores. Y a mí me sorprende que se argumente al respecto desde la dimensión económica, según la cual cada quien defiende los intereses que considera correctos y legítimos.
Nosotros defendemos el derecho que les asiste a los trabajadores, como seres humanos, para descansar igual que el resto de la masa laboral. Y no solamente en el Bicentenario.
Debe haber igualdad ante la ley, sea para un Bicentenario o para otro feriado. Y el año pasado ya efectuamos este debate en la Comisión de Trabajo: si debe haber o no compensación, o si debe haber igualdad ante la ley para actividades que no son estratégicas.
El comercio no es una actividad estratégica. Es cada vez más un negocio financiero, antes que de venta de productos en sí mismo. Y ha obtenido utilidades brutales. Es el sector de nuestra economía y de los grupos económicos que más se ha internacionalizado en los últimos diez años. En efecto, tales grupos se encuentran presentes en Perú, en Colombia, en todos lados. Por eso, no van a perder nada por un día de feriado irrenunciable de los trabajadores.
Por lo tanto, aquí hay una discusión valórica acerca de dos visiones de sociedad.
Señor Presidente, más allá de reconocer lo que han realizado las organizaciones de trabajadores del comercio, la Confederación que las agrupa y sus dirigentes (que desde hace mucho tiempo vienen dando la pelea para que sus representados sean tratados con dignidad); más allá de las dificultades que han debido enfrentar, a veces con amigos de las bancadas de enfrente recurriendo al Tribunal Constitucional o tratando de quitarles algunas de sus conquistas, esta tarde quiero emplazar al Senado a efectuar un debate valórico.
Si todos somos iguales, entonces, que toda la gente tenga derecho a descanso igualitario e irrenunciable el domingo 19 y el lunes 20 de septiembre próximos en la totalidad de las actividades que no sean estratégicas. Y, por cierto, el comercio, el consumo no se puede calificar como estratégico.
Señor Presidente, los Senadores de Renovación Nacional han ejercido su derecho reglamentario de pedir la postergación de la votación. Pero aquí el debate de fondo ya no radica en si el domingo 19 será un feriado irrenunciable -¡eso está garantizado!-, sino en si el Parlamento va a generar un hito de discriminación o uno de igualdad ante la ley.
Insto a los colegas a sumarse a lo expresado por la Senadora señora Lily Pérez, quien sustenta el criterio de la no discriminación; de la igualdad ante la ley.
Espero que todos entendamos que ese es el debate de fondo: la igualdad ante la ley.
Resulta curioso, pero los únicos que cuestionan si debe haber igualdad ante la ley son los que a veces rasgan vestiduras en defensa de la familia. ¡Ahora deseamos saber si son partidarios de que puedan estar todo el fin de semana con su familia las mujeres y los padres con sus hijos, o si solo les otorgaremos este derecho a algunos no más!
Lo que queremos decir al hablar de feriado irrenunciable -y esta es la diferencia con la posición del Senador Allamand- es que ello no tiene precio. No se trata de que a las personas les paguen más por trabajar ese día, ni de que, en razón de sus carencias o necesidades, se les cancele un sueldo y medio o el doble, sino de que se considere como valor superior el descanso de los trabajadores del comercio; el derecho a estar con su familia y a que los traten igual que a los de cualquier otro sector de la economía en Chile.
Anuncio que votaremos favorablemente el proyecto que establece como feriados obligatorios e irrenunciables el 19 y 20 de septiembre, señor Presidente.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, cuando se toman decisiones siempre es bueno practicar la empatía. Yo tuve la experiencia -no sé si es el caso de otros colegas- de trabajar desde muy niño: desde los 10 u 11 años; y luego, mientras estudiaba en el liceo y en la universidad. Por lo tanto, sé cómo opera el "látigo": cómo es tener un empleador y ser un trabajador dependiente.
Siento que en esta ocasión hay mezquindad en el debate. Estamos discutiendo acerca de un día; de ocho horas. Y la interrogante es: ¿cuántas horas extraordinarias al año trabajadas por el personal no son pagadas por las empresas? ¡Cientos!
Y digo que hay mezquindad en el debate porque, en último término, la pregunta clave debería ser: ¿cuál es el valor de un día de descanso para el trabajador? ¡Inconmensurable! Y, en verdad, su valor es social, no económico. Si lo tradujéramos a números, claramente habríamos perdido el tiempo.
Lo que debemos valorar es su contenido social.
Señor Presidente, las cosas por sabidas se callan, y por calladas se olvidan. Hoy discutimos sobre el otorgamiento de un día feriado. Pero en mayo de 1886, para la masacre de Chicago, cuando 340 mil trabajadores y 5 mil fábricas de Estados Unidos pararon, sus líderes terminaron ahorcados en la plaza pública. ¡Y luchaban por una jornada de ocho horas; por una jornada digna que les permitiera disponer de tiempo para compartir con la familia! Porque en ese entonces laboraban 16 a 18 horas diarias.
Lo cierto es que, de repente, ese tipo de conquistas se van diluyendo.
Hoy, ¿cuántas personas cumplen la jornada de ocho horas en señal de respeto a la conquista, en el siglo pasado, de quienes murieron por defender los derechos de los trabajadores? Por eso digo que tales conquistas se van diluyendo.
El 1° de mayo se celebra el Día Internacional del Trabajo en casi todo el mundo, en recuerdo a la lucha de los mártires de Chicago por ocho horas diarias de labor, ocho para dormir o descansar y ocho con la familia.
Ese es un equilibrio ideal, porque el hombre es un ser integral. Y el dilema es ¿vivir para trabajar o trabajar para vivir?
El señor LETELIER.- ¡Trabajar para vivir!
El señor NAVARRO.- Trabajar para vivir, no vivir para trabajar.
En definitiva, pedimos racionalidad, humanidad.
¡En la prensa no hay espacio para este debate! Y me alegra que podamos hacerlo aquí. Porque cuando se declara una huelga no hay lugar para esta noticia en los medios de comunicación. Ni Falabella, ni Ripley, ni las grandes empresas del retail aceptan que se publique ni una sola nota sobre el asunto. Por ende, los trabajadores se quedan solos en este tipo de movimientos, sin posibilidad alguna de que su conflicto sea conocido, ya sea por falta de difusión o por cualquier otro motivo.
Por ello, entendiendo que el presente debate no es económico sino social, en realidad el Bicentenario no puede caracterizarse solo por obras, puentes, etcétera. No se debe reducir todo a "lucas".
El espíritu del Bicentenario -es lo que quiero rescatar, señor Presidente- tiene que ver con las ideas que le dieron la independencia al país: libertad, autonomía, patria. Y no con las obras; no con cuánto perdemos o cuánto ganamos.
El propósito de los héroes de la patria fue crear un Chile con igualdad para todos.
¡Ese es el valor del Bicentenario! ¿Pero quién lo explicita? Nos limitamos a discutir la construcción de los edificios Millenium y Titanium, un puente u otras obras.
Reitero: el Bicentenario debe rescatar las ideas, los principios, los valores de quienes nos dieron la libertad; de quienes lucharon y entregaron su vida porque hoy día nuestra nación sea independiente.
Sin duda, debemos luchar por los derechos de los trabajadores, no solo en esta ocasión sino de manera permanente. Ahora estamos procurando otorgarles una migaja: ocho horas adicionales de descanso. Y cuando analizamos el proyecto que igualaba el sueldo base al ingreso mínimo se buscaron mil triquiñuelas y se terminó con la semana corrida diluida por diversas artimañas que utilizaron muchos empleadores.
La iniciativa en examen es nítida, clara: concede ocho horas de feriado a los dependientes del comercio; un día completo para compartir con la familia.
Nosotros hemos estado constantemente a favor de los trabajadores. Sin embargo, yo me siento en deuda; la Concertación quedó en deuda con ellos. Espero que el actual Gobierno -presidido por un empresario- avance también en los derechos que les corresponden y no solo en los del sector que representa.
Cabe señalar que los dictámenes de la Dirección del Trabajo han intentado eliminar el derecho a la semana corrida, aunque los tribunales les han dado razón a los trabajadores.
Me asalta una sola duda, señor Presidente (entendiendo que aquí no estamos debatiendo sobre derechos infinitos de los trabajadores, sino con respecto a una porción del año, para su merecido descanso): los panaderos han planteado legítimamente su opinión.
Por lo tanto, deberemos analizar qué hacer para que la gente disponga de pan, y este no falte. Existirán miles de formas de organizarse a fin de evitar lo que aquí se planteó. Tendremos que estudiar cómo proveer de ese alimento a los hospitales, a los hogares de ancianos, en fin. Se requiere de organización, disciplina, constancia. Pero es posible lograrlo.
A veces, uno considera a los trabajadores solo en cuanto tales. Pero también son vecinos, padres, abuelos, apoderados, deportistas. En definitiva, seres humanos integrales. Y, en este sentido, las horas de descanso por las que aquí estamos luchando serán dedicadas a lo que ellos decidan libremente.
¡Hoy día tenemos la oportunidad de hacer justicia con respecto a los derechos de quienes laboran!
Votaré a favor de que los días 19 y 20 de septiembre sean feriados, porque creo que los trabajadores de mi patria se lo merecen. Este ha sido un año tremendamente difícil, agobiante: ha habido terremoto, maremoto. ¡Chile se merece un respiro!
En verdad, el debate acerca de cuánto cuesta un feriado no puede darse solo en función de las cifras de ventas y utilidades de algunas cadenas de retail, sino por los beneficios que conlleva para cientos de miles de trabajadores del comercio en orden a tener la oportunidad de compartir con su familia.
Y a ellos les pido, si aprobamos esta iniciativa legal -como espero que ocurra-, que dediquen este tiempo a los suyos. Tal vez, la recomendación no sea muy buena porque en la clase política, a veces, hay poca preocupación por la familia.
De verdad, creo que vale la pena dar esta pelea para que los trabajadores tengan la posibilidad de brindarle este descanso a su familia, y, además, para que podamos iniciar, en el año 2010, el debate acerca de los derechos que no hemos tocado y que se hallan pendientes.
Se equivoca el que piensa que con generar esta discusión y votar por un día de feriado más se cumple el compromiso de seguir luchando por los derechos de aquellos.
Tenemos una deuda pendiente enorme, por cuanto hay un grave desequilibrio, que se refleja en la "ley del embudo": la parte ancha para el empresario y la angosta para el trabajador. No todos los empleadores, pero sí una mayoría poderosa, hace uso y abuso de la concentración económica que observamos cada día.
Me pronunciaré a favor, señor Presidente, de que se declaren feriados los días 19 y 20 de septiembre, pues pienso que los trabajadores se lo han ganado, ya que han cumplido con su deber.
Las empresas del retail obtienen millonarias utilidades. No serán más pobres con un día menos de venta. Los dependientes del comercio llegarán con más ganas de laborar, y seguirán luchando por sus derechos. Y el empleador deberá entender que cuando descanse con su familia, los hombres y mujeres que trabajan para él -gracias a quienes logró alcanzar su fortuna- también lo harán. Por un día serán iguales: todos descansarán.
Eso es lo que pedimos: una oportunidad para esos trabajadores y para Chile, que han tenido un año difícil.
Anuncio que votaré a favor de que sean feriados el 19 y el 20 de septiembre, porque ellos se lo merecen. Es insuficiente, pero se lo han ganado.
¡Patagonia sin represas!
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Alvear.


La señora ALVEAR.- Señor Presidente, los Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra han entregado un conjunto de argumentos.
Sin embargo, me parece importante destacar que hemos legislado en numerosos aspectos -considero que todavía faltan muchos- relacionados con el fortalecimiento de la familia, con la generación de mayores vínculos entre padres, madres e hijos.
A diario, nos golpean situaciones de violencia intrafamiliar, de femicidio, de maltrato infantil. Evidentemente, en nuestra sociedad se está pidiendo a gritos -así lo dicen los jóvenes- que exista capacidad de comunicación entre padres e hijos. Y eso no se construye a partir de los 15 ó 16 años, sino desde el instante en que se nace.
Por ende, señor Presidente, creo esencial poner este punto en el debate al momento de resolver este proyecto. Porque cuando converso con trabajadores del comercio, del retail, me amarga -y lo digo con todas sus letras- que no se esté respetando la primera normativa laboral de nuestro país: la llamada "Ley de la Silla". ¡No se respeta!
Invito a todos los aquí presentes a que recorran los distintos establecimientos comerciales y observen a las vendedoras: ¡no tienen derecho a silla y permanecen horas y horas de pie! ¡Y, además, se las autoriza solo por determinado tiempo para ir al baño!
Y así como hemos visto casos dramáticos de trabajadores del Transantiago que usan pañales, porque no tienen posibilidad de ir al servicio higiénico, hay cajeras de supermercados que sufren la misma situación: ¡deben utilizar pañales!
Con lo anterior, señor Presidente, quiero destacar que nuestros trabajadores merecen que se cumplan realmente las leyes laborales, sobre todo en un año tan especial como el del Bicentenario (no se trata de cualquier fecha; hay celebraciones y la televisión exhibe muchas imágenes de lo que significa este acontecimiento).
En verdad, no existen normas iguales para todos los trabajadores, en particular para los dependientes del comercio, quienes en muchos casos lo pasan muy mal, así como en otros tienen mejores condiciones, pues no todos los empresarios son iguales.
Creo que en el año del Bicentenario todas y todos tenemos el derecho de celebrar, de festejar en familia, de disfrutar lo que esto significa.
Finalmente, deseo manifestar que la mayoría de las trabajadoras del comercio son mujeres jefas de hogar -así lo indican las últimas cifras-, que están solas a cargo de sus hijos.
Entonces, ¡cómo no vamos a ser capaces de procurar que ellas puedan disfrutar las Fiestas Patrias del Bicentenario tranquilamente con sus hijos, sin tener que correr entre el trabajo y la casa!
Por tales motivos, anuncio que votaré, con entusiasmo, a favor de los cuatro días de feriado que merecen los trabajadores del comercio.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Patricio Walker.


El señor WALKER (don Patricio).- Señor Presidente, creo que a todos nosotros -a veces más, a veces menos- nos ha tocado constatar situaciones de abuso laboral.
Por ejemplo, cuando era Diputado por un distrito de la Región de Coquimbo, me llamó bastante la atención conocer las condiciones en que trabajaban las temporeras: muchas de ellas no tenían baños químicos ni comedores; se las trasladaba en camionetas totalmente inseguras, y algunas resultaban afectadas de manera muy importante en su salud por los plaguicidas.
Y reconozco que esa realidad me impactó enormemente.
En la Región de Aysén -que represento en el Senado-, me ha tocado ver la situación que afecta a personas que ganan el salario mínimo, el cual, en verdad, no les alcanza para nada, porque allá el costo de la vida es 40 por ciento mayor que en la Región Metropolitana.
Pero debo reconocer que lo que más me ha impactado es el caso de los trabajadores del comercio, especialmente de las mujeres.
Y quiero rendir un homenaje al Arzobispo de La Serena, monseñor Manuel Donoso, quien nos abrió los ojos ante la realidad de que las dependientes del comercio disponían en esa época -así lo recuerdo- de un solo domingo de descanso al mes; en los restantes debían trabajar. Ello se amplió después a dos domingos.
Lo cierto es que su situación es dramática.
Conversé con numerosas de esas mujeres, muchas veces en oficinas parlamentarias, en privado, por su temor a las represalias. Y ellas contaban cómo su labor afectaba el vínculo con sus hijos: prácticamente no los veían, no los acompañaban. Todos decimos que las mujeres no descansan en sus casas, pues los domingos tienen que lavar ropa, preparar comida, en fin. Bueno, en el caso que estoy relatando ni siquiera podían compartir con sus hijos, pues debían concurrir a su trabajo.
En consecuencia, tengo la sensación de que la realidad de los dependientes del comercio, especialmente de las mujeres, y en particular de las jefas de hogar, es muy dramática y dolorosa.
Algunos plantean que este proyecto puede tener efectos perjudiciales.
Señor Presidente, acá hay hechos excepcionales no menores.
Primero: los días 18 y 19 corresponden -es bueno repetirlo- a sábado y domingo.
Segundo: se trata de declarar feriado por una sola vez. Estamos hablando del Bicentenario de Chile y no de una norma que se vaya a aplicar todos los años.
Algunos dicen que esta iniciativa va a afectar a los consumidores. Pero estos pueden planificar y prepararse.
Se dice también que el proyecto podría ser populista.
Cuando se plantea esta clase de iniciativas siempre se sostiene que ellas perjudican el crecimiento o el vigor de la economía. ¿Qué señala el IMACEC? Un 7,1 por ciento de crecimiento. O sea, ¡qué vamos a dañar, por Dios! Por fortuna, hoy día el país está recuperando las tasas de la década del 90.
Se afirma igualmente que el proyecto va a afectar al comercio en general. Sin embargo, todos conocemos la realidad del dueño de un almacén o de un boliche de la esquina: le cuesta mucho competir con los grandes supermercados. Por tanto se trata de una gran oportunidad para que empresas familiares y el pequeño comercio obtengan utilidades durante estos días.
Considero relevante este proyecto de ley. Y resulta mucho más importante legislar para la normalidad, para la situación cotidiana, para el día a día de los trabajadores de Chile.
¡Por Dios que estamos en deuda con ellos! ¡Por Dios que tenemos desafíos!
En cuanto al multirrut, todos sabemos que los supermercados recurren a la práctica de dividirse en varias empresas y atomizar a los trabajadores. ¿Para qué? Para que carezcan de fuerza y no puedan imponer, en definitiva, sus condiciones laborales.
La sindicalización; la negociación colectiva. ¡Hay tantos temas pendientes hoy con nuestros trabajadores!
Se ha expresado en la Sala que los empleados del comercio se hallan en situación excepcional, lo cual es cierto. Quienes laboran en empresas sanitarias, en salud, en el comercio, muchas veces trabajan los fines de semana, porque hay que atender al cliente. Sin embargo, también constituye algo extraordinario el hecho de que en los próximos días celebraremos el Bicentenario de Chile. ¡Es una fecha única!
A veces estos debates causan asombro, temor. El otro día vi que en televisión se recordaba que, después de la matanza de la Escuela Santa María de Iquique (acaecida en 1907, si no me equivoco), algunos se asombraban porque personajes, como el entonces Diputado por Curicó Arturo Alessandri, reclamaran por la masacre y el abuso que significaron la muerte de miles de trabajadores pampinos.
De pronto, estos temas siguen causando asombro.
En mi opinión, hay dos conceptos: el de quienes creen en la sociedad de mercado, de los clientes, y el de los que creemos en la sociedad de los ciudadanos, de la gente, en donde los miembros de la familia tienen derecho por ser personas que forman parte de una comunidad y no por la plata que posean.
Por lo tanto, vamos a apoyar con mucha fuerza y entusiasmo este proyecto de ley que establece como irrenunciables los días feriados 19 y 20 de septiembre.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Escalona.


El señor ESCALONA.- Señor Presidente, por todo lo que el debate de esta tarde ha registrado, estimo que, con motivo de esta iniciativa -que es una reparación- resulta incontestable el hecho de que el explosivo crecimiento del sector retail descansa sobre la base de la explotación de los trabajadores.
La Senadora señora Alvear señaló, por ejemplo, la violación y el completo desconocimiento de la llamada "Ley de la Silla". Además, ha sido motivo no de uno sino de varios proyectos de ley lo relativo al denominado "multirrut", eufemismo que ahora se utiliza con el propósito de referirse al abuso cometido para que el mismo empleador contrate a trabajadores mediante razones sociales diferentes, afectando e impidiendo el derecho de estos a la sindicalización. Dicho de otra manera, si los trabajadores del sector comercio, en particular quienes se desempeñan en los grandes centros del consumo de la sociedad actual, los malls, han contribuido a que estos sean posibles ha sido sobre la base del desconocimiento de sus derechos laborales.
En consecuencia, podríamos hacer la siguiente afirmación: si todos los derechos se reconocen con igualdad para festejar lo que el país celebra, también tienen necesariamente que aplicarse a los empleados del comercio, porque una cantidad muy significativa de ellos son mujeres. Y el abuso que se comete en este sector es, además, sexista; ya que va en contra de ellas.
Seguramente no ahora -porque el peso actual de los medios de comunicación, sobre todo los visuales, determina que varios de nosotros seamos conocidos y posiblemente no se registre una situación en algunos malls ante nuestra vista-, pero estoy seguro de que antes más de alguno vio en uno de ellos el abuso cometido por los capataces en contra de las mujeres. En este sector, especialmente, se cometen atropellos de todo tipo contra las representantes del sexo femenino, que incluso afectan su dignidad.
En el Congreso Nacional se han realizado muchas discusiones sobre la necesidad de que el país responda a la civilización actual y de que se traten los temas de la llamada "modernidad". Y, efectivamente, los malls por momentos nos llevan a un mundo que pensábamos no ver en nuestra generación, sino en el futuro: la tecnología de punta, la cibernética, las pantallas, la transmisión de millones de imágenes en milésimas de segundo. Pareciera que allí estuviéramos en un mundo de la ciencia ficción, que coexiste con las más pésimas y horrendas condiciones laborales.
Seguramente vamos a aprobar -ojalá- un proyecto sobre reparación que, en rigor, agrega un día feriado, porque es un dato de la causa que en sábados y domingos no se respetan los derechos de estos trabajadores. Estamos hablando del derecho a no trabajar el lunes 20, derecho que, por cierto, va a tener una enorme cantidad de ciudadanos.
Todos sabemos qué sucederá. Los medios de comunicación ya se preparan. Las cámaras de televisión se van a instalar en el peaje de Angostura para informar acerca de la cola de vehículos que seguramente será de 10, 20, 30, 40, 50 kilómetros; no sé cuántos kilómetros en realidad. Y se hablará de que no se puso el tag; de que, una vez más, el problema no se resolvió; de que quienes salieron a descansar estuvieron 5, 6 ó 7 horas en la carretera, y de que tal atraso del país significó perder el descanso de los días anteriores.
Todos lo sabemos.
Pero ese mundo está cerrado para los trabajadores del comercio. Es decir, ¡ni siquiera pueden tener la molestia de estar un día en la carretera esperando para pasar por el peaje...! ¡Esa es la verdad! Porque el sistema laboral les impide descansar el sábado y el domingo.
O sea, no se trata solo de esta vez, sino de que en todas las oportunidades carecen de la posibilidad de acceder al descanso al que hoy por fortuna accede una parte muy significativa de nuestra sociedad.
Señor Presidente, por encontrarse casualmente en la Sala el Ministro de Educación, don Joaquín Lavín -en su momento, en 1999, fue el líder de lo que se llamó en aquella época la "UDI popular"-, quiero apelar a él para que pueda convencer a las bancadas oficialistas que voten a favor del proyecto en debate.
El país no se va a quebrar, el crecimiento no se va a detener. Los grandes dueños del retail no van a perder parte de sus enormes rentabilidades. Por el contrario, el país ganará un trozo importante de dignidad para una parte de los suyos y para sí mismo, al reconocer que un derecho para unos debe ser para todos.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Lagos.


El señor LAGOS.- Estamos discutiendo por segunda vez en el Senado lo referente a los feriados desde la perspectiva del Bicentenario. En la primera oportunidad, se trataba de definir si dar un solo día o dos. Y, a pesar de lo que sostuvieron buena parte del oficialismo y del Gobierno, el Parlamento acordó dos feriados extras.
Y lo que se debate ahora implica un mínimo de coherencia. Si ya hay dos feriados -si me permiten la expresión coloquial-, "hagámosla completa": permitamos que todos los tengan y no excluyamos a los del comercio.
Y lo que se está discutiendo acá no es la irrenunciabilidad a esos feriados. Esto tiene una razón importante y de fondo y es cien por ciento valórica y política. Porque cuando no hay irrenunciabilidad en los derechos laborales, en la gran mayoría de los casos no se respetan ni se observan. Cuando el derecho laboral es renunciable, opera el mercado: "Si no te gusta, te vas".
Por eso, ciertos derechos son irrenunciables, como el postnatal y otros esencialmente laborales. Pero en el país los derechos de los trabajadores no existen.
Entonces, estamos votando la protección al trabajador y no los días feriados. Estos ya los tienen los chilenos. Es la posibilidad de hacerlos efectivos. Y para eso estamos discutiendo la irrenunciabilidad de dos días.
Por otra parte, los Senadores señora Alvear y Rincón y los señores Navarro, Escalona y Walker (don Patricio), entre otros, se han referido al tema de la familia.
Yo no me engaño, porque a la salida del Hemiciclo algunos me van a decir: "Oye, Lagos, si por un día feriado más, la familia no se va a arreglar". Yo también lo sé. No soy tan leso. Pero es una señal que se está dando respecto a dónde se pone el valor.
Aquí hay un dato bien interesante. Los dirigentes han hecho una encuesta y están dispuestos a perder dinero con tal de disfrutar el feriado adicional. Esto es en términos valóricos. Dicen: "Prefiero ganar menos lucas, pero tener más tiempo libre, para lo que sea: estar con la familia; ir a las fondas; salir con la amiga". Da lo mismo. Pero valoran el tiempo libre por sobre la posibilidad de contar con algo más de comisión o sueldo.
Por lo tanto, cuando hablamos de la familia está implícito lo valórico. No son solamente las lucas.
Pero, ¿cuál es el tema de fondo? Que al final las cuestiones valóricas son políticas, porque alguien tiene que encarnar esos valores y representarlos en el momento de elegir o pronunciarse en el Senado. Todos esos valores de los cuales se habla se decidirán cuando apretemos el botón "Sí" o "No".
Ahí está el nexo entre el valor y la política. Y eso es lo que nos diferencia. Cuando revisamos la historia de Chile -quiero aludir a lo expresado acá por alguno de mis colegas del frente-, comprobamos que la "Ley de la Silla", que costó un mundo aprobar, no se respeta. Hubo un sector de chilenos similar al actual que se oponía a legislar al respecto. Curiosamente, son los mismos que hoy se oponen a discutir el multirrut; son los mismos que no quieren dar mejores derechos a las temporeras; son los mismos que están discutiendo la irrenunciabilidad del feriado; son los mismos que se manifiestan contrarios a terminar con el reemplazo en la huelga.
Entonces, estamos marcados por una línea. Hay diferencias.
Quiero responder ahora al Senador señor Navarro, quien dijo que se trataba solamente de ocho horas. Pero, Honorable colega, no son las ocho horas ni los dineros que se van a dejar de ganar lo que preocupa a algunos. Es el precedente, ya que al votar se va abriendo camino y se hace más difícil volver atrás.
¿A alguien hoy día se le ocurriría terminar con la disposición que en las fiestas de Navidad prohíbe a las tiendas cerrar el día 24 de diciembre a las once de la noche, como sucedía antes? No, pues. Eso se ganó. Y hubo que dar una pelea para lograrlo.
Cuando estamos hablando de feriados irrenunciables en fechas tan especiales como estas, lo que preocupa a algunos es efectivo: se dejarán de ganar algunas lucas. Me parece que fue el Senador Rossi quien se refirió a lo ocurrido con el gerente de Líder. Más que el precedente que se establece, preocupa que una sociedad tienda a valorar esto de manera distinta.
Y lo que yo echo de menos ahora es la opinión del Gobierno, porque al final del día este proyecto nació de una moción parlamentaria. Está la Derecha al frente, aquí la Concertación y allá los Ministros de Estado: el Secretario General de la Presidencia, el de Educación, el del Interior y la del Trabajo. Todavía no sé lo que piensan y si quieren que sean irrenunciables los dos días feriados.
Recuerdo que estamos votando políticamente en función de los valores que queremos representar.
Yo habría esperado, además, un pronunciamiento del Gobierno. Y de no ser así al menos -lo digo con todo respeto-, como está de moda, a través de un telefonazo podría habérsenos informado cuál es la opinión del Ejecutivo respecto de esta materia.

El señor PIZARRO (Presidente).- Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
Esto significa que se votará mañana el proyecto, debido a la petición de segunda discusión hecha por un Comité.
Por lo tanto, al inicio de la próxima sesión ordinaria nos pronunciaremos sobre la iniciativa.
Siguiendo el Orden del Día, vamos a pasar a los proyectos de acuerdo.
El señor NAVARRO.- Que dé su opinión el Gobierno.
El señor PIZARRO (Presidente).- Se lo han solicitado reiteradamente al Ejecutivo. Ellos son clevers y escuchan igual de bien. Si no quieren hablar, es una decisión legítima. No los podemos obligar.