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MODIFICACIÓN DE DIVERSOS CUERPOS NORMATIVOS EN MATERIA


El señor QUINTEROS.- Gracias, Presidenta.
Después de escuchar las distintas intervenciones, creo que este debate parte de un diagnóstico compartido: por un lado, una alta segregación social en nuestras ciudades, expresada en el desigual acceso a sus bienes públicos y separación de sus habitantes en función de ingresos, y, por otro, un aumento del déficit de viviendas, que se hace patente con el crecimiento explosivo de personas viviendo en campamentos, pero que también se expresa de manera más velada a través de centenares de miles que se encuentran en condición de allegados o de hacinados.
También hay una visión común sobre las causas de estos fenómenos y sobre sus desastrosos efectos en materias tan diversas como salud, educación, seguridad, transporte, sustentabilidad ambiental y trabajo.
Sin embargo, las diferencias afloran a la hora de establecer los instrumentos para hacerse cargo de esta realidad. ¿Más o menos mercado? ¿Más o menos Estado? ¿Más o menos descentralización? ¿Más o menos atribuciones para los municipios y para los gobiernos regionales? La respuesta necesariamente será compleja, porque envuelve muchas variables.
Se deben ponderar los criterios urbanísticos, pero también los económicos, considerando el aumento de las brechas sociales con ocasión de la crisis provocada por la pandemia. Además, hay que tener presente el momento político que vive el país, a punto de iniciar un proceso constituyente, con una creciente demanda de participación en todos los asuntos, en especial en los que atañen a la ciudad, y con gran desconfianza en los actores sociales involucrados.
El proyecto inicial del Ejecutivo, aprobado en la Cámara de Diputados, ha ido cambiando en el marco de la discusión en general llevada a cabo en la Comisión de Vivienda de este Senado. Ha habido voluntad del Gobierno en ese sentido, pero no se ha alcanzado un acuerdo, y a estas alturas es difícil que se transforme en ley durante el presente mandato.
En estas condiciones, soy de la opinión de seguir avanzando en este proyecto, que muy probablemente servirá de base a un futuro gobierno para formular sus propias propuestas. Y si lo considera incompatible y cuenta con las mayorías para ello, podrá vetarlo, si no hubiese sido promulgado, o modificarlo en caso contrario. Nunca se parte de cero.
Además, hay una institucionalidad en este ámbito que va más allá del gobierno de turno y que está expresada en un Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, que ha propuesto una política nacional e iniciativas en diversas materias, incluido el problema del suelo.
Este tema nos acompañará un buen tiempo. Ni siquiera podemos esperar que sea resuelto en un período presidencial, por lo que no debemos seguir postergándolo.
Hubiera sido conveniente que votáramos la idea de legislar sobre un texto ya modificado con las indicaciones del Ejecutivo, pero no ha sido así, y no me explico las razones de ello, en circunstancias de que la Comisión tenía facultades para discutirlo en general y en particular.
Espero que en la discusión en particular esto ocurra y se incorporen las modificaciones recomendadas por especialistas, organizaciones sociales y municipios. Habrá también ocasión de recibir la opinión de los nuevos gobernadores regionales, que tienen atribuciones en materia de ordenamiento territorial y de gobernanza en áreas metropolitanas.
Probablemente, el proyecto que logre aprobarse tenga aún limitaciones. Como decía, se trata de reformas que requieren un largo período para que se transformen en obras concretas, pero no se puede seguir dilatando y nada impide volver a revisarlas de nuevo.
En mi región, a comienzos del año pasado, había cerca de mil y tantas familias en campamentos. Hoy día estamos llegando a las tres mil. Solamente en Chiloé más de trescientas familias ya están viviendo en campamentos. A pesar de las duras condiciones del invierno, esas cifras siguen aumentando.
El déficit regional se estima en treinta mil viviendas.
Los casos más urgentes, que eran esperados por años, requieren una respuesta ahora, con los programas y terrenos disponibles, que el Gobierno debe gestionar. El resto, al menos, necesita que se le dé un horizonte definido, acotado, y para eso requerimos nuevos instrumentos y mayores recursos.
La ciudad que queremos, más integrada y sustentable, surgirá de otros debates, más de fondo, que serán posibles porque no existirán vetos y habremos profundizado nuestra democracia y la participación de las comunidades, y la función social de la propiedad se encontrará debidamente recogida en la Nueva Constitución...
La señora PROVOSTE (Presidenta).- Secretario, dele el tiempo adicional para que pueda concluir el Senador Rabindranath Quinteros.
Senador Quinteros, tiene que activar su micrófono.
El señor QUINTEROS.- Decía que será el tiempo de contar con mayores instrumentos y un Estado más fuerte, más activo, más descentralizado, para romper la lógica segregadora que resulta de la primacía del mercado, de la política de subsidios y las soluciones centralistas.
Llegará el tiempo, incluso, de preguntarnos si la ciudad de Santiago puede seguir creciendo indefinidamente.
Pero mientras tanto, Presidenta, creo que no debemos permanecer inmovilizados, y por esas razones anuncio mi voto a favor de la idea de legislar.
Gracias, Presidenta.