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PROTECCIÓN DE INGRESOS DE TRABAJADORES INDEPENDIENTES ANTE PROPAGACIÓN DE COVID-19


La señora RINCÓN.- Señora Presidenta, deseo fundamentar mi voto.
La verdad es que no hay medida económica que pueda mitigar el dolor de las familias que han perdido a uno de sus seres queridos producto de la pandemia.
Solo instalar medidas que muestren que el Estado está haciendo todo lo posible para proteger y salvar las vidas de las personas sería una señal que permitiría hacer sentir a todo el país que vamos en el sentido correcto.
Hoy necesitamos -y lo hemos conversado con usted, señora Presidenta- que quienes lideran a nuestro país, el Ministro de Hacienda, el Ministro de Salud, el Presidente de la República, entiendan que el goteo no es la forma de enfrentar esta situación.
El nuevo programa económico del Gobierno anunciado por el Ministro Briones de 10 mil millones de dólares, de los cuales solo 3 mil van a ser usados durante el año 2020 es una muestra de que no se entiende la dimensión del problema. Pero más preocupante aún es que las cifras no cambian el déficit fiscal de este año. Por tanto, los 3 mil millones del 2020 son solo reasignaciones, sin ningún esfuerzo adicional efectivo.
Lo anterior nos demuestra que el Gobierno no logra comprender aún la magnitud de esta crisis sanitaria, que va a devenir en una crisis social y económica a la cual nos vamos a tener que afrontar como país.
Hace tres meses le dijimos al Gobierno que el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) debía ser mayor y acercarse al menos a la línea de la pobreza: para una familia de tres miembros, más de 360 mil pesos; y para una familia de cuatro integrantes, más de 450 mil. La propuesta del Gobierno solo llega a un porcentaje de aquello.
Además, señalamos que el esfuerzo fiscal debía ser mayor. Lo han dicho ya varios de mis colegas. El Foro sobre Desarrollo Sostenible expuso en marzo de este año que aquel debía ser al menos de 12 mil millones de dólares. Esa cifra ha sido ratificada después por distintos economistas, de todos los sectores; incluso por un ex Ministro de este Gobierno, quien indicó que el esfuerzo debía ser más grande. Lo mismo manifestaron los economistas de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica.
Pero el Gobierno no logra dar en el punto; está a destiempo; el motor se halla claramente descalibrado, como diría un amigo tuerca, o no está en el tono, como me expresan algunos amigos músicos; está claramente viviendo en un mundo paralelo, al decir de mis hijos.
Pero eso no es todo: pretende que nos comprometamos a no pedir más. En verdad, no se está entendiendo la dimensión del problema.
No me pidan, entonces, que vote a favor de esta iniciativa. No seré cómplice de una medida insuficiente.
Señora Presidenta, legislar desde la comodidad del hogar, sin tener problemas de recursos económicos, claramente hace vivir en una dimensión distinta a la que enfrentan miles y miles de familias de nuestro país. Hoy hay familias en el Maule -y probablemente a todos los colegas les debe de ocurrir algo similar en sus respectivas zonas- que están pasando hambre, que padecen frío, pero sobre todo que no abrigan esperanzas en cuanto a cómo va a ser el futuro para ellos y sus familias.
Creo que debemos ser serios acá. Les pido a los colegas de Gobierno que no cambien ni desvirtúen nuestra posición. Nosotros no hemos negado ni rechazado ninguna de las iniciativas que el Ejecutivo ha mandado a legislar en el Parlamento.
No hemos sacado al pizarrón al Presidente de la República por las cajas de alimentos que reparte entre las familias y que van a lo Trump, con una carta con su firma, cual cheque firmado por el Presidente de Estados Unidos.
Está bien, si esa es la forma en que cree que se aborda esta pandemia. Pero nosotros consideramos que hay que hacer más; que necesitamos no solo darles dignidad a las familias, sino también certezas. Y la situación está llegando a un punto límite.
No creo que debamos enfrentarnos unos con otros; más bien tenemos que ser capaces de encontrar un punto en el cual reconozcamos que los hombres y las mujeres de nuestro país dependen de nuestras decisiones para atisbar un futuro mejor.
Señora Presidenta, no puedo votar en contra de este proyecto, a pesar de que considero que es menos que insuficiente; sin embargo, tampoco puedo votarlo a favor, porque no voy a ser cómplice de algo que creo que no da en el punto.
Por eso, yo al menos me abstengo.