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PROTECCIÓN DE INGRESOS DE TRABAJADORES INDEPENDIENTES ANTE PROPAGACIÓN DE COVID-19


El señor QUINTEROS.- ¿Me permite, señora Presidenta?
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Tiene la palabra, señor Vicepresidente.
El señor QUINTEROS.- Señora Presidenta, hasta ahora he apoyado todas las iniciativas que ha propuesto el Gobierno en el marco de la pandemia, con las mejoras que han podido ser introducidas.
Pero, muy a mi pesar, no podré dar mi voto a favor de este proyecto, pese a la cátedra de comportamiento, generosidad, honestidad y humildad que nos quieren dar.
La verdad es que me llaman profundamente la atención estas expresiones.
Mi decisión se funda en tres elementos.
En primer lugar, esta es una iniciativa insuficiente. Porque ni el préstamo ni el subsidio de 75 mil pesos alcanzan para resolver ningún problema, que no consiste solo en una simple y puntual disminución de los ingresos que afectaría a un sector de trabajadores independientes. La cruda realidad es que en mayor parte se trata de la pérdida completa de ingresos y de la destrucción de empleos de trabajadores dependientes encubiertos, que a tres meses de iniciada la emergencia no han tenido acceso ni al subsidio de cesantía, ni a un miserable bono.
En segundo lugar, es un proyecto complejo y confuso, como lo ha sido toda la batería de instrumentos desplegados por el Gobierno, lo que ha provocado que hasta ahora buena parte de las ayudas no hayan llegado a las personas.
Lo anterior vuelve a ocurrir con esta iniciativa, que por las condiciones que se establecen excluye, como ya se ha dicho, a una parte significativa de sectores de trabajadores independientes, como los pescadores, los feriantes, los microbuseros, los colectiveros, los peluqueros, etcétera.
El Gobierno ha evitado a toda costa elegir la alternativa más simple que le hemos planteado: establecer una renta básica de emergencia para todas las personas que han visto afectados sus ingresos. En su lugar, ha optado por otorgar apoyos diferenciados, parciales y decrecientes.
Y en tercer lugar, desde una perspectiva más general, creo firmemente que la gravedad que ha adoptado la crisis tanto sanitaria como social y económica exige al Gobierno enmendar el rumbo y abandonar su política de pirquineo, de otorgar ayuda a goteras, que se basa en que, ante la opción de entregar poco o nada, la Oposición de todas maneras pondrá sus votos para apoyar las iniciativas.
Se acabó el tiempo del regateo. Incluso, economistas de su sector señalan que el Estado puede y debe tener un rol más activo ahora, que el esfuerzo fiscal ha de ser mayor. Hasta el momento todos los apoyos han sido insuficientes, poco flexibles y tardíos. Y el resultado es que la gente debe seguir saliendo a la calle a buscar su sustento diario, lo cual impide que las medidas sanitarias tengan éxito.
Es hora de cambiar esta lógica. Y solo se puede hacer en el marco de un acuerdo de buena fe. No se puede seguir jugando con las cifras, en las que se mezcla gasto fiscal efectivo con créditos, en las que se indica un porcentaje de población beneficiada para luego señalar otro.
No se puede seguir jugando con la gente; no se puede distribuir ayuda como parte de una estrategia publicitaria.
La Oposición ha apoyado con generosidad todos los proyectos, pese a que algunos digan lo contrario; mientras el Gobierno busca sacar su pequeña ventaja en cada iniciativa.
Ayer me enteré, en una sesión de Comisión, de que el subsidio al transporte público del adulto mayor, que se aprobó hace pocas semanas, no se implementará porque no cuenta con financiamiento.
Independientemente de que en la actualidad se propicie que los adultos mayores no salgan de sus hogares, todas las ayudas, una y otra vez, parecen obedecer solo a estrategias comunicacionales más que a la convicción profunda de apoyar a los chilenos que lo están pasando mal.
Seguimos disponibles para llegar a un acuerdo leal, sincero y sin letra chica. No tengo problemas en ponerme detrás de un Gobierno, aunque no sea el mío, si se trata de salir de una crisis tan grave como la que estamos viviendo.
Pero para lograr aquello la primera responsabilidad es del Gobierno, que debe escuchar, ser generoso y luego decidir.
Como todavía esto no ocurre, me...
La señora MUÑOZ (Presidenta).- Por favor, dele un minuto, señor Secretario.
El señor QUINTEROS.- Señalaba que para lograr aquello la primera responsabilidad es del Gobierno, que debe escuchar, ser generoso y luego decidir.
Y como todavía esto no ocurre, me veo en la obligación de abstenerme.