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Juan Ignacio Latorre: de la academia al parlamento

Pese a su alta exposición mediática, el único representante de RD en la Cámara Alta y el más joven del hemiciclo, es –para nuestra sorpresa- un político “de bajo perfil”, como él mismo se define y es esta misma condición la que queremos develar con esta entrevista, para conocer parte de la vida detrás del político.

22 de abril de 2018

De modular claro y hablar pausado, aunque “sin pelos en la lengua”, el senador Juan Ignacio Latorre, se dispone a conversar. “Me gusta la oficina” reconoce, ya que es uno de los privilegiados del piso 9 que miran al mar.

 

Podríamos decir que el senador por la Región de Valparaíso es “único”, porque es el único representante de Revolución Democrática en el hemiciclo, es el único sub 40 y me atrevería a decir que es único que se siente más cómodo con “chalas cerradas” tanto en verano como en invierno, tal como nos confidenció.   

 

“VALE LA PENA”

 

Psicólogo de profesión, pasó de ser académico a político, así tal cual, porque como coordinador de formación política de RD participó en la búsqueda de posibles candidatos para tener presencia nacional en todas las áreas.

 

“Me tocó conocer a mucha gente como académicos, profesionales que serían un muy buen aporte al parlamento, pero por distintos motivos no podían ser candidatos y en ese proceso me empecé a preguntar algo que no tenía en mente… el por qué intentar convencer a otros… por qué no me hago yo disponible. Y así fue como en el fondo nació. Conversé con más gente, la directiva, políticos y empecé a encontrar que había piso”, nos contó.

 

Pero su respuesta no nos dejó tranquilos y quisimos ahondar aún más en su arriesgada apuesta, así es que le consultamos si algo le hizo ‘click’, algún momento, una señal para tomar la decisión.

 

“Un espacio que me ayudó para convencerme de que era importante hacer esta apuesta, independiente del resultado y sabiendo que era súper incierto todo. Soy católico de izquierda, vinculado a los jesuitas y fui a un retiro en febrero en 2017 con esta pregunta, estaba con la duda; si valía la pena, si era una locura lo que estaba haciendo o no, estaba mucho con la duda más personal, más íntima y en el retiro -aparte de conversar con mucha gente, amigos, curas, viejos, jóvenes, comunidades y de meditarlo íntimamente- de ahí salí convencido y dije vale la pena”.

 

“Vale la pena en algunos momentos creerse el cuento y tirarse a la piscina y salir de un cierto anonimato, porque también era cómodo para mí estar más bien en un perfil bajo, hacia adentro, en segunda línea. A veces, en momentos como históricos, vale la pena el arriesgar y ahí fue una certeza interna”, se explayó.

 

LA FE: UNA OPCIÓN CONSIENTE

 

De sus palabras brota naturalmente su formación en torno a la fe, por lo que nos interesa conocer ¿qué rol ocupa la espiritualidad en su vida cotidiana?

 

“Es muy importante. Me bauticé de grande, fue una opción más consiente, me siento muy formado por la espiritualidad ignaciana, de los jesuitas, pero no de colegio, ni de tradición, sino que más de grande. Hice mucho voluntariado en la universidad en sectores sociales, trabajé en el Hogar de Cristo, con niños en situación de calle, con realidades de marginalidad, temas bien fuertes que me han marcado también en mis opciones de vida”.

 

“Trabajé harto tiempo en el sector social, después incluso en lo académico también vinculado a lo social y después de lo social a lo político, pero siempre he sentido que ha estado detrás esa búsqueda y esas convicciones. Yo soy de los que leen diariamente el evangelio del día, así como hay gente que va a misa todos los días, cosa que yo no hago hace tiempo –reflexiona- como que me he alejado de las prácticas más institucionales, pero sigo en prácticas más espirituales y en las comunidades”, nos compartió.

 

¿POR QUÉ LA V REGIÓN?

 

Y ya tomada la decisión de su candidatura y a pesar de trabajar y vivir en Santiago, Juan Ignacio Latorre se postuló por la Región de Valparaíso, y la pregunta obvia es ¿por qué?

 

“En términos prácticos me hice disponible al partido tanto en la Región Metropolitana o la Quinta, y tanto a diputado como a senador, viendo un  poco esta realidad donde se necesite más”.

 

¿Y cuál es su cercanía con esta zona?

 

“Mi familia de origen tiene vínculos con esta Región, también tiene una casa donde me podía trasladar e instalarme, que eso también tenía que ver con pedir un permiso sin goce de sueldo en mi trabajo (la Universidad Alberto Hurtado), durante la campaña”.

 

“Dije, me tiro a esto, me dedico por completo a la campaña  y me instalo allá. Mi padre fue jefe de la Corfo de acá en el gobierno de Allende, él estudió en la Católica de Valparaíso, mi madre es de Viña, mis abuelos también y mis abuelos paternos de Quilpué, además tengo tíos en Limache; siempre he tenido una historia con la V Región”.

 

Pero como nada es gratis en esta vida, algún costo personal tuvo que tener la campaña y el ser Senador de la República, le preguntamos.

 

“Sí, responde -y piensa un momento- el costo personal más fuerte fue el ver menos o poder dedicarle menos atención a mi hija. Tengo una hija de 8 años, soy separado y tengo un régimen hace tiempo y cada 15 días estoy con ella todo un fin de semana y en la semana la iba a verla fijo, eso hasta la campaña, pero los fines de semana sí los mantuvimos y en eso me apoyó harto mi familia. Ella (mi hija) lo resintió y yo también y me lo hizo saber. En la campaña me acompañaba a algunas actividades, le gustaba, pero a veces se aburría cuando era mucho rato, obviamente. Y hemos estado en todo un proceso de reparar, de recomponer eso… Ese fue el mayor costo”, nos comparte generosamente. 

 

“CURSO DE COLEGIO (…) NO ME ACOMODA TANTO”

 

Y ya instalado en su nuevo rol, queremos saber ¿qué esperaba al llegar al Senado y con qué se encontró?

 

“Tenía cierta conciencia de en qué me estaba metiendo y en la campaña fui bien crítico con todo el tema de la transparencia para avanzar hacia un Senado más vuelto a la ciudadanía, más cercano, no como esta cosa tan aristocrática que de repente aparece.

 

Imagen foto_00000015Sí, me llamó mucho la atención esta cosa de curso de colegio, donde hay muy buen trato personal, como todos amigos, echar la talla, buena onda, mucha risa, pero después hay unas tremendas peleas por fuera y todos los intereses que se mueven y los grupos; entonces esa dinámica estoy recién experimentándola y la verdad es que no me acomoda mucho, porque siento que a veces es un poquito hipócrita en el fondo.

 

A ver, yo sí estoy de acuerdo en que haya un trato cordial y respetuoso entre las personas y también quiero poner de mi parte en ese sentido, pero creo que a veces se confunde ese plano con marcar diferencias políticas, es decir yo no pienso como tú y es legítimo y si es necesario, discutir. Pero esta cosa como que es todo políticamente correcto, como muy cordial, mantener el statu quo, eso no me acomoda tanto”.

 

RANDOM

 

Pasando a temas más relajados, y es cuando más se ríe durante estos minutos, es al recordar parte de su infancia, obligado al responder nuestra pregunta sobre si alguna vez pasó por su cabeza ser político cuando era niño o ¿qué quería ser cuando grande?

 

“De chico y diría que hasta una etapa adolescente temprana, quería ser futbolista, era fanático del fútbol, jugaba mucho, jugué de cadete en la Católica, después jugué por mi colegio, entrenaba mucho. Lo que más me gustaba en la vida era jugar a la pelota. Eso me llenaba, tanto de ir al estadio, ver fútbol, estar enterado en la radio y leer las revistas de fútbol, hasta jugar mucho”.

 

“En el barrio donde crecí, en el condominio había un patio común y una canchita como de baby fútbol de pasto y ahí jugábamos con mis amigos todo el día, todos los días y al colegio yo iba a jugar a la pelota”, ríe.

 

“Podría ser que mi sueño de niño, frustrado diría yo fue ser futbolista…”

 

¿Y cuándo se dio cuenta que ya no podría ser “un Zamorano?

 

“Pese a que en mi familia siempre hubo mucha libertad, siento que hubo una expectativa de que estudiáramos en la universidad, era como obvio, aunque no se decía. Además, tenía amigos cadetes que se cambiaban de colegio porque entrenaban todos los días, eran súper exigentes y sentí que no encajaba mucho con las expectativas y me fui dando cuenta que ser futbolista profesional implicaba desde muy chico tomar una opción de dedicarse con todo”.

  

¿Y hoy sigue jugando fútbol?

 

Sigo jugando fútbol, gente de mi equipo (parlamentario) y con diputados nos juntamos los miércoles en la noche en Valparaíso a jugar. También juego tenis, troto, me gusta el deporte.

 

¿Y cuál es su música preferida?

 

“Un grupo que me gusta hace muchos años son los Fabulosos Cadillacs, también me gusta Manu Chao y la música popular chilena, Víctor Jara, Quilapayún (…) y cuando estoy leyendo o a veces cuando voy manejando y quiero estar tranquilo, escucho música clásica”.

 

¿Cuándo vienen las ideas?

 

“En muchos momentos, pero me pongo especialmente creativo cuando estoy leyendo, de repente surgen ideas y pueden tener que ver o no con lo que estoy leyendo, o me gatilla algo relacionado con otro tema”.

 

¿Cuál sería su país ideal?

 

“Vengo de una matriz ideológica de un socialismo comunitario y muy vinculado a mi fe, a mi espiritualidad, con esto de construir una sociedad lo más justa posible, igualitaria, pero comunitaria, con lazos de fraternidad entre las personas, con respeto a los derechos.

 

Una convivencia fraterna, eso es un ideal y eso pasa por varias políticas que se aterrizan como cambios económicos, de salarios, terminar con la exclusión y marginalidad; un país sin pobreza y sostenible ecológicamente, respetuoso del medio ambiente y democrático, en este sentido, como un socialismo comunitario, me distancio de las experiencias de los socialismos del siglo XX que fueron autoritarias y con dictadura”.

 

¿Tiene algún sueño por cumplir?

 

“Mi obsesión en lo político es que esta nueva fuerza política, el Frente Amplio llegue a ser gobierno para transformar la sociedad chilena y que eso sea viable. Soy un profundo admirador de cómo se construyó la unidad popular, pero lamentablemente duró dos años y medio y terminó en una tragedia; entonces tengo muy consciente el no repetir esa tragedia, pero tampoco quiero que seamos gobierno para administrar el boliche, para hacer lo mismo que se ha hecho hasta ahora, porque también soy crítico de lo que se ha hecho.

 

Este es un proyecto colectivo y el objetivo es que no seamos una moda testimonial y vayamos creciendo y madurando política y socialmente (…) y que sea una buena noticia para Chile”.

 

Para concluir la entrevista y descubrir aún más quién es la persona detrás del político Latorre le preguntamos ¿cómo se define?

 

“Soy una persona sencilla; me gusta la sencillez de vida, tanto material como humana, y creo que soy sensible con la realidad social, también tengo una veta intelectual, me gusta mucho leer, estudiar, reflexionar las cosas.

 

Entro en confianza en círculos más íntimos. Cuando hay confianza con amigos me suelto y hecho la talla, cuando juego a la pelota, pero en general soy una persona más seria. Soy una persona común y corriente y siempre he sido más de bajo perfil, esto es nuevo para mí, la exposición pública, y recién estoy experimentando el que me reconozcan y no es algo que me acomode tanto, me gusta mantener este perfil más tranquilo”.  

 

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